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El Camino Que Escogí por BeRseKeR

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Notas del fanfic:

Bueno, este es mi primer fanfic original que publico (-3- por algo esta aquí, no?)

Notas del capitulo:
Las acotas, antes que nada
- - - cambio de escena... (creo que no es muy complicado despues de todo)
y, en pocas palabras: piedad u_uU

Junto con las gotas de las primeras lluvias que marcarían el inicio de verano, la tarde caía como de costumbres. Las grises y frías nubes cubrían el antes azulado cielo. La gente corría al salir de sus trabajos y de la escuela para no mojarse. Algunos otros que portaban paraguas caminaban solo con prisa para llegar a sus destinos, sin más contratiempos.

 

Entre los estudiantes que salían de la escuela, dos jóvenes corrían cubriéndose con su portafolio. Ambos no se detuvieron ante nada y siguieron corriendo hasta llegar a una parada del camión. Allí los dos trataron de secarse un poco, con algunos estornudos por parte del pequeño de los dos.

 

- wah… estoy todo mojado! Tengo frío!

 

Se quejó un chico de cabello azul largo, amarrado en una pequeña colita que apenas si le llegaba a los hombros, de quince años, algo bajito, con ojos color carmín. Ataviado con su húmedo uniforme: un pantalón negro con zapatos del mismo color, una camisa blanca de manga corta y una playera no perteneciente al traje, oscura.

 

- y crees que controlo el clima?

 

Preguntó con aires de sarcasmo su acompañante, un joven de cabellera roja y ojos morados, ataviado igualmente con el uniforme, solo que con un chaleco crema y la camisa y corbata roja bien puestas. Más alto que el otro por supuesto, con una mirada algo seria, más no inexpresiva. Se echó el cabello para atrás, sin muchos resultados satisfactorios, debido a la lluvia que ya no le dejaba ver.

 

- apurémonos de una vez –concluyó el pelirrojo- Reisen

- pero Sora-kun! –chilló- aun llueve mucho

- de todos modos ya estas mojado! –gritó- andando

- wah! No me escuchas!

 

Cruzaron la calle tras fijarse de que ningún carro venía, para continuar con su travesía. El joven llamado Sora ya estaba dejando atrás al otro chico, que tenía las piernas más cortas que él, y por consecuente, menos velocidad. Esto molestó al peliazul, que aceleró sin pensar con tal de ganarle, y doblar en la esquina siguiente.

 

- ayy!

 

Entonces chocó con alguien. Alguien que caminaba con toda la tranquilidad del mundo hasta que fue tacleado por el chico Reisen, que todavía soltó unas cuantas risas al ver la sombrilla del sujeto volar y este caer al agua. El pelirrojo se detuvo, imaginándose las consecuencias que tendría y de las cual sacaría en instantes.

 

- ajajaja! –rió- te mojaste todo! Lo siento, pero te ves chistoso!

 

El pequeño chico sonrió con tanta naturalidad, luciendo las lindas e infantiles facciones que aun poseía. No le dio tiempo de ver cuando el otro sujeto ya estaba frente suyo, quedando casi a la altura de su barbilla, nuevamente las diferencias de alturas. Lanzó un gritito espantado al caer al suelo, igual sobre en charco, que esta vez empapó todas su cosas de la mochila.

 

- wahhh! –chilló- y mañana me revisan el cuaderno, bastardo! –dijo por inercia- ugh…

- se te hace divertido mojar a la gente y luego insultarla, ah?! –venas saltando de su frente- criajo estúpido!

- ah… eh… gomen –atinó a decir- ACHÚP!

- mierda, y traes gripa… -se tapó la boca, tosiendo quedamente

- te contagie? –se preguntó extrañado- estás… bien?

 

- REISEN!!!

 

Sora llegó al rescate con la obligación de salvar al chico de una pelea, la cual ni siquiera existía. Con lo que se encontró fue con que su pequeño amigo ayudaba a incorporarse al otro, que estaba ardiendo en fiebre. Un atractivo joven de cabellos negros y lacios que hacían juego con sus ojos esmeraldas. Ataviaba ropas ligeras que hacían lucir parte de su bien trabajada figura.

 

- déjame, niño! –ordenó alzando la voz- yo me las arreglo solo!!

- pero yo te tire, así que eres mi responsabilidad y te callas! –gritó él- no te voy a dejar aquí solo nunca!!!

- Reisen…

 

Viniendo de ti…

Esas palabras son las que siempre quise escuchar…

 

= El Camino Que Escogí =

Por _BeRseKeR_

 

Primer Capítulo

 

 

“Déjame ayudarte”, decía Sora repetitivas veces durante el transcurso, siendo rechazado en todas junto con el joven que cargaba desde hace unos minutos. El peliazul excusaba que ahora era su responsabilidad, y debía de secarse y descansar un poco en su departamento hasta que se encontrara mejor, así que no lo soltaría hasta llegar a casa, por nada del mundo.

 

Al cabo de unos minutos no tardaron en llegar a un gran edificio, de unos seis pisos, con pasillos largos y varias puertas, protegidos por barandales. Seguramente eran los departamentos, en donde ellos Vivian. Subieron por las, ahora vistas por Reisen, extensas e interminables escaleras, hasta llegar al ultimo piso. Caminaron ya hasta sus departamentos, uno al lado del otro, y se dispusieron a entrar.

 

- kah… w… -cargaba su portafolio con la boca, impidiéndole hablar bien y sostenerse, ya que con una mano sostenía al joven y la otra buscaba la llave en su bolsillo- ffffh!

- asegúrate de bañarte –decía Sora, entrando- sino te vas a enfermar

- juuuaj! –asintió el peliazul

 

El joven pelinegro se había dado por vencido en cuestiones de querer detenerlo. Reisen abrió la puerta, aventó su portafolio a un lado del recibidor y pasó. Cerró la puerta de una patada y llevó a su acompañante hasta el baño. Pasaron y el pelinegro alzó una ceja, aun sin aceptar que descansaría en la casa de ese niño.

 

- ya, suéltame –se apartó de él- aquí yo sigo solo

- eso lo sé –sonrojo- creías que te enjabonaría la espalda o qué?

- por lo que me hiciste… hasta deberías de hacerme otra cosa

- kuh –se sonrojó abruptamente- q-q-q-q-q-qué?

- que te vayas, si eres tan amable!

 

El chico peliazul ya no respondió y salió casi corriendo del baño. Nunca antes se había apenado de esa forma, ni siquiera con Sora, y eso que era su mejor amigo de toda la vida. Pero, ahora con un simple desconocido? Eso si que lo dejó pensando un buen rato, hasta que volvió a estornudar repetitivas veces y sentía un frío abrumador que le caló hasta los huesos. Optó por quitarse su ropa ahí mismo, solo quedándose en interior, luego la echó en una canasta que dejó al lado del baño. Se soltó el cabello y fue a la pequeña cocina a poner algo de agua para preparar un té.

 

- achú! Gyaa… -sacudió la cabeza- tío, me siento mal…

 

Los minutos pasaron varias veces frente a sus ojos, que miraban aturdido al reloj en la pared. Se le estaba haciendo una inmensa eternidad, que nunca acabaría y ya estaba teniendo fiebre. Sin pensarlo dos veces, se dirigió al baño y abrió, pasando con la canasta que dejó a un lado. Fue hasta la caja de medicinas, buscando por todos lados una cajita en especial. La halló, pero nada de pastillas. Dio un respingo y luego volteó a la tina, donde el otro joven le miraba algo divertido.

 

- ah… -Sonrojo nuevamente, no recordaba que se encontraba ahí- eh… ah…

- si te quieres meter, te aviso que no saldré aun!

- KAAAAAAAH! –gritó- ya llevas como media hora ahí! Si no te sales te vas a hacer pasa!

- claro que no, no llevo ni siquiera diez minutos adentro de la tina –recalcó- y si tanto quieres meterte, pues hazlo de una vez conmigo! –hundió mitad de su cabeza, qué divertido

- ehh –otra vez silencio

 

Reisen se dio por vencido, y aparentemente negó la invitación del sujeto. Se fue a la puerta y salió. Unos cuantos segundos pasaron y este entró con un par de toallas, que dejó en el colgador cercano. Traía sonrojada las mejillas, seguramente por la fiebre que le estaba dando, o… por la que iría a hacer.

 

- w…

 

Llevó suavemente sus manos hasta los boxers. Bajó despacio, pero al sentir las miradas expectantes del otro, paró. Primero se quitó su ligera y húmeda camisita, arrojándola a la canasta, y sin titubear se despojó de lo demás, dejándole ver su intimidad al otro, que lanzó unas ligeras risitas.

 

- kh…

- al menos lo hubieras hecho con más erotismo para el momento, no crees?

- ca-cállate!

 

Fue hasta la bañera. Alzó la primera pierna para entrar, pero algo le dijo que no lo hiciera. Miradas asesinas por parte de Reisen hacia el otro eran sentidas, así que entró con cuidado, sin quitárselo de los ojos.

 

- quién me asegura que no eres un violador o algo por el estilo, uh?

- si tu no intentas nada, yo tampoco lo haré –dijo recargado desde el otro lado de la tina

- mmm… -y se recargó también

 

Ahí pasaron los minutos arduamente. Ambos se encontraban en una incontenible guerra de miradas, hasta que el joven pelinegro parpadeó, desviando su vista hacia otro lado. Reisen gritó de alegría, poniéndose de pie ahí en la tina mientras reía triunfantemente. Recordó su desnudez abruptamente, por lo que en un intento de querer regresar a su lugar en el agua, resbaló, cayendo encima del otro. El agua salpicó por el cuarto, y segundos después ambos salieron a flote.

 

- kah… cof, cof!

- puf… te encuentras bien?

 

El pequeño chico peliazul abrió los ojos. Se encontraba sobre el fuerte pecho del joven, que rodeaba su cintura con uno de sus brazos, mientras se sostenía con el otro. El sonrojo nuevamente se apoderó de él, tardando varios segundos en reaccionar lo que pasaba. Alzó sus pupilas carmesíes, que chocaron con los finos labios del joven. El palpitar en su pecho no paraba, algo había cambiado en él y no sabía que era. Tenía un gran deseo de estar con él, de que su cuerpo estuviera aún más cerca de él, que lo tomara sin importarle qué.

 

- n…

 

Las manos del joven subieron por todo su cuerpo, sin perder siquiera un milímetro de piel, que se resumió en un simple gemido largo que vino de la boca del otro, placenteramente. Tomó sus hombros. Bajó su cabeza hasta llegar a su altura y juntó sus labios con los del pequeño. El acto tensó su cuerpo, pero tras unos instantes, este respondió de una manera algo cohibida. Estaba claro, nunca había besado a alguien.

 

- mmm… n… ah! –se separó del joven para tomar aire- ah…

- juh –rió- deseo repetirlo. Venga, acércate

- te… estas burlando?

- para nada, tienes unos labios en verdad dulces –contestó

 

Otro sonrojo de sobre manera, otras palpitaciones mas en su corazón. La puerta se fue abriendo poco a poco, con lentitud y desesperante calma. Un pie cruzaba la entrada al cuarto. “Disculpa, pero… no sé… besar bien”.

 

-…!

 

“No te preocupes…”

 

- Reisen… -musitó Sora

 

“Lo haremos hasta que aprendas”

 

La puerta cerró de golpe. Los dos le restaron importancia y siguieron con lo suyo, hasta que el chico se preguntó quien habría entrado. “El único que tiene llave, aparte de mí… es Sora-kun”. Continuó su acto con el otro, que se divertía mordiendo sus tiernos y delgados labios. Se separó con rapidez del otro, excusando que necesitaba aire. Ahora su fiebre había empeorado.

 

- y-ya es suficiente conmigo…

 

- - -

 

Unos pasos se acercaron a su puerta y después la tersa mano tocó. Tras unos cuantos segundos de espera, el joven pelirrojo abrió, examinando al bajito que tocaba. El peliazul goteaba un poco junto a su paraguas cerrado. Le sonrió con rubor en las mejillas, agitando la mano de un lado a otro en señal de saludo. Cargaba una bolsa llena de cosas de la escuela.

 

- hiya~! –saludó algo desanimado, con la voz cansada y los ojos semi cerrados- estas solo? Puedo entrar?

-…

 

Sora le miró de reojo nuevamente. Pescador color oliva, una playera negra y chamarra azul que hacía juego con sus zapatos-tenis. Suspiró y se hizo a un lado, para dejar pasar al otro. Podía escuchar los ligeros tosidos y estornudos de su amigo, así que no preguntó más y fue a por unas pastillas.

 

- espera en la mesa frente a la tele –dijo

 

Reisen asintió, moviendo con lentitud su cabeza de arriba abajo. Fue hasta donde se le indicó, y se sentó en los cómodos cojines que tenía. Echó a un lado las cosas que tenía Sora sobre la mesa, y regó las suyas por todo el espacio. Abrió el cuaderno que cargaba. Mirada fija sobre el objeto y cayó su cabeza en él, cansado y ardiendo.

 

- gah… me… me muero… Sora-kun…

- Reisen! –llegó Sora con pastillas y té en mano

- duele… mi cuerpo… ya ni lo siento

- tomate esto

 

Le entregó lo que traía, y con algo de ayuda se lo tomó. Una cobija cubrió su espalda y un cuerpo le hizo compañía. Sora se cobijó con él, rodeando su hombro hasta atraerlo a su pecho. Podía escuchar su corazón claramente. Sonrió y le respondió el gesto para cerrar sus ojos.

 

- jah… eres… tan calentito, Sora-kun…

 

El mayor soltó unas cuantas risas. Lo atrajo más a él, teniendo su rostro tan cerca. Miró aquellos labios. Aquellos labios que ya no eran suyos y un completo extraño se los había arrebatado. Su ceño se frunció, mirando a otro lado. “Maldita sea, maldita sea!” repitió en sus adentros. “Por qué diablos yo no?!”.

 

- nngh… -soltó Reisen- Sora-kun… mi hombro… me lo estas… lastimando

- oh –exclamó- lo siento –dijo- lo siento muchísimo, Reisen

 

Después de esto, en un rato ya se habían quedado profundamente dormidos. Ambos descansaban placenteramente, hasta que un indeseable ruido contaminó su tranquilidad. El teléfono sonaba sin detenerse, así que Sora tuvo que salir de sus sueños y se levantó para contestar, dejando recostado a su pequeño amigo.

 

- si, diga… -bostezo- ah, mamá… si, si… estoy con Reisen… si, no te preocupes… con cuidado, ja na –y colgó

 

“Sora-kun?” preguntó extrañado el pequeño, de una forma tan dulce e inocente que hizo sonrojar a su amigo. Fue con él nuevamente, tocando con cuidado y cariño su frente, para ver si ya no tenía más fiebre. Sus mejillas aun seguían un poco rojas, pero ya era menos lo que tenía. De algo había servido, y eso le ponía feliz.

 

- ya te sientes mejor, neh? –le preguntó su amigo, sentándose frente a él- eso es bueno

- si, gracias –sonrisa

- mmm… -miró el reloj de pared- a penas van a ser las cinco, no es tan tarde –dijo- y… qué pasa?

- ah, vine a que me prestaras tu cuaderno de mate! Porque el mío se mojó y… mañana tengo que entregarlo, sip? Por favor!

- mph –desvió la mirada- y por qué se mojó, eh? –hizo la pregunta a propósito

- pueeeees…

- espera aquí

- gracias!

 

Al cabo de unos minutos, Sora regresó con el cuaderno en mano. Se lo entregó a su amigo y este comenzó su ardua tarea de pasar todo nuevamente, desde donde le hacía falta. Varias veces se distrajo contándole a su amigo cosas tontas y divertidas que le sucedían en su día escolar. La noche cayó pronto y Reisen aun no acababa. La desesperación comenzó, pero era más inútil que se quejara y no hiciera nada, así que se cayó.

 

- ya déjalo, le diré al maestro que te de chance para después –una gran sonrisa se le formó a su amigo- mejor descansa

- ahh! Sora-kun! –se le fue encima, abrazándolo- eres tan bueno como las personas de los mangas!!! Te quiero mucho!

- si, si –miró al techo y acaricio la nuca del chico- yo también te quiero mucho

 

Pero no sabes cuanto…

 

- solo promete que entregaras tu trabajo después –ambos se separaron

- hai! –tomó sus cosas para guardarlas- lo juro!

- eso está bien, mejor vete a descansar a tu casa para que no te de fiebre otra vez

- si! lo haré! –terminó Y fue a la entrada para ponerse sus zapatos- entonces nos veremos mañana!

- si, que duermas bien

- tu también –contestó- Sayo~! –y se fue

 

Fue hasta su departamento, que estaba al lado del de Sora. Rió un poco y sacó sus llaves. Abrió en unos segundos y pasó, topándose con el otro joven pelinegro, que se paseaba desnudo por su departamento. Un gritó acompañó el susto, junto con el inmenso sonrojo que contrajo al verlo.

 

- qué diablos te pasa?!

- nada me queda de tu ropa –el otro cerró la puerta, empujando al joven para asegurarse que nadie lo viera- carajo, quién diablos me va a ver?

- q-que tal si yo no abría, eh? –preguntó con los ojos cerrados

- puedo ver que vives solo…

-…

- y que no me dejarías aquí para morirme, eh? –le dio un pequeño golpe en la frente- tonto

- mmm… -le sonrió- eso es verdad, no te dejaría aquí solo

- ves, eres lindo… creo que me gustas

- eh?!

 

Aquellas palabras que le había dicho, no podían ser ciertas. No llevaban ni siquiera un día de conocerse y ya se le estaba declarando. Una extraña sensación se le formó en el estomago, a lo que pensó: “esto… es amor?”, se preguntó tontamente. Una sonrisa cruzó los labios de ambos, y un beso cerró respuesta cualquiera. Qué mas daba, nunca había sentido ni hecho algo como esto, así que no le importaba lo que sucediera.

 

- - -

 

Dos cuerpos se perdían en uno solo sobre aquella cama. La noche los cubría sin temor alguno a que los descubrieran. En ese instante únicamente existían ellos dos y nadie más. Dos extraños que apenas se habían conocido en la tarde y ni siquiera sabían el nombre del uno y del otro, y que ahora, hacían el amor como locos. Cada movimiento, cada roce, cada gemido escapado de sus labios, hacían lo suficiente como para que Reisen no dejara de gritar y gemir a cada embestida que le daba.

 

- ah…!!! Yaaaa~! P…para~! nnn!

 

Las piernas sobre los hombros se estremecían exquisitamente ante las frenéticas penetraciones. El joven pronto terminaría otra vez, así que se le fue encima, hasta quedar cara a cara para comenzar a besarse y tener una satisfacción aun mayor. Las delicadas manos de Reisen se aferraron a la espalda del otro, enterrándole casi las uñas, por tanto placer incontenible.

 

- p-pe… ahhh!!! pero que… nn! Que pares!! Ahhh!!!

 

El reloj sonó marcando las doce de la noche. Hasta ese entonces no se habían sumido ante nada, y para ser la primera vez del chico, era en verdad bueno. Otro alarido hundido entre la lujuria y el éxtasis volvió a sonar. Reisen se cubrió la boca con su brazo, mientras sentía al joven salir de él, dejando nuevamente sucio su interior.

 

- ya… cuantas veces… fueron, nnn? –preguntó en su oído, y después besó su frente

- las necesarias… jah… como para que no camine… baka –rió divertido- jah… da… te quiero… mucho… -dijo antes de darle un tierno beso y caer rendido bajo él

- juh –volvió a reír- por eso no me olvides

 

- - -

 

La puerta resonaba ya varias veces que Sora tocaba. Ya se le había hecho tarde para llegar a la escuela, sino fuera porque esperaba a su amigo, que no salía. “Te voy a dejar ya, eh!” gritaba varias veces. Paró al escuchar unos pasos acercarse. Unos tranquilos y despreocupados pasos que no les importaba nada. La puerta se abrió y aquel joven del otro día salió, acomodándose el cabello, con la chaqueta en su hombro. La camisa que portaba dejaba al descubierto su cuello, que ahora traía unos cuantos rasguños y  varias marcas. El joven pelirrojo no se hizo a un lado, solo le miró fijamente.

 

- creo que hoy el niño no está dispuesto para ir a la escuela –dijo, riéndose después- gracias de todos modos –y se desapareció por las escaleras

 

La piernas del joven pelirrojo comenzaron a moverse por si solas, llevándolo adentro de aquel pequeño departamento donde su amigo vivía solo. Pasó hasta dar con su habitación. “No entres”, pensó, pero su cuerpo, o más bien su necedad lo traicionó. La perilla del cuarto fue girada, y la puerta se abrió como por arte de magia. No hizo ruido alguno, hasta ver esa cama desecha, con su mejor amigo en ella, lleno de marcas regadas por todo el cuerpo, tras haber pasado una noche de sexo con un perfecto extraño que ni siquiera su nombre supo.

 

Una tranquila sensación inundaba el cuarto. La felicidad de aquella persona opacaba la incontrolable tristeza y coraje del otro, que salió corriendo sin dirección alguna de ahí. Un quejido fue escuchado, y sus ojos se fueron doblegando ante el paso de los rayos de sol.

 

 

Fin del Primer Capítulo

 

Notas finales: Pues gracias por leerlo y espero que nos leamos en el siguiente cap. Sayo!

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