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El Arte de la Manipulación por LadyHenry

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Notas del fanfic:

Primera parte de la serie Pure perfidy

Notas del capitulo: Iba a ser un sólo capítulo pero se alargó un poco...

 

 


 

 

 

El arte de la manipulación.

 

Haz lo que tú quieras para que termines haciendo lo que yo te digo, esa es una máxima que Eytan sigue a pies juntillas, es el estilo que ha escogido para ejercer el noble arte de la manipulación, uno depurado libre de toda mácula y es que Eytan es extremadamente perfeccionista, le gusta hacer las cosas bien, y quiere que también se las hagan muy bien a él.

Es un exigente de mierda, y lo sabe ¿lo mejor de todo? Que le encanta serlo ¿por qué no habría de gustarle que todo se hiciera lo mejor posible?  Además se sacrifica tanto por la causa... en el fondo si se enfoca desde un punto de vista demagógico este chico es un auténtico filántropo, ya que no sólo depura su arte manipulador en pos de sus intereses, sino que lo extiende a cualquier situación propicia, arriesgando así algo personal por el hecho de lograr perfeccionar sus dotes. Sí, es una persona idealista y entregada sin duda, sólo que su causa no es muy popular.

No porque no se use, sino porque no se debe nombrar, está mal visto hacerlo en cualquier ámbito. Hay ambientes en los que se puede decir con toda clase de palabras contundentes y malsonantes que se ha tenido un encuentro afectivo satisfactorio, por ejemplo en un bar entre amigos se puede soltar" ey tíos no saben lo bien que me lo pasé ayer, me ligué a un morenazo que estaba de vicio y me la comió de una manera salvaje, parecía  una puta aspiradora" (este desafortunado símil es verídico, no es producto de la torturada mente de la autora, sino de la de un cretino del que sospecha que mentía, no es muy propicio comparar al ligue de turno con un electrodoméstico típico de las amas de casa, así que probablemente ese kinky se volvió a su casa sin haberse levantado a alguien, en su desesperación decidió limpiar y de ahí que dijera esa chorrada...) y el resto le jalearía entre codazos de complicidad y risas, pero si en cambio dijera" saben ayer me estaba hartando de esperar así que decidí sembrar la duda en mi amigo para que cambiase de opinión y así poder irnos a cenar" todos se escandalizarían y calificarían de bochornoso e inapropiado el gesto. Porque en esos casos por muy estúpida que sea la víctima hay que defenderla, lo que importa es la justicia y la consideración, la inteligencia queda de lado. No importa que se comporte estúpidamente, ni que se esté equivocando... lo que cuenta es que tiene derecho a elegir.

Y por supuesto que lo tiene, el mismo que pueda tener el otro a intentar decidir por él, si es lo suficientemente habilidoso para conseguirlo tendrá que conformarse con lograr su objetivo porque nadie le alabará la hazaña, aunque si pudieran hacer lo mismo no lo dudarían.

La manipulación tiene muy mala fama pero todo el mundo la utiliza, es como el sexo se puede ser mejor o peor, hacerlo mucho o poco, pero al final todos lo hacen.

Eytan se dio cuenta de todo esto cuando tenía diez años, su hermanastro no le dejaba en paz, le quitaba su videoconsola, sus cómics, molestaba a sus amigos... y nunca le reñían porque conseguía hacerle quedar como un mocoso mimado y malcriado. Cabe decir que no comparten ADN, la madre de Eytan se divorció de su padre a los cinco años de nacer él, en menos de un año se casaba con su amante, que tenía tres hijos, uno estaba casado, otro estudiaba en una universidad extranjera, y después estaba Shia, ese molesto chico que disfrutaba haciéndole la vida imposible y que tenía ventaja porque era mayor, le llevaba seis años.

Pero a pesar de ser pequeño Eytan siempre fue un gran observador, y así aprendió las tretas de Shia para reconducir conductas y situaciones, comenzando su particular batalla. La primera vez que Eytan ganó, se sintió eufórico, se sentía muy bien eso de joder a otro sin que éste tuviera pruebas y sin embargo supiese con absoluta certeza quién y cómo lo había hecho, mientras el resto le daba la razón al vencedor, de manera tácita a veces, en otras ocasiones más explícitamente.

Ver la letal mirada que le dedicó Shia le subió mucho la moral, ya no era condescendencia lo que despedían esos enormes ojazos verdes, enmarcados por una tupidas y azabaches pestañas que parecían delinearlos, ahora lo miraban como a un igual, había respeto detrás de la furia contenida, de allí  en adelante ya nada sería lo mismo.

Empezó un silencioso desafío por fastidiar al otro, una especie de alocada carrera en la que intentaban superarse. En aquellos momentos a Eytan le pareció injusto, él no tenía tantas armas para utilizar, pero hoy lo agradece profundamente, si no hubiera sido por el cabrón desalmado de Shia, él hoy no contaría con tantos y tan bien aprovechados recursos.

La gota que colmó el vaso fue una vez que terminaron las clases, era el primer año de instituto de Eytan, tenía catorce años y ese sería su último año de campamento de verano, todos comentaban que ese era el mejor, ya que al ser los encargados de cuidar al resto podían hacer lo que les viniera en gana, siempre que tuvieran algo de cuidado. Sabía que podrían fumar sus primeros cigarrillos, tener algún rollo... todo sería diversión, esta vez no tendría que pringar con el trabajo de otros, sino al revés, y estaba deseando irse.

Pero Shia sabía lo mucho que deseaba ir y no estaba dispuesto a dejar que ese niñato se saliera con la suya, si él tenía que pasar las vacaciones aburrido en el hotel un mes no estaría solo, por lo menos con Eytan podría divertirse molestando a alguien. Así que se las apañó para que una compañera de clase se creyera que Eytan estaba colado por ella, pero que era tímido y le costaba declararse, la coló en el dormitorio mientras Eytan se duchaba y al salir se quedó estupefacto sin entender, al oír a su madre subiendo intentó sacarla pero ella le tomó el rostro entre las manos mientras le decía que no fuera tímido, y esa fue la escena que la madre encontró, a su pequeño casi desnudo, cubierto por una toalla y empapado mientras una chica lo tomaba por la cara quedando a escasos centímetros. Como consecuencia Eytan pasaría todo el verano castigado, sin campamento.

No entendía los motivos de Shia para jugársela de esa forma, tuvo claro que fue obra suya cuando al sentarse a cenar le susurró "¿qué tal ha ido todo pequeño Casanova?", en esos momentos tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no demostrar su enfado, apretó los puños, frunció los labios hasta dejarlos blancos por la presión, y siguió tomando la sopa sin hacer comentario alguno. Esa noche no pudo dormir mientras pensaba todas las formas de devolverle con creces el favor a ese hijo de perra "calma, Eytan, calma, hay que hacer las cosas con temple" se repetía cada vez que sus divagaciones le llevaban a opciones descabelladas como arrancarle la piel a tiras.

Sin embargo Shia durmió como un angelito, no sin antes repasar mentalmente cada una de las muestras de odio, desesperación y rabia que le había dedicado su pequeño hermanastro: " así aprenderá quién manda "pensó antes de caer rendido.

A la mañana siguiente partieron rumbo al aeropuerto, se pasarían las próximas tres semanas en un hotel, rodeado de playas y más playas, sin nada más que hacer que deportes acuáticos y descansar, en principio, claro que cada uno tenía sus propios planes. Rose pensaba irse de compras (si encontraba piezas para el contrabando de arte mejor...), Ray tenía que arreglar otros asuntos pendientes referentes a terrenos protegidos , Shia intentaría ligar todo lo que pudiese, con una cama tan grande y sin vigilancia sería pan comido, sólo tendría que mantener a raya a Eytan, claro que después del incidente no pensaba que quisiera tenerle cerca, nada más alejado de la realidad, ya que el mayor anhelo de éste era convertirse en su sombra hasta tener información suficiente para joderlo vivo.

Y así transcurrió la primera semana, se reunían en el desayuno y la cena, el resto del día iban por libre. Eytan descubrió muchas cosas sobre su víctima, ya sabía que le daban lo mismo los hombres que la mujeres, si hay agujero la mete a camino... pero no sabía que fuera tan osado como para llevarse a la cama a mujeres casadas que podrían ser su madre, mucho después le oiría decir: "es que cuanta más experiencia mejor se hace", en cambio los congéneres los prefería más jóvenes, nunca lo hacía con ninguno mayor de cuarenta, ése era el límite que había observado. Y en esa semana le dio tiempo de observar bastante, dos polvos al día mínimo, ya tenía captadas sus áreas de actuación, las terrazas, el Spa y el gimnasio. A veces en las duchas consumaba, intentaba ir a la habitación del otro, pero si estaba casado o la compartía optaba por ir a la suya, dándole una llamada perdida para avisarle de que despareciera por un buen rato. "Es una pena que no sepa que lo vigilo, queda poco glamouroso tener que usar el móvil para avisar de que no deben interrumpirle" pensó Eytan con una pícara sonrisa bailando en sus carnosos labios.

Todo iba bien, Shia no se aburría demasiado con sus conquistas y Eytan sólo esperaba a la ocasión adecuada para presentarse con sus padres y pillarle. Y no tuvo que esperar mucho, el lunes de la segunda semana Rose volvió antes de lo esperado con una adquisición importante, estaba de muy buen humor, así que Eytan le propuso celebrarlo, ella aceptó encantada encargándole que avisara a Ray y a Shia mientras iba al salón de belleza para arreglarse bien.

Y cumplió con la parte de avisar a Ray, lo llamó avisándole de la reserva en el restaurante, y diciéndole que Rose se había fijado en unos bonitos pendientes que seguro le hacía ilusión recibir, Ray le dio el visto bueno para comprarlos, así que bajó a la joyería dejando a Shia en la terraza sin  noticias de nada, mientras hablaba por teléfono con Ray y su madre observaba como le echaba el ojo a una mujer casada, así que escribió una notita que le dio disimuladamente, rezaba para que aquella mujer cediera, y así fue, se levantó llamando a Shia quien sorprendido la siguió, parecía contento de no ser él quien tuviera que entablar contacto. La nota ponía que si quería podían pasar un buen rato en SU habitación, al poco recibió una llamada perdida, pero Eytan ya había comprado los pendientes dejándolos en su habitación para ese entonces. Al escuchar el tono y ver el número reflejado en la pantalla dio  gracias al cielo porque todo fuera según lo previsto.

En media hora Rose, Ray y él estaban en el hall esperando, al ver que Shia se retrasaba habían ido a la cafetería para hacer un poco de tiempo, después de pedir unas bebidas, Eytan se acercó a Ray diciéndole que se había olvidado los pendientes en la habitación, éste se ofreció a ir a buscarlos, así podría verlos antes de dárselos a su  contenta esposa.

Y cuando abrió la puerta con la tarjeta que tan gentilmente le había proporcionado Eytan se encontró a su hijo abierto de piernas mientras una mujer mucho mayor que él se la chupaba con ahínco, la sorpresa fue tal que pegó un respingo que a su vez provocó que su acompañante perdiera el control y le propinara un mordisco, el aullido de dolor se oyó en toda la planta. Ray esperó a  que la mujer se marchara, mientras se vestía la amenazó con denunciarla por corrupción de menores, ella lo miró boquiabierta exigiendo una explicación, y en ese momento se enteró de que a Shia le faltaba un año para cumplir los veintiuno, la voz se corrió por todo el hotel y después de eso no volvió a conseguir un ligue.

 Su padre no mencionó nada para evitar arruinar las vacaciones, pero desde ese momento se comportó muy estricto con él, apenas le dejaba hacer nada y como Eytan se quejara estaba jodido. Ese mocoso le había dado la vuelta a la tortilla, supo que fue cosa suya cuando al bajar para comer le dedicó una sardónica sonrisa, mientras le guiñaba el ojo diciéndole en un tono insidioso "que aproveche".   Fue esa palabra la que provocó la imaginación de Shia  "¿qué aproveche? Descuida no pienso perder la oportunidad..."

Y Eytan captó la declaración de guerra, esta vez sería algo más personal, el desafío quedó suspendido en el aire, mientras comían se iban fraguando sendos planes. Eytan pensaba en cómo lograr marcharse de allí, sabía que era una estupidez seguir el juego, se había dado cuenta demasiado tarde de que Shia tenía muy mal perder, no, no era eso exactamente, era algo mucho más problemático, ese chico adoraba los desafíos, no iba a parar hasta vengarse y lo peor es que aunque se aguantara lo seguiría provocando, porque vio que podía seguirle el juego.

Le había dado una prueba irrefutable de que pillaba todas sus movidas y podía seguirle el ritmo sin problemas, pero Eytan no quería hacer eso, no pensaba pasarse la adolescencia picándose con Shia a ver quién la hacía más gorda, de eso nada. Él sólo quería que lo dejasen tranquilo para hacer lo que le apeteciera. Pero ya no había vuelta atrás, es aquí donde aprendió  que: para poder hacer lo que uno quiere hay que encargarse de que lo demás estén bien ocupados haciendo lo que uno quiera que hagan, tampoco hay que ponerse estrictos pero hay que tenerlos entretenidos, y por supuesto sólo a los que pueden molestar.

Pero toda lección tiene un precio y el de esta fue bastante significativo: la pérdida de los pocos resquicios de inocencia que le quedaban a Eytan, un pago que Shia supo disfrutar al máximo, viendo esa perplejidad que sólo se refleja en el preciso momento en que alguien vislumbra por primera vez, conscientemente, la naturaleza humana  y se da cuenta del verdadero peso y significado de la hipocresía y de lo extendida que está.

Ese espléndido momento surgió como resultado de semanas de inagotable tensión, en las que Eytan procuraba huir de las tretas de su hermanastro, y es que la actitud de Shia le intimidaba, lo miraba con descaro y procuraba avergonzarlo cada vez que tenía oportunidad. Le hizo saber con todo tipo de detalles lo que había sucedido cuando Ray le pilló "¿sabes lo mucho que duele cuando te la muerden Eytan?" le preguntó mientras deslizaba la mano por su vientre en busca de un buen ejemplo, ante la mirada asustada de el menor aflojó el agarre y se regodeó observando como el asombro y la confusión se reflejaban en la aniñada cara de su víctima, los celestes ojos abiertos de par en par, el leve temblor de los trémulos y entreabiertos labios, y sus ruborizadas mejillas provocaban en Shia una oleada de satisfacción, placer y excitación difícil de controlar que iba en aumento al sentir  como la agitada  respiración se transformaba en sofocados quejidos. "Ahora no, es demasiado pronto, tengo que ser fuerte y llevarlo al límite... voy a disfrutarlo tanto..." pensó Shia haciendo acopio de todas sus fuerzas para no dejarse contagiar por la turbación que despedía Eytan.

Y es que Eytan siempre le había resultado apetecible, desde el mismo instante en que los presentaron, le pareció un niño adorable, tan tranquilo, educado, independiente,  lindo... Las veces que tuvo que quedarse a cuidar de él fueron muy llevaderas, parecía que no hubiese nadie, no lo molestaba, hacía sus deberes y se dedicaba a ver la tele o leer, y a la hora de la cena iba a la cocina y se calentaba lo que hubieran dejado preparado, si venía algún amigo saludaba y se marchaba a su habitación.

Y todo iba bien mientras no lo molestaran, porque si lo hacían todo esa tranquilidad desaparecía dando paso a una reacción poco agradable, una vez una de sus amigas tomó prestado un libro para su hermano, lo cogió de la estantería de Eytan sin pedir permiso, cuando notó que faltaba preguntó molestándose un poco al saber lo sucedido, pero cuando se lo devolvieron manchado y con la cubierta rota por una esquina montó en cólera" ¿pero quién coño te has creído que eres? Me da igual tener que saludar a tus estúpidos amigos  o tener que contestar las chorradas que me preguntan, pero no tienen ningún derecho a tocar mis cosas y mucho menos estropearlas y devolverlas como si nada, más le vale a esa zorra comprarme otro y no aparecer más por aquí". Esa airada reacción sorprendió a Shia, que le restó importancia y consiguió que Rose no tomase medidas diciéndole a Eytan que había sido un accidente y que debería ser más comprensivo.

"¿Comprensivo? Y una mierda, si es así como hay que jugar no hay problema, se van a enterar de que cuando digo algo más les vale tenerlo en cuenta". Y un mes después la amiga de Shia se arrepintió de haber tomado el libro y ni siquiera pedirle disculpas al mocoso, porque éste se había encargado de fotografiarla con su novio en el parque haciendo cosas poco apropiadas, después se había encargado de que un chico que iba a secundaria en su colegio repartiera las fotos en el bautizo de su sobrino. Toda la familia de la chica se quedó con la boca abierta, en la foto que le dieron a la protagonista estaba escrito Las aventuras de Tom Sawyer, el título del libro de la discordia. La chica se quedó sin aliento ¿cómo había podido llegar tan lejos? Llamó a Shia por teléfono contándole la situación, recibiendo por respuesta "pero qué dices , si Eytan lleva toda la mañana en la piscina", al entrar en la casa Eytan pasó por su lado tomando el teléfono: " espero que hayas aprendido la lección zorra, no toques mis cosas ni te me acerques y sobre todo ni se te ocurra hacerme perder más tiempo, me parece que acaba de quedar bien claro quién de los dos tiene más mala leche y tiempo libre" y sin más cortó la llamada devolviéndole el teléfono a un sorprendido Shia que pensaba "esta sí que es buena, vaya genio que tiene el chaval, va a ser más divertido de lo que creía", y en lugar de reprenderlo o decir algo se limitó a reírle la gracia, al fin y al cabo era justo, se habían metido con él y esa era su manera de decir "conmigo no se juega" puede que fuera algo exagerada pero cada cual tiene su estilo...

El estilo era algo que Eytan se había encargado de pulir, y es que Shia se la había jugado bien, después de aquello tuvo que recuperarse, volver a plantearse sus puntos débiles para poder cubrirlos, por ejemplo ahora no dejaba que nadie que tomara la iniciativa se le acercara, sólo él podía tener el privilegio de dar el primer paso. Así podía tener la situación bajo control, si podía ver la reacción del otro ante su ataque obtendría sin esfuerzo la información que necesitaba saber, y sabría qué esperar del otro. En cambio cuando le entraban a él se cerraba en banda, disimulaba siguiendo el juego durante un rato sonsacando lo justo para saber la manera más rápida de librarse.

 

 


 

Notas finales: Vaya racha no se sube bien...espero que esta vez haya conseguido separar bien los espacios...malditos cacharros.

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