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Lost memory por LadyHenry

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Después de darle muchas vueltas y hacer unos pequeños cambios, Keith  había decidido  comenzar  sus estudios universitarios. Cosa que había sido una grata noticia para su abuelo William, que se decidió por dar un poco más de margen a su hijo y dejar que siguiera encargándose de Keith sin intervenir, por el momento. Y así se lo había hecho saber Nate.

-Este pastel de calabaza está de muerte –dijo Nate mientras comía a dos carrillos.

-Me alegra que te guste, no suelo tener a gente esperando antes de abrir por la mañana –se extrañó Lucy.

-Quedé aquí con un primo, vivimos en ciudades distintas, así que tuve que madrugar, y como estaba lloviendo salí antes de lo previsto –explicó Nate, mientras daba pequeños sorbos a su café.

-Chico precavido, bien hecho –aprobó Lucy.

-Buenos días, ¿qué ha hecho bien mi adorable primito? –preguntó Keith al entrar.

-Buenos días nene, debí imaginarme que su primo eras tú –suspiró Lucy.

-Claro, ambos somos guapos, educados y adorables –dijo Keith sonriendo mientras le robaba un poco de pastel a Nate.

-Mantén tus manos fuera de mi comida –bufó Nate.

-¿No se supone que el posesivo es Willy?

-Tú mejor que nadie debería saber que no hay que fiarse de las apariencias, nene –replicó Nate.

-Para llamarme así tendrías que hacer los mejores dulces de la ciudad o tirar conmigo, y me parece que no cumples ninguna de esas condiciones –dijo Keith acercándose para robarle otro poco de pastel.

-Chicos es muy temprano para pelear, probad esta nueva receta de Dick y relájense un poco –medió Lucy reconduciendo la conversación.

-Oh gracias, discúlpeme, madrugar tanto no me sienta bien –se excusó Nate tomando una galleta.

-Lo siento Lu, prometo portarme mejor –aseguró Keith mientras tomaba la taza de café que le ofrecían.

-Felicita a Dick, las galletas están muy ricas –dijo Nate mientras tomaba otra.

-Ahora mismo iba a llamarlo, tiene que pasarse para traerme unos moldes, se lo diré –se despidió Lucy volviendo al mostrador.

Cuando Nate y Keith se quedaron a solas pasaron unos minutos en los que siguieron comiendo en silencio, dirigiéndose alguna que otra mirada escrutadora.

-A riesgo de parecer desconsiderado, te recuerdo que me tengo que marchar en hora y media –puntualizó Nate rompiendo el silencio.

-Bien, la verdad y nada más que la verdad –dijo Keith en un tono forzadamente solemne.

-Lo juro –replicó Nate poniéndose la mano en el pecho.

-Prometo que nada de lo que digas saldrá de aquí.

-Lo mismo digo, por si quieres contarme algo.

-Muy bien, ¿qué intereses se supone que tenemos en la empresa familiar? –disparó Keith.

-Joder, casi prefería contarte cómo nos liamos Willy y yo –suspiró Nate.

-Esa está al final de la lista, no te preocupes –rio Keith.

-Los míos y los de Willy son ocuparnos de alguna de las filiales, los tuyos aparentemente eran quedarte al mando de la central.

-¿Y más allá de lo aparente?

-Eso es más complicado, creo que intentabas jugársela al abuelo, no sé bien cómo, pero supongo que después de hacerte con el control le hubieras dado una patada en el culo.

-Eso tardaría en hacerlo como mínimo seis años, y con la edad que tiene podría palmarla en cualquier momento…

-Lo sé, no creo que compense pero nunca hemos hablado de ello.

-¿Por qué no hablábamos de nada interesante?

-Bueno eras algo así como el abuelo en miniatura, estaba seguro de que si descubrías lo mío con Willy no te iba a gustar…

-Joder, ese viejo me ataca los nervios, de pensarlo me enfermo.

-Si te sirve de consuelo creo que fingías para ganarte su plena confianza.

-Oh no sé qué es peor, ser un capullo o fingirlo para conseguir algo que te robaría media juventud, y te quitaría credibilidad para el resto.

-Bueno, eso es cosa del pasado ¿no? Ahora no creo que mantengas esas prioridades.

-No podría estar más alejado de ellas, pero necesitaré ayuda para torear al abuelo –dijo Keith clavando una mirada seria en los ojos de Nate.

-¿Y vas a necesitar ayuda?

-Obviamente.

-Y si no te chivas…

-No. Lo haré con o sin tu ayuda, pero no voy a jugar con eso.

-Vale, cuenta con nosotros, hacer frente común con el abuelo es la mejor idea que  he oído –asintió Nate.

-Puede que hasta sea divertido –sonrió Keith.

-Siguiente pregunta.

-¿A Willy le gusta dar o recibir?

Nate se atragantó con la galleta que acababa de morder, haciendo que Lucy se acercara con un vaso de agua.

-¿Qué le has hecho a tu primo? –preguntó Lucy mirando a Keith reprobadoramente.

-Se llama Nate, y es muy sensible.

-Por lo menos espera a que tenga la boca vacía, nene.

-Buena idea.

Lucy fue a tomar nota a los que entraban, mientras Nate se terminaba el agua, y sonreía negando con la cabeza.

-Ya te vale…

-¿No vas a responder?

-Pregúntaselo a él.

-Entonces, ¿puedo darme por enterado de lo vuestro?

-Sí, le contaré que ahora hacemos frente común.

-¿Puedes enterarte de qué planes tiene el abuelo para mí?

-No creo que sea muy difícil, ¿tienes claro qué quieres hacer?

-No del todo, pero te lo haré saber cuando esté seguro.

-¿Alguna pregunta “viable” más?

-¿Conoces a mi primo Jack?

-Sí, bueno no es que seamos amigos…

-¿Qué te parece?

-Los tiene bien puestos, es el único que te plantaba cara, y lo hacía de frente.

-Cosa que debía molestarme mucho.

-Digamos que te resultaba irritante, ¿por qué lo preguntas?

-Ha venido de visita.

-Qué amable, debe tener mucha paciencia –sonrió Nate.

-No te creas –irrumpió Petra sobresaltándolos.

-Buenos días Petra –saludó Keith.

-Hola Keith.

-No sé si lo conoces, este es mi primo Nate.

-No, a este no –dijo Petra extendiendo su mano para presentarse.

-Encantado –dijo Nate al estrechársela.

-¿Quieres contarme algo sobre Jack? –preguntó Keith.

-Esperaba que me lo contaras tú-dijo Petra tomando asiento.

-No tengo mucho que decir, ha venido a quedarse unos días para ver qué tal me va.

-¿Me estoy perdiendo algo?-preguntó Nate confuso.

-Es una larga historia –respondió Petra.

-¿Te supone un problema que Jack haya venido? –indagó Nate.

-Depende de sus intenciones.

-No te preocupes cariño, son buenas, acabo de tener una agradable charla con él –irrumpió Tom tomando asiento al lado de Petra.

-Joder, ¿tienen afición por escuchar a la gente para intervenir en el momento adecuado? –preguntó Nate sorprendido.

-A decir verdad creo que es la primera vez que lo hago –observó Tom.

-¿Y tú eres? –interrogó Nate harto de no conocer a nadie esa mañana.

-Es Tom, la fulana de Petra –aclaró Keith ganándose un codazo de Lucy.

-Nene, esa lengua, vas a espantar a tu primo –dijo Lucy mientras llenaba sus tazas de café por segunda vez.

-Con tanta ayuda extra no me extrañaría –suspiró Keith.

-A riesgo de resultar grosera, ¿por qué hablaste con Jack? –preguntó Petra a su novio.

-Bueno después de que nos topáramos en el cine no quisiste hablar del tema, y parecía que tú y él tenían ganas de sacarse los ojos, estaba preocupado por si en un segundo encuentro lo agredías y acababas fichada, quedaría muy mal en tu currículum  -respondió Tom.

-Cierto, no hay nada peor que los antecedentes penales en la ficha de una dama –sonrió Lucy.

-No fue para tanto –le restó importancia Petra.

-¿Qué te contó Jack? –preguntó Keith expectante.

-Que había venido de visita, y que no acabó muy bien con mi prometida, pero que procuraría comportarse la próxima vez que la viera –informó Tom.

-Genial, ahora solo falta que tu prometida cambie esa actitud que roza la fiereza –observó Nate.

-Tu primo es un encanto –sonrió Petra mordaz.

-Voy a empezar a creer que el único que te gusta de la familia es Keith –dijo Nate fingiendo enojo.

-Según creo soy el que peor le debería caer –dijo Keith mirando a Petra fijamente.

-Sí, pero desde que te pegaste el mamporro has cambiado mucho, así que hemos hecho borrón y cuenta nueva –sonrió Petra.

-Todos no vamos a correr esa suerte, así que será mejor que intentes arreglarlo por otras vías o pasar del tema –observó Nate.

-Prometo ser más tolerante, palabra de scout –dijo Petra con un tono que pretendía sonar solemne.

-Nunca me he fiado de esos pequeños engendros –negó Nate.

-¿No fuiste uno de ellos? –preguntó Keith creyendo recordar haber visto fotos de Nate con el uniforme.

-Precisamente por eso –rio Nate-. En fin ya es la hora, encantado de conocerlos, Keith ya te llamaré, hasta otra –se despidió Nate tomando su abrigo para marcharse.

-Hasta pronto –dijo Keith sonriendo.

-Vuelve cuando quieras –invitó Lucy.

-No lo dudes, tengo que probar ese bizcocho que huele tan bien –se giró Nate para señalarlo en el aparador.

-No sé que le pones Lu, pero nadie se resiste –suspiró Tom mirando el bizcocho.

-Para saber eso tendrías que beneficiarte a Dick, y te advierto que tiene una lista muy larga de pretendientes –dijo Lucy mirando socarrona a Keith.

-Es cierto, Petra acorta a tu fulana –asintió Keith.

-Lucy, ponme un poco, necesito consolarme con algo dulce de tanta indiferencia.

-Qué melodramático –sonrió Keith-. Bueno, me voy a buscar a Jack, no quiero que vaya haciendo más confidencias sin estar presente –se despidió Keith guiñándole un ojo a Petra.

-Ciao, nene –dijo Lucy mientras le servía la porción de bizcocho a Tom.

 

Neil y Evan intentaban ponerse de acuerdo a la hora de alquilar un apartamento cerca de la universidad. En teoría Keith iba a ocuparse de eso, pero con el accidente y sin saber si Keith ingresaría ese año, no habían mirado nada, y ahora Keith les había endosado la engorrosa tarea porque confiaba en el buen gusto de sus amigos, y estaba muy liado con la llegada de su tío.

-Este me gusta, los dormitorios están bien separados y tienen una bonita vista al parque –dijo Evan mientras terminaba de descorrer las cortinas.

-¡Joder! –exclamó Neil con los ojos desorbitados y fijos en la ventana de la casa de enfrente.

-Vale, que los vecinos sean tan… ¿liberales? –prosiguió Evan.

-Ni de coña, si veo algo parecido todos los días aborreceré el sexo –dijo Neil tajante.

-Busquemos otro apartamento –replicó Evan corriendo las cortinas de nuevo.

-Sabía que era demasiado barato para la zona –se lamentó Neil.

-Debería ser más barato con esas vistas, como no encuentren a uno de esos a los que les pone el rollo peludo…

-Dejemos el tema…

-Nos quedan tres de la lista –suspiró Evan.

-¿Queda muy lejos el próximo?

-No, a cinco minutos.

Dos horas después estaban rendidos pero satisfechos, después de ver el último, la vecina les dijo que su hermano alquilaba su casa porque tenía que irse a trabajar fuera, y los acompañó.

Después de ver la casa llegaron a un acuerdo, podían mudarse en una semana. Estaban encantados, la casa tenía tres dormitorios, dos baños, un balcón enorme, y un pequeño patio trasero. Evan pensaba traerse a su perro.

Cuando llegaron a casa de Keith a darle la buena noticia se encontraron con un almuerzo familiar que no esperaban.

-Buenas tardes –saludó Neil al entrar.

-Hola chicos, ¿qué tal la búsqueda? –preguntó Keith.

-Genial, tenemos que firmar el contrato mañana, y la próxima semana podemos trasladarnos –sonrió Evan.

-Qué eficientes, estaba segura de que acabarían arrastrando a Keith a que buscara con ustedes –aseguró Jane.

-Digamos que fue un golpe de suerte –dijo Neil.

-¿Conocen a Walt? –preguntó Keith señalando a su tío.

-Sí –asintió Evan sonriente.

-Hay que ver cómo han crecido estos chicos –se sorprendió Walt.

-Es lo que tiene dejar de venir tanto tiempo –le recriminó Jane.

-Cierto, prometo que no volverá a pasar, aunque también podrían hacernos alguna visita –se la devolvió Walt.

-Eso suena bien, las próximas vacaciones podríamos ir –propuso Keith.

-Os tomo la palabra –afirmó Walt.

-Pero no salgas a pasear solo Keith, no queremos tener problemas con el vecino –sonrió Jack.

-¿El granjero? –preguntó Keith.

-No, ese es el vecino de la abuela, el nuestro es otro –aclaró Walt.

-Vaya carrerón que llevabas –dijo Neil resignado.

-Mi primito era un portento –aseguró Jack guiñándole el ojo a Neil.

-Sí, uno del disimulo –dijo Neil mordaz mirando a Keith.

-No me dejes mal delante de mi futuro cuñado –protestó Keith dándole un puntapié a Jack.

-Vaya eso no me lo habían contado, cuando vengas lleva a tu pareja, lamentablemente tengo que marcharme después de comer y no tendré el placer de conocerla.

-Creo que es un poco pronto, le da vergüenza eso de conocer a la familia –dijo Keith mirando a Neil de reojo.

-Bueno, seguro que su hermano está encantado de acompañarle, así tendrá apoyo –sonrió Walt.

-Claro que sí, yo también me apunto –asintió Evan con entusiasmo.

-Genial, iremos todos, seguro que lo pasamos muy bien –dijo Jane cerrando el trato, estaba deseando hacer ese pequeño viaje y ver cómo se desenvolvían esos cuatro, prometía ser de los más divertido.

A Keith le había gustado comer con Walt y Jack, eran más simpáticos y relajados que la familia paterna. Aunque esa mañana se había llevado una agradable sorpresa con Nate, después de que decidieron dejar a un lado los miramientos.

Con la familia de su madre no había esa pesada reticencia que sentía con Will y sus hijos, ni siquiera había sentido la necesidad de esconder que salía con alguien, y se alegró cuando Neil cedió a acompañarlos para ir casa de Walt. Ahora solo le quedaba charlar con Jack, si se había tomado tantas molestias seguramente quería aclarar algo, o para variar era el propio Keith el que sentía la necesidad de preguntar por todo, era una ocasión estupenda de actualizarse, Jack parecía ser bastante abierto, le inspiraba confianza, y eso era algo nuevo.

El resto del almuerzo transcurrió en escuchar las batallitas que Walt y Jane contaban de sus hijos, que de pequeños eran unos auténticos trastos. Después de saber en todos líos en los que estaba involucrado con Jack, a Keith no le extrañaba sentir confianza, lo que le resultaba una locura era sentirla con alguien que solía incitarlo a hacer “locuras”  y viceversa.

-Será mejor mantenerlos vigilados en las vacaciones, Halloween es una fecha muy propicia para las travesuras –dijo Neil con tono amenazador mientras miraba a Jack y luego a Keith.

-No te olvides de Evan –puntualizó Keith.

-Oh no lo olvido, él es el que peor parado saldría, créeme –afirmó Neil con una siniestra sonrisa.

-Aguafiestas -bufó Evan desafiante.

-No será para tanto, seguro que lo pasamos en grande –dijo Walt mientras se levantaba y comenzaba a despedirse del grupo.

-Buen viaje de vuelta papá –se despidió Jack.

-Cuida de estos chicos hasta que vengan, los quiero en plena forma –dijo Walt antes de subirse al coche y guiñarle el ojo a su hermana.

En cuanto perdieron de vista el coche de Walt, Jane se giró hacia los chicos haciéndoles prometer que sus padres le llamarían para confirmar el viaje el fin de semana de Halloween. Los chicos se sintieron como si en lugar de ser universitarios que fueran a vivir independientemente por primera vez volvieran a tener ocho años, pero accedieron, seguramente acabarían divirtiéndose más allí.

 

Al día siguiente quedaron para firmar el contrato de alquiler. Keith quedó encantado con la casa, se pidió el dormitorio de la planta baja, el necesitaría más la tele que Evan y Neil, seguramente solo vería a Zoe los fines de semana. Aunque confiaba en poder darse una escapada entre semana de vez en cuando, excusándose con ponerse al día con su proyecto en la ONG, si aprovechaba bien el tiempo podría hacer ambas cosas.

Además estaba seguro de que Evan querría tener vigilados a Devon y Bastian, y no estaba por la labor de fiarse de la palabra Zoe. Keith no lo culpaba, adoraba a Zoe, pero era el chico más despistado que conocía, y solía ser un tanto confiado. Nos es que ese par fueran un peligro público, y tenían a Lucy para avisar, pero era mejor ser precavidos.

Cenaron en casa de Neil, su madre tenía guardia y les había dejado  pasta preparada. Zoe estaba encantado de que hubieran encontrado una casa que los complaciera a todos, su hermano y Evan estaban bastante estresados con ese tema, y a Keith no parecía importarle un carajo, le daba igual ir y venir en coche hasta encontrar algo. Pero eso era agotador, y estaban demasiado ocupados para perder el tiempo en la carretera.

Evan le había pasado fotos, mientras le contaba que el patio era lo suficientemente amplio para llevarse al perro, después hico algún que otro chiste sobre que Keith había pedido quedarse en el dormitorio principal porque tenía una tele enorme. Iban a trasladarse la próxima semana, y contaban con su ayuda, y la de Devon y suponía que por extensión Bastian. Como tenían cuarto de invitados seguramente también pasarían allí el fin de semana.

Iba a echarlos de menos,  se verían todas las semanas, pero no era lo mismo desayunar siempre con su hermano, y encontrarse con Evan y Keith media tarde en la cafetería. Confiaba en estar ocupado cuidando de que Devon y Bastian no se descarrilaran, aunque a él no le gustaba demasiado el waterpolo e iba a tener que llevarlos y recogerlos a los entrenamientos, había comenzado esa tarde, y que Leslie los hubiera amenazado con “azotarlos y ‘eterles la red de li’ar ‘or el culo”, después de que provocarán una guerra de balones, no había sido un comienzo muy alentador.

Pero no le había dado importancia, estaban en edad de hacer ese tipo de tonterías, tenían demasiada energía y esa opción para gastarla le resultaba más llevadera que otras. Aún le daban ganas de patear a Keith cuando se acordaba del regalo de cumpleaños que le había mandado a Bastian, pero prefería evitar el tema, dado que cuando lo mencionaba Keith ponía una sonrisa que lo hacía sonrojarse y acababan ocupados con otros menesteres.

Casi cuando estaban acabándose la cena, sonó el teléfono. Era la madre de Bastian, su vuelo se había retrasado y les pedía que le dieran de cenar a su hijo y le echaran un ojo. Nada más colgar Neil fue a buscarlo, temía que fuera a montar una fiesta o algo peor. Pero Bastian estaba comiendo palomitas mientras chateaba con Devon.

Mientras Bastian cenaba, Evan introdujo oportunamente el tema de la visita de Walt, estaba deseoso de ver qué cara se le quedaba a Zoe cuando descubriera la invitación, seguro que la idea de ser presentado formalmente ante la familia de Jane iba a dejarlo sin palabras.

-Estoy deseando que llegue Halloween –sonrió Evan mirando a Keith.

-Este año no voy a dejar que te infles a dulces, tú y el azúcar son una combinación nefasta –le advirtió Neil.

-Eso era antes, cuando no podía darle una salida más afortunada a esa energía extra, este año seguro que mi compañía te resulta más agradable –replicó Evan satisfecho ante la mirada furibunda que le dedicó Neil.

-Sigue así y te vas a quedar sin nada a lo que hincarle el diente –sonrió Keith.

-Bueno, seguro que en casa de tío Walt me divertiré igual –soltó Evan como si nada.

-Oh, es verdad, hoy comían con él –recordó Zoe-. ¿Qué tal fue?

-Muy bien, Walt es un encanto –respondió Keith.

-Me alegro, parecías muy nervioso con la llegada de Jack –observó Zoe.

-Es que Jack tiene el don de decirle a Keith lo que le viene sin cortarse –rio Evan.

-Parece muy espontáneo –apreció Zoe.

-Lo es, seguro que en Halloween lo pasamos en grande –sonrió Keith-. Mi tío Walt no invitó a ir a su casa, ¿te apuntas? –preguntó Keith mirando a Zoe de una manera implorante.

-¿A mí también me invitó? –preguntó Zoe extrañado.

-Sí, a los amigos de Keith –intentó suavizar Neil.

-¿A Bastian también? –picó Zoe viendo por dónde iban los tiros.

-Yo no puedo, mi padre vendrá y como a alguien se le ocurra llevarse a Devon va a arder Troya –advirtió Bastian con tono cortante.

-Oh pero mira que adorable se pone cuando reclama sus cosas –dijo Keith tomándolo de los mofletes.

-Lo digo en serio –protestó Bastian liberándose de Keith.

-Tranquilo, no vamos a dejarte sin compañero para ir a pedir caramelitos –dijo Evan sonriente.

-Qué pena, me hubiera gustado ver el modelito que va a ponerse Bastian este año, le va ser difícil superarse después de lo del año pasado –suspiró Neil.

-Mi disfraz de momia era genial, si quieres te lo presto, las vendas son elásticas y ceden, aunque no eres mucho más alto que yo –le sonrió desafiante Bastian a Neil.

-Volviendo al tema, Walt nos invitó a pasar ese fin de semana –lo ignoró Neil.

-¿Quiénes van? –preguntó Zoe cauteloso.

-Evan, mi madre, tu hermano y yo –aclaró Keith.

-Y estará Jack –puntualizó Zoe.

-Es su casa…

-¿Has hablado con él?

-Sí, bueno, nos queda mucho de lo que hablar, espero aprovechar esta semana antes del traslado.

-Eso estaría muy bien –apoyó Zoe.

-¿Entonces te apuntas? –insistió Keith.

-Tengo la sensación de que esto es una encerrona… -acusó Zoe con una mirada reprobadora.

-Se ha notado el giro manipulador que le has dado al tema –apoyó Evan, ganándose que Keith lo fulminara con la mirada.

-No es para tanto, además es la parte buena de su familia, después de tratar con la de Bill el resto es pan comido, y quedaría muy mal que visitaras a unos y a otros no –opinó Bastian.

-Juraría que quieres perdernos de vista –dijo Evan en tono amenazador.

-Estás un poco paranoico, se te está pegando eso de Neil –elucubró Bastian en tono resignado.

-Cuando te dan de cenar en casa de alguien deberías ser un poco más educado –sugirió Keith.

-También podrías grabar un vídeo cuando te lo montes con Keith y usarlo para chantajearle –sugirió Bastian haciendo que Zoe se atragantara con su bebida.

-Pero qué dices, si él también sale –dijo Evan señalando a Zoe- no tiene gracia, tendría que pedirle que hiciera un solitario…

-Podemos dejar a un lado esas ideas de chantaje y centrarnos en si Zoe acepta o no –propuso Neil.

-Lo siento, a veces se me olvida que es tu hermanito –se disculpó Evan.

-Zoe, estás rodeado de dominatrix, deberías buscar una manera de neutralizarlas –le aconsejó Bastian.

-Sí, se ve que tú lo llevas mejor con Devon, tal vez debería hacerte caso –suspiró Zoe.

-Ni se te ocurra dejarte corromper por ese engendro –dramatizó Keith.

-Disculpa, pero comparado contigo, soy un inocente doncel y a estas alturas poco quedará por corromper –contradijo Bastian.

-Tú tienes la inocencia donde Colón tenía la inteligencia espacial –sonrió Evan.

-Tu complejo de primo que ejerce de hermano mayor es un tanto preocupante –advirtió Bastian.- Volviendo al tema de mantener dominatrix a raya, si quieres te presto mi disfraz de momia y vas poniéndole los dientes largos a la peña para jolgorio de Keith –le ofreció a Zoe.

-Podría resultar, hay que hacer algún sacrificio si se quieren lograr grandes cambios –concordó Zoe.

-Esa es la actitud, si no te sirve podemos pedirles a las chicas de diseño que piensen en algo para ti, aún están a tiempo de aceptar nuevos pedidos –animó Bastian.

-Me lo pensaré, tengo que encontrar algo que le resulte aleccionador a Keith, esto de darme sorpresas a traición se está convirtiendo en una costumbre peligrosa. Debería hacer algo que  le haga replantearse sus maneras –sonrió Zoe.

-Puedes rehusar la invitación, nadie te está obligando –replicó Keith.

-No de manera directa –puntualizó Bastian, haciendo el gesto de las comillas al pronunciar “directa”.

-Cierto, eso de obligar es discutible, no voy a ser tu excusa para ahorrarte la visita –dijo Zoe removiéndose en su asiento.

-A mí me apetece hacer esa visita –dijo Evan.

-Sí, a mí también, Walt me dio una buena impresión –concordó Keith.

-Podemos ir los dos si quieren quedarse-propuso Keith señalándose a Evan y a sí mismo.

-¿Ustedes dos solos en Halloween? –exclamó Neil-. No sé tú, pero yo aún no he llegado a ese punto de total confianza en mi pareja, ni en la tuya tampoco –dijo Neil mirando a Zoe.

-Son un poco peligrosos sin vigilancia –concordó Zoe-. Acabarían llamando desde alguna comisaría lejana, será mejor que los supervisemos –concluyó Zoe sonriendo de una manera inusualmente inquietante.

-Dalo por hecho –asintió Neil.

-No sé si sentirme halagado u ofendido –dijo Keith algo confuso.

-Tú relájate y disfruta, seguro que te lo pasas de miedo –rio Bastian mientras se levantaba de la mesa entusiasmado por librarse de la vigilancia, cuando no estaban para coartarles la libertad, las cosas con Devon se ponían mucho más divertidas…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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