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Somos Tú y Yo por Miss Rena

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Notas del fanfic:

Hyo~~

Después de traumarme con cosas de mi vida personal y no tan personal, vuelvo a esta página olvidada.

Tantos fics que leer ;O;
Tantas autoras geniales ;O;

Moriré... xD

 

En fin, espero que sea de su agrado.

 

Notas del capitulo:

 

{  "Somos Tú y Yo"  }

 

 

No le importaba mucho el tiempo que pasase allí, siempre era lo mismo: Las hojas de los árboles cayendo, la misma ráfaga de viento llevando el sonido de la espesura verde y el mismo camino vació delante de él.

 

Ignoraba la razón por la cual se sentía bien con sólo esperar, cruzar la mirada con el cielo y pensar en la misma persona. Se había convertido en un hábito.

 

Intuyó la hora que podría ser, así que desperezándose de esa posición, estiró los brazos cual gatito ronroneando. Comenzaba a oscurecer y había quedado en cenar con Sakura-chan en el puesto de ramen, el Ichiraku. De seguro, la muchacha ya estaría en el lugar, continuaba siendo puntual, y él continuaba siendo un distraído en potencia.

 

- Gomenasaii  Sakura-chan, se me hizo tarde de nuevo, yo --

 

La pelirrosada frente al Uzumaki, se sobó la cabeza un poco fastidiada y con un inevitable suspiró de resignación, lo miró con ternura - Esta bien Naruto, no tienes que disculparte... - Sabía que en los últimos días, el rubio se había comportado algo desanimado, muy poco característico en él. Así que prefirió ser amable hasta que repusiera su humor. - Vamos a comer, que prometí pagar hoy.

 

- ¡Claro que no! El caballero es siempre el que paga, y en este caso soy yo - afamado de su frase se apuntó con el dedo pulgar.

 

- Naruto... por favor... Ni siquiera puedes comer con cubiertos y haces esperar a una dama. Eso no es propio de un caballero. Deja de hablar y vamos a comer - sonrió, entrando ambos al fin.

 

La conversación que habían mantenido con el plato de por medio, no había salido a mayores. Sakura intentaba sacarla alguna pista a cerca de sus preocupaciones o cualquier cosa que pudiera darle algo de información acerca de su estado de ánimo.

Naruto, en cambio se empeñaba en mostrar sonrisas y hacer algún berrinche característico en él. Pero por más que lo hiciese, la muchacha parecía notar sus reacciones a destiempo.

 

- Gracias por la comida Sakura-chan, la próxima vez, seré yo él que te invite.

 

- Haii, cuando quieras... ¡Hasta mañana entonces! - Frenó en seco delante del rubio, sólo para darle un beso en la mejilla y despedirse.

 

La cara morena era un poema completo. Nunca había esperado algo semejante de su compañera de equipo, probablemente eso significaba que se estaban haciendo más amigos. Después de todo, ellos habían permanecido más tiempo juntos durante las misiones, y su compañero restante, a pesar de entenderse, seguía siendo reservado.

 

- Está rara... - se dijo para sí, mirando en dirección hacía donde había partido la ojiverde. Y allí estaba la razón, Rock Lee, parado en una esquina con la Haruno al lado. Parecían discutir irremediablemente, aunque después de un comentario que salió de los labios de su amiga, el moreno se sonrojó y al cabo de unos minutos, comenzaron a reír. - Sakura-chan se ve feliz. Me alegro por ella--

 

Movió los ojos descontrolados, hacia ‘cejotas' y él repetidas veces. Costó entenderlo pero llegó a la conclusión de que su amiga había armado esa escena apropósito. Un goterón cayó por su cabeza. "Me estaba utilizando". Juntó sus manos por detrás de su nuca y caminó hacía su casa, desinteresado de la vida.

 

Al llegar, empezó a ordenar como podía las cosas que encontraba esparcidas por el suelo. Su predisposición por la limpieza no había mejorado, bostezó cansado y subió pesadamente las escaleras, saltando algunos montoncitos de ropa al pie de la puerta. Una vez en su habitación, buscó sus prendas de dormir, cepilló sus dientes y se sentó en su cama. Estaba somnoliento y fatigado de la misma rutina, de no ser por la cena, hubiera entrenado algo y dormiría placidamente con la mente vacía.

 

Miró por la ventana, un viento fuerte soplaba moviendo la copa del árbol que asomaba. Un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo, y casi por inercia, se levantó para agudizar su vista hacia el paisaje de Konoha. Como siempre, nada fuera de lo normal.

 

Retornó a su cama, pero justo antes de acostarse giró los ojos hacia aquello que reposaba en el mueble: La banda ninja con el rasgadura partiendo el símbolo de Konoha, y la fotografía del original equipo 7. Lo tomó melancólico y luego de mirarlo con más detenimiento curveó una sonrisa. Podía ver como sus ojos celestes miraban al moreno fijamente, reconocía que no le había caído bien desde un comienzo y que le molestaba enormemente la inclinación sentimental de su compañera.

 

Sin embargo, eso había cambiado totalmente. Es más, el cariño que había despertado Sasuke en él era algo incomprensible hasta para su mente.

 

Esa noche durmió tranquilo, como de costumbre.

 

 

La rutina siguió así durante las semanas siguientes. Sin sobresaltos ni misiones peligrosas. Cada día pareciese volverse monótono, y lo sentía así por no tener alguien importante en su vida. Por lo menos, no dentro de la villa.

 

Otra vez merodeaba las puertas de Konoha, se sentaba en las mismas copas de los mismos árboles y divisaba algún movimiento cerca. No había nada interesante, hasta que de pronto, sorpresivamente entró alguien. Un moreno, sí, pero no el que él deseaba volver a ver. Era Sai.

 

No comprendía del todo las salidas repentinas que hacía Sai rumbo a Suna. Al parecer Tsunade lo mandaba como mensajero, pero muchas otras, él lo había visto salir sin ninguna encomienda. Quizás se había conseguido alguna novia, aunque pensaba que ella también podría dignarse a visitarlo. Ya se reiría del moreno cuando vea el tipo de gustos a cerca de las mujeres, así tendría algo para fastidiarlo después.

 

- ¡Muy bien! Creo que esto es todo por hoy'ttebayo - con los ánimos encendidos, golpeó sus mejillas con la palma y descendió camino a cierto lugar que correspondía de acuerdo al día.

 

Se detuvo en la florería Yamanaka y juntó las monedas necesarias para comprar unas flores amarillas que había visto desde hace algunos días.

 

- ¡Ohayo Ino-chan! - Saludó con la mano a la joven que parecía estar bastante cargada de trabajo, sin tomarse un respiro. - Aquí estoy... - hizo una seña para captar la atención de la rubia. - necesito aquellas flores - sonrió.

 

- Hola Naruto, hace mucho que ya no sé de ti... A decir verdad, el trabajo me tiene ocupada bastante tiempo - a paso ligero, Ino lo alcanzó y platicó con más entusiasmo. - ¿Aquellas flores? - miró con rareza la cara del ojiazul, afirmando su decisión. - Son ‘Hibiscos'... ¿seguro que quieres esas? Son algo costosas...

 

- Sí, quiero esas - interrumpió las meditaciones a cerca de la situación que hacía la Yamanaka. Ella le acercó las flores, relatándole un dato curioso sobre las mismas. Contó todo el dinero que llevaba encima Naruto y resolvió hacerle un favor, dejándole cinco ramillas al precio de tres. - Gomen Ino, te pagaré lo que te debo. Ya me tengo que ir.

 

- A ver si lo recuerdas... ¡Nos vemos! -

 

Cada uno siguió con lo suyo. Mientras La joven continuaba sus labores en la florería, que por cierto la acompañaba uno de sus compañeros de equipo, Choji. A lo mejor, ya que Shikamaru pasaba más tiempo con Temari, él prefería permanecer junto a alguien a quien ya conocía de siempre.

 

Recorrió varias calles pero pronto llegó a su cometido, el Cementerio.

 

Miraba con melancolía cada pequeño altar que se alzaba en algún sepulcro. Los ninjas fallecidos que habían entregado todo, por defender su honor, su aldea, sus principios, a las personas queridas. Se habían transformado en ejemplos de vida, de sabiduría y valores.

 

El rubio continuó pensando en cada shinobi que había entregado su existencia por sus creencias e ideales de su corazón.

 

De inmediato, su cuerpo se percató donde estaba y decidió frenar. Se sentó un buen rato callado, admirando cada letra retratada en el pedazo de roca.

 

- Buenas Tardes... Lamento no visitarte con frecuencia - A pesar de estar en un lugar así, no dejó de sonreír y mostrar buen humor. - No nos han dado misiones peligrosas, pero si saben como mantenernos metidos en cualquier caso absurdo - hizo un pequeño puchero y volvió a sonreír.

 

Sin detenerse comentaba cualquier cosa, como el porqué de las llegadas tardes de Kakashi y la actitud sospechosa de Iruka-sensei; o lo mucho que había madurado Sakura, sobre el progreso de Sai y cosas que no cambiaban en lo más mínimo.

Pero hizo una gran pausa, para preparase con el siguiente tema a tratar: Tsunade obaa-chan.

 

- Ella te extraña mucho... Desde el día que partiste, no la he visto más que beber y beber, claro, más de lo que ya bebía. - Se rascó la nuca gracioso. - No sé como hace para despertar sobria y atender a todos los asuntos importantes. Al final, parece que no quiere decepcionar a nadie, aunque en el fondo, creo que quiere mantener en alto la confianza que tienes en ella.

 

Quería evitarlo, pero no impedía la proyección de recuerdos en su mente. Los tantos días que ella había pasado a su lado, sólo para hablar de cualquier cosa que tenga referencia a él. Lagrimas que había derramado, abrazando su cuerpo, siendo Naruto el único en verlas.

 

- Te marchaste pronto. - Soltó una carcajada sonora mientras repetía lo que estaba pensando - Me decías que era un muchacho tonto e impulsivo, y que mis descuidos terminarían por matarme... ¡Mírame ahora! yo no soy el que quedó bajo tierra.

 

Le tenía respeto, mas sabía que las cosas tristes no iban con el viejo.

 

- Te compré esto - reconoció el racimo que todavía traía en manos y optó por entregárselo en ese momento. - Ino me contó que estas flores sólo se mantienen florecidas por un día... Sé que tu tiempo de brillo pasó... pero aún floreces en los corazones de todos nosotros. No lo olvides Ero-sennin, tú nos ayudaste a salvar la villa, y también a mí. - Sacudió sus pantalones una vez de pie. Hizo una cortés reverencia, despidiéndose aún leyendo la inscripción en la roca.

 

 

Eso era lo último que había hecho anoche. Había amanecido temprano, así que siguiendo sus hábitos matutinos, desayunó algo ligero y se encaminó al bosque a poner algunas técnicas en práctica.

 

Ya pasaron años desde que Akatsuki había sido destruida. No entendía la razón del porqué no volvía aún. Una opción podría haber sido que Itachi siguiera con vida o que su hermano hubiera perdido la suya.

¡Pero que pensaba! El Teme es todo un genio, luego de él por supuesto. Seguro se las había arreglado y no tardaría en volver. Pero si eso no fuera de ayuda, él tenía reservado un favor de Tsunade obaa-chan. Partiría en dos semanas.

 

Descansó en la tarde, subiéndose al mismo tronco alto, donde podía percibir cualquier movimiento lejano. Por alguna razón que desconocía, el cansancio había sido más pesado que las otras veces, el sueño tenía la partida ganada.

 

Cuando abrió los ojos, la tarde se había pasado volando. No había tenido la oportunidad de comer aún, por suerte llevaba con él algo de agua y provisiones como barras de cereales, a petición de Kakashi. "Cómo si estas cosas ayudaran al buen apetito, prefiero Ramen instantáneo" A regañadientes comenzó a mordisquear de forma brusca aquel pedazo insípido de alimento, evitando su degustación.

 

Dada la hora acostumbrada, saltó a tierra firme, miró para ambos lados y con un leve bufido de insatisfacción porque nada interesante sucedía, se hundió de retorno a la villa.

 

- Nh - Un viento fuerte sopló de golpe, junto a una figura distante que detuvo las andadas del rubio.

 

Varias de las noches cuando no había podido conciliar el sueño, esa tarde habían logrado sucumbir su cuerpo, haciéndolo dormir hasta el ocaso. La noche amenazaba por caer, y esa figura continuaba acercándose.

 

El ojiazul presuroso tomó una shuriken y adoptó una posición de ataque. Avanzó a pasos lentos hacia aquella persona. Los pájaros comenzaron a levantarse en un aleteo revoltoso, empeorando la vista de sus ojos. De pronto, la caída de las hojas cesaron y la persona desfalleció en la tierra seca.

 

Guardó sus armas en su bolsillo y corrió a su encuentro. La capa negra que vestía era lo que más tenía a la vista, a medida que fue acercándose, inmediatamente reconoció su cabellera azabache y su piel nívea.

 

No podía creerlo. ¿En verdad era él?

 

Lo tomó en brazos y volteó a su parte delantera para cerciorarse. Tenía los ojos cerrados pero en su rostro se dibujaba claramente los rasgos finos que recordaba de él. No lo pensó más. Cargó el cuerpo con cautela en su espalda y sin hacer movimientos bruscos, discretamente lo llevó hacia su casa.

 

Evitó a las demás personas, hasta que condujo al moreno a habitación, lo recostó en su cama y aún conservando esa mueca asustada, llena de aturdimiento y sin la posibilidad de articular idea alguna dentro de su cabeza, se revolvió y estiró de los cabellos, desesperado por no ponerse en acción.

 

Cuando decidió ver el estado de su amigo, descubrió todas sus facciones tranquilas, sin detectar ningún movimiento, se acercó lo más posible para controlar sus propios latidos acelerados temiendo lo peor.

 

Primero, palpó su rostro, limitándose a tomarle su temperatura, aliviado exhaló ligero. Palpó las mejillas pálidas y se dio cuenta que podría asegurar su respiración viendo su nariz. Sus dedos no sentían ni el más leve cambio de oxigeno, así que decidió acercar sus propios labios que eran sensibles. Despreocupado de que alguien lo malinterpretase, se aproximó a él.

 

Rozó su piel apenas, cuando de repente el cuerpo frente a él sufrió pequeños espasmos y se movió levemente para un lado. Tocando con el movimiento inesperado la boca que el rubio había ofrecido.

 

Aunque para ese entonces, Naruto había dado varios pasos para atrás, alejado por lo menos dos metros de distancia.

 

- Te--me -  Tenía pegado el dorso de su mano en sus labios, desechando el pequeño toque entre ambos. Al mismo tiempo que una idea surcó su mente, aquella que debería haber estado desde el principio... "Sakura-chan"

 

 

- ¿Qué quieres  a esta hora Naruto?  Mañana tengo citación con Tsunade-sama en su oficina. -

 

No tenía tiempo para escuchar alguna excusa, aunque fuera de noche el ojiazul le dijo que era importante y necesitaba de su ayuda lo más pronto posible, sin importar la hora. De inmediato la joven entendió la gravedad del problema, y sin escuchar muchos detalles lo siguió.

 

Subieron hacia su dormitorio y hete allí, el dormitado hombre que tantos problemas, sacrificios y desesperación les había provocado.

 

- Sa..suke... - Las lagrimas comenzaron a caer. Sus ojos cristalinos se hundieron en la figura acostada en la cama. - Sasuke... has regresado. - Sus piernas se postraron delante de las sabanas, tomando su mano entre las suyas. Revolviendo recuerdos, sentimientos, buenos y malos momentos. Todo se resumía en él.

 

- ¡Naruto no Baka! - Después de tanto tiempo, lo volvía a tratar así. Tal vez su regreso había vuelto muchas cosas de antes. - Debiste llamarme ni bien lo encontraste... - inspeccionó sus signos vitales mientras daba sus conclusiones medicas. - Su pulso es débil pero necesita reposo continuo y una buena dieta nutritiva... No tiene heridas físicas graves - revisó sus muñecas, buscando signos de sometimiento. - Al parecer no ha sufrido daños internos, aparte de estos moretones... ¡Naruto! Ayúdame a quitarle la ropa.

 

- ¿Qué? ¡Qué!... demo... Saku--

 

- ¡Vamos Naruto! Si no le hago una revisión correcta no sabremos si tiene algo que pueda empeorar. - Con una mirada decidida, clavó sus ojos verdes en el rubio que cerró la boca y sin chistar siguió las indicaciones. - Quítale los pantalones, y busca alguna herida o magulladura. Avísame si ves algo fuera de lo normal.

 

De la forma tan concentrada que hallaba a su amiga revisando cada detalle en la cabeza del moreno, tal como las pupilas y lengua; él prefirió actuar de la misma forma profesional. No encontró nada extraño más que simples partes moradas o raspaduras leves. Eso, si no contaba el paquete de tamaño prominente que llevaba entre las piernas.

 

"¿Qué estoy pensando?" Corrió la vista y volvió a acomodar su vestimenta, casi tartamudeando dio su comentario. - No, es lo mismo que en los brazos. Nada fuera de lo normal.

 

- Bien Naruto... - Suspiró aliviada de que no fueran las cosas tan graves como llegó a imaginar. Se sentó en la silla que estaba cerca de Sasuke y sin desviar la vista, habló suave - Supongo que no le has dicho a nadie acerca de esto ¿no?

 

- No -

 

- Quizás pueda decirle algo a Tsunade-sama... aunque difícilmente lo encare con una sonrisa. Es más... no sé como se lo tomarán los demás, la aldea entera. - Al cabo de unos minutos se levantó sobresaltada. Miró el rostro del dormido con ternura y se disculpó con Naruto. - Es tarde, así que por lo pronto, lo dejaremos aquí si no te molesta. Además sé que no habrá problemas si está contigo. Sólo asegúrate de dale buena comida ¡Na-da-de-ra-men! - estrujó los dientes mirándolo fulminante.- Cuando ya pueda movilizarse, lo llevaremos ante Tsunade-sama, ella verá que hacer. Hasta entonces, lo vendré a ver.

 

Se despidieron, coincidiendo en dejar todo en secreto y discreción.

 

- Supongo que hoy me toca el sofá... - apagó la luz del cuarto. Cuidando que esté cómodo. - Buenas noches, Sasuke -

 

 

Por los siguientes días no hubo muchos más cambios, parecía estar todo resuelto. Sakura continuaba viniendo a pesar de que no se despertaba, las condiciones de Sasuke parecían mejorar. Entre tanto, Naruto era el más animado desde la vuelta de su ex-compañero de equipo.

Cada vez que la pelirrosada pasaba por su casa, se sorprendía de cómo en tan poco tiempo se viera mucho mejor. Ya no había desorden, brillaba de impecable y no notaba la más mínima depresión.

 

Probablemente el mes que comenzaba lo había puesto de buen humor. Más de lo que sentía por haber recuperado a Sasuke.

 

 

Dos semanas se cumplirían del retorno del Uchiha y seguía sin despertar. No presentaba complicaciones, así que eso mantenía tranquila la vida del rubio. Aunque éste comenzaba a detectar conductas raras en la gente de la aldea. ¿Era idea suya o cada vez había más personas caminando en pareja?

 

Tan sólo esa tarde había ido de compras, cuando se percató de ello. Mujeres sonriendo, hombres comportándose caballerosamente, llevando rosas o bolsas. Ellas perfumadas y delicadas. Ellos, de buen porte y gentiles.  Claro que lo que si salía de si, eran algún par de hombres caminando juntos como Iruka y Kakashi, comiendo algo en el Ichiraku, aunque en realidad eso era de esperarse como de costumbre. De seguro nadie que tuviera los ojos ocupados podría notarlo.

 

"Uhm... hay algo sospechoso en todo esto'ttebayo"  El Uzumaki trató de inspeccionar la situación, buscaba algunos de sus amigos para que lo sacara de sus dudas. Antes de que pensara a quien buscar, Hinata apareció tras una esquina, tímida como siempre, saludó a Naruto. Pero ni bien abrió sus labios para la pregunta, Neji se acercó al grupo más serio de lo normal. El ojiazul se sobó la cabeza y prefirió no acotar nada.

 

Luego se fijó en Shikamaru, pero también andaba de la mano con una mujer, la hermana del Kazekage para ser exacto. Más allá tenía a la vista al conocido Anbu haciendo compañía al pelirrojo, cosa extraña porque no encontraba la razón de que éste estuviera visitándolo, y él no había sido informado de nada.

 

Se arrimó al grupo para saludarlos, sin embargo cuando estuvo a cinco pies de distancia, Temari volteó y miró de mala gana al pelinegro atrás suyo, acusándolo de comentarios mordaces hacia su inocente hermanito. La discusión dio comienzo y posteriormente un combate en medio de la calle. A Shikamaru parecía no importarle mucho mientras que Gaara levantaba la arena para callar de una vez las acotaciones íntimas que revelaba el moreno.

 

Retrocedió espantado, cubierto de cierto enfado con el resto. No sabía lo que pasaba y si no podía preguntar, la famosa respuesta no le estamparía la cara.

 

- ... -  ‘¡PLAF!' Un papel cubrió su rostro. Si el rubio no tuviera ambas manos ocupadas lo habría atrapado sin problemas. Acomodó las dos bolsas de papel en su brazo derecho y retiró el trozo de hoja con la mano izquierda.

 

"Sweet Velentine"

Toda Konoha está cordialmente invitada a la fiesta que se realizará el sábado próximo por la fecha especial del 14 de Febrero.

Traigan a sus parejas y disfruten mucho de la bebida y comidas que se servirán.

YFeliz San ValentínY

 

Dobló la hoja y se apresuró en volver.

 

Ya en su casa, soltó las llaves y fue al cuarto de arriba. Era martes, eso significaba que Sakura-chan vendría por la noche a examinar al moreno de su casa.

 

- Buenas tardes Sasuke-teme... - como le era habitual saludó y caminó hasta abrir la ventana.

 

- Usuratonkachi ¿Así es como saludas a tus visitas? - una voz suave habló desde la cama.

 

- ¡Sa-Sasuke! ¡Estás despierto! - Abanicaba sus brazos sin tener la menor idea de que hacer con ellos. Volvió a verlo al rostro y notó enseguida que no lo miraba. Sus parpados continuaban cerrados sin moverse desde su posición acostada. - ¡¿Cómo sabes que eres una visita?!

 

- Hay olor a ramen en el ambiente y si estuviera en una enfermería ya habría venido alguien. -

 

- Claro... -

 

Tardaron en conversar de cosas importantes. Sasuke se había limitado a contar sobre la muerte de Itachi y su grupo disuelto, en la misma forma lo había relatado Naruto, no más de unos cuantos detalles al respecto de la batalla con Pein.

 

El ojiazul notó como el pelioscuro no lo miraba, pregunto por aquello pero la única respuesta que tuvo fue ‘No lo sé'

 

Fue entonces que el timbre los sacó a tiempo de continuar el silencio. Era su amiga, y para no evitar la sorpresa Naruto no dijo nada. Dejó solos a sus compañeros unos segundos, y ya los gritos salieron a flote. Tuvo que interrumpir solamente para bajarle el entusiasmo a la pelirrosa.

 

Al salir de la habitación, Sakura le comentó acerca de la imposibilidad del Uchiha por abrir los ojos. No daba una conclusión apresurada pero al menos dedujo que la causa era el esfuerzo de sus ojos en el combate con Itachi.

 

 

Continuaron escondiendo al intruso en la aldea hasta el jueves, sin mencionárselo a Tsunade.

 

Las excusas del rubio por no aceptar misiones a largo plazo se estaban terminando, ahora su responsabilidad era Sasuke y no se rehusaría a esa prioridad. Al fin había vuelto como una bendición a Konoha, por nada del mundo lo soltaría otra vez.

 

Cocinaba para él, a veces incluso a enfado fingido lo hacía comer. Agradecía que el humor del ojioscuro fuera el mismo, lo hacía enojar a propósito para escuchar cómo respondía. Tantos recuerdos volvían a su memoria que muchas veces lo veía en silencio y suspiraba con ternura. Eso, hasta darse cuenta lo bobo de su comportamiento.

 

Sin embargo, le era inevitable ese acelero en su corazón cada vez que lo veía comer o sonreír, poco común en él, pensando quién sabe en qué.  No comprendía el porque de sentir su cuerpo liviano o trabajar con más esmero para volver a su casa tan pronto se desocupara.

 

Los latidos no mentían, cada vez que oía al moreno hablarle y daba gracias que no pudiera ver, porque lo tendría preguntando por sus constantes sonrojos e ideas perdidas.

¿Tendría mucho calor acumulado? Era verano, así que la culpa la tenia la estación. Por si las dudas, ese día saldría a refrescar su cabeza.
Antes de abrir la puerta, notó varios sobres tirados a sus pies, e incluso paquetes metidos con algún extraño jutsu para encoger las cosas. Tomó una carta y al leerla entendió que día era.   Jueves... 14 de Febrero... ‘San Valentín'.

 

"Sasuke" Decía el sobre que estaba dispuesto a abrir. "Por favor sé mi pareja para el festival de este sábado. Siempre te amé." U otro del montón "Sasuke, te he amado en secreto y deseo gritarlo en el festival cuanto estés junto a mí"
Uno a uno más raro... vergonzosos y hasta amenazadores, con fotos incluidas.

 

Rió un poco, pero se percató de que nada tenía que ver en cosas ajenas. Su paseo debía comenzar.

 

Las cosas a su alrededor no se atrasaron para ponerse extrañas, o mejor dicho, demasiado comunes para ese día.

 

El dulzor podía hasta chuparse en el aire.

 

Le era inevitable avanzar un paso sin escuchar algunos gritillos o más de algún baile tonto como si jamás hubieran experimentado el sentimiento de alegría. Pero fuera de aquello, se sorprendía de toda clase de confesión que escuchaba o veía de sus compañeros.

 

¿Quién hubiera pensado que Ino y Choji llegarían a ser algo más que amigos? ¿Sakura-chan tomada del brazo del ‘cejotas', al que tanto había rechazado? ¿O qué Hinata perdiera esa timidez cuando caminaba junto a Neji? ¿La amistad apegada que llevaban Kiba y Shino?

 

Se detuvo a pensar detenidamente... Si los Hyuuga eran primos... y caminaban de la mano en un día tan significativo como lo era entonces... ¿No había nada raro con eso?

Reformuló de nuevo los casos, pero esta vez refiriéndose a sus amigos ¿El cariño de amigos existía no?

 

No era quién para juzgar a nadie. Y bastaba meditar un segundo para saber que la respuesta lo había dejado más que conforme.

 

Eso explicaba muchas cosas...

 

- ¡Naruto! - Pegó un sobresalto al escuchar la voz de su sensei por detrás.

 

- Ohayo Kakashi-sensei... Iruka-sensei - alternó a ver a los rostros, el más alto dedicaba una sonrisa más divertida que lo habitual, mientras que el carmín era delator de las mejillas morenas. Estaba casi seguro de lo que vendría a continuación. - ¿Pasa algo'ttebayo?

 

- Es una fortuna que lo preguntes, ya que tanto insistes en saber... Creo que tienes la edad suficiente para enterarte de ciertas cosas. - Abrazó con más ímpetu a su pareja y lo besó sin el menor temor de que alguien más los viera.

 

- ¿Qué-eee? -

 

- Iruka y yo estamos saliendo hace más de un año.- Deshizo el agarre apenas para dar lugar a algún comentario del rubio, que no dejaba de mirarlos boquiabierto y con cierto sofoco tímido.

 

No tendrían respuestas allí, así que casi a rastras lo llevaron hasta el Ichiraku, era el único lugar donde podían hablar tranquilos y no incomodar al rubio que se ocuparía en tragar fideos.

 

- Naruto no tienes porque avergonzarte, digo-- terminó de tragar el panecillo en sus manos y continuó - ¿En verdad no lo has notado?

 

- ¡Basta! No entiendes que fue demasiado repentino, además jamás estuve de acuerdo en que se lo contaras. - El moreno más alto refunfuñando no podía despegar la vista de su ex-alumno.

 

- ¿¡Qué dices!? Iru-koi tu fuiste el primero en decidir que lo nuestro no podría mantenerse en secreto, además de que me hiciste acompañarte a hablar con Tsunade para que pasáramos más tiempo juntos - De momento los sonrojos eran imparables, aunque un pequeño murmullo del rubio terminó la discusión.

 

- Etto... yo... No sé que decir - ni de broma, volvería a mirarlos como antes, si ni siquiera tenía valor suficiente para mirarlos entonces. - err... Creo que estoy feliz de que estén juntos pero no me acostumbro a la idea de que esto no esté fuera de lo común.

 

El Umino tenía las palabras indicadas para esa ocasión.

 

- Te entiendo perfectamente - Por primera vez en todo el transcurso de su salida, Iruka mostraba calma... e incluso parecía sonreírle. -  Sé que a primera vista suena raro y difícil de creer, pero de cierta forma... ¡pasa! - La cara de confusión de Naruto parecía intentar comprender cada palabra aunque simplemente no lo lograba. - En el caso de Kakashi-san y yo... uhm... pasábamos gran tiempo juntos, creo que ambos nos acostumbramos a la presencia del otro--

 

- Comenzó como una atracción, no sólo física, que queremos que dure toda la vida. - Interrumpió con palabras oportunas para el momento. Mirando hacia un lugar diferente donde no lo acosasen los demás.

 

Luego de tal confesión, Naruto entendió por completo a lo que se referían. Agradeció los alimentos y con una sonrisa de par en par se despidió de cada sensei, dejándolos en su mundo.

 

Sentía como la noche llegaba y no importaba cuantas vueltas diera, ni en que pensara. Unas cosquillas en la palma de sus manos le recordaban que tenía un asunto pendiente. ¡Maldito día en que se le venían las ideas!

 

Justo cuando creía que su vida no podría tener más preocupaciones, no desde la llegada de lo que se había convertido en su prioridad en la vida, Sasuke. Una en una caían todas las fichas, y nada podía hacer para que evitase algo que de por si era incontenible.

 

Al llegar a su casa, un torpe tropiezo logró derribar al rubio haciéndolo caer entre todas aquellas cartas que había decidido olvidar.

 

"¿¡Cómo rayos se enteraron que el teme estaba aquí!?  Si le llegaron a contar a Obaa-chan... estaré muerto" Juntó con apuro todos los posibles sobres y los subió arriba, tenía pensado mostrarle a Sasuke cada uno.

 

Tal como decía, las ideas surgían como copos de nieve en un día de invierno. Frenó de golpe, desviándose hacia otro lugar, se largó a caminar impaciente.

 

 

Dentro de la habitación, el moreno ya se había acostumbrado a estar solo cada vez que  Naruto le advertía sobre sus salidas, por lo cual no esperaba ninguna visita. Lo único que podía hacer entonces era pensar mucho en cuestiones que le deparaban en la aldea. Tanto Sakura como Naruto le habían explicado que pasarían algún tiempo sin hablarle a Tsunade sobre su regreso.

 

Y lo más importante ahora era recuperarse. Pese a lo impaciente que se encontraba porque la pelirrosada llegase con buenas noticias, y al fin pudiera abrir los ojos nuevamente. Su realidad era otra, tanta plática con Itachi le habían develado la verdad sobre sus ojos, conocía las consecuencias que se producirían por el uso extremo del Sharigan y si bien no había llegado a utilizar todos los recursos, era muy posible que tardara años en curarse.

 

La voz le era insuficiente para reconocer a las personas a su alrededor. Quería verlos, por sobretodo, al que en ese momento se había preocupado por cuidarlo y estaba con él a pesar de los rechazos incansables que él mismo había expresado en cada oportunidad de su reencuentro.

"Será muy dobe... pero ya no cabe duda que el más baka soy yo"

 

De pronto, un murmullo proveniente de la ventana centró toda la atención de Sasuke en un punto. Las cortinas se alborotaron y algunas hojas sueltas se atrevieron a entrar al cuarto. Unos pasos secos y livianos se acercaron de a poco...

 

Llegaron hasta tocar el borde de la cama. Rápidamente por instinto se despabiló y trató de moverse, lo cual no sirvió de nada teniendo un cuerpo encima. Pero no era cualquier cuerpo, sino uno femenino. Podía sentirlo rozando su pecho y recorriendo finamente su rostro una mano delgada.

 

Aquella inquietud que sintió se desvaneció con el leve toque de sus labios contra la boca ajena.

 

La impresión cayó tan repentina que lo que menos tenía era tiempo para reaccionar. Pero ese simple roce que lo había tomado desprevenido aumentó lentamente con sólo el abrir de sus labios, el moreno halló un gusto deleitable. Como si hubiese algo conocido en todo eso, algo que desde hace mucho tiempo quería intentar.

Se dejó guiar por ese tacto y sin temor alguno desplazó sus manos hacia la cintura de la intrusa apresando su cuerpo, uniendo más el contacto entre ellos.

 

La caricia se rompió apenas el aire se hizo necesario. Aún algo agitados una pequeña risa escapó de los labios femeninos que cálidamente se pasearon por la nívea piel hasta chocar con la oreja de Sasuke y aprovecharon la oportunidad de susurrarle algo casi inaudible.

 

- ¡Temeee! ¡Ya volví! - De un sopetón la puerta sonó estrepitosamente y el dueño de esas palabras salió a relucir. Miró a su alrededor sin notar cosas fuera de lo normal, la ventana era lo único diferente - Sasuke... ¿Abriste las ventanas?

 

No dijo nada al respecto más que - Talvez fue el viento... -

 

- Si tú lo dices... ¡Bien! Te traje algunas cosas que de seguro te gustaría escuchar  jujuju -  el rubio sonrió pícaro mientras un sonido pesado retumbaba en el suelo. - En todos estos años no has perdido el toque con las chicas...

 

Sasuke se dedicaba a escuchar el crujir de papeles frente a las manos de Naruto, que trataba de abrirlos delicadamente sin ganar el reto. - ¡Arg!.. ¿Qué adhesivo le ponen a los sobres hoy en dia? ... Ajá!  - tosió graciosamente y comenzó - Queridísimo Sasuk-- a velocidad de rayo un llamado vino a su mente - Ahp!.. Recordé que dejé algo en la cocina... Ya vuelvo...-

 

Salió disparado escaleras abajo, plantando al Uchiha impaciente y al mismo tiempo pensativo. Su cuerpo tenso se relajó cuando el rubio desapareció detrás la puerta. No entendía sus reacciones completamente pero era suficiente oír la voz de Naruto para que su serenidad acabara y su comportamiento se transformara a uno diferente. Y ese beso lo había confundido más.

 

 

- ¿Comprobaste lo que te confundía? -

 

- No... Aclaré lo que no podía admitir desde hace mucho. - Las dos siluetas rubias ubicadas en la cocina se miraban insatisfechas.  Una con la cabeza gacha y otra fijando los ojos en su reflejo.

 

- No hace falta ser un genio para observar como la sangre se te sube a la cara con solo pronunciar su nombre. Sa-su-ke. - Abultó sus labios divertido sin dejar de confirmar lo que había mencionado.  La cabellara también dorada delante de él, alarmada buscaba la forma de esconder tras sus manos el gran bochorno por el que pasaba.

 

Porque no era su rostro únicamente, sino su piel y cuerpo se erizaban al escuchar ese nombre. Temblaba nervioso. Sin dudarlo, harto de aquella burla hizo un gesto disconforme y su copia riéndose a carcajadas se esfumó en el aire. Y junto a ella, la chica de coletas volvía a su forma original.

 

 

La mañana del sábado pronosticaba excelente tiempo. El equipo de Kakashi se encontraba en medio de una misión que se les había asignado la noche anterior, bajo el grado de ‘Urgente'.

 

Consistía en ayudar y comprobar los últimos detalles de las instalaciones para esa noche de festejo. Ninguno tenía el coraje suficiente para enfrentar las palabras de la Gondaime, quien era la más ilusionada con tener todo listo para ese festejo, burda excusa para beber como nunca. Cualquiera podría confirmar aquello.

 

Naruto para entonces transportaba los materiales restantes, Sai estaba a cargo de corroborar que nada faltase, Sakura, la más entusiasmada del grupo, elegía la decoración del ambiente. Por otro lado, Kakashi decía que vigilaba cada uno de sus labores pero lo cierto era que el muy vivo dejó un bunshin colgado en lo más alto de un árbol leyendo su ‘Icha-Icha Paradise'. Mientras que el verdadero se había largado a buscar a su amada pareja.

 

Algún sigiloso momento fue el que Naruto aprovechó para desperezarse y acallar con la palma de su mano un bostezo incontenible, cómo si fuera imperceptible para los demás, se aproximó a la Haruno e intentando parecer normal le habló bajito.

 

- Ne Nee! Sakura-chan... ¿esta tarde vendrás para ver a ‘ya-sabes-quien'?-

 

- ¡Ah! ¡Naruto!... sobre eso... recuerda que hoy... - se sonrojó levemente y bufó como si se preocupara demasiado - ya tengo una cita, así que probablemente pase más temprano. Si puedes, dile a Sasuke que practique lo que yo lo recomendé.

 

- ¡Recién ha podido pararse!... ¡pides mucho! - casi entre gritos mezclado con enojo, su reproche con suerte se vio interrumpido por el agarre de la pelirrosa. Que zarandeándolo lo llevó hasta un árbol para que charlaran en privado.

 

- Baka! deja de gritar - Por poco ella era quien seguía con la voz elevada imitando al rubio. En vez de ello, suspiró más calmadamente, pensando en muchas cosas. Miró a su compañero extrañado y se percató de algo que no había tenido en cuenta, a alguien que no había tenido en cuenta. A Naruto. - Por cierto... ¿esta noche saldrás? - Notó la cara de confusión en frente de ella, al parecer no lograba caer. - ...me refiero al festival.

 

- ...Ahhhh.. eso... jeje, No, no saldré con nadie. - Se rascó la mejilla en un gesto de vergüenza, rogando que no le preguntara nada más. Aunque para esta ocasión sabía que el ataque era la mejor defensa. - ¿Qué haríamos con Sasuke? ¿Piensas dejarlo sólo? -

 

- Lo siento, tienes razón. Me ocupé de muchas otras cosas y olvidé algo tan importante como eso - Se pegó internamente un buen porrazo, y viendo la cara sofocada del ojiazul, intentó compensar su error - ... si quieres, puedo quedarme con él. Tú lo has cuidado y lo mantienes en tu casa. ¡Es mi deber como su amiga!

 

El semblante del rubio enrojeció por completo, sin notarlo todo su cuerpo reaccionó en posición de defensa. Alterado por la respuesta de la muchacha, agitó con frenesí las palmas de sus manos, en signo de negativa.

 

- No, no, no, no, no... Sakura-chan no me refería a eso. No tengo a nadie en especial a quien invitar, yo-yo-.. me sentiría mejor pasando tiempo con Sasuke. Además prometí que le cocinaría algo rico para la noche si no intentaba esforzarse. No, no, no. No hay problema...

 

- Na-ru-to... no le habrás hecho algo malo a Sasuke ¿o si? - Apretó su puño contra su otra mano, mostrándoselo en señal de amenaza. - La sonrisa nerviosa del rubio no era para fiar. Su instinto la alarmaba. Había dos opciones por la que se podría comportar así. Una, la metida de pata que intentaba enmendar, u otra, la que en verdad quería estar junto al moreno.

 

- No... yo.. en verdad... quiero pasar tiempo con--

 

- Naruto-kun, no es normal verte tan rojo - De la nada, o precisamente del árbol de encima suyo, el moreno restante de su equipo se había incorporado a su charla. - Tal vez trabajaste más de la cuenta. ¿O será que el Uchiha-bastardo te deja exhausto?

 

- ¡¡SAI!! - Casi al mismo tiempo, cuatro brazos se encargaron de callarlo y tumbarlo a la fuerza. Respirando agitados, las miradas azuladas y verdosas se cruzaron, asintiendo al unísono. Se separaron apenas y bajo amenazas inútiles lo dejaron respirar.

 

- ¿Desde cuando lo sabes? -

 

- ¿Sobre el regreso del bastardo? Desde que pasé por la casa de Naruto-kun y lo vi llevando un cuerpo sobre su espalda - Mientras Sakura escuchaba atenta, el rubio sintió unas ganas tremendas de corregir el error del moreno. ¡No había necesidad de llamarlo ‘Bastardo'! Pero qué caso tenía si esa era su forma de hablar, considerando que si lo decía, probablemente la pelirrosada sospecharía algo.

 

- ¿Lo sabe alguien más? -

 

- El Kazekage - Sin expresión los miro a ambos, no esperando nada. - Por mí, prefiero que nadie se preocupe por el bastardo, no lo merece -

 

- Sai... ¡Tú! - Cuando el de tez morena estaba por comenzar una batalla, la joven de turno los separó tranquilamente. Analizando su comportamiento adivinó su preocupación. Dirigió sus ojos a Naruto y le sonrió.

 

- Ya se hace tarde. Es mejor que vayas con él, yo terminaré con los últimos detalles -

 

 

La tarde había avanzado rápido, y la calle estaba más alborotada que en las épocas de fiesta.

 

Algunas tiendas comenzaban a prender sus farolillos, acomodar flores, extender mercancía disponible. Otras trataban de arma las mesas de comida, organizar los juegos y desfilar la cantidad enorme de juguetes que se pensaban regalar.

 

El bullicio era tanto que no hacía falta tener por completo la ventana abierta, con sólo una rendija, podía escucharse los murmullos de la gente a la perfección.

 

Sí, el azabache sentado en la cama, de ojos vendados, lo sabía. En esos momentos de nada valía otros sentidos, su oído se había agudizado lo suficiente para comprender la fecha que representaba ese día.

 

De un movimiento seco, miró hacia la puerta de la habitación. Unos pasos apenas audibles, le avisaban que alguien se aproximaba.

 

- Sasuke... ¿estás despierto? - preguntó la voz antes de entrar.

 

- Sí - percibió su aroma, dando por finalizada su identificación, volvió su cabeza al lugar que lo atraía, lleno de voces inquietas. - Hoy habrá un festival, ¿cierto? -

 

- Así es, dentro de poco vendrá Sakura-chan para tu revisión, y luego se irá junto a su cita - un vano intento de sonreír asomó por sus labios. - Pero no te preocupes, yo no tengo pareja el día de hoy, por eso no es ningún problema para mí acompañarte.

 

Las expresiones en la tez más bronceada veían con atención las de Sasuke, asimilaba que tenía muchas dudas y era preciso no ser brusco con sus palabras. Lo acompañaría esa noche. No porque no tuviese una cita, sino porque la persona que el más quería pasaría el resto del día junto a él.

 

El moreno quiso preguntar muchas otras cosas, cosas que murieron en el silencio tajante del ambiente. Incomodando a las dos partes. Rubio y azabache quedaron mudos, intuyendo que cualquier comentario podría arruinar esa confesión ausente.

 

- Ja~ todavía sigues siendo un usurantonkachi sin remedio. Pensé que tantas palabras tuyas te habían ayudado en estos años a conseguirte una novia... - La voz animada del moreno le recordó esos argumentos provocadores que lo sacaban de sus pensamientos.

 

- ¡Teme! Si tú no hubieras decidido irte y mi vida no estuviera llena de peleas mortales, o destructoras para la aldea, ¡Te presentaría a mi novia! - se le acercó al rostro y lo acusó con el dedo - Ah!.. pero sí hablo con un Uchiha!... ¿¡Dónde está tu renacido clan!? - se burló lo más divertido posible.

 

- ¡Dobe, eso no es tu asunto! Ahora tengo el tiempo necesario para renacer mi clan... - su intención no era la de perder en ese enfrentamiento, y mucho menos retroceder. Deslizó su cara hacia delante, sin percatarse la cercanía del otro.

 

A partir de entonces el rosado en las mejillas tostadas se incrementó considerablemente, testarudo a no ceder. La situación había tomado otro rumbo, cuando la calidez del mismo aire entre ellos se comenzó a mezclar.

 

Sasuke fue conciente de esa cercanía, y admitía que no era nuevo. Ya lo había sentido en otra oportunidad. ¡Y vaya que le había gustado!

 

En cambio, Naruto se impedía demostrar ese sentimiento que tenía en la punta de la lengua... Tan poco para rozar sus labios, y aún así tan lejos de sentir sus latidos correspondidos. Tragó dificultoso.

 

 

- ¡Naruutooo Abreee! Soy yo, Sakura -

 

Un gritó potente interrumpió la escena, sirviendo de perfecta excusa para deshacer cualquier cosa que hubiera ocurrido después. "¿Qué estoy haciendo?" Pensó mordiendo su labio inferior en señal de disgusto. "Bendita seas Sakura-chan"

 

Bajó a zancadas, y de tirón se colgó de la perilla. - Ohayo Sa--- Su voz se cortó pero su boca permaneció abierta, mirando atónito cómo pasaban cuatro personas al interior de su confortable hogar. - ¿¡P-por qué!? - Su frase de bendición, se había volcado como tortilla.

 

Uno a uno, saludaron cortésmente al anfitrión. Vale, Sai ya le había mencionado que aparte de ellos Gaara era quien sabía. Pero eso no significaba que tendrían que venir a verificarlo con sus propios ojos. Y con la compañía de Sakura, a su lado aparecía Rock Lee.

 

- Gomenasai Naruto - La muchacha tomada de la mano del moreno, se comportaba tímida bajo la mirada inquisidora de todos - Él no quiere soltarme - levantó sus manos expresando la evidencia. - Pero no creas que los invite a ellos. De camino aquí, los vi acercándose a tu puerta.

 

- Hai, vinimos a verlo. Disculpa la intromisión - Habló educado el pelirrojo sin despegar la vista del moreno que lo acompañaba - Sai me contó acerca de su regreso. No pensé que fuera verdad, ¿podemos saludarlo?

 

No tuvo más alternativa que asentir a sus peticiones. Después de todo estaban esperando frente a él. Entusiasmados por volverlo a ver, a excepción de un integrante, aquel Anbu...

- Me quedaré abajo si no te importa - Se sentó en el sillón cercano, de brazos cruzados y postura firme. Movió sus ojos hacia el ojiverde y como desafiándolo, retomó su expresión seria.

 

- Etto... muy bien, todos podrán subir a verlo... demo creo que Sakura-chan deberá ir primero. La única joven en el lugar, era la enfermera responsable de turno para el Uchiha, y la más importante era su diagnóstico.

 

- Si claro - Subió el primer escalón y notó como todavía era sujetada por su novio. Parecían estar pegados, y si él no tenía intenciones de soltarla, no le interesaba. Nada malo ocurriría porque al fin iba a demostrarle la verdad de las visitas a la casa de Naruto. Sí, aunque no lo consideraba celoso, desde su compromiso era más alerta con las amistades de la pelirrosa.

 

Gaara se encargó de secundarlos unos pasos más atrás. Echó un vistazo por encima del hombro al Anbu, pero no tuvo ninguna pizca de atención. Habían discutido recientemente, y era muy probable que las cosas las tuviera que arreglar él.

 

La puerta barnizada les indicó que en segundos volverían a ver a esa tan ansiada persona, su historia y qué había sido de su meta. Los sonidos estampados que producían los pies de los ninjas le avisaron a Sasuke de la intromisión de otros sujetos, aparte de Naruto y Sakura.

 

- Sasuke... - El rubio asomó la cabeza y habló animado - ¿Qué crees? ¡Han venido visitas!

 

- Pensé que no le avisarían a nadie más - fue lo único que respondió éste, evidenciando lo molesta de su voz. A conciencia misma, quería no ser presenciado por nadie más. Para él, era mejor si Sakura no llegaba a enterarse.

 

- Lo siento Sasuke-kun, pero no hace falta preocuparse, son personas de confianza. Ahora ellos están esperando afuera. - sonrió nerviosa, en parte por tener algo de culpa al dejarse convencer por Lee. - ¡Primero que todo... necesito revisar tus ojos!

 

El leve asentimiento del moreno, dejó a su ex-compañera de equipo hacer los jutsus necesarios. Levantó dos dedos de cada mano y los ubicó a los costados del rostro niveo, reuniendo chakra en la punta y presionando a la altura de sus ojos. Masajeó por unos segundos esa parte concentrándose principalmente en transmitirle descargas constantes.

 

Naruto miraba apacible las reacciones de sus amigos, sonriendo internamente e imaginándose una vez más la mirada de esas pupilas oscuras en frente de las suyas. Pero salió de esa especie de trance cuando Sakura lo miró de golpe, mostrándole una sonrisa.

 

- Naruto... has hecho un buen trabajo - Intentó dar más detalles - Los impulsos nerviosos oculares respondieron esta vez, y ya no son tan débiles como los de hace una semana. - Esa respuesta dejó entusiasmado al ojiazul, contándoselo a Sasuke cómo si no lo hubiera oído.

 

Ya para entonces, los otros shinobis habían entrado sin poder contener más la ansiedad.

Hete ahí, a la vista de todos, la alegría de sus compañeros por la reciente buena noticia y con la cabeza alzada al Uchiha, que se había percatado de las nuevas presencias.

 

- ¡Han venido Gaara-kun y nuestro amigo de cejas gruesas'ttebayo! - Antes de continuar se ganó un par de golpes de la Haruno, quien se quejaba de no haberlo llamado por su nombre.

 

El joven que descansaba en la cama, no pudo reaccionar de otra manera que no fuera mezquino, asintiendo forzadamente sólo para mostrar sus modales a los que aún no había renunciado.

 

Pero el tiempo es tirano, y como tal, la diversión para los invitados se redujo. La pelirrosada intentaba emitir bufidos inaudibles cada vez que su novio le repetía que debían estar temprano en el festival para reunirse con los demás. Ella estaba empeñada en pasar más tiempo con Naruto y Sasuke, pero su promesa era deuda, así que a cuestas rompió el ambiente ameno.

 

- Discúlpennos muchachos pero ya es tarde... - miró el pequeño reloj de Naruto en la pared y se levantó sobresaltada. - Es hora de irnos Lee.- pausó - Naruto, Gaara-sama, Sasuke te deseo lo mejor para este día. - Dio media vuelta, y como alterada por algo salió disparada.

 

- Uchiha... - Rock Lee se puso de pie al instante y le extendió la mano a Sasuke - Espero con gusto que te prestes a una batalla conmigo algún día... ¡Verás lo fuerte que se ha vuelto Konoha! - sonrío elocuente a la vez que se dirigía al resto -  Kazekague-sama, Naruto-san, me retiro yo también.

 

- Oe, espera, Sakura-chan se olvidó una bolsa que me encargó.. te la daré... Gaara-chan, Sasuke... - los miro rápido apuntándolos con el dedo - Ni se les ocurra moverse, ya vuelo, digo vuelvo.. -

 

Ambos jóvenes nunca habían estado más de acuerdo en algo, como en ese momento cuando Naruto los dejo sin nada más que comentar. O eso parecía. Porque a los pocos segundos que se había vaciado la habitación, el pelirrojo tenía la intención de comunicarse con el Uchiha, y aunque no encontraba las palabras indicadas, era algo que no podía posponerse.

 

- Entiendes lo grave de tu situación ¿cierto?.. - Si el rubio volvía no podría hacerle las preguntas necesarias - Alta traición a la aldea, tentativa de genocidio y no olvidemos la cantidad de bajas que hubo gracias a ti. - La voz ausente seguía sin contestar, así como la paciencia del ojiverde comenzaba a perderse - No tengo jurisdicción sobre Konoh--

 

- No, no la tienes - Con un tono sombrío el moreno daba por terminado ese diálogo.

 

- Lo sé, pero Tsunade-sama, al igual que yo, sabemos muy bien que tipo de consecuencias acarrea tu posición -

 

- ¿sólo vienes para eso? - y ahí estaba con otra frío ataque.

 

- No... me importa muy poco lo que pueda pasarte. - soltó indiferente - pero si Naruto ayudará como tu respaldo, sí me importa que tú seas la causa de nuevo de sus preocupaciones y su estado de ánimo. -

 

Otra vez Naruto siendo la razón de sus pensamientos. Ya hace tiempo lo sabía... aunque no había llegado al título de ‘Hokage', el rubio se había ganado el corazón de todos sus amigos, y lo que pudiera ofrecerle él realmente no podría compararse con lo que había conseguido en su ausencia.

 

- Es por eso que quedarte en la Aldea de la Hoja podría llevarte muchos inconvenientes. Pero si me lo permites, por Naruto hablaría con Tsunade-sama... y enton--

 

- ¿Y quién dijo que pienso quedarme? -  Bajó la cabeza y se aseguró de que Naruto, quien entraba por la puerta, no lo oyera. Callando ambos al momento.

 

- Oe Gaara-chan... Sai dice que ustedes también deben irse... uhm...- notó su interrupción - disculpen... ¿estaban hablando?.. gomen.. -

 

- No, yo también me iba, le prometí a Temari estar temprano o por lo menos llegar antes de los fuegos artificiales - Naruto bufó por ser su deber el bajar a acompañar a las visitas por décima vez en el día. Mientras el pelirrojo en silencio analizaba mentalmente la situación y para nada era grata cualquiera de las soluciones. ¿Qué debía hacer?
Detenerse a responderle algo, claro está - Creo que no sólo importas tú.

 

El pobre anfitrión era el que tenía más dudas en alza que cualquiera que hubiera entrado en su casa. ¿Acaso le estaban escondiendo algo?

Sakura le insinuaba cada dos por tres que un chico que no piense siquiera en alguien para salir, era raro, a menos que ya la tuviera.

Sai, con más comentarios picantes sobre él y cierto moreno viviendo en su hogar.

Gaara más molesto de costumbre cuando hablaba de Sasuke.

 

Pero la desconcertante verdad era que ni su propia conciencia le decía que sentía por él, su razón de muchas cosas, y ahora que al fin lo tenía a su lado, le costaba confesar todo.

Sí, ya estaba a solas con él... ¿entonces...?

 

- Naruto Naruto... contrólate... - palmeteó sus mejillas a modo de apagar su color rojizo y sacó de su bolsillo un regalo que tenía para devolverle a su amigo.

 

Más animado, subió las escaleras paseándose lentamente para recobrar a sus labios las palabras concretas que diría. Nada de "Sasuke me gustas" o "Este es mi regalo de San Valentín"... esa clase de cosas estaban hechas para niñas.

 

A centímetros de su objetivo, su persona se intimidaba, pensando en cómo reaccionaría, cómo volvería a verlo cuando le quitaran las vendas... incluso, fantaseaba con la loca posibilidad en la que el único Uchiha le correspondiera.
Sólo una irreal fantasía...

 

Abrió la puerta... y lo primero en recibirlo fue una ráfaga de viento, levantando a su paso las cortinas, papeles o fotos.  Tardó demasiado en darse cuenta que ya el moreno no estaba donde se suponía que ‘debía' estar.  No estaba sus ropas, ni su escaso equipaje. Sencillamente nada de él.

 

Y el estallido no tardó en llegar "¿A dónde kuuussooo se fue el teme?". Lo tenía pegado a él prácticamente, viviendo bajo su techo, inquietándose por su recuperación. El muy desgraciado no podría irse sin dejar una excusa, ¿o si?.. Vale, mala pregunta, pero si lo había buscado tantas veces, esta no sería la excepción.

 

Cabizbajo, parpadeo varias veces al intentar descifrar el papel que pisaba, hasta cuando lo levanto, miro más minuciosamente el escrito garabateado. Las letras de Sasuke. Diciendo pocas palabras: "Discúlpame por las molestias que te causé, en todo este tiempo que estuve ausente, y ahora. Gracias por el hospedaje. Te debo una, y doy mi palabra en que lo pagaré. Uchiha Sasuke"

 

- ¡Baka!.. - estrujó el papel con todas sus fuerzas, incluso rechinando lo sientes. Ya no lo buscaba para confesarse. Lo hacía para dejarle en claro lo equivocado que estaba. No le debía nada y si quería agradecerle de verdad... Naruto necesitaba escucharlo de sus labios, mirándolo a los ojos, presente, y no redactado en un papel cualquiera.

 

Corría en tantas direcciones, y para todos lados, que sentía que los bunshin jamás eran suficientes. No lograba hallarlo, ¿Dónde se había metido? ¿Qué estaba haciendo y qué kuso pasaba por su mente? Se maldecía interiormente por despegarse de él en ese preciso instante.

 

Si ya había revisado los campos de entrenamiento, la academia, las calles de la villa, hasta las afueras de límites... "Teme, ¿Dónde irías... si ya no tienes que hacer nada en Konoha?"

 

¡Bingo!.. Ahí estaba la respuesta.  Si lo que le habían dicho sobre Itachi y Sasuke era cierto... su ultima oportunidad era apostar a eso.

 

Deshizo al resto de sus clones y reunió la mayoría de su chakra para correr a encontrarlo. Tenía el lugar predilecto que obviamente había recorrido en muchas ocasiones. Si no estaba ahí, lo habría perdido para siempre...

 

 

Oo-oO-Oo-oO

 

 

¿Por qué había vuelto? ¿Qué razones lo habían regresado al único lugar que tenía prohibido de por vida? Más aún... ¿Cómo fue que Gaara había logrado enfurecerlo, diciéndole tantas verdades de las que se negaba a aceptar?

No bastaba con recordar que su visita había sido únicamente para volver a ver a Naruto, y torturarse con saber que debería abandonarlo de nuevo... Incluso si no llegaba a verlo con sus propios ojos, sentía una gran felicidad por dentro al escucharlo hablar, gritar, susurrar, hasta cuando se peleaban.

 

Pero todo lo bueno termina, y para él se le había terminado muy rápido. No quería pronunciar un nuevo ‘Adiós'.

 

Aprovechó ese momento cuando nadie lo veía, deshizo las vendas ajustadas y retornó a sus estropeadas vestimentas, expandiendo sus cuatro sentidos. Saltó a toda prisa y desapareció de la misma forma en que había llegado. Con el viento.

 

 

En cada pisada podía oler las cicatrices del pasado. La madera crujía sonoramente y no necesitaba de su visión para imaginar a su familia, esperándolo al regresar de sus clases, perdidos en sus cosas. Su madre cocinando, su padre leyendo el periódico sin notar el plato que esperaba ser devorado en la mesa. Y su hermano con la misma mirada de quien no esperaba nada, pero sonreía al instante de verlo regresar. Sonreía...

 

Muchas imágenes recorrieron su memoria, y en todas ellas, su hermano siempre sonreía... a pesar de tener las manos manchadas en sangre. Sonreía porque confiaba en que su pequeño ‘Ototo' comprendería sus razones, y sabiendo que el mejor método de redimir sus pecados era por la justicia que el mismo había preparado.

 

- Aniki... - Buscó ansioso con el tacto de sus dedos las vendas alrededor de sus ojos, palpó la suave tela y la retiró con cuidado. Quería mirar su hogar y creer que los encontraría. Pensar en que todo había sido un mal sueño... Y al fin despertaba.

 

Sus pestañas le pesaban, la oscuridad no le permitía distinguir las paredes de su habitación. Pero una claridad surgió de un marco amplio, una claridad apenas visible que podía notar.

 

- Sasuke... - una tenue voz tocó sus espaldas.

 

Reconocía a esa persona y agradecía no mostrarle su rostro. Aún concentrado en esa mancha blancuzca.

 

- ¿La luz de la luna esta hermosa no crees? - Los pasos delataron la posición de su amigo, acercándose a su lado derecho - Apuesto que Sakura-chan y los demás la están pasando de maravilla. Tal vez nosotros también podríamos ir... -  Posó una mano sobre su hombro. Si hasta entonces no había notado las vendas en el suelo, tampoco le importó al momento de perderse en aquellos ojos que tanto anhelaba.

 

La visión opaca y sin brillo de Sasuke, lo habían puesto triste. Lo que encontraba en su lugar era un destello suave provocado por la luz de la luna llena.

No obstante, lo tomó por sorpresa el hecho de que esos ojos tardaran  un par de segundos en humedecerse. Y lo miraran, retomando su vitalidad.

 

El pelioscuro nunca podría haberse imaginado que la mancha blanca clavada en sus ojos se desvaneciera, y en su lugar parecieran dos orbes azules claro, dibujando preocupación, decepción y al final una gran alegría sorprendida.  Sus lágrimas no goteaban, no mojaban, su única explicación era la vuelta de aquel sentimiento escondido en lo más profundo de su ser.

 

- Naruto... - dudaba que se escuchara -.. tu banda...

 

- Ahh... jaja... Esto?! - se sobó la cabeza - me la saco por las noches para evitar que se me pierda - ya era hábito responder sobre eso.

 

El cabello del moreno, hasta entonces quieto, se meneo un poco al voltear hacia Naruto, que continuaba divagando en sus comentarios. Éste al reconocer el tema de conversación se dio cuenta que no medía sus palabras. Debía callar.

 

- Sasuke... ¡¿Puedes ver?! - Tres puntitos sobre su cabeza seguían sin creérselo. No había podido notar algo tan simple.

 

- Algo. -

 

Ni bien terminó de decirlo el rubio se abalanzó sobre él, como siempre, olvidándose de su estado, siento tan impulsivo, tan extrovertido. Tan él.

 

- ¡Ouch! Usuratonkachi...- Varios quejidos salieron de su boca, aunque la sonrisa sincera de Naruto acompañada de su "Lo siento" y sus mejillas coloreadas, basto para que se recostara por completo y lo abrazará también. Tomando al rubio desprevenido, para luego relajarse con ese contacto. - lo siento yo también.

 

Ya pensaba en reprocharlo por ese comentario, decirle que estaba equivocado, que olvidara sus preocupaciones. Que alguna vez ya se lo había perdonado todo.
Sin embargo, la boca de Sasuke no se lo permitió. Un valor mezclado resignación había hecho posible ese desliz en su orgullo.

 

¿Pero qué más podía reflejar sus sentimientos?

¿Qué podía darle a Naruto para que no lo olvidara cuando se marchase?

¿Con qué podría quedarse él?

 

Ese precioso instante se quebró al notar la humedad en su rostro, no proveniente de sus propios ojos, sino de las pestañas cerradas enfrente suyo.

 

- Discúlpame... - Conciente de su error se levantó rápidamente. Sin atreverse a secarlas a su pesar.

 

- No... teme. - disimuladamente secó las lagrimas de sus mejillas - Es... sólo... Que me siento feliz - intentaba a cualquier forma evitar que salieran más. Repitiéndose mentalmente que su oportunidad había llegado. - Te quiero Sasuke -

 

En ninguno de sus planes estaba quedarse callado, porque tenían tantas explicaciones que dar, preguntas, respuestas y confesiones que hacer.

 

- No lo entiendes, tu y yo no podemos... esta noche me voy. - Soltó cabizbajo.

 

- Esa no es excusa, dime que no me quieres y entonces te dejaré ir. - Dudó pero se arrepintió de lo que diría - ¡No! Lo siento Sasuke, no puedo dejarte ir - Se acercó unos pasos y lo tomó por la ropa, furioso porque pensaba que esa respuesta era un ‘No' - Tú... Eres la razón porque jamás deje de entrenar, por la que yo pospuse mi sueño. Te extrañé tanto... ¡Diablos Sasuke!... ¡No hagas esto! - poco a poco su agarré fue debilitándose al darse cuenta que volvía llorar.

 

- Dobe, mira lo que has conseguido aquí. Tienes el respeto de la gente, amigos y eres considerado un héroe. No te falta nada para llegar a cumplir tu sueño, ya lo has conseguido. - No resistía verlo así, pero no había cosa que le doliera más que la verdad. Gentilmente secó sus lágrimas. -

 

- ¡Baka! Me faltas tú. -

¿Por qué podía manejarlo a su antojo? ¿Por qué se sentía transparente al escucharlo?

 

Sea como fuese, Naruto siempre lograba doblegarlo... Pues ya se sentía responsable de sus actos. Cuando lo estrechó en sus brazos y lo besó más intenso que antes. Lo beso con pasión y corazón. No se pensaba sin él. No estaba entero sin su mitad.

 

No era Sasuke sin Naruto.

 

- Te quiero - Y su cabeza dejó de formularse cuestionarios mentales. Una respuesta que podía pasar confirmándola mientras estaba a su lado.

 

Amor. Lo que sentía por él era ‘Amor'.

 

El desenlace de ese día finalizó al escuchar esos estallidos de los fuegos artificiales en el cielo. En la oscura noche, sus colores reflejaban tantas emociones. Y aunque la vista era fabulosa desde la parte alta del festival.  Dos personas habían encontrado el lugar exacto para verlo, o mejor dicho, para escucharlo y ver en sus ojos el reflejo de que ese nuevo día que comenzaba.

 

 

Oo-oO-Oo-oO

 

 

- Oe Sai, los fuegos artificiales comenzaron. -

 

La voz del pelirrojo a su lado estaba más seria que de costumbre y en su timbre podía notarse algo de enfado. Pero la mirada divertida de su acompañante era todo lo contrario a su humor.

 

- Ajam, aunque desde aquí se ven bien ¿No crees? -

 

- Hn - bufó resignado a la actitud del moreno. No cambiaría hasta que él fuese el premio - ¿Lo dices por qué no quieres moverte de este lugar o por qué aquí Temari no nos encontrará? -  Una sonrisa picara le confirmó lo que no quería escuchar.

 

- Obviamente es porque aquí nadie nos encontrará, además, ¿no podemos dejar a medias lo que estabas haciendo, cierto? - Se volvió a recostar y con su brazo atrajo al ojiverde para besarlo. - Aún tenemos toda la noche.

 

Y Gaara decidió que al menos por ese día se lo pasaría por alto.

 

 

Sin embargo, ninguno de los dos notó la presencia de dos sujetos merodeando su lugar.
- Temari... ¿Podrías dejar de preocuparte tanto? Tu hermano es algo grandecito. -  Posó su mano para voltear a verla. La rubia, con sudor frío, se asustó por lo que había escuchado y lo abrazó temerosa.

 

- Mi hermano... - Ese temor se convirtió en una bola de fuego a su alrededor - Ese Anbu del demonio, ¡Lo mataré!

 

Y si no fuera por que Shikamaru tomó las medidas necesarias, usando su técnica de sombras para repeler su ataque, eso sería sin duda, un gran problema.

 

 

Oo-oO-Oo-oO

 

 

Y Sasuke entendió que había llegado la hora de saldar su deuda de por vida...

 

Al lado de Naruto.

 

 

Notas finales:

¿Y bien?

Me pareció algo largo, demo me he tardado miles de meses en hacerlo.. ;O; -estaba con llena de papeles-
Quité la parte de Tsunade xDU, aunque me gustaba.. Uuu..

Por cierto, si dejan muchos rr, tal vez reconsideré la idea de hacer un segundo Shot, así esta vez podría contener mucho de la vitamina 'C'. *-*

 

Kissus no Jutsu~~

Bae~~

______________________________________By Miss Rena____


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