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El Arte de la Manipulación por LadyHenry

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Notas del capitulo:

Cumplí con el plazo XD

Por fin saldo mi deuda con Etnol, aquí está el personaje que pidió, cumple con las características principales, y el nombre de Luispher fue elegido por él (jamás se me hubiese ocurrido), está inspirado en su Erick pero se diferencia en muchas cosas, lo otro sería plagiar. En fin espero que le guste o que por lo menos cumpla con lo que quería.

 

 

Intentaba atrapar su lacio cabello azabache en una pequeña coleta, pero el fuerte viento se lo impedía, para colmo comenzaban a caer gruesas gotas de agua helada que empañaban sus gafas. Suspiró con fastidio echando a correr, lo mejor sería apresurarse antes de que se desatara la tormenta.

 Media hora después disfrutaba de un placentero baño caliente para quitarse la molesta sensación de estar calado hasta los huesos, sus gafas descansaban sobre la balda del lavabo totalmente empañadas, sus párpados cerrados ocultaban esos iris azul oscuro, flanqueados por unas tupidas pestañas ahora salpicadas por el agua. Su pálida piel comenzaba a arrugarse por el calor, responsable de la media sonrisa de satisfacción que asomaba en sus delgados y enrojecidos labios, húmedos por el cargado vapor que invadía el ambiente.

Adoraba el calor, sobre todo en épocas de frío, le gustaba pensar que ése era uno de los motivos por los que buscaba calor humano, su preferido, el mejor de todos porque conseguía que le subiese la temperatura muy alto para luego mantener el ambiente caldeado por largo rato, le gustaba ese tipo de calor por la calidad y la cantidad que conllevaba. Se preguntaba en esos momentos, rodeado por la calidez del agua mientras escuchaba cómo seguía lloviendo en el frío exterior, si su presa necesitaría también que la calentaran... le parecía una idea estupenda darle calor, pues sabía muy bien que con esa sangre fría a menudo se congelaba.

Aunque le había dejado solo ante el peligro no le importaba, ya tendría tiempo de ir a buscarlo, le dejaría tiempo para que planeara y se relajase, no mucho, unos cuantos días, después de todo sólo eran unas vacaciones de navidad.

Tendría que charlar largo y tendido con Meg para tener una buena coartada que le permitiera ir con sus bendiciones, no era sensato meterse en la casa de Ray por las buenas, mejor ir con carta de presentación y si Meg se la daba no tendría que dar explicaciones, simplemente se presentaría sin más y nadie se molestaría con los detalles. Perseguir a Ander iba a provocarle algunas molestias, pero las cosas no podían quedar así.

Sabía bien de su merecida fama de putón de colegio, lindo, descarado, algo cabeza hueca... y la persona más afortunada por tener a Ander como mejor amigo, una gran influencia que le conduciría al buen camino, salvo por el pequeño detalle de que Ander era un puto hipócrita mimado y desconsiderado, que lo único que le había hecho entender era que debía ser cuidadoso para que no lo jodieran.

Y pensaba hacerle caso, iba a guardarse las espaldas, estaba deseando ver la cara de su amigo cuando apareciera después de haberse tirado a su querido amorcito de nuevo, y es que para ser tan selectivo Ander se había buscado a un niñato de lo más vulgar, en su opinión, con mucha pasta y una hermana dispuesta a casarse para aparentar mientras ambos hacían lo que querían sin pedirse explicaciones, a ella le gustaban las chicas con curvas y a su hermanito le gustaban los chicos lindos y cabronazos, y desde luego Luispher cumplía con ambas condiciones. Así que conseguir que Matt cayera fue relativamente sencillo, ni siquiera le había parecido lo suficientemente bueno en la cama... Entendía que para Ander lo primero fuese su comodidad, pero podría esforzarse un poco más o ceder en algunos detalles, antes que aguantar a un tipo así. Además visto lo visto no es que tuviera mucha resistencia, cualquiera con un poco de esfuerzo y mano izquierda podría dejarlo al descubierto, al parecer las enseñanzas de Ander estaban cayendo en saco roto.

Tanto echarle en cara su mala reputación, para luego liarse con un lerdo... definitivamente eso había sido algo de pésimo gusto, y más para alguien tan exigente como presumía ser Ander.

Y así se lo iba a hacer saber, no podía poner patas arriba sus costumbres, hacer que se volviera tan cuidadoso y cuando ya había sacrificado tanto por él dejarlo por un cretino alegando que no quería estropear su amistad... Casi le da un ataque de risa al oír esa manida excusa salir de los labios del rubio. Si pensaba que iba a tolerar esa falta de respeto iba listo.

Estaba harto de que se valiera de su fama para hacer lo que le viniese en gana, se creía que por poder engañar a casi todo el mundo, a excepción de su familia, tenía una especie de inmunidad diplomática. Lo peor que le había sentado a Luispher era que intentara valerse de ello para zanjar su relación, él era el único que había llegado a conocerlo a fondo, sabía bien lo hipócrita y manipulador que podía llegar a ser, su falta absoluta de escrúpulos... a veces creía que era un jodido psicópata, y otras veía resquicios de humanidad, pequeños o grandes detalles que le revelaban que en ese pecho latía un corazón.

De hecho fue uno de esos detalles el que había provocado que su relación, después de muchos acercamientos frenados, acabara traspasando la barrera de la amistad y se convirtiera en algo más. Una tarde lluviosa como la de hoy el hermano de Luispher sufrió un accidente, estuvo dos días entre la vida y la muerte, y fue Ander el que se encargó de acompañarlo mientras sus padres intentaban volver del viaje, pero la tormenta de nieve los retuvo. Cuando volvieron ya estaba fuera de peligro, se recuperaría bien. En el momento en que se lo comunicaron a Luispher suspiró aliviado, y todos los nervios y la tensión acumulada se hicieron patentes, comenzó a llorar desconsoladamente, ahogándose, atragantándose con las lágrimas, sin poder parar. Ander intentaba aplacar el llanto, le hablaba en tono conciliador diciéndole que todo estaba bien, que podía descansar, después de dos días sin pegar ojo carcomiéndose de angustia no era bueno que se alterase tanto. Pero no podía parar, el médico le aconsejó a Ander que lo llevara a su casa, estaba teniendo una crisis de ansiedad y no debía estar solo.

Ander lo llevó a su casa y se quedó con él, intentaba calmarlo, pero  Luispher parecía un zombi, se pasó dos horas mirando el televisor sin ser consciente de nada, cuando Ander llamó su atención para preguntarle qué tal se encontraba el llanto volvió... ya no podía más, estaba desquiciándose, sentía una impotencia que nunca había experimentado, no soportaba ver a su mejor amigo en ese estado, y sin pensarlo siquiera lo besó.

Fue un acto impulsivo, uno de los puntos débiles de Ander era que perdía los nervios en situaciones extremas con las personas a las que quería, se dejó llevar al sentir los labios húmedos por las lágrimas entreabriéndose para recibirlo, nunca se había permitido imaginar cómo sería besarlo a él, no entraba en sus planes profundizar tanto en una relación, bastante sabía ya de su persona siendo amigos, lo había dejado acercarse tanto por reconocer en él  a un semejante, alguien ambicioso y aparentemente superficial, una clara muestra de que estaba seguro de sí mismo y sus posibilidades, el único problema es que iba por ahí jactándose de ello, provocando gratuitamente, y eso lo llevaba a situaciones poco afortunadas donde se exponía sin necesidad. Tomó ese comportamiento como una manera de llamar la atención para pedir ayuda, hasta ahí estaba en lo cierto, pero la ayuda que Luispher necesitaba no era que le enseñaran  a pulir sus aptitudes para mejorar su fachada y ahorrarse escándalos, lo que el chico necesitaba era alguien que se preocupara por él y se molestara en conocerlo, en traspasar esa apariencia despreocupada y facilona, y ver cómo era realmente.

Eso fue un efecto colateral, no  el objetivo de Ander. Al enseñarle a Luispher a desarrollar un modus operandi más discreto y efectivo, fue conociéndolo en profundidad, sorprendiéndose de lo sensible y atento que podía llegar a ser, le agradó descubrir que era un chico detallista, que podía llegar a ser realmente complaciente, sabía cómo llevarlo; Ander era consciente de lo difícil que era su carácter, de sus manías, sus cambios de humor, su perfeccionismo casi obsesivo... Había pocas personas que pudieran lidiar con eso sin llegar a cansarse, y Luispher era una de ellas, lo comprendía sin mediar palabra, una mirada les bastaba para comunicarse, le hacía la vida más fácil al conocer todas sus "debilidades", porque las comprendía y le ayudaba a sobrellevarlas haciendo pequeños y no tan pequeños esfuerzos, como ser siempre puntual, excusarlo cuando no tenía ganas de quedar con alguien, encubrirlo con sus ligues, espantárselos si hacía falta... hasta le compraba sus caramelos preferidos. Era un encanto, siempre dispuesto a echarle una mano.

Por eso Ander no dudó en apoyarlo en ese mal trago con su hermano, los padres de Luispher viajaban a menudo y su hermano mayor estaba terminando la universidad, así que pasaba la mayor parte del tiempo solo. Al ir encariñándose con él, Ander lo invitaba a su casa muchas veces, poco a poco se hizo habitual que se quedara a cenar e incluso a dormir, prácticamente tenía monopolizado uno de los cuartos para invitados. Tanto Meg, la madre de Ander, como su padrastro y sus hermanos, lo acogieron con entusiasmo, se los había sabido ganar con su simpatía, además ver que por fin Ander tenía un amigo de confianza les resultaba un alivio, siempre se había mostrado esquivo, tenía muchos conocidos con los que salía a divertirse, pero nadie al que le hubiera presentado a la familia y mucho menos al que invitara a quedarse.

Puede que la falta de costumbre fuera lo que tan nervioso ponía a Ander al verlo así de destrozado, nunca lo había visto desfallecer, siempre tenía una sonrisa a punto, y cuando se enfadaba se limitaba a ignorar el motivo de su enojo hasta que tomaba la revancha, era un chico muy activo e inquieto, y verlo sin fuerzas, llorando era algo que lo superaba, no sabía qué hacer para tranquilizarlo, estaba seguro de que si hubiera sido al revés Luispher conseguiría hacerlo sentir mejor, y eso lo desesperaba, quería serle útil, hacerle saber que se preocupaba y que haría cualquier cosa para aliviarlo, y de hecho eso fue lo que hizo, pasarse por el forro todas sus reglas, dejar el control a un lado y dar paso a sus más básicos instintos, que le decían que la mejor manera de mostrarle su afecto incondicional era besarlo, porque se veía frágil y desamparado, le inspiraba un sentimiento que prácticamente desconocía: la ternura. Y ante lo que no se ha experimentado antes no se puede tener control, así que el beso se prolongó, de la delicadeza inicial fueron pasando a algo más intenso, al notar que Luispher paraba de sollozar para corresponderle con entrega  sintió una satisfacción desconocida, que lo colmaba y le hacía sentirse plenamente feliz. Sin pensar en nada que no fuera lo bien que se sentía siguió besándolo cada vez con más intensidad, sus manos se deslizaban por la piel de Luispher en suaves caricias, normalmente era más apasionado y menos cariñoso, así que no identificó lo que estaba haciendo, ni siquiera se lo planteó, sólo sabía que se sentía muy a gusto y que estaba consolando a su mejor amigo, todo estaba bien.

Después de un largo rato de besos y manoseos, se separaron un poco mirándose a los ojos, cuando vio la expresión arrobada de Luispher algo estalló en su interior, sabía que era peligroso seguir porque simplemente no iba a poder contenerse, y eso le excitaba demasiado, pocas veces había estado tan nervioso, sólo su primeras veces, tanto con hombres como con mujeres, y era debido a su falta de experiencia, una vez superada esa fase de nuevos descubrimientos nada le había emocionado... hasta el momento en que unió sus labios a los de su mejor amigo, descubriendo que su forma melosa de besar despertaba todos sus sentidos, hasta los que tan dormidos se hallaban que por primera vez se estaban manifestando.

Si había algo que le gustaba a Ander, al igual que a sus hermanos, eran las emociones fuertes y el experimentar nuevas cosas, por mucho que lo disimularan, bajo su corrección latía la necesidad de sentirse al límite y eso era lo que estaba sucediéndole con Luispher, sabía que era una locura, que estaba poniendo en peligro su amistad y que debería parar y hablarlo, pero eso le resultaba extremadamente complicado porque estaba que se salía, necesitaba terminar lo que había comenzado y saber que Luispher estaba dispuesto a seguir hasta el final sólo lo hacía más tentador, simplemente no pudo resistirse.

Continuó con besos más intensos, las caricias se tornaron más atrevidas y la ropa se convirtió en un detestable obstáculo del que tuvo que deshacerse. Llegó a la cama con Luispher en brazos y se posicionó encima recorriendo esa piel tersa que olía a cerezas, un olor dulce y suave que despertaba su apetito. Otro de los detalles que le había encantado, era ver el sedoso cabello de su amigo esparcido en las blancas sábanas que hacían destacar su brillante color azabache, su tacto sedoso era una delicia, cada parte que redescubría le gustaba más, estaba disfrutando como nunca antes lo había hecho. Esta vez no se trataba de desahogarse echando un polvo, la persona con la que lo estaba haciendo le importaba y lo conocía, por lo que la atmósfera era totalmente distinta al habitual desenfreno, cada gesto estaba cargado de afecto y curiosidad, disfrutaba tanto del placer que le provocaba a Luispher como del suyo propio, y cuando éste comenzó a mostrarse activo participando más, Ander comenzó a conocer lo placentero que podía resultar perder el control por completo, entregarse del todo a la otra persona para disfrutar el triple.

Terminaron exhaustos, sudorosos y satisfechos a más no poder, para ambos había sido una experiencia intensa y arrebatadora. Durmieron de un tirón el resto de la noche, Luispher estaba tranquilo y volvía a mostrar su habitual serenidad, era alucinante lo bien que se sentían... hasta que llegó la mañana.

Cuando Ander despegó los ojos lo primero que vio y sintió fue a Luispher, estaba recostado en su pecho durmiendo plácidamente, pensó que se veía adorable así, de pronto el olor a cerezas invadió su cerebro y ahí recordó todo lo sucedido la noche anterior y sintió pánico. Intentaba contener la avalancha de preguntas que se agolpaban en su cabeza, producidas por esos contradictorios sentimientos que pugnaban por manifestarse, descubrir que tener sexo con su mejor amigo le encantaba no era bueno, pero atisbar lo que ese hecho podía significar le daba pavor, de pronto el bienestar y el sosiego dieron paso a la inquietud, se sentía frágil e indefenso, esta vez no podía escurrir el bulto, la había cagado, Luispher lo conocía muy bien y no podía engañarlo, por otra parte no sabía lo que aquello significaba para su amigo... era el maldito caos lo que estaba viviendo. No podía dejar a su amigo así, aún lo necesitaba, su hermano estaba fuera de peligro, pero él seguía solo hasta que llegaran sus padres. Decidió guardar la calma y hablar con Luispher, pidiéndole dejar el tema para cuando todo se normalizara, ya que en esa situación debían hacerse cargo de su hermano.

Después de meditar su estrategia salió de la cama sigilosamente intentando no despertarlo, si permanecía allí un minuto más lo más probable es que acabara en una segunda ronda y no era buena idea.

Cuando Luispher despertó, Ander tenía preparado el desayuno, fue muy cordial al preguntarle cómo se sentía y mimarlo mientras desayunaba. Por su parte Luispher estaba encandilado con toda esa dulzura y atenciones, así que se tragó eso de "dejarlo para cuando las cosas se normalizaran" y para suerte de Ander esa misma noche los padres llegaban, así que se pasaron el día con los preparativos y pendientes de la evolución de su hermano Dave.

Con la llegada de los padres y la rehabilitación de Dave, Luispher tenía poco tiempo, y cuando se encontraba con Ander éste le ponía al día de las clases que había perdido y le preguntaba por todo. Al principio no le tomó importancia, pero cuando acabó ese alocado período y volvió a la normalidad se encontró con sorpresas realmente desagradables, la primera fue enterarse de lo cobarde que podía ser Ander, y lo descubrió al enterarse de que tenía una nueva novia, muy adinerada, guapa y sobre todo lesbiana. La segunda fue saber lo rastrero que podía ser, y lo supo cuando dio con el motivo de que tuviera esa novia, que no era otro que ser el amante de su armarizado hermanito, un chico atractivo y bastante descerebrado, al que Ander estaría manipulando a su antojo. Y la última y no por eso menos desagradable fue comprobar que no tenía la más mínima intención de hablar sobre lo que había sucedido entre ellos, dejándolo en un simple "nos dejamos llevar por la situación".

Eso fue lo que más le dolió a Luispher, que lo tratara como a una de sus vulgares y estúpidas fulanas, que creyera que él iba a ser tan cobarde como para dejárselo pasar, en definitiva que lo subestimase de esa forma tan penosa. Después de todo lo que habían pasado juntos lo menos que merecía era un poco de sinceridad y respeto, no sólo contento con ocultarle cosas y tratarlo de estúpido Ander lo estaba evitando, por lo visto su brillante plan consistía en dejarlo de lado, apartarse de él y olvidarse de su amistad.

Pero no iba a consentir que lograra ninguno de sus patéticos objetivos, él podía ser igual de implacable y calculador, que le diera un voto de confianza sólo significaba que a diferencia de Ander él era una persona emocionalmente sana, no un maldito paranoico llorica.

Así que iba a jugar a su juego con sus reglas, e iba a ganarle. La primera parte de su elaborado plan era dejar que Ander se relajase, que creyera que lo tenía todo controlado, para ello aparentaría estar dolido aceptando el distanciamiento, lloriqueando en brazos de otro su pérdida para darle a entender que captaba sus intenciones y que eso lo dejaba abatido, porque sabía que cuando decidía algo era irrevocable.

Le repateaba que Ander se tragase que no iba a luchar con tanta facilidad, lo atribuía a su estado de autoengaño, y en el fondo daba gracias porque así podía seguir con la segunda fase, investigar los pasos de su víctima, saber qué intenciones tenía y cuáles eran sus posibles salidas.

Esto le llevó algo de tiempo, no en vano Ander era muy retorcido y estaba buscando nuevas formas de escape, las que creía que le serían inaccesibles a Luispher, que no eran muchas teniendo en cuenta lo bien que se llevaba con su familia. Por eso escogió marcharse a casa de su padre, el único con el que no tenía demasiado trato, aparte de vivir lo suficientemente lejos, tanto como para tener que tomar un avión.

A Luispher le pareció conmovedor que le tuviera tanto "miedo" como para poner tierra de por medio, ese detalle sumado a su mala cara cuando lo veía dejándose consolar por otros y a que cuando se acostaron juntos descubrió muchas facetas ocultas de Ander, le hacían tener la seguridad de que si conseguía aliados para un buen control de la situación, Ander iba a caer de lleno. Para eso tenía que hablar con Meg y con Shia, con la primera estaba seguro de que no iba a tener el menor problema, le hablaría de su distanciamiento, de lo mal que veía a Ander desde que estaba con esa chica, sabía que a Meg no le gustaba nada, así que argumentaría que ella había sido la culpable de que se distanciaran, la dejaría por una controladora codiciosa que quería apartar a Ander de sus allegados, así le daría sentido a la repentina decisión del rubio de marcharse a casa de su padre, le contaría que Grace tiene parientes allí y que probablemente planearan pasar las vacaciones juntos. Estaba segura de que Meg se iba enfadar y le daría carta blanca. Una de las lecciones que se había encargado de inculcarle Ander era que no había nada más efectivo para "darle brillo" al halo de santidad (o perfeccionismo) que jodérselo a otra persona, algo así como eso de "partirle la cabeza al hereje con el crucifijo", un ejercicio de hipócrita ironía.

Después de convencer a Meg tenía que contactar con Shia, estaba seguro de que estaría inquieto por los inesperados movimientos de Ander, en esa familia se tenían todos vigilados y cualquier cosa fuera de lo estipulado levantaba sospechas, además tratándose de Ander no debía hacerle ninguna gracia, ellos no se llevaban precisamente bien, Shia intentaba ser cordial pero Ander le guardaba rencor por irse con Ray, tampoco le gustaba que estuviera más apegado a Eytan que a sus propios hermanos. Así que de seguro Shia respiraría aliviado al saber los motivos, y estaría encantado de prestarle su ayuda, cuanto antes regresara Ander mejor para todos. Ahora debía ir atando cabos, cuando Ander estuviera inspeccionando el terreno, confiado de su estrategia y con la guardia baja, sería el momento de comenzar su ataque, antes de presentarse allí debía tenerlo todo controlado, así sería más fácil darle el golpe de gracia.

Después de su relajante baño, ordenadas sus ideas, Luispher se dirigió a la cocina para comer algo, se decidió por una apetitosa manzana y se dispuso a buscar el teléfono del despacho de Meg, a esa hora probablemente estaría trabajando, llamarla allí y la pondría alerta, más receptiva para recibir una mala noticia. En seguida le atendieron, concertó una cita con Meg, sólo le dijo que era algo urgente sobre Ander, que lo tenía preocupado. A las dos horas se encontraba cenando en casa de Ander con Meg, le expuso con expresión compungida y tono solemne todas sus sospechas, haciéndose la víctima al contarle que había pasado por alto todas las señales por estar ocupado con el accidente de su hermano.

Meg asentía ofuscada, sabía que algo andaba mal con su hijo, no era lógico que de pronto se marchara a casa de Ray sin más explicaciones que "necesitar un cambio de aires", también era ilógico el distanciamiento del único amigo de verdad que tenía, tenía que hacer algo, de momento mandaría a Luispher a casa de Ray con la excusa de que con lo del accidente y los exámenes no habían tenido tiempo de estar juntos y el chico se había tomado la molestia de sacar tiempo libre en vacaciones para darle una agradable sorpresa.

Ray aceptó encantado, le parecía estupendo que su hijo mediano por fin tuviera un amigo de verdad, y no uno de esos mindundis que sólo buscaban figurar, para que fuera una verdadera sorpresa, guardó el secreto, sólo se lo contó a Shia para que fuera a recogerlo al aeropuerto.

Cuando Ray fue a contárselo a su hijo menor, éste lucía una inquietante y juguetona sonrisa, Luispher acababa de llamarlo contándole los datos que le faltaban, ya tenía todos los movimientos que iba a hacer Ander durante las vacaciones y ahora sabía sus motivaciones, Simplemente tenía que recoger a su amigo e intercambiar información para trazar el plan, acordaron que les dirían una hora diferente de llegada, para tener algunas horas de ventaja. Luispher llegaría a primera hora pero oficialmente llegaría para la cena, así tendrían todo el día para ponerse al corriente. Iba a ser un placer colaborar con ese chico, era de lo más organizado y encantador, y si no recordaba mal era sumamente atractivo. No podía esperar otra cosa, su hermano no se fijaría en cualquiera, por lo que le había dicho por teléfono tenía muy claro lo que quería conseguir, y a Shia le parecían uno motivos muy válidos, había sido muy poco caballeroso por parte de Ander comportarse de esa forma. Tendría que llamar a Frederick para preguntarle por Luispher, estaba claro que era todo un peligro si se lo proponía, debía asegurarse de sus intenciones, si quería vengarse y sacar a Ander de allí él lo iba a ayudar sin problemas, lo que no quería era que la cosa se les fuera de las manos.

 


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