Después de cabalgar durante tres días junto a sus guardias personales llego al castillo de su tío, al momento de desmontar sintió cansancio, un cansancio que no tenía idea de porque estaba de ese modo, con ganas de tirarse sobre la cama y no levantarse nunca, ingreso al castillo para hablar con su tío y hacerle saber su llegada.
-Wolfram, que bueno que ya estés de regreso.
-Bueno, creo que es hora de seguir con el plan que tenías para mí.
Wolfrana se sorprendió por la fortaleza de esas palabras, antes le había rechazado la oferta, solo quedaba una razón por la cual ahora Wolfram estaba con él.
-¿Paso algo con el rey?
-No paso nada.
-¿Estás seguro de esto?
-Sí.
-Esta vez no habrá marcha atrás.
-Lo sé.
-Eso parece, descansa hoy.
Wolfrana lo llevo a su antigua habitación, seguía igual que cuando se fue de ese castillo, los peluches que Gwendal hacía para él, las espadas que utilizó para jugar con Konrad a ser un soldado, las prendas con las que su madre solía vestirlo, de improviso su tío volteó, quedando frente a frente.
-¿Qué paso?
-Nada.
-¿Te hizo algo el rey?
-No.
-Wolfram…
-Ya pasaron siete años tío, no ha pasado nada… y no tengo porque contarte nada.
-Necesitas desahogarte.
-No sé de que hablas.
-No te encierres en ti mismo.
-Pero esa fue lo primero que me enseñaste a hacer.
-Es verdad, yo te lo enseñe, pero me equivoque, como en muchas otras cosas. Dime que paso.
Harto de tantas preguntas, la paciencia del rubio se acabo.
-¡NO ME QUIERE, ESO PASO!, ¿ahora estás feliz?, al fin, era lo que querías ¿no?
-Sabes que no…
El cansancio pareció invadirlo de nuevo. Sabía que había tomado la decisión correcta, pero aún así dolía, no era un capricho, él sabía que no se había encaprichado con Yuuri, eso hubiera sido más fácil de dejar, además, él siempre había logrado todo lo que se proponía, logró ser un soldado y controló el fuego que todos habían apostado en su contra, se sentía humillado, su orgullo se sentía humillado, pero él sabía que ese dolor era el que lo iba a sacar adelante, esto no se podía repetir, seguiría adelante como siempre, porque él era así, él era fuerte no un debilucho incapaz de darse cuenta de lo que lo rodea, lágrimas ya había derramado, era hora de olvidarse de Yuuri, de aquel que no lo tomaba en cuenta y no le daba importancia a su vida.
Su vida volvería a sus manos, no la dejaría abandonada de nuevos, unos brazos le sujetaron los hombros.
-Esta vez no darás un paso atrás ¿verdad?
-No.
-¿Es por despecho?
-Lo hago porque quiero.
-Bien. Mañana empezarás a conocer el movimiento que hay en estos momentos. Descansa, mañana será un nuevo día para ti.
Cuando su tío salio de la habitación se quito el saco, dejo su espada y se recostó en la cama. Su nueva vida no se tardaría en presentar las consecuencias de sus decisiones y en estos momentos ya no le importaba lo que Yuuri diría o pensará de su persona. Ahora todo sería diferente, ahora su vida comenzaba otra vez.