Julia
Las calles se encontraban mojadas, enormes charcos reflejan las luces de los bares, el ambiente era frio y húmedo mas a lo lejos se podía distinguir el olor a cigarro y alcohol que despedían aquellos lugares. Una chica no mayor de los 22 años, alta, morena y de pelo rizado deambulaba por un callejón.
Cierto nerviosismo invadía su estomago, tenia ansias, esas mismas que no la dejaban dormir por las noches. Dos semanas… sin sexo, la estaban volviendo loca. Medito un poco, engañar y lastimar a esa chiquilla des pues de todo no fue buena idea, termino rompiendo con ella y ahora no tenia con quién satisfacer ese deseo.
Aquella chica era Julia, una niña rebelde que vivía sola desde los 17 años cuando sus padres la corrieron de casa. ¿La razón? Era simple admitió ser lesbiana.
Enfurecieron pero ella no cambiaria de opinión le llevo muchos años aceptar sus nuevos gustos como para echarse para atrás. Así que sin remedio la corrieron, consiguió un departamento y siguió ella sola.
Pero la vida la volvió dura, después de varios tropiezos dejo de creer en los sentimientos.
Así es como había acabado muchas de sus relaciones, engañando a su novia, esta la descubrió y termino con ella. Pero claro siendo Julia no le importo, o al menos fingió que no le importaba.
Se detuvo un momento, busco entre la bolsa de su gabardina negra y encendió un cigarro. No faltaba el idiota que le gritaba palabras poco dignas para una mujer, pero era normal después de todo estaba en territorio de prostitutas. Continúo caminando hasta que aquellas mujeres fueron apareciendo poco a poco. Sus miradas frías y desoladas la hicieron sentir incomoda. Tal vez no fue buena idea ir a ese lugar solo por un poco de diversión pero… realmente estaba desesperada.
Dio vuelta en una esquina y siguió su caminata cuando a lo lejos diviso una figura que realmente llamo su atención.
Acelero sus pasos para alcanzar a aquella muchacha recargada en la pared.
Terminó corriendo y se paro junto a ella. Ahí estaba su piel pálida, ojos verdes y pelo negro, largo y lacio. Si no hubiera sido por aquella vestimenta (un top negro, falda corta y botas) hubiera jurado que esa muchacha era un ángel. Se acero y la miro, ambas miradas se cruzaron impidiendo el paso del tiempo. Era extraño pero algo era seguro aquella niña seria para ella.
Melisa
Ese día si que hacia frio, gracias al techo de la entrada de un cine se había cubierto de la horrible tormenta que había azotado a la ciudad permaneció ahí un momento hasta que la lluvia comenzó a ceder.
La gente la miraba raro algunos con odio, otros con decepción, curiosidad, perversión, lastima. Tantas miradas, apretó los ojos y salió corriendo. No es que ella deseara tener esa “profesión” se podría decir que estaba obligada. Cuando sus padres murieron lo perdió todo, estaba totalmente sola, sin dinero, sin estudios, sin gente que la contratara. Esa fue su única salida, pero sobrevivir de esa forma la estaba lastimando.
Aquellos hombres uno peor que el otro, cada noche lo mismo no duraría mucho en el negocio y eso lo sabia. Su rostro a pesar de ser hermoso tenia un semblante solitario lo único que necesitaba era cariño.
No necesitaba que le dijeran que era sexy, bonita o buena en la cama solo necesitaba un te quiero, demostrado con sinceridad, necesitaba un beso o una caricia llena de amor. Aun con ese semblante duro que siempre cargaba, sus ojos demostraban tristeza. Apenas tenia 18 años y sus ganas de vivir habían terminado, solo seguía en este mundo como un robot con una rutina pero sin propósito. Hacia mucho tiempo que no sonreía con verdadera felicidad. Miro al cielo dándose cuenta de lo miserable que era su vida.
Se recargo en una pared y giro su cabeza hacia la derecha y miro a una muchacha que se acercaba hacia ella. Nunca creyó que tuviera esos gustos pero jamas había visto a una mujer tan hermosa.
Quedaron frente a frente y pudo mirarla mejor. De piel morena y pelo rizado, su mirada verde se perdió en la negrura de sus ojos. Vestía una gabardina negra pantalón de mezclilla y zapatos de tacón, su mano derecha sostenía un cigarro. Y fue como si de repente todo volviera a recobrar sentido. Cosa que la espanto.