Otra hoja caía en forma de bola arrugada al papelero, las ideas no querían entrar en la cabeza del apuesto jovencito coreano que pronunciaba un inglés perfecto y tenia una de las voces más sexys de Asia.
Miro la muralla color crema que estaba justo delante suyo, odiaba a los productores que le exigían preparar canciones de un día para otro, ese tipo de gente no entendía nada de aquello llamado “inspiración”, lo que en este momento tanto escaseaba en su vida y en su cabeza.
Apoyo los codos contra el escritorio, era consiente de la expectación que causaba en todos la nueva canción que interpretarían los TVXQ, pero realmente le molestaba que nadie se detuviera a pensar que YooChun no tenia siempre una musa que le ayudara a crear todas esas pegajosas y lindas letras que repetían a diario las jovencitas que transitaban por Seúl o por otras tantas ciudades y pueblos del mundo.
Gruño molesto, no sabia que hacer ni sobre que cosa podría crear una canción, la música ya estaba lista y solo necesitaba una palabra o cualquier cosa para que su mente empezara a maquinar algunos versos, pero no sabia qué podría ser. “Las estaciones, lo colores, los animales… parezco un estúpido infante de guardería” rió intentando olvidar un poco el caos que le producía no saber acerca de qué escribir, pero esto superaba sus nervios. La gente podía ir por la vida hablando de que el gran Yoochun escribía cosas realmente lindas y perfectas, pero eso no sería posible si no tuviera una musa…
- Chunnie~ - de pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por una muy muy aguda voz
Levanto la mirada encontrándose con la amplia y sincera sonrisa del delfín, el mismo joven Park sonrió instantáneamente, como motivado por esa tierna y dulce imagen.
- ¿qué haces Chunnie? – preguntó curioso, manteniendo las manos ocultas tras su espalda
- Nada… solo… bueno, nada en realidad, y tú… Su? – dijo observándolo con desconfianza.
- Mmm…. ¿Yo?, bueno yo tampoco hago nada, o sea nada más que estar parado aquí enfrente tuyo hablando y esperando que termines de hacer lo que haces para que me invites un helado de chocolate!... Oops! – finalizó tapándose la boca con brusquedad, haciendo estallar en risa al mayor.
Lo que siguió, fue la melodía más hermosa y angelical que los oídos de Yoochun hubiesen escuchado jamás, una carcajada limpia, suave e inocente, como la de un ser superior y divino. Cerro sus ojos sonriendo dejando que el sonido acariciara su corazón, y de pronto abrió los ojos con fuerza como acordándose de algo importante que hizo callar al joven Delfín.
- what's up? – inquirió JunSu en un muy imperfecto inglés
- Nada, solo que encontré lo que me faltaba - aclaró sonriente el joven Park
El más joven sonrió sin entender, algo confundido, mientras el mayor comenzaba a escribir y escribir concentradísimo en las hojas que no habían sido lanzadas al papelero.