Una difícil prueba
- Hola cariño… - decía seductoramente una hermosa mujer de largo cabello castaño.
- Mmm… ven aquí… - respondía un apuesto rubio, al ver entrar a su linda esposa.
- ¿Me extrañaste? – preguntaba mimosamente.
- Claro… como no hacerlo, si no te veo desde la mañana… - respondía su esposo.
- ¡Te quiero Eiri! – exclamo la mujer entre los brazos del rubio. – Pero deberíamos apurarnos para llegar… a tiempo… - dijo con dificultad al sentir los besos que eran suavemente esparcidos por su cuello.
- Mejor no vamos… - respondía sin dejar su labor.
- Yo también deseo estar contigo Eiri, pero esto es muy importante para ti… no todos los días ganas un premio nobel en literatura… - replicaba la mujer con dificultad. – Además… -
Los cálidos labios de su esposo no le permitieron terminar la frase…
- Tienes razón… deberíamos apurarnos, después tendremos mucho tiempo para continuar con esto… - dijo con malicia, después de concluir el beso y ver el gesto de inconformidad en el rostro de la chica.
- Eres malo Eiri… - bufo con fingida molestia, al tiempo que daba un pequeño beso en los labios del mayor y se alejaba apresuradamente.
- …………………….. – no dijo más… solo se quedo observándola por algún tiempo hasta que la perdió de vista.
- Hey… ¿acaso piensas quedarte parado sin hacer nada? – gritaba la chica desde otra habitación.
- Yo… ¡ya casi estoy listo! – reacciono el rubio mientras tomaba una toalla y se metía a la ducha.
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- Maldición… ¿Qué diablos esta pasando allá adentro? – preguntaba un enfurecido pelirrojo.
- Basta Hiro, deja de maldecir y trata de calmarte… - le pedía un robusto hombre de largo cabello rubio.
- ¿Qué me calme? ¿Pero acaso te has vuelto loco K? ¡Mi mejor amigo se esta muriendo y tu quieres que me calme!!! – gritaba exaltado.
- Hiro… K tiene razón no ganamos nada desesperándonos de esta forma. – comentaba un chico alto y de tez morena.
- Tú no te metas Tatsuha... ¿que no vez que mi hermano se esta muriendo? ¿Cómo pretenden que nos calmemos? – preguntaba un serio y molesto chico de complexión delgada y hermosos ojos azules.
- Ba… basta Ryuichi… solo esperemos a que salga algún medico y nos informe algo. – decía un hombre de cabello negro mientras se acomodaba sus lentes.
- Pero tío no… - trato de replicar, pero la severa mirada que recibió de su mejor amiga lo dejo sin palabras.
Algunos permanecían callados sin expresar lo que sentían… otros expresaban su enojo por la impotencia que sentían de no poder ayudar a aquel ser querido que estaba debatiéndose entre la vida y la muerte…
Pero sin duda alguna, todos ellos rezaban pidiendo por la vida de aquel que se encontraba dentro del quirófano.
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- Me alegra que hayan venido Eiri… después de todo esta pequeña fiesta es en tu honor. – comentaba un sonriente hombre de mirada esmeralda.
- Si, claro… - respondía el aludido.
- Anda Eiri, deberías bailar con Ayaka… ya que tienen un par de meses de no verse. – comentaba su hermana.
- Eso no es algo que te incumba… - respondió con sorna...
- ¿Ehh? Vamos Mika, no digas esas cosas… si tu hermano y yo no nos habíamos visto en tanto tiempo, es por causa de nuestros trabajos… - defendía a su esposo.
- Eso es cierto Ayaka, pero si lo consideras, solo llevan seis meses de casados y la mitad de ese tiempo no se han visto. – debatía la mayor.
- ¿Ya terminaron de hablar de mi vida privada? – preguntaba divertido por la reacción de su esposa.
Estuvieron bastante tiempo en la fiesta a petición de Ayaka, ya que si fuera por el rubio ni siquiera hubieran asistido, pero se divirtieron entre chistes y comentarios de sus amigos más cercanos.
- Eiri me parece que sería prudente que te lleves a descansar a tu esposa… - sugería su cuñado y amigo.
- Si Eiri… ya me siento muy cansada… -
- Entonces no se diga más… - comentaba el escritor al tiempo se despedía y salía de aquel lugar en dirección a su auto para esperar ha Ayaka que aún se encontraba despidiéndose.
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- ¿Familiares del joven Shindou Shuichi? – preguntaba un hombre alto de cabello cano que salía del quirófano.
- ¡Aquí!!! – exclamo el pelirrojo.
- Bueno… seré sincero con ustedes, la insuficiencia cardíaca congestiva que presenta el paciente, ya no puede ser tratada… -
- ¿Eso… quiere decir que Shuichi… va… ha… morir…? – preguntaba entrecortadamente su mejor amigo.
- Lo lamento… pero la única opción del paciente es un trasplante de corazón… y lamento informarles que no tenemos ningún donante, ni tiempo suficiente para conseguirle uno. – informaba el médico. – En la próxima hora se les permitirá pasar a despedirse, ya que lo mucho que puede vivir es aproximadamente un par de horas… - termino de decir para después retirarse.
Nadie se atrevió a decir absolutamente nada… aunque las lágrimas no se hicieron esperar en la mayoría de los presentes… solo observaban como se alejaba el portador de tan mala noticia y veían con tristeza, salir a los demás que le asistieron en el quirófano… solo les quedaba rezar para que sucediera un milagro…
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Sintió la mano de su esposa ascender su pierna en forma en forma sugerente…
- Hey… ¿no que estas muy cansada? – pregunto con burla.
- Vamos Eiri… sabes muy bien que debemos recuperar el tiempo perdido, así que tendrás que prepararte para no dormir por un par de días… - respondía sensualmente en el oído de su esposo, mientras se soltaba el cinturón de seguridad para tener más libertad de continuar con su labor.
Se dejo besar el cuello… tratando de no perder contacto al frente, pero en un instante su rostro fue bruscamente volteado para recibir un apasionado beso por parte de la castaña… en unos instantes más escucho el fuerte sonido de la bocina de un tráiler, en ese preciso momento volteo su rostro hacía enfrente y vio como el tráiler venía en dirección a ellos y trato desesperadamente de maniobrar su auto para no chocar con el…
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- Shu… por favor no nos dejes… lucha… tu eres muy fuerte… por favor… – lloraba su mejor amigo mientras sostenía la mano del menor. – Yo sé que has sufrido mucho, que los dolores y tus tratamientos son demasiados, pero no sé que sería de nosotros sin ti… sin tu bella sonrisa… por favor Shuichi… - termino de decir con el rostro bañado en lagrimas…
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Varias patrullas acompañadas de ambulancias llegaban al lugar… Eiri sentía un fuerte dolor en la pierna, pero no le importaba… solo buscaba con la mirada a su esposa, sin importar su situación actual.
- ¿Qué sucedió? – preguntaba el recién llegado.
- El auto se volcó y pudimos sacarlos a tiempo… desafortunadamente la mujer esta muy afectada, ya que no tenía puesto el cinturón de seguridad… - respondía uno de los paramédicos a cargo.
- ¿Y el responsable? – pregunto violento.
- Al parecer perdió los frenos y no pudo controlar el tráiler… murió al instante de tratar de esquivar el auto. –
No dijo más, solo camino en dirección a la unidad que atendía a la mujer… el sería quién la acompañara al hospital a bordo de la ambulancia, mientras su esposa acompañaba a su cuñado.
- ¡Eiri! – gritaba su hermana mientras corría en dirección a la ambulancia en donde se encontraba su hermano.
- Mika… ¿en dónde… esta Ayaka? – preguntaba con dificultad.
- No lo sé… Touma se esta encargando de eso… no te preocupes, primero deben revisar tus heridas… - trataba de calmarlo al tiempo que subía con él, para ser trasladados a un hospital.
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Todos se encontraban en la sala de espera… ya se habían despedido del menor, ahora los únicos que se encontraban con él eran su hermano Ryuichi y su mejor amigo.
Empezaron a ver mucho movimiento dentro del hospital, el fuerte sonido de las sirenas de las ambulancias era ensordecedor y una esperanza se hacía cada vez más palpable en sus corazones…
- Lo siento, pero deben de salir de la habitación… - decía amablemente una enfermera a ambos jóvenes.
- Pero… - trataron de reprochar pero la mujer se adelanto a responderles.
- Afuera se encuentra el medico hablando con sus familiares... el les dirá lo que necesitan saber. –
No dijeron nada solo dieron una rápida mirada al cuerpo que yacía en la cama lleno de aparatos, para después salir en busca de sus acompañantes.
- Así que les sugiero que si creen en un dios o en lo que crean, pidan por que la familia de esa mujer permita que le trasplantemos su corazón al joven Shindou.
- Doctor déjenos hablar con ellos… - pedía su hermano.
- Lo siento, pero no tengo permitido hacer tal cosa… pero lo importante es que aún tiene una esperanza, ahora por favor llenen este documento para solicitar con el medico pertinente el corazón de aquella mujer. – dijo mientras les extendía un formulario y una pluma. – En cuanto este terminado se lo entregan a la señorita. – termino de decir mientras señalaba a la enfermera que salía de la habitación del pequeño.
Asintieron y el mayor a cargo de Shuichi, Sakano… empezó a llenarlo lo más rápido que le fue posible.
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-Lo siento tanto Eiri… - decía Mika mientras abrazaba cariñosamente a su hermano menor.
- Eiri… - suspirada tristemente mientras palmeaba la espalda de su cuñado y amigo.
- ……………………………. – no dijo nada, no tenía nada que decir, pareciera que el tiempo se hubiera detenido y poco a poco empezaba a revivir en cámara lenta cada unos de los momentos recién ocurridos.
- Lamento su perdida, pero necesito hablar con el esposo de la señora Ayaka Uesugi. – pedía una doctora de baja estatura.
Al escuchar el nombre de su esposa, volvió abruptamente a su realidad… la observo sin decir nada y fijando su vista en cualquier punto de la pared se atrevió a preguntar…
- ¿Qué sucede, necesita que llene algunos…? – no pudo terminar su pregunta ya que la mujer le tendió un documento, el cual sostuvo sin siquiera mirarlo.
- Sr. Uesugi, se muy bien por lo que esta pasando… pero necesito preguntarle esto… ¿sabe que su esposa falleció? –
- ………………. – asintió a la pregunta y miro de frente a la mujer que le hablaba.
- Bien… seré directa, tenemos otro paciente que esta muriendo y necesita urgentemente un trasplante de corazón, los familiares han agotado todos los recursos y todas sus esperanzas… sin ese corazón, nuestro paciente morirá en menos de dos horas… sé que lo que le estoy proponiendo no es nada fácil considerando que su esposa acaba de fallecer de una grave lesión cerebral, pero eso la convierte en una donante ideal, además de que me permití comparar las características de ambos y los resultados fueron más que convincentes… no quisiera presionarlo, pero no contamos con mucho tiempo… si usted decide firmar esa solicitud, no revivirá a su esposa, pero estará salvando la vida de alguien mas... si decide hacerlo entregue el documento a la enfermera que lo esta atendiendo. – termino de decir para luego marcharse y entrar en un elevador.
- Eiri… ¿qué piensas hacer? –pregunto su amigo.
- Yo… no… no lo sé… - respondió ausente mientras sentía una fuerte opresión en su pecho…