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Del dicho al hecho hay mucho trecho por Dark_Liho_Sakuragi

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Notas del capitulo:

Este capitulo es patrocinado por la mente pervertida de unas cuantas amigas nuestras, les dedicamos este capi ya saben quienes son.

Recuerden que este fic es elaborado entre la mente perversa de una Colombiana y una Chilena

 

Asi que las dejamos y disfruten de este cap

DEL DICHO AL HECHO HAY MUCHO TRECHO

CAPITULO II


El silencio que se escuchaba dentro del apartamento, era interrumpido por el continuo golpeteo del cuchillo sobre la tabla de picar el cual Hanamichi manejaba con mucha maestría.
Desde que había empezado a vivir con Kaede Rukawa la obligación de la casa paso a sus manos, bueno no se quejaba, de vez en cuando recibía ayuda del kitsune, solo haciendo los quehaceres que su avanzado estado le permitían.
Ya tenia cinco meses de gestación, por lo que su vientre ya se hacía visible y era un poco molesto realizar trabajos pesados.
Mientras seguía realizando su tarea recordó como empezó la convivencia con el zorro

_______________________________FLASHBACK___________________________

El continuó golpeteo de los pies de Hanamichi contra el suelo, despertaron a Kaede de su inconciencia. Estaba en el lugar donde se desmayo, se notaba que el pelirrojo no tuvo la decencia de moverlo, su cabeza aún giraba con la noticia que acabada de recibir. Sería padre, no se lo esperaba, pero de cierta manera le alegraba saber que Hanamichi lo quería hacer participe de este hecho.
Se levanto de su lugar mirando fijamente al pelirrojo que no cambiaba la expresión en su rostro.

- Hasta que por fin te dignas a levantarte zorro – reprendía la actitud del ojiazul, ya que lo había hecho esperar bastante tiempo
- No crees que tengo derecho a tomarme la noticia como se me da la gana Do´aho
- Si, pero yo no tengo todo el tiempo del mundo
- Me hubiera gustado saber que podías concebir
- Preferiste follarme que ha preguntármelo

Rukawa aparto la vista.
Hana lo miraba desafiante y con repudio, mas su rubor al recordar el cómo lo violo aquella noche, aparentemente sin motivo alguno, mas que el de tener placer y liberar hormonas, le hizo escurrirse de la mielada.
Hana ingresó hacia la sala, con paso algo lento y torpe, y con igual parsimonia tomo asiento en un sillón.

- Te hubiera cargado, pero no puedo hacer esfuerzo - y con cara compungida, haciendo un lindo morro levanto la polera mostrando una leve pancita abultada, que Rukawa vio con cara de bobo.

- Soy un doncel - continuo el pelirrojo tapándose la pancita y acariciándola de manera circular por sobre la tela - durante mi gestación una mutación en mi ADN produjo que desarrollara los dos órganos reproductores, tanto masculino como femenino. Por eso soy capaz de concebir, seré un hombre, pero al tener útero puedo quedar embarazado. Aunque con la probabilidad casi nula de que me involucrará con un hombre, era imposible quedar embarazado. Hecho que echaste por la borda al violarme.- Otra mirada asesina contra el pelinegro, que miraba atento, pero ido tratando de cuadrar la explicación con su diminuto conocimiento de reproducción humana.

- Tengo cuatro meses - agrego cuando ya los minutos a la espera de algún comentario se hicieron eternos.
- ¿Por qué has venido?
- Pffff! ¿No es obvio acaso? - pregunto con mofa - pues para que te hagas cargo yo no puedo con esto solo


Para esta última declaración, ya Rukawa estaba sentado en un sillón equidistante a donde él había tomado asiento, mirándole con gravedad. Seriamente evaluaba la situación, compensaba la noticia, y asimilaba el hecho de que seria padre, así mismo proyectaba todo lo que se le vendría encima.

- Deberás retribuirme el boleto de avión - Rukawa tuvo que usar sus reflejos de zorro para no caer del sillón ante el absurdo comentario... él pensando en lo serio de la situación, y el idiota del pelirrojo pensando en el gasto de dinero que tuvo que hacer al viajar hasta Estados Juntos.
- Creo que no es el mejor momento para cobrarme Do´aho – contestaba seriamente mientras lo veía – la solución es que te quedes viviendo conmigo hasta que nazca el bebe y veremos que acción tomamos después ¿no?
- De acuerdo, pero quiero que tengas algo en mente zorro – hablaba serio el pelirrojo – nada de propasarte conmigo porque soy capaz de córtatela, Kitsune
- Me la cortaras con los dientes - pregunto en un tono pícaro y insinuante que murió cuando Hana volvió a hablar
- Idiota – mascullo molesto – Ahora, en dónde está mi habitación? – pregunto inocente, ignorando lo que el pelinegro había dicho, aunque estaba sonrojado por el comentario. Aun así el pelinegro resignado le mostró cual sería su habitación de ahora en adelante.

____________________________Fin de Flashback_________________________

Ya había pasado un mes y Kaede se tomo la noticia de buena manera. La convivencia era un poco mas amena, se sorprendía de ver al kitsune traerle todos los días nuevas cosas para el pequeño, pero siempre le inquietaba su respuesta para cuando le alegaba por las molestias que se tomaba por los regalos.

- Es mi hijo, así que quiero lo mejor para él - le daba cierta tristeza el darse cuenta de que había dejado de existir en el corazón del kitsune.

Aquellos cuatros meses en Japón extrañándolo, más la noticia de saber que tendría un hijo de él, le hicieron ver que le quería. Sin embargo, en aquel mes de convivencia, se dio contra la realidad, al ver que el trato indiferente, no era mas que demostración de que aquella noche en la graduación, no significo mas que una calentura para Kaede Rukawa.

La cena continuaba siendo elaborada por Hanamichi, el cual seguía ensimismado en sus pensamientos, se había alejado de la realidad, en verdad le dolía darse cuenta que era ignorado por el kitsune, que ya no lo miraba a los ojos para tener una oportunidad de leer algo en ellos. Lo evadía, salía desde temprano a su entrenamiento y volvía tarde a casa, donde la comida la encontraba en el microondas, porque hace rato que él estaba durmiendo. Solo una vez se le acerco para pedirle tocar su panza y sentir a su hijo, al quedar contento con su cometido y dejar la sonrisa de lado, volvió a su estoica pose entrando a su habitación sin dirigirle nuevamente la palabra.

Ya no sabia que pensar, su mente se abarataba de las acciones del Kitsune, por lo que en un descuido el cuchillo siguió de largo provocándole una profunda cortada en uno de sus dedos.

Un gran grito dentro del apartamento alertó a Kaede de lo sucedido, estaba viendo televisión en su habitación, pensando en lo peor salió rápidamente hacía la cocina en donde vio a Hanamichi corvado tomándose sus manos instintivamente sobre su vientre, horrorizado movió al pelirrojo el cual con una carita de perro desvalido le mostró la cortada en uno de sus dedos, despreocupando un poco al ojiazul.

- Do´aho me diste un susto del demonio, pensé que habías abortado – reprochaba el kitsune mientras tomaba el dedo de Hanamichi y lo ponía debajo del chorro de agua fría, pero de un manotazo el pelirrojo retiro el dedo de allí mirando con furia a un sorprendido kitsune

- Solo te preocupas por tu ¡¡¡hijo!!! ¿Y yo dónde quedo Zorro? – preguntaba ofendido, con el seño fruncido y con muy mal genio.

- ¿Qué dices? - estaba incrédulo ante las palabras de Hanamichi.

- Me quieres tu lado solo porque tendré a tu hijo - comenzó a gritar el pelirrojo, rojo de rabia y ya no controlando las lágrimas en sus ojos - cuando lo tenga, apuesto que me quitarás la custodia y te desharás de mi

- Estas loco - murmuro al tiempo que veía caer al pelirrojo de rodillas al suelo, sosteniéndose el dedo aun sangrante.

- NO ESTOY LOCO… ES LA VERDAD - comenzando a hipar de tanto desenfreno al llorar.

Pero no contó con la fuerza bruta de Kaede, que asiéndolo de los brazos lo puso de pie de un jalon y tomando su mano la metió nuevamente bajo el chorro de agua.

- Si no te quisiera aquí conmigo, no estaría deteniéndote la sangre del dedo - le susurro al oído, haciendo que el mono se detuviera en seco de sus berrinches y reclamos.

- Eres un baka - balbuceo el mono, haciendo morros al tiempo que con el brazo libre se secaba los ojos.

- Ahora le pondré sal, para que cicatrice - acoto el pelinegro buscando el tarro de la sal con la mirada.

- Nooooo, que duele mucho - otra vez el pelirrojo volvió a los lloriqueos.

- ¿Tienes una mejor idea? - le espetó con desaprobación en la voz por su actitud tan infantil y voluble.

- Saliva, la saliva es buena cicatrizante - señalo abriendo sus ojitos esperanzado, y su boquita en donde pretendía meterse el dedo.

Sin embargo, los reflejos de Kaede fueron más rápidos, pues fue su boca la que envolvió el dedo dañado de Sakuragi.

- Ru-ka-wa - murmuro bajito, sorprendido por el accionar del zorro. Rukawa le clavo la mirada, mientras su boca aun succionaba el dedo de Hana, pero se volvió intensa cuando su lengua comenzó a jugar con éste.

Sin explicación alguna la respiración de Hana comenzó a agitarse, y su mano libre busco aferrarse a la mesa de la cocina, pues sus piernas flaquearon. Esa lengua estaba produciéndole placer, y eso que solo era un dedo… de solo imaginar lo que podía hacer en lo que ya le estaba molestando debajo de los pantalones, le hizo tragar en seco.

- Vamos a la cama Hana - susurro Rukawa en el oído de un abochornado pelirrojo, cuando dejo el dedo libre de su lengua. Hana solo asintió, cerrando los ojos para concentrarse en la caricia que recibía de la mano que se había colado bajo su camiseta, vagando ondulosa e insinuante por su espalda.

Acto seguido, Kaede le beso con desespero, al tiempo que lo tomaba en brazos, para salir de la cocina y trastabillando dirigirse a la habitación principal.

- No te caigas…. ¡ahh!... Kitsune ¡ah! el bebe - le recordó Sakuragi con la respiración cortada, cuando aquella boca dejaba libre la suya.

- Te tengo firme ¡ah! no te dejare ir - respondió el otro, lamiéndole la comisura para después lamer su cuello desde la clavícula hasta la oreja, en donde mordió el lóbulo con lujuria.

Pronto llegaron al dormitorio, donde le deposito con cuidado y cariño, sin dejar de besarlo hasta recostarlo. Luego se irguió un poco, para sacarse la polera. Sin embargo, lo que estaba comenzando a planear su cabeza pervertida, no pudo hacerlo, por que el pelirrojo lo tomo de la nuca, jalándolo hacia él apoderándose de sus labios, mientras sus manos traviesas bajaban lentamente hasta aferrarse a sus nalgas.

- ¡Tú iras abajo! - ordeno de un momento a otro, con severidad en la mirada. A Kaede no le quedo más que obedecer y cambiar posiciones, pues más que severidad en los ojos de Hana, leyó que algo muy bueno para su libido se acercaba.

- Al final, Rukawa quedo sentado en la cama, con Hana sentado a horcajadas sobre su piernas, mientras pugnaba por sacarse la polera, sin hacer mucho movimiento brusco, por lo que el pelinegro le ayudo a retirarla. Quedando maravillado de contemplar el fuerte pecho de su monito y la adorable pancita donde su hijo se estaba gestando.

Acerco sus manos temblorosas hasta ésta, acariciándola después con devoción y admiración. Sobre su mano se apoyo la de Sakuragi, guiándolo hasta donde podría sentir de mejor manera a su hijo. Al sentir una patadita, sus ojos se abrieron emocionados, fijándolos después en los mieles que le miraban enternecidos.

- Es maravilloso - musito consternado por la felicidad.

- Es nuestro - agrego el pelirrojo con una sonrisa sincera y abierta, para después besarse con delicadeza y amor infinito.

Luego el beso, pasó a tener más fogosidad. Pronto sus lenguas se enfrentaron en una lucha sin cuartel, donde ninguno de los dos se dejaba doblegar por el otro. Sus manos, iban y venían, explorando rincones desconocidos. Y sus gemidos y respiraciones entrecortadas y fuertes, eran cada vez más rápidas. Rápidamente la ternura había quedado atrás, para dar paso a la necesidad, al deseo, al placer de sentir a otro. Hanamichi guío sus manos hasta el borde de los pantalones deportivos de Kaede, comenzando una lucha a ciegas con los tirantes del mismo, mientras su boca iba deleitándose con cada estremecimiento que iba dejando atrás en la piel de ese pecho blanco y perlado por el sudor.

Rukawa lentamente se fue recostando, para dar mejor acceso a su monito pelirrojo de su inquietado cuerpo. Pronto la boca gruesa y húmeda dio alcance al borde del pantalón que lentamente fue bajado, seguido de cerca por ésta a medida que la piel fue dejada al descubierto. Alzo un poco las caderas, al sentir tirones de su entrepierna, y es que el erotismo en la acciones de su amor sobre su ingle, estaba causando estragos con su excitación.

Un ronco y gutural gemido debió soltar para liberar la excitación que sintió cuando la lengua de Sakuragi, rozo apenas su rosada, hinchada y erguida punta.

- Cométela de una vez - exigió desesperado, por el solo roce que estaba realizando Hanamichi en toda la extensión de su miembro.

Dicho y hecho, Hanamichi envolvió completamente con su boca el hinchado miembro de Kaede, arrancando de este un nuevo gemido, casi hilarante. Las manos blancas del mismo se enredaron entre las hebras rojizas de la cabeza que bajaba y subía a un ritmo acompasado y sensual sobre su entre pierna. Sus caderas comenzaron a moverse al mismo ritmo, pasando después a uno mas rápido y demandante, por los que esas manos aferradas a la nuca del pelirrojo, empujaron mas adentro, para que éste abarcara todo, pero justo la lengua de Hana hizo un sorprendente movimiento que le hizo correrse mientras gritaba su orgasmo por todo lo alto.

- ahh! ahh! ¡no sabia que podías hacer eso! ah! ah! - comento cuando estaba un poco repuesto de la sensación

- Yo tampoco - aclaro el otro con mirada picara, al tiempo que se limpiaba los labios pasando la lengua con sensualidad.

- Ahora ¡ah! a ti te toca abajo ¡ah! - se incorporaba sobre sus codos, para darse impulso, cuando las manos del do'aho se aferraron a sus hombros empujándolo a recostarse de nuevo.

- Lo siento, pero podrías presionar al bebé - con su índice mostró su pancita sudada. Kaede le observo un rato con reproche, pero luego soltando un suspiro asintió con la cabeza - Gracias - le dio un beso con iniciativa de casto, pero que el pelinegro se encargo de prolongar mas de lo necesario - después de la cuarentena te compensare durante dos años.

- Cinco - espetó el otro con una sonrisa picara

- Es lo mínimo, adoro verte cabalgar, pero es lo que merezco ¿no?

- cínico - se alejo de él, sentándose sobre la cama como un indio y de brazos cruzados sobre el pecho.

- Un cínico que te ama - gateo como un felino hasta él para besarlo con intensidad.
- Si no supieras besar tan bien, no me dejaría doblegar - susurro insinuante en su oído reiniciando así la fricción de sus cuerpos, los besos apasionados y cargados de lujuria, las caricias provocativas y sin pudor, enardeciendo sus sentidos para llevar el juego sexual a una etapa superior.

Pronto Hanamichi estuvo arriba del pelinegro, moviendo sus caderas al ritmo que le imponían sus dedos blancos dilatando su entrada, al tiempo que con su mano masturbaba el pene de Rukawa que con premura estuvo erguido y listo para empalarlo. Hana apresurado por el deseo, y cuando ya se sintió listo, con sus propias manos guío el miembro de Kaede hasta su entrada, para empujar después con su cadera, a medida de que le fue posible.

Ambos se entregaron a un ritmo lento y profundo en un principio. Cada vez mas adentro y lento, no tanto para no hacer daño al bebe, pero si lo suficientemente placentero para hacerles a ambos gemir y pedir mas. Para Rukawa era hilarante ver a Hanamichi moverse sobre él, respondiendo al ritmo que sus manos aferradas a esas caderas morenas le imponían con fuerza. Para Sakuragi, ver la intensidad con que le miraba Kaede, le hacia sentir el ser mas especial y mas amado sobre la faz de la tierra, además de querer desearlo todo y completo.

El orgasmo llegó primero para el pelirrojo, derramándose sobre el vientre de Rukawa, salpicándole un poco en el resto del cuerpo. Kaede llego después, cuando las paredes anales de Hana se aferraron mas a su miembro, producto del orgasmo del pelirrojo, haciéndolo explotar nublado por el placer.

- Eso estuvo mejor que mi primera vez –ronroneo tranquilamente el kitsune, a lo que Hanamichi que aún seguía encima del ojiazul le contesto con un fuerte golpe en su hombro.

- No me vengas ahora con tus dotes de erudito sexual Kaede – respondía enojado el pelirrojo tratándose de bajar del regazo del kitsune, pero fue evitado por el abrazo de este, el cual fue acompañado de una hermosa sonrisa nunca vista en el rostro de Kaede.

- Mi primera vez fuiste tu mi pelirrojo semental - terminaba de hablar el ojiazul mientras Hana llenaba nuevamente al kitsune de fogosos besos.

Sin embargo cuando intento bajarse del regazo del pelinegro, una punzada en su entrada le dio dar un gritillo de dolor. Asustando al pelinegro que se puso en alerta inmediatamente.

- Creo que la preparación no fue suficiente – señalo el do’aho para calmar al pelinegro de que el dolor nada tenia que ver con el bebé.

- Fuimos muy deprisa – le acariciaba Rukawa la espalda, para luego bajar la mano a la zona lesionada.

- No intentes algo nuevamente – susurro desafiante, pero extasiado por la caricia en su entrada.

- Tienes un poco herido... deberé comprarte pomada – señalo el pelinegro sonriendo satisfecho por ver a Hana cerrar los ojos de placer por sentir sus dedos acariciar otra vez su entrada.

- Sí... – contesto arrastrando las palabras y ausente, perdido en la sensación. Pero repentinamente, la mano de Rukawa fue reemplazada por un toque humedo. Al abrir los ojos, vio la cabeza de su amante hundida entre sus nalgas – Kaedeeee!!!

- La saliva es buen cicatrizante – comentó éste, limpiandose la comisura de sus labios con la lengua de forma pervertida y guiñandole un ojo de forma picara.

- Perverti... – pero su reclamo murio en los labios de su pareja.

- Te amo Hanamichi Sakuragi – le susurro con amor cuando se separo de él.

- Te amo Kaede Rukawa – le contesto con igual devocion.


Ahora el cuerpo del pelirrojo descansaba sobre el pecho de su kitsune, el cual observaba embobado el aspecto de su Do´aho al dormir, pero el timbre de su puerta no lo dejaba en paz.
“¿Quien será tan impertinente para llegar a esta hora?” se repetía mentalmente mientras llegaba abrir la puerta antes de que despertaran a su monito, pero lo que encontró allí no iba a hacer de su mejor agrado.

- ¡¡¡Mamá!!!! ¡¡¡¡¡Papá!!!! - Pobre Kaede Rukawa desde este momento empezaría a conocer el infierno


Notas finales:

Cartas bombas, notas homicidas contra estas dos bellas damas las pueden hacer saber por medio de un review

Gracias por leernos hasta la proxima !!!!!


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