Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Si tan sólo... por mihll

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola

 

Lamento la tardanza en subirla pero no pude terminarla sino hasta ahora

 

 Segunda parte y final

 

 

   La incomodidad en los días posteriores ere inevitable. Se sumía en un ligero mutismo cuando tenía la presencia de la mujer. Frente a Hanamichi era un mutismo absoluto. No se había decidido aún a hablarle y él hacía todo lo posible por encontrar su perdón; seguía trayéndole a casa las materias y traspasándolas a sus cuadernos, le contaba sobre eventos de importancia, no le pedía perdón en palabras, lo hacía a través de las miradas de aquellos ojos que suplicaban como si la absolución fuera lo que más ansiara en la vida

 

Así llegó el día sábado, fecha en que Shohoku se enfrentaba a Ryonan. Ya podía levantarse y caminar sin sentir molestias, los moretones en su cuerpo se había perdido casi del todo y los rasguños  habían  cicatrizado por completo. Su resignación de no poder jugar también había llegado

 

A la hora en que en otro lado de la ciudad se llevaba a cabo la disputa en la duela, él permaneció recostado en su cama oyendo música, más que imaginar que estarían haciendo sus compañeros, se puso a pensar en otra situación. Sopesando el hecho de que ya estaba bien, muy pronto no habría razón para que Natsumi viniera a su casa. Era angustioso pensar que en tan poco tiempo se había encariñado mucho con ella, hasta llegaba a ser doloroso. Por primera vez en su vida cumplía las expectativas de tener una madre que se preocupara por todo; tenía todas las atenciones de una, lo que nunca había tenido en su patética vida de soledad, pero era una madre que no era suya y esa realidad le hacía beber de un trago amargo. Se sentía estúpido

 

Kaede sonrió con ironía cuando sacó la cuenta de las circunstancias, quería tanto a Natsumi como a Hanamichi, pero a ninguno podía tenerlo. Se sentó en la cama al tiempo que su walkman se estrellaba contra la pared. Le recriminó a Dios por no darle una familia verdadera, por dejarlo vivir sin que nunca hubiese recibido un abrazo de afecto, de ser así, él pensaba que sería muy distinto...hasta sonreiría

 

-si tan sólo...-se dijo y siguió sonriendo como antes

 

Seguir pensando era demasiado absurdo, ése "si tan sólo" no tenía sentido, ¿de qué servía maldecir contra su suerte hasta el momento?...de nada, más importante era pensar en el presente y en el futuro, lo que tenía y se había forjado a sí mismo y usarlo para proyectarse más adelante...lo que no tenía y que deseaba podría conseguirlo, bastaba solamente un cambio de actitud y la forma de ver las cosas. Entonces se dio cuenta que no perdonar a Hanamichi por lo que le dijo tampoco tenía sentido. Esa misma tarde cuando él llegara hasta su casa, volvería a hablarle

 

Cuando Natsumi llegó para avisarle que el almuerzo estaba listo, le advirtió diferente y le satisfacía. Pero viendo el aparato de música destruido no pudo evitar preguntarse qué había sucedido antes, más no dijo nada al respecto

 

-se me olvidó decirte que ayer vino el profesor Anzai-comentó Natsumi

 

-¿en qué momento?-Se apresuró a preguntar intrigado porque no supo de su visita

 

-a la hora en que dormías. Intenté despertarte pero no lo hiciste-sonrió-cuando quise insistir el profesor me dijo que por lo general cuando te forzaban despertabas de muy mal humor. Como él estaba un poco apurado, no pudo esperar a que abrieras los ojos.

 

-oh, ¿dijo para qué venía?-

 

-una simple visita de cortesía. Dijo que vendría en otra ocasión-explicó la mujer-ahora vamos al comedor

 

Kaede se puso en pie sin dificultad, ya no sentía las molestias de días atrás. Le agradaba saber que estaría bien en poco tiempo. Con un poco de suerte, podría jugar en los partidos de las nacionales, sólo si Shohoku lograba clasificar, de lo contrario, tenía que esperar hasta el próximo año.

 

Natsumi ya se disponía a salir por la puerta, sin embargo, se detuvo y le dijo:

 

-esta tarde debo viajar a Tokio por asuntos familiares, volveré hasta el lunes y te aconsejo que no hagas sobresfuerzos...aunque tal vez no deba decírtelo siquiera-sonrió- no eres como el inquieto de mi hijo

 

-lo ha de decir porque cuando estaba en rehabilitación y por intentar jugar se terminó resintiendo y su periodo de alejamiento del básquetbol se alargó-

 

-exacto-señaló Natsumi-por lo que veo te sientes mejor, no por ello vayas a hacer cosas de las cuales después te arrepientas, aunque no sea tu madre voy a regañarte como si lo fuera-concluyó sonriente

 

-está bien-

 

-así me gusta, debiera estar pensando seriamente en adoptarte-

 

Kaede sonrió y dijo:

 

-no sería mala idea-

 

-claro que no...ahora vamos a almorzar-

 

 

#

 

 

 

 

El ruido de un choche estacionándose fuera de su casa a las diez de la noche, le decía que Akira había llegado. Todo su hogar se encontraba a oscuras a excepción de la sala, lugar donde se encontraba hundido en el sillón. Hacía un poco menos de media hora que su madre se hubo marchado rumbo a Tokio. Él no se sentía bien, lo asediaba un sentimiento de culpa provocado por haber perdido el partido

 

Con desgano y suspirando fue a abrir. Akira se encontraba frente al umbral, y aunque sonreía, al ver la cara con que le recibía, deshizo el gesto

 

-pasa-dijo Hanamichi para después regresar a la sala y hundirse nuevamente en su asiento

 

Akira cerró la puerta tras de sí y siguió los pasos del pelirrojo

 

-¿estás molesto por el partido?-preguntó dudoso

 

-sí y no-respondió

 

-¿cómo es eso?-emitió sentándose frente a Hanamichi

 

-cosas mías-

 

-habla claro Hanamichi-exigió

 

-hoy jugué pésimo y sólo permití que se llevaran una fácil victoria, todo hubiera sido diferente si...-

 

-si Rukawa hubiese estado, ¿no es así?-le interrumpió esperando un asentimiento posterior en cambio el pelirrojo soltó un bufido y fijó la vista en cualquier parte-ya deja de torturarte diciendo que tienes la culpa. Hoy jugaste bien y Shohoku no depende de Rukawa. Siempre dijiste que contigo era suficiente, la cuestión es por qué ahora parece que dejaste de creer ése cuento-finalizó cuestionando

 

-precisamente porque es un cuento-replicó- de una vez tengo que ponerme en el lugar que me corresponde, soy un novato...-

 

-al final de todo Rukawa te convenció-señaló siendo un poco duro

 

-al diablo, no me convenció de nada, sólo veo la realidad

 

-claro que no-fue a sentarse al lado del otro-eres un buen jugador, convéncete.

 

-tú no tienes idea como me siento-dijo mirándolo-sé que el zorro no me va a perdonar, se esforzaba tanto porque nosotros llegáramos a las nacionales y yo la jodí....-

 

 -es un castigo, pero que más podrías pedir de tu enemigo...de alguien como Rukawa-

 

Hanamichi se puso en pie como si fuera impulsado por un resorte

 

-¿sabes cuál fue mi error?-preguntó para luego responder él mismo-juzgarlo como lo haces sin tener idea de por qué es como es-

 

-te has pasado demasiado tiempo a su lado y ahora crees conocerlo.

 

-no lo conozco pero quiero darme la oportunidad de hacerlo. Ya es tiempo de dejar las rivalidades...y será mejor que te vayas porque no tengo humor para seguir hablando-

 

Akira se puso en pie

 

-no nos hemos visto desde que él se accidentó. Te las has pasado cada día en su casa tratando de remendar un tonto error, si él no te perdona allá su resentimiento, tú confórmate con intentarlo pero ya no más...no dejes que nos afecte a nosotros-expresó con molestia

 

-no hay un nosotros, Akira-corrigió con cansancio- y mejor vete o todo la consideración que tengo contigo se irá por la borda

 

-¿consideración?-repitió molesto

 

-Akira, me duele la cabeza, vete-quiso ir hacia la puerta pero Sendoh de un fuerte agarre de su brazo le hizo volverse

 

-no me iré Hanamichi. Tú me dijiste que me darías la oportunidad, ¿por qué tiene que cambiar todo dado el problema que te armaste con Rukawa?-exigía una respuesta con expectación

 

-cuando me sienta bien hablamos, ¿sí?

 

-¿y cuándo será eso? ¿Cuándo los cerdos vuelen?

 

Hanamichi se soltó del agarre de Akira

 

-pues si sigues con este tipo de trato tal vez sea así-le dijo con molestia-te pedí que no me acosarás ni forzaras, ahora estás haciendo precisamente lo contrario.

 

-está bien. Me voy y quédate tú con tu culpa. Espero que un día se te pase la estupidez y no la arrastres en lo que te queda de vida-

 

Akira se marchó muy molesto. Hanamichi también estaba muy enojado y para su infortunio, el teléfono sonó:

 

-¿¡qué!?-gritoneó a quien estaba tras la línea

 

Kaede era la persona que había llamado. Dudó en seguir hablando

 

-¡habla de una maldita vez que no tengo humor para nadie!-

 

-está bien torpe, no era nada, adiós-

 

-espera zorro...-dijo pero el otro ya había cortado.

 

En su casa, Kaede arrojó su teléfono móvil sobre la mesita de luz. Sólo quería saber cómo les había ido en el partido. No le quedaba más a que alguien distinto del equipo le informara. Apagando la lámpara, optó por intentar conciliar el sueño, más cuando lo conseguía, quien sabe cuánto tiempo después, alguien comenzó a tocar en su puerta con insistencia, ése alguien era un descriteriado, ¡a quién se le ocurría molestar a esas horas!. Si fuera Hanamichi tendría la llave que le cedió. Se dio media vuelta en la cama y se cubrió los oídos con las almohadas, sin embargo, los golpes se oyeron más audibles, como si ésa persona que tocaba fuera a echar abajo la puerta.

 

De muy malhumor y sin dignarse a encender las luces se dirigió hasta la puerta, pero al llegar al recibidor, la grada le dio una mala pasada y resbaló cayendo pesadamente de espaldas. Inútil hubo sido su intento de sostenerse de algo, lo había hecho en el perchero metálico de pie a un lado de ése corto pasillo, éste provocó un ruido al caer.

 

Kaede se quejó llevándose la mano al costado, al tiempo que un ruido estridente de la puerta abriéndose a la fuerza de una patada retumbó en sus oídos. La luz que entró desde el pasillo proyectó la sombra del pelirrojo que presuroso llegó hasta él

 

-no me toques-dijo Kaede al advertir la mano del pelirrojo yendo hacia él, y aunque dificultosamente, se puso en pie sin su ayuda y buscó apoyar su hombro en una pared siempre tomándose el costado resentido con la mano

 

-no me has perdonado- murmuró Hanamichi muy desanimado, sólo quería ayudarle, había tirado la puerta porque oyó esos ruidos y se preocupó, aun así parecía que Kaede estaba tan resentido que ni siquiera permitía que le tendiera una mano

 

Kaede miró al pelirrojo

 

-me duele...es por eso que no quiero que me toques-explicó.

 

Hanamichi, sin embargo, siguió sintiendo esa sensación de rechazo. Miró la puerta destrozada y luego nuevamente a Kaede.

 

-yo vine porque me preocupó que llamaras, pensé que necesitabas algo...pero parece que la jodí más... te caíste por venir a abrirme-

 

-estoy bien, ya puedes irte. No necesito nada-

 

Hanamichi dio un paso hacia Kaede-es lo que tú dices, no lo que yo veo en tu cara-replicó

 

-si es así, no es tú problema, sólo vete a tu casa-

 

-no me has perdonado-

 

-ya lo hice pero no tengo por qué gritártelo-le dijo Kaede sonando frío-  y no me vengas ahora con esto de tenerme lástima por cada hecho que me pase, no va con ése que afirmó que nunca sería más que un zorro idiota-

 

-lo dije pero lo olvidé, quiero que intentemos ser amigos, llevarnos mejor por el bien del equipo y de nosotros mismos-

 

Kaede sonrió con ironía y miró a Hanamichi de la misma forma, diciendo:

 

-tenía que ocurrir el accidente para que el milagro se diera...pero está bien, no más guerras entre tú y yo, pero amigos no seremos nunca, no quiero tu amistad

 

-¿por qué no?-Hanamichi preguntó al no entender la negativa

 

-porque una amistad verdadera no nace de la culpa-

 

El pelirrojo bajó la mirada. Era cierto, la culpa le hizo pensar en eso, pero no era tan así como lo sentía

 

-quiero intentarlo, zorro-murmuró en voz baja

 

-mira torpe, dejemos esto hasta aquí, sólo quiero irme...

 

Kaede había sonado frío, mucho. Él quería terminar esta conversación, sólo que el pelirrojo no. Su impulso actuó por él y en menos de lo que Kaede pudiera pensar, ya lo tenía con toda la espalda contra la pared. Sus manos se encontraban en sus hombros, y su mirada suplicante fija en la suya, movía apenas los labios tratando de sacar alguna palabra pero no emitía ningún sonido

 

Kaede tenía al fascinante rostro de Hanamichi muy cerca, su aspecto serio que le encantaba y no pudo resistir mucho tiempo y acortó la distancia para sorprenderlo con un beso suave que rompió a los pocos segundos

 

-este es el otro motivo para no aceptar tu amistad...porque te quiero torpe-le dijo entonces

 

Hanamichi parpadeó confuso, quedó helado ante la sorpresiva declaración y no movió un músculo ni emitió palabra alguna cuando Kaede se marchó a su cuarto no antes de decirle que ajustara la puerta en su salida. Más tarde reaccionaría, para mirar un par de segundos en la dirección en que se fue el moreno y después irse hecho todo un lío

 

##

 

Tras dormirse profundamente ya muy avanzado en el amanecer del día domingo,  Kaede no fue consiente en qué momento de la mañana Hanamichi reparó su puerta. Se despertó a la tres de la tarde y aparte de hallarse con ese detalle, se encontró con una nota pegada al refrigerador que decía que su almuerzo estaba dentro.

 

Si en algún momento pensó en la remota posibilidad de que el pelirrojo volvería ése día se equivocó, no fue sino hasta el día siguiente que le vio en la preparatoria.

 

Aquel día lunes Kaede sintió todo muy extraño, le daba la sensación de que el ambiente era nuevo. Él nunca antes se había detenido a observar los rostros a su paso de la gente que sabía que existía pero que jamás veía, ése día los vio por primera vez los rostros de sus compañeros de escuela, se percató de sus aspectos y expresiones; pudo ver a esas chicas que suspiraban con su tan sola presencia y sonreían, lo hacían a pesar de todo, aún cuando en el fondo pudieran guardar dentro de sus corazones alguna tristeza.

 

Kaede pudo entender que tenían una razón para sonreír, y él también la tenía, siendo precisamente lo que hacía dos días pudo lograr: "robar un beso a Hanamichi". Se dijo entonces que nada importaba, robó el beso y ya, que el pelirrojo pensara lo que quisiera, él ya lo había dicho todo.

 

##

 

Pasaron dos semanas desde el retorno de Kaede a clases. Hanamichi había pensado mucho y cuanto más seguía pensado, más se alborotaba.  En todo ese tiempo su madre lo había invitado a casa del moreno pidiéndole que insistiera en su deseo de lograr mejorar su relación, más no podía ni quería. En el instituto lo esquivaba y agradecía en cierto modo que él no asistiera a los entrenamientos, pero siempre estaba consiente que de una u otra  forma Kaede le observaba

 

Si bien Akira seguía rondándolo, no le daba más oportunidad, incluso estaba cayendo en cuenta que ése limitado interés que sostenía hacia él había decaído bastante. Su confusión en tanto, iba en aumento. Hanamichi sentía que la declaración de Kaede lo afectó más de lo que hubiera imaginado y como todo mono curioso quería buscar una explicación del por qué, si hasta antes del accidente no lo toleraba y ahora no podía dejar de pensar en él, en la forma en que le dijo que le quería demostrando  en su rostro sinceridad pero también resignación

 

Hanamichi andaba insoportable incluso con sus amigos, pero sabía que tenía que aclararse y de una vez por todas.

 

Al salir al último receso de las clases de este día, un viernes, buscó al zorrito por todos lados dejando para el último el lugar más obvio donde podía hallarlo: la terraza. Lo encontró apoyado en el barandal observando el patio atestado de estudiantes que disfrutaban el recreo charlando entre sí. Se acercó despacio a sus espaldas y se detuvo a pensar que le diría, no tenía la más mínima idea y eso hizo que se rascara la cabeza reprochándose no tener la claridad necesaria antes de enfrentarlo

 

Kaede se volvió entonces, sabía que era Hanamichi, conocía su aroma que la suave brisa arrastró hasta su olfato. Lo miró expectante por unos segundos y se divirtió viendo como trataba de esbozar alguna palabra pero nada salía de su boca

 

-no sé que te ha traído hasta aquí pero lo que sea dilo de una vez-no quiso sonar frío, pero Hanamichi tuvo esa sensación. Tragó saliva y se decidió a hablar

 

-quiero hablar contigo sobre lo que me dijiste la otra vez-

 

-ah, era eso-murmuró Kaede volviéndose a su antigua postura-no tienes que decir nada, me queda claro tu rechazo

 

-¿así de simple?-

 

-¿pensabas acaso que me iba a destrozar el alma rogando porque me quieras?, es simple, me quieres o no me quieres, y yo ya tengo una respuesta

 

Hanamichi impulsivamente lo obligó al moreno  a volverse

 

-no te he dado ninguna respuesta-soltó su brazo que agarraba con brusquedad al darse  cuenta que Kaede miraba  su mano-...no te di respuesta-repitió con más suavidad en su voz

 

-no puedo obligarte a quererme y es mejor no hacerme ilusiones o será peor para mí-Kaede emitió con sinceridad

 

-pero yo...-Hanamichi no sabía que hacer y sin ser consiente llevó su mano al rostro de Kaede quien la tomó con la suya y la apartó

 

- no quiero juegos, te lo dije-

 

-yo...no sé que me pasa...quiero averiguarlo-aunque sabía que Kaede podría esquivarlo acercó su boca hasta la de él hasta dejarla a un par de centímetros, allí dudó pero el moreno no se apartó y buscó el beso, de la misma forma como él antes se lo diera. Cuando se separó siguió con su muy cerca  del otro-...mi mamá cree en ti, dice que eres buena persona...ella te quiere y yo... puedo llegar a quererte mucho-

 

-no quiero promesas que tal vez no vas a cumplir-susurró Kaede-además estás con ése...yo no quiero esto...yo...-Kaede no pudo evitar más la cercanía, tal vez podría resultar herido, pero se arriesgó besándolo

 

Hanamichi poco a poco comenzó a responder, sus manos se hicieron de la cintura del moreno para acercarlo más hacia sí. Le gustaba lo que estaba sintiendo, la boca se Kaede sabía muy bien, pero ese gusto le duraría muy poco ya que al poco rato se dieron cuenta que no estaban solos. A tan sólo unos cuantos metros de distancia Haruko, al lado de Yohei, les miraba horrorizada. Su llanto no se había hecho esperar al verlos.

 

-¡Te odio Sakuragui!-más no dijo la chica, se volvió corriendo hacia la puerta

 

Kaede y Hanamichi no podían más que mirarla marcharse, no se habían separado del todo. Yohei por su parte sólo se limitó a decir a Hanamichi que después hablarían, luego se marchó tras Haruko

 

-era tu ex novia-murmuró Kaede viendo a Hanamichi, éste negó

 

-nunca fue mi novia, siempre te ha querido a ti pero no te diste cuenta-

 

-supongo...que ha de ser como mi caso...tampoco te diste cuenta hasta que te lo dije-

 

Hanamichi al fin se liberó del contacto del moreno, con las manos en lo bolsillos caminó hasta la puerta.

 

-ve a mirar los entrenamientos, te veo allí-dijo antes de cruzar el vano

 

Kaede suspiró llevándose la mano a los labios. Ése beso había sido muy real y profundo, lo mejor de todo es que no había sido robado. Sonrió

 

###

 

 

Con el deseo de cumplir la petición de Hanamichi, Kaede fue al gimnasio. Apenas hubo echado un pie dentro, todas la miradas, antes fijadas en el pelirrojo se dirigieron hacía él. En un principio no supo que estaba pasando más luego fue consiente de todo en el momento en que se dedicó a oír lo que sus porristas le decían a Hanamichi, advirtiéndole sobre tener cuidado con lo que él hacía con su persona

 

Kaede tuvo la seguridad de que la hermana del ex capitán Akagi había abierto la boca. No le importaba mucho que se lo dijera a todo el mundo, sin embargo, Hanamichi se veía asediado. Por esa razón y sin dudar lo apartó de sus porristas y su moreno amigo para luego arrastrarlo fuera del recinto

 

-tengo que entrenar, Ryota me matará si no lo hago.-protestó Hanamichi

 

-dudo que puedas entrenar a gusto...al menos hoy, déjalos-continuó arrastrándolo hasta que el chico por su propia cuenta decidió seguirle el paso. Cuando llegaron a la calle, le dijo.- te veo el lunes-entonces se dispuso a detener el primer taxi que pasara por allí, sólo que en el momento en que alzaba el brazo, rápidamente sintió que era jalado

 

-vamos a mi casa zorrito-le dijo Hanamichi sonriendo-es hora que la conozcas, dale la sorpresa a mi madre

 

-¿sólo por eso?-inquirió

 

Hanamichi negó con la cabeza

 

-quiero conocerte más, quiero comenzar  a tenerte más cerca, también a mi madre que siempre me deja un rato para ir a verte-

 

-¿miedo por que te quite el cariño de tu madre?

 

-no-dijo Hanamichi con seguridad y su agarre de muñeca se transformó en un agarre de mano-vamos zorrito, anímate...mi mamá tal vez te quiera matar cuando sepa...bueno, que quiero tener algo serio contigo, pero tendrá que aceptarlo. No seas cobarde y vamos-

 

Ante la presión que ejerció Hanamichi en su mano al decir lo último. Kaede miró sus dedos entrelazados a los suyos para luego levantar la vista y aceptar.

 

Ninguno lo sabía, pero tenían tres pares de ojos viéndolos; Yohei era uno de ellos que no terminaba de comprender el gusto de su amigo, pero siendo su amigo, tenía que apoyarlo de una u otra forma, él se preocuparía por Haruko y la decepción que se llevó al ver al zorro con otro hombre. Akira era el dueño de otro par de ojos, él simplemente venía a ver a Hanamichi pero se encontró con esta desagradable sorpresa, verlo junto a Rukawa y de la mano. Ahora entendía todo, no había querido aceptarlo pero siempre tuvo la intuición de que si ése odio que se tenían dejaba de existir, se podría transformar en amor, Kaede tenía más camino avanzado que él en la carrera para llegar al corazón de Hanamichi. Le dio rabia, ya encararía a ése mono traicionero, pero no por el momento, no quería extralimitarse rompiéndole los huesos tan pronto a ese noviecito que tenía, aunque sonriendo se dijo así mismo que estaría tirado en el piso antes siquiera de levantarle el puño pues Hana nunca le permitiría dañarlo

 

El tercer par de ojos le observaba dentro de un coche estacionado en la calle de enfrente, la dueña  era Natsumi. Su hijo andaba tan olvidadizo en estos días que hoy precisamente había dejado en casa parte de su ropa de deporte. Al verlo junto a Kaede supo que no las necesitaría, estuvo más segura cuando los vio abordar el Taxi juntos.

 

Cuando Natsumi estuvo de vuelta en casa, halló al par de muchachos besándose en la sala. Estos  se separaron asustados al verla llegar

 

-supongo que al final terminaré adoptándote-saludó con tono divertido a Kaede

 

-em...yo- Kaede intentó balbucear y si el apenas podía hablar Hanamichi estaba mudo

 

-no digas nada...creo que eso lo vi venir hace mucho rato-explicó mirando esta vez a su hijo, luego se retiró en dirección a la cocina

 

Kaede y Hanamichi se miraron

 

-parece que lo acepta-murmuró Hanamichi

 

-claro tonto, tienes la mejor madre del mundo, ¿no te lo he dicho?-tras decir aquello Kaede simplemente volvió a besar a su mono adorado para después decirle un "te amo", sin correspondiente respuesta por el momento, sólo por el momento, ya que tiempo más tarde, si había una de un corazón enamorado que correspondía enteramente a esta declaración de amor

 

Kaede ya nunca más volvió a sentirse solo...

 

FIN

 

Notas finales:

Bien se acabó en un final mmm digamos abierto, a mi al final me pareció raro, no sé ustedes.

Bueno al menos espero que hayan entendido.

Chau

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).