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Lost memory por LadyHenry

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Notas del capitulo: Perdí parte del capítulo gracias a un corte de luz y después me atoré en otra ... un asco. Ahora estoy demasiado saturada para ver si está bien así, puede que más tarde si no me convence cambie algo, de hecho el título no me acaba de gustar pero ya he tardado bastante...

Gracias Razorfane por la ayuda final ^^
No se cansaba de verlo dormir, era una faceta totalmente distinta de las que estaba acostumbrado a ver en él, así, acurrucado contra su pecho, respirando pausadamente mientras unos traviesos mechones cubrían sus párpados, lucía completamente relajado. Adoraba esos momentos en que suspiraba desganadamente y se acomodaba apegándose más a él, sentir el suave tacto de su piel lo relajaba mucho, disfrutaba de una tranquilidad que hasta ahora desconocía, y le resultaba irónico que el culpable de esa maravillosa sensación tuviera un carácter tan explosivo y hubiera sido la persona a la que más temía enojar, de hecho aún le daba miedo enojarle, pero los motivos habían cambiado.

Llevaban sólo dos días juntos pero sus mejores expectativas habían sido superadas, ahora que hablaban abiertamente de lo que les sucedía, la tensión había ido desapareciendo, no negaba que a veces Neil seguía fulminándole con la mirada por sus despistes, pero era mucho más light aparte de que podía solucionarlo de una manera más interesante, no perdía oportunidad de robarle un beso o algo más…

Se preguntaba cómo sería hacerlo “oficial”, qué reacciones desencadenarían. El primero en enterarse sería el padre de Keith, claro que éste iba a estar más pendiente de la relación de su retoño con Zoe, y si mal no recordaba Evan presentía que iba a ser algo complicado. La familia paterna de Keith le tenía como la gran promesa, el que iba a estar al frente de la nueva generación Bentley. Tenía dos primos más que eran aptos para ese puesto, pero el abuelo Will siempre tuvo predilección por Keith, se sentía seguro dejando la empresa en sus manos. Cosa que a Nate y a Willy no acababa de gustarles, consideraban a Keith como una mezcla entre la ambición y la amoralidad del abuelo Will y el arrojo o amor por el riesgo de su madre Jeanne, después de todo a qué mujer liberal o medio hippie se le ocurriría meterse con el hijo del viejo más conservador y poderoso de la ciudad. Jeanne se había enamorado de Bill y había pasado todos los obstáculos, lo separó de las faldas de su padre y se casó con él siendo padres bastante jóvenes, tuvieron un buen matrimonio durante casi una década, pero papá Will era cada vez más exigente, y se había encaprichado de su nieto Keith, veía en ese niño el futuro de su fortuna, al final habían terminado la relación por terceros, nada de líos de faldas o pantalones, fueron los intereses familiares los que provocaron su ruptura. Will quería tener cerca a Keith y a Bill, pero Jeanne no pensaba dejar que eso ocurriera, al menos no con su hijo.
Pero el chico maravilla se pegó un golpe de antología, y ahora no quedaba en él rastro de ambición empresarial, sus prioridades eran otras aparentemente menos trascendentales. Ahora no sólo tenía una pareja a la que dedicarle tiempo, además salía con un chico, la idea de otro posible heredero sucesor acababa de irse por el desagüe.


Mientras Evan pensaba en la visita de Bill, Neil comenzaba a desperezarse dirigiéndole una agradable sonrisa de buenos días
.
-Hola-respondió Evan dándole un suave beso, apenas un roce.

-¿Hace mucho que estás despierto?

-Un rato, pero he sido un buen chico y te he dejado descansar-se alabó con ironía.

-Ya veo, un buen chico voayeurista…

-Lo siento, no me puedo resistir a disfrutar de verte así, me lo había imaginado muchas veces, pero me gusta más de lo que había llegado a pensar.

-¿Te gusta verme indefenso, inconsciente…?-preguntó Neil enderezándose sobre sus antebrazos con expresión pícara.

-A decir verdad prefiero que te resistas y seas plenamente consciente, es más lucrativo-le siguió el juego Evan.

-Cierto… lástima que no tengamos tiempo para eso ahora-cortó Neil poniéndose en pie y dirigiéndose al baño anunciando sus intenciones de ducharse.

-¿Quieres estar impecable para recibir a Bill?-preguntó Evan mientras observaba la delgada silueta de Neil perderse en el baño.

-Si por impecable entiendes a no tener aspecto de haberme pasado la noche haciendo de todo menos dormir sí-le recriminó Neil asomando la cabeza por la puerta mientras le guiñaba el ojo.

-Me parece que tú y Zoe andan más preocupados que el propio Keith-replicó Evan acercándose al baño.

-Bueno, es natural que Zoe esté nervioso, Bill ha pasado de ser el señor Bentley, alias padre de don perfecto, a su futuro suegro o algo así…

-Vaya, me pregunto qué cara pondrá tu madre cuando le cuentes lo nuestro-dijo Evan entrando en la ducha y acorralando a Neil.

-Pues me mirara con cara de “ya te lo dije”-rió Neil al sentir como Evan empezaba a enjabonarle.

-Qué mujer tan inteligente-alabó Evan siguiendo con su labor de limpieza-. ¿Con Zoe será igual?
-No, a Zoe le felicitará por elegir un buen partido-bromeó Neil haciendo que Evan parase.

-Por cosas como ésta creía que el que te gustaba era Keith-protestó indignado.

-Una pena que estuvieras completamente equivocado-sonrió Neil de forma traviesa mientras se giraba para acercarse más al enfurruñado rubio.

-No tiene gracia-volvió a protestar.

-No pienso perder más tiempo con esas chorradas, ahora que te tengo para mí solito…-murmuró Neil antes de besar a Evan-. Al separarse aprovechó la vuelta a la tranquilidad del rubio para preguntarle-¿y tus padres que dirán de lo nuestro?

-Pues mi padre me felicitará con un “por fin lo conseguiste” y mi madre me jaleará directamente, es una mujer muy efusiva-rió Evan.

-Ya sé de quién heredaste esa vena entusiasta entonces-afirmó Neil.

-Sí, heredé su buen humor, su paciencia y su pelo rubio.

-Eres un desecho de virtudes-rió Neil-pero el carisma lo heredaste de tu padre –volvió a reír- .Entonces por lo que veo no tendremos problemas para que nos den la bendición-ironizó.

-No lo creo, el que si tendrá problemas es Keith, con su madre no, con su padre no creo… pero por lo que respecta a su abuelo William…

-Bueno es su abuelo, no creo que lo dejen meter las narices en la vida privada de Keith. Y mucho menos Keith accedería a eso, por muy amnésico que esté hay cosas que no se pierden.

-Bueno digamos que hasta ahora Keith no les ha dado un solo motivo para meterse, ha sido muy discreto…

-¿Discreto?-preguntó Neil algo preocupado, el tono de Evan no le acababa de gustar.

-Sí, pasaba de comprometerse después de que lo de Mel saliera mal, entendió que no iba con él eso de intentar tener una pareja de pega. Y también era consciente de que el tipo de persona que le gustaba no iba a ser aprobada por Will, después de ver los problemas de sus padres, decidió que no dejaría que se inmiscuyeran en esa parte de su vida, y lo había conseguido, ahora con la universidad pensaba que tendría más libertad.

-No pensé que por complacerlos se sacrificara tanto-observó Neil pensativo.

De pronto se escucharon unos golpes en la puerta que los sacaron de sus divagaciones.

-Salid de una puta vez cabrones, Bill acaba de llegar, está aparcando fuera, así que dejad de hacer guarrerías y bajad cagando leches… ¡YA!-gritó Zoe ofuscado.

_Vale, enseguida estamos abajo-afirmó Neil mientras salía de la ducha secándose a toda prisa.

-Tu hermano está fatal, se ha puesto hecho una fiera, ni que Bill fuera un inquisidor-protestó Evan.

-Ya se le pasará, ahora será mejor que bajemos ya, antes de que suba a por nosotros.

-Me parece que voy a tener algunos problemas con mi adorado cuñadito-dijo Evan mientras se abrochaba los pantalones y buscaba una camisa.

-Por favor Evan ahora no…

-Vale, pero no te quejes después-advirtió mientras abría la puerta y se encaminaba escaleras abajo.

Zoe estaba nervioso sabiendo que en el almuerzo tendría que encarar a Bill, pero eso de que se presentara en el desayuno lo había dejado KO. Estaba prácticamente histérico. Y no había ayudado mucho el que Keith en lugar de ponerse nervioso se dedicase a quejarse por la interrupción.

Mientras Zoe iba de un lado para otro vistiéndose y llamando a su hermano y a Evan, Keith resoplaba y salía al encuentro de su padre, que llegaba con una sonrisa encantadora y una bolsa con dulces para el desayuno.

-Hola hijo ¿qué tal estás?-preguntó Bill aproximándose para darle un beso en la frente y endosarle la bolsa de dulces.

-Pues bien, exceptuando el pequeño detalle de que me has jodido el polvo-dijo Keith mientras tomaba uno de los dulces y le abría la puerta a Bill.

-¿Qué?-atinó a preguntar Bill-quiero decir ¿tú estabas…?-suspiró-.Bueno y con quién estabas…-no conseguía terminar de hilar las frases, le parecía algo repentino que su hijo estuviera con un ligue.

-Con Zoe, estamos saliendo, y Evan con Neil. Por cierto me parece que a ellos también les habrás interrumpido-observó Keith mientras tomaba un segundo dulce de la bolsa.

-¿Y desde cuándo?

-Pues hace dos días.

-Vaya-dijo Bill intentando asimilar la noticia-. Por dios Keith deja de comer dulces, deja algo para Zoe.

-¿Para Zoe? Ni loco, lo único que le faltaba ahora es un chute de azúcar.

-Le encantan los dulces, no exageres.

-No lo hago, está como una mona, tu llegada le ha alterado demasiado, puede que si me hubiera dado tiempo a acabar estuviese más relajado, pero así a medias…

-Entiendo, será mejor entrar y darle razones para que se relaje ¿no crees?-dijo Bill intentando recuperar la bolsa de dulces.

-Sí, pero no pienso dejarle los dulces-respondió Keith negándose a devolverle la bolsa.

-Como quieras… sigues igual de cabezota-se quejó Bill.
-Me pregunto de quién lo habré sacado-contraatacó Keith.
-Muy gracioso Keith.

-¿Y qué tal te va con Jeanne?-indagó Keith mientras buscaba las tazas de café.

-Bien, tu madre y yo nos llevamos bien.

-Sí ya, yo me refería a algo más interesante, si se han dedicado a rememorar viejos tiempos y eso, ya me entiendes-aclaró Keith mientras enchufaba la cafetera.
-No Keith, Jeanne y yo no rememoramos nada-negó Bill algo molesto.

-Vale, como digas… entonces ¿con quiénes “rememoran”?
-Vaya manera de preguntarlo… yo no salgo con nadie y Jeanne tampoco.

-Yo no he preguntado si salen con alguien, me refería a…
-Vale, ya entendí-le interrumpió Bill-.De Jeanne no sé nada sobre eso, los ex esposos no suelen tratar esos temas ¿sabes?

-Pues deberían, esos detalles son importantes-opinó Keith mientras servía el café en dos tazas-¿y qué me cuentas de ti?

-Pues he salido con algunas compañeras, nada serio.

-¿Eres heterosexual?

-¿Es necesario hablar de estas cosas?-Bill empezaba a incomodarse de veras.

-Me gustaría conocerte bien, entre padre e hijo debería haber confianza-se encogió de hombros mientras le daba el primer sorbo al caliente café.

-No Keith, no lo soy, y tu abuelo no lo sabe. Ya que le nombro a él mejor no le preguntes ese tipo de cosas.
Al escuchar eso Keith empezó a reír con ganas, sus carcajadas resonaban en la cocina y se colaban hasta la sala, donde estaban Neil, Zoe y Evan. Los hermanos intentaban escuchar la conversación, no querían interrumpir, y de paso retrasaban el momento. Pero Evan estaba harto, quería desayunar y se estaba perdiendo la diversión. Así que ignorando las súplicas de los morenos entró en la cocina como si nada.

-Buenos días chicos-saludó Evan sonriendo mientras tomaba uno de los dulces que había traído Bill y le pedía café a Keith con una mirada suplicante.

-Hola Evan, por casualidad no habré interrumpido nada-dejó caer Bill a modo de saludo.

-No, me estaba duchando cuando nos avisaron de que ya había llegado.

-Me alegro ¿y tú qué tal lo llevas rubio?

-Bien, estos dulce están de vicio, gracias-sonrió Evan.

-Ten- Keith le pasó la taza de café a Evan.

-Gracias-respondió éste.

-Vaya, veo que siguen teniendo buena conexión, recuerdas como le gusta el café a Evan-observó Bill.

-La verdad es que lo he puesto sin pensar-se sorprendió Keith.

-Cierto-sonrió Evan- Y ¿qué tal lo llevas Bill?

-Pues mi adorado hijo me estaba interrogando sobre mi vida sexual ¿tú qué crees?

-Eso suena interesante ¿me ponen al día?-le guiñó un ojo a Keith.

-Mis padres no están al tanto de sus respectivos ligues, porque eso es lo que tienen, ligues-dramatizó Keith-. Te lo puedes creer, a su edad y sin nada serio.


-Bueno no son tan viejos y están de buen ver-rió Evan.

-Pero que chicos tan graciosos-ironizó Bill.


-Y Bill no es hetero, aunque su padre no lo sabe, y no quiere que le pregunte esas cosas al viejo-se quejó Keith.

-Santo dios Keith-empezó a reír Evan- ¿Te imaginas la cara de William Bentley III al escuchar eso?

¿Tercero? –se sorprendió Keith-. ¿Cuántos Williams hay en la familia?

-Uno por generación, se le pone así al primer niño que nace-explicó Bill-.Yo soy el primogénito, y tu primo Willy, el hijo de Rob, lo mismo. En total somos tres los vivos, muertos hay cinco.

-Me alegro de no haber sido el primero, pobre Willy.

-Eh que William es un buen nombre-se quejó Bill.

-Claro cuando algunos de mis primos tengan hijos lo llamarán Billy, y con suerte para el siguiente el viejo la habrá palmado y podrán volver a Will-bufó Keith.-en fin retomando el tema, tranquilo no tengo intenciones de hablar con el viejo, no quiero que se entere de lo mío con Zoe, no tengo paciencia para aguantar reproches de ese tipo-. Si tú le ocultas que también te gustan los
hombres será por algo…

-Completamente de acuerdo-afirmó Bill.

-¿Entonces nunca has salido con alguno en serio?

-Una vez.

-¿Y qué tal fue?

-Pues bien, fue dos años después del divorcio, era mi asistente, tenía diez años menos que yo, y menos paciencia, así que cuando recibió una oferta de la competencia se largó. No quería seguir viéndome si no formalizábamos las cosas…

-¿Y tú no estabas seguro de dar el paso?-indagó Keith.
-No, después de ver lo que sucedió con Jeanne estaba seguro de que él no aguantaría la presión y terminaríamos igual…

-Entonces el problema es el viejo, mándalo a la mierda y no tendrás problemas sentimentales-sentenció Keith con seriedad.

-No es tan fácil Keith, ya estoy mayorcito para hacer lo que quiera, Will no tiene tanta influencia, pero no pienso renunciar a mi trabajo por nadie, así que el que quiera estar conmigo debe estar de acuerdo.

-Pues búscate a alguna zorra ambiciosa que entienda tus valores, es mejor a estar solo por culpa de un viejo metiche-suspiró Keith-. ¿Y Jeanne?

-Eso pregúntaselo a ella, ahora por qué no vas a buscar a Zoe y a Neil, se va a enfriar el café y ustedes terminarán con los dulces-dijo mirando a Evan que iba por el tercero y le sonreía golosamente.

-Ok, ahora vuelvo.

Al quedarse a solas con Evan, Bill empezó con su particular interrogatorio, quería saber con seguridad que su hijo estaba bien y no le ocultaba nada.

-Y bien…-comenzó el abnegado padre.

-¿Qué?-preguntó Evan para concretar.

-Qué tal lo vuestro.

-Ah pues bien, en cuento le saqué de la cabeza a Neil que Keith no me gustaba más que como amigo.

-¿Neil pensó qué tú y Keith…?

-Sí, lo sé, desvaría… pero yo le quiero igual-rió Evan.
-Santo dios pero si son como hermanos, qué descabellado-suspiró Bill.- Y respecto a que le gustase Neil, no es su tipo ¿cómo pensaste qué…?

-Pues porque era la primera persona que Keith trataba con tanta confianza desde…-dejó la frase en el aire, no quería que pareciese que los culpaba a él y a Jeanne por su divorcio-. Un momento, me estás diciendo qué sabes qué tipo de personas le atraen a Keith-cuestionó para salir del paso.


-Pues claro, ¿crees que cuando se viene de vacaciones lo dejo a su aire sin preocuparme de con quiénes anda?
-Siendo así no me extraña que no saliese con nadie en serio-meditó Evan algo taciturno, empezaba a comprender la difícil situación en la que estaba Keith hasta hacía poco.

-Tampoco es para tanto-opinó Bill.

-Bueno ahora eso ya no importa, Keith está con Zoe y será mejor que nadie se meta por medio ¿no crees?

-Desde luego, no diremos nada, el psiquiatra le recomendó que se tomara un año libre, así que hará lo que quiera, después ya tendremos que explicarlo, pero de momento podemos ampararnos en la prescripción médica-argumentó Bill.

-Entiendo, tenemos un año para que Keith vuelva a la normalidad y después ya se enfrentará a decidir sobre su futuro y el viejo.

-No llames así a mi padre.

-Vale, lo llamaré Sir William Bentley tercero si te parece, suena más sexy.

-Evan, haz el favor-le regañó Neil al entrar.

-No acabas de cruzar la puerta y ya me estás reprendiendo-se quejó el rubio-. Y no me mires así, tú no conoces a Will…

-Pero es de mala educación hablar así de la familia de tu mejor amigo-le reprochó Zoe.

-Por si no te habías dado cuenta bonito yo no soy ninguna lady, y ese hombre en sí mismo es de mala educación… ya verás cuando lo conozcas, te vas a privar todo-rió con sorna mientras veía que Keith intentaba aguantarse la risa.
Ver a Zoe con esa expresión entre sorprendida y escandalizada hizo que hasta Bill acabara riendo. Y es que Evan llevaba razón. Will era un jodido grano en el culo.

-Vale, ya lo capto, no hace falta que se caguen de risa a mi costa-protestó Zoe.

-Déjalos, ellos son así… cuando les da por reírse a lo tonto no paran y si los reprendes peor-afirmó Neil mientras se servía un café.

-Qué bien nos conoces honey-dijo Evan entre risas.
-Como me vuelvas a llamar así haré que te arrepientas-amenazó Neil.

-Ten cuidado Evan eso sonó a “te ataré a la pata de la cama y te daré lo tuyo”-rió Bill.

-¡Papá!-exclamó Keith fingiendo escandalizarse.
-Oh por dios ya paren, me duele el estómago de tanto reír-rogó Evan.

-Pues cierra la boca y listo-advirtió Neil.

-Madre mía están de frenopático-se quejó Zoe, mientras tomaba uno de los pocos dulces que quedaban.

-No es para tanto, Bill es un cachondo, aunque lo disimula bien-aclaró Evan- ¿no te recuerda a alguien?-preguntó mirando a Zoe con picardía, haciendo que se sonrojara y casi se atragantara con el dulce.

-Vas a hacerme sonrojar Evan-respondió Bill-. Bueno chicos, qué os parece si nos vamos al acuario a pasar el día-propuso Bill entusiasmado.

-¿Le gusta la vida marina?-cuestionó Zoe, Bill no parecía de esos que se entretuviera observando a los peces.
-Más bien me interesa el edificio donde se ubica, tienen unas instalaciones muy buenas y modernas-aclaró Bill-. Y puedes tutearme Zoe acabo de cumplir cuarenta años y no soy ninguna eminencia.

-Vaya Bill aparentas ser más joven, yo que te hacía un padre adolescente-dijo Keith divertido.

-Supongo que Jeanne te ha estado enseñando fotos, cuando naciste tenía veintidós pero aparentaba menos-se defendió Bill.

-Eso es genial, así no tendrás problema en encontrar una atractiva pareja que te cuide bien-rió Keith.

-Sinceramente Keith ya me estás cargando con ese tema-bufó Bill.

-El que se pica…-la frase quedo interrumpida al levantase Bill con toda la intención de atrapar a Keith, pero éste salió corriendo de la cocina y comenzó una peculiar persecución.
Zoe, Neil Y Evan observaban desde sus butacas mientras terminaban de desayunar.

-Tu futuro suegro está como un cencerro-opinó Neil.
-¿De veras?-preguntó Zoe con sarcasmo-. Cuando te las veas con el tuyo ya me cuentas.

-No exageren, es divertido-opinó Evan.

-Si tú lo dices, en fin… ¿qué le pica a Keith con eso de sus padres y las parejas?

- Siempre creyó que se seguían queriendo.

-¿Y quiere que vuelvan a estar juntos?-preguntó Zoe algo preocupado.

-No exactamente. Lo que quería era que rehiciesen su vida. Pensaba que lo usaban como excusa para no salir con otros, y le hubiera gustado verlos felices y bien acompañados, pero si sigues enamorado de tu ex eso no es viable-explicó Evan.

-Entonces lo que quiere es que reconozcan lo que sienten y se decidan a volver o a darle la oportunidad a otros-expuso Neil.

-Sí, que pasen página, llevan años así, sin nadie importante en sus vidas.

-Parece que con lo de Keith vuelven a estar más unidos-opinó Neil.

-Sí, bueno, el problema no es que dejaran de quererse, pero tenían demasiadas diferencias y ninguno estaba dispuesto a ceder en su trabajo.

-Ya entiendo por qué decía Keith que tenía que encontrarles a sus padres un lindo novio que los mime-comentó Neil.

-Eso sonó fatal…-Zoe no salía de su asombro con Keith.
-Bueno a estas alturas ya debes saber lo pragmático que es tu chico-dijo Evan picándole el ojo divertido.

-Sí, con memoria o sin ella no para quiero-se resignó Neil.

-Mejor nos preparamos para salir, será mejor no llegar muy tarde al acuario, se llena de turistas-informó Evan.

En media hora todos estaban listos y en dirección al acuario. Pasarían un día medianamente relajado. Bill estaba más tranquilo al ver que todo marchaba bien, le alegraba mucho ver a su hijo tan feliz, hacía años que no estaba así de contento. Puede que tantos cambios tuvieran un resultado positivo.

Por su parte Zoe iba relajándose al ver que Bill se lo tomaba todo bien, y que era un hombre mucho más tranquilo y comprensivo de lo que aparentaba. Y es que verlo siempre con esos trajes y sus eternas prisas le habían dado una impresión algo equívoca. Lo que no podía negar era el asombroso parecido que tenían él y Keith. El mismo aire de suficiencia y los impecables modales de cara al público, del que él había formado parte durante mucho tiempo. Estar al otro lado de la barrera no estaba nada mal, de hecho estaba de lujo…

Mientras tanto en la ciudad dos chicos luchaban para mantener el auto control en los entrenamientos de waterpolo.

Bastian maldecía a su madre por nombrar su cumpleaños delante de Craig, el muy cretino se había auto invitado, su estúpida fiesta se estaba convirtiendo en una mala mezcla entre las beatas de su colegio católico privado y los libertinos del club de arte, y ahora se sumaban los del equipo de waterpolo ¿es qué su madre pensaba hacerle una jodida puesta de largo? …l sólo quería reunirse con sus primos y sus amigos de la clase de dibujo, entre todos sumaban siete, sólo siete personas, tres chicas y cuatro chicos saliendo a cenar y quedándose toda la noche despiertos jugando con la consola, viendo pelis, pasando el rato… era una de las pocas oportunidades en las que podía ver a sus primos, además quería que su prima Hellen y su amigo Dan tuvieran tiempo para pasar a solas, se gustaban desde hacía tiempo pero al vivir tan lejos no tenían muchas oportunidades de estar juntos. Y ahora tendría suerte si se escabullía y pasaba tiempo con ellos, por lo menos esos dos tendrían la excusa perfecta para perderse en la fiesta, se consoló.

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no notó la presencia de Devon, que lo miraba con curiosidad, era raro pillarlo tranquilo, pensando seriamente en algo sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Y Devon apreciaba esos momentos en los que Bastian descansaba de su papel de cabronazo descarado y rebelde, y simplemente se relajaba, de hecho las únicas veces que lo había visto así era cuando dibujaba. Su expresión se tornaba seria y concentrada y sus manos se deslizaban con fluidez sobre el papel, en esos momentos resultaba muy tentador, y es que por mucho que no quisiera reconocerlo sabía bien que ese niñato era endemoniadamente sexy.

Cada vez le costaba más resistirse a sus provocaciones, que habían cesado después del incidente en los vestuarios, y no se diga de lo que le costaba contener su afán sobre protector, más conocido vulgarmente como celos, cuando esos garrulos del equipo se lo merendaban con la mirada, detestaba tanto a Craig que podría arrancarle la cabeza a palotazo limpio. Y aunque Bastian había seguido su consejo de no acercarse a Craig, éste parecía disfrutar persiguiéndolo y poniéndolo en apuros, y es ahí donde no había manera de contenerse. Sabía bien que Bastian se podía defender solo, que no necesitaba de su ayuda, incluso que era algo humillante para él que saliera en su defensa, pero simplemente cuando se daba cuenta ya era demasiado tarde y su cuerpo había vuelto a reaccionar antes que su racionalidad. Esperaba que Bastian se quejara, era lógico, pero ni siquiera tenían tiempo de pelearse, porque la madre del chico venía a buscarlo con puntualidad británica, no en vano era inglesa. Y todo por esa fiesta de cumpleaños, faltaba una semana y la mujer seguía haciendo preparativos, hoy le tocaba ir a la peluquería para cortarse el cabello, porque así estaría justo perfecto para la fiesta “todo el mundo sabe que el corte de pelo coge forma después de una semana, había dicho al aparecer por la puerta, justo antes de que Craig la interceptara dorándole la píldora y consiguiendo que invitara a los del equipo.

Decidió romper el ensimismamiento de moreno, para unos pocos minutos que podía aprovechar mientras la madre hablaba con el imbécil de Craig no pensaba desperdiciarlos.

-Ey-dijo para llamar su atención mientras le rozaba la
pierna y se sentaba a su lado.

-No me des esos sustos joder-protestó Bastian algo sobresaltado.

-No pretendía asustarte, pero estabas embobado-se justificó el rubio.

-Bueno pues mejor, así estoy quietecito y no fastidio a nadie- atacó Bastian.

-Oye no te pongas a la defensiva, venía a preguntarte qué quieres de regalo-intentó aplacarlo.

-Ponte un lazo rojo y nada más-contestó Bastian en tono socarrón.

-Me temo que el regalo será entre todos los del equipo así que no creo que sea buena idea…

-Pues entonces da igual, bueno puede que Craig se ofrezca-rió Bastian.

-Estoy seguro de que la idea no le disgustaría, pero no creo que acceda, sabe que si lo hace lo castraré con mis propias manos-afirmó Devon en tono cortante.

-Vaya, te juro que no acabo de entenderte-se quejó Bastian

-¿Por?

-Pues no quieres que me acerque a ti, pero tampoco quieres que se me acerquen…

-Qué puedo decir… soy una mala persona-sonrió Devon.
-Supongo que es eso lo que me gusta-negó meneando la cabeza con expresión resignada.

-Ehh ¿qué has hecho con Bastian y quién eres tú?-preguntó Devon intentando borrar esa mirada melancólica.

En ese momento llamaron a Bastian, su madre quería saber si iba a invitar a alguno de los chicos a quedarse a dormir después de la fiesta. …l negó discretamente, no quería que nadie se entrease, lo último que le apetecía era no poder estar a solas con sus amigos de siempre.

-Bastian creo que te olvidas de algo-intervino Devon, que le había seguido sin que se diera cuenta.

-¿Quieres matarme de un susto?-replicó Bastian algo molesto por esas repentinas apariciones del rubio.

-No precisamente-sonrió Devon guiñándole el ojo-. Sólo quería asegurarme de que no te olvidabas de decirle a tu madre que me habías invitado a dormir.

-Bastian cariño eres un despiste, te acabo de preguntar eso-le regañó su madre-. ¿Quién es este chico tan simpático?-preguntó Jill tomándose a pecho su papel de madre abnegada.

-Soy Devon, encantado de conocerla-se presentó el rubio mostrando su mejor sonrisa.

-Vaya entonces eres el primo de Evan, me alegro de conocerte Devon, nos vemos en la fiesta, ahora debo llevar a mi pequeño desastre a la peluquería, van a venir sus abuelos y quiero que esté muy guapo-se excusó Jill.

-Estoy deseando ver ese nuevo look, seguro le queda muy cool-volvió a sonreír, pero esta vez mirando a Bastian desafiante, adoraba ver su cara enfurruñada.

-Pues entonces ven con nosotros-propuso Bastian-así nos ayudas a elegir.

-No quisiera entrometerme en una velada madre-hijo-intentó librarse de la encerrona.

-Nada de eso Devon, así nos conocemos tú y yo-sentenció Jill.

Devon no pudo escaquearse, en cierto modo esperaba que Bastian se cobrara las jugarretas de las últimas semanas. Era plenamente consciente de que ese tira y afloja entre ambos era algo peligroso, pero le encantaba, podía imaginarse a Evan reprendiéndolo por seguir con esos jueguecitos, a los que no quería resistirse. Sólo cabía esperar que no llegara a sobrepasar ciertos límites, confiaba en que llegado el momento dejarían el juego con madurez, porque la opción de cagarla a lo grande no era buena para la salud mental de nadie.

Iba a matar a Bastian, lo había decidido a los cinco minutos de entrar en la peluquería. Cuando divisó al peluquero, al que tuvo que escuchar hablar para asegurarse de que era un hombre, ni siquiera con Petra había tenido esa duda, pero ese aspecto futurista y su complexión delgada no ayudaban mucho, aunque cuando abría la boca y salía ese potente chorro de voz ronca con acento italiano toda duda era despejada.

Al ver la expresión perpleja de Devon, Bastian se acercó para ayudarle a entender. Se agachó levemente para quedar a la altura de la oreja del rubio.

-Debajo de esa especie de mono espacial hay un buen par de…

-¡Bastian!-exclamó el rubio con enojo, no esperaba que se le ocurriera hacer algo así.

-¿En serio?-preguntó Bastian saliendo de la conversación, para fingir otra-Eso sería fantástico-continuaba su pantomima mientras Devon le miraba confuso.- Carlo ¿tendrías tiempo para cortarle el cabello a Devon?

-¿Cómo?-preguntó el rubio sobresaltado.

-Oh vamos, no seas tímido, Carlo no es tan fiero como parece-sonrió Bastian disfrutando del espectáculo que había montado.-Verás Carlo, Devon ha quedado fascinado con las fotos de la pared y entonces le he dicho ¡son trabajos de Carlo! Y se ha quedado impresionado, deseando que arregles esa linda cabecita suya, ahí donde lo ves este rubito es de lo más coqueto-explicó Bastian, arrancando la mueca de sorpresa más efusiva que Devon había mostrado en su corta vida.

-Caro, no te preocupes, es el cumpleaños de Bastian, puedo hacer una excepción, será mi regalo, te dejaré como nuevo para la fiesta, pero la próxima vez pide cita ¿sí?
-NO por favor, no quiero ser una molestia, pediré cita y volveré otro día-se excusó Devon.

-Oh qué ricura, pero no te preocupes puedo hacerte un hueco, sólo date prisa y ven aquí-le dijo a Devon palmeando una silla en tono imperativo, Carlo era un hombre enérgico que no aceptaba negativas y menos en lo referente a su trabajo.

El italiano empezó a soltar una serie de murmullos en su lengua materna que Devon no atinaba a entender, pero que por el tono no acababan de gustarle, de hecho lo que menos le gustaba era la expresión divertida de Bastian, ese cabrón se estaba cagando de risa en sus narices.
Cuando Jill volvió tenía la cabeza envuelta en papel de platino, se sentó junto a Devon y le fue traduciendo el discurso de Carlo. A grandes rasgos el italiano estaba escandalizado por el estado del cabello del chico, estropeado por el sol y el cloro, así que le cortó las puntas y le puso un emplaste de color rosa y de olor dulzón en la cabeza durante media hora, después retocó el corte desfilando algunas partes dejándolo en capas desiguales. Cuando termino su “obra” Devon lucía un cabello mucho más brillante y sedoso, aparte de eso debía reconocer que le gustaba el aspecto que le daba el corte, endurecía sus facciones y le quitaba un poco de su aspecto aniñado.

-Voilà-dijo Carlo al terminar y enseñarles el resultado al resto.

-Cariño estás muy guapo, Carlo siempre te superas.

-Gracias Cara, es mi trabajo-respondió el peluquero-. Y hablando de trabajo ahora le toca el turno a tu bambino.


Pero Bastian no acababa de reaccionar, estaba demasiado entretenido admirando la obra de Carlo, no había sido una mala tarde después de todo, aún no acababa de entender las intenciones de Devon al apuntarse a dormir en su casa con sus amigos, pero el hecho de tenerlo durmiendo en la misma habitación le compensaba bastante. Al menos tendrían tiempo para aclarar algunas cosas. Cuando salió de su mundo le estaban lavando el cabello mientras Carlo terminaba de peinar a su madre. Ya sólo quedaba él, así que Jill le propuso a Devon ir a tomar algo mientras terminaban con Bastian. En esos momentos el rubio entendió que Jill no aceptaba negativas de ningún tipo.
Ya a solas Carlo empezó a sonsacarle, Jill no llevaba a amigos de Bastian a la peluquería, sólo a sus primos de vez en cuando, pero Devon y él afortunadamente no tenían parentesco alguno.

-Cuéntale al tío Carlo quién ese rubito.

-Un compañero del equipo de waterpolo.

-¿Juegas al waterpolo?-preguntó extrañado al no saberlo.
-Desde hace unas semanas.

-Entiendo, parece que Jill se preocupa mucho por tu rubito-picó el italiano al ver la reticencia de Bastian.

-No es “mi rubito”-replicó con tono mordaz-. Se llama Devon.

-Santa madonna el bambino se nos está enamorando-exclamó entusiasmado.

-Deja de decir chorradas y acaba ya, no quiero que el rubito pase demasiado tiempo a solas con Jill-se quejó Bastian.

-Cierto, las madres no son un buen aliciente para conquistar-afirmó mientras empezaba a cortar el cabello negro.

Después de quince minutos Bastian se miraba al espejo satisfecho. Como siempre Carlo había hecho un buen trabajo, había eliminado el largo flequillo, dejando su rostro despejado, enmarcado por mechones picados en diferentes capas que le daban un aire algo siniestro al destacar sus ojos verdes. Un aire más salvaje que lo dotaba de algo parecido a la seriedad.

Salió de la peluquería dándole las gracias al italiano y se dirigió con paso rápido a la cafetería de en frente, donde se encontraban Devon y su madre, vistos desde allí parecían pasarlo bien, se estaban riendo… eso sólo podía significar que Jill le estaba contando algo embarazoso sobre él, definitivamente tenía que darse prisa para evitar que siguieran por ese camino, si Devon no le tomaba en serio después de oír las batallitas que su madre le contara no tendría posibilidad alguna.

Al llegar las risas cesaron de golpe, Jill lo miró emocionada haciendo algún comentario sentimental sobre lo mucho que había crecido su niño y lo guapo que estaba con ese aspecto tan sobrio. Devon estaba embobado, le fastidiaba reconocer que ahora Bastian parecía mayor que él incluso había ganado en atractivo. Resopló al pensar en todos los pesados que se le echarían encima, sólo recordar a Craig le enervaba.

Bastian se sentó aliviado de que su nuevo corte consiguiera distraerlos, se pidió un té helado mientras escuchaba a su madre ponerse sentimental, cosa que era de esperarse, lo que le descolocaba era la cara de pocos amigos que se le había puesto a Devon de un momento a otro. Por enésima vez las reacciones del rubio escapaban a su entendimiento, y eso era algo que empezaba a molestarle en demasía.

Jill recibió una llamada y salió al exterior del local, dentro apenas podía escuchar bien. En el momento en que cruzó la puerta ambos chicos se miraron directos a los ojos, en ellos había un aire desafiante, lleno de tensión.

-Vaya, así que ahora pretendes parecer un chico maduro- Devon destilaba veneno en sus palabras.

-No está mal cambiar-se encogió de hombros dándole otro sorbo a su bebida.

-Claro, seguro que a los babosos como Craig les encanta, a ver cómo te los quitas de encima.

-Creía que de eso te encargabas tú-escupió con sarcasmo Bastian.

-Muy gracioso Bastian, puede que debiera dejarte ocuparte de ellos a ti solito.

-Sí, lo mismo así dejaban de tratarme como a una nenaza indefensa, cosa que debo agradecer a tus cuidados.

-¿Te molesta que alguien más bajo y aparentemente frágil salga en tu defensa?

-Me molesta que me consideres un estúpido calientabraguetas, yo no hago nada para que se me acerquen de esa manera, aparte de respirar.
-Yo no he dicho que los provoques.

-Pero me tratas como si lo hiciera-protestó Bastian indignado-. Es curioso los que no me acosan no me hablan porque creen que soy tu mascota o algo por el estilo, al final todos creen que soy un puto que va de cama en cama, y lo más triste es que se equivocan de pleno. Tengo la fama pero no el provecho… es absurdo.

-No exageres-le resto importancia Devon.

-¿Qué no exagere?-resopló Bastian-. No tengo que hacerlo, ya estoy harto de oír comentarios pasados de vuelta sobre mí, rumores sin fundamento, que tenga una actitud descarada en muchas ocasiones no significa que vaya ofreciéndome sin reparos.

-Pareces una de esas beatas lloricas que van a misa con mi abuela-ironizó Devon.

-¿Sabes qué?-preguntó Bastian- Tienes razón, soy un chico en plena adolescencia, no debería estar quejándome de que anden “manchando” mi reputación, después de todo siempre me ha parecido mejor la gente de mala fama que los niños bien, aunque haya acabado fijándome en uno. Es mejor buscar a alguien que vaya de frente y pase de opiniones ajenas, espero que mi aspecto de chico maduro les atraiga. Deséame suerte Devon-dijo con una ladina sonrisa mientras se levantaba.

-¿Adónde crees que vas?-preguntó exaltado el rubio al verlo levantarse.

-A mear-contestó sin pararse.

Devon le siguió hasta el baño, esperando en el lavabo a que saliera. Ese último comentario le había hecho hervir la sangre. Cuando Bastian fue a lavarse las manos se llevó un buen susto, ¿cómo hacía ese chico para resultar tan sigiloso?

-Joder, qué manía más fea tienes de aparecer de la nada. ¿Quieres matarme a sustos?

-Escúchame bien mocoso estoy harto de tus jueguecitos y provocaciones, más vale que empieces a comportarte porque te prometo que como te dediques a ir por ahí restregándote con lo primero que pilles sólo por molestar, te vas a arrepentir. Deja de hacer el tonto y céntrate.

-¿Y en qué consiste eso según su ilustrísima?-preguntó socarrón.

En ese momento abrieron la puerta y Bastian tiró de Devon al interior de uno de los retretes, acorralándolo contra la pared, mientras le pedía silencio poniendo su dedo índice en los carnosos labios. Devon intentaba tranquilizarse, ese niño lo sacaba de sus casillas con demasiada facilidad. Bastian lo miraba fijamente preguntándose por qué demonios se había tenido que colgar de un chaval tan difícil que se empeñaba en complicarlo todo. Ambos se fulminaban con la mirada, sintiendo su mortífera cercanía, sus respiraciones se iban agitando por la mezcla de rabia y excitación que la situación les producía, se negaban a dar el brazo a torcer.

Ni siquiera eran conscientes de que iban acortando las distancias, en ningún momento cortaron el contacto visual, se acercaban de una manera hipnótica, lenta pero sin interrupción, como polos opuestos que no pueden evitar pegarse el uno al otro sus labios se unieron deslizándose poco a poco, notaban su suave y cálido tacto, el intenso sabor del té aún en sus lenguas que desplazaban con languidez, recorriendo cada parte del interior para luego volver al inicio y perfilar los enrojecidos labios. Todo era intenso y sobrecogedor, mejor de lo que habían imaginado alguna vez, ninguna fantasía podía compararse con las abrumadoras sensaciones que envolvían sus sentidos. Recuperaban el aliento mordisqueándose, succionando con suavidad… de pronto desaparecieron el espacio y el tiempo, sólo eran dos chicos besándose insaciablemente, despertando sensaciones estremecedoras que se intensificaban con cada roce.

Durante unos minutos que parecían alargarse eternamente dejaron de lado sus diferencias, dedicándose a disfrutar del momento, que les había revelado lo compatibles que eran en ese aspecto, o lo mucho que en verdad se gustaban aunque se empeñaran en maquillarlo. Bastian no era ningún latin lover en ciernes, sólo se escudaba en su descaro, y Devon no era un sádico que pretendiese volverle loco, simplemente quería que madurase un poco y dejara las provocaciones de lado. En el fondo ambos buscaban lo mismo, algo que les demostrara que podían confiar en el otro, el detonante que les diera el empujoncito para bajar la guardia y arriesgarse.

Y parecían haberlo encontrado, de hecho pensaban seguir buscándolo, de no ser porque Jill aporreó la puerta del baño de caballeros llamándoles con urgencia, tenían que marcharse ya por un imprevisto con su trabajo.
Se separaron con esfuerzo, mirándose aturdidos sin terminar de asimilar lo que acababan de hacer. Tanto juguetear poniéndose zancadillas, todas esas veces en que se puteaban poniéndose a prueba, a veces con auténticas niñerías otras molestándose más seriamente, pero siempre manteniendo un desenfrenado ritmo en el que eran el blanco de sus disparatadas atenciones- Y finalmente, habían cedido a un impulso de lo más primario sin darse cuenta, un beso y todo había cambiado. Desde ese instante las cosas tomaban un rumbo mucho más interesante… ya no tenían que aclarar nada con palabras vacuas o enmascaramientos, la piel era pura sinceridad.
Ahora que todo estaba “dicho” se debatían entre el enojo por la maldita interrupción y los nervios ante la perspectiva de pasar una noche bajo el mismo techo.

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