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Todo Vale por AthenaExclamation67

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Todo Vale

By AthenaExclamation67

 

 

Los cuatro años que separaban las olimpiadas de Athena con las de Beijing habían pasado. Ikki se había entrenado a conciencia, de ese año no pasaba, quería ganar la medalla a toda costa. Al igual que el resto de los participantes, se dejaría la piel para conseguir el preciado metal.

 

Uno a uno, fueron entrando al palacio deportivo, llegaban de todas las partes del mundo para enfrentarse en la competición.

 

Ikki, miraba a todos lados, público, árbitros, las mesas de información y cada uno de sus posibles rivales, tratando de adivinar sus cualidades.

 

"Bienvenidos a la primera ronda de combates de judo. Por favor, vayan hasta las mesas para saber cual será su contrincante. Recuerden, jueguen limpio, mucha suerte para todos y... ¡Que gane el mejor!"

 

Tras finalizar la pequeña charla del árbitro, se fue junto con su entrenador a las mesas dónde conocería el nombre de su rival.

 

  • - Muy bien, tú rival es fácil de vencer - le dijo su entrenador - ahora concéntrate y da lo mejor de ti.

 

Ikki asintió y se fue hasta el tatami en el que le tocaba luchar, aún no había llegado su contrincante, así que se sentó sobre sus piernas tratando de concentrarse.

A los pocos minutos, el otro luchador apareció y se puso en pie, lo miraba fijamente para tratar de intimidarle. Su rival, era un sueco, Anders, de aspecto débil, al menos eso le pareció, pero prefería no sacar conclusiones precipitadas para no llevarse una sorpresa.

Se saludaron formalmente y en cuanto el árbitro acabó con sus explicaciones empezó el combate.

Ikki lo observó, ambos se miraban fijamente hasta que Anders lanzo su ofensiva. Lo tomó de las solapas del kimono y tras girarse sobre sus talones, lo lanzó por encima de su espalda, cayendo Anders al suelo.

 

  • - ¡¡IPPON!! - gritó el arbitro.

 

Punto completo, Ikki había ganado el combate y podía relajarse hasta el día siguiente donde debería enfrentarse con su siguiente rival.

Recibió la felicitación por su buen combate de su entrenador y se quedó a ver los restantes, tratando de descubrir puntos débiles, descuidos en su forma de combatir que le sirviera en el caso que tuvieran que enfrentarse.

 

El resto de los combates, fue revelando a los mejores, viendo excelentes luchadores que seguro le pondrían las cosas difíciles.

 

Por la mañana, al día siguiente se fue a entrenar, quería estar preparado, en forma para su combate.

Corrió unos kilómetros, realizó algunas Katas y cuando acabó se fue para la villa de concentración de su país a ducharse y descansar hasta que llegase la hora de su enfrentamiento.

Por el camino, se encontró a varios de los participantes de su disciplina, uno muy alto de Brasil, un ruso que caminaba observando todo y también un amigo con el que ya había tenido la ocasión de luchar, se detuvo unos segundos a su lado y comenzaron a charlar.

 

  • - Hola Shaka - saludó - ¿Cómo te va?
  • - Bien, haciendo lo mismo que todos, entrenar para ganar - contestó sonriente luego de girarse.

 

Estuvieron hablando de las anécdotas que les habían sucedido durante esos meses en los que no se habían visto.

 

Por fin, llegó la hora de su siguiente combate y se situó frente a su rival, un italiano, Mask, así se hacía llamar. Con una reputación de camorrista que a él no le impresionaba.

El árbitro dio comienzo al enfrentamiento y ocurrió lo mismo que en su anterior combate, lo lanzó por los aires, haciendo un Ippon perfecto que le dio la victoria.

Nuevamente, recibió las felicitaciones de su entrenador y también de algún que otro participante, entre ellos, Shaka.

 

  • - ¡Caramba! - exclamó - tú técnica es mejor que nunca - añadió.
  • - Gracias Shaka, pero creo que también tú has mejorado. Serás un duro rival si tenemos que enfrentarnos.

 

Shaka ya había realizado su combate del que salió vencedor y le propuso ir a ver el último combate que quedaba, ya que el vencedor sería su rival.

 

Se enfrentaban Grecia contra Francia, dos muchachos que no conocía. Los observó con detenimiento y sonrió al ver la técnica del vencedor al que se acercaron a saludar.

 

  • - Enhorabuena - inició la conversación Shaka.
  • - Gracias - contestó.
  • - Él será tú contrincante - explicó Shaka que los presentó.

 

Ikki estrechó su mano con la de Aioria, el griego con el que le tocaría luchar.

 

La tarde pasó rápida y el cansancio se empezaba a notar, así que tras cenar  ligero se acostó para descansar.

 

Por la mañana, realizó la misma rutina, desayunó, entrenamiento e irse al palacio deportivo dónde se estaba realizando la competición de judo.

Su combate sería el último del día, así que se recreo mirando el resto de combates, decidiendo a los semifinalistas.

El primer combate fue muy rápido, Shaka que venció con un ippon a su rival que apenas opuso resistencia.

El segundo fue un combate más rápido aún, el oponente del brasileño se había retirado, así que pasaron directamente al tercero.

Los países a enfrentarse, eran Rusia y España, el ruso un muchacho joven, rubio y con la piel ligeramente bronceada, justo al contrario que el español, de piel muy blanca y cabellos negros como el carbón.

A simple vista, no fue capaz de adivinar quien ganaría, así que esperó a ver el resultado final.

 

  • - ¡Rei! -

 

Exclamó el árbitro dando inicio al saludo y después al combate. El español atacó, casi desnudo a su rival, ejerciendo fuerza para derrotarle, algo que no le desagradó. Ver el pecho de aquel rubio de ojos azules penetrantes le gustó, empezaba a preguntarse como sería luchar con él, un completo desconocido que ni se inmutaba ante los zarandeos que el español, Shura, ejercía sobre su cuerpo.

Hyoga, el ruso, aprovechó una pequeña distracción y derribó a su oponente de costado, cayendo sobre él para inmovilizarlo.

 

  • - ¡Yuko! -

 

Dijo el árbitro, Hyoga se levantó y esperó a que su contrincante también lo hiciera para continuar, pero el español no pudo hacerlo, en la caída había recibido un mal golpe y no pudo continuar. Hyoga había ganado el combate, cosa que le hizo esbozar una gran sonrisa que no pasó desapercibida a los ojos de Ikki.

 

  • - Es guapo - pensó tomándose el mentón mientras llegaba al tatami para luchar.

 

Cuando llegó, Aioria ya se encontraba esperándole, mirándole fijamente, tratando de intimidarle, cosa que no consiguió.

El árbitro indicó el inicio del combate y rápidamente, Aioria se lanzó sobre él. Ese gesto, no lo pilló desprevenido, era justo lo que había hecho en sus otros enfrentamientos en los que le había observado, así que después de esquivar el ataque, lo lanzó sobre su espalda, pegando directamente Aioria con la espalda en el suelo.

 

  • - ¡¡Ippon!! -

 

Gritó al árbitro. Se oyó la ovación del público que hizo sonreír a Ikki mientras ayudaba a Aioria a levantarse.

 

  • - Buen combate - dijo al levantarse - enhorabuena - añadió.

 

Shaka llego corriendo, estaba feliz por su amigo que había logrado pasar a las semifinales, pero también había otra razón por la que debía estar ahí.

 

  • - Vaya, si que has mejorado - dijo sonriente - pero tú rival de la semifinal te lo pondrá más difícil.
  • - ¿A sí? - preguntó - no me digas que bebo enfrentarme a ese - añadió señalando al brasileño.
  • - Nop. Seré yo - dijo entusiasmado.

 

Hacia tiempo que no se habían enfrentado y ambos habían mejorado considerablemente, así que Shaka sería un gran rival.

Tras cambiarse, se fueron todos a cenar, Aioria, Shaka, Shura y también Aldebarán. Solo faltó Hyoga que rechazó la invitación.

Pasaron un rato agradable, comiendo y charlando de anécdotas de sus combates cuando Shura les relató algo que a Shaka no le gustó.

 

  • - El ruso ese es un cerdo - decía - mejor que no haya venido. Aldebarán, no te fíes, no juega limpio - añadió y relató que Hyoga "accidentalmente" le había clavado la rodilla en la entrepierna al caer.

 

Sin poder evitarlo, se echaron a reír, todos menos Shaka y Shura que miraban lo despreocupados que eran sus compañeros.

Cuando acabaron la cena, Shura y Aioria dijeron de ir a conocer la ciudad por la noche, algo que a los otros se negaron ya que debían descansar.

 

Cuando amaneció, el entrenador de Ikki lo despertó tal y como le había pedido, quería prepararse a conciencia para poder vencer a Shaka.

Su combate era el primero, así que evitaría cualquier posible distracción.

Llegó al vestuario y se vistió su kimono, en esa ocasión azul para que se distinguiera bien de su rival que lo llevaría blanco.

Salieron al mismo tiempo y caminaron en silencio hasta el tatami donde antes de pisarlo se abrazaron y desearon suerte. Se situaron frente a frente y esperaron la señal para empezar a luchar.

 

  • - ¡¡Rei!! -

 

El combate empezó tras el saludo. Se miraban, caminaban en círculos hasta que ambos que agarraron del cuello de sus kimonos. Forcejeaban, estiraban casi al mismo tiempo de sus ropas sin conseguir derribar a su adversario.

Hyoga y Aldebarán, miraban atentos el combate, deseaban saber cual sería el rival a batir en la final.

De pronto, se sorprendieron, Ikki ganaba ventaja sobre Shaka y lo derribaba, dejándolo inmovilizado en el suelo pero no el tiempo suficiente para ganar el combate.

 

  • - ¡¡Waza-ari!! -

 

Gritó el árbitro y prontamente se levantaron para seguir el combate. Todo el palacio deportivo aplaudió, el enfrentamiento era apasionante.

Shaka tomo la iniciativa esta vez, quiso derribar a Ikki que con una maniobra muy rápida tomo el cuello del kimono de Shaka y lo lanzó por los aires, provocando que el publico se pusiera en pie y empezara a ovacionarle.

 

  • - ¡¡Ippon!! -

 

Ikki saltó de alegría, había ganado el combate y pasaba a la final.

Ayudó a Shaka a incorporarse y luego se abrazaron nuevamente, celebrando el buen combate y la victoria de Ikki.

Aldebarán se acerco también a saludarle, seguido de Hyoga que también lo felicitó.

 

  • - Enhorabuena - dijo Hyoga, dándole a conocer el tono de su voz.

 

Hyoga jamás hablaba, permanecía frío, impasible, mirando todos los combates, pero esta vez hizo una excepción.

Anunciaron el inicio del próximo combate y Aldebarán y Hyoga se dirigieron al tatami, el mismo que hacía escasos segundos había vivido el enfrentamiento de Ikki y Shaka...

 

Caminaron despacio, colocándose en sus lugares, dejando ver la enorme diferencia de altura que había entre ellos, aunque a Hyoga no parecía importarle.

Aldebarán media más de dos metros, algo que le daba ventaja, pero también era cierto que su altura le quitaba agilidad.

Ikki, no podía dejar de mirar a Hyoga, su voz, sus ojos le habían impresionado bastante, se sentía atraído por él de un modo fascinante.

De nuevo, el arbitro señaló el inicio del combate donde Aldebarán, muy decidido atacó, tomó a Hyoga por los hombros y se dispuso a lanzarle cuando Hyoga reaccionó y barrió con su pie las piernas del fuerte brasileño que cayó y dejó escapar un grito desgarrador cuando el ruso se dispuso a inmovilizarle.

El árbitro se acercó a ver por que no se levantaba y tras escuchar los gritos de dolor de Aldebarán, determinó que no estaba en condiciones de seguir, lo que otorgó la victoria a Hyoga que lo miró fijamente con una sonrisa en la cara cuando se llevaban a Aldebarán en camilla.

 

  • - ¡Dios! - exclamó Shaka - voy a ver que pasó - añadió marchándose y dejando a Ikki solo.

 

Ikki, caminó y se fue a felicitar a yoga, aunque su victoria no había sido tan gloriosa como la suya, había llegado a la final y decidió felicitarle tal y como él había hecho antes.

 

  • - Bueno, parece que seremos rivales - le dijo con una gran sonrisa.
  • - Sí - contestó Hyoga - podríamos ir a celebrar que estamos en la final - añadió.
  • - ¡Claro! - respondió Ikki emocionado - vayamos a cenar a algún lugar - continuó - y después podemos ir a tomar alguna copa - sonrió.
  • - De acuerdo, te parece si me recoges en una hora, creo que nuestras villas están pegadas - propuso con una radiante sonrisa.

 

Hyoga se marchó, se fue hacia el vestuario dónde se cruzó con Shaka que lo miró iracundo.

 

  • - ¿De que hablabais? - preguntó a Ikki.
  • - De nada, solo estábamos quedando para cenar - añadió.
  • - Ikki, no te fíes de él, le ha roto la pierna a Aldebarán.
  • - Shaka, por favor. Aldebarán ha caído mal, por eso se habrá roto la pierna. Tú mismo lo has visto.
  • - ¡YA! - exclamó enfadado - y que me dices del combate con Shura - añadió irónico - ¿también fue una mala caída?... Ikki, acabo de hablar con ellos, dicen que lo hizo a propósito, ese tío haría cualquier cosa para ganar. Todo le vale.
  • - Venga Shaka - dijo serio - ya tenemos una edad. Deberían saber perder - añadió saliendo del lugar molesto.

 

No le gustaba para nada lo que Shaka estaba insinuando, sus amigos debían aprender a saber perder con dignidad, a aceptar la derrota.

 

Ikki, se fue a su habitación a cambiarse, a ponerse decente para la cena. Algo informal, pero elegante. Tras ducharse, escogió una camisa negra que dejó semiabierta, pudiendo apreciarse parte de su pecho y unos jeans. Luego se perfumo y se puso un poco de desodorante y salió a buscar a Hyoga.

 

  • - Hola, perdón, creo que demoré más de la cuenta - dijo Ikki.
  • - Oh... No importa, también acabo de llegar. Así que se podría decir que no tuve que esperarte - contestó con una sonrisa.

 

Se subieron a un taxi y fueron al mismo restaurante donde Ikki había cenado el día anterior.

En el trayecto, hablaron animados de los combates, exaltándose y riendo de alguna que otra anécdota que habían sufrido en las competiciones.

Llegaron, y tras acomodarse en la mesa, ordenaron la cena, la cual devoraron hambrientos tras el combate que les había llevado a la final, hablando de sus vidas de sus experiencias, incluso dificultades sin darse cuenta de que se había hecho muy tarde y los camareros amablemente les pidieron que se fueran ya que debían cerrar.

 

Salieron al exterior dándose cuenta de que todo había cerrado y decidieron regresar a sus habitaciones.

Esta vez no hablaron, se limitaron a mirarse de reojo cuando no miraba el otro, observando cada detalle del cuerpo de su nuevo rival. Al descender del taxi, el corazón de Ikki empezó a latir nervioso, agitado, no deseaba que la noche acabase ahí, quería conocer más a fondo a Hyoga.

 

  • - ¿Tomamos la última en mi habitación? - propuso.

 

Hyoga asintió encantado, y juntos entraron en la habitación de Ikki. Era igual que la suya pero con algo de desorden.

No era su mejor cualidad, la ropa estaba tirada en el suelo, los zapatos fuera de lugar y las toallas tiradas sobre la cama.

Sonrió, jamás pensó que Ikki fuera desordenado, así que se sentó mientras veía como preparaba las copas.

 

Ikki se dirigió al mueble bar después de recoger algunas cosas, tomo dos copas y las dejó casi vacías, sabían que el alcohol no era bueno antes de una pelea, así que con un par de tragos que dieran era más que suficiente.

 

Volvió a la mesa y le alcanzó la copa a Hyoga que al recibirla en sus manos rozó la de Ikki.

Hyoga lo agarró de la muñeca, haciendo que por un reflejo Ikki abriera la mano y la soltara, derramándose todo el contenido sobre la mesa.

 

El ruso, estiro del brazo de Ikki y lo besó, soltó su muñeca y rodeo su cuello con sus manos.

Ikki soltó la otra copa y tiró del cuello de la camisa de Hyoga y lo pego a su cuerpo, correspondiendo al beso y caminando hacia la cama, desnudándose, arrancándose la ropa el uno al otro y rodando por el suelo cuando Ikki tropezó con uno de sus zapatos desordenados.

 

Hyoga cayó sobre Ikki y aprovecho para acaba de desnudarlo y desnudándose él también para después lentamente empezar a devorar el sexo de Ikki que fue despertando gracias a las intensas caricias.

Ikki gemía por el placer que sentía, dejando al ruso llevar las riendas hasta que este empezó a jugar con su entrada. Se incorporó sobre sus manos y saco la cabeza de Hyoga de su entrepierna, mordió su cuello y lo tumbó sobre el suelo con una sonrisa lasciva y la lujuria grabada en su mirada.

Ikki lamió cada rincón del pecho de Hyoga, mordió sus pezones, sus brazos y descendió con su lengua dejando un rastro de saliva por el camino que llevaba.

Estaba muy excitado, Hyoga le había atraído desde el primer momento en el que lo vio y le pareció que él también al ruso por como se entregaba a las caricias.

 

Ikki se incorporó y se sitúo entre las piernas de Hyoga, separándolas, oyendo como suspiraba intensamente, jadeando sin control, pidiendo más acción, pidiendo que continuara.

 

  • - Tú piel sabe deliciosa - susurró Ikki en los labios de Hyoga antes de volver a besarle.

 

Sus lenguas lucharon, sus labios eran devorados por los del otro mientras subía el calor de la habitación, mientras los sonoros jadeos retumbaban.

Hyoga sediento de acción y viendo que Ikki no hacia lo que él precisaba, pasó una pierna por la cadera de Ikki, dejándola apoyada sobre su cintura y guió el endurecido sexo hasta su entrada.

Ikki deliró y con una sola estocada, entró con violencia en Hyoga, provocando que se arqueara, provocando que con ese simple gesto, terminara bañando sus cuerpos.

Ikki lo besó de nuevo, empezando a moverse rápidamente, el deseo le cegaba, la lujuria dominaba cada una de las embestidas, cada beso, cada mordida que Hyoga correspondía con un alarido o un sonoro gemido que contribuía a que Ikki se excitara más y más. Llegando al clímax, llenando las entrañas de Hyoga con el calor de su semilla hasta que su sexo salio del interior de Hyoga por propia voluntad.

Cayó agotado al lado de Hyoga que volteo su cuerpo para verlo a los ojos con una sonrisa de lo más pervertida, provocándole a Ikki que riera a carcajadas.

Se besaron por última vez, antes de que Hyoga se incorporara para vestirse, pero Ikki lo retuvo cogiendo una de sus manos.

 

  • - Quédate -

 

Pidió y Hyoga no supo negarse. Volvió a estirarse a su lado sobre la moqueta del suelo y se durmieron mirándose el uno al otro, admirando sus preciosas sonrisas.

 

Por la mañana, no fueron los rayos del sol, ni una dulce melodía lo que les despertó. Fue el móvil de Ikki que sonaba de una forma endiablada.

 

Su entrenador le llamaba para regañarle, para decirle gritando que era  muy  tarde y que si no llegaba a tiempo, lo descalificarían a él y a su contrincante.

 

Ikki rió, Hyoga no había llegado por que aún estaba con él en la habitación, durmiendo desnudo a su lado.

Lo despertó, y tras informarle de la situación corrieron hasta el palacio deportivo donde se celebraba la final.

Se despidieron en la entrada con un beso suave y corrieron a cambiarse, justo para llegar al tiempo que iniciaba la presentación.

 

Se situaron sobre el tatami y esperaron la orden para empezar.

 

  • - ¡¡Rei!!-

 

Exclamó el árbitro. Se inclinaron para saludarse y Hyoga susurro unas palabras.

 

  • - En la noche me dejé vencer. Ahora no seré tan bueno - guiño un ojo y se colocó en posición.

 

Ikki sonrió, vio como los ojos azules de Hyoga lo miraban del mismo modo que en la noche y se desconcentró. Todas y cada una de las caricias que se habían dado, volvieron a su mente.

Cuando quiso reaccionar era tarde. Hyoga lo estaba lanzando por los aires y fue a dar con la espalda de lleno en el suelo.

 

  • - ¡¡IPPON!!-

 

Gritó el árbitro, el combate había finalizado e Ikki había perdido por dejarse llevar por las emociones. Se levantó y felicitó a su oponente ante la mirada atónita de todos sus demás rivales que no creían que el combate hubiese terminado así.

 

A Ikki no parecía importarle, sonrió feliz durante la entrega de las medallas y durante las entrevistas, conteniendo el deseo por abrazar a Hyoga al que miraba como atendía a la prensa hasta que marchó a cambiarse.

Ikki lo siguió, se escabulló en el vestuario viendo como Hyoga se desnudaba, recreándose con la vista maravillosa que ese cuerpo le proporcionaba.

 

Hizo lo mismo y se metió en las duchas sin que Hyoga lo escuchara, llegó hasta él y rodeo su cintura para después besar su cuello.

Hyoga se apartó y sobresaltó, girándose para poder verlo.

 

  • - ¿Qué crees que haces? - se apartó más bruscamente.
  • - Hyoga... ¿Qué te pasa? Solo quiero felicitarte - contestó volviendo a acercarse, estirando su mano para atrapar la suya.
  • - ¡No me toques! - exclamó apartando de un manotazo la mano que iba a tocarle.

 

Ikki se confundió, no entendía nada, ese no parecía el mismo Hyoga que el de la noche, el mismo que le hizo pasar ese momento tan agradable.

 

  • - Es que acaso no sabes que en el amor y en la guerra todo vale - le dijo sarcástico - deberías haber hecho caso de lo que te dijo tu amigo - empezó a reír a carcajadas - no negaré que lo de anoche estuvo bien, pero no esperé ser tan convincente para que volvieras a buscarme - rió más fuerte mientras salía de las duchas.

 

Ikki quedó petrificado, su risa le erizaba cada poro de su piel, sus ojos quedaron completamente dilatados, perdidos en el blanco del alicatado de aquél baño. Sintiendo rabia, impotencia, renegando, sintiéndose estúpido y terriblemente decepcionado. Dándose cuenta de que Hyoga lo había seducido, lo había engañado solo para poder desconcentrarlo y así ganar el combate.

La ira se apoderó de su cuerpo y estampó uno de sus puños en las baldosas del blanco, haciendo que su puño sangrara, algo que no le importó demasiado, cayendo de rodillas al suelo mojado, maldiciéndose a si mismo por su estupidez y por el error que había cometido y que jamás se perdonaría.

 

 

- Fin -

 


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