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GOTA Raining Kisses por Momotaro xD

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Notas del capitulo: hola gente :P...bueno aka el primer capi ((ya editado, las partes que tenía errores de transcripción ya las arregle^^)) xD, espero que les guste y buehh, sin más que decir xAu!




GOTA Raining Kisses
Prólogo

Sobre el piso había cuadernos tirados, libros sobre escritura japonesa, papeles rayados, manchados y arrugados. Entre el desbarajuste de aquella habitación, estaba un chico; cabello castaño claro, liso que caía torpemente sobre su frente, tocando sus cejas de igual color y su piel blanca, sus grandes ojos tenían una tonalidad violácea, su nariz y mentón respingados rodeaban a sus finos y rosados labios.

Con sus delgadas manos tomaba una pluma; practicaba el kanji, sus notables errores se hacían notar por toda la habitación, llena de bolas de papel y tinta.

- Onegai Shi... ma... ¡Maldición!, tengo que mejorar esta porquería que escribo - exclamó Diego, hundiendo el rostro en uno de los libros "Escribe japonés en 10 lecciones". La idea torturante de estar a 2 días de empezar en el SENRI KOKUSAI GAKUEN (Escuela Internacional de Osaka) y aún no escribir japonés del todo bien, rondaba su cabeza cada segundo.


Capítulo 1 ¿Qué sucede después del incendio?


- Vale, ¡aquí estás, seguro te lo pasarás súper! ;D - dijo la mamá de Diego con los ojos resplandecientes y la sonrisa radiante.

- Si, hehe, realmente rezo por eso ^^U; aun no se escribir bien -aseguró Diego, algo preocupado y tomando el bolso con una mano- Y este uniforme es algo sofocante -sonrió.

- ¡NO!, ¡esto es genial!, totalmente. Desearía ser yo quien se fuera a estudiar >O< -exclamó la mujer. abrazando un manga con fervor entre sus brazos- ya vete y se un buen hijo ¿sí? -besó su frente y lo hecho del auto con un puntapié.

u.ul|l, unas chicas lo veían raro, al parecer habían visto el espectacular despliegue de ánimo de su madre, ellas rieron tímidamente y siguieron caminando. “Genial, ya soy un fenómeno ¬¬'', dijo para sí.

Siguió adelante, abriéndose paso entre la impresionante cantidad de chicos y chicas que había en la entrada, todos formando corros, reían, hablaban y hacían bullicio, en un idioma extraño, que aunque él lo comprendía, no era lo mismo, se sentía soso de caminar entre ellos, sin conocer a nadie, como la presa vulnerable de la manada, “¡Pff!, superare esto...creo”, se decía mientras se acercaba a la entrada.

Ya dentro, entre pasillos y escaleras, encontró su aula sin mayor complicación, caminando rápido, llegó, empujó la puerta y ¡PAM!, ésta cayo estrepitosamente en el suelo, haciendo de Diego el centro de las miradas de los alumnos que estaban dentro del aula y los que estaban fuera, lo observaban atónitos, "Maldición!, que vergüenza, ¿será que si salto por la ventana tendré una muerte rápida?", fue lo primero q pasó por su cabeza, claramente no recordó que era una puerta corrediza.

- Ejem, ejem... hehe, disculpen, no fue intencional... es solo que... bah... no importa, yo la arreglo -.-'' -dijo entrecortadamente, sosteniendo la respiración.

Se apresuró a colocar la puerta en su riel, mientras los chicos reían por lo bajo. “Puertas corredizas, ¿eso no es sólo para la ducha?, en casa he roto tres”, pensaba mientras terminaba de encajar la pieza laminar. Sacudió el uniforme, tomó el bolso y al enderezarse, tocó la campana y todos, uno que otro de mala gana, fueron directo a sus asientos. Al paso de unos segundos, entró el profesor, le sonrió y condujo a Diego hasta el frente de la clase.

- Buenos días alumnos -dijo el anciano, de cabello grisáceo y complexión robusta, medía un palmo más que Diego, y no porque éste fuese muy alto.- Este Año comienza junto a nosotros un nuevo alumno -tomó una lista puesta sobre el escritorio, leyó- Ríos, Diego.

- Buenos días -saludó Diego sonriendo nerviosamente y levantando su mano, el profesor dio una suave palmadita en su espalda, y recordó de golpe ¡el saludo japonés!, que desastre, se inclinó torpemente y la sonrisa ya se le había borrado del rostro.

- Buenos días -dijeron los alumnos al unísono.

- Vamos Diego, ve y toma el asiento de allá -dijo el profesor señalando la mesa que le tocaría.

El chico asintió con la cabeza y caminó hasta su asiento, colocó su maletín en la manilla al costado de la mesa y preparó todo "tercera fila, hasta el final...esto apesta".

- Rí-os, lindo apellido hehe -susurró la chica a su derecha, pronunciando la "R" de una manera extraña- Honda, Satomi -extendió su mano por debajo del nivel de las mesas.

- Hey, hola -respondió Diego tomando la mano de Satomi y sonriendo.

- Buen comienzo, tirar las puertas aquí es buena señal xD -dijo la chica en tono burlón.

-¿Ah?, ¿en serio? -preguntó Diego extrañado.

- No, haha -respondió Satomi haciéndole señas de que enderezara su silla.

Al hacerlo, no pudo evitar mirar a quién tenía a su izquierda, en la mesa contigua a él, cerca de la ventana. Estaba sentado un chico, delgado, largo cabello negro azabache, que se deslizaba por el costado derecho de su rostro, estaba recostado del espaldar de la silla, con los brazos cruzados, no escribía y movía un pié con impaciencia. El chico giró la cabeza brevemente y miró a Diego con sus ojos verde olivo, penetrantes y abstrayentes, sus labios remilgados parecían sellados, la mandíbula marcada, que daba a su rostro una forma rectangular, muy fina. Hizo un gesto desdeñoso con los ojos y volvió a su posición inicial, mirando a la nada y al parecer esperando por algo o alguien. "Que rarito es este ¿no?" pensó Diego, que se volvió en si y no le dio mas importancia al tema.

Pasó la mañana sin más tropiezos y finalmente llegó la hora del almuerzo, los pasillos se coparon de gente en un instante, abrirse paso entre esa multitud sin estar acostumbrado a ella era casi una tarea épica, Diego caminaba torpemente entre todos, algunos salieron con pisadas y empujones, pero nada importante. Entre el bululú, plap!, Diego sintió una palmada en la espalda.

- Oye, Oye, ¡pero si es nuestro tira puertas! -dijo un alto chico rubio, ojiazul riéndose, junto a otros dos chicos, uno de cabello corto negro, era de la misma estatura del rubio, el tercero era más bajo, algo más al nivel de Diego, tenía el cabello con corte de hongo y una trenza en la parte de atrás. Los chicos rieron y lo miraron sosamente.

- Hehe, si, si -dijo Diego bajando la mano del rubio de su hombro.

- Te vi hablando con la loca de Honda -advirtió el rubio volviendo a poner su mano sobre el hombro de Diego.- no te la recomiendo tiene ciertos hábitos, que... ¡nah!... ¡y sus amigas!

- ¡NAH!, ni de coña, a esas les falta una tuerca, ¿o no Iwazaki? -dijo el chico de cabello corto tomándose del hombro del rubio y riendo.

- Y que lo digas Kataoka... Danielle no se equivoca con esas locas xD -respondió Iwazaki tomándose del hombro de Kataoka, y los cuatros formaban una cadena, y se veían muy tontos.

- ¿Qué les puedo decir?, no la conozco bien -respondió Diego volviéndose a quitar la pesada mano de Danielle del hombro.- solo he cruzado un par de palabras con ella.

- ¡Que mas da!, ven y come con los grandes, ¡con nosotros! -exclamó Danielle riendo con una mirada tonta, que podría decirse q era de grandeza- ¿o no chicos?.

- ¡Ea Ea!, ¡claro! -gritaron los otros dos zopencos con la misma mirada de Danielle.

- Etto ._. luego será, es que verás... -no había terminado de hablar Diego.

-¡¿QUÉ?! ¿ya tienes planes con otro grupo? -saltó Danielle.- si de seguro... ya te diste cuenta que no somos los "grandes" de aquí ¿cierto? T.T -dijo el rubio mientras lloraba junto a sus otros dos compañeros.

- Oh no, no, no es solo que tengo que ir a ver otras cosas -apresuró a decir Diego, alejándose lentamente del trío.- entonces, hasta luego chicos hehe.

- ¡Adiós Río-san! T-T -dijeron a la vez los tres chicos.

- Pero si alguna vez necesitas de nosotros nos llamas ¿sí? -agregó Danielle de rodillas en el piso- ... ¿ya se fue cierto?

- Si -respondieron cabizbajos Iwazaki y Kataoka al unísono.


................

“Wow, que raros esos tres, aquí la gente es rara de por sí”, pensaba Diego mientras se alejaba del patio central y se iba hasta los jardines de los costados del instituto. No caminó demasiado cuando a unos metros de el estaba sentada una chica lánguida, de cabello negro largo y una mecha fucsia salía de su interior, era Satomi, junto a ella estaban otras dos chicas. Una de ellas era rolliza, sus mejillas se asemejaban a dos copos de algodón y parecían estar hinchados, llevaba el cabello corto hasta la nuca, un prendedor en forma de cerezas en la oreja izquierda y en forma de moras en la derecha. La otra chica era más delgada, cabello negro, largo y lo recogía con una trenza, sonreía, y hasta una anciana a una milla de distancia notaría sus dientes chuecos.
Satomi hacía señas a Diego, para que se acercara a ellas. Sin más miramientos el decidió llegarse hasta ellas, ¿que perdía?, ya había estado con aquél trío de locos, conocer al trío de locas no le caería mal.

- Hola, Honda-san -saludó Diego, inclinándose, no quería equivocarse de nuevo.

- ¡Ríos-san!, ven y siéntate con nosotras -dijo Satomi animada, moviéndose un poco hacia atrás para estar más cómoda.

- Muchas gracias ^^ -sonrió Diego mientras se sentaba en el césped.

-Hey, ellas son Yokoma Noriko y Yokoma Minami, ellas van a otro curso -dijo Satomi riendo- son hermanas, aunque no se note n.nU. Chicas el es Ríos Diego, el chico nuevo de mi curso.

- Hola ^^... si ese soy yo, ¿cómo están? -saludó Diego tímidamente, mientras con una mano se peinaba el mechón de cabello que caía en su frente y con la otra abría una cajita negra de madera que llevaba agarrada desde hacía rato.

- Hola, Ríos-san. Yo estoy muy bien, gracias -dijo Noriko, tomando una bola de arroz de su recipiente verde manzana, con sus dedos que parecían salchichas, las pobres bolas de arroz casi gritaban al momento en que esta chica las engullía de un bocado.- aunque sincedamente he tenido mejodes. -balbuceó con la boca llena de arroz.

- Sí, igual yo, no me quejo ^^ -respondió Minami sonriente, con sus dientes torcidos y enroscándose el mechoncito de pelo que quedaba colgando de su trenza.- ¿Y, qué hay de ti? n.n.

- Yo... mmm, les aseguro que he tenido días menos desastrosos -dijo Diego en tono jovial, tomando un roll con los hashi (palillos).- a parte, no se imaginan lo difícil que es escribir japonés, ustedes lo aprendieron hace bastante xD.

- Lo imagino Ríos-san hehe -dijo Satomi con una sonrisa.- ¿y, de dónde vienes?

- Ahm pues yo vengo de Venezuela -respondió el chico tragando bocado.- Caracas, Venezuela.

- Wa!, suped haha glup! -dijo Noriko a medio masticar.

- hehe -.-'', no le prestes atención a mi hermana -advirtió Minami mirándola con lástima- al nacer tuvo un derrame cerebral y tuvieron que sustituirlo con puré.

- ¡¿AH?!...glup, ¡eso no es cierto! -saltó Noriko señalando a Minami con sus dedos gruesos y con trocitos de arroz- eres una idiota, ¡eso te lo hicieron fue a ti!
- Claro, como digas ¬¬ -respondió Minami mirando hacia otro lado.- en fin, ¿y, cuándo llegaste Ríos-san?

- oh, hace 2 semanas n_nU -apresuró a decir Diego- pero ya tenía un año yendo a clases de japonés en Caracas, aunque mi escritura aún provoca náuseas x_x hehe -dijo el chico riendo de vergüenza.

- ¡Bah!, no te preocupes, mejorará con el tiempo -respondió Satomi- y por cierto, llámame por mi nombre de pila ^U^, siempre he pensado que esas normas de respeto son algo anticuadas.

- ¡Igual! -exclamaron al unísono Minami y Noriko.

- Ahmm, bueno, entonces ustedes a mi también ^^ sonrió Diego.

- ¡Ah!, pod supesto glup -dijo Noriko tragándose la última bola de arroz.

- Muchas gracias Diego-kun, espero seamos buenos amigos ;D -dijo Minami con una gran sonrisa.- pero me van a disculpar, creo que ya nos tenemos que ir, puede que Noriko muera de asfixia si sigue así -.-'l'.

- Claro, no hay problema -aseguró Diego.

- ¿Asfixia? -saltó Noriko con cara de enfado, hichando sus ya infladas mejillas.- ¿qué insinuas? .__.

- ¿Yo?, nada -dijo Minami sonriendo. Se levanto, sacudió su falda y fue hasta donde Noriko y la tomó del brazo.

- ¡Adiós chicas! ;D -se despidió Satomi jovial.

- ¡Nos vemos! -dijo Minami- vamos Noriko, ya deja de comer como cerdo de una vez, levántate.

- Ahi voy, ¡ahi voy!, ¿por qué eres tan así? -dijo Noriko enfadada, levantándose y limpiándose- ¡adiós chicos!... ¡espera mujer! -gritaba Noriko mientras su hermana le tiraba del brazo y se alejaban.

- Haha, que tontitas -dijo Satomi por lo bajo.- Entonces, vienes de Venezuela...¿qué te trae a estas latitudes Diego-kun? -preguntó Satomi sorpresivamente y soltando cada palabra de una vez.

- o_o, ehmm, es por el trabajo de mi papá -apresuró a responder Diego, sonriendo nerviosamente.

- Mmm, ¿y dónde vives? -preguntó la chica mirando a Diego intromisivamente.

- Ahmm, bueno no se bien, aún me pierdo -respondió Diego haciendo un esfuerzo por recordar todo el lío de calles.- solo sé que es por la ruta kobe.

- ¡¿SI?! ¡yo también vivo en esa zona! >O< -exclamó Satomi vívidamente.- Si quieres, podríamos irnos juntos a casa.

- A bueno, no se, tengo que avisar a mi mamá. Es mi primer día de escuela aun -respondió el chico inseguro.

-¡BAH!, yo te guío, conozco esto como si fuese la palma de mi mano ;D -dijo Satomi despreocupada.

- Oye Sato-chan, ¿quién es el chico que se sienta a mi lado, en clases? -preguntó Diego cambiando el tema bruscamente, clavando sus ojos violáceos en Satomi.

- Errr, el es Fujita Tatsuya, ¿por qué? -respondió la chica.

- No, es solo que, parece algo extraño, es muy callado ¿no? -dijo Diego.

- Ciertamente, no es por nada que el puesto contiguo a ti, estuviera vacío -aseguró la chica- pero más allá de extraño, es callado, un chico de pocas palabras, he hablado con él un par de veces y no es nada anormal haha, mas bien es muy apuesto hihi -afirmó con una risita maliciosa.

- Hehe... si, bueno no importa -finalizó Diego, mirando su envase, aún con algunas piezas de sushi.


.................

Terminando el almuerzo, ya entrada la tarde, Diego no podía esperar a salir de clases. Tic, tac, tic ,tac, la hora iba a paso de tortuga, y las clases de matemática no son su fuerte. Hablaba un poco con Satomi y algunas otras chicas que conoció, Akita Aoi, una chica tonta, que solo hablaba de que los ojos violeta de Diego le parecían hermosos. Danielle, Iwazaki y Kataoka, estuvieron con él un rato, mientras el profesor estuvo fuera, hablando sobre su alianza y cosas sin sentido, Diego solo reía de lo que decían. A la larga, el chico notó que los demás chicos del aula, se mostraban reacios a él, notablemente era muy popular con las chicas. Uno de ellos lo miraba con recelo de veces, Minamoto Eisan, cabello corto y mirada punzante, aun sentado se notaba su estatura, era intimidante, pero Diego decidió no darle mucha importancia, no quería ganarse problemas con aquella masa de músculos.
Todo estaba calmado, silencioso, el profesor leía un libro, plácido en su escritorio, Satomi jugaba con su celular, Danielle, Iwazaki y Kataoka estaban concentrados en impresionar a una de las chicas, y en general los demás estaban sumidos en sus propias actividades. A su lado, Tatsuya dibujaba alguna cosa en una hoja, Diego miraba de reojo y parecía que Tatsuya se iba a enterrar en el papel. Diego hizo una finta de estar buscando algo dentro de su mesa, para echarle un ojo al dibujo del chico. Era un boceto, se acercaba más y entonces, ¡TAP!, un lápiz cayó al suelo de la mesa de Tatsuya y rodó hasta la mitad del espacio entre ambos chicos. Diego miró el lápiz, Tatsuya apenas viró los ojos. diego se inclinó para tomar el lápiz, se acercó, y en eso ¡pop!, la mano de Tatsuya estaba sobre la de él, era increíble la suavidad de la mano de su mano, el chico era algunos centímetros más alto que Diego, aún así, su mano cubría por completo la del pelicastaño, Diego sentía una extraña sensación de calidez y sudor frío al mismo tiempo, él levanto la cabeza súbitamente y los cabellos negros de Tatsuya acariciaron su rostro, eran suaves y seductores, con un aroma embriagador que provocó una explosión de sensaciones en Diego; Tatsuya levantó su mirada y la clavó sus verdes ojos en Diego, se miraban fijo y el chico no pudo evitar bajar su mirada hasta sus labios, fue un reflejo inconsciente, eran muy atrayentes y con un aire insinuante, que caminaban por su mente, cómo pequeñas ninfas que lo acercaban, sin poder oponer resistencia. Todo duro pocos segundos, pero para Diego fue cómo si todo pasara en cámara lenta.

- Mi lápiz... está bajo tu mano -dijo Tatsuya con una suave y grave voz, algo desconcertado por la situación- Disculpa el golpe -apresuró a decir, bajando la mirada y con su mano, levantó la de Diego con suavidad.

- Errr... oh, no, no, discúlpame tú, torpe que soy yo -respondió Diego como si le costase encontrar las palabras- tú lápiz ^^U -dijo dibujando una nerviosa sonrisa.

- Sí, gracias -respondió Tatsuya- Fujita Tatsuya, un placer ^^ -se presentó el chico, enderezándose en su asiento y limpiando su uniforme.

- Oh, si, si, un placer para mí también -sonriendo nervioso, dijo Diego.

Tatsuya, continuó dibujando y diego quedó por unos segundos mirándolo, como si esperara algo, pero volvió en sí, >>¿en qué pensaba?, solo fue un momento de ... errr, no se, de rareza, supongo ¬¬''<<, se decía así mismo, miró hacia el puesto de Satomi, y ella aún jugaba con su celular, levantó el rostro, lo miró y le sonrió, como si supiera lo que sucedía.

Tac, tac, tac, golpeaba su lápiz contra la mesa, su cara recostada sobre la madera parecía que iba a tomar esa forma, se estaba quedando dormido cuando tocaron su espalda.

- ¿Eh?, ¿qué sucede? -preguntó Diego somnoliento, levantándose súbitamente de la mesa.

- ¿te gusta? -preguntó Tatsuya, estaba de rodillas a su lado, aún de rodillas se veía alto, le mostraba la hoja, en la que había estado dibujando.

- Oh, errr, bueno... ¿qué es eso? -sonrió Diego, buscándole la forma al dibujo.

- Bueno, es un bosque, muerto, arrasado por un incendio -respondió el chico, bajando la voz.

- ._., ahmm, y, ¿por qué?, es algo, extraño -opinó Diego- pero, n-no, no, esta bonito ^^U.

- Eso, eso no es importante -aseguró Tatsuya bajando aún más la voz- ¿sabes lo qué pasa después del incendio?

- Ehmm, bueno, ehh... (¡DING DONG!) -no había terminado de responder cuando sonó la campana.

- No importa, nos vemos ^^ -apresuró a decir Tatsuya sonriendo, se levantó del piso y fue a tomar sus cosas.

Diego pensó en el dibujo, lo miró, y lo guardó en su maletín. Había sido una situación extraña, y más aún entre dos chicos, se levanto de su asiento, ¿qué demonios pensaba?, tomó su maletín, ¿por qué ese chico era tan extraño, y lo trataba así?, se dispuso a salir y preguntas surcaban su cabeza. Se quedó de último en el aula, o eso pensó, al acercarse a la salida, alguien timbró su espalda. Era Satomi, que sonreía como nunca.

- Ah... Sato-chan, ¿qué sucede? -dijo Diego mirando extrañado a la chica.

- ¿Te gustó cierto? -preguntó Satomi, como si estuviese conteniendo una enorme euforia- ¡KYAAAA!, ¡Que tiernos! -gritó abalanzándose sobre Diego.

- ¿Ah?, ¿qué cosa?, ¿de qué me estás hablando? -preguntaba Diego riendo por la actitud de la chica.

- ¡Ay!, no te hagas, ¡te gustó Fuji-san! -decía Satomi dando brinquitos.

- ¿Qué?, ¡Claro que no!, no digas tonterías -negó Diego con rotundidad, negando con la cabeza al unísono. Ya se sentía bastante extraño con ese chico cerca, y ahora Satomi hacía una fiesta de ello. ¿Qué pasa aquí? O.O|l|



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