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Guerras II por pionguis

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Yo vs… Yo 

 

Hay guerras de todo tipo, las hay tan largas que parecen eternas y también tan cortas que nadie las nota, algunas son muy crueles y otras no tanto. La mayoría de las guerras son guiadas por la ambición, asimismo, hay algunas cuantas que son justicieras; libradas por un ideal puro y sincero.

 

 Una de las tantas cosas malas que hay en las guerras, cualquiera que sea la causa de ésta, es el derramamiento de sangre. Esa valiosa sustancia carmesí que recorre nuestros cuerpo y casi nunca notamos,  pero cuando la perdemos, ¡ah, como la extrañamos! Pero es tan común en las guerras que no hace mella. Sin embargo no voy a explicarles aquel innecesario derramamiento de líquido, si no a hablarles de una guerra, la mas cruel, despiadada y nunca antes contada; mi guerra. 

Nací hace 17 años, fue cuado todo comenzó, por aquellos días mi vida parecía no justificarse ante los ojos de un tenebroso mago, el cual, para ‘variar’ había desatado una guerra; sí, una más a lo largo de la historia humana. Pues bien, éste mago iba contra mí, mas bien contra todo lo él creyera un problema para su plan de dominación, lamentablemente y por cosas del destino yo representaba un problema, así que al poco tiempo de vida  me vi atacado con maldiciones imperdonables por aquel sujeto, por suerte, y vaya que si la tengo, no logró su cometido.

Algo salió mal y en lugar de eliminarme, él desapareció. Todos pensaban: “genial te salvaste y te deshiciste de él”, y sí, me salve y hubiese sido tan genial como todos decían si no me hubiera quedado huérfano y aislado del mundo mágico.

Por cierto, no les he contado que al ser tan pequeño no tuvieron más remedio que buscar un lugar en donde pudiera quedarme, entonces me enviaron con la familia de mi tía, hermana de mi madre, que odiaban la magia y todo lo que se relacionase con ella, razón de más para odiarme.     

 A regañadientes me aceptaron y con el paso del tiempo me convirtieron en su sirviente y me ocultaron la verdad sobre mi origen. Bueno, sigamos con la historia… 

Segunda Batalla: Yo vs tía Petunia. 

La “adorable” hermana muggle de mi madre era rubia, alta y delgada; aquella mujer podría llegar a ser atractiva si quitara esa mueca de su cara, bueno, ella me odiaba, ¿por qué? Simple, soy mucho más atractivo que su hijo, eso y por que soy un mago.Desde el momento en que ella supo que mi madre era una bruja y que iría al mundo mágico a estudiar, la odió. Todo empezó ahí, ella deseaba tanto ir, quería experimentar lo mismo que su hermana; pero ella no era igual que mi madre, ella no tenía magia, por lo tanto no tenía esperanzas de ir, jamás; entonces comenzó a odiar la magia, a ése mundo extraño y desconocido y… a mi madre. ¿Pero que fea es la envidia, verdad? Bueno, dejémosla de lado. 

Tercera batalla: Yo vs Vernon Doursley. Vernon es mi tío, el feo, obeso y malhumorado esposo de mi tía Petunía. Desde que llegué a su casa, y tuve la edad suficiente, noté los sentimiento de odio-miedo que mi tío sentía hacia mí; sentimientos que a la fecha siguen presentes.Durante los dieciséis años que viví bajo su techo tuve que lidiar con sus golpes, amenazas y malos tratos; y no se crean, en el fondo no es tan malo, sólo intentaba proteger a su familia de mí. Sin mucho motivo claro, ¿protegerse de un niño huérfano, enclenque y dominado?, Ja.Pero la verdad no le guardo ningún rencor, es obvio que su madre le hizo algo en su infancia… si no lo notan enseguida, únicamente tiene que ver como se comporta cuando su hermana Marge llega de visita, parece uno más de sus perros. Pero continuemos… 

Cuarta Batalla: yo vs Duddley Dursley. Y sus padres que criticaban mi nombre por ser feo… Mi “querido” primo Duddley es un chico grande, gordo, feo y tonto. Desde siempre me había pensado que mi primo se parecía más a un cerdo que a un humano; rosado, gruñón, escandaloso y torpe, demasiadas coincidencias diría yo.Duddley se creía el rey del mundo y lo peor de todo era que era demasiado fuerte y grande como para decirle lo contrario, y vaya si lo había intentado. Con todo, lo apreció, algunos dirán que soy masoquista, pero todo el odió que llegué a sentir desapareció cuando me di cuenta del problema. El pobre tipo tenía una madre loca y consentidora y a un padre histérico y tonto. La verdad es que compadezco a Duddley, por años me dio buenas peleas, por no decir palizas.

 Él y su pandilla fueron algo a lo que temí alguna vez, pero ahora ninguno de ellos es un problema para mí. Después de lidiar todas esas batallas diarias con mi “familia”, me creí preparado para todo, por que no hay que quitarme crédito, lidiar con ellos las 24 horas del día era toda una proeza.

Entonces llegó mi carta de Howguarts y con ella un mundo nuevo lleno de esperanzas para mí. Y para mi desgracia, nuevas batallas…

 Quinta Batalla: Yo vs el mundo. No crean que el decir que el mundo estaba en mi contra era por que la tierra sacó pies y manos y me amenazó con una espada o algo así, no era tan literal, era más bien el final de mi anonimato y la vida como la conocía.

 Cualquiera pensaría que era grandioso ser reconocido, venerado y respetado… No obstante, que todos los locos seguidores de Voldemort me persiguieran para matarme, no era algo que me entusiasmara en demasía. Empero, y siendo muy honesto, después de salir de la alacena debajo de las escaleras, en una casa llena de muggles  a un mundo lleno de magia y seres extraños, con el peso de tu suertudo apellido a tan corta edad, impacta y a pesar de todas las calamidades, no podrías imaginar algo mejor.

 Sexta Batalla: Yo vs. El-que-no-.se-deja-morir. Así es, ¡Voldemort sigue vivo!O eso era lo que le hacía creer cada año, lo que más le sorprendía era que nunca lo atacaba en vacaciones. Pero imagino que él también quería descansar, es decir a sus 50, 60, 70 ó sabrá Merlín cuantos años tenga, su cuerpo ya no es el de antes…A éste hombre que tanta lata me dio desde que nací y a lo largo de mi estancia en Howgarts le debo la vida. Aunque no lo crean, de hecho le debo la vida por partida doble; hace 16 años cuando se murió en mi lugar, por primera vez, y nuevamente hace poco en nuestra última batalla, cuando cometió un tremendo error, era él o yo, y su error decidió que fuera él. Descanse en paz Lord Voldemort. 

Séptima Batalla: Yo vs El mundo… de nuevo. Segundo round, y suena la campana. El mundo se vuelve loco por tocarlo, preguntarle o matarlo, Potter se defiende, está cansado, finta, arriba, abajo, cabecea, cree que es el final, pero los demás siguen y siguen…¿Honestamente, hasta cuando se cansarán de acosarme? ¡Ya los había librado de Voldemort, que más querían! Hay veces en que me arrepiento de no haberlos dejado con él… 

Octava batalla: Yo vs Draco Malfoy. Malfoy es el único apellido que de verdad me ha dado guerra, de parte del padre y del hijo, sobre todo el hijo; hablando como merolico con madame Malking, eso me dio jaqueca, el que se burlara de mi a cada segundo, que restregara mis errores, el que le pusiera feliz de dañarme a mi y a mis amigos.

Vaya que era perseverante, miren que seguirnos una vez en primer año a media noche para ver lo que tramábamos, o la vez que se disfrazó de dementor, o la vez que se dejó patear por el hipogrifo con tal de no ser menos que yo; ese chico no se cansa.Quién diría que un chico demasiado delgado, respingón y caprichoso podría hacer todo eso. Siempre fue un niño de papá, me pregunto donde estaba para reprenderle después de todas las tonterías que hacía… pensándolo mejor, creo que lo hubiera premiado… 

Novena y última batalla: Yo vs… Yo Como les había mencionado, a lo largo de mi vida he presenciado todo tipo de guerras; empezando por la que pasa Ron todos los días para no sonrojarse cada que ve a Hermione, hasta la que tuvimos el año pasado con Voldeemort (o Tom como yo le llamo).

 Algunas fueron muy duras y otras no tanto, fáciles ó difíciles de solucionar, siempre han existido en mi vida, pero de todas ellas nunca tuve una tan difícil como la que emprendí contra mi interior.

 Para que lo entiendan mejor se los contaré así: Érase aproximadamente en el mes de octubre cuando me dí cuenta que algo estaba mal, parecía un día como cualquier otro; como de costumbre era tarde y yo aún no me levantaba, Ron estaba histérico a un lado de mi cama tratando de despertarme mientras el resto de mis compañeros de habitación se reían de mis “berrinches” por no querer desperar. 

Cuando al fin mi amigo pudo sacarme de la cama y hacer que me preparara, nos fuimos al gran comedor y nos detuvimos frente a sus puertas; entonces me pregunté por que todos le decíamos “las puertas del gran comedor”, bueno, era obvió el por que del nombre, pero vamos, ¡era lunes en la mañana, a cualquiera le da flojera encender su cerebro!  Ron nos apresuró, por que según él no tendríamos tiempo de comer bien, yo pensé que no lo necesitaba pero de igual manera lo seguí, Hermione ya estaba ahí, me senté enfrente de ella y Ron a su lado. Comenzamos a comer muy quitados de la pena cuando el director habló: 

-¡Buenos días queridos alumnos!- enseguida se hizo el silencio- todos saben que acabamos de pasar por tiempos muy difíciles, ha habido grandes e irremediables perdidas, dolor e infinitas tristezas- hizo una pausa mientra muchos asentían y otros agachaban la cabeza-; durante ese tiempo demostraron el verdadero significado de ser magos, algo de lo cual estoy muy orgulloso, es por eso que quiero recompensarles los meses pasados que vivieron en una guerra injusta con una fiesta que los profesores y yo hemos preparado para ustedes- aquí hubo aplausos y uno que otro alumno incluso gritó de emoción.

Ciertamente todos habían sido afectados por la guerra, muchos perdieron a sus familias y después de haber guardado el luto necesario por fin se veían recompensados con una vida normal. 

La noche del día de brujas fue elegido para el evento, aunque francamente yo no me sentía animado en participar y no era que me sintiera mal, lo que pasa es que eso de fiestas, y grandes conglomeraciones de gente no es lo mío.

Así que no puse más interés en el anunció y seguí comiendo mis tostadas, cuando decido levantar la vista, y entonces encuentro la más hermosa sonrisa que haya visto en mi vida; dientes derechos y blancos, labios pequeños y rosados, el inferior ligeramente más grueso que el superior, formando una curva perfecta, adornada a los extremos por dos finos hoyuelos; ¡y por merlín que esa piel se veía suave! Daban ganas de tocarla todo el día.  

Pero mi fantasía se vio arruinada cuando vi brillar el escudo de Slytherin en su uniforme. ¿Desde cuando había alguien tan perfecto en Slytherin? Sacudí la cabeza y bajé la mirada.

Bueno, la verdad es que los mejores peinados, vestidos y muchos de los más atractivos están en esa casa, ahora que lo pienso, tal vez por eso no quieren mezclarse con los muggles, tal vez piensan que tienen un mal genético que los hacía feos… Tal vez me había mareado por correr ó no había despertado todavía… 

9.1) Negación A una semana de haber vivido ese “trastorno”, aún me negaba a admitir que en Slytherin pudiera haber algo bueno, digo, Salazar Slytherin un loco, elitista y egoísta que odiaba a los muggles la fundó; además también había sido la casa de Voldemort, aquel berrinchoso que hace hasta hace poco aterrorizó al mundo mágico, y todo por que no lo dejaron ser profesor de DCAO. Y para rematar era donde iban los Malfoy y seamos sinceros, ¿hay gente más petulante? Y podía seguir con los defectos, pero consideraba que esos eran suficientes; y no era que las demás casas fueran perfectos, sólo que los prefería a los Slytherin. ¿Por qué ahí precisamente tenía que haber encontrado algo tan perfecto como esa sonrisa? 

9.2) Miedo. Esa palabra se escuchaba terrible viniendo de un Gryffindor, pero era la verdad. ¿Dónde estaba todo ese valor que se supone poseía yo? Pues seguramente muerto o escondido en algún lugar, por que yo no lo tenía… ¿Qué por que lo digo?Creo que es obvio, no me atrevo a buscar esa sonrisa. ¿Qué tal si esa sonrisa fue puesta en mi camino para hacerme caer en el delirio? ¿Qué tal si es una trampa para capturarme? Sé que Voldemort ya murió, pero sus seguidores siguen vivos, y por más que digan que fueron amenazados o hechizados con imperius, yo como que no me la creo… Eso es, era una trampa, ¿si no era así,  por que no la había visto antes? Algo tan bello no puede pasar desapercibido, ¿o sí? 

9.3) Hallazgo. Estaba en la tan aclamada fiesta, no había querido ir pero tengo tan buenos amigos que se lanzaron sobre mí, me cambiaron y me amenazaron con sus varitas para que fuera a divertirme; después de eso no tuve corazón para negarme.

Lo malo es que mis “fantásticos amigos” me habían obligado a usar una ropa muy peculiar, la fiesta era de disfraces, ¿pero por qué yo tenía que vestir así? Y mientras entrábamos en el gran comedor y los veía correr para saludar a los demás, sentí envidia… ellos podían correr. 

Traté de no ser notado, mas era imposible. Quise acercarme a las mesas para coger algo de comer, pero me miré y supe que probablemente no podría ni siquiera tocar algo que pudiera comer, resignado me fui a una esquina en donde podía ver todo. 

La idea de Dumbledore había sido buena, la gente se estaba divirtiendo mucho, bailaban y platicaban, todos estaban de buen humor. A diferencia de los demás yo si estaba aburrido, así, que empecé a andar para buscar a Hermione y  a Ron.  

Ron decidió disfrazarse de nada más y nada menos que Albus Dumbledor, cuando lo ví me pareció muy gracioso y era más cuando interpretaba su papel, que por cierto le salía muy bien. Hermione iba de veela, y aun con esas púas en su cabeza se veía bien. Los encontré bailando y se veían extraños; quizá había llegado el día en que se declararían su amor, pero debo admitir que ver a una Hermione-veela embobada con Dumbledor era escalofriante… 

Me perdí en mis divagaciones y sólo volví cuando alguien chocó conmigo.

 -Lo siento- me disculpé y miré a la pobre persona con la que había chocado, y ahí estaba de nuevo, la infame y perfecta sonrisa que me perseguía; se veía tan inocente, una sonrisa de disculpa, una sonrisa tan calida, una sonrisa… ¿de Malfoy? ¡Qué acaso el destino también está en mi contra! 

-¿Potter?- dijo ampliando su hermosa, hermosa sonrisa- ¿por fin te diste cuenta de lo que eres y decidiste decírselo al mundo… gallina?  -Hipogrigo pense

-Cállate Malfoy- respondí apenas, pues la vergüenza me invadía. Me erguí con intención de enfrentarle, sin embargo mis estorbosas “patas” no pensaron lo mismo y se enredaron haciendo que diera un traspié.

“Afortunadamente” Malfoy estuvo ahí y “amablemente” detuvo mi caída. Por un momento pensé que no era tan malo ser un enorme pollo, luego me dije que sería mejor no estar disfrazado, así estaría más cerca del odioso pero adorable Draco Malfoy, eso devaneaba cuando su voz me sacó de mi ensoñación. 

-Ten más cuidado pollito- y me guiñó un ojo antes de soltarme e ir con sus amigos, lo más seguro es que a contarles mi ridícula actuación. Fue horrible, y más cuando me di cuenta que en mi memoria había quedado grabado su aroma. ¡Que rayos me pasaba! Tiempo después me lo seguí preguntando, no era normal que extrañara su olor, que invadiera mis sueño y quisiera verlo sonreír y mucho menos que al verlo mi cuerpo se erizara y sintiera un raro hormigueo. 

Así fue como se desató la peor de mis batallas: Harry contra Harry; conciencia contra orgullo, amor contra dignidad… un momento, ¿dije amor?... ¡Rayos! Eso si que no, ¡Harry James Potter Evans jamás admitiría estar enamorado de Draco Malfoy! Sin embargo…  

Sabía que llevaba las de perder, confesarse era un acto suicida y soportar toda la revolución que llevaba dentro sin volverse loco sería un milagro.Pelearía, pelearía hasta que uno de los dos Harry se rindiera, hasta que sólo uno quedara en pie, por que La guerra es la guerra. 

 


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