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Del dicho al hecho hay mucho trecho por Dark_Liho_Sakuragi

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Notas del capitulo:

Después de algunos problemas de salud de parte de ambas autoras, henos aquí... de cuerpo no tan presente para subir el capi en donde mas ni hemos divertido al escribir.

Disfruten esta tamaña Locura hecha por una Colombiana y una Chilena...

- ¡¡¡Papá!!! ¡¡¡¡¡Mamá!!!!! – gritaba con todas las ganas el pobre pelinegro al ver en la puerta de su casa al par de sus desquicias.

- Esa es la forma en que nos recibes Kaede – preguntaba un hombre de gran altura, de cabellos castaños y de fríos ojos azules como los de su hijo

- No señor… - respondía el pobre kitsune a su progenitor, al cual desde pequeño le había tenido gran respeto o miedo en algunos casos

- Y es qué no piensas saludar a tu madre, jovencito – afirmaba una señora de cabellos negros, piel blanca y de unos adorables ojos mieles que miraban a su hijo con toda la devoción del mundo.

- Lo siento mucho, madre – se acercó a ella y la abrazo con las ganas que había tenido reprimidas desde hace más de 5 meses pues, aunque nadie lo supiera, era un chico muy mimado.

- No piensas dejarnos pasar – decía secamente su padre mientras tomaba asiento en una de las sillas de la casa y reparaba todo lo que se encontraba dentro de ella.

- Lo siento… - sus nervios se pusieron en alerta máxima al ver que desde la puerta de su habitación se podía ver a su Hanamichi salir de ésta - ¿Quieren tomar algo? – decía desesperado tratando de que el rostro de sus padres se fijaran en él y dejaran la inspección que hacían por toda la casa

- Si tienes cerveza te reci…bo… una… – decía su padre el cual quedó casi sin habla al ver atravesar por el umbral de la habitación, que se suponía era la de su hijo, a un lindo pelirrojo solo con boxers, dejando ver toda su atlética anatomía a la vista de los presentes. Su madre de la impresión había dejado caer la taza en el plato que le había servido Kaede y éste último trataba de buscar la ventana más cercana para tirarse por ella.

- Hasta que lo conseguiste campeón – decía su padre con gran alegría al ver que su querido hijo había podido conquistar al gran y talentoso Hanamichi Sakuragi.

- ¡Y ya te lo agarraste! - decía la mamá de Rukawa señalando la panzota de su ahora yerno y con un movimiento de sus brazos y caderas hacía un movimiento muy bien conocido por todos los presentes, sacando miles de colores de cara de su hijo y del pelirrojo.

El pobre kitsune que había caído sentado en uno de los sillones de la sala, derrotado ante la pachorra de sus padres, deseaba con toda el alma que estos se lo tragaran y lo hicieran desaparecer de tan bochornosa escena.

- ¿Y no perdiste el tiempo, eh? – con tono pícaro su padre le codeaba a su hijo el costado, sacándolo más de sus casillas.

- No se metan en mi vida privada – tratando de cortar con esa incómoda conversación, se levanto de la silla para ir hasta un petrificado y sonrojado pelirrojo en el marco de la puerta tratando de asimilar todo lo que había escuchado.

- ¿Quiénes son ellos Kaede? – pregunto seriamente el pelirrojo al ver a la pareja sentada en la sala de su casa.

- Mis padres – decía secamente el kitsune a su monito, el cual al escucharlo salió corriendo buscando algo decente que ponerse.

Después de la escandalosa y poco apropiada presentación de Hanamichi ante sus suegros, el pobre estaba sentado en el sillón, ya vestido apropiadamente, y con su novio al lado, él cual movía los pies de manera desesperada al ver que sus padres que se encontraban en frente suyo no pronunciaban ni una palabra. No obstante, para el pobre Hanamichi la sola mirada del padre de Kaede le ponía los pelos de punta sin saber que reacciones podría tomar contra él.

- Porque no nos dijeron la verdad desde el principio – los ojos azules del patriarca de los Rukawa miraban severamente tanto a su hijo como al novio, los cuales tragaban en seco antes las acusaciones.

¿Qué contestarían?

“No papá, es que viole a Hanamichi la noche de graduación y 4 meses después lo encontré al frente de mi puerta diciéndome que sería papá y apenas solamente hoy arreglamos nuestras diferencias”... uhmmm, si seré idiota - pensaba Kaede para sus adentros.

- Porque Kaede apenas lo sabe desde hace un mes – contestaba seriamente el pelirrojo frente a la pared de hielo que estaba enfrente suyo, el cual se sorprendió de sus palabras.

- ¿O sea que cuando llegaste a los Estados Unidos no lo sabias, mi chiquito? – los motes que estaba dándole su madre en público lo estaba abochornando, ya que Hanamichi se había volteado a mirarlo con cara de burla. Ya tendría con que molestarle el resto de sus vidas.

- No lo sabía, pero él llegó hace un mes exactamente a contarme la noticia – comentaba Kaede mientras entrelazaba su mano con la de su pelirrojo, el cual sonreía frente al gesto de su zorrito.

- Pues la verdad es que me alegra mucho saber que seré abuelo – decía contento el padre de Kaede el cual había cambiado completamente el semblante de su rostro por uno muy alegre.

- Yo también me siento feliz de que mi chiquito será papá – decía su madre con ojos ensoñadores pensando en las cosas que tendrá que hacer para que su nieto crezca fuerte y sano.

- Mamá…. – decía el pobre y abochornado kitsune – deja de tratarme como un niño pequeño, me avergüenzas – lo decía con un fuerte sonrojo en sus mejillas, algo que verdaderamente sorprendía al pelirrojo ya que no reconocía al Kaede Rukawa de antaño.

- Con que tu eres Hanamichi Sakuragi, el delirio de los sueños de mi hijo – decía su padre mientras se acercaba a su nuevo yerno y pasaba sus manos por el rostro de éste sorprendiendo de sobre manera al pelirrojo y al ojiazul.

- Eres muy lindo, Kaede tienes buenos gustos – sonreía su padre mientras le sonreía seductoramente a Hanamichi, el cual se sonrojo de inmediato.

- ¿Cómo me conocen?- decían un poco confundido, porque él no los conocía, pero ellos a él si.

- Por Kaede – Hablaba su madre mientras Kaede la miraba como suplicándole que no lo hiciera, pero tenía que ayudarlo ¿no? – desde que te conoció en la preparatoria no paraba de hablar de ti y lo sorprendente que eras al aprender baloncesto en pocos meses, se animaba cuando tú te ponías feliz por aprender algo nuevo, casi entra en una crisis emocional cuando te lesionaste y había posibilidades que dejaras de jugar, entro en una fuerte depresión cuando te le declaraste a la hermana del capitán, rechazando la beca deportiva que tenía con la universidad de Kanagawa por una oportunidad de jugar aquí en EEUU para olvidarte, pero veo que no funciono – decía su madre alegre mientras abrazaba a un sorprendido pelirrojo.

- Espero que puedas hacer feliz a mi chiquito Hanamichi, te estimo eres un buen hombre y te llevas lo mejor que tengo en mi vida – decía con lagrimas en los ojos lo que hizo que Hanamichi en su sensibilidad también empezara a llorar

- No la defraudare eso se lo puedo asegurar – decía mientras sonreía a su nueva suegra

- Ahora que recuerdo… - era ahora el padre del kitsune el que hablaba- ¿qué hiciste con el cartel lleno de fotos de tu pelirrojo Kaede?

- Eso no te importa – decía lleno de vergüenza, si esto seguía así le daría prontamente un infarto.

- Claro que me importa quiero una foto de mi yerno para poderme dormir y soñar cosas bonitas, es que es demasiado lindo y me ayudará en mis noches de insomnio – decía sin ningún tapujo y aún enfrente de su esposa

- Es que no tienes respeto por tu esposa, acaso– decía furibundo al ver que su madre ni se inmutada a lo que su deschavetado padre decía.

- A mi no me molesta si la pone en la mesa de noche – fue tan fresca la respuesta dada por su madre que el pobre de Kaede sentía que en algún momento iba a estallar.

- ¡¡¡¡Par de degenerados!!!! Ese es el ejemplo que le van a dar a mi hijo, olvídense de que lo verán – sus ojos estaban lleno de ira y celos. Cómo se atrevían a hablar de su vida tan frescamente con su Hanamichi así de cerca.

- Nahh! Cálmate Kaede, eres demasiado serio, relájate – le proponía su padre mientras le palmeaba la espalda – Además me gustaría saber cómo es en la cama – con un movimiento de sus cejas le estaba diciendo a su hijo que estaba muy interesado.

- ¡¡¡¡¡PAPÁ!!!!! ¡¡¡¡ viejo degenerado!!! Cómo te atreves?!!! – decía con unas ganas infinitas de asestarle un golpe en la cara.

- Mi bebe, deja de molestar a tu padre – decía su madre mientras le revolvía los cabellos – es mejor que ayudes a organizar nuestras cosas en la habitación que sobra.

- Esto…. serían tan amables de esperar un momento – esa fue la voz de Hanamichi el que se había metido en la conversación y ahora arrastraba al pobre Kaede hasta su habitación.

- Todas mis cosas están allí. ¿Cómo le hacemos para sacarlas? – decía confundido el pobre pelirrojo

- Tengo una idea solo sígueme la corriente – se iba a alejar para llegar a la sala pero el brazo fuerte de Hanamichi lo arrastró nuevamente hasta su cara – Te quiero mi bebecito- su sonrisa se confundía con una mueca de burla.

- Vuelve a decir eso y te das por muerto

- Lo que tu digas mi chiquito ^^ - señalo con burla, empujando a Kaede hasta la sala, pero cuando iban llegando a ella, el pelinegro paró en seco.

Ahora las ganas que tenía de partirle la cara a su padre eran más que infinitas, pues estaban a poco de acabar con la pobre inocencia de sus sillones, las cuales estaban presenciando para los ojos de Kaede la peor cosa que haya visto en su vida

- Ahora quieren mostrarme cómo se hacen los bebes o qué?!! – decía con fingida molestia – por si no lo sabían estuve muy atento a esa clase – su molestia estaba llegando a limites inesperados – si quieres viejo te presto y la llevas a un hotel pero AQUI NI DE &$%&$% - su boca había sido tapada por la mano de Hanamichi el cual sudaba la gota al ver el comportamiento tan radical de su amado kitsune.

- -Solo necesitamos que ustedes nos puedan dar un tiempo para organizar unas cosas de esa habitación es que no hemos tenido tiempo para hacerlo - recalcaba el pelirrojo a sus nuevos suegros, mientras estos aceptaban la idea de su yerno.

- No hay ningún problema querido – contestaba la mamá de Kaede a su nuero el cual estaba ingresando a la cocina.

- Pero primero déjenme prepararles algo de comer deben tener hambre el viaje desde Japón es un poco pesado – comentaba el pelirrojo al ya tener experiencia con ese lindo viajecito .

- Entonces déjame ayudarte – fue una petición si necesidad de contestar, ya que la mujer empezó a trabajar al lado del pelirrojo en la cocina

- De verdad me alegro que hayas aceptado a mi chiquito como tu novio, sabes que el no te defraudara - contestaba alegremente mientras picaba uno de los tomates que le había pasado Hanamichi del refrigerador

- Lo se señora lo se…. – decía tímidamente el pelirrojo pues de toda esa escena y charla con los padres del Kitsune aún no sabían sus nombres

- Mi nombre es Ummei Heiwa querido pero si tu quieres me puedes decir mamá - a Hanamichi aún le costaba adaptarse a la frescura y forma de los papás de Kaede, y el pensando que eran igual de secos y antipáticos como su hijo , los desengaños de la vida pensaba el pelirrojo para sus adentros

- Y mi esposo se llama Sento – el reflejo del rostro de la mamá de Kaede a Hanamichi le transmitía paz como su nombre , ojala y él tuviera algún recuerdo de su madre así de bonito.

- ¿Y tus padres Hanamichi?- preguntaba mientras terminaba de depositar el tomate picado en la sartén.

- Mi madre murió poco después de haber nacido – su semblante era ahora triste y nostálgico – y mi padre murió de un ataque cardiaco hace 5 años – lo único que se escucho fue un suspiro de su parte y siguió en la tarea de batir bien los huevos

- Lo siento no quería que recordarás cosas tristes – se disculpo la pelinegra viendo que el semblante del pelirrojo cambio drásticamente y ella no quería que en su estado le diera una depresión - ¿Te cuento una cosa graciosa? – decía jocosamente Ummei mientras veía el rostro confundido del pobre pelirrojo

Ante la cara de estupefacción y expectación de Hanamichi, con un gesto de mano lo invito a sentarse en una de las altas bancas de la mesa de la cocina, cuando éste estuvo cómodo, le alcanzo un vaso de jugo y se sentó frente a él.


- ¿Sabes por qué le digo a Kaede "mi chiquito"? - ante el meneo negativo de la cabeza de Hana, sonrío satisfecha y aclarando la voz continuó - Esto ocurrió cuando Kae solo tenía cuatro años. Era un día domingo, un día muy caluroso de verano, y por costumbre mi chiquito tenía la de venirse a nuestra cama para pasar la mañana así con nosotros. No paso mucho rato estando en paz cuando con Sento se pusieron a pelear en una guerra de cosquillas. En uno de esos tantos manotazos, Kae le pasó a tocar el paquete a mi marido.

Hana abrió la boca y los ojos por igual. Unmei esbozo una sonrisa socarrona, se notaba que pugnaba su interior para no estallar en risa, en parte por recordar la anécdota y en parte por la cara de su estrenado nuero.

- Entonces, Kae paró en seco de su juego y se paró en nuestra cama con cara muy enojada. Señalo a mi marido acusador y con toda la pachorra que tenía a esa edad, dijo: Tú la tienes más grande. Con mi Sento quedamos boquiabiertos, pero luego largamos en risa cuando Kae mira en el interior de su pantalón de pijama y dice con carita de pena: El mío es Chiquito.

La risa cómplice, estruendosa y fresca de ambos no se hizo esperar.

- Por eso odia que le diga así, lo pica demasiado - confeso finalmente Unmei, entre risas y guiñándole un ojo a Hanamichi, que ya se echaba aire con la mano de lo azorado que estaba de tanto reír.

- Lo usaré en su contra cada vez que pueda - dijo Hanamichi tomando bocanadas de aire y agradeciendo de por vida por tan graciosa anécdota a su (desde ahora) queridísima suegrita.

- ¡¡¡¡ Hanamichiiiii!!!!!! ¡¡¡¡ Ven, ayúdame con esto!!!!! - la voz de su novio irrumpió desde algún punto del departamento llamándole con premura.

- Creo que iré a salvar a mi chiquito - dijo con burla el pelirrojo a su sonriente suegra antes de abandonar la cocina.

- Ve tranquilo, yo me encargo de todo esto.

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

- Uff! ¡Esta camiseta apesta! – arrugo graciosamente la nariz el pelirrojo cuando olio la camiseta que llevaba puesta.

- Esa habitación estaba sofocante – comento Kaede entrando detrás de él en el baño.

- Es que como no tiene cortinas que impidan que entre el sol, por las mañanas se convierte en un hervidero.

- Tienes razón... ¿te ducharas primero?

- Sí, el bebe esta inquieto, un buen baño lo relajara y me sacara esta peste – le decía al tiempo que daba a correr la llave del agua para llenar la bañera.

- ¿Se mueve? – solo fueron nanos segundos para que una de las manos de Kaede se colara bajo su camiseta para posarla sobre su barriga – será un gran basquetbolista, tiene mucha energía.

- Al parecer será guerrero de Full Contact, patea como mula – cerró los ojos fuertemente producto del dolor y la incomodidad que le provocaba los movimientos de su bebe. Pero pronto la mano de su novio, con movimientos circulares y sinuosos, logró que el bebe se quedara quieto dándole mas confort a su pelirrojo.

- Gracias – le agradeció, pero pronto la mano ascendió hasta su pecho – el bebe ya se quedo quieto... ¿qué haces?

- Disfrutar del perfecto y sensual cuerpo de mi novio – se burlo el pelinegro susurrándole las palabras al oído.

- Quiero bañarme...ah... zorro – sus protesta quedaron disminuidas a suspiros, cuando una de sus tetillas fue apresada y sobada con lujuriosa presión.

- Ahora no, me aguante bastante mientras arreglábamos la habitación – y apresando su cara firmemente, capturo sus labios de igual modo, dándole un beso profundo que le dejo casi sin aire.

- Ah... eres un ah... maldito...ah – y esta vez fue él quien le dio un beso lujurioso y apasionado, demostrándole lo mucho que lo amaba y deseaba.

- Eres mi placer culpable – reconoció bajando sus manos por la espalda del pelirrojo, erizando su piel a su paso.

- Y tú mi tentación... ámame Kae...- gimió al sentir las manos de Kae reposar firmemente en sus nalgas, tratando de colarse en el interior de sus boxers.

- Espera, primero cerremos el agua, si no moriremos ahogados – y se separo lo suficiente de él para agacharse y cerrar la llave.

Hana en ese intertanto se afirmo de espaldas al lavamanos, llamando después coqueta y provocativamente con su índice al pelinegro, quien se dio el lujo de acercarse lentamente como un gato atento ante su presa, abarcando todo su cuerpo con mirada lujuriosa. Hana que no se caracteriza por su paciencia, alargo el brazo para apresarle el cuello de la camiseta y de un jalón apresar otra vez sus labios.

Rukawa abrió los ojos para contemplar el reflejo que le devolvía el espejo de ellos dos. Extasiando su vista con la cara congestionada de su pelirrojo al comenzar a delinearle el lóbulo con su lengua, para luego echar la cabeza hacia atrás para darle mayor área que abarcar cuando comenzó a besarle el cuello, cerrando los ojos, concentrado en las caricias que le proporcionaba con sus labios.

- Me vuelves loco, pelirrojo – jadeo Kaede sobre sus labios cuando apenas se separaron.

- Me encanta tenerte a mis pies... – señalo mimoso el pelirrojo bajando una de sus manos de manera ondulante hasta posarla, por sobre la ropa en la hombría de su kitsune – ... mi chiquito...jajajajaja

- Te dije que si me volvías a decir así, te mataría – la amenaza fue acompañada por un jalon de cabellos, pero que lejos de parecerle doloroso al pelirrojo le pareció terriblemente excitante.

- Entonces que esperas para fulminarme – le susurro provocativo al tiempo que comenzaba a besarle el cuello.
Pronto las caricias se hicieron mas profundas y fuertes, por lo que la ropa comenzó a estorbar, alzando los brazos el pelirrojo para que Rukawa le ayudara con la camiseta. Éste se ayudo solo, comenzando un provocativo y dedicado baile para desnudarse, que fue aplaudido y vitoreado por un enardecido pelirrojo. Luego se dedico a sacarle la ropa a él, haciéndolo vibrar a cada roce de su aliento, pues la proeza fue echa con la boca, para el delirio total del pelirrojo.

- No te me desvanezcas – le dijo burlón el pelinegro, cuando ya subía por su cuello.

- ¿Esto lo estas disfrutando verdad? – sonrío provocativo el pelirrojo al tiempo que unos de sus dedos delineaba cada uno de los músculos del abdomen de su novio.

- No sabes cuanto... – le beso posesivamente, introduciendo su lengua, debatiéndose después en una batalla húmeda y calida de sensaciones, cuando la otra le salio al encuentro.

- Y cuánto disfrutas esto? – la mano del pelirrojo apreso el miembro de su novio.

- Ahhh!... ah mu...cho... – comento gimiendo pues la mano de Hana no perdiendo el tiempo comenzó a moverse de arriba a abajo con ritmo acompasado.

- Sabía que dirías eso – sonrío con autosuficiencia y disfrutando de la cara placentera que le dedicaba el kitsune.

- Quieres... disfrutar ah... con...migo – para no ser menos Kaede apreso el pene de Hanamichi, imitando pronto sus movimientos.

Ambas respiraciones comenzaron a agitarse a la par, abarcando en toda la habitación solo sus gemidos. Pero Kaede sabía como darle placer a su monito, y haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad para no caer ante las caricias de éste, movió igualmente de arriba hacia abajo la mano, pero dándole con la muñeca una ondulación circular, como el giro de un tornillo, logrando que Sakuragi abandonara su tarea, para afirmarse del borde del lavamanos, para no caer producto de sus piernas débiles y tiritonas por la sensación.

- Ah eres... ah eres un ah maldito – le maldijo con rabia, pero no le duró mucho pues el vaivén estaba haciendo estragos con su organismo y su autocontrol.

- Te quiero todo, Hana.

- Ah... yo también...ah...quiero entregarme todo...ah

- Me alegra oír eso – apreso sus labios una vez mas, ahogando así el grito orgásmico que el pelirrojo soltó al venirse en su mano.

- Ah...ah... donde aprendiste eso – consulto viéndolo con mirada desaprobatoria, pero que nunca se la creyó el pelinegro.

- Es un secreto – le guiño el ojo burlonamente, al tiempo que se llevaba la mano embadurnada de semen a la boca, pero el pelirrojo fue mas rápido, cogiendola éste para con la lengua limpiarle la palma y luego cada uno de los dedos. Hasta detenerse en el dedo medio, el cual se lo introdujo al completo a la boca, para comenzar a succionar, lamer cada vez más profundo y más provocativamente a ojos de un sorprendido pelinegro que no se esperaba tan lujuriosa acción de su mono.

- ¿Dónde aprendiste a hacer esto? – le pregunto cuando su dedo se vio liberado de tan placentera prisión, empapado de la saliva de su monito, la cual caía un poco desde la comisura de su labio. Por lo que presto le limpio con su lengua, para luego besarle el mentón y el cuello, arrancando nuevos quejidos del pelirrojo.

- No preguntes tonteras y hazme tuyo – solicito ansioso Hanamichi enlazando y apretando el cuerpo de Kaede con sus brazos.

- Tu deseos son ordenes... – su dedo índice nuevamente entró en la boca del pelirrojo, pero esta vez siendo acompañados del anular y el índice, para que fueran igualmente embadurnados, al tiempo que Kae le mordía y lamia el hombro derecho.

A tientas y sin despegarse de su pelirrojo, se sentó en la taza del baño, guiándolo después a sentarse en su regazo, pero dándole la espalda.

- Quiero innovar con esta nueva pose – le señalo ante su cara de interrogación.

- Es cómoda para mi barriga – y sin hacerse espera comenzó a mover sus caderas, frotando así sus nalgas contra el henchido miembro de Kaede, arrancando de él un gemido profundo y gutural.

- ¿Deseas matarme? – murmuro éste cerca de su oído, para después con la lengua perfilar su lóbulo y ayudándose de la mano, voltear su perfil y así apresar sus labios en un beso aun mas profundo que los anteriores, lleno de lujuria, sensualidad, necesidad y deseo.

- Eras tu... ah... quien me mataría...ah – respondió Hanamichi, mordiéndole provocativamente el labio inferior, pero la insinuación quedo interrumpida cuando esos tres dedos lubricados con su propia saliva penetraron en su entrada, comenzando inmediatamente un vaivén acompasado y primeramente lento, pero que con el correr de los minutos y el crecimiento del deseo, fueron mas y mas rápido, cada vez más adentro.

Sakuragi no oprimiendo más sus deseos, comenzó a masturbar su propio miembro, pues la mano libre de Rukawa, guiaba su vaivén de caderas, para que la dilatación y preparación fuera aun más placentera que lo que a futuro se antojaba como espectacular. Solo tres dedos, simulando una penetración, estaban torturándolo aun más que el saber que pronto ese miembro, grande, húmedo y palpitante, que punzaba contra sus nalgas, pronto estaría en su interior, causándole más placer.

- Elige tu muerte... ¿lenta y agonizante o rápida y fulminante? – sin embargo por respuesta solo recibió los múltiples gemidos de su novio arrebatado en el placer.

- Tu silencio solo dará paso a mi pervertida imaginación, monito.

Sabia que otro orgasmo venía en camino, pues las paredes húmedas y tibias de su pelirrojo, apresaban cada vez mas con cada estocada de sus dedos, por lo que concentrándose en darle aun mas placer, profundizo cada estoque, para llegar a tocar ese punto que seria el delirio de su amante.

El pelirrojo dirigió su vista hacia el techo de la habitación, pero lejos estaba de ver la lámpara que pendía sobre ellos, pues su vista velada por el placer de sentir como le llevaba al cielo, le borraba toda sensación externa, para solo concentrar todos sus sentidos en Kaede.

- Len—ta... – murmuro bajo y entrecortado pasado unos segundos el pelirrojo.

- ¿Como dices? No te oí bien... – disimulo muy bien su sonrisa triunfal, pero no así su tono de autosuficiencia al verse capaz de provocar tan bajos placeres en su novio.

- ¡¡¡¡¡¡ La quiero lenta, zorro estúpidooooo!!!! – y así fue como otro orgasmo llegó. La sensación era increíble, sus propias manos empapadas de su semen y los tres dedos de su novio siendo aprisionados una y otra vez por las palpitaciones de sus músculos interiores. Cansado y extasiado se dejó caer en el pecho de su novio, quien gustoso lo recibió con su mano libre para mimarlo con sus caricias y su boca.

- No te me desvanezcas, que ahora viene lo mejor...

- Solo dame un respiro, tú te has llevado la mejor parte...

- Déjame poner en duda eso con solo ver tu cara... – sonrío burlonamente al tiempo que le besaba la punta de la nariz.

- Haces estragos en mi, ¿sabias?

- Lo sé y me encanta... – sonrío orgulloso de su poder amatorio.

- No te agrandes, que un día te caerás de tu pedestal.

- O me tropezaré con mi miembro – se burlo usando el supuesto impresionante largo de su hombría.

- He creado un monstruo – se quejo Hanamichi, incorporándose molesto del cálido abrazo del arrogante pelinegro, pero por el rabillo del ojo vio algo que lo aterro – ahhhhhhhhhhhhh!!!!!

- ¡Vaya! ¡Vaya! Y a mi me ofrecías prestarme para ir a un hotel, eh?... Lástima que no traje la cámara y es que ya decía yo, campeón... de tal palo, tal astilla... eres todo un semental.... y quien no con este adonis que tienes por novio – era el padre del Kaede quien afirmado del marco de la puerta del baño los observaba con una sonrisa indescifrable en el rostro.

- ¡¡¡¡¡ VETE DE AQUI!!!! – grito enrabiado Kaede, lanzándole incluso un frasco de champú, que el viejo esquivo hábilmente.

- Claro que lo haré, su espectáculo me ha inspirado – y les guiño el ojo, para luego esfumarse de sus vistas, pero no así de sus oídos, pues debieron aguantar todo el griterío del hombre llamando a su mujer, para pasados unos segundos más, solo escuchar un portazo. Ambos se habían ido, dejando la casa en completo silencio, pero ninguno de los dos quiso ni imaginar para qué se habían ido.


Notas finales: Hasta el proximo

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