Y cuando regreses ... por la-Monge

Ya caía el atardecer sobre la aldea escondida de la hoja, abrazando todo, dándole al ambiente colores cálidos y una hermosa vista al horizonte, despidiendo otro día para dar lugar al reinado de la luna en el cielo, como todos los días, como siempre.

Y ahí, en un claro de bosque se encontraban un chico y una chica, razonablemente cerca uno del otro; el chico, un tanto mas alto poseía una brillante cabellera negra y un ya conocido y peculiar rostro; mientras la chica se caracterizaba por tener un cabello corto y rosado, unos ojos verdes claros. Extrañamente los dos poseían semblantes sumamente tristes.

- Lo... lo siento mucho Sakura-san -

La aludida a punto de las lagrimas, solo abandono la escena, dejando atrás a un joven impotente para hacer algo al respecto, pues estaba claramente seguro de que el era el responsable de su sufrimiento, y así, de alguna manera para el dolía.

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Rock Lee. Un flamante joven de apenas 19 años cumplidos, y recientemente orgulloso portador del titulo de jounin, sin muchos pasatiempos, alegre por naturaleza, portando una sonrisa casi todo el tiempo, soltero, sin pareja ni una prospecto a la vista, decidido, le podrías confiar tu vida y saber con certeza que la protegería con la suya, algo predecible, inocente (a veces de manera exagerada), explosivo y todo un cabeza dura.

Era de madrugada y Lee ya se dirigía hacia la oficina de su hokage, acababa de ser notificado que requerían de su presencia, su sensei le estaría esperando en el ya mencionado edificio. Avanzaba rápido, emocionado, pues sabia que cundo se dirigían a el de esa manera era seguro que una misión importante le seria asignada, saber esto hacia que su alegría aumentara y así su velocidad, se detuvo en seco al ver la enorme figura de su querido sensei parado al lado del pasillo, cerca de la puerta de la oficina principal.

- ¡¡Gai-sensei!! – Vocifero Lee con lagrimas en los ojos y abalanzándose hacia el susodicho.

- ¡¡Lee!! – Dijo Gai también con lagrimas en los ojos y llegando a un fuerte abrazo por parte de los dos. Ya hacia tanto que no se miraban ... 12 horas .... si, era demasiado para ambos.

- Lee ... – Dijo el mayor cortando la escena e inyectándole seriedad a la situación – Hokage-sama te esta esperando dentro, parece ser algo muy importante - concluyo

- ¿Porque lo dice? – pregunto curioso.

- ¡Haha! ¡Lee! ¡no seas impaciente, mejor entra y averígualo! – decía el extraordinario sensei regalándole su pose de “chico bueno”.

- ¡OSSU! -

Dejando a su mentor detrás, Lee se aventuro dentro de la oficina deseando con todas las ansias del mundo que la misión que le asignase fuera peligrosa, donde se tuviera que poner su vida en riesgo, donde sus fuerzas llegaran al limite, donde pudiese explotar al máximo el poder de su juventud. Desde hace tiempo que no tenia misiones así, parecía como que Tsunade estuviera resentida con el, o lo sobreprotegía, en cualquier caso se sentia subestimado, por eso mismo, esperaba con mas ansias esta misión. Era como si esa esperanza lo impulsara mas.

Dentro de la estancia se encontraba, como de costumbre, su líder hokage sentada tras su escritorio atestado de papeleo, con sus codos sobre el mismo y sus manos entrelazadas, la iluminación que reinaba era muy tenue, solo la del claro de la mañana y de una pequeña lamparilla que se encontraba sobre la mesa de trabajo. Pero esta vez, como pocas, se encontraba acompañada, no de su usual acompañante o de cualquier otra persona, pues sentado frente ella se encontraba nada mas ni nada menos que el Kage de la aldea de la arena, quien vestía con las respectivas ropas de su rango; parados a su derecha dos ninjas de la misma aldea. Parecía que uno de ellos era la hermana de Kazekage, lo cual dedujo por el enorme abanico que traía entre sus ropas, y el otro ninja no lo conocía, paresia ser la primera vez que le havia visto.

-“Bueno ... ¿cuántos ninjas de la arena conozco? ...¡ha! creo que los puedo contar con los dedos de una mano, mejor ni me preocupo”- se reprendía Lee mentalmente ya entrando a la estancia completamente, cerrando la puerta detrás de el.

El Kazekage apenas dio un vistazo algo perezoso detrás de si, solo por saber de quien e trataba, o talvez de pura inercia, se trataba de ese chico extraño con el que peleo hace algunos años atrás el mismo que el salvo alguna vez, y que se encantaba cundo fue despojado de Shukaku, seguía con ese estúpido atuendo, con el horrible traje verde, su ridículo peinado, su por demás peculiar rostro, pero ahora portando chaleco shinobi; restándole importancia enseguida volvió su vista y atención hacia el frente con la rubia Hokage.

- Lee – Dijo la mujer, apenas se lograba distinguir la molestia en su voz - te estábamos esperando ... tardaste.-

-Pe-perdón Hokage-sama Kazekage-sama – dijo esto haciendo una pronunciada reverencia – es solo que, con la entrada me encontré a –

- Gai – completo la mujer – pudimos escucharlos – al escuchar esto Lee comenzó a ponerse nervioso, no .. muy nervioso, ya había pasado esto antes y los resultados no eran muy gratos.

- Lo siento mucho Hokage sama – dijo sinceramente y agacho la cabeza.

Tsunade al comprender que Lee de verdad se arrepentía de lo sucedido, decidió dejársela pasar e ir al tema importante, y con u suspiro - ... bueno, ya dejando eso. El seño Kazekage llego anoche a la aldea y desde entonces hemos estado discutiendo algunos asuntos muy importantes sobres los lazos entre las aldeas y de cómo hacer para llegar un aun mayor acercamiento, además de una mayor velocidad entre papeleo y relaciones diplomacias entre ambas naciones, y ... hemos llegado a la conclusión de que necesitamos un embajador en cada una de las naciones, para cualquier cosa que se pueda presentar poder resolverse en ese mismo instante y no tener que estar impacientándonos por el tempo en viajes o el tiempo pedido en el trayecto del trasporte por cartas o documentos. – Haciendo una pausa aquí para dirigirle una mirada al acompañante del joven Kage – se a decidido que el se quedara aquí en Konoha y yo he decidido que tu iras a Tsuna: esto no quiere decir que perderás total contacto con esta aldea, ni que pasaras a ser parte de la aldea vecina, pero servirás como el vinculo que una a las aldeas, tomando importantes decisiones y total responsabilidad al respecto, claro, a menos que lleguen las osas a n unto critico, pero, eso se supone que es lo que debes evitar.-

- pe ... pero ... yo?! – ok, aquí moría toda posibilidad de alguna misión como la que el anhelaba.

- Si ... ¿podrías dejarme terminar? – dicho esto con u tono bastante peligroso – Como podrás suponer, el joven Kazekage y yo, ya estamos algo exhaustos fastidiados. Tu iras a la aldea de la arena durante un tiempo indefinido, aya te asignaran a una oficina donde tendrás que ordenar y encargarte del papeleo que te asignen, que vaya a ser enviado aquí o llegue ... claro, con ordenes del Kazekage, y para que no te aburras estarás en actividad sirviendo a la arena por lo que se llegue a necesitar, y todo eso que ya te mencione hace un momento. ¿Preguntas?-

Entonces cientos de preguntas cruzaron la cabeza del pelinegro, pero sabia que, por mas bien formulada que esta fuese no había manera de zafarse de la que parecía una larga y muy aburrida misión, así que solo atino en negar con la cabeza, un tanto resignado.

- Deberás estar en la entrada de la aldea en dos horas, arregla todo lo que debas y pesentate. Ya puedes retirarte - Haciendo amago con una mano le indico que ya se poda ir.

Lee hizo una reverencia – Con su permiso Hokage-sama, Kazekage-sama – y se retiro de la escena.

- No creo que sea el mas indicado para esto - Hablo por fin el chico pelirrojo

- No se preocupe Kazekage, ahí donde ve a ese chico tan hiperactivo, es muy dedicado y de confianza, le aseguro que dará lo mejor de sí para llevar a cavo la encomienda, además, es uno de nuestros mejores ninjas, le aseguro, no se decepcionara – Dijo Tsunade, sabiendo que Lee tampoco la decepcionaría.

- Eso espero – Fue lo que contesto secamente el Kage. Se puso de pie, y ante Tsunade solo musito – Me retiro – La aludida solo asintió y se puso de pie esperando que el Kage de la arena se retirara, dejando atrás a un joven ninja que esperaba recibir indicaciones.

- Bien, lo que tienes que hacer ahora es ...- La voluptuosa mujer empezó a darle las indicaciones necesarias laico, donde se quedaría, y donde desempeñaría su trabajo.

Lee, al terminar de escuchar los detalles de su próxima misión un sentimiento muy fuerte le ataco y adivino en seguida que en un muy largo tiempo no volvería a ver a su querido sensei, a sus amigos, a su aldea, y saber esto de alguna manera le dolía; pero de igual manera sabia que era su deber como orgulloso ninja de la hoja, y el no abandonaría, nunca lo habia hecho, y no empezaria ahora.

Fuera de la oficina seguía Gai esperando, y a estas alturas con los nervios hechos un nudo, sabia de antemano que no participaría en esta misión y que la misma seria importante ... pero, ya se había apegado tanto a Lee, que casi podía asegurar que era su hijo, y aunque no lo era biológicamente el lo sentía como tan de igual manera, y le mortificaba todo lo que pudiese pasar con el y , por lo menos, quería enterarse de lo que sucedía. Pero al verle salir con una cara no precisamente de alegría intuyo que algo andaba mal.

- Lee ¿qué paso? ¿cómo te fue? -

- creo que ... ¿bien?

Unos instantes después se encontraban sentados bajo la sombra de un árbol, mientras Lee le contaba a su sensei lo que sucedió y los detalles e la misión. La sensación de ambos era muy triste, era difícil saberse separados por quien sabe cuanto tiempo, hubieran deseado alargar mas esos últimos momentos pero Lee tenia que arreglar sus cosas, ya que el tiempo le era escaso. Y así se fueron, cada quien a sus asuntos en media hora mas se verían en las puertas de konoha. Lee hubiera deseado tener tiempo suficiente pera poder despedirse de todos sus amigos, o almenos Neji y Tenten, pero se encontraban en misión, y de todos modos el tiempo ya o le daba tiempo para absolutamente nada.

Honestamente Gai se sentía preocupado, no por la índole de la misión, Lee estaba mas que capacitado para ella y para lo que viniera, sino el hecho de dejar a su lindo estudiante en las garras de ese malvado de Gaara, de hecho, este no le inspiraba ni un poco de confianza, y temía que le intentara hacer algún daño de nuevo, ya había tratado de acecinarlo dos veces, talvez con el poder que ahora poseía no le molestaría hacer otro tercer intento. Ciertamente no quería verse como una persona rencorosa ... pero esto le inquietaba de sobremanera.

La hora había legado y todos estaban reunidos en las puertas de la aldea, al saber que ya el tiempo se había terminado lo menos que pudieron hacer el maestro y su alumno fue darse un fuerte y significativo abrazo de despedida, pero esta vez con rostros sonrientes, pues intentaban dar ánimos al otro.

- Cuídate – Fue lo único que dijo Gai posando una mano en el hombro del mas chico.

- Gracias, Gai-sensei, cuídese mucho usted también – Dijo Lee sonriendo.