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Del dicho al hecho hay mucho trecho por Dark_Liho_Sakuragi

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Notas del fanfic:

Este fanfic fue hecho por unas grandes comadres la Arcasdrea y yo Dark liho Sakuragi para todas las pesonas amantes del YAOI!!! y el primer fic de la organización AKAOI la mafia Yaoi de Slam Dunk 

 

Recordamos que estos personajes no nos pertenecen, solo hacemos con ellos lo que nos gusta.

 

Notas del capitulo:

Para Hika que lo disfrute tanto como nosotros gozamos al escribirlo, fue completamente una obra de arte entre una Colombiana y una Chilena.

Salud por eso!

 

Las luces de Neón hacían que todo se viera más vistoso a los ojos de Hanamichi, el cual observaba el lugar con ojos inquisidores ya que no estaba ahí precisamente por voluntad propia, lo hacia solamente para complacer a su gundam, ya que esta era la última fiesta que tendría dentro de la preparatoria.

La fiesta de graduación.

Tres años se le habían pasado volando, tres años de experiencias buenas y malas, de conocer amigos (menos el Kitsune), amores (Haruko le rechazo en segundo) y conocer su deporte que ahora era una pasión: el Basketball

Ahora se retiraba como Sub-capitán. Ryochin había dejado la capitanía a Rukawa aunque protesto por todo lo alto, finalmente tuvo que resignarse al cargo.

- “ ¡Maldito acaparador!”

En parte por eso estaba tan ofuscado con lo de asistir a la fiestesita, pues como el equipo había ganado el último campeonato nacional, le darían un premio al Kitsune por ser el mejor capitán y el mejor jugador estrella de todos los tiempos.

- “Ya se olvidaron del gori y de este ¡genio!”

Estaba arrimado a la pared, con cara de hastío, con una mano en el bolsillo y en la otra sosteniendo un vaso vacío, el cual estrujaba con fuerza entre sus dedos.

No se había ni molestado en invitar a alguna chica, aunque pretendientes no le faltaban, pues había alcanzado cierta fama entre las féminas ya para segundo año.

Sus amigos le habían olvidado, estaban como locos bailando en la pista con sus correspondientes parejas. Hasta que el presidente del centro de alumnos, desde el escenario, pidió bajar la música y lasi acaparar la atención de todos los presentes

Hana bufando molesto, por lo que sabia ya vendría, dejo el vaso en el suelo y con las manos en los bolsillos decidió salir del gimnasio.

Detrás iba dejando toda la algarabía de cuando se le pidio a Rukawa subir al escenario.

- "Maldito Kitsune, siempre acaparando todo"

Sus pasos lo llevaron hasta la terraza del colegio, donde la brisa fresca de la noche mecía sus cabellos y algo de alivio daba a sus ceñudo rostro.

Estuvo allí bastate tiempo, despercidiando minutos de su vida en maldecir en todas las formas e idiomas posibles al Kitsune. Hasta que a su espalda, la voz de su calvario le llamo: - do'aho

- ya viniste a fastidiar zorro - contesto en forma seca, sin tomarse la molestia de voltear

- do'aho

- qué mierda quieres? - vocifero esta vez, dando media vuelta dispuesto a asestarle un golpe en la cara del insípido ese.

- esto es tuyo - Rukawa le lanzo algo que el cogio en el aire, con cara de extrañeza. miro hacia lo que sus manos sostenian, viendo sorprendido un galbano, de madera con incrustaciones en bronce.

"Al Capitán del equipo de Basketball, Rukawa Kaede, en retribucion a su desempeño, además de ser el jugador estrella de Shohoku" , decía la leyenda en la base del trofeo, lo que solo logro que el pelirrojo de la sorpresa pasara a la rabia extrema.

- QUE MIERDA TE PASA A TI EN LA CABEZA IMBECIL!!! - se lo lanzo con fuerza al pecho, pero Rukawa no lo atajo, por lo que éste se estrelló en el suelo.

- ERES UN HIJO DE PUTA RUKAWA!!! - comenzó a andar a grandes zancadas hacia la salida de la terraza, pero cuando iba pasando al lado del pelinegro, éste lo agarra de un brazo, obligándolo a mirarle.

- Este premio es del equipo, no solo del capitán

-  Kit.su.ne... - musito sorprendido

Aprovechando la sorpresa de Hanamichi, Rukawa tomó de manera violenta el rostro del pelirrojo y lo beso con violencia, lo que provoco que Hanamichi se revolviera del agarre al cual lo tenia sometido el kitsune, pero el pelinegro al no dejarlo lo tomo de una forma mas violenta haciéndole chocar contra la malla de la azotea.

- Que te pasa imbecil que pretendes – replicaba el pelirrojo tratando de recuperar un poco la respiración. -
cogerte - y nuevamente se hace de los inflamados labios del pelirrojo.

Hanamichi se estaba dejando hacer, pero su consciencia le replico de un momento a otro que eso era una locura, por lo cual en un ataque de ira, le dio un rodillazo en su entrepierna, haciendo caer estrepitosamente al suelo al pelinegro, el cual no espero en quejarse del dolor. Rukawa se retorcía en el suelo, amarrándose la entrepierna con las propias manos, enroscándose sobre si mismo como un feto.

-kitsune - le llamo Hanamichi, un tanto preocupado, por los quejidos de dolor del pelinegro - lo siento no quise pegarte tan fuerte.

Pero la forma en que el pelinegro se movía y respiraba parecía que en cualquier momento fuera a dar a luz.

-De verdad lo lamento no fue mi intención

-Idiota - mascullo entrecortado el pelinegro, mientras  pequeñas lágrimas escapaban de sus sesgados ojos azules

- En serio, lo siento, deja ver como esta - dijo presuroso y sin medir consecuencia de lo que hacia, separo las piernas de Rukawa y miro con detenimiento la zona afectada - te duele aquí - el cuerpo del pelinegro dio un respingo cuando Hana apoyo su mano en su entrepierna y comenzó a acariciarla

El tonto pelirrojo entendiendo el respingo como una reacción de dolor en el pelinegro, y no como una reacción de calentura, por lo que intensifico su caricia para aliviar la zona golpeada.

- sana, sana, colita de rana, si no sanas hoy sanaras mañana - recitaba un cantito que su abuelita le había enseñado cuando él llegaba con las rodillas echas coladero y la ancianita le hacia creer que así pasaría el dolor.

-ah! ah! que se siente bueno!..ah! no pares Do’ aho! - abajo el pelinegro ya estaba perdido en el templo del placer y ya se mecía al vaivén de la caricia sin malas intensiones del pelirrojo.

- kitsune? - este al escuchar el gemido, detuvo la caricia y miro a Rukawa con cara sorprendida.

-¡¡¡ te dije que no pararas!!! - vocifero enojado, agarrando al pelirrojo por la nuca con una mano y atrayéndolo hacia para besarlo, mientras le agarraba la otra mano y se la posaba de nuevo en la entrepierna.

-¡¡Que haces!! – el pelirrojo estaba al igual que el color de su cabello, ya que por fin había entendido las intenciones del kitsune

-Termina lo que empezaste – corregía el pelinegro mientras en un movimiento maestro también tomo el miembro del pelirrojo arrancándole un sonoro gemido.

-No lo hagas – ronroneaba el pelirrojo muy cerca al oído del pelinegro lo que provoco que este tirara de manera brusca a Hanamichi contra el suelo y empezara a quitarle la ropa de manera rápida sin darle tiempo de reacciona.

- Aléjate maldito Kitsune déjame en paz – pedía el pobre pelirrojo al verse acorralado por el cuerpo del pelinegro lo cual le provocaba mayor dificultad para salirse de su agarre

No hubo ninguna respuesta por parte del pelinegro, lo único que pudo observar fue sus manos atadas en pocos segundos contra la malla de seguridad de la barda de la azotea la cual de manera definitiva no le permitiría escapar

Como un guepardo se acerco hasta su acorralada presa, gateando de manera insinuante y penetrándolo con la mirada.

Sus manos pronto fueron deshaciéndose de cada prenda que cubría el cuerpo del pelirrojo, quien aun trataba de poner resistencia, contorsionándose y pataleando.

Uno a uno los botones de la camisa fueron abierto, así como al mismo tiempo cada pedazo de piel liberada fue besada, lamida y succionada.

Pronto las sonrojadas tetillas del pelirrojo fueron erectas por una húmeda y caliente lengua que se movía circularmente sobre ellas.

Sus boxer fueron bajados junto con los pantalones, dejándolo completamente a merced del zorro

- No, Rukawa, no te atrevas, suéltame - suplicaba el pelirrojo entre gemidos de furia y vergüenza.

Su boca fue taponada por sus propios calzoncillos, no permitiéndole hablar mas, ni tampoco suplicar para que lo liberara, estaba indefenso ante el kitsune, además sus esfuerzos por desprenderse de lo inevitable ya a estas alturas, le estaban agotando, por lo que sus esfuerzo ya no eran tan enérgicos como en un principio.

- veo que te estas sometiendo - la punta de su pene fue lamida - esto te esta gustando no? - la sonrisa ladina del pelinegro, provoco que a Hanamichi le entrara un pánico salvaje, pero solo pudo expresarlo abriendo enormemente sus ojos.

Rukawa engullo todo su miembro, dándole sexo oral.

Hana sintió su cuerpo desfallecer por el placer que estaba sintiendo su cuerpo, sus instintos básicos estaban despertando, no podía evitar reaccionar a esa provocación, aunque su mente estuviera alarmada y confundida. Sentía que sus ojos se le velaban, pero no podía dejar de ver, como la cabeza de Rukawa bajaba y subía sobre su entrepierna, imponiendo un ritmo salvaje de felacion, que pronto sus caderas, de manera inconsciente comenzaron a seguir.

En segundos, que se les hicieron eternos, exploto en la boca de su atacante. Su orgasmo fue ahogado por la traba, pero sus ojos en blanco mas sus espasmos entrecortados, hicieron que el zorro sonriera satisfecho, mientras con la lengua se limpiaba la comisura labial.

Hana aun no se recomponía de su clímax, cuando siente como sus caderas son elevadas y dos dedos intrusos invaden su entrada.

Adentro, afuera, estocadas más profundas cada vez. Un vaivén que estaba haciendo estragos. Rukawa se excitaba a cada apretón que esa estrecha y húmeda cavidad le daba a sus dedos.

No aguantando mucho los saco de allí embadurnados de esa sustancia corporal, que con prolijidad limpio en su boca.

Agarro su propio miembro, conduciéndolo hasta la entrada del pelirrojo, quien tembló entero cuando el glande hinchado y caliente de Kaede simplemente le rozo

De una sola estocada entró, iniciando a golpear con sus caderas contra el trasero de Hana

Hana lloraba en silencio

Sentía como su entrada era desgarrada en cada va y viene, sus ojos se cerraron prietos, no deseaba ver a su atacante, no quería guardar ni un recuerdo del momento. Pero el dolor era excesivo, como para no saber en que situación se encontraba, y menos con quien estaba.
Además del dolor, sus oídos recibían todos los quejidos y gemidos guturales que el pelinegro profería. Por lo menos uno de los dos lo estaba disfrutando.-

- ah! ah! Hana! Ah! Ah! Hana, ¡que estrecho eres!

Luego de minutos de angustia y tortura, sintió como la semilla caliente de Rukawa le invadía las entrañas.

Rukawa se quedo mucho tiempo dentro suyo, Hana volteo el rostro, cuando sintió que éste recargaba su cabeza en su pecho. Lo aborrecía, ya no lo quería dentro. Lo odiaba, por lo que comenzó a jalar sus caderas, tratando de hacerle entender que saliera de él, mientras quejidos se escuchaban a través de la mordaza. Esos quejidos eran maldiciones, sus ojos negros por la rabia se lo hicieron así ver al pelinegro cuando éste le miro con los ojos entrecerrados, pero con un gesto indescifrable para Hana. Era como si le mirara con ¿melancolía?

Con lentitud salio de él, escondiendo la mirada azulina tras su sudado flequillo.

Hana pataleando con las pocas energías que le quedaban, exigía que le quitaran las amarras. Pero el pelinegro comenzó a acomodarse las ropas, para desespero del pelirrojo.

- Mañana me voy a Estados Unidos- el murmullo llegó claro a los oídos de Hanamichi, haciéndolo detenerse en sus contorsiones, para centrar su mirada intrigada en la figura encorvada del pelinegro - quería despedirme de ti quería llevarme un recuerdo tuyo

Los ojos de Hana estaban a punto de salirse de sus orbes.

Nada hizo cuando sus manos fueron liberadas.

Nada dijo cuando su boca fue liberada de la mordaza.

Nada.

Absolutamente nada.

Ninguna reacción para cuando Rukawa Kaede abandono la terraza.


ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

El brillante sol que se colaba por las cortinas de su ventana, lo hicieron abrir con mucha dificultad uno de sus ojos, que al ser contacto con el astro sol cerró nuevamente, pero era una batalla perdida, debía salir temprano al entrenamiento matutino, por lo que decidió salir de su calurosa cama y arrojarse al baño, donde cepillo sus dientes con parsimonia y después de terminado ingreso al baño a darse una buena ducha de agua fría que le permitiera acabar con toda la pereza que llevaba encima.

Realizada toda su labor de vestirse y empacar lo necesario para el entrenamiento, preparo un sencillo desayuno que se basaba en un café cargado unas tostadas que ayudarían a mitigar el hambre hasta la hora del almuerzo. Lavados todos sus utensilios decidió que era hora de salir, pero al tomar las llaves de su auto, reparo la fotografía que tenia en la mesa de estar.

La primera foto que se tomo con su equipo en la preparatoria al casi ganar el campeonato nacional, cuando cursaba primero. Pero su mirada se enfoco en una persona que estaba en ella, la sonrisa del pelirrojo era lo que él más extrañaba en estas tierras tan lejanas a las suyas.

Añoraba volverle a ver, pero después de lo que hizo en la fiesta de graduación, se reprendía mentalmente porque él mismo sabia que el odio que le profesaba el pelirrojo había crecido por montones.

- No sabes cuanto lamento haberlo hecho Hanamichi – al seguir con su índice el contorno de aquel rostro sonriente.
Sin embargo, el sonido del timbre lo saco de su estupor.

Se alejo de la foto, yendo hacía la puerta en donde el timbre no dejaba de sonar. Al abrirla perdió el color de golpe, sus ojos se abrieron enormente a causa de la impresión.

Frente a él estaba Hanamichi.

El pelirrojo le miraba con seriedad, parado imponente en el umbral de su puerta principal, con las manos hundidas en los bolsillos de la gabardina y con dos maletas medianas en el suelo.

-Sa-Sakuragi - musito incrédulo. Escepticismo se podía ver su semblante, aun su cuerpo y mente no coordinaban al hecho de tener al pelirrojo vivito y coleando en la puerta de su hogar

-Sakuragi, ¿qué haces aquí? - pregunto un poco mas repuesto de la impresión.

- Estoy embarazado - soltó secamente el pelirrojo - estoy esperando un Hijo tuyo - fue la sencilla respuesta, que le hizo ver de un momento a otro todo negro.

Rukawa Kaede se había desmayado.

Notas finales:

Espero que les agrade el fic.

Hasta una proxima entrega


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