Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Quiero tenerte a mi lado por la eternidad por arcasdrea

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Haciendo limpieza en mis archivos encontré esta continuación y final que ya había escrito hace bastante tiempo. Le arreglé por aquí y por allá, y es lo que hoy subo.

Espero que les guste... si no, no importa... de todos modos háganme saber su parecer.  

Aclaro que la cursiva son los pensamientos de Hanamichi (POVS Hanamichi)

 Capítulo Dos y Final

 

No sé por que no abro los ojos, demostrándole así que sí estoy despierto y que sí puedo escuchar todo lo que me cuenta. Es la primera vez que le oigo hablarme tanto, aunque encuentro patético que lo haga cuando me cree inconciente.

Siento que está muy preocupado, no se ha movido de mi lado desde que desperté. Seguramente ha estado a mi lado desde mucho antes. Está preocupado y sé que también se siente culpable, pues el accidente no fue menor y indirectamente fue provocado por su culpa.

Estabamos entrenando, como cada día y hora que lo hemos hecho desde que llegamos a Alamut. Pero hoy fue distinto desde el principio. No sé por qué motivo, pero hoy me atacó con mayor ferocidad y su defenza era implacable, nunca se había mostrado así de insensible conmigo. Siempre , y aunque no lo demostrará, tenía algo de piedad con este pobre neonato, que no es muy diestro en todas las artes de combate o místicas que me enseña.

Con la misma presteza que me atacó fue que en un momento me atravesó el pecho con la cimitarra, en parte por descuido mio y por otra parte porque al parecer él no midio su fuerza de ataque. Antes vi en sus ojos sincero deseo de hacerme daño, y fue así como me atacó, una y otra vez sin piedad, hasta que ya no pude resistir y simplemente bajé mi guardia dejándole herirme. Como estaba débil, con poca sangre en mi haber, entré en inconsciencia inmediatamente. Para cuando desperté, sentí su voz hablarme, su voz profunda, tranquila e hipnotizante, me encanta escucharla, siento que me atrapa y me fascina, me rememora al pasado, aunque no puedo descifrar el por qué de esa sensación. Por lo mismo es que no abrí los ojos, para poder seguir escuchándole.

Es irónico, por muy maestro mio que sea tenemos muy poca comunicación. Kaede me habla con suerte cinco palabras al día, incluso cuando estamos en combate me grita la nada misma. Muchas veces me dejaba solo en las misiones, pero siempre supe que iba tras mis pasos, y en ocasiones el Principe lo dejaba en evidencia, pidiéndole un reporte de mis actos.

Cuando Rukawa me convirtio en vampiro y recién yo asimilé todo este cuento de fantasias y monstruos, me llevo hasta el principado, reducto de nuestra ciudad en donde se concentraban y reunian todos los vampiros de la zona. Allí conocí a una serie de personajes, algunos extraños y otros más extraños aún, que de sólo recordar a algunos tirito entero.

Al tiempo que llegué a este grupo, en nuestra ciudad se dieron una serie de sucesos extraños, necesitando sólo mi investigación en primera instancia, hecho que aprovecharon para medir mis habilidades. Así fue como me enteré que Kaede me vigilaba siempre. Luego de esa primera misión y cuando daba el informe al principe, éste llamo a mi Sire que aparecio de entre las sombras dando un completisimo reporte de mis actos. Y desde ahí siempre fue lo mismo.

Sólo algunas veces estuvo a mi lado combatiendo. Debió entrenarme, pues las cosas no se pusieron mejor después de la primera misión. Alguien estaba conspirando en contra del grupo y nosotros debíamos protegernos. Pero pasado el tiempo, y luego de una serie de malos tratos hacia nosotros, caímos en cuenta de que el traidor era el mismo principe, pues sólo ansiaba el poder para sí mismo sin importarle el grupo. Así que como en las mejores novelas, el bueno no era el bueno y nosotros terminamos uniéndonos a los “malos” para combatir a los “buenos”. Y aunque acabamos con unos cuantos, el principe arrancó, dejando al Principado sin cabeza y en anarquía total, pero como Kaede no le interesaba ya nada, pues no había quien le pagará, me trajó hasta Alamut, fortaleza de mi clan, oculta en algun punto de Medio Oriente; para entrenarme.

Fue llegar y cambiar radicalmente su actitud hacia mi. Pero siendo mas especificos, su cambio ocurrio desde la primera cena que comparti con los Assamitas residentes de Alamut. Desde ese instante solo me dejo tranquilo para ir a dormir, pues en ningun instante se aparto de mi, y si en algun momento me veia sin su presencia por arte de magia, o de ofuscacion, aparecia a mi lado, para no dejarme hasta que fuese obligatorio, como cuando yo debía irme a mi habitacion o a él lo llamaba el consejo de ancianos.

Aquí conocí a varios Assamitas que muy gustosos me enseñaron un sin fin de cosas, por lo que con el paso del tiempo me hice más diestro e implacable, tanto así que desarrolle como un secto sentido para ver hasta al más experimentado Assamita cuando estaba Ofuscado o invisible para cualquiera. Kaede decía que se debía a mi talento natural que nunca lo perdí, que sólo se durmió por no utilizarlo. No sé a lo que se refería, pero descubrir ese talento, me dio la sensación de que habia recuperado algo muy importante.

Entre los muchos vampiros que conocí y que se hicieron buenos amigos mios, está Sendoh, que aunque sea como una especie de enemigo de Kaede, pues no se pueden ver ni a 100 metros, conmigo a sido la persona más amable del mundo. Lo conocí en aquella primera cena, él se acercó hasta mi para presentarse con su sonrisa eterna. Y a pesar de tener los colmillos sobresalientes, su sonrisa no es tétrica, es encantadora. Entablamos conversación, aunque más parecia una interrogación hacia mi, hasta que aparecio Kaede. No intercambiaron palabras, pero sus miradas bastaron para saber que se odiaban con toda el alma.

No obstante, y ante la prohibición de Rukawa de no acercarme a Sendoh, yo le seguí tratando. Muy maestro mio será, pero no es mi dueño, por lo mismo me importo un soberano pepino su prohibición (que mas sonó a amenaza) y seguí encontrándome con Sendoh, enseñandome éste muchas cosas sobre algunas disciplinas. En una ocasión felicitándome por una proeza, me beso. Yo lo aparte y le exigí explicaciones que no me dio, sólo sonrió e intento besarme otra vez. Y como la tentación era mucha y la carne es débil, me dejé hacer. No pasamos de besarnos, pues yo le dejé en claro que él no me interesaba. Sendoh se sintió ofendido y traicionado, me dio pesar jugar asi con él, pero prefiero ser franco que ha mentir a alguien a quien estimo. Así que después de discutirlo mucho lo dejamos por la paz, pero obviamente él no se fue tranquilo.

- Mi pequeño niño – esa es la voz de Kaede, y este calorcito en mi mejilla ¿son sus dedos acariciándome? – lamento haberte hecho daño.

“No te preocupes, solo me clavaste la espada muy cerca del corazón, pelotudo”

- Es que me cegue por los celos.

¿Celos? ¿De qué habla?” Me vuelve a acariciar la mejilla, pero ahora desciende su pulgar hasta mis labios.

- Ese maldito de Sendoh... sabe que eres mi chiquillo y aun así pretende ligarse contigo – “¿nos vio besándonos?”

- Cómo nunca te diste cuenta Hana –“nunca me ha llamado así” – de que ése solo pretendía usarte para molestarme a mi – “¡Sendoh jugó conmigo!”- y nada hice para librarte de él, sólo te seguí, pero no tomé ninguna acción, debí haberle cortado la cabeza al primer intento de acercarse a ti – “por eso no se separaba de mi, para que no estuviera cerca de Sendoh... ¡vaya si que eres celoso, Rukawa!”

- Ahora te perdí, Sendoh me ganó – “nunca me has perdido, Kaede, por que nunca me has tenido, ¿hasta cuándo con tus delirios de ser mi dueño?”

-Pero el tonto fui yo, por nunca decirte cuanto te amo – “¿Queeeeee?”

- Y ahora nunca podré decirtelo, no desde que decidiste que Sendoh estuviera a tu lado – “¿m... m... me... me... a... a... ama... me ama?”

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Kaede trató de incorporarse de su asiento al lado de la cama del pelirrojo para marcharse, pero éste se lo impidio al cazarle la muñeca, jalándolo hacia si.

- No te irás a ningun lado, no lo permitiré – le dijo topando sus labios con los suyos, para apresarlos después.

El pelinegro se entrego gustoso, aunque le pillara de sorpresa en primer lugar, pero el beso diestro y apasionado que le brindaba el pelirrojo, le hizo caer fácilmente. Eran años, meses, días, horas y segundos deseando el probar tan hermoso ser, un niño de corazón puro e inocente al conocerlo, ahora todo un hombre, inteligente, astuto, cariñoso, sensual, apasionado; con muchas sorpresas por conocer. Hana era sin duda su compañero de eternidad.

Comenzó a morderle el labio inferior, para hacerle soltar un gemido leve y así introducir su lengua. Perfiló todo su interior haciendolo vibrar con la sensación al rozar su paladar y delinear sus colmillos, que producto de la lujuría habían surgido, dándole a sus ojos ahora enegrecidos por la pasión, la más perfecta imagen de sensualidad que era su chiquillo, su Hanamichi ahora.

Sin perder el tiempo y más llevado por impulso de poseerlo cuanto antes, descendio a través de su cuello, dejando un camino húmedo, pero no pudo frenar el deseo de clavarle los colmillos y beber un poco de su sangre. Hana lanzó un quejido profundo cuando sintió la punzación, pero también llevado por el placer que experimentaba, clavo sus propios colmillos en el cuello de Kaede. Cuando se dieron por satisfechos, se besaron, mesclando los sabores metálicos de sus sangres.
Pronto las ropas estorbaron, pues pronto la necesidad de sentir piel fue más imperiosa y la necesidad de estar aún más profundamente unidos fue abrumante. No se daban tregua, tocaban todo lo que podían, se acariciaban con efervecencia, no despegaban sus bocas más que para tomar aire o morderce en algún lugar que fuera el delirio del otro.

Hana fue abajo, esperando ansioso y recibiendo gustoso los mimos de su maestro, que desde arriba contemplaba extasiado a su chiquillo, a su piel perlada por el sudor, a su boca enrojecida y entre abierta, a sus ojos velados y entrecerrados, a sus mejillas sonrojadas.

- Entra ya en mi – le suplico con voz profunda y ronca, para después tomarlo de la nuca y acercarlo a si para besarle una vez más.

Luego de una ansiosa preparación, fue que le penetró lentamente, sintiendo y extasiándose palmo a palmo con esa estrechez tan cálida y húmeda. Hana gemía a cada paso que Kaede daba en su interior, estremeciéndose y vibrando, apretando con sus músculos el miembro hinchado de su maestro.

Pronto la necesidad de moverse fue más fuerte, y sincronizando sus caderas fueron a la par, uno empujando más adentro, el otro ayudando para que fuera más profundo el contacto.

Llegaron al extasis sin prisas, sin apuros, contemplándose con devoción, con amor infinito, con deseo desmesurado, el pelirrojo derramándose entre sus vientres, el pelinegro dentro de él.

Hanamichi cayó agotado a un costado. Pero pronto su cintura fue apresada por el fuerte y duro brazo de su sire, que le acerco hasta si. Le peino los cabellos empapados de sudor tras su oreja, dejando su cuello expuesto, Hana cerró los ojos esperando la placentera sensación de mordida y succión, pero sólo fue un roce de aliento, pero lo suficientemente cálido como para hacerle estremecer.

Volteó a verle, con mirada interrogante. Rukawa le sonrió con sensualidad como respuesta. Hana se sintio morir ante tanta coquetería. Pero luego se sorprendio al ver el gesto de Kaede, al ser éste quien le ofrecía su cuello desnudo.

Dudándolo algunos segundos, y luego de un gesto por parte de su maestro de que no temiera hacerlo, se aferró a ese cuello con colmillos y brazos, apresándolo fuerte, succionando duró y emborrachándose del delicioso sabor de su maestro, prometiéndole en este gesto de que le amaría de por vida. De que le amaría por la eternidad.

Notas finales:

Nos vemos pronto.

Cariños, Andre. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).