Capitulo 1: “Tras los muros del Castillo del Pacto de Sangre”
Poco a poco, el moreno se aproximo al inusual remolino suspendido sobre la cabeza de la joven sirvienta Doria.
- Acaso… ¿Ese es su sueño? – murmuro para si mismo, mientras observaba el “fenómeno climático” sobre la muchacha.
Pensándolo bien, no le resultaría extraño que así fuera, considerando lo ocurrido con Anissina y el hecho de que el mismo era un fantasma. Según la inventora, podía meterse en sueño ajenos y gracias a su sentido común sabia que no se formaban remolinos verdes sobre las cabezas de las personas mientras dormían, ni siquiera de los mazoku.
Ahora la pregunta en cuestión era… ¿Cómo introducirse a susodicho sueño?
- Tal vez debería tocarlo… o saltarle encima… aunque si funciona tan bien como lo de atravesar paredes terminaría lastimando a Doria si caigo sobre ella… o tal vez ella me lastime a mi –un profundo suspiro escapo de sus labios- bueno… será mejor que haga algo –decidido y mas que nada temeroso, se acerco un poco mas, viendo de forma desafiante al extraño remolino, como si este fuera un poderoso enemigo (o como si estuviera vivo en cuestión).
- ¿Qué hago? –lo recorrió con la mirada, buscando algún punto de referencia que le diera alguna idea de que hacer, desde arriba hacia donde culminaba en un pequeño destello brillante sobre la frente de Doria.
De forma cautelosa, extendió su mano hacia aquel punto, mas en el momento de tomar contacto con el, su resplandor se intensificó, al mismo tiempo que el remolino, hasta ese instante calmo, comenzó a girar de forma violenta, atrayendo a Yuuri hacia el.
- ¡Waaaaaa! ¡No espera! ¡¡Esto no me llevara a la tierraaaa!! –exclamo desesperado al sentirse atrapado por el remolino, en una situación similar a la que vivía cuando era transportado entre los dos mundos que habitaba.
Su cuerpo fue absorbido por el remolino, desapareciendo dentro del sueño de Doria con un destello de luz.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
- ¡¡WAAAAAAAAAAAA!! –grito Yuuri al caer desde el cielo, nuevamente en el castillo, mas específicamente, en sus bellos jardines- auuuuch ¡duele! –se quejo al tiempo que se sobaba el trasero, por haber aterrizado con el- pero que… - tras una rápida visualización de su entorno, llego ala conclusión que estaba en los jardines, aunque no era muy difícil de suponer.
- Maldición… al final solo volví al castillo del Pacto de Sangre… esta cosa es una farsa yo pensé que vería cosas raras al estilo del país de las maravillas –murmuraba al tiempo que se levantaba y sacudía sus ropas impregnadas de hojas.
Repentinamente un estruendo lo sobresalto, miro en toda las direcciones, esperando encontrar el origen de la explosión, hasta que el cielo se ilumino, junto con otra explosión.
- ¿Juegos artificiales? ¿Qué estarán celebrando? –se aproximo a la puerta de entrada del castillo, pudiendo así vislumbrar un área especifica del pueblo realmente iluminada a pesar de estar tan oscuro, apenas podía escuchar una animada música que, adivinando, provenía de ese lugar- que extraño, Gunter no menciono nada de esto…-encogiéndose de hombros decidió ir a los establos, si realmente había una fiesta en el pueblo no quería ser el único en perdérsela, ya que hasta ahora no había visto un alma dentro del castillo.
- ¡Ao! –Exclamo al abrir las puertas el establo, buscando su caballo- ¿Ao? –Llamo nuevamente, viendo que no había un solo animal en el lugar- ¿Eh? ¿Acaso todo Shin Makoku fue invitado?... ¡Y yo no! ¡No es justo, a mi me gustan las fiestas! –Se quejo mientras pateaba un montículo de paja- Pero… tal vez sea una fiesta para mí… -llevándose una mano al mentón, se concentro en pensar algún motivo para la fiesta.
No era su cumpleaños… y que supiera no pasaba nada importante ese día… tal vez fuera algo del pueblo, pero eso no vio ningún preparativo en el castillo –“Aunque últimamente me la he pasado firmando papeles urgentes y casi no he salido…”-
¡Definitivo! Tenia que ir, como Maou era su responsabilidad mantener estrechas relaciones con su pueblo en lugar de encerrarse todo el día en una oficina firmando papeles.
Pero… ¿Cómo llegar si no había un solo caballo en le castillo?
- Bueno… creo que es hora de poner a prueba el entrenamiento de las mañanas… -con un suspiro de resignación, comenzó su carrera por llegar ala fiesta antes de que se acabe, realmente tardaría en llegar y era mejor apurarse.
-.-36 min. después-.-
Finalmente, Yuuri había arribado el lugar de la fiesta, jadeando, arrastrando los pies por la carrera, por poco arrastrándose para llegar.
- Debo… llegar… debo… ir…fiesta… ah… kuso…por que… construyeron… tan lejos…el… castillo –refunfuño el moreno al apoyarse en un muro, tratando de recobrar algo de energía, levantando la mirada, notó que no había nadie- ¿Eh?... no me digan que ya termino –por poco dos lagrimitas se el caen de los ojos, pero se detuvo, viendo un gran edificio que… jamás había visto en el pueblo.
Curioso, se acerco a el, pudiendo distinguir lo que decía en un cartel, ciertamente había agilizado mas su lectura.
- “El Gran Teatro de Shin Makoku se enorgullece en presentar la representación dramática de la reconocida novela Tras los muros del Castillo del Pacto de Sangre, escrita y dirigida por Doria, humilde sirvienta del castillo y talentosa escritora, esta obra promete ser un deleite para los ojos de sus espectadores” –tan pronto como termino de leerlo en voz alta, una mueca de incredulidad se formo en su rostro, ¿Una obra? ¿Desde hace cuanto que Doria escribió y publico una obra sin que el se enterase? Y más importante, ¿Cuándo construyeron un teatro?
Impulsado por la curiosidad, se aventuro en el enorme edificio, viendo una puerta cerrada, iluminada por un par de velas. La abrió cuidadosamente y tras ella vio un largo pasillo con escasa iluminación, que iba directo a otra puerta, camino por el estrecho pasillo, escuchando voces en alza y aplausos que provenían del otro lado.
- Deben estar en una obra… -lentamente y con cuidado de no hacer ruido, por buena educación para no interrumpir al obra, abrió la puerta, siendo lo primero en enfocar, un enrome escenario bellamente decorado y perfectamente iluminado, las gradas para los espectadores y hasta palcos altos a los lados, realmente parecía un teatro como los de su mundo.
Un nuevo aplauso del publico lo saco de sus pensamiento, al parecer la obra ya había comenzado e iniciaba una nueva escena.
Para fortuna del Maou, había un asiento vacío muy cerca de el, rápidamente lo tomo antes que alguien mas lo hiciera, le gustaba mirar obras de teatro, y le daba curiosidad el titulo “Tras los muros del Castillo del Pacto de Sangre”, tal vez era una obra en su honor.
Este pensamiento se confirmo cuando un actor vestido exactamente como el salio a escena, junto con alguien que parecía ser Conrad, o más bien, interpretándolo. Sonrío animadamente, queriendo ver como se desarrollaba la obra.
La escenografía, era una replica exacta del comedor de castillo, y sentados en las sillas, ya aguardaban 3 personas mas, que pudo distinguir como Gunter, Gwendal y Wolfram.
- Su majestad, este es el comedor real, donde se sirve el desayuno, almuerzo y cena, siempre esta abierto y a su disposición –explico el supuesto Conrad.
- Bien, parece ser un lugar bastante espacioso –
Tan pronto como entraron en escena los 3 que estaban sentados, se pusieron de pie, seguramente mostrando sus respetos al rey.
- Heika, permítame presentarle a los demás, el es Sir Gwendal Von Voltaire, mi hermano mayor… y –a medida que hablaba, Conrad se acercaba a ‘Wolfram’, colocando las manos en sus hombros- mi hermano menor, Wolfram Von Bielefeld-
- ¡No te atrevas a tocarme! –respondió rápidamente el rubio, alejando las manos del castaño- ¡Ya he dejado claro que no quiero que ningún humano me toque! –
Entre el publico, Yuuri no pudo evitar sonreír, reconocía bien esa escena, era su primer día en el castillo, realmente era la historia de su vida.
Poco después un suspiro escapo de sus labios, sabiendo que se aproximaba un hecho que a veces le gustaría volver y cambiar, para no dejarse impulsar por la ira, mas sin embargo, siguió mirando la obra.
- ¡No lo acepto! –exclamo Wolfram, poniéndose de pie, mientras golpeaba la mesa con sus manos- ¡No puedo aceptar que un desconocido nos gobierne! ¡No pueden simplemente fiarse de su cabello y ojos! ¡¿Como saben que el realmente es el Maou?! –
- Wolfram por favor recobra la compostura, esto no tiene que ver con el aspecto físico, sino con su alma, su majestad es el hijo de un mazoku leal al Maou de la tierra –afirmo firmemente Conrad.
- Aun así… -el joven rubio apretó sus puños- ¡No puedo consentirlo! ¡Seguramente su madre es una mujerzuela tosca y vulgar! –
Una mueca de desagrado se formo en el rostro del moreno mientras escuchaba nuevamente esas palabras, ese día, y aun ahora, le molestaba que insultaran a su madre, justamente por eso abofeteo a Wolfram en aquel instante, de la misma forma en que se sucedía en la obra que estaba viendo, una bofetada en la mejilla izquierda.
En ese momento una idea cruzo su mente… ¿Significaría lo mismo aun siendo una simple obra? –“Si fuera así cobraría el doble por quedar comprometido con alguien cada vez que actúo”- pensó para si el moreno, viendo ahora como el actor rubio arrojaba los cubiertos al suelo.
Ahora que lo veía, realmente en Shin Makoku había costumbres extrañas.
La obra siguió su curso, su propio entrenamiento, el duelo, hasta efectos especiales con la primera vez que se transformo, realmente se habían esmerado en ello (o simplemente el actor que lo representaba también manipulaba el agua).
A lo que vendría ser un par de días después en la obra, supuestamente en la noche, una nueva escena en los jardines, bajo las estrellas se llevaba a cabo.
- Wolfram… -murmuro el actor de oscuros cabellos, acercándose al rubio que aparentaba contemplar las estrellas.
- Su majestad… no debería de-
- No me digas su majestad –corto secamente- es Yuuri… sabes que quiero que me llames Yuuri… -extendió una mano, la cual poso en el rostro del rubio, levantando su barbilla para que sus miradas chocaran- me gusta…como suena de tus labios…-
-“Espera… yo no recuerdo haber dicho eso”-
- Yuuri… -un leve carmín adorno las mejillas del rubio- no deberías… estar aquí tan tarde-
- Ni tu tampoco… deberías estar en nuestro lecho… me hace falta tu calor… sentirte cerca mío, Wolfram –de un rápido movimiento, tomo la cintura del rubio, acercándolo lo mas posible a si mismo- me haces mucha falta en la cama…-
- Yuuri…-
-“¡Eh! ¡Espera! ¡Yo nunca dije eso!”-
- Wolfram… a pesar de comprometernos por accidente… estoy muy contento, de poder tenerte a mi lado… saberte solamente mío… el ser mas hermoso que haya pisado este mundo… y cualquier otro –al concluir sus palabras, movió la mano que reposaba en la mejilla del rubio hasta su nuca, atrayéndolo con cuidado, dando claros indicios de besarlo.
Por su parte Yuuri estaba boquiabierto, prácticamente con la quijada por el suelo y con los ojos tan abiertos como dos platos, aun mas viendo al rubio actor cerrar sus ojos, esperando los labios del pelinegro.
- ¡¡ESPERA!! –exclamo el moreno en medio de todo el teatro, levantándose de su asiento- ¡¿ESTO ES UNA BROMA VERDAD?! ¡YO JAMAS BESE A WOLFRAM NI TUBE LA INTENCION DE! –Grito ya desesperado, sosteniéndose los cabellos, como si le fuera a dar un ataque nervioso- ¡¡ESTA OBRA DEBE SER UNA BROMA!! –
- ¡Quien se atreve a interrumpir! –una voz grave y autoritaria saco a Yuuri de su trauma, ahí, arriba, sobre uno de los palcos se encontraba… el mismo.
O mas bien, una versión mas madura y segura de el, a vista de cualquiera, la viva imagen del Maou, pero para Yuuri, a lo que le gustaría llegar de mayor.
- Y-yo… -tartamudeo un poco, realmente era un enclenque como decía Wolfram, asustándose de si mismo, pero era lógico, no todos los días ves una obra alterada de tu vida y te encuentras contigo mismo viéndote como tu otra mitad.
- ¡Esta obra se realizo como un regalo de aniversario para mi esposo! ¡Como osas interrumpirla de esta forma! –exclamo bastante molesto el Yuuri adulto, mirando a su versión mas joven desde el palco en que se encontraba.
- ¿Esposo…? –inspeccionando un poco mas, notó quien estaba a su lado, aun sentado sobre una silla, se encontraba Wolfram, o una forma mas madura de el aunque no perdía su encanto de siempre, su cabello dorado ligeramente mas largo, enmarcando su perfecto rostro de delicada piel nívea, y sus hermosos ojos verdes mirándolo con curiosidad.
- Primero que nada ¿Quien eres tú? –Pregunto en voz alta, mirando al joven moreno- ¿Por qué tienes el cabello y los ojos negros? –
- Etto… -trago duro, tratando de auto encararse, pero fallando patéticamente en su intento de control, y peor aun escuchando el bullicio de la gente que ya comenzaba a comentar sobre su presencia.
- ¿¡Acaso te estas burlando de mi!? ¡CONTESTA! –grito nuevamente, ya notándose que su paciencia se agotaba ante el temeroso Yuuri.
- ¡N-no c-claro que no! –se escuso inmediatamente- s-solo es… emm… ¡Tu eres el imitador!… -ni el mismo creyó que haya dicho algo tan estúpido.
- ¿¡QUE!? ¡NO ACEPTARE ESE TIPO DE INSULTOS DE UN FARSANTE! ¡GUARDIAS ARRESTENLO!-
- ¿¡EEEH!? ¡No espera! ¡Hay una explicación lógica para todo esto no tenemos que llegar a la violencia! ¡Somos personas civilizadas y…! ¡Oye no! ¡Que hacen! ¡Suéltenme! –intentaba defenderse el moreno de forma inútil y algo patética para un rey, literalmente pataleando y moviendo los brazos de un lado a otro mientras los guardias los sostenían para inmovilizarlo completamente- ¡Mamaaaaaaaa!-
- ¡Heika! –una voz femenina callo sus gritos, en el escenario, junto a los actores estaba justamente Doria, mirándolo con confusión y también enfado- ¡Que hace usted en mi sueño! –
- ¿Eh? ¿Doria me reconoces? –pregunto ya demasiado confundido con lo que ocurría ahí, ignorando el hecho de que todos guardaban silencio al aparecer la joven pelirroja.
- Claro que se quien es Heika, pero no me ha contestado que esta haciendo aquí –al mismo tiempo bajaba del escenario, dirigiéndose hacia Yuuri- Ya pueden dejarlo ir-
Tan pronto como dio la orden, todos los soldados soltaron al moreno, haciéndolo caer al suelo de paso, puesto que se retorcía tanto que tuvieron que levantarlo para que deje de luchar.
- ¡Itai! –exclamo el Maou, robándose nuevamente la parte afectada, levantándose del suelo cuando Doria le ofreció su mano- pero Doria… si este es tu sueño… -murmuro al tiempo que levantaba la vista hacia su yo mas adulto y Wolfram más adulto que aun los miraban, pero en total calma- ¿Tu controlas lo que pasa aquí no? –
- Claro, después de todo es mi sueño Heika –contesto simplemente, como si fuera cosa obvia, aunque realmente lo era.
- Oh ya veo… ¡Hey! ¿¡Entonces por que estoy casado con Wolfram!? Y… y… y ¿¡Que es toda esta obra!? ¡Yo nunca bese a Wolfram y tú lo sabes bien! ¿¿Realmente tienes una novela escrita así?? –
- Eh, su majestad, creo que no debería meterse en sueños ajenos –
- ¿Y por que no?... ¡Oye no evadas el tema! –Reacciono, pareciendo demasiado nervioso para su propia salud- ¡Doria por que Wolfram y yo tenemos ese tipo de relación aquí! –
- Oh que tarde es, y la obra debe continuar, si me disculpa Majestad debo ir al escenario de nuevo –se escuso rápidamente, dándose la vuelta y caminando a paso rápido al escenario.
- ¡Hoe, Doria! –Estaba dispuesto a seguirla cuando los soldados nuevamente lo detuvieron de manos- ¿¡Eh!? ¡Suéltenme yo soy Yuuri! ¡Soy el Maou! ¡Hey no me toquen ahí! ¡Noooo por favor suéltenme! –prácticamente lloriqueaba el todo poderoso Maou de Shin Makoku.
- No se preocupe Heika, solo lo acompañaran a la salida –tras estas ultimas palabras, la joven sirvienta le dedico una sonrisa al moreno, despidiéndose con la mano mientras este era arrastrado fuera del edificio.
- ¡Oigan yo soy perfectamente capaz de salir por mi propia cuenta! ¡Escuchen! –insistió pero los soldados parecían ignorarlo, resignado soltó un suspiro y volteo ligeramente al ver que estaban cerca de la salida- por favor no me arrojen como hacen en las películas –fue lo único que pidió de forma lastimera, mas su desesperación volvió cuando uno de los soldados abrió al puerta, y al otro lado había una especie de vortice verdoso, que parecía salido de una película de ciencia ficción.
- ¿¡Que!? ¡No! ¡Esperen! ¡Me quedare calladito viendo la obra! ¡Si quieren participo! ¡Puedo hasta besar a Wolfram! ¡No me tiren ahí! ¡Por favor! ¡Soy muy joven para morir! ¡Aun no bese a una chica! ¡Esperen! –De nuevo trato de patalear para zafarse, solo logrando que sostuvieran sus piernas también, balanceándolo un poco en el aire, con intenciones de arrojarlo al vortice- ¡¡Nooooooo!! –Grito cuando finalmente fue lanzado dentro, mientras las puertas eran cerradas- ¡¡Waaaaaa!! –nuevamente se vio atrapado en un remolino, sin saber a donde lo llevaría esta vez.
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Otra vez en la realidad, el remolino que era el sueño de doria, comenzó a girar de forma rápida y casi violenta, emitiendo un destello y expulsando al Maou del sueño tan bruscamente como entro.
- Auch… esta no es mi noche… -murmuro para si, levantándose del suelo, mientras se frotaba su trasero, realmente no era una buena noche para aterrizar sobre el- eso fue extraño… -murmuro cuando volvió a ver a la joven que permanecía aun en su sueño- y agotador… no se para que me meto en los sueños si al final me terminan echando –un suspiro escapo de sus labios, mientras se alejaba de la sirvienta dormida, incluso olvidando el hambre que lo había conducido hacia ella en primer lugar.
- Voy a irme a la cama, tal vez mañana deje de ser un fantasma –con esa idea en mente se dedico a caminar por los pasillos, sin demasiados ánimos para ir a su habitación.
De nuevo un sonido llamo su atención, este provenía de una habitación, particularmente, una habitación que Yuuri conocía bien.
Más que algún sonido brusco, era una leve risita, impulsado por la curiosidad, se dirigió a la puerta de roble de dicha habitación, abriéndola lo suficiente para echar un vistazo dentro.
Allí, riendo en sueños estaba su pequeña hija Greta, parecía tener un momento muy alegre en su inconsciente, y sobre ella, el mismo remolino que vio en Doria.
Sabía que debía irse pero, la curiosidad de un padre a veces es mayor que su sentido común.
TBC