Prologo: Espía-los-sueños-de-otros-kun
¿Cómo había llegado a esa situación?
Seguramente en gran parte se lo debía a la inventora más famosa y a la vez más caótica de todo Shin Makoku.
Exactamente él, Yuuri Shibuya, había sido el conejillos de indias elegido por Anissina para probar su mas reciente y extravagante invento, “espía-los-sueños-de-otros-kun” o al menos creía que así le había puesto.
No le incomodaba mucho el invento, en realidad le provocaba cierta curiosidad saber el por que de aquel nombre, lo que le molestaba era estar amarrado a una mesa con un collar que fácilmente se lo daría a un perro, un cinturón adornado de las mismas luces que el collar y un casco sobre su cabeza, pareciera estar a punto de ser sometido ante un científico loco o algo por el estilo.
Bueno... ¿Podría atribuirle a Anissina ese titulo?
Desvió la mirada hacia la pelirroja que seguía bajando y subiendo palancas, apretando todos los botones que tenia a su alcance con una expresión extremadamente alegre en su rostro... o más bien psicópata.
- Etto... Anissina... ¿Exactamente que hace esta cosa? -Atrevió por fin a preguntar el Maou, teniendo miedo de la respuesta.
- ¿No se lo he comentado Heika? –dijo la pelirroja sin borrar su sonrisa triunfante- Mi mas nuevo y revolucionario invento de todos los tiempos, espía-los-sueños-de-otros-kun, le permite a aquel que lo lleve puesto, entrar en los sueños de quien desee y poder observar y estudiar su subconsciente, totalmente impulsado con maryoku –concluyo orgullosa de su nuevo logro.
- ¿En serio? ¿Puedo entrar a los sueños de los demás? –Dijo el moreno con una expresión bastante sorprendida- ¡Sugoi! Anissina realmente eres asombrosa –sonrió, en realidad, lo emocionaba mucho esa idea, olvidando por completo que su vida podría caer en desgracias, teniendo en cuenta a su creadora.
- Lo se, no es necesario que lo diga –sonrió la pelirroja, sintiéndose bastante confiada- esta vez lo he solicitado a usted, Heika, debido a que este invento requiere enormes cantidades de maryoku, por lo cual usted es el mas indicado, además, siendo de noche, todo el castillo duerme y es la oportunidad perfecta para probar mi nueva creación-
- ¿Es seguro? –
- ¡Comencemos! –exclamó, colocándose una gafas protectora que el mismo yuuri le había obsequiado para que no se irritaran sus ojos en caso de experimentar con algún acido, aunque ganándose a cambio una pelea con Wolfram, alegando este que nunca le había llevado un obsequio por voluntad propia- ¿Listo Heika? –
- No T T –
- ¡Ahí va! –sin mas preámbulos bajo la ultima y mas vistosa palanca de su enorme maquina, la cual aprecia sacada de una película de Frankenstein.
Las luces comenzaron a titilar, los engranajes giraban rápidamente, una destellante luz viajo desde el interior de la maquina, por cables ondulados hasta llegar al casco que tenia puesto el moreno, destellando segadoramente al tener contacto con el mismo.
Anissina tubo que cubrirse los ojos para que no los lastimara tanta luz, al cabo de unos segundos la habitación volvió a oscurecerse, la maquina se apago sola y no había ruido alguno.
- ¿Heika? –Murmuro la pelirroja, acercándose al cuerpo tendido del maou, notando gracias a la luz de la luna, como sus ojos se encontraban vacíos, como si no estuviera allí- ¡Genial! ¡Realmente funciono! –festejo con alegría.
Mientras tanto, por alguna extraña razón, Yuuri, o más bien, su “subconsciente” despertaba en medio del pasillo del enorme castillo.
- ¿Eh?... ¿Qué paso? –Murmuro levemente aturdido, llevándose una mano al rostro, notando en ese momento que esta era semi-transparente- ¿¡EH!? –si miro a si mismo de pies a cabeza, levantándose del suelo- ¡Morí! ¡Me morí! –Gritaba histérico- ¡Nooooo soy un fantasma! ¡Estoy muerto! ¡Ahora todos me verán y se asustaran y tendré que irme a una casa vieja embrujada y maldecirla y vendrán los cazafantasmas y...! -continuo diciendo varias cosas que no tenían sentido hasta que se calmo y evaluó la situación- Si soy un fantasma, entonces puedo volar y atravesar paredes... -
Intentando probar su punto, el moreno dio una media vuelta hacia la pared, seria menos arriesgado que saltar por la ventana como un idiota y romperse un hueso si resultaba que no era un fantasma.
- 1... 2... ¡3! –Al ultimo grito corrió hacia el muro, fallando inútilmente en su deseo por atravesar la pared- ... bien, no soy un fantasma... –se dijo a si mismo, una vez que se volvió a incorporar, frotando su nariz del golpe que sufrió- entonces... ¿Será esto parte del invento de Anissina? –
De pronto, su pensamiento fui interrumpido por un gruñido en su estomago, ciertamente “morir” a manos de Anissina daba hambre.
Considerando los puntos, se dirigió sin preocupaciones hacia la cocina, en busca de algo con que saciar su apetito, tal vez de paso podría descubrir que tantas cosas podia hacer en esta nueva forma, y si de verdad podia ver los sueños de los demás.
Luego de varios minutos de recorrer los pasillos un ruido detuvo a Yuuri, provenía del salón principal, así que se dirigió allí, poniéndose algo nervioso al pensar que podia ser un ladrón, claro, ignorando que el castillo estaba vigilado por guardias y que seria muy difícil que un ladrón entrara, además de que en su condición de “fantasma” tal vez no lo verían.
Lentamente abrió la gran puerta de roble que daba a dicho salón, asomando la cabeza con nerviosismo para recorrer con la mirada el lugar, por fin visualizando una figura, que pertenecía a una de las sirvientas del castillo, Doria, que al parecer se había caído de uno de los cómodos sofás mientras dormía.
Un suspiro de puro alivio escapo de los labios del moreno, pero rápidamente dirigió su atención a una especia de remolino color verdoso que giraba sobre ella cabeza de la joven sirvienta.
Seria que... ¿Ese era su sueño?
TBC