Capitulo 1
Se despertó sobresaltado, estaba sudando frío. Tenía la ropa enganchada al cuerpo por culpa del sudor y las mejillas levemente coloreadas por el horrible calor que sentía. Se paso la mano por el pelo castaño intentando quitar la horrible sensación de mareo que se había apoderado de él por el repentino sobresalto. Una vez ya calmado, se levantó de la cama quitándose la camiseta larga que llevaba puesta mientras se dirigía al baño del pequeño piso.
Abrió la ducha mientras se quitaba la ultima prenda que le faltaba y la tiraba sin importarle donde fuera a parar. Se quedó quieto notando como el agua le despejaba lo suficiente como para abrir los ojos color azul y empezar a frotarse con la esponja para quitar cada mísero resto de sudor que quedara por su cuerpo.
Ya acabado de duchar se fue para la habitación desnudo y con la toalla secándose la cabeza mientras se fijaba en los pósteres y banderas de Japón que tenia colgados por toda la casa. Miró hacia la estantería del comedor, viendo todos los mangas yaoi que tenia, acordándose que esta semana salía un nuevo tomo del manga que se estaba haciendo y pensando que seguramente el hombre de la tienda ya se lo guardaría como siempre.
Se puso lo primero que pilló del armario de su cuarto; unos vaqueros de cintura baja y una camiseta negra que le quedaba algo suelta. Cogió la mochila llena de chapas y pegatinas también yaoi, y cerró la puerta de la casa con los tres candados que tenía puesta para que la gente no deseada se largara.
Mientras bajaba las escaleras interminables de ese edificio medio derruido, se puso a pensar en la mierda de vida que llevaba, viviendo en una pocilga de edificio, en un piso más pequeño que los lavabos de la universidad y teniendo que aguantar a los idiotas que se pinchaban y gritaban justo al frente de su ventana, lo único bueno que tenia eran los mangas y animes que conseguía comprarse con el dinero que le mandaban sus padres con tal de que el no se pasara nunca a visitarlos.
De la puerta por la que acababa de pasar, salió una mujer mayor con la cabeza llena de rulos y con los brazos cruzados por encima de su enorme barriga
-¡Tú! Por fin te dejas ver, maldito mocoso. ¿Cuándo me piensas pagar el alquiler?- le gritó dando dos pasos al frente y arrugando su ya de por si arrugada cara.
-¡Cuando encierre a su hijo en un puto psiquiátrico, vieja senil! - le contestó sin esperar una respuesta y saliendo del edificio tan rápido como lo que le permitían sus piernas.
Se paró ya a tres cuadras de allí con la respiración entrecortada y mirando hacia atrás como esperando que le apareciera la vieja de repente persiguiéndolo con su enorme panza saltando a la par con ella.
-Ugh...- arrugó el entrecejo, quitando inmediatamente esa imagen tan horrible de su mente y continuando el camino, pensando que tendría que comenzar a tener mas cuidado con que ese vejestorio no le volviera a ver el pelo al menos en un par de semanas si no quería acabar como el antiguo inquilino, que por lo que sabia había decidido irse a vivir a la otra parte del mundo -Dios, está chiflada... siempre con el mismo cuento... Si le pague la semana pasada....tsk... tiene menos memoria que un pez...- se rascó la nuca mirando aun de vez en cuando hacia atrás.
No porque pensara que la vieja le seguiría, estaba demasiado llena como para andar mas de dos pasos sin caer, pero lo peor sería si a la bruja le daba por mandar a su hijo, ese tipo era el doble de alto que el, y estaba peor que su madre. Era mejor no meterse con gente tan desequilibrada, desde su piso se veía perfectamente lo que hacia él con la gente que no soportaba, no estaba tan loco como para intentar enfrentarlo, no había duda de que saldría perdiendo, y acabaría como todos aquellos que lo intentaron, con una buena temporada en el hospital mas cercano.
De lejos vio la puerta de la universidad. Suspiró fuerte, solo iba con tal de poder tener el curso de diseño grafico, no es que le gustara mucho, pero al menos así tendría algo, y cuando le dieron a elegir de entre todo lo que vio, nada le llamó la atención, así que se quedo con este que era el que mas se acercaba a lo que a él le gustaba.
Cruzó la puerta de entrada viendo que ya de por si llegaba con retraso, pero eso no era ninguna novedad, lo raro seria que hubiese llegado temprano.
En cuento entro supo que ese día se había levantado con el pie izquierdo, a paso rápido se acercaban los tres tipos mas problemáticos y anti-friki que conocía, y eso solo podían significar problemas.
-Pero mira a quien tenemos aquí - dijo uno de los tipos, sacándose el cigarrillo de los labios para poder hablar - A veces pienso que es toda una nenaza, ¿no están de acuerdo?
-Yo si - dijo otro mirándolo con los brazos cruzados. Odiaba que fenómenos como esos existieran en el mundo. Solo eran un desperdicio de espacio, una escoria para la humanidad - Pero no te confundas, un tío tan asqueroso jamás podría ser mujer.
-Y unos inútiles como vosotros, que solo sabéis meteros mierda, no sois ni hombres ni nada, no sois más que basura - les contestó casi gruñendo y con los dientes apretados. No era tan estúpido como para intentar pegarle a alguno, lo menos le pasaban una cabeza cada uno, pero tampoco podía estarse callado, era superior a sus fuerzas.
-¡Oh, ya hablo la princesa! - dijo el tercero, acercándose a él amenazadoramente. Lo peor era que ese mocoso sabía que era friki, que era una sabandija obsesionada con Japón - Se cree la gran mierda solo porque ve todas esas porquerías japonesas - continuó.
-Si, le están comiendo el cerebro - dijo el del cigarrillo - Solo sabe pelear... No merece estar con vida.
-Los que no merecen estar con vida sois vosotros, ¡no creo que a alguien le importara si tres cabrones como vosotros desaparecierais de repente!- les gritó ya perdiendo los papeles. Cada vez le gustaba menos como pintaba esto, la última vez por culpa de estos tres lo tuvieron que internar en el hospital por culpa de roturas y cortes. Se intentó tranquilizar un poco y se giró en dirección contraria ya listo para ponerse a correr, hacia tiempo que no pisaba el hospital y prefería seguir así.
-Oh, no, princesa - dijo el segundo - Tú no te vas a ir - le agarró la mochila, empujándolo contra el suelo.
-Eh, William - dijo el tercero agarrándole el hombro - No podemos golpearlo aquí, en cualquier momento podría aparecer alguien - Miró al chico que se había caído y agarraba su mochila - Mejor lo llevamos a otro lugar.
Dylan se levantó de golpe con cara de terror. Está vez estaba perdido, volverían a tener que ingresarlo y tendría que soportar la humillación de sentir los golpes de esos tres de nuevo. Se alejó de espaldas como queriendo salir corriendo en cualquier momento, pero sin atreverse, sabia que seria peor si les hacia esperar, y no podía estar toda su vida huyendo, y siempre todo le pasaba por gustarle los mangas, no entendía que tipo de fobia podían tenerle. Él nunca se metía con nadie sin motivo, entonces no comprendía por qué simplemente, por gustarle algo diferente a ellos, tenían que tenerle tanta manía.
-¿Se puede saber qué están haciendo? - preguntó una voz a sus espaldas. Los tres tipos se giraron, viendo como se acercaba un tipo alto, con el cabello negro y ojos como el whiskey quemado se venía acercando.
Andrew vio al chico parado frente a los hombres esos. Tenía la mochila llena de chapitas de anime y vestía ropa un tanto punk. No se parecía en nada a los tipos que tenía adelante.
-Nada - dijo el del cigarrillo, indicándole con la cabeza a sus amigos para irse, comenzando a alejarse de allí.
Andrew se encogió de hombros y vio al enano.
-¿Estás bien?
Dylan se lo quedó mirando como asombrado porque los tres chicos le hubiesen hecho caso y porque era la primera vez en la vida que alguien le ayudaba. Nunca se habían preocupado por si necesitaba ayuda, ni siquiera los profesores tenían la más mínima consideración de ayudarlo cuando veían que le estaban dando una paliza, en cambio este chico le acababa de salvar de la que podría haber sido la peor de las torturas. En ese momento en su mente solo paso una frase: ‘'Tiene que ser mío''
-S-si...- bajó la cabeza con las mejillas sonrojadas y una sonrisa estúpida en la cara, pensando que ahora si parecía una princesita enamorada - Yo....gra-gracias....- y encima no paraba de tartamudear, era increíble que con solo conocer a alguien a uno le cambiara la personalidad de golpe.
-De nada - dijo pensando que no sabía por qué le estaba agradeciendo, si no había hecho nada. Siguió caminando y cuando llegó ante él vio de nuevo las chapitas.
-¿Te gusta el anime? - le preguntó sonriendo un poco, tocando una de las que decía "Me gusta el Yaoi ¿y qué?".
-¡Si! - gritó como si le hubieran dado demasiada batería de golpe, y se ruborizó de nuevo avergonzado por la manera en la que se estaba comportando, realmente parecía una chica, saltaba a la primera palabra que el otro chico le decía - Yo...mmm ... esto... - se rascó la nuca como intentando quitarse la vergüenza de encima antes de que el otro se fuera o lo mirara mal - Mi...- respiró profundo como para darse valor - Mi nombre es Dylan... em... ¿Tú co-cómo te llamas?
-Andrew - dijo sonriendo y extendiéndole la mano - A mi también me gusta el anime, Dylan... Aunque no he visto nada Yaoi... - comentó cruzándose de brazos como pensándolo - Y me imagino que estudias aquí, ¿no?
Dylan le miró como hipnotizado y pensando que nunca había conocido a nadie que le gustara el anime, estaba claro que ese chico tenia que ser para él como fuera, era perfecto en todos los sentidos
-De veras te gusta.... - susurró sonriendo - Si, estudio aquí, estudio diseño grafico - sonrió de nuevo, con el las sonrisas les salían solas - ¿Y tu que haces?
-Estudio ingeniería en computación - le dijo sonriendo un poco - Te preguntarás que hago por aquí, la facultad de ingeniería es lejos - comentó sonriendo - Vine a acompañar a una amiga.
El castaño sonrió, mirándolo a los ojos y viendo el color tan extraño que tenia - Tus ojos, son bonitos... - en cuanto dijo eso se sonrojó y bajó la mirada pensando que se le estaba notando demasiado.
-¿Oh, en serio? - preguntó sonriendo - Bueno Dylan, me tengo que ir... Ha sido un placer - le sacudió un poco el cabello y comenzó a alejarse.
-¿Pero volveremos a vernos por aquí? -dijo un poco asustado por si la frase anterior había causado que Andrew no le quisiera ver, o quizás era que no le caía bien, o... Dylan se intentó tranquilizar pensando que se estaba volviendo paranoico, pero no quería que se fuera y que no se volvieran a ver.
-Seguro que si - dijo pensando que tal vez necesitaba a un amigo - Nos vemos - dijo sonriéndole. Ahora a ver a su novia... Tenía la impresión de que el día iba a empeorar un poco...