-Desde un principio supe que no eras chica- unas orbes amatistas, cuyo dueño era un precioso chico de cabellos rosados, se abrieron totalmente demostrando sorpresa y temor a la vez- a mi no me engañas pequeño.
-Yo… gomen… Yuki –se dejó caer en la silla, rendido, sintiéndose horriblemente culpable- no era mi intención mentirte.
-No te preocupes, así está bien… al verte en la graduación sentí que eras esa Ichigo.
Comenzó a llorar, sintiendo esa culpa cada vez más dolorosa, internándose en su pecho como si de un puñal se tratara.
-Shuichi, ¿verdad? –el pelirosa asintió, sin subir su vista- mírame.
-N-no, no puedo.
-Ya te dije que no te preocupes, mírame –levantó la cabeza del chico tomándole por el mentón, con delicadeza- eres mucho más hermoso que tu hermana –el sonrojo en las redondas mejillas no se hizo esperar. Se miraron fijamente, estudiándose los ojos mutuamente. Las amatistas de Shuichi mostraban absoluto arrepentimiento, pero no se ausentaba un pequeño toque de súplica- hermoso… -acabado ese mínimo susurro, juntaron sus labios suavemente, acompañando esa unión con tiernas caricias.
Abrió muy lentamente sus ojos, esperando encontrarse con un rostro aún desconocido, para así al fin saber quién era Yuki, cómo era… pero a cambio…
-¡Onii-chan!, ¡despierta de una vez! –el adolescente se sobresaltó bruscamente, haciendo que su sueño se derrumbe en ese grito infernal- ¡se hace tarde para el colegio!
-Ngn… ¿qué hora es? –cuestionó adormilado, intentando sentarse.
-Son las 7, ¡vamos, levántate! –seguía insistiendo Maiko, tomando una mano de su hermano.
-Pero Maiko… ¡¡hoy entro tarde!! –le gritó furioso, arrojándole una almohada a la cara- ¡ya vete y déjame dormir!
-¡Gomen Shu-chan! No me di cuenta…
-Vete Maiko, estoy muy cansado.
-Si, por quedarte hasta madrugada en Internet –Shuichi le dirigió una mirada fugaz, recargada de furia, haciendo que su hermana menor salga corriendo de la habitación en medio de risas.
Se acurrucó bajo las sábanas intentando reconciliar el sueño, moviéndose de un lado a otro y cerrando los ojos con fuerza… todo en vano.
-¡Oh, tonta Maiko! –Gruñó descubriéndose el rostro, dejando que las sábanas sólo lo cubran hasta la cintura- ¿cómo va a cortar mi sueño así…? –se puso a pensar en eso, recordando claramente todo lo sucedido en el. Su rostro preso del enojo se vio reemplazado por uno más dulce, notoriamente sonrojado y alegre. Cerró los ojos para seguir recordando, pero lo que jamás apareció en su mente fue el rostro del escritor.
-Yuki… -murmuró en el momento que pensó en ese beso, tan corto y casto, pero tierno y muy agradable. Se llevó dos dedos a sus labios, sonriendo al sentirlos desesperados por besar- ¿cómo se sentirá besar a alguien?, ¿será lindo…? –bajó sus manos al pecho, ya que empezaba a sentir una cálida sensación, acompañada de sus palpitaciones rápidas y profundas, y de la ansiedad- Yuki, ¿será que yo…?
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-¿Así que eso te dijo?, bueno, al parecer es una persona muy agradable.
-¿Verdad que si Hiro? Yuki es muy bueno y me ayuda mucho –decía entusiasmado el joven pelirosa a la vez que preparaba su almuerzo.
-Pero no te dejes engañar tan fácilmente, conoces muy bien los problemas que a veces surgen por chatear –su alto amigo lo miraba extrañado, hacía tiempo que no veía tan entusiasmado a su compañero.
-¿Por qué dices eso? Tú fuiste el que insistió porque comience a chatear, es más, ¡incluso para que hable con Yuki! –sus gestos berrinchudos se hicieron presentes, haciendo que Hiro sólo ría sin disimulo.
-Está bien Shu, no te enojes, es sólo que me parece extraño que una persona te entregue su apoyo así como así, sólo es eso.
-Pero Yuki es bueno ne?, él no sería capaz de mentirme, ¿no Hiro? –abandonó su comida para mirar con suma preocupación al pelirrojo, esperando una respuesta que quisiera escuchar aunque muy en el fondo sabía que no podía ser así.
-Si Shu-chan, Yuki es una persona muy buena, dijo que te ayudaría cuando lo necesites, pero escúchame… no te confíes demasiado.
-Si… -bajó su cabeza algo derrotado, sintiendo un nudo en la garganta que confirmaba que deseaba llorar en ese momento.
-Aunque creo que es algo tarde para eso –murmuró resignado Hiro, sonriendo con ternura al pelirosa.
-¿Qué quieres decir? Seguiré tu consejo Hiro.
-A pesar de que dices eso, no lo harás… ¿ese Yuki te gusta? –soltó directamente, tratando de buscar los ojos de Shuichi para que le responda con sinceridad.
-¡¿Q-qué dices Hiro?! –Rugió poniéndose de pie, sus mejillas ya estaban coloradas y el nerviosismo era demasiado obvio- ¿cómo me va a gustar alguien que no conozco?
-Ay Shuichi, Shuichi… ya te enamoraste –negó tolerante, mirando a su amigo de una manera que sólo buscaba retarlo y provocarlo- nos conocemos desde pequeños, y eres tan obvio.
-No digas eso Hiro… no te burles de mí…
-¿Entonces te gusta? –Shuichi se sentó lentamente, llevándose un fideo a la boca.
-No lo sé Hiro, tengo miedo de que así sea.
-¿Cómo que no sabes? No seas tonto, dime que sientes cuando chateas con él.
-Siento… ansiedad, alegría –sonrió serenamente, recordando el sueño que había tenido por la noche- me gusta mucho estar, en cierta forma, con Yuki, me siento tranquilo por que sé que estará.
-Que tonto eres, sin duda alguna ese tipo te gusta –el dueño de aquellas hipnotizantes amatistas quedó en silencio, avergonzado ante las palabras de Hiro, pero nada seguro de lo que este había afirmando.
-En verdad no lo sé Hiro, pero si de algo estoy seguro es de que Yuki es una buena persona, y que sería incapaz de mentirme… ya le entregué mi total confianza, incluso el entregué mis sueños…
-¡¿Soñaste con él?! ¡Ya déjate de estupideces!, ¡estás bien enamorado! –gritó emocionado su amigo, apoyando sus manos en los hombros del más joven, atrayendo la atención de los demás compañeros del aula- escúchame Shuichi, ya no me queda más que decirte esto, porque sé que cuando algo se te mete en la cabeza es imposible quitártelo, así que me imagino si algo se mete en tu corazón… -tomó aire, aferrándose con mas fuerza de los hombros de Shindou- te ayudaré Shu, haré todo lo posible para que entre ustedes nazca una relación.
-Hiro… -los ojitos violetas se volvieron acuosos y los labios empezaron a temblarle.
-Porque no quiero que te sientas solo cuando me vaya, quiero que estés con alguien, y al parecer este hombre es especial para ti.
-Claro que lo es –sonrió melancólicamente, ¿por qué su amigo tuvo que recordarle lo de su viaje?
-Pero antes que nada debemos averiguar todo lo que sea posible de Yuki, quitarle datos y estar seguros de que son ciertos –volvió a su asiento una vez que el pelirosa le asintió contento. Prepararon sus comidas, ya dispuestos a disfrutar del almuerzo- ya le dijiste que eres hombre, ¿cierto?
-Ah, bueno… hay un pequeño detalle respecto a eso –empezó a sudar frío, sabía los gritos que pronto recibiría de su amigo de infancia. Tragó sus fideos y luego de tomar un sorbo de su jugo, continuó, sin que unos ojos oscuros se aparten de él- aún no le dije que soy hombre, es más…
-Bueno, eso se puede solucionar.
-Temo que no Hiro, verás… Yuki dijo que vendría a la graduación –el pelirrojo quedó expectante ante aquello- y me pidió una foto para que me reconociera ese día, y yo…
-¿Qué hiciste Shuichi?
-¡Le envié una foto de Maiko! –Empezó a llorar en ese momento, arrojándose sobre su compañero- ¡gomen Hiro!, pero es que no sabía qué hacer, y ahora estoy metido en este lío.
-¡Si serás idiota!, le hubieses dicho que no tenías una foto, que se borraron, que un virus las jodió, ¡algo! –con sus chillidos hasta escupía al pequeño que no paraba de sollozar- y no llores, ¡esto es tu culpa!
-¿Y ahora qué haremos? –berreaba con pucheros, haciendo espectáculos frente a sus compañeros, los cuales muy desacostumbrados no estaban.
-Vas a tener que ser chica mientras tanto, antes de la graduación tendrás que hablar con Maiko, estoy seguro de que nos ayudará.
-Pero… -volvió a mostrarse cabizbajo- será Maiko quien conozca a Yuki.
-Eso te pasa por tonto, pero intentaremos pensar algo para decirle que eres hombre antes de la graduación, de esa manera se conocerán y comerán perdices.
-Nunca debí enviarle esa foto –sollozó algo enojado, reprochándose a cada rato su equivocación.
-Ya Shuichi, lo hecho, hecho está.
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Hacía tiempo que no se relajaba como aquel día, y eso que se encontraba en un avión, pero los beneficios de ser una persona con fama y dinero te llevan a la primera clase.
-¿Se le ofrece algo más, Eiri-san? –preguntaba la aeromoza, enseñándole al rubio unas copas y unas botellas de vino muy fino.
-No, gracias, sólo le quiero pedir un favor –la llamó con el dedo en señal de que quería decirle algo al oído- ¿podría traer a aquel joven aquí? –Cuestionó suavemente, indicando con la mirada a su hermano menor- quiero evitar que haga escándalos.
-En seguida, señor –y el escritor observó como la aeromoza hablaba con Tatsuha, el cual se acercó a prisa a Yuki.
-Ya deja de levantarte a las pasajeras… y a los pasajeros.
-Ay, hermanito, déjame disfrutar un ratito, me aburre estar aquí.
-Yo no te pedí que me acompañaras a Nueva York, ahora quédate aquí y compórtate –le ordenó, señalando el asiento que estaba a su lado. Tatsuha aceptó de mala gana y se desplomó sobre su lugar, cruzándose de brazos enojado,
-No sé para qué me pides que esté contigo, si te vas a poner a escribir –dijo decepcionado, mirando como Yuki acomodaba la laptop sobre sus piernas- eres un aburrido aniky.
-Tú sólo compórtate –encendió la laptop, poco a poco se alumbró la pantalla, todo sucedía ante la mirada curiosa de Tatsuha.
-¿Te vas a poner a escribir?, juega a algo al menos, descarga imágenes XXX, miremos los videos de Sakuma o… -quedó callado y muy sorprendido cuando su hermano fue a la sección de favoritos e ingresó a una página de Chat- ¿Eiri?
-Cállate, no fastidies –murmuró colocándose los anteojos tranquilamente. Tecleó como siempre la palabra Yuki y se metió en la sala correspondiente.
-Oh aniky, ¿puedo ayudarte?, ¡yo también quiero chatear!, si quieres te doy un par de consejos.
-Dije que te calles, ah… aquí está.
-¿Uh?, ¿quién? –exclamó aún más curioso el castaño, acercando su rostro a la pantalla.
-Ichigo –respondió el escritor- te cuento…
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-Bien, entonces recuerda, hoy trataremos de averiguar todo sobre Yuki –se sentó junto a Shuichi.
-Si, menos mal que faltó la profesora de Biología y pudimos irnos antes, ahora tenemos más tiempo –dijo alegre a la vez que escribía Ichigo en el espacio en blanco, sonrió al notar que Yuki estaba conectado.
-Hola Yuki –tecleó decidido- ¿cómo estás?
-Normal, ¿y tú? –intentaba sacarse de encima a su hermano, ya que luego de escuchar toda la historia y de ver la supuesta foto de Ichigo, se entusiasmó demasiado y quería conquistarla.
-Bien, hoy salí temprano del colegio, la profesora de Biología faltó. Ah!, y no sabes, el profesor de matemática me regañó porque dijo que hablo mucho en clase, ¡yo!, ¡justo yo!, me obligó a pasar al frente a resolver un problema que nunca comprendí y jamás haré… claro que también se enojó porque no supe hacerlo, pero por suerte Hiro me ayudó y dejé de pasar vergüenza frente a todos. Ah! Y hoy mi hermana me levantó temprano cuando no debía hacerlo, es una despistada… estaba teniendo un sueño muy lindo…
-Ya Shu, descansa un poco los dedos, deja que Yuki también te cuente algo.
Ante todo eso, el rubio sólo encendió un cigarrillo y no prestó atención a lo que Shuichi escribía.
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-Oye Eiri, te está escribiendo algo aquí –agregó Tatsuha pendiente de lo que el pelirosa relataba.
-Pura estupideces.
-Dice que soñó algo lindo hoy.
Yuki volvió a posar su mirada en las palabras y escribió.
-¿Con qué soñabas?, y que mal lo de tu hermana.
-Bueno… soñaba que me daban mi primer beso –se ruborizó por completo, provocando risas en Hiro.
-¡Wuuuaaaaa Eiri!, ¡es virgen hasta de los labios!, ¡aprovecha! –Gritó como loco el castaño, abrazando al novelista que pronto lo apartó empujándolo- ¡tu eres experto en esas cosas!
-Deja de gritar, estás espantando a la gente…
-Así que primer beso, debo admitir que es extraño que una chica tan bonita como tú aún no haya besado a alguien –tatsuha evitó gritar, apretando los puños y los ojos con fuerza.
El pelirosa se entristeció, pero no por el hecho de que aún no haya sido besado, sino por el hecho de a quien estaba “elogiando” era a su hermana, a la imagen de Maiko. Hiro notó esto rápidamente por lo que tranquilizó a su amigo y le brindó ánimos.
-Es que… aún no encontré a la persona indicada, siento que falta hasta que la encuentre –ahora sonrió, recordando por enésima vez el beso con el que había soñado.
-Y dime, ¿quién te besaba en ese sueño?
-¡Tatsuha!, ¡deja eso! –ordenó con furia el rubio, apartando a su entrometido hermano de la máquina, en donde ya había escrito algo justo cuando Yuki se encontraba ocupado firmando un autógrafo a una fan. Rápidamente miró el diálogo que escribió Tatsuha- eres idiota… eso no me interesa.
-Ay aniky, pero ustedes andan con muchos rodeos, debes ser directo.
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-¡¿Qué le digo Hiro?!, no creí que preguntaría eso.
-Vamos, anímate y dile que soñaste con él.
-No seas tonto, no puedo hacer eso.
-Mira, sí que puedes –con gran velocidad y algo de brusquedad, Hiro apartó a Shuichi de la computadora y tecleó un rapidísimo “tú”
-¡¡¡HIROOOOOOO!!! -chilló desesperado shuichi, al borde de las lágrimas.
-Tranquilo Shu, ahora espera.
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-Jajajajjaa, ¿ahora me dirás que no te interesa? –rió burlonamente Tatsuha.
-¿Conmigo…?