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Lost memory por LadyHenry

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Notas del capitulo: Sorry no me deja subir el capítulo completo y no me da tiempo de intentar editarlo, cuelgo lo que falta(que es aproximadamente la mitad) después. El lemon está completo, pero en la parte que falta XD

Exhaustos, así habían quedado Zipi y Zape, apodo que los del equipo de waterpolo les pusieron a Devon y Bastian por su recién estrenada estrecha amistad. Y es que pasar de un extremo a otro en tan poco tiempo era algo que tenía un precio: el agotamiento. A pesar de estar tan cansados no se quejaban, no era lo mismo agotarse por entrenar que hacerlo por haber practicado su primera sesión de sexo oral de un modo precipitado, rápido... atropellado. No tuvieron tiempo de disfrutarlo, de pararse a saborear el momento y otras cosas... fue algo más bien salvaje, una mezcla de fuerza y placer brutal, que los dejó sin aliento. Después de todo también tenía su morbo eso de "venga rápido que nos pillan", intentar que el otro acabara había sido un reto y luchar contra sus ganas de prolongar algo tan excitante también.

Aunque lo más difícil fue dar la cara después, esa sonrisa idiota y esa manera de evitar mirarse resultaban sospechosas. Sobre todo para Jill, afortunadamente Inti y Antvl estaban demasiado cabreados con el taxista y el viaje para fijarse en otra cosa que no fuera la comida que Jill les había calentado y que devoraban con ansias.

Bastian estaba contento, todo parecía ir sobre ruedas, hasta que Devon le recordó uno de los inconvenientes (o alicientes, según se interpretara...) más grandes que tenían en su relación, una insana manía de desafiarse. Jill les sirvió postre a sus sobrinos, ofreciéndole de nuevo a su hijo y a él, ya que como madre abnegada que era, se preocupaba de lo delgados que estaban los chicos del equipo, demasiado ejercicio en su opinión...

-¿Les apetece algo dulce antes de ir a la cama?-preguntó Jill sonriente.

-A mí no, estoy lleno, gracias-respondió Bastian.

-Prefiero algo salado-dijo Devon mientras sonreía malicioso y jugueteaba con su pierna y la de Bastian debajo de la mesa, haciendo que éste se atragantara.

-Tranquilo primito, no te van a robar tu dulce-rió Antvl-. No sé si te habrás fijado, pero este niño se pirra por los dulces... y Bastian vas a cumplir catorce, empieza a comportarte como un hombre.

-Cierto,  a partir de ahora le daré a sabores más amargos, comeré más carne... fresca-asintió Bastian subiendo su pierna por la Devon, que intentaba reprimir las carcajadas que pugnaban por salir de su garganta.

-Ésa es la actitud, se ve que entrar en el equipo de waterpolo te está sentando bien. Un poco de ejercicio para desarrollarte era lo que te hacía falta-opinó Inti.

-Tienes razón, desde que formo parte del equipo he incrementado mucho mi actividad física-afirmó Bastian con su mejor sonrisa.

-Me alegra oír eso, empezaba a preocuparnos que te convirtieras en un niñito indefenso con eso del arte... que está muy bien, pero seamos sinceros, no vas a sacar músculos dibujando, y con esa cara y... ese estilo que te gastas vistiendo... es mejor que sepas defenderte-argumentó Antvl con tono severo.

-Cierto, hay gente con la mano muy suelta-le secundó Devon con expresión enojada recordando a Craig.

-Debe ser muy duro para los dos, pero estando juntos les será más fácil cubrirse las espaldas-comentó Inti.

-Sí, cuando nos hablaron de ti nos mosqueamos un poco-se sinceró Ant-pero en cuanto te vimos respiramos tranquilos. No sabes lo que nos alegra que por fin Bastian tenga un amigo como tú, alguien que pueda comprenderle bien y le ayude en el colegio.

-¿Ha tenido problemas en el colegio?-preguntó Devon obviando que acabaran de insinuar que era un blandengue.

-No, nada que no haya resuelto sin ayuda. Sólo que estos dos se creen que porque algún imbécil se meta conmigo voy a salir lloriqueando en lugar de defenderme-se quejó Bastian, ante la falta de confianza que tenían en él.

-¿Y de quién has tenido que defenderte?-siguió indagando Devon.

-De unos de último curso, se metían con los novatos el año pasado, no fue nada grave-explicó Bastian.

-¿Cómo lo resolviste?-indagó de nuevo Devon.

-Nuestro primito ha hecho cursos de defensa personal, pero no quiere ir a clases de karate-dijo Ant con tono reprobador.

-No tengo intenciones de pegarme con nadie, con lo que sé y manteniéndome en forma no habrá problemas en caso de apuro-se defendió Bastian.

-Bobadas, es mejor estar preparado por si acaso-opinó Inti-. Deberías ir a clases de karate. ¿Y tú Devon?

-Yo entreno dos días, soy cinturón negro-respondió mientras intentaba acordarse de quiénes eran los del último curso, quería asegurarse de que Bastian no le había restado importancia a ese incidente del que no estaba enterado.

-Estupendo, le podrías enseñar a Bastian, a ver si se anima-intervino Jill entusiasmada.

-Sí así de paso practico yo-aceptó Devon, mostrándole una sonrisa que le congeló la sangre a Bastian. Ya la había visto en otras ocasiones, en las que se la había jugado, pero esta vez era diferente, había algo más fuerte que la molestia o la rabia, había una amenaza tácita en la que le prometía que si no le hacía caso iba a haber problemas serios.

-Genial, no se hable más, no puedes negarte Bastian, tu amigo es muy amable, y si él con lo pequeñajo que es lo hace no tienes excusa-zanjó Ant.

-Vale, vale... ¿cuándo empezamos?-se rindió Bastian.

-La semana que viene, podemos aprovechar los fines de semana, tú no tienes que ir a la academia y no hay entrenamientos-resolvió Devon-. Y por cierto Ant ¿puedo llamarte así?

-Claro.

-Soy pequeñajo pero puedo partirle la cara a tíos más grandes que tú, de hecho ya he tenido el placer de hacerlo.

-Touché, no lo hago con maldad, es que con Bastian hemos tenido alguno sustos y soy muy protector con los "pequeñajos", intentaré no decir las cosas de esa manera, lo prometo.

-No se lo tomes en cuenta Devon, Ant es así de...  expresivo, se preocupa mucho por estas cosas. Una vez casi se lía a golpes con un tipo porque no paraba de mirar a Bastian, y al final el pobre hombre sólo quería preguntarle la talla de camisa porque era del tamaño de su sobrino y estaba buscándole un regalo-explicó Inti resignado.

-Tú tampoco te quedas atrás-le reprochó Ant a su hermano.

-Cierto, pero soy más comedido y razonable. Lo que ocurre es que no nos gusta nada que molesten a los "pequeñajos", simplemente procuramos que sepan cuidarse y para eso hay que dar ejemplo-rió Inti.

-Es comprensible-dijo Jill mientras comenzaba a recoger la mesa ayudada por su hijo-. Ya te acostumbrarás Devon, seguro que contigo se ponen igual de sobre protectores.

-Yo sé defenderme, gracias-alegó Devon con aplomo.

-Y yo también, pero despierto instintos paternales-sonrió Bastian guiñándole el ojo a modo de reproche.

Después de todo hasta Devon se comportaba así con él. Iba a ser divertido verlo en esa tesitura, sólo le consentía las regañinas a Evan, y ahora tendría que lidiar con sus primos. Le parecía justo, después de todo él con Evan lo había pasado mal, ya era hora de estar en el lugar de protegido consentido.

Por su parte Devon suspiró, comprendiendo que no le quedaba de otra que aguantar, ahora que se cambiaban las tornas atisbaba la paciencia que tenía Bastian. Y le resultaba sorprendente, comenzaba a comprobar que el "niñato" no era tan alocado y que todo ese arrojo le servía de máscara para esconder lo que le inquietaba.

"Simplemente adorable" pensó ensimismado Devon, mientras imaginaba si llegado el momento, teniendo toda la calma y el tiempo que requerían esas cosas, Bastian se mostraría tan seguro como en ese apresurado 69, o sí por el contrario tendría la oportunidad de sacarle los colores. Rogaba porque así fuera, le resultaba muy tentador ver cómo se ponía nervioso, por eso no perdía oportunidad de pincharle con lo que fuera. Adoraba esas miradas indignadas, ese mohín disgustado de sus labios o el leve rubor que cubría sus mejillas mientras sus ojos se agrandaban por la sorpresa pareciendo más verdes que nunca. Se preguntaba cómo sería su expresión excitada, porque con el 69 se había perdido todos esos detalles, sólo sabía que podía hacer maravillas con la lengua y que su capacidad de apnea era envidiable, cosa muy loable por otra parte.

Pero lo que Devon ansiaba era algo más que el mero placer físico. Quería una entrega a un nivel más profundo, intuía que le resultaría más excitante escuchar su respiración entrecortada, o ver cómo se mordía los labios cuando le acariciase... todos esos pequeños detalles que se dejan al descubierto y permiten una intimidad mayor, un acercamiento auténtico... resumiendo, quería que Bastian fuera suyo por completo, y lo quería YA.

Se estaba impacientando, llevaban mucho tiempo con el tira y afloja, provocándose. Al comenzar el juego pensó en divertirse dándole una lección a ese mocoso malcriado y engreído, y no se había equivocado, lo pasaba bien planeando sus pequeñas venganzas, maquinando nuevas formas de ataque, disfrutaba con los enojos de Bastian, con su frustración al toparse con obstáculos, incluso cuando le salía el tiro por la culata y se refugiaba en las faldas de Evan se divertía con su indignación.

Por su parte Bastian había aprendido muchas cosas en sus encontronazos con su rubio. Cosas poco agradables, como que la vida no es justa y la astucia es lo que vale, que las apariencias engañan y es importante no aparentar lo que se es, que un rumor hace el mismo daño sea cierto o falso, y que una vez adquieres fama de algo ya puedes olvidarte de intentar cambiar esa percepción, lo mejor es sacarle partido, después de todo la gente que merece la pena se molestará en conocerte de verdad, no se conformará con la opinión del resto. Pero sobre todo había aprendido a ser tenaz, paciente y a sacar fuerzas cuando ya no tienes ganas de nada.

Bastian había madurado y Devon notaba esos significativos cambios. Había pasado de ser un niñato presuntuoso a un chico atrevido, capaz de hacer sonreír a Devon en las situaciones más tensas. Como compañero del equipo era sorprendente, había esperado que fuera competitivo e intentara resaltar, pero nada más alejado de la realidad, había resultado ser un buen apoyo para el resto, alguien que unía al grupo y reforzaba el compañerismo. Salvando esos pequeños altercados en los que más de uno quiso aprovecharse de la buena voluntad del chico, como el psicópata acosador alias Craig. Lo lógico según la manera de pensar de Devon hubiera sido dejar que Bastian se comiera el marrón él solito, para que aprendiera a "moderarse", pero cada vez que ese cretino se le acercaba, aunque Bastian pusiera distancia a la primera oportunidad... Devon acababa metiéndose por medio, amenazando a Craig y al resto de manera indirecta.

Primero puso excusas, que si así humillaba al mocoso y le dejaba claro que no sabía apañárselas solo, que si era una manera de dejar atrás su imagen de chico despistado del equipo... pero en el fondo sabía que la razón principal era que era incapaz de soportar que se acercaran a Bastian con esas intenciones. El monstruo de ojos verdes, que no Bastian, asomaba y eso por mucho que le disgustase a Devon sólo significaba que el mocoso le gustaba y había ganado.

Aunque ya no se tratase de un juego, de hecho ambos ganaban. Había sido complicado y difícil, pero por fin estaban dejando de lado las dudas, y por ahora les iba bien. A su modo, pero bien. De estar a la greña vigilándose a distancia con miradas suspicaces habían pasado a compartir mesa mientras engatusaban a la familia sin dejar de chotearse el uno al otro, no era muy maduro, pero sí divertido, además eran apenas unos adolescentes, no iban a ser un ejemplo de madurez, probablemente ni cuando tuvieran más de treinta lo serían, el temperamento puede disimularse, camuflarse... pero no cambiarse.

Que ambos tuvieran como pensamiento principal" qué hago para que nos dejen a solas de una vez" no decía mucho de su paciencia. Y que el resto fueran del tipo " dolerá mucho la primera vez" o " cuánto tardaría en arrancarle el maldito pijama", dejaba bien claro lo alteradas y necesitadas que estaban sus hormonas, un caos de alborotadas feromonas clamaban atención, y eso había que remediarlo.

De momento la cosa marchaba de maravilla. Inti y Antvl veían a Devon como a un compañero de fatigas y no una amenaza. Jill intentaba librarlos de la vigilancia extrema de los primos. Y mientras Bastian hacía de inocente anfitrión, Devon se dedicaba a ocupar su mente en lo que mejor podría distraerle de sus pecaminosas intenciones: molestar a Bastian. Así que le pidió a Jill que le enseñara fotos de su hijo de pequeño, cosa que aceptaron gustosos, ya que los primos no perdieron ocasión de reírse a costa del cumpleañero que se limitó a ignorarlos e irse a la cama. Bastante había tenido ya como para soportar aquello.

Le costó dormirse, sobre todo por la escandalera que hacían al reírse esa panda de hienas, nombre con el que había decidido bautizarles. Pero con algo de música clásica logró relajarse y caer en un profundo sueño, el agotamiento le estaba pasando factura, y quería estar en plena forma para el día que le esperaba, cumplir catorce iba a ser una pequeña odisea.

Dos horas después de reírse como loco y hacer buenas migas con los primitos, Devon subió al dormitorio, encontrándose con una de las escenas más sugerentes que había tenido la suerte de presenciar. Bastian yacía desmadejado sobre la cama boca arriba, con los brazos por fuera, uno flexionado sobre la cabeza, ocultando sus ojos, y el otro sujetando débilmente el ipod. Las notas del Claro de Luna se filtraban por uno de los auriculares caído sobre la sábana, el otro estaba aún en la oreja izquierda. La respiración acompasada de Bastian se colaba por los labios entreabiertos, la pose relajada, la expresión serena... dormido parecía tan tranquilo, transmitía una calma arrolladora por esa belleza que tan bien escondía, mostrando facetas más agresivas, con las que pretendía resultar más "duro" y por lo que creía atractivo. Pero era así, apacible y relajado cuando desplegaba todo su magnetismo. Y eso que estaba durmiendo, si abriera los ojos y lo mirase con dejadez... estaba seguro de que no podría controlarse. De hecho estaba luchando consigo mismo, por un lado quería disfrutar de esa vista el resto de la noche, y por otro estaba seguro de que si seguía así unos minutos más lo despertaría comiéndoselo a besos.

Optó por acomodarse a su lado abrazándolo, resultaría algo turbador los primeros minutos, pero el calor que desprendía lo iba relajando por completo, era una sensación confortable que iba borrando sus preocupaciones, el mejor somnífero que hubiese probado. Mientras se sumía en el sueño iba recordando las anécdotas que le habían contado al ver las fotos. Bastian aparte de resultar travieso, era muy curioso, obstinado y rebelde. Se había metido en muchos líos por no saber frenarse, cosa bastante curiosa, ya que en esos momentos tenía a su objetivo más anhelado a su lado en la cama y lo único que hacía era dormir como un bendito.

Devon también había roto con su tónica habitual, en lugar de valerse de su lugar de invitado para quejarse del abandono de Bastian y lograr que se quedara para poder burlarse, lo había dejado irse a dormir. Estaba seguro de que si volvían a entrar juntos y bien despiertos al dormitorio acabarían haciendo de todo menos descansar, no es que le disgustara la idea, pero prefería una situación más distendida que cerrar la puerta y ser sigiloso para que no les pillaran.

El despertar no fue precisamente romántico, a pesar de que Bastian abrazaba a Devon por la espalda, de que sentían un agradable calor expandiéndose por sus relajados miembros... todo eso se fue al traste cuando aporrearon la puerta y el rubio abrió los ojos como platos, enfocando a un muñeco que estaba en las estanterías, era una versión un tanto gore del sombrero loco, sus ojos rojos refulgían, su sonrisa era absolutamente malévola y ese mensaje que lucía en la chistera no era nada alentador "come with me at the mad tea party". Devon pegó un salto quedándose sentado y provocando que Bastian se cayera de la cama.

La reacción del cumpleañero  no fue precisamente agradable, después de asegurarle a su madre que estaba bien y el ruido no había sido nada, se incorporó lentamente, miró a Devon como si fuera a sacarle el hígado por la boca y se fue al  baño para ducharse.

-Lo siento, me sobresalté ¿estás bien?-preguntó Devon preocupado por esa expresión algo aterradora.

-De puta madre, no hay nada que me guste más para despertarme que pegarme el mamporro del año-bufó Bastian mientras se iba quitando la ropa y regulando el agua.

-No tienes buen despertar ¿eh?

-Prueba a despertarme de una manera más amable, no creo que a nadie le guste abrir los ojos en el suelo.

-Ya te dije que lo siento-protestó Devon.

-¿Y qué quieres, que vaya y te dé un premio?-preguntó Bastian mientras salía en bóxers para ajustar cuentas con el rubio, lo único que le faltaba era que encima que lo tiraba tuviera que disculparse él.

-Sí, aguantarte por las mañanas lo merece-replicó Devon poniéndose en pie de un salto mientras se quitaba la camisa del pijama.

Después de mirarse a los ojos con furia, retándose, se dieron cuenta de que estaban muy ligeritos de ropa, de que habían acabado así por estar durmiendo abrazados, y que lo que estaban viendo empezaba a hacerles reaccionar. Se hizo un tenso silencio, hasta que Bastian decidió que lo mejor era meterse en la ducha de una vez.

-El agua debe estar bien ya, salgo en cinco minutos-dijo Bastian haciendo uso de todas sus fuerzas para cumplir con lo dicho.

-Vale... por cierto ¡felicidades!-exclamó Devon al recordar los motivos por los que estaba allí.

-Gracias-sonrió Bastian.- ¿Qué vas a regalarme?

-Ya lo verás después, no te preocupes lo eligió una amiga, mi madre no me dejó comprar lo que yo quería.

-Me pregunto por qué...

-Mejor no, no me gustaría que volvieras a mirarme como antes-se quejó Devon.

-Hubiera bastado con que te pusieras un lazo rojo y nada más-propuso Bastian ignorando por completo la observación del rubio sobre su mal genio.

-Ni lo sueñes... y será mejor que te bañes de una vez. Yo también quiero ducharme entes de bajar a desayunar y tu madre no es de las que se lo toman con calma.

Ambos suspiraron ante el día que se les avecinaba, sólo esperaban que pudieran librarse del resto por unas horas.

Mientras tanto Leslie regresaba con unos cuantos paquetes sorpresa para Bastian. Al enterarse de que Devon iba a la fiesta, Evan no pudo resistirse a comprarle algún que otro regalo, lo mismo ocurrió con Keith, no se cumplían catorce todos los días, y con lo precoz que parecía el chaval era mejor echarle una mano, después de todo Devon era primo de Evan, y no se caracterizaba precisamente por ser precavido, no había más que recordar su estreno con Neil.

Por su parte Zoe y Neil se negaban a participar en los regalos de sus respectivas parejas optando por regalarle algo entre los dos, les costó ponerse de acuerdo. Neil pensaba en accesorios "útiles" como manuales de buenas maneras, ahora que sabía que iba a conseguir liarse con Devon, le ponía de los nervios coincidir con él en alguna situación familiar, ya tenía bastante con el primo de Evan para añadir a ese maldito mocoso depravado. Al final optaron por una camiseta con mensaje, después de quejarse tanto ante las sugerencias de su hermano, Zoe cedió en el mensaje, le parecía algo heavy pero la de santa Klaus montándoselo con Rudolf era peor... la camiseta era negra, tenía una especie  de dibujo tribal en rojo, coronado por una estrella de cinco puntas, en letras góticas de color blanco rezaba "El Infierno es mi hábitat natural". Estaba seguro de que Bastian iba a estar encantado de ponérsela...

Keith también estaba seguro de que le iba encantar ponerse su regalo, además se lo había pasado en grande yendo a comprarlo. Y es que ir a un sex shop con Bill era toda una experiencia.

Cuando su querido hijo le pidió que le acompañara a comprarle un regalo a Bastian, Bill se extrañó y le preguntó que por qué no iba con alguno de los chicos, recibiendo por respuesta que Neil y Zoe querían pasar una tarde a solas para ponerles a parir a Evan y a él, y que Evan iba a comprarle un estúpido juego sobre dos abuelas con tendencias psicópatas, y no quería participar en algo de tan mal gusto. Lo de los hermanos no acababa de cuadrarle, seguramente serían ellos los que no querían ir de compras con Keith porque se ponía muy pesado, lo de Evan sí lo daba por bueno, aunque su vástago no se acordara de mucho su sentido del buen gusto no había cambiado tanto, detestaba las bromas tontas y mucho más si se trataba de una ocasión especial como un cumpleaños, simplemente no podía hacer ese tipo de chorradas, aunque fuera para divertirse.

El paso definitivo para darle un rotundo sí, y embarcarse en una tarde de compras con su inconformista hijo, fue ver con sus propios ojos los regalos que habían comprado, definitivamente Keith no toleraría gastar dinero en esas cosas. La camiseta que habían elegido Neil y Zoe, o más bien Neil, no estaba del todo mal, el diseño era bonito, y a Bastian le iba a quedar muy bien, pero la frase no era lo que se dice políticamente correcta, aunque Keith hubiera cambiado bastante en ese aspecto, de seguro hubiera optado por algo más light. Evan sin embargo estaba encantado, hasta le dio un beso de esos que dejan sin aliento a Neil, por haber elegido algo tan apropiado. Ocasionando que Zoe y Keith, en un gesto sorpresivamente cómplice deslizaran la mano por sus cabellos y suspiraran resignados.

Con el regalo de Evan todos se quedaron en shock, una cosa era saber de qué iba el juego, pero verlo era algo atroz, era absurdo y jodidamente cutre. Sabían bien que Bastian le resultaba un molesto dolor de cabeza, pero no entendían cómo había buscado algo tan... indescriptiblemente tonto, Evan no solía perder el tiempo en elaborar sus revanchas, y elegir eso le habría tomado su tiempo, se miraban unos a otros preguntándose cómo había acabado comprando eso, pero no quisieron arriesgarse... conocer la respuesta podría ser aún peor.

Así que Bill acompañó a su hijo al centro comercial más cercano. Lo primero que hicieron fue tomar un café, quería saber cuál sería el itinerario, normalmente Keith visitaría varias tiendas de ropa y después se pasaría a las de complementos, para acabar en la librería. Una vez hecho el recorrido decidiría entre las cosas que más le habían gustado y volvería para comprar el regalo.

-Y bien ¿por dónde empezamos?-preguntó Bill mientras ojeaba el periódico y le daba un sorbo a la humeante taza de café.

-Por el sex shop-respondió Keith con naturalidad, provocando que Bill escupiera el café sobre el periódico.

-¿Estás bien papá?-preguntó mientras tomaba algunas servilletas y se las pasaba.

-¿Dijiste sex shop?-dijo Bill ignorando la pregunta.

-Sí.

-¿Vas a regalarle a un chico que cumple catorce años algo de un sex shop?

-Sí, por si no lo sabes Devon se va a quedar en su casa, creo que debería tener alguna ayuda por si acaso...

-Qué atento eres...

-Gracias, después de los que les pasó a Neil y Evan, creo que es mejor dejar el decoro a un lado, además para esos dos supongo que será su primera vez...

-Claro, qué te voy a contar a ti, seguro debió ser complicado eso de montárselo en el campamento, burlar a los encargados, seducir  a uno, llevarlo  a una cabaña...

-Pues no lo recuerdo, pero no sé por qué das por sentado que fui yo quien sedujo y no el seducido.

-Cuando recuperes el recuerdo lo sabrás... En fin ¿qué es lo que quieres comprar exactamente?

-Pues de momento lubricante, pero ya veremos qué más podría serles útil, lo mismo tienen algún pack apropiado.

-Sí, a lo mejor tienen el pack de "estréname el culo"-se burló Bill.

-Qué vulgar te pones a veces, a todas estas ¿prefieres dar o recibir?

-Sinceramente Keith, ya sé que tenemos que estrechar lazos, y cuanto mejor nos conozcamos más avanzarás en la terapia, pero preguntarme ese tipo de cuestiones en un centro comercial a las cuatro de la tarde mientras tomamos café es demasiado...

-Vale, no te pongas tan tenso que te va a dar algo, me parece que eso de vivir cerca de Will no te conviene... y deberías echar un polvo a ver si te cambia el humor.

-Lo tendré en cuenta-afirmó Bill sonriendo como si quisiera poner a Keith sobre su regazo y molerlo a nalgadas, como cuando de pequeño se empeñaba en trepar al árbol para atar una cuerda a las ramas y deslizarse a toda velocidad. Había sido su madre quien lo había castigado, fue la única ocasión en la que le puso la mano encima, él nunca lo había hecho. Pero de repente le habían entrado unas ganas locas de hacerlo.

Al entrar en el sex shop la cosa no mejoró. Keith se pasó el rato preguntándole a la dependienta para qué servían las cosas, incluso comentaba su sorpresa con algunas. Lo primero que hizo fue echarle un vistazo a los lubricantes, los había de sabores recomendados para el sexo oral, según le dijo la dependienta, había otros que también servían para masajes y olían muy bien, otros daban sensación de calor... después de pedirle su opinión profesional a la dependienta eligió uno con aceite de jojoba específico para la penetración anal. También se llevó un spray retardante del placer masculino, no tenía ni idea de qué efecto tendría pero le pareció curioso y la dependienta le dio el visto bueno. Curioseó los vibradores, algunos tenían unas formas algo extrañas, por no hablar de los colores, incluso había algunos que se iluminaban... la dependienta le sugirió llevarse un vibrador mini que era de ayuda en la iniciación el sexo anal, era discreto, negro y de un rosa transparentado con forma anillada, iba ensanchándose hacia la base, en la que se encontraba una perilla para regular la vibración, así se lograba ensanchar la zona progresivamente.

Por último añadió al lote unas esposas de caramelo, le pareció muy divertido el guiño a Bastian, le encantaban los dulces, y era una manera indirecta de llamarlos mocosos.

La dependienta lo colocó todo en una pequeña cesta envuelta en papel celofán negro, con un enorme lazo con los colores del arco iris y una nota, en la que Keith puso" Felicidades Bastian, espero que estrenes tus catorce y otras cosas... y nada mejor que estar bien preparado, tu adorado Keith".

Bill por su parte se desentendió del tema cuando su hijo volvió a la carga, al preguntarle si él usaba algún tipo de juguete ahora que estaba soltero. Ni siquiera quiso saber qué había metido en la dichosa cesta. Intentó contraatacar preguntándole por lo suyo con Zoe, el Keith de antes no toleraba que fisgaran en su vida amorosa.

-Bueno tanto preocuparte por tu padre y yo sin saber qué tal te va a ti con Zoe ¿fue memorable el polvo?-indagó Bill refiriéndose a su primera vez como pareja.

-¿Te refieres al primero o al que echamos en el acuario?-intentó concretar Keith con una maliciosa sonrisa.

-En el acuario...-repitió Bill estupefacto. Desde luego era una manera de mandarlo a paseo, pero nada discreta.

-¿Y?

-Nada, será mejor que nos demos prisas Leslie sale en una hora, si nos retrasamos no creo que espere.

En media hora todos le entregaron sus paquetes a Leslie, agradeciéndole que tuviera el detalle de llevarle los regalos.

-Es lo menos que ‘uedo hacer, iré a la fiesta-dijo Leslie quitándole importancia.

-Cierto, dale un beso a Bastian de mi parte-pidió Keith guiñándole el ojo.

-Tam'oco te ‘ases anda...

-No le hagas caso sólo dale los regalos que todos llevan tarjeta-sugirió Zoe.

-Ok, una cosa... ¿qué coño os ‘asa?-preguntó Leslie mosqueado por tanta sonrisita.

-¿A qué te refieres Les?-preguntó Zoe ingenuamente.

-A que ‘arece que vayan a cagarse de risa en cualquier momento-puntualizó Leslie entre confuso y enojado.

-No quieras saberlo Leslie, tú dale los regalos y vete a la fiesta, no esperes a que los abra, y por favor el de Keith que lo abra cuando acabe la fiesta y esté solo-advirtió Bill.

-Joder, no quiero ni imaginar qué son los regalos... quién me manda a ofrecerme-se quejó Leslie-. Adiós, gracias por el a'iso.

-Buen viaje Les-se despidió Zoe.

-Diviértete-lo secundó Evan.

-Pórtate mal-añadió Keith socarrón.

Eran las cinco de la tarde y todo estaba listo. La fiesta se celebraba en una de las  casa de la abuela materna de Bastian, que solían usar para reuniones familiares. Al estar en las afueras podían poner la música alta y hacer barullo sin molestar. Bastian estaba algo cansado de nadar de un lado para otro sin hacer nada. Había terminado por echarse en la cama a escuchar música, Sus primos habían secuestrado a Devon para hacer los recados de Jill, traer la tarta, que no podía ver aunque supiera que era su preferida, seleccionar la música... el del cumpleaños no podía hacer nada.

Por su parte Devon estaba cansado, sobre todo por los interrogatorios de Inti y Antvl sobre los posibles acosadores de Bastian. En verdad eran sobre protectores, por un momento estuvo tentado de decirles que el único que le iba a poner las manos y el resto encima a Bastian era él, que no se preocuparan más que ya se encargaba él mismo de espantarle a los moscones y a las niñatas. Pero logró contenerse, pensando, que si todo salía bien y no moría del cansancio esa noche podrían retomar esa placentera cuestión que tenían pendiente.


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