Yuuri.
Quería que Sara fuera su amigo, para poder evitar una guerra, además de que lo consideraba una buena persona era tan diferente a los que estaban con él, le hablaba de una forma diferente, no le ocultaba nada, claro que luego salía con unas ideas bastante extravagantes como enfrentar a Konrad con su mejor guardia o manipular a Wolfram, pero siempre era atento con él y le sonreía, no lo trataba como alguien que no tomaba decisiones importantes.
Era medio raro, pero ¿quién en ese mundo no?, era una lástima que ya tenía que volver a su castillo.
Montó a su corcel, a uno de sus lados iba Konrad, en el otro extremo Wolfram y de ahí todos los demás soldados que le acompañaban, Sara lo despedía con una sonrisa cálida y con la mano levantada, ser el Maoh era la mejor decisión que había tomado.
------------------------------------------------------------------Wolfram:
Ya no perseguía a Yuuri, había dejado de hacerlo hace meses para ver la reacción del rey, pero no paso nada, también dejo las escenas de celos, no sabía que había pensado Yuuri o si se había dado cuenta, Konrad fue quien lo notó pero no dijo nada, quizá sabía lo que pretendía, Gwendal y Gunter asumieron que era por que había madurado y tal vez sí lo había hecho pero no de la forma que ellos creían, el único que se dio cuenta de lo que pasaba fue el gran sabio, un día soleado se acercó y murmuró un:"
No te des por vencido, Shibuya pronto se dará cuenta de lo que pasa"
Cuatro meses han pasado desde entonces y Yuuri ni siquiera lo saludaba y si hablaban era de "Sara esto, si Sara estuviera diría...", seguía queriendo a Yuuri, pero ya no podía más, no, más bien ya no quería más esto, ya no quería hacerse daño.
Con esa decisión en mente se acercó a Gwendal para pedirle que hiciera el oficio correspondiente para terminar su compromiso con el rey, su hermano se desconcertó pero asintió, finalizado el oficio se lo dio a firmar, ahora solo faltaba la firma del rey.
-Déjalo junto a los otros, no es urgente, gracias.
Bien una última oportunidad para el rey, podía sentir la mirada pesada de su hermano lo que ocasionó un terrible dolor en su pecho y las lágrimas a punto de salir, como pudo soporto la mirada de su hermano.
-Con tu permiso hermano.
Al salir corrió hasta la habitación, ahora consciente de lo que había hecho, le había dado ha Yuuri lo único que lo haría feliz e irónicamente para él era lo más doloroso que había hecho en tantos años.
Pasaron dos meses y fue sacando sus cosas de la habitación de Yuuri, corrió otro mes, dejo de dormir con él, no había dado explicaciones, igual no se las pidieron, en el presente al ver las cosas así se dio cuenta de que no tenía razones para permanecer en ese castillo, ya no había guerras, así que los soldados no eran necesarios.
Su tío que se entero de su decisión le pidió regresar a sus tierras para seguir con su educación para ser rey, no quería irse de esa manera sin hablar con Yuuri, pero ya habían pasado tres meses y no parecía afectado, a lo mejor ya hasta había firmado el oficio, lo mejor era ir con su tío.
Estaba terminando de empacar cuando alguien toco su puerta.
- Adelante.- Konrad entró jadeante
-Es verdad... lo que dijo... Gwendal... ¿te vas?
-Ya no tengo razones para quedarme.
-Pero, ¿y Yu...?
-¿Yuuri?, en verdad Weller, nunca se tomo esto en serio, solo que es muy amable para quitarlo el mismo.
-¿Estás seguro de esto?
-No, empaco por que no tengo nada que hacer.
-Wolfram, piénsalo bien ¿quieres?
-Ya lo hice, han pasado siete años para mí, ¿no crees qué ya ha sido demasiado?, además, su Majestad no sufrirá, no tienes por que preocuparte.
-¿Él?-Negó con la cabeza - Sé que eres fuerte, pero Wolfram tú... lo amas.
-Eso creía, quiero pensar que en verdad lo amó pero mi tío y Gwendal me han dicho que lo más probable es que fuera solo un capricho, y así como soy se ve de lo más lógico ¿no?
-Wolfram...
-Konrad, por favor, cuida a Yuuri es un buen rey, aléjalo de Sara, no lo dejes sólo y más que nada no permitas que vaya a buscarme con una excusa tan tonta como la vez anterior.
-¿Es en serio?
-Por supuesto, Konrad, hermanito gracias por todo, me voy.
-Cuídate mucho.
-Claro, ¡ah!, cuida de Madre y cuídate tú también.
Con un pequeño beso en la mejilla el rubio se despidió de Konrad, esté le dio un fuerte abrazo, al fin y al cabo quien sabe cuando lo volvería a ver.