Hermoso, Atractivo
Y así eres. No guapo. No bien parecido. Hermoso.
Eres la belleza cliché. Ojos azules, cabello rubio. Y eso no esta mal. Me encantan.
Adoro como te vez con el pelo suelto. Adoro tocar tus largos cabellos, meter mi mano en ese mar dorado. Adoro que cuando te muevas, tu pelo brille con la intensidad de mil soles. Adoro que cuando la luz llega a tus ojos, brillen como la luna en una noche de invierno. Adoro que esos mares azules se posen en mí. Adoro que me sonrías esa sonrisa tuya. Esa que solo tienes para mi. Esa que me enamora.
Adoro cuando estas debajo mío, con las ojos que tanto me gustan, cerrados por placer. Que tu boca, hogar de la bella sonrisa que ilumina mi mundo de sombras, esté ligeramente abierta, dejando salir esos sonidos que me vuelven loco. Cuando tus cabellos de seda están adornando la cama en la que estamos. Cuando están esparcidos entre las sabanas, cuando funcionan como un halo de luz dorada entre tu bello rostro. Cuando con el sudor se pegan en tu frente. Cuando tus hermosas y pálidas mejillas, están manchadas de ese exquisito tono rojizo. Un cuadro tan hermoso.
Y cuando llegamos al máximo de nuestro ritual de amor. Cuando mi nombre sale de tus labios sonrosados, de una manera tan estremecedora, que me hacen sentir el doble de placer. Cuando una corriente eléctrica recorre desde nuestro abdomen, hacia las puntas de nuestras manos y piernas, y nos sentimos en el cielo.
Y cuando estás dormido junto a mí. Cuando tu cabeza esta apoyada en mi pecho descubierto. Cuando te vez tan tranquilo. Tan hermoso.
A mí solo me queda acariciar tu cabello, y pensar que soy el hombre mas afortunado del mundo.
Explosivo, Tranquilo
Me miro a mí, y luego te observo. ¿Cómo terminamos juntos?... ¿Qué viste en mi? No soy tan bueno. No te merezco.
¿Cómo una persona como tú, puede estar con alguien como yo? Eres escandaloso. Y exigente. Y desesperante. A veces pienso que lo haces a propósito. Solo para hacerme enojar.
Pero, a diferencia de mí, tú siempre muestras tus emociones. Siempre con esa sonrisita arrogante y divertida en tu rostro. Esa sonrisa que un momento te puede hacer que te enamores o que la odies. Yo elegí la primera.
Encuentras lo mejor de las cosas. Y cuando algo te gusta, lo dices, y sonríes. Y si no te gusta, bueno... lo explotas...y luego sonríes.
Tu carácter contrarresta visiblemente con el mío. Puedo verte a ti, hablando sin cesar, de cualquier cosa que se te venga a la mente. Yo guardo mis comentarios para mí. Puedo ver la creatividad de tus respuestas, elaborándola en menos de tres segundos, y luego diciéndola en tu maravillosa voz (una voz grave, en gran desequilibrio a tus rasgos delicados y femeninos), cuando yo simplemente contesto con un monosílabo.
Y no pude haber encontrado una palabra que te describa mejor. Por que literal y metafóricamente hablando, eres una explosión. Y según tus creencias, eres arte.
Ojos Azules, Ojos Rojos
Tus ojos son una ventana para tú interior. Desearía quedarme horas solo viéndolos. Verme reflejado en esos lagos celestes.
Cuando los veo, me fascino completamente. Denotan esa inocencia que cualquier infante debe tener. Pero tú no eres un niño. ¿Quién te da derecho de tener eso en los ojos? ¿Quién te da derecho a hechizarme con ellos? ¿Por qué tienen inocencia, dulzura y amor?
Después de todo lo que has pasado. Todos los sueños que te han roto. Las ilusiones desechadas. ¿Cómo puedes seguir siendo inocente, cuando yo sé, mas que nadie que no lo eres? Cuando yo he estado dentro de ti tantas veces. Cuando he escuchado mi nombre dicho (aunque la mejor palabra para describir el maravilloso sonido es gemido) de una manera tan especial y cautivadora. Cuando se que tú no eres inocente.
Tus ojos celestes, celestes como el más bello de los cielos. Celestes como el mar. Un celeste que nadie puede igualar.
Tan cristalinos. Tan bellos. Y son tuyos. No podrían ser de nadie más. Nadie tiene derecho mas que tú, de hacerme sentir así con tan solo una mirada.
Ángel, Demonio
A veces me llego a confundir. Como alguien como tú, está entre nosotros. Nosotros, Akatsukis. Nosotros, criminales despiadados. Nosotros, los mas peligrosos en (probablemente) todo el mundo shinobi. Nosotros, demonios.
Te veo, y si no te conociera, creería que no puedes matar. Si no te conociera, simplemente creería que eres una cara bonita. Creería que eres un ángel. Uno verdadero.
Pero te conozco. Se como piensas, al menos la mayoría de las veces. Se que si se descuidan, puedes matar sin culpa y sin remordimiento. Que con un solo movimiento de manos y una palabra, muchos pueden encontrar su muerte.
Y te conozco. Y eso es lo que me gusta de ti. Tu espiritu. Tu valor. Tu alegría. Tu mirada. Tu habilidad de hacer que todo se haga hermoso contigo. Y yo se que es cierto.
Cuando estás en el campo de batalla. Cuando te veo. Cuando por tus angelicales mejillas resbala sangre. Cuando tus cabellos de seda están manchados de carmesí. Cuando en tu cara se alberga una sonrisa, tu bella, arrogante y tan hermosa sonrisa. Cuando haces que sufran tus victimas. Cuando explotan tus bombas. Tienes esa sonrisa. Y me alegra decir que también, cuando estas conmigo, tienes la misma.
¿Acaso te causo la misma alegría que cuando estas haciendo tu llamado arte? ¿Acaso te gusta tanto estar conmigo, como cuando estas con tus bombas? ¿Acaso te gusto tanto, como matar a los pobres diablos que se atreven a cruzar en nuestro camino? Y lo que mas me gusta, es que lo mas probable digas que si.
Nunca he sido sádico. Pero lo vuelvo a decir, tienes la habilidad de hacer todo lo que te rodea, una obra de arte. Hermoso. Y no importa si estás en un lago, en el bosque, entre cadáveres, manchado de sangre...sigues pareciendo un ángel.
Pero eso no cambia tu poder. Tu fortaleza. Eso no cambia tu otra maravillosa habilidad. Eres un asesino, como nosotros. Pero no puedo llamarte demonio. Eres demasiado hermoso para eso. Demasiado ángel.
Pero luego, si lo pienso bien, si uso la lógica un poco mas... si eres un demonio. Un demonio angelical.