Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Viviendo Así por Aome1565

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Me tardé mucho.. o tal vez sólo lo suficiente para pensar yo que fue mucho -w-

pero debido a las inclemencias de mi pc, tuve que mandarla a reformatear...

de suerte salve todos mis archivos antes, asi que creo que sin más rodeos, dejo que lean el segundo capi, que es más larguito que el anterior (;

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sufriendo Así...

 

 

Teo estaba tirado en el suelo frío, semi-desnudo, y recostado por el inodoro. Estaba pálido, ojeroso y aferrado a la tasa con ambas manos, y eso hizo que lo viera como debería haberlo visto semanas atrás: muy, muy delgado... los huesos de la clavícula parecían saltarse de su cuerpo, sus bracitos parecían los de un nene chiquito, su abdomen plano quedaba opacado ante sus caderas tan notables a través de una capa demasiado fina de piel y músculos que casi parecían no existir en su cuerpo.

 

-¡Teo!, ¡Teo, nene, mirame! -Corrí hacia él y tomé su rostro con ambas manos. Lentamente abrió sus ojitos marrones y se giró hacia mí.

 

-Yo... yo me obligo a vomitar... -me dijo muy bajito, con la voz pastosa. Se movió un poco y se abrazó a mi cuello, para empezar a llorar. Estuvo así unos quince minutos mientras yo trataba de entender lo que estaba pasando, porque desde que abrí la puerta del baño, mi cerebro había quedado en blanco.

 

Cuando volví en mí, noté que Teo se había quedado dormido... yo no pude volver a pegar un ojo.

 

Al despertar y verme se largó a llorar nuevamente. Me abrazó fuerte y me pidió perdón:

 

-Ay, vida, perdoname... perdón, perdón... yo enserio creí que lo había dejado, pero se me escapó de las manos, y... -iba diciendo mientras intentaba no ahogarse con sus lágrimas. Me partía el alma verlo así, tan indefenso, llorando de esa forma. Sólo lo abracé aún más fuerte.

 

-No tengo nada que perdonarte, cielo... y yo te voy a ayudar a salir de esto, ¿si? Te lo prometo... -Lo besé en la frente y le limpié las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. -Ahora andá a lavarte la carita -le susurré, muy cerca de su rostro, pero él negó levemente con la cabeza-. Dale, así puedo decir que mi novio se lava su carita con agua y con jabón -pedí, usando mi imitación de la vocecita del hombrecito de jengibre de la película de Shrek.

 

-¿Se lava su carita? -me preguntó, siguiéndome el juego.

 

-¡Si, se lava su carita!

 

Con eso logré arrancarle una sonrisa, de esas que brillaban en su rostro...

 

Cuando salió del baño, corrió hacia la sala y me abrazó con fuerza, como si fuera un nene chiquito asustado.

 

-Ey, ¿qué pasó? -pregunté bajito, acariciando su cabello lacio mientras él levantaba la cabeza y me miraba con los ojos brillosos. Estando así de cerca, podía notar el maquillaje en su rostro para ocultar las ojeras.

 

-Te quiero... -me dijo de repente. Era un nene chiquito.

 

-Te pusiste en papel de nene chiquito... ¿dónde quedó el Teo de dieciocho años? -Le toqué su nariz perfectamente respingada y lo vi sonreír demasiado aniñadamente.

 

-Se fue a pasear... -Y se mordió el labio inferior, pero de la nada cambió su mirada a una más seductora y clavó sus ojos en los míos. Cruzó ambos brazos detrás de mi cuello y se acercó más a mi rostro. -Nah, mentira... acá está -susurró contra mis labios y me besó; yo lo abracé por la cintura y me recosté por la mesa que tenía detrás.

 

Después nos quedamos dando vueltas por el departamento un buen rato, pero cuando vi que eran las nueve de la mañana, le pedí que fuéramos a caminar. Afuera hacía un lindo día, con algo de viento y nada caluroso para ser verano; y yo necesitaba que me contara qué era lo que estaba pasándole, porque no quería que luego tengamos que arrepentirnos si las cosas pasaban a mayores... ¿o ya estaba siendo tarde?

 

-Hace unos años yo estaba en el equipo de natación para competiciones de un club, pero justo cuando había un conseguido un balance entre una figura correcta -no perfecta- y la fuerza necesaria para aguantar un torneo entero, me puse anémico y, mientras me recuperaba, engordé y me sacaron del equipo de competición, por lo que empecé a hacer de todo para volver a competir. Adelgacé lo suficiente provocándome el vómito y comiendo menos de lo que debería, pero ya no me dejaron entrar... y creo que por la depresión y todo eso seguí haciéndolo, pero lo dejé el año pasado... o eso creí... -Hizo una pausa para colocar su brazo en mi espalda baja, metiendo la mano en uno de los bolsillos traseros de los pantalones, sin dejar de caminar. -Harán unas... ¿dos semanas?, cuando un día, después del desayuno, me sentí demasiado pesado, como si hubiera comido mucho... y fui a vomitar. Eso fue suficiente para que volviera a notar esa especie de placer de sentirme vacío después de haber comido bastante.

 

»No lo hago como antes, que iba al baño con cualquier excusa con tal de devolver la comida, aunque esta mañana me zarpé... me levanté de la cama con ganas de comer, porque no era hambre, eran ganas de comer. Comí lo que había quedado de la cena y más de la mitad del postre que hice anoche cuando me di cuenta de que estaba teniendo un atracón... La sensación que se siente en ese momento es inexplicable, horrible; y me sentí tan mal que empecé a devolver todo automáticamente, como si fuera un reflejo. Cuando salió todo, no me sentí a gusto todavía e intenté volver a vomitar... y así varias veces, hasta que me sentí desmayar y justo llegaste vos.

 

-Ay, nene, decime qué puedo hacer para ayudarte. Juro que no me gusta nada que estés así y muero si llega a pasarte algo... porque te amo demasiado y se supone que tengo que cuidarte... -Le rodeé los hombros con un brazo y seguimos caminando un poco más. -¿Querés desayunar por acá o vamos a casa?

 

-Estaría más cómodo en casa -respondió Teo, sonrojándose y bajando la cabeza, con pena.

 

-Ey... no te pongás así, ¿si? Vamos a pasar de esta.

 

Caminamos en silencio hasta casa y, todavía en silencio, nos sentamos a desayunar un rato después. Yo lo veía revolver el café con leche, sin probarlo, con la mirada perdida en algún punto de la mesa, y no me animaba a decir algo. Hasta que escuché cómo sorbía por la nariz, como si estuviera llorando.

 

-Nene... -susurré bajito, intentando que levantara la cabeza.

 

-No puedo, no sé si voy a poder retenerlo -me dijo entre lágrimas antes de taparse la cara con ambas manos.

 

-Hasta ayer estabas re bien, Teo. Me pone mal que tengas los ánimos por el suelo y no me cuentes qué te pasa, porque vos no sos de ponerte así por nada. -Me levanté para abrazarlo, pero me rechazó.

 

-¡Vos no me conocés! -Y corriendo se encerró en el baño a llorar. Yo me senté del otro lado de la puerta, agarrándome la cabeza con las manos. Era cierto, yo a ese Teo no lo conocía...

 

-Entonces dejame que te conozca -le pedí, intentando que escuchase desde dentro del baño, mientras intentaba no llorar.

 

Después de un rato de escucharlo llorar, cuando se hubo callado, esperé y golpeé la puerta suavemente.

 

-¿Qué querés?

 

-Quiero... un nene pelirrojo, con pequitas y muchos besos para dar. Que también es bulímico-anoréxico y tiene un montón de tiempo y muchísimas cosas que contarle al novio... ¿me lo pasás, por favor?

 

En ese momento oí cómo sacaba el seguro y me puse de pie, para verlo abrir apenas la puerta para sólo asomarse.

 

-¿Y si ese nene te dice que viene con un bonus, porque necesita un abrazo? -preguntó en un susurro, con la voz quebrada. Yo me acerqué a él y abrí del todo la puerta para abrazarlo con fuerza.

 

-No me importa cuántos abrazos vayas a necesitar, sólo quiero saber qué está pasando con vos... Entendé, Teo, que todo lo que te pasa a vos me pasa a mí también -le dije viéndolo a los ojos y volví a abrazarlo.

 

Nos sentamos ahí mismo, en el pasillo y contra la pared y él empezó a hablar, tomándome una mano y acariciando el dorso de ésta con el pulgar.

 

-Antes que nada, no quiero que pienses que estoy así por cualquier cosa que tenga que ver con vos o nosotros; yo te amo, sé que me amás, y es demasiado importante para mí que me hayas dicho que estás conmigo para ayudarme... Esto de volver a vomitar la comida y no querer comer se debe a un reflejo. Yo no quiero comer porque sé que lo voy a devolver; y cada vez voy a retenerlo menos tiempo, porque ya no es que me lo provoque, sino que viene solo... con el tiempo eso de vomitar la comida a propósito se va volviendo un reflejo. Yo había aprendido a manejarlo, pero perdí el control y ahora vuelvo a estar como antes... y esto es lo que me pone depre, no es que haya una razón atrás de todo, ¿sabés? -Terminó de hablar y me besó vagamente una mejilla, para luego recostar su cabeza en mi hombro.

 

-¿Harías algo por mí? -Y lo sentí asentir. -¿Empezarías a comer de nuevo?.. Dentro de dos semanas cumplimos seis meses y me encantaría que vayamos juntos a comer, a pasear y hacer de cuenta que esto no pasó.

 

-¿Ya faltan dos semanas?.. El tiempo se pasa volando -murmuró y nos quedamos en completo silencio. Yo sentía su respiración pausada rozarme la barbilla-. Quiero ir a acostarme... ¿me llevás como princesa y te quedás conmigo a hacerme mimitos?.. Te necesito... -dijo bajito, bajito, como si no quisiera que nadie más oyera aunque ahí no hubiese nadie. Y no pude más que enternecerme con lo que acababa de decir y hacerle caso... muy pocas veces me pedía aquello, como si fuera un nene, y siempre terminábamos haciéndolo, como en la primera vez... creo que todas se parecían a la primera...

 

Me levanté del suelo y lo levanté a él en brazos hasta la habitación, lo acosté en la cama y me tumbé a su lado. Él se volteó bocabajo, acomodándose atravesado en la cama, y apoyó su cabeza sobre mi ombligo, con sus ojitos clavados en los míos; cuando los cerró, yo quité la horquilla que sobre su sien mantenía atrapados los mechones de su flequillo y empecé a acariciarle el cabello con suavidad.

 

No sé cuánto tiempo estuvimos ahí, pero si noté cuándo se quedó dormido. En otro momento yo también hubiera aprovechado aquel momento para dormir, pero esta vez no pude cerrar los ojos al verlo tan tranquilo pero con esas manchas azuladas bajo sus ojos, perturbando la imagen. En ese momento me sentí tan impotente, como si ayudarlo estuviera fuera de mi alcance. Sin darme cuenta empecé a llorar...

 

Ese mediodía Teo no almorzó... aún estaba dormido cuando preparé la comida... o tal vez sólo estaba haciéndose el dormido...

 

Durante dos semanas, poco a poco, fui ayudándolo a empezar a comer. Le servía poca comida en un plato grande para que la porción pareciera menor aún, reemplazamos las gaseosas y los jugos por agua y, creo que la parte más importante, no aceptar un no quiero por respuesta y confiar en él, no persiguiéndolo hasta el baño. Las cosas iban mejorando, aunque muy lentamente...

 

El día de nuestro aniversario caía jueves. El miércoles, después de la medianoche, pedimos helado a domicilio y nos sentamos a comerlo en la cama, aunque en vez de comerlo como debíamos, terminamos jugando con él... esa fue una de las mejores noches que tuvimos.

 

Durante todo el jueves anduvimos más acaramelados que de costumbre. Todo parecía tan irreal, como si estuviéramos viviendo una realidad alterna, donde no existían problemas... como si nada hubiera pasado...

 

Esa noche salimos a comer. Teo estuvo muy animado, comió sin revolver la comida, como solía hacer, y seguía siendo el mismo nene sonriente y tímido del que seguía enamorado...

 

...Aunque no me esperaba que, después de que haya pasado un buen rato desde que él había ido al baño antes de irnos, uno de los meseros llegara corriendo hacia mí gritando que mi novio estaba vomitando sangre...

 

 

 

 

 

Notas finales:

Un review? (:

que si no, no hai último capi, eh? (;

-ojo que no es chantaje o: (?)-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).