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Amethyst por Marieth

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Notas del fanfic:

Ni Full Metal Alchemist ni sus personajes me pertecenen aunque quiera T^T

Notas del capitulo:

Hola de nuevo ^^ hoy vine a dejarles una historia increiblemente larga (<.< comparando con los otros one shot que he hecho).

Esta historia fue hecha especialmente para dos personas: para Tsunade a la que le debía una historia rosa... ¬¬U aunque no me salio rosa, lo siento hija de mis extrañas. Y para Elyon a la que le gusta mucho la pareja ^o^ con todo cariño corazón!!!!

Aqui narro en primera persona tomando el punto de vista de uno de los personajes, pero como hago cambio de narrador en cierto punto pues lo diferenciarán con el cambio de letra:

PERSONAJE 1

PERSONAJE 2

^^Bueno, no los entretengo más, espero que lo disfruten ><

 

Las noches oscuras son perfectas para conseguir entre las sombras de la noche un poco de inspiración para mi arte, mismo que toma forma en plata, oro y piedras preciosas... mis obras siempre van dedicadas a la belleza singular que se encuentra en la oscuridad de la noche, pero hoy se me dificulta bastante pues hay luna llena, además de que las luces de las casas siempre me desconcentran.

A estas horas de la noche se supone que no debería de haber siquiera una vela encendida, pero desde hace más o menos treinta años se esparció un tonto rumor sobre una criatura que se llevaba a los niños y a las doncellas, de vez en cuando desaparecía algún joven muchacho que apenas estaba convirtiéndose en hombre; las personas desaparecidas eran encontradas al día siguiente muertas, es más lógico pensar que un asesino andaba por la zona, al menos yo no creo esa historia de que un ser venido de las profundidades del infierno era el causante de todas esas muertes. Esos sucesos dejaron de repetirse hacía más o menos doce años pero la gente aún tiene miedo de perder a sus doncellas o a sus niños, por lo que las calles dejan de ser transitadas al dejarse de ver la luz solar.

Terminé mi caminata en el cementerio antiguo que estaba cerca de la vieja casa de los crisantemos, me puse a recorrer las tumbas de una por una, fríos recordatorios de una persona que ha dejado este mundo para siempre. Buscaba algo que me devolviera las ganas de trabajar, algo que despertara mi imaginación para poder convertir un trozo de oro o plata en una obra de arte, darle vida con relieves,  figuras y alguna que otra piedra preciosa engarzada... creo que esta noche me será imposible lograr atraer a mi musa.

Estaba por retirarme cuando vi a lo lejos sentado sobre una tumba a un muchacho, no tendría más de veinte años, su cabello largo y de un color singular ondeaba con la suave brisa nocturna... era sumamente extraño ver a alguien de su edad por estos lugares y precisamente a estas horas de la noche cuando los demás se encuentran resguardados en sus casas mientras se protegen a sí mismos con oraciones que repasan una y otra vez; su ropa parecía fuera de lugar, pues llevaba una camisa de cuello alto y mangas largas ¿no tendrá calor usando eso en pleno verano?

Me acerqué para verlo mejor, el chico no se había percatado de mi presencia y seguía en lo suyo, al parecer admiraba la luna llena, la imagen era simplemente atrayente no solo por la apariencia del muchacho, que era increíblemente estética, sino también por su presencia, esa aura de misticismo que lograba percibir de él... No pude evitarlo y me acerqué más a él, tenía deseos de conversar con esa persona, de escuchar su voz y ver sus ojos que hasta ahora eran cubiertos por un poco de su cabello.

-Buenas noches -Saludé para hacerle saber de mi presencia y que no se asustara luego de verme tan cerca, el muchacho volteó el rostro mirándome... sus ojos son simplemente bellos, son del color de las amatistas que simbolizan la castidad... cruel ironía si te fijas bien en su cuerpo que es una clara invitación al pecado.

-Buenas noches ¿qué hace usted aquí a esta hora, no tiene miedo de ser asesinado? -Me dijo como si hablara de lo bonita que está la luna. -Váyase antes de que pierda la vida por insensato.

-Deberías pensar primero en ti en lugar de hacerlo por los demás, el que corre peligro aquí eres tú, recuerda que las historias dicen que el asesino busca doncellas, niños y muchachitos de apariencia frágil; si no me equivoco tu estas dentro de esa categoría -El muchacho comenzó a reírse, no sé si de mí o de lo que dije.

-No sea iluso y márchese ya, por mi no se angustie que no me pasará nada, no me ha pasado nada en los años que llevo de visitar este lugar de noche.

-¿Entonces vienes todos los días? -Trataba de hacerle conversación y que olvidara el hecho de que me estaba corriendo de ahí, me intrigaba la presencia de tan singular criatura en ese solitario lugar.

-Eso es algo que no le interesa caballero, por última vez de la vuelta y márchese. -Estaba siendo un tanto grosero conmigo, pero no veo el motivo, es comprensible que se sienta a la defensiva pues no me conoce en lo absoluto, pero es por la misma razón que estoy a algunos metros de distancia respetando su espacio.

-No necesitas ser grosero, no haré nada malo, solo quiero conversar un poco contigo -Nunca le había rogado a nadie, ni siquiera a la mujer más hermosa del pueblo ¿por qué lo hacía con él si a penas llevo dos minutos de conocerlo?

-Muy bien, si no se va usted me iré yo y se terminó la discusión -Se levantó de la tumba con lentitud y se sacudió la ropa -Que tenga buena noche.

El muchacho comenzaba a alejarse a paso calmado del lugar en el que se encontraba sentado, no tenía deseos de dejarlo marchar sin al menos saber su nombre, lo alcancé y le corté el paso poniéndome frente a él, parecía sumamente molesto o frustrado no se decir cuál.

-¿Quisiera hacerme el favor de quitarse de enfrente?

-Al menos dime tu nombre, solo haz eso por mí y te dejaré ir. -Al verlo de cerca me fijé en su piel banca, tanto que parecía que no salía a la luz del sol -Mi nombre es Roy Mustang y tu eres...

-Envy, ese es mi nombre ¿puedo irme ahora o aun me va a retener para algo señor Mustang?

Me hice a un lado dejándole el paso libre, no lo pensó dos veces y comenzó a caminar hacia la espesura del bosque que limitaba con el cementerio desapareciendo entre las sombras de los árboles.

Esa noche no pude dormir preguntándome quién era él, se su nombre pero no me dijo su apellido ni se a donde se dirigía anoche, en aquel bosque no había nada... ¿sería algún alma en pena? No puedo evitar sentir curiosidad, esa aura era impresionante, sus movimientos, su apariencia, todo era una aparición impresionante y bella.

En la mañana recorrí todo el pueblo preguntando por el misterioso muchacho del cementerio, nadie había escuchado su nombre ni lo había visto, algunos solo se santiguaban al pensar que Envy era el ser que asesinaba a sangre fría hacía algunos años, pero yo no lo creo así, se ve demasiado joven como para ser un asesino, además no cuadra, en ese entonces el muchacho no había nacido siquiera o eso calculo.

Terminé por rendirme cuando la tarde estaba ya muriendo, fui de nuevo al cementerio a la misma hora para ver lo podía encontrarlo en el mismo lugar, esta noche la luna estaba siendo cubierta por algunas nubes que anunciaban una madrugada fresca, como pensaba, el chico estaba ahí, sentado en la misma tumba, me acerqué silencioso, pero esta vez sí se percató de mi presencia en el lugar, a pesar de que la luna no iluminaba el lugar lograba seguir mis movimientos en la oscuridad, algo sumamente extraño... hasta me hace pensar que verdaderamente no sale a la luz del sol.

-¿De nuevo por aquí? -No pude ver bien la expresión de su rostro por la oscuridad, pero su voz se notaba diferente, un poco más suave o débil.-Verdaderamente quieres morir.

-Tenía curiosidad, deseos de saber de ti -Me acerqué cuidando que no se alejara.

-¿Para qué quiere saber de mi? -Se le notaba interesado, pero aun así parecía que se burlaba de mi.

-Porque me has llamado la atención, tus ojos sobre todo son algo singular, me recuerdan a las amatistas. Quise averiguar sobre ti en el pueblo pero nadie conoce tu nombre ni te ha visto, incluso han pensado que eres el asesino.

-¿Tu no piensas eso? -Por primera vez me estaba tuteando, no me importaba que lo hiciera, en realidad me agradaba.

-No puede ser posible, serías incluso más viejo que yo, pero no aparentas tener más de veinte años -Señale lo obvio, él tan solo soltó una leve risa.

-Aunque no lo creas y me digas loco, hay hombres que son eternamente jóvenes -Se levantó y caminó hacia mí con movimientos felinos y sensuales hasta quedar frente a mí, aproximó su rostro a mí hasta que sus labios quedaron a unos pocos centímetros de los míos -¿Has escuchado algo sobre eso?

-Hablas sobre los vampiros ¿no es así? -No pude evitar perderme en esos ojos violetas, a pesar de que su rostro denotaba juventud, esos ojos mostraban haber vivido más cosas de las imaginadas.

-Así es, esos seres de la oscuridad que alimentan su existencia con sangre ajena -Su mano se posó en mi rostro dejándome sentir la frialdad de su piel -Tienen preferencia por la sangre de los humanos, sobre todo si aún se conservan castos, por eso prefieren atacar a doncellas y niños.

-¿A qué viene todo esto? -Ya comenzaba a hacerme una idea de lo que quería decirme, pero por algún motivo no tenía intenciones de moverme o de alejarme de él.

-Déjame terminar -Pasó sus labios por mi oído, sentía su respiración en aquella zona de mi cuerpo -Algunas veces los vampiros encuentran algún humano que, según ellos, posee sangre deliciosa; es tan extraño que les ocurra eso que cuando se topan con una presa así la conservan lo más que pueden hasta que esta muere o pierde su castidad... me pregunto si tú serás de esos humanos tan difíciles de encontrar.

-¿A mi edad crees que sigo siendo casto? -Para esos momentos ya estaba de nuevo mostrándome sus ojos.

-Evidentemente no, hasta podría ser que estés casado -Pasaba sus dedos por mi rostro como examinándome a fondo.

-Podría ser, pero no lo es -Su mano llegó hasta mi cabello acariciándolo con suavidad, a saber por qué no quitaba su mano de ahí... no, me gustaba sentir sus delgadas manos repasándome con paciencia -¿Por qué a los vampiros les atrae tanto una persona casta?

-La sangre en una persona que mantiene su cuerpo puro es más dulce, al perder esa pureza el sabor se vuelve ligeramente amargo.

-¿Quién eres en realidad? -Esta conversación... ¿qué tanto me estaba diciendo de él?... porque me está hablando de él mismo ¿o no?

-Soy lo que te he dejado ver de momento, tal vez mañana pueda ser otra cosa, lo que fui ya no volverá a ser -Se acercó más a mi acercando sus labios a mi cuello, me quedé inmóvil nuevamente sintiendo su respiración acompasada. Esperaba el momento en el que me diera la mordida mortal, aquella que me dejaría seco y muerto, pero solo obtuve un suave beso -Te dejas llevar demasiado fácil, no soy un vampiro, soy una aparición, algo que ya no existe.

Se apartó de mí sentándose de nuevo en la fría piedra de hace unos momentos, lo veía embelesado, no solo por lo que acababa de pasar, sino por su presencia misma... quisiera lograr una joya que transmita esa aura.

-Te pregunto de nuevo ¿quién eres en realidad? ¿Quiénes son tus padres? ¿Dónde vives? ¿Por qué dices ser una aparición?

-Haces demasiadas preguntas, pero igual estoy aburrido y tú eres interesante, así que responderé a dos de tus preguntas.

-Pero yo hice cuatro preguntas -Necesitaba saberlo, la curiosidad me estaba matando.

-Está bien, te responderé tres, ni una más -Solo asentí dejándolo continuar -Ya te dije quien soy, pero como parece no quedarte claro lo repetiré: soy Envy  un muchacho cualquiera; mis padres son los que están sepultados aquí en esta tumba -Señaló la tumba en la que estaba sentado -Y digo que soy una aparición porque se supone que estoy muerto y enterrado junto a mis padres.

Sin importar lo que dijera o si se molestaba me acerqué a la enorme cruz que se levantaba sobre la tumba familiar, ahí claramente estaba escrito su nombre, se veía algo maltratado el metal con el que estaba hecho, pero aun así se veía perfectamente bajo el de sus padres.

-¿Cómo es que te están dando por muerto?

-Lo siento, pero no responderé más preguntas, nos vemos luego, ya debo volver a casa -Se dirigió nuevamente hacia la espesura del bosque, pero antes de que pudiera alejarse mucho lo detuve del brazo.

-Espera un poco, dime que al menos mañana podré conversar de nuevo contigo, si gustas incluso podría ir a tu casa a verte.

-No es necesario que hagas eso -Se soltó de mi agarre con suavidad -A mí también me causaste curiosidad y tengo deseos de volver a platicar contigo, pero solo pondré una condición.

-La que tú me digas -Estaba seguro de que no mentía, así que no habría problemas con decirle aquello, probablemente después me diga cómo llegar a su hogar.

-Que nunca me sigas a mi casa, si lo haces ten por seguro que no volverás a verme. -Luego de decir eso se retiró, ya era la una, las campanas de la iglesia me lo confirmaban.

Pasaron las semanas como si fueran apacibles horas y yo continuaba yendo al cementerio para encontrarme con Envy, siempre que yo llegaba él ya estaba sentado en el lugar de siempre; conversábamos de cosas simples: yo le conté que era joyero, incluso alguna vez le mostré una pieza de las que dejaba en mi negocio para mostrarla y conseguir encargos; él casi no me contaba nada sobre su vida, más bien lo iba conociendo a como nos íbamos viendo, noche tras noche descubría algo nuevo sobre él. Tardé casi un mes en darme cuenta de que poseía un cuerpo sumamente frágil, esa es la razón por la que siempre está sentado cuando lo encuentro, al parecer el camino a su casa es largo, además de que se fatiga con facilidad... a lo mejor está enfermo, esa podría ser la razón por la que siempre está pálido.

También se le ha escapado decir una vez que vive con alguien más, cuando se lo pregunté solo me dijo que era la persona que lo había cuidado desde la muerte de sus padres, no me dio nombres, pero al parecer no le agrada para nada.

Él es una persona muy interesante y me encanta su compañía, tanto que varias veces le he propuesto que deje su casa y se venga a vivir conmigo, para mí no sería una molestia encargarme de él, al contrario, sería muy feliz de tenerlo siempre a mi lado. Siempre alega no poder abandonar su hogar por causas de fuerza mayor, incluso cierta vez insinuó que estaba dando esos paseos tan cerca del pueblo sin permiso y que eso era peligroso, me imagino que es por su salud, ya que hay ciertos días en los que no se aparece, siempre son dos por semana y cuando regresa se le ve más pálido y desmejorado, al pasar la semana se va recuperando, pero recae cuando llegan esos dos días en los que falta a nuestra cita... ¿será que estar todas esas noches fuera lo empeoran? No quiero ser el responsable de que su cuerpo sucumba ante la muerte y termine por fin junto a sus padres.

Con todo, Envy es una persona increíblemente atractiva, no en el sentido físico solamente, sino que su forma de ser es algo insólito, como si no hubiera sido educado como los demás... es extraño, pero quiero estar cerca de él, que dependa de mi presencia así como yo dependo de la suya. Quisiera que fuera mío...

Una noche, precisamente la última que lo veía antes de su descanso de dos noches le confesé lo que sentía, le dije que lo necesitaba y que si era necesario le prometería a su tutor todo lo que quisiera, pero que al final conseguiría el permiso de aquella persona para poder tener a Envy cerca todos los días y no solo unas cuantas noches, no me importaba la idea de tener que cuidar de su enfermedad si estaba ahí para hacerme compañía.

-Entiende que no puedo dejar mi casa y deja de importunarme con confesiones tan fuera de lugar -No lo dijo muy convencido que digamos, así que no le hice mucho caso y lo abracé, quería tenerlo cerca de mi cuerpo y él no parecía querer impedírmelo.

-Entonces déjame quedarme así por el resto de la noche -Ambos estábamos sentados sobre la tumba de siempre, así abrazados como estábamos pasaron las horas hasta que tuvo que irse a casa.

Pero esta vez no hice caso a la promesa que le había hecho hace tiempo, lo seguí sin que se diera cuenta de que lo hacía, caminé tras él por lo menos por veinte minutos hasta que logré divisar una mansión en medio de un claro, el interior se notaba pobremente iluminado.

Envy entró en aquella vivienda dejándome afuera, me acerqué a una de las ventanas, a penas si se notaba algo en el interior de aquella estancia por la falta de luz, lo que si pude distinguir claramente fue la figura de Envy dirigiéndose a la una de las habitaciones del fondo; rodee la estructura hasta llegar a donde más o menos debería estar él, no me equivoqué, estaba entrando en una especie de estudio, se sentó en uno de los sillones de cuero poniendo gesto de fastidio, gracias al arbusto que estaba cerca de la ventana no era sencillo que pudiera notarme.

-Estoy harto de esto -Alcancé a escuchar, a pesar de los cristales no había mucho ruido en el exterior, por lo que podía escucharlo con claridad.

-¿Harto de qué?-Me fijé de nuevo en la habitación, ahí estaba un hombre de unos cuarenta o cincuenta años, un tanto alto, de lentes y rubio, sus ojos eran como el oro, pero brillaban de una manera extraña, espeluznante... no vi el momento en el que entró por la puerta, ni siquiera escuché sus pasos.

-No te importa, deja de escuchar lo que no debes y metete en tus propios asuntos -Envy se estaba tan altanero como la primera vez que hablé con él ¿quién era ese sujeto rubio? ¿Ese hombre es el tutor de Envy?

-Tan encantador como siempre, pero esa no es la manera de recibir a tu amo -El hombre rubio jaló a Envy de un brazo hasta tenerlo pegado a su pecho, le levantó el mentón y le plantó un fogoso beso, por las reacciones de Envy ya estaba acostumbrado a esa clase de tratos; a pesar de que tenía deseos de entrar y sacar al muchacho de ahí me contuve, no era prudente que me vieran ahí.

El hombre rubio pasó su nariz por el cuello de Envy, mientras que éste alejaba el rostro.

-¿Qué tanto me estas olfateando Hohenheim? Haz lo que tienes que hacer y déjame tranquilo -El peliverde se separó del rubio para verlo de frente.

-Cálmate Envy, no hay prisa -Se dirigió a la puerta con pasos calmados -Espera aquí un momento, debo encargarme primero de una molestia.

El tal Hohenheim salió de la habitación dejando a Envy solo, tal vez ahora pueda aprovechar para hablar con él, preguntarle que fue todo eso, iba a forzar el seguro de la ventana cuando sentí que me tomaban por el cuello, el apretón era demasiado fuerte, pero no lo suficiente como para romperme el cuello.

-Vaya, un intruso -Esa voz era la del hombre rubio, me alarmé,  pero no tanto por mí, sino por Envy, él era el que salía de casa sin permiso. El tipo pasó su nariz por mi cuello de manera rápida -Ya veo.

No comprendí a lo que se refería, sólo supe que estaba siendo llevado hacia el interior de la mansión, me llevó hacia el mismo estudio en el que se encontraba hace unos momentos, al entrar me arrojó contra la pared haciendo que me estrellara con algo de fuerza, era ilógico pues me había lanzado con una sola mano, también estaba el hecho de que me había localizado con extrema facilidad. Cuando levanté un poco mi cuerpo pude ver que Envy estaba asombrado de verme ahí, se puso un poco pálido; a como pude me puse de pie sin dejar de observarlos a ambos.

-Envy ¿podrías decirme quién es este sujeto y qué demonios hace aquí? -Dijo con total calma el rubio mientras rodeaba la cintura del chico con un brazo y con la otra mano le levantaba el mentón -Y no te atrevas a mentirme.

-Será uno de los ladrones que rondan por la zona -Dijo en tono despreocupado y sin verle a los ojos, por algún extraño motivo no me podía mover de mi lugar a pesar de que quería hacerlo, estaba totalmente paralizado.

-Pero Envy, tú debes conocer a este tipo -Pasó su nariz por el cuello de Envy hasta posar su rostro en la mejilla del chico, le dio la vuelta para dejarlo frente a él, acercó el rostro al del chico hasta que los labios de ambos rozaban -Hueles a este humano ¿me has traicionado jovencito?

-Yo no he hecho nada, mucho menos he dejado que me lo hagan -La manera en la que hablaba era firme.

-No puedo creerte, después de todo no creo que acates las órdenes del que te dejó sin padres y que te tiene secuestrado -Sus palabras iban cargadas de cinismo, lo que había dicho me sorprendía demasiado, pero no puedo evitar ver la lógica de todo: había matado a los padres de Envy para poder quedárselo a él, lo vi con enojo, hacer sufrir a alguien de esa manera, arrebatarle no solo la familia sino también la libertad, simplemente despreciable... -¿Despreciable? Muchas gracias, se que lo soy -El tipo me miraba ahora... ¿había escuchado mis pensamientos?-Escuchar sus pensamientos es algo sencillo caballero, una mente tan sencilla no es difícil de descifrar. Por cierto, no es necesario que se vaya de inmediato, si quiere puede mirar lo que estoy a punto de hacer, por mi no hay mayor problema.

No me dejó responderle o preguntarle nada, se sentó en el sillón de cuero jalando a Envy con él y sentándolo en su regazo, quería moverme, matarlo a golpes, pero no podía, algo me lo impedía, pero no sabía que era; solo me quedaba observar en qué terminaba esto.

-Envy, me pregunto si tu cuerpo seguirá tan puro como hace doce años ¿recuerdas lo que hice aquella vez para comprobarlo? -No esperó respuesta, tan solo pasó una de sus manos al cinturón del chico y la otra la metió bajo la camisa ajena paseando su mano grande por el pecho de Envy.

-¡Deja eso, ya te dije que no he hecho nada! -Envy trataba de alejarlo de sí, pero parecía que sus fuerzas lo hubieran abandonado... o que el otro era muchísimo más fuerte que él.

-Hace un momento me mentiste ¿cómo se que ahora mismo no me ocultas algo? -Lucía algo fastidiado de tener que retirar las manos del muchacho, por lo que se las apresó en un agarre un tanto brusco -Compórtate como una mascota obediente y déjame hacer lo que tengo que hacer.

Sin mayor ceremonia Hohenheim descubrió el sexo de Envy provocando que el chico desviara la mirada avergonzado al estar tan expuesto; el hombre comenzó a mover la mano con rapidez sobre el miembro flácido hasta dejarlo erguido, el muchacho intentaba no gemir pero obviamente y dada su falta de experiencia le era difícil en extremo, no pasó mucho tiempo para que Envy sucumbiera ante el placer y llegara al orgasmo. Su respiración estaba agitada, su rostro sonrojado y ligeramente húmedo con gotitas de sudor, sus pantalones estaban manchados con su semen.

Por mi parte estaba indignado, hacer algo tan morboso y por el simple hecho de humillarlo, en todo el tiempo que estuvo pasando aquello quise moverme, quitárselo de encima, pero seguía sin poder hacerlo ¿¡qué demonios me estaba pasando!? ¡Necesitaba hacer algo y simplemente no podía, ni siquiera decir una sola palabra!

-No se esfuerce caballero, usted se moverá y hablará cuando yo lo precise -El rubio se mostraba satisfecho por lo que había hecho y ahora se burlaba en mi cara mientras volvía a vestir a Envy, seguía sin liberar sus manos, por lo que el chico no podía cubrirse él mismo -¿Le gusta mi juguete? Yo sé que si, incluso se sintió furioso por ver que yo lo tocaba y no usted.

Lo odié, lo odie por tener razón, yo estaba deseoso por tocarlo, tenerlo para mí. Envy ya no trataba de zafarse, solamente evitaba mi mirada escondiendo la suya con su cabello.

-Échalo, ya te divertiste, ahora haz que se largue -El chico ni levantaba la vista, podía adivinar que le molestaba la actitud de aquel hombre tan extraño.

-Aún no, hay algo que tiene que comprender -El rubio le soltó las manos a Envy y comenzó a desabrocharle el cuello de la camisa, cuando dejó a la vista el cuello del muchacho me pude dar cuenta del motivo por el cual escondía esa parte de su cuerpo, ahí se podían apreciar varias marcas de mordidas, algunas ya casi desaparecidas, otras tantas atenuadas y al menos dos o tres que se notaban algo más nuevas.

-No te atrevas -Ahora si Envy levantó la cara... estaba nervioso.

-No es nada que no te hubiera hecho antes -Me miró con malicia y sonrió mostrándome sus dientes pero había algo extraño, sus colmillos eran enormes y se notaban filosos -Caballero, preste mucha atención, porque está a punto de ver lo increíble, lo que se creía que no existía: un vampiro verdadero.

Me sorprendí a sobremanera al escuchar aquello, pensé que Envy me había contado aquella historia en el cementerio por tener algo que ver con él, pero no de esta manera. Hohenheim le ladeó la cabeza a Envy dejando a su alcance el lugar donde se supone debe estar la vena, lentamente acercó su boca a la piel del chico y mordió.

-E-espera... -Envy hizo una leve mueca de dolor al sentir los filosos colmillos enterrarse en su cuello, a cada momento su piel iba palideciendo y se notaba que el cuerpo le pesaba cada vez más, llegó el momento en el que su cabeza se ladeó con pesadez y sus manos que momentos antes estaban empuñadas se relajaban, su respiración se hizo más profunda y rápida; a pesar de todo aún no cerraba los ojos, los mantenía abiertos con algo de esfuerzo, seguía consiente.

El rubio se separó por fin, lamió la herida que había hecho con sus colmillos y los orificios cicatrizaron de inmediato dejando solamente las marcas en el blanco cuello de Envy.

-Bien caballero, espero que haya disfrutado el espectáculo, le daría algunas demostraciones más, pero como puede ver tengo que encargarme de mi querida mascota -Se levantó y tomó a Envy en sus brazos, el muchacho me miraba suplicante, no comprendí lo que me quiso decir con esa mirada. Hohenheim estaba ya frente a la puerta cuando me miró por última vez aquella noche -Puede irse y más le vale no volver, tuvo suerte de que estuviera de tan buen humor, ahora largo.

Hohenheim salió de la habitación dejándome ahí, pasados unos segundos pude moverme de nuevo, ni quise preguntarme por qué no había podido hacerlo antes, ahora solo me importaba seguir a aquel tipo y hacer que me entregara a Envy. Al salir del cuarto los pasillos se veían desiertos y completamente oscuros, las luces que antes estuvieron encendidas por los pasillos cercanos a las ventanas tampoco estaban ya prendidas. Opté mejor por retirarme de ahí por el momento, de todas formas no iba a hacer gran cosa de noche.

Salí de la mansión y me dirigí a la parte más vieja del pueblo a conseguir consejo de alguien que tenía mucho tiempo de no visitar, era un viejo amigo de mi padre, el hombre estaba obsesionado por todo lo sobrenatural y estoy seguro de que él podrá serme de ayuda, si no puedo acabar con aquel "hombre" al menos quiero algo con lo que pueda alejarlo de Envy.

Cuando llegue a la casa y toqué me abrieron de inmediato, el viejo me jaló al interior, como siempre su hogar era un verdadero desastre: libros regados por el suelo, platos con ingredientes extraños, un pequeño laboratorio de alquimia y algunos escritos que enseñaban paso a paso como hacer la piedra filosofal.

-¡Roy, muchacho, es un gusto verte! -Me invitó a sentarme en su comedor, era lo menos desordenado de la casa -¿Y a qué debo el gusto de verte a las seis de la mañana en mi humilde hogar?

¿Ya era de día? No me di cuenta de lo lejos que estaba la casa ni de lo mucho que tardé en volver al pueblo... como sea, no es el mejor momento como para estar pensando en eso.

-Necesito pedirle un favor, se que le sonará extraño, pero me urge de verdad. -Me miró interesado, sabe que no lo busco a menos que sea algo que no pueda resolver por mí mismo, cosa que casi nunca ocurre -Gruhmann ¿cómo me deshago de un vampiro?

-Mi querido muchacho, me sorprende de ti que no sepas algo tan sencillo -Dijo con una sonrisa -Pero es de esperarse, a tu padre le disgustaban esa clase de temas. Si lo piensas bien, los vampiros son criaturas que gustan de la oscuridad de la noche, lugares aislados; también es sencillo saber que esos seres huyen del fuego, del calor, se ocultan del sol y de las multitudes.

-Ya veo... muchas gracias, me es de mucha ayuda lo que me ha dicho -Si quiero hacer algo tengo que hacerlo deprisa, él no me teme, pero no creo que después de eso el tipo se quede como si nada, lo más probable es que se vaya y se lleve a Envy con él.

-¿Puedo preguntar para qué necesitabas saber esto muchacho?

-¿Me creería si le digo que me he encontrado con uno? -La verdad ni estoy seguro de lo que vi, pero creo que el hombre merece saberlo.

-¡Ah! Te refieres al que estuvo rondando el pueblo hace doce años -Dijo eso como si nada y sonriendo...

-¿¡Usted estaba enterado de eso!? -Me sorprendía que lo supiera antes que yo, pero eso me resolvería algunas dudas.

-Enterado de todo, de hecho alguna vez lo vi por la calle, pero creo que fui poca cosa para él pues me pasó de largo... esa noche fue la última que hubo muertes por aquí, me pregunto ¿qué fue lo que pasó en la casa Schlange, que fue tan extraordinario como para que dejara de cazar aquí? -Parecía perdido en sus recuerdos, es de comprenderse, pero hay algo que me llama la atención, sospecho lo que me dirá pero mejor escucharlo y asegurarme.

-La casa Schlange es la que está cerca del cementerio ¿cierto? -El anciano solo asintió con la cabeza - ¿Qué pasó con los habitantes de ese lugar?

-Creo que no estás enterado del todo porque tu familia estaba fuera, pero los habitantes de esa casa fueron asesinados de manera brutal, sirvientes, dueños, todos. No creo que quieras que te describa las escenas -Negué con un ademán, eso no me apetecía en lo más mínimo -Todos creyeron que había llegado un asesino más letal y violento, pues antes de eso solo aparecía una persona muerta por semana y sin heridas, pero los de aquella casa... simplemente espantoso; lo que más le indignó a la gente fue que el cuerpo del hijo de los Schlange nunca apareció.

En ese momento me pregunté si él lo habría visto todo, a su familia siendo asesinada de aquella manera tan cruel...

-Muchas gracias por todo -Me despedí del anciano  y salí de la casa.

Fui a mi hogar por las cosas que necesitaría y de nuevo emprendí camino hacia la mansión esperando no fallar, el bosque cubría la luz solar, el follaje dejaba entrar un poco de luz, pero no sé si la suficiente como para detener a ese demonio. Cuando pude dar de nuevo con la mansión me acerqué con cuidado, llevaba conmigo aceite y cerillos además de papel y una daga que mantenía en casa como ornamento, no era del todo decorativa, siempre la mantenía con buen filo.

Entré a la vivienda en silencio y lo más cerca posible a las ventanas, mismas que iba abriendo para dejar entrar la luz del sol, como el lugar estaba erigido en un claro los árboles no estorbaban tanto el paso de la luz. Revisé cada una de las habitaciones del primer piso y nada: no encontraba ni al vampiro ni a Envy. Subí a la planta alta, al entrar en una de las habitaciones encontré a Envy, estaba dormido en una enorme cama y cubierto hasta el cuello con gruesas cobijas, en el buró había una jarra de agua, una botella de vino blanco y dos copas. Me acerqué a él y lo moví suavemente para no despertarlo de manera brusca, necesito el mayor silencio posible.

-Envy... Envy despierta -Abrió los ojos con pesadez, cuando me vio se sorprendió bastante, pero más que nada se notaba asustado.

-¡Vete de aquí antes de que Hohenheim  te mate idiota! -Le cubrí la boca para que no hiciera más escándalo, no había hablado tan fuerte, pero con ese tipo no se sabe lo que podría alertarle.

-Escucha, es de día y no podrá hacerme nada sin que el sol lo extermine. -Le descubrí la boca, necesitaba que me dijera donde lo podía encontrar a estas horas, si es un ser que camina por las noches, entonces durante el día debe dormir. -Quiero que me digas donde se encuentra ahora.

-¿Qué piensas hacer si te lo digo?

-Si logro deshacerme de Hohenheim... ¿te irías conmigo?

-...Primero regresa, luego preocúpate de lo demás -No me estaba rechazando, pero tampoco estaba aceptando... tiene razón en algo, primero volveré, luego... ya veremos -Hohenheim duerme a esta hora del día en un mausoleo que se encuentra en el jardín trasero, la puerta estará cerrada, pero aun así puedes entrar si jalas el adorno plateado que está arriba del marco. Baja las escaleras y en el fondo debería estar su ataúd, no sé que tengas planeado, pero mucha suerte con eso, vas a necesitarla.

-Gracias encanto -Sin importarme si me golpeaba después me incliné hasta llegar a su rostro y besé sus labios, solo fue un toque sin malicia pero pareció sorprenderse bastante -Si todo sale como quiero vendré por ti, duerme un rato mientras.

-Idiota -Dijo desviando la mirada.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

No sé cuánto tiempo he estado dormido, pero al despertar ya la noche estaba cayendo sobre nosotros. Me giré para quedar en una posición más cómoda, así como estaba ya me dolía la espalda, pero me di cuenta de algo importante.

-... ¿Dónde demonios estoy? -La habitación era una mucho más sencilla que la mía, los muebles parecían algo rústicos y las sábanas no eran las de seda que Hohenheim gustaba poner en las camas.

-Al fin despiertas, has estado dormido desde ayer -Roy entraba por la puerta llevando consigo una charola con comida, parecía ser guisado de res acompañado por pan y algunas frutas al lado en un plato, llevaba también algo de vino y un par de copas.

-¿Qué pasó? ¿Y el bastardo? ¿Dónde estamos? -Me sentía en extremo confundido, no sé si él solo se libró de Hohenheim o simplemente me sacó de esa casa y ahora nos ocultábamos.

-Cálmate, te responderé, pero una pregunta  a la vez -Estaba sonriendo, no puedo pensar que las cosas hayan salido mal, pero nunca se sabe con el bastardo. -Estamos en mi casa, el bastardo ya no existe y pasó que te traje porque quiero que te quedes conmigo.

-No entiendo, ¿cómo fue que te deshiciste de él? -Me sorprende demasiado porque siempre pensé que ese tipo era inmortal, de hecho muchas veces intenté atravesarlo, pero la herida siempre desaparecía a los segundos de habérsela provocado, incluso cierta vez dejó que la herida cerrara manteniendo el cuchillo dentro, cada que lo hacía, cada que trataba de hacerle eso se burlaba de mi diciendo que le encantaban mis caricias.

-Lo dejé que se calcinara en su mausoleo, intentó salir de ahí, pero se olvidó de la hora, imagínate el resto -No le creí por completo, sé que no pudo haberse deshecho de él tan fácilmente... pero si Hohenheim ya no estaba, eso quería decir que...

-¿Soy... libre? -Le miré esperando una respuesta, solo vi que afirmó con la cabeza.

Pero ahora... sonreí, no creí que esto pasaría y no sé qué pensar, pero ahora, justo ahora es lo único que tengo claro...

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

El chico me miraba sin poderse creer las cosas aún es ahora cuando debo aprovechar y pedírselo, que se quede conmigo siempre, que ahora que ha recuperado su vida quiero que la viva a mi lado, aunque tiene relativamente poco que lo conozco, aunque no se mucho de él no quiero que se separe de mí, lo quiero, lo quiero para mí, pero no para tenerlo como un objeto, sino para que sea el dueño de mi existencia.

-¿Estas consciente de lo que has hecho cierto? -preguntó mirándome fijamente, asentí con la cabeza y lo dejé continuar. -No, no lo estas. Acabas de matar a un vampiro, según me dijo el bastardo al hacer eso te haces de sus propiedades y de su dinero.

-¿A dónde quieres llegar con eso? A mí no me interesa nada de lo que haya poseído ese tipo, solo quería... -Me interrumpió al jalarme hacia la cama con él, quedé encima suyo, el contacto con su cuerpo, con su calor era adictivo -¿Qué es lo que estás haciendo?

-Si no querías nada de Hohenheim haberlo dejado con vida -Al terminar de decir eso me besó, era un beso lleno de muchas cosas, entre ellas pasión, no la creía ¿estaba jugando conmigo? Al separarnos le miré, me sentía confundido -Lo siento por ti, pero te pertenezco, de ahora en adelante soy tu responsabilidad.

Reí al escucharlo, en sus palabras me acaba de decir que se queda a mi lado, que desea permanecer conmigo, no sé si lo hace por gratitud pero no me importa. Lo besé disfrutando de sus labios dulces, la comida quedó olvidada en un mueble mientras que me entretenía acariciando sus piernas largas y torneadas por encima de la ropa, mis besos se tornaron apasionados y mis manos ya se colaban bajo sus ropas.

Su cuello no lo tocaba, no quería dejarle más marcas que le recordaran lo que había pasado con él, quería que lo olvidara todo y que ahora solo se concentrara en mí, pero repentinamente me detuve, no quería que pensara que lo había librado solo para hacerme de su cuerpo.

-Perdona, puede que no lo desees... yo lo siento -Me iba a levantar de la cama para dejarlo comer, pero no me lo permitió, se aferró a mí y comenzó a quitarme la ropa, lo miré sorprendido -¿Qué haces? Yo creía que tu...

-¿Que no querría? ¿Qué solo lo hago porque estoy agradecido? -Me sonrió con picardía, este muchacho es un poco extraño, pero es lo que me atrae de él -Tengo encima al hombre que me gusta y la libido al máximo ¿de verdad piensas que no deseo que me toques o que me poseas?

Terminé por mandar lo demás al demonio para solo concentrarme en aquel chico, si lo pienso bien no pareciera ser casto por la actitud que toma conmigo, pero al ir quitando su ropa, al ir besando cada centímetro de su piel pálida veía el modo en el que reaccionaba su cuerpo. Los suspiros no se hicieron de esperar cuando comencé a pasar mi lengua por su pecho lentamente dejando que la humedad se fuera con la brisa nocturna que lograba colarse por una rendija en la ventana. Él no se quedaba quieto, a pesar de jurar que nunca ha pertenecido o poseído a nadie sus manos sabían donde tocar para darme placer con un simple roce, me detuve para verlo cuando su ropa desapareció en algún rincón de la habitación, la mía... estaba junto a la suya.

-¿No decías ser casto? -Pregunté divertido mientras enredaba su largo cabello entre mis dedos.

-Casto, no inocente. Son cosas muy distintas -Su manera de comportarse me incitaba a ser brusco con él, pero aun así no me atrevía... mucho.

Tomé la botella de vino y la vacié sobre su cuerpo desnudo haciéndolo estremecerse por el cambio tan brusco de temperaturas, comencé a lamer su piel saboreando el licor suave combinado con su propio sabor.

-¡Aahh! -Por fin me dejó escucharlo gemir, suavemente, pero lo hizo, ese simple sonido me excitó más de lo que ya estaba.

Chupaba su piel dejándole marcas por doquier mientras que él pasaba sus manos por mi cabello y espalda erizándome la piel. Pasé mi mano por su sexo acariciándolo levemente, Envy levantó las caderas queriendo sentir más de lo que le hacía así que decidí complacerlo aumentando la velocidad de mis movimientos, no me detuve hasta que creí que iba a descargar su excitación en mi mano, quería que los dos lo hiciéramos al mismo tiempo por lo que dejé de estimularlo.

-¿¡Por qué te detienes!? -Preguntó un tanto frustrado.

-Porque no es justo que sólo tú lo disfrutes -Abrí sus piernas y me posicioné entre ellas -Va a doler, pero te juro que después me pedirás por más.

No esperé a que me respondiera y solo fui penetrándolo con cuidado, no lo había preparado porque ya no soporté más ver su cuerpo desnudo sin hacerme de él, su expresión de dolor me hacía pensar que era un bestia por no tratarlo mejor, pero una parte de mi me decía que ese rostro sufriendo era bello. Cuando estuve dentro de él por completo me quedé quieto aferrándome a su cuerpo, su respiración estaba más que agitada y sus dedos presionaban en mi piel descargando un poco de su molestia. Después de un momento se relajó un poco más, levantó el rostro para buscar mis labios y besarme, esos contactos con sus labios eran por demás deliciosos, se notaba que aquel bastardo lo había adiestrado bien en esa práctica sin corromper su cuerpo.

-¿Nos quedaremos así toda la noche? -Dijo mientras me miraba con picardía.

-Claro que no -Acerqué mi boca a su oído para lamerlo un poco, adoraba sentir esos pequeños temblores en su cuerpo -Pero no hay razón para apurarse, tenemos toda la vida para hacer esto y más.

Aunque le hubiera dicho aquello no conseguí aguantar más y comencé a moverme, su cuerpo se estremecía ante cada una de mis embestidas, sus gemidos se mezclaban con los míos caldeando el ambiente y dejando una atmósfera inundada de lujuria. Sus caricias encendían mis sentidos y sus besos dulces me embriagaban por completo.

Mis embistes cobraron velocidad y fuerza al mismo tiempo que sus jadeos y suspiros, le tomé de las piernas para poder facilitarme la labor mientras que él me encajaba las uñas en los hombros. Escuché un fuerte gemido salir de su boca justo antes de que se viniera manchando nuestros vientres en tanto que yo lo hice en su interior al sentirlo tensarse.

No dijimos nada y dejamos que el sueño nos venciera, quisiera verlo dormir, pero creo que tengo suficiente tiempo para eso después, por el momento solo quiero sentir la calidez de su cuerpo junto al mío.

Ya era casi medio día cuando desperté, nunca había dormido tanto antes, pero supongo que será porque nunca antes había tenido motivos para quedarme en la cama por mucho tiempo... ahora que lo pienso, Envy no está a mi lado, lo busqué por toda la habitación encontrándolo recargado en la ventana viendo hacia la calle, estaba vestido con sus ropas, me las había traído de la mansión antes de quemarla y al parecer las había encontrado. Me levanté y busqué mi ropa para vestirme, aun estaba desnudo y no creo que sea apropiado darle así los buenos días, al menos me puse el pantalón, la camisa puede quedarse donde está, me acerqué hasta él, no parecía notarme.

-Buenos días.

-Buenas tardes querrás decir -Me respondió sin siquiera voltear a verme.

-¿Qué es lo que te ocurre? ¿Hay algo interesante afuera? -Le abracé por detrás pero él parecía no inmutarse, se le sentía distante.

-Nada, simplemente no recordaba cómo se veían las cosas bajo la luz del sol, ahora que puedo aprovecho para hacerlo.

-¿No salías de día? -No sé de qué me sorprendía si ese chico había estado viviendo con un vampiro.

-Hohenheim no me lo permitía, era como dejar que su preciosa fuente de alimento se echara a perder, sabes de lo que hablo.

-Pero ahora ya no está aquí, puedes hacer de tu vida lo que quieras, salir cuantas veces se te antoje, eso ya depende de ti.

-Eso ya lo veremos, primero déjame acostumbrarme, no todos los días eres libre ¿cierto?

-Cierto.

Nos quedamos viendo hacia afuera, no me importó que estuviera aplazando mi trabajo por un día, de todas formas mi destino me pertenece así como Envy es dueño de sí mismo ahora, ha decidido quedarse a mi lado, sinceramente no se si se quede porque no tiene a donde ir o si es verdad que desea compartir su vida conmigo... de verdad que no me importa mientras me deje ver a diario esas dos gemas que tiene en los ojos, esas amatistas que brillan más hermosas bajo la luz del sol que cuando las veía iluminadas por la luna.

Notas finales:

Eso es todo chicas, de verdad espero que lo hayan disfrutado, dejenme un review y diganme que les pareció >.< así me daré cuenta si debo dejar de escribir por la madrugada XD

Se cuidan!!!


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