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Lost memory por LadyHenry

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Las vacaciones habían sido de lo más fructífero para todos. Keith había conseguido reunir algo de valiosa información sobre su familia, y aún le quedaba pendiente una conversación con Nate, con el que había logrado iniciar una relación más cercana. Y lo mejor era que su relación con Zoe se iba consolidando, al principio había sido todo bastante chocante, pero ya se iban relajando. Al igual que Evan y Neil, que seguían en la fase de tanteo, pero con más confianza.

Tenía hasta mediados de septiembre para elegir en qué ocupar su tiempo, aunque no acababa de gustarle eso de tomarse un año sabático. Por lo visto había conseguido que Evan y Neil acabaran en la misma universidad en la que se matriculó él, afortunadamente no quedaba lejos, a una hora de donde vivían, así que por una vez agradecía que Will se hubiera encargado de recomendarle esa exclusiva universidad privada, y creyendo que Evan y Neil serían futuros subordinados de su empresa, se encargara de hablar con sus padres para ofrecerles una cómoda financiación. Por una parte lo agradecía y por otra le daba miedo el alcance de la ambición de ese viejo.

Neil iba a estudiar derecho y Evan publicidad, cosa que en opinión de Will era estupendo, porque de esa manera Keith podría tener a gente de confianza en los principales departamentos. Por su parte a Keith no le disgustaba estudiar económicas, y teniendo en cuenta que seguía cerca de casa y con sus amigos, no pintaba mal, simplemente aprovecharía para pasar de las clases que no le resultaran interesantes, seguro que en su estado eran benevolentes.

Mientras tanto colaboraría con Neil en la ONG, necesitaba sacar tiempo extra en el que nadie lo acompañara, y si estaba con uno de los proyectos de la ONG habría momentos en los que Neil y él trabajaran por separado, y entonces podría aprovechar para hacer ciertas indagaciones.

-¿Tenemos trabajo? –preguntó Keith en la sala de espera.

-Sí, yo me ocuparé de las clases de refuerzo y tú de poner al día los expedientes y archivar la documentación. Estaremos en lugares distintos ¿te importa?

-No, siempre puedo llamarte si tengo dudas –sonrió Keith.

-Genial, empezamos esta tarde, te recogeré en tu casa.

-Vale, ¿te apetece un café?

-Claro.

Mientras se dirigían a la cafetería de Lucy, un deportivo les pitó, Neil iba a girarse para gritarle al imbécil que lo hubiera hecho, pero se quedó callado y con los ojos como platos cuando vio de quien se trataba. Por su parte Keith miró al conductor esperando a que dijera algo, pero parecía que sonreír era lo único que sabía hacer. Bueno también sabía aparcar porque empezó a maniobrar justo cuando Keith decidió seguir andando.

-Neil.

-¿Si?

-¿Quién coño es ése?

-Primo.

-¿Tu primo?

-No.

-¿Mi primo?

-Sí.

-¿Cómo se llama?

-Me llamo Jack –respondió el chico mientras se bajaba del coche.

-Hola Jack –lo saludó Keith.

-Hola Keith, ¿cómo estás?

-Pues verás Jack, iba paseando tranquilamente, pensando en qué comer para acompañar el café que pienso tomarme, divagaba entre la tarta de zanahoria y la de almendras, mientras Neil me hablaba de la localización del sitio al que iré a trabajar esta tarde, y entonces has aparecido tú, Neil se ha quedado mudo y aquí estamos –finalizó Keith encogiéndose de hombros.

-Qué tal si seguimos hablando de camino a la cafetería, me muero de ganas por probar la tarta de calabaza de Lu.

-¿La de calabaza ya? –se extrañó Keith.

-Bueno, suele hacerla desde septiembre –murmuró Neil.

-Jack, antes de que me ilustres sobre ti, podrías aclararme el detalle por el que Neil pierde la facultad de hablar con fluidez en tu presencia.

Jack comenzó  reírse haciendo que Neil se sonrojara, y Keith alzara las cejas a modo de interrogación.

-Digamos que nuestros caracteres chocan, así que Neil tiembla cada vez que compartimos el mismo espacio –se explicó Jack.

-Genial, parece que me llevo de puta madre con toda la familia –suspiró Keith.

-Eso ha sido impresionante –sonrió Jack mientras se acercaba a Keith y lo rodeaba por los hombros-. Hace poco hubiera sido más que difícil oírte decir en la misma frase familia y puta.

-Me hago una ligera idea, pero no te preocupes por eso, me he vuelto bastante deslenguado y mis modales son más flexibles.

-Eso es música para mis oídos –sonrió Jack.

Keith se giró hacia Neil que guardaba una distancia prudencial, el chico parecía algo cohibido.

-Neil ¿estás bien?

-Sí, sólo estoy sorprendido.

-Parece que en vez de que apareciera uno de mis primos lo hubiera hecho el Maligno.

-Tiempo al tiempo –murmuró Neil mientras aceleraba el paso.

-¿Le hiciste algo a Neil?

-Nada relevante que yo recuerde –meditó Jack.

-Define relevante –le instó Keith.

-Ya sabes, algo que cuente, no creo que se flipara porque una vez le robé el último trozo de tarta de manzana de Dick.

-Vale, pero si intentas robarme tarta en la cafetería de Lu te patearé el culo –advirtió Keith en tono solemne.

-Lo tendré en cuenta.

-Supongo que eres sobrino de Jane.

-¿Qué me ha delatado?

-Toda mi familia paterna parece que lleva insertado un palo en el trasero, y a ti se te ve de lo más relajado. Además tienes el mismo color de ojos que mi madre.

-Culpable, soy el hijo de tu tío Walt.

-¿El hermano mayor de Jane?

-Ese mismo. Vendrá a verte la semana que viene.

-Pues ponme al día.

-¿Con qué?

-¿Todo?

-Eso suena abrumador, me parece que no te tienen tan desinformado –respondió Jack extrañado.

-Digamos que me tratan con demasiada delicadeza, se lo piensan mucho antes de dar cierta información, no sé si es siempre por mi bien, porque son muy protectores o porque les es más cómodo. En cualquier caso resulta agotador tener que indagar tanto para cosas que acabaré sabiendo de cualquier manera.

- Así que aprovechas para sonsacar a quien tengas a mano.

-Al principio sí, pero sólo conseguí que se atacaran de los nervios y no quisieran quedarse a solas conmigo. Ahora yo también tanteo antes de preguntar, y creo que tú eres un buen candidato, se te ve desprejuiciado –dijo Keith con naturalidad.

Jack estalló en carcajadas ante el comentario, justo cuando llegaban a la entrada del centro comercial. Neil se giró para anunciar que él les esperaba en la cafetería, Keith asintió resignado.

-Hola Dick –saludó Neil al entrar.

-Hola Neil, ¿capuccino y magdalena de arándanos?

-Por favor.

-¿Dónde dejaste a la rubia?

-No te preocupes está acompañado por un primo.

-¿Devon?

-Estaba hablando de Keith…

-Yo de Evan.

-Evan está en el entrenamiento de waterpolo, tienen partido mañana.

-¿Keith con qué primo está?

-Con Jack –respondió Neil antes de darle el primer sorbo a su capuccino.

-Vaya…

-Lo sé, ahora sólo falta que llegue Evan antes de que se marchen –suspiró.

-Sería divertido –dijo Lucy saliendo de la cocina sonriente.

-¿Qué sería divertido? –preguntó Jack entrando.

-Jackie veo que conservas intacto tu súper oído –elogió Dick.

-Oh Dickie no me digas que lo dudabas, vas a hacer que me deprima.

-Apuesto a que se te pasa con un buen café y la primera tarta de calabaza de la temporada.

-Madre mía Dickie esto es una señal de que mi destino era venir –dijo Jack en tono solemnemente socarrón.

-Claro que sí, tu primo estará encantado de que antepongas la tarta de calabaza a su ilustre persona –irrumpió Evan sonriente-. Por cierto quiero mi porción, aparte del especial.

-Hola Evan yo también me alegro de verte –lo saludó Jack.

-Keith no nos dijo que venías –se extrañó Evan.

-Oh ya sabes lo considerado que soy, vine de improvisto –respondió Jack mientras le servían su café.-

-¿Vas a honrarnos con tu presencia mucho tiempo? –indagó Neil algo preocupado.

-No lo sé –respondió enigmático.

-Aquí está la tarta –anunció Dick sonriendo.

-Yo quiero un trozo –anunció Bastian desde la puerta.

-Y yo también –lo secundó Devon.

-Pero si son las fierecillas, cómo han crecido –exclamó Jack.

-¡Jack! –se sorprendieron ambos antes de ir a saludarlo.

-Menos mal que la tarta es de dieciocho porciones –dijo Petra.

Mientras los demás reían Jack parpadeaba, intentando reconocer a Petra.

-¿No sabes quién es? –preguntó Keith sonriente.

-No sé cómo se llama ahora, creo… -respondió Jack sonriendo.

-Prueba a ver encanto –le instó Petra.

Jack sonrió ladinamente, y la expresión de Petra se endureció.

-Como se te ocurra decir ese nombre voy a demostrarte que sigo conservando una fuerza muy masculina…

-Me rindo –dijo Jack ondeando una servilleta.

-Petra, ahora se llama Petra –aclaró Lucy mientras cortaba las porciones.

-Te sienta bien el cambio –aseguró Jack.

-Gracias.

-Parece que no soy el único con el que tenías una relación tirante –apuntó Keith.

-Tú tenías una relación tirante con mucha gente –sonrió Bastian.

-Gracias por la aportación –gruñó Keith.

-De hecho parece que aún sigues tirante con Bastian –observó Evan.

-Pues anda que tú –contraatacó Keith.

-Yo nunca lo he negado –se defendió Evan.

-Pensaba que ahora me apreciarías más –se lamentó Bastian fingidamente afectado.

-¿Por qué? –preguntó Jack.

-Porque este engendro se ha liado con el descerebrado –explicó Evan señalando a Bastian y a Devon.

-Oye no hables de los nenes así, están viviendo su primer amor –intervino Dick.

-Qué precoces –sonrió Jack guiñándole un ojo a Bastian.

-Unos precoces y otros tirando a lentos –le sonrió Devon a Evan.

-Chicos… -interrumpió Lucy-. ¿Qué tal está la tarta?

-De vicio Lu –respondió Neil.

-¿Tú no habías pedido magdalena de arándanos? –preguntó Lucy extrañada.

-Sí, pero Evan es muy generoso –respondió Neil tomando otro bocado.

Evan se limitó a suspirar, mientras el resto sonreía.

-Parece que hay muchas novedades –comentó Jack distraído.

-Sí… ¿Vas a quedarte en casa? –preguntó Keith.

-¿Te molestaría?

-No, sólo preguntaba para saber si me acompañas o quedamos.

-Nos acompañará –dijo Jane dándoles un susto ya que no la habían oído llegar.

-Hola tía.

-Hola Jack, ¿qué tal el viaje?

-Bien, han repartido pastelitos en el avión.

-Me ha llamado Walt para decirme que ibas a quedarte en su apartamento de soltero, pero le dije que en casa había sitio de sobra. Te preparé la habitación de invitados.

-Gracias Jane.

-Bueno yo tengo que volver al trabajo, Keith se ocupará de que te instales, salgo a comer a las dos, los espero en el italiano.

-Hasta luego –se despidió Keith algo confuso.

-¿Me he perdido algo? –preguntó Evan al ver la expresión de Keith.

-No lo sé… -respondió Keith aún abstraído.

-Me gustaría comprar algunas cosas antes de instalarme –dijo Jack sacándolo de su ensimismamiento.

-Oh claro, ¿te importa que nos acompañe Evan o alguien que sepa bien dónde quedan las tiendas?

-Claro.

-¿Algún voluntario?

-Podrías llevarte a Zoe, así va conociendo a la familia –sugirió Bastian.

-Eso sería estupendo -secundó Jack sin extrañarse.

-Lo llamaré después, ahora me gustaría comerme el resto de la tarta tranquilo –pidió Keith.

-Te pones muy guapo cuando te enfadas rubio –dijo Dick arrancándole una involuntaria sonrisa a Keith.

-Vamos Dickie tienes que aprender a ser más oportuno, así nunca podremos consumar lo nuestro –se quejo Keith.

-Oh Dios mío, Dickie me juraste que sólo me serías infiel con tu mujer, ¿qué significa esto?

-La carne es débil –dijo Petra mientras se servía más café.

-Te fuiste lejos, no venías a verme… parece que sólo te importa la tarta de calabaza –se disculpó Dick fingiendo estar afectado con voz de falsete.

-Prometo que de ahora en adelante te trataré como a una reina Dick –sonrió Jack.

-Eso dicen todas y después sólo me piden que les dé café y dulces.

-Un día de estos voy a pensar que Dick tiene un harem de jovencitos –sopesó Devon mientras mordisqueaba su tarta.

-Lucy es una mujer muy comprensiva –alabó Bastian.

-Depende de para qué, te aseguro que si deja que se churrusque esa hornada de galletas va a arder Troya –afirmó Lucy resuelta.

-Está claro que eso de la escala de valores es algo muy personal, anteponer el trabajo a lo sentimental dice mucho de lo profesional que eres Lu –dijo Keith.

-Gracias Nene, ya sabes que soy muy perfeccionista, aunque no me estreso demasiado –sonrió Lucy-. Y no está mal perder a Dick de vista de vez en cuando.

-Hasta la tarde Lu, la tarta estaba de vicio –se despidió Bastian-. Pásenlo bien chicos.

-No ‘egues ‘arde a la ‘eli –dijo Devon con la boca llena de tarta.

-Pareces el primo palurdo de Leslie –murmuró Bastian antes de limpiarle la comisura de los labios con una servilleta de papel y decirle que sería puntual.

-Bajo contigo, tengo que comprar el periódico –dijo Keith mientras se bajaba del taburete para seguir a Bastian.

Una vez en la planta baja, Keith se armó de paciencia antes de abordar a Bastian, que lo miraba suspicaz, esperando que le revelara el verdadero motivo por el que había decidido quedarse a solas con él de forma voluntaria.

-Sé que te resulta raro, pero me parece que tú eres la persona más sincera con la que puedo contar ahora mismo –comenzó a explicarse Keith.

-Ah… supongo que sí –afirmó Bastian algo confuso.

-El punto es que sigo desorientado en muchas cosas, pensaba que a medida que fuera tomando confianza los demás dejarían de ser tan… esquivos. Pero parece que la cosa va demasiado lenta para mi gusto.

-Y yo qué pinto… preguntó Bastian impacientándose ante la divagación de Keith.

-Hacer esto me cuesta mucho Bastian, sé más simpático y muestra un poco de cortesía…

-O destruiré tu alma.

-Ésa es la actitud, cooperar.

-Ya lo pillo, ¿en qué puedo ayudarte?

-Voy a ponerte un ejemplo. Hoy cuando nos hemos encontrado con Jack, esperaba ir captando el tipo de persona que es y la relación que teníamos, pero aparte de lo que me ha dicho Neil, no he podido sacar conclusiones.

-Crees que el entorno no es muy revelador.

-Exacto, se molestan demasiado en que no salgan detalles significativos…

-Eso antes te encantaba.

-Obviamente en mi situación no es muy alentador. Pero tú eres bastante opuesto a lo que yo era.

-Más que a lo que eras a lo que te esmerabas en aparentar.

-Eso es, tú conoces bien la diferencia entre una cosa y la otra, por eso eres perfecto para “guiarme”.

-¿Estás seguro?

-Sí.

-Si llegan a decirte esto hace unos meses todavía estarías descojonándote, no soy precisamente una de tus personas favoritas ¿sabes?

-Tampoco lo eres ahora, pero es lo que necesito.

-No te vendría mal usar un poco de esa simpatía conmigo…

-No creo, se ve a leguas que te va la marcha –sonrió Keith.

-Lo que tú digas… ¿y cómo quieres que te “guíe”?

-Podrías empezar por contarme qué pasa con Jack.

-Para eso necesitaremos un buen rato.

-¿Puedes esta tarde?

-Antes de las siete sí, pero tú no.

-Ven a las cuatro con Zoe aquí, y ya nos escaquearemos.

-Vale.

-Porque dejar a Zoe solo con Jack es seguro ¿no?

-Sólo corre el riesgo de que lo vacile un poco.

-Genial, pues hasta las cuatro, sé puntual.

-Soy jodidamente puntual no sé a qué viene tanta advertencia se quejó Bastian.

-No seas tan susceptible –le restó importancia Keith.

-Escúchame bien zorra, si quieres información empieza a meterte tu condescendencia por el culo y sé amable, o vas a ir a preguntarle al comemierda de tu abuelo, ¿capisci?

-Alto y claro –rio Keith mientras se giraba para volver a la cafetería.

-Y compra el periódico memo.

 

Una hora después la comida estaba resultando bastante entretenida, tanto su madre como Jack no paraban de hablar sobre anécdotas familiares. Tenía que reconocer que la familia de Jane era mucho más divertida que la de Bill, y desde luego más desenfadada. A Bill nunca lo había oído hablar de hermanos seriamente perjudicados por el alcohol que cantan versiones modernas de villancicos, o de sobrinos que acaban atorados en el ventanuco del desván del vecino después de enrollarse con su nieto.

-Espera un momento –interrumpió Keith-. Están diciendo que saltó la valla porque el vecino le persiguió con una escopeta.

-Sí –respondieron al unísono Jane y Jack.

-¿Por qué hizo que su nieto llegara tarde?

-Más bien llegó tarde por dejar que le comiera la boca –aclaró Jack.

-Entiendo, supongo que si te lías con el nieto del vecino granjero se corren ciertos peligros. Y si estaba en forma para saltar la valla, él sabrá si le merece la pena…

-Tú sabrás –rio Jack.

-¿Están hablando de mí?

-Sí –sonrió Jane.

-Yo me ligué al nieto del granjero.

-Exacto –corroboró Jane.

-¿Y me persiguió con una escopeta?

-Sí.

-Espero que estuviera bueno… -bufó Keith.

-Ya lo creo –silbó Jack.

-¿Tienes fotos? –preguntó Keith.

-Puede que si te portas bien te enseñe alguna –respondió Jack alzando las cejas sugestivamente.

-Bueno chicos tengo que volver al trabajo, nos vemos esta noche –se despidió Jane dejándolos solos.

-Hasta después –se despidió Jack mientras Keith le daba un beso.

-¿Nos vamos al centro comercial? –preguntó Jack.

-¿Mi madre sale con alguien? –preguntó Keith a su vez.

-Que yo sepa no.

-¿Alguna pareja desde el divorcio?

-Que haya presentado oficialmente no.

-¿No te parece raro?

-Supongo que no ha encontrado a la persona adecuada.

-Curiosamente mi padre tampoco…

-¿Eso te resulta problemático?

-Un poco, deberían sentar la cabeza, tienen una edad.

-Claro…

-Bill es un poco putón, pero a Jane no le he pillado nada.

-Puede que sea más discreta.

-¿Tú crees?

-Bueno, no iba a ser sólo cosa de la genética paterna esa obsesión que te entró con las apariencias.

Keith miró fijamente a Jack mientras una sonrisa triunfal afloraba en sus labios.

-Esto va a ser interesante, me alegro de que hayas venido a visitarme.

-Ya lo creo –sonrió Jack.

En ese momento sonó el móvil de Keith, y mientras Jack pagaba la cuenta, él atendía a Nate.

-Hola primo.

-¿Qué tal todo Keith?

-Bien, ¿Y a ti y Willy qué tal os va?

-Algo ocupados, pero he podido hacer un hueco para la próxima semana, ¿te viene bien quedar el martes por la mañana?

-Estaré disponible, ¿dónde y a qué hora?

-A las ocho, sé que es temprano, pero sólo tengo dos horas. Dime donde quieres quedar.

-Si solo tienes dos horas será mejor quedar aquí cerca. ¿Conoces el centro comercial de la entrada?

-Sí, una vez fuimos allí contigo y Bill al cine.

-No sabía que saliéramos en plan familiar.

-Fue cuando teníamos doce años, pero recuerdo donde está.

-Pues hasta el martes a las ocho.

-Ciao –se despidió Nate.

Después de llamar a Zoe para pedirle que le acompañara, volvieron al centro comercial dando un paseo.

-¿Desde cuándo te llevas tan bien con Zoe? –preguntó Jack con un tono que rozaba lo socarrón.

-No hace mucho ¿por?

-Sólo intento ponerme al día…

-¿Y tú qué te cuentas? Yo también debería “ponerme al día” –dijo Keith imitando el tono.

-Hace un año que trabajo como operador de sistemas informáticos, y estoy pensando en cambiar de compañía, me gustaría estar más cerca de la familia.

-¿Tienes pareja?

-No.

-Parece que no te llevas demasiado bien con Petra.

-De hecho acabo de enterarme de su nuevo… nombre.

-¿Eran amigos?

-Keith –llamó Zoe interrumpiendo la conversación.

-Hola –saludo Keith sonriendo al ver  cómo se apuraba Zoe para ser estrictamente puntual.

-Hola chicos –saludó Bastian unos pasos por detrás.

-Nos encontramos tomando el ascensor, como tenía que hacer unas compras antes del ir al cine le dije que se viniera –explicó Zoe.

-La próxima semana es el cumpleaños de mi padre, quería ir a mirar  cazadoras –dijo Bastian con entusiasmo.

-Ayer vi una tienda que tenía en el escaparate unas bastante elegantes, de hecho me quedé con ganas de probarme una –dijo Keith pensativo-. Pero no me da tiempo de ir antes de que venga Jane a recogernos…

-Oh ve con Bastian, yo acompaño a Jack –se ofreció Zoe.

-Pues vamos ya, que tengo entradas para el cine en dos horas y Devon me mata si llego tarde.

Diez minutos después Bastian y Keith estaban sentados en una tetería con terraza cubierta, esperando a que les sirvieran un té bien caliente.

-Está bien este sitio, me gustan las vistas al parque –comentó Keith.

-Lo sé, siempre te ha gustado, especialmente el té negro con canela y jengibre.

-Estoy deseando volver a probarlo, mientras tanto ilústrame.

-¿Qué quieres saber exactamente?

-Cómo es Jack, qué relación teníamos, si alguna vez se lió con Pedro…

-Pues no es que Jack y yo seamos íntimos, es sociable, simpático, revoltoso…

-Entonces se parece mucho a ti –sonrió Bastian.

-Puede que sí, no puedo ser objetivo con eso. Antes del divorcio de Jane y Bill te llevabas muy bien con Jack, solían coincidir en vacaciones en la casa de tus abuelos maternos, y solía venir a visitarte en fiestas, cumpleaños…

-¿Y después del divorcio?

-Se fueron distanciando, hasta que discutieron, y entonces empezaste a evitarlo

-¿Tienes idea de por qué discutimos?

-Él te dijo que estabas convirtiéndote en un calzonazos, que hacía todo para complacer al tarado de Will, y que tratabas a la gente como si fueran títeres que tuvieran que bailar a tu gusto.

-Vaya, eso es fuerte…

-Sí, pero era verdad.

-¿Discutimos en público?

-Claro que no, discutieron en el jardín de tu casa, a solas. Casualmente yo estaba en la casa de tu vecina, soy amigo de su hija, vamos juntos a la academia.

-Qué oportuno.

-No siempre. Respecto a lo de Pedro sé que se gustaban, pero…

-¿Pero?

-Intento decirlo con delicadeza.

-Venga, suéltalo ya.

-Digamos que tú te encargaste de que eso no siguiera adelante.

-¡¿Qué?! –exclamó Keith sorprendido.

-Interferiste.

-¿Cómo?

-Provocaste que Jack tuviera que dejarlo plantado varias veces, y le hiciste creer a Pedro que era por motivos distintos a los reales. No se lo dijiste directamente, lo insinuaste de manera ambigua, no sé si me explico…

-Madre mía, menuda joyita estaba hecho. ¿Crees que Jack quiere jugármela? No lo culparía…

-No es su estilo. Jack lo descubrió y su conclusión fue que si Pedro se dejaba llevar por ti antes de darle la oportunidad de explicarse, no merecía la pena.

-Fue muy duro con él.

-Puede que sí, pero ahora Pedro es Petra y tiene novio.

-Entonces por qué crees que ha venido.

-Se lo pidió Jane.

-¿Cómo lo sabes?

-Se lo pregunté

-¿Y te lo dijo?

-Obviamente.

-¿Te dijo por qué?

-Quiere que retomes el contacto con su familia, y Jack era uno de tus mejores amigos.

-¿Crees que Jack lo hace por hacerle un favor a Jane o porque está dispuesto a empezar de nuevo?

-Creo que está feliz por el cambio que has dado, intentó muchas veces hacerte cambiar de actitud, seguramente lo veías como una amenaza. Pero ahora las cosas son distintas.

-Tienes razón, hablaré con él de una forma más directa.

-Genial.

-Y ahora será mejor que nos demos prisa para pasar por la tienda y comprar algo.

-Pues será mejor que te compres tú la cazadora, porque ya tengo regalo para mi padre.

-Está bien, y gracias.

-El infierno debe estar congelándose en estos momentos –rio Bastian, al ver la expresión de fastidio de Keith.

-No lo estropees mocoso –replicó Keith en tono amenazante.

En el centro comercial Jack y Zoe charlaban sobre Keith mientras buscaban útiles de aseo.

-Cuéntame cómo se declaró Keith –pidió Jack intentando controlar la risa ante el repentino sonrojo de Zoe.

-Ni loco, me moriría de vergüenza.

-Entonces debió hacerlo bien.

-No sigas por ahí Jack.

-Soso, antes de volver a Keith, tu hermano y Evan ¿desde cuándo salen juntos?

-Un día o dos después de que empezáramos Keith y yo.

-Qué sincronizados.

-Supongo que desde el accidente Keith ha alborotado mucho a sus amigos…

-¿Y eso te gusta?

-Pues al principio me asustó, era agobiante tanto cambio seguido, apenas daba tiempo a reaccionar. Pero una vez se fue calmando no está nada mal.

-Parece que vuelve a ser el de antes.

-Eso dice Evan.

-Keith era mucho más espontáneo, amable, y no me refiero a educado y afable, sino a accesible…

-Sí, también me gusta más esta versión de Keith, espero  que “don perfecto” no vuelva a aparecer.

-Para eso estoy aquí, no pienso dejar que la familia de Bill vuelva a joderlo, esta vez no.

-¿Crees que volverán a presionarlo?

-Ese viejo amargado seguro que sí, y aunque sé que Bill está alerta, quiero estar ahí cuando ocurra.

-Entonces quieres recuperar la amistad que tenías con Keith.

-Ésa es la idea.

-Supongo que la actitud de Keith fue la razón por la que te alejaste.

-Se tomó muchas molestias para dejarme claro que no quería tenerme cerca.

-Estoy seguro de que le gustará volver a tenerte cerca-

-Lo noto algo reticente por ahora.

-Al principio lo estuvo con casi todos.

-¿Contigo también?

-Pues no, aunque no tengo ni idea de por qué –meditó Zoe.

-Debe ser porque eres un encanto que no haría daño a una mosca.

-Lo tomaré como un cumplido.

-Lo es, hablar contigo es fácil, sabes escuchar y no juzgas a la ligera.

-Gracias, aunque a veces soy algo ingenuo.

-Es parte de tu encanto, me alegra que salgas con Keith, eres una buena influencia.

-¿Quién es una buena influencia? –preguntó Bastian haciendo que Jack y Zoe se sobresaltaran.

-Madre de Dios Bastian, cuántas veces tengo que decirte que no hagas eso –dijo Zoe sorprendido.

-Me parece que pasas demasiado tiempo con el plasta de Keith –gruñó Bastian.

-¿A quién llamas plasta, mocoso? –intervino Keith.

-¿Compraron algo? –preguntó Jack desviando la atención.

-Sí, Keith se compró la cazadora que había visto en el escaparate, y yo encargué unos libros para mi padre.

-Qué bien, nosotros sólo tenemos que pasar por caja a pagar y podemos marcharnos –informó Zoe.

-¿Qué tal lo pasaste con Jack? –le preguntó Keith a Zoe mientras esperaban a que Jack pagase.

-Bien, es un buen chico. ¿Y tú con Bastian?

-Puede ser un encanto cuando quiere –sonrió Keith.

-Me alegra oír eso –dijo Zoe aliviado-. ¿Qué tal llevas la llegada de Jack?

-Me desconcertó bastante, Jane no avisó. Pero creo que es una buena idea empezar a conocer a la otra parte de la familia, además parecen más simpáticos.

-Pues sí, Nate y Willy son bastante estirados.

-Evan dice que son unos capullos.

-Algo así, Willy más que Nate. Pero ahora será mejor que te centres en Jack.

-Por lo que me han dicho lo puteé bastante –se lamentó Keith.

-Pues aprovecha para resarcirte –le sugirió Zoe.

-Tienes razón.

-Chicos me voy al cine –dijo Bastian consultando la hora en su reloj.

-¿Qué os parece si les acompañamos? –preguntó Keith.

-Por mí bien –dijo Zoe.

-Vale –respondió Jack.

-Pues en marcha, invito yo –sonrió Keith.

Cuando Devon los vio aparecer todos juntos se extrañó, primero pensó que Bastian había hecho algo, después pensó que Keith iba a putear al primo, pero fue una velada de lo más relajado, hasta que terminó la película y se toparon con Petra y su novio. No estaba seguro de porqué, pero no le gustó nada la sonrisa que se formó en los labios de Keith cuando su primo y Petra se miraron de una manera un tanto agresiva, ante la estupefacción del resto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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