Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Viviendo Así por Aome1565

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

i ahora el último capítulo (:

muchisimas gracias a todos esos que lo leyeron :3

 una cosita antes... si quieren llorar como yo escribiéndolo, escuchen Save You, de Simple Plan... i si entienden ingles o leen la traducción, van a ver que es casi la misma historia...

 

 

 

 

 

 

Viviendo Así...

 

 

Cuando me vio llegar al baño susurró al aire un perdón y se desmayó. Inmediatamente una ambulancia nos llevó al hospital, donde el médico de guardia le diagnosticó anemia y algunos detalles más provocados por la bulimia y la anorexia... cosas que yo ya sabía...

 

Llamé a los papás de Teo y les conté todo, aguantando después que soltaran toda la frustración y la desesperación que tenían diciéndome que ellos confiaban en mí, que yo debía cuidarlo y que si él estaba así ahora era por mi culpa, porque yo no lo amaba de verdad... y cuánto se equivocaban...

 

Yo me había puesto de su lado para entender qué le pasaba, cómo estaba, y para ayudarlo a salir adelante. Intenté de todo y estuve y confié en él... jamás hubiese dejado que nada de eso le pasara si entre mis manos hubiese estado la decisión, porque yo lo amaba... pero eso ellos no entendían...

 

Teo estuvo tres días en el hospital, puesto que no lo iban a dejar marcharse sin antes restablecerle los valores correctos de azúcar en sangre y las demás cosas que no me dijeron a mí, sino a los padres... los cuales me llamaron un rato antes de que firmaran el alta de Teo.

 

-¿Aarón?.. Antes de hacerlo, primero queremos avisarte... no hacerte partícipe, sino simplemente comentarte que, cuando Teo salga del hospital, lo vamos a llevar a una clínica de rehabilitación. Es una institución privada de salud mental donde tratan con alcohólicos, drogadictos, suicidas y bulímico-anoréxicos, entre otras cosas. Por favor, no te opongas, porque sólo queremos que él se recupere -me decía la mujer, completamente seria pero con un atisbo de compasión en su mirada, mientras que su marido me miraba con completo desprecio-. ¿Podrías por favor recoger la ropa de Teo y algunas cosas que creas que vaya a necesitar y traerlas hasta acá?.. Podés llevarte el auto para que te sea más cómodo... cuidalo...

 

Ella me pasó las llaves del auto y se metió en la pieza de mi nene pelirrojo. Yo sólo salí del hospital y me dirigí a casa.

 

Juntar su ropa en un bolso me pareció lo más difícil que había hecho en muchísimo tiempo... era como estar echándolo.

 

Cuando llegué de nuevo al hospital, ellos ya estaban afuera. Teo tenía los ojitos hinchados de tanto llorar y ya parecía resignado. Me acerqué a él y le agarré la mano, a lo que respondió con fuerza; pero eso pareció no bastarle, porque, a mitad de su lento caminar hasta el auto, me abrazó y empezó a llorar de nuevo. Se aferraba a mí con desesperación.

 

-Escapemos, por favor -me rogó con la voz desgarrada. Yo sentí que se me partió el alma.

 

-No puedo, no puedo, cielo, no puedo... ¿qué más daría yo para poder tenerte siempre conmigo?, pero te amo demasiado como para dejar que sigas así... -le susurré al oído, dolido por cómo sollozaba, y me separé de él para limpiarle las lágrimas-. Dale, andá que te están esperando. -Y traté de sonreírle.

 

-No, vos venís conmigo -dijo lo suficientemente alto como para que los papás le oyeran.

 

Eran las diez de la noche cuando el auto estacionó frente a la clínica, que tenía aspecto de instituto demasiado privado, algo que sólo podían pagar esos que tenían plata hasta para limpiarse el--

 

Los padres de Teo se bajaron del coche, sacaron del baúl el bolso de ropa y entraron al edificio. Teo y yo nos quedamos afuera, viéndonos a los ojos. Yo intentaba no llorar mientras él parecía ya no darse cuenta de que las lágrimas seguían cayendo de sus ojitos tristes.

 

Cuando los papás de Teo salieron del edificio, siquiera nos miraron, sólo se fueron, pero dejaron dos enfermeros en la puerta para asegurarse de que mi pelirrojo entrara.

 

-Voy a venir todos los días a verte, a hacerte mimos... No sabés cómo me destruye el verte así... Decime que no te vas a rendir, porque te voy a estar esperando... voy a estar siempre ahí, con vos, y te vas a poner bien, cielo... te amo, nene... -le dije en medio de la desesperación y el llanto.

 

-Yo también te amo -susurró bien bajito y se colgó de mi cuello, besándome. Yo le correspondí y lo abracé fuerte, fuerte...

 

 

Al volver a casa me sentía vacío, tenía la sensación de que en ese lugar no vivía nadie. No podía creer que volviera a comer solo, a dormir solo, a vivir solo... si ya estaba haciéndome tanta falta, ¿qué sería de mí hasta que Teo saliera de la clínica?

 

Al día siguiente fui a verlo a la clínica. Cuando me vio llegar, se me acercó corriendo y entre risas. Parecía haberse olvidado de todo lo que había llorado el día anterior.

 

-¿Cómo estás? -le pregunté con una sonrisa sin dejar de abrazarlo.

 

-Muy bien... el lugar está lindo, hasta ahora me tratan bien, me dijeron que puedo hacer una llamada a la semana y mis papás todavía no aparecieron -me dijo entre ademanes exagerados de sus manos y con una sonrisa de oreja a oreja.

 

En las dos horas que estuve ahí me enseñó casi todas las salas de recreación y el patio trasero, que era inmenso y donde nos quedamos la mayor parte del tiempo, sin hacer más que sentarnos sobre el césped, abrazados.

 

-En casa me hacés demasiada falta... así que voy a venir muy seguido por acá -susurré en su oído, sintiéndolo estremecerse. Intentó voltearse y me besó una mejilla.

 

-¿Sabes de qué me di cuenta?.. No voy a poder empezar la universidad este año. Por más rápido que salga de acá, voy a perder mucho tiempo que tendría que usar para el examen de ingreso -dijo de repente, soltando un suspiro al final.

 

-Pero eso no te desanima del todo... vas a tener un año sabático para malgastar conmigo... -Y le guiñé un ojo.

 

Los demás días fueron parecidos. Pasábamos horas juntos dentro de ese lugar, donde todo lo que veíamos era color rosa, perfecto... aunque cuando yo volvía a casa seguía sintiendo que algo me faltaba, y la realidad de Teo no era tan así como me la planteaba...

 

En un mes empecé nuevamente las clases en la universidad y ya no podía ir todos los días a la clínica, aunque trataba de que mis visitas sean sorpresivas, sin horarios para que no tuviera que sentarse a esperarme.

 

En las épocas de examen intentaba no dejar de ir, pero se me hacía cada vez más difícil, eso sumado al hecho de que no podía concentrarme teniendo en la cabeza la imagen de Teo con las mismas ojeras todos los días, sin adelgazar más o subir de peso, lo que indicaba un avance casi nulo en los ya cinco meses desde que él había ingresado a la clínica.

 

 

Terminó agosto y no pudimos salir a festejar nuestro primer año juntos, por lo que, a mediados de septiembre, exigí que le permitieran un día fuera de la clínica... era su cumpleaños.

 

Ese día llegué temprano y lo saqué de ahí para llevarlo a pasear por todos esos lugares en donde más de una vez habíamos estado comiendo helado, viendo las estrellas... la plaza donde nos dimos nuestro primer beso... le tuve preparado un pic-nic al aire libre para el almuerzo y no paramos de dar vueltas durante todo el día.

 

Y aunque las horas iban desapareciendo una tras otra, terminándose mi tiempo para tenerlo sólo para mí como antes de que lo ingresaran, no me perdí ninguna de sus sonrisas ni rechacé beso alguno... porque sabía que las cosas buenas duran poco...

 

Era casi medianoche cuando recién fuimos a cenar. De la nada Teo se había puesto algo nervioso y, creyendo que yo no me daba cuenta, cada vez que me giraba, él sacaba la comida de su boca y la escondía en una servilleta o la lanzaba rápido y lejos.

 

Quise decirle algo, intentar que parara de hacer aquello, pero no pude... no con esa sonrisa inmensa y tierna que me dedicó cuando lo miré a los ojos.

 

-Tenemos hasta mañana... ¿querés ir a dormir a casa? -le pregunté antes de irnos del restaurante.

 

-Dale... -Y volvió a sonreír con una de esas sonrisas que le iluminaban el rostro.

 

Cuando cruzamos la puerta del departamento, me abracé a él y empecé a besarlo como hacía meses no lo hacía, sin tener que sentirme observado y sin intimidad. Lo arrastré conmigo hasta nuestra habitación y lo tumbé en la cama. Sentí que por fin lo tenía conmigo de nuevo, entregado, en mis brazos y para mí solo...

 

...hasta que él fue alejándome lentamente.

 

-Pará, nene... -me dijo con suavidad-. No... no estoy como para que me veas... no me siento cómodo. -Y se levantó de la cama. -Ya sé que es tarde, pero... ¿me llevás a la clínica de nuevo?

 

-¿Qué te pasa, Teo? Me prometiste salir adelante y yo te juré ayudarte a hacerlo, pero hace meses que estás internado y en vos no veo mejoría. No me enojo porque me hayas rechazado recién, me enojo y me entristezco porque vos no eras así, vos ya no sos el nene que cuando quería algo lo conseguía y que por eso fue a buscarme para tener algo conmigo... yo quiero que dejes de hacerte tanto daño, porque me lastimás a mí... me destruye verte así y no puedo vivir con eso. Si no vas a hacerlo por vos, hacelo por mí, por el amor que te tengo... por favor -le rogaba desde la cama, sentado y cubriéndome la cara con las manos. Él no decía nada, sólo sollozaba apenas audiblemente, tanto que no sabía si de verdad estaba ahí...

 

Eran las dos de la madrugada y ambos íbamos caminando hasta la clínica. Me despedí de él con un beso vago y esperé a que entrara, para después irme a casa, llorando y pateando piedritas.

 

Durante esa semana no fui a verlo. Sólo hablé con él por teléfono una sola vez, intentando no sentirme culpable por que nuestro noviazgo se estuviera yendo al tacho lentamente...

 

No aguanté mucho tiempo más y fui a verlo... para verlo bastante frío y distante... y aunque eso me haya dejado peor que la pelea después de su cumpleaños, intenté no empeorar las cosas y recuperar al Teo de antes, porque sin él no podía seguir viviendo...

 

 

Mis visitas se redujeron a un par de veces a la semana, lo cual no fue tan malo, pues el hecho de no vernos seguido hacía que nos extrañemos más, por lo que las ganas de vernos en esos momentos eran más grandes y eliminaban cualquier atisbo de ganas de pelear, reemplazándolas por más cosas que contarnos, raciones dobles de besos y abrazos como los de antes...

 

Y aunque las cosas eran difíciles para mí, sin él, esperé y aguanté todo el tiempo que fue necesario para verlo recuperado...

 

 

...Se necesitaron diez meses y medio de tratamientos en la clínica para que Teo saliera completamente recuperado de la bulimia y la anorexia. Casi un año de días difíciles para ambos y de tiempo juntos desperdiciado.

 

 

Cuando, ese día de febrero, cayó de sorpresa en casa, con sus maletas, no pude hacer más que abrazarlo y llorar con él. Seguía delgado, con ojeras y seguramente con la misma política del no me mires... pero yo lo amaba, había sufrido por él y había vivido sin él... era suficiente para decir que lo quería así...

 

 

 

Notas finales:

que emoción.. ya está terminado... ;w;

 

de verdad que agradezco a todos esos que leyeron.. en especial a Flor, que siendo completamente extraña a este otro mundo en el que vivo, se tomo la molestia de leerme... muchas gracias, blda (:

 

dejen un rr para que yo me sienta bien sabiendo que les gusto i les hizo bien (:

 

hasta la proximaa! :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).