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GuErRas IV por pionguis

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-¡Scorpius!

-¡Padre!

-¿¡Potter!?

-Se… Señor Malfoy 

Ahí estaban, él, el atónito padre; el hijo (apuesto, inocente y perfecto) y ése maldito Potter (el rufián), en una misma habitación, cabe mencionar que la situación no era la mejor; cualquier movimiento, por mínimo que fuera, podría provocar el acabose, una masacre, ¡una boda!... No, boda no, tampoco había que exagerar 

Draco observaba estupefacto la escena; su hijo, su adorado e ‘inocente’ hijo; estaba en una posición muy poco decorosa, por decir lo menos; mientras que el maldito hijo de *$%& de Potter sostenía en su mano una Importantísima parte de la anatomía de Scorpius.

Todos cruzaron miradas. En un segundo y sin medir consecuencias, se abalanzó contra el moreno. 

-¡No papá!-se adelantó tu hijo anteponiéndose a Potter, pero no fue un obstáculo mayor, lo hiciste a un lado de un simple empujón, así comenzó la persecución.

Pasaron pasillos, salones y escaleras, apunto estuvo el muy maldito de salir por la chimenea, afortunadamente lograste cerrarla a tiempo y el imbécil se golpeó y cayó. 

No te importó nada, ni su desnudez o tu libertad condicional, ni las palabras de tu hijo o la cara de espanto de los elfos. Tus manos ciñeron con fuerza su cuello. Todo parecía relativo en ese momento, Potter contra tu hijo y tú contra Potter, apretabas su cuello con fuerza, más y más fuerte, hasta que la imagen de tu hijo y la de una mujer se cruzaron frente a ti. 

-¡Mamá detenlo!- Dijo Scorpius 

Te fijaste en la mujer: rubia, piel blanca, ojos azules, buena postura, aunque algo asustada, el porqué aún lo ignorabas. La observas mejor y sin pensarlo sueltas:

-¿Greengras? ¿Astoria Greengras?

-¿Eh?- es su contestación, pero en lo único que puedes pensar es en que hace Ella en Tu mansión… Entonces recuerdas que Scorpius la llamó madre. ¡Pero no puede ser! ¡Tú no pudiste!

Su nombre no es muy conocido, su familia no es poderosa y ella no es ninguna reina de bellaza, no que esté mal, pero no es suficientemente hermosa, no para ti, ¡Eres un Malfoy! Apenas podía colocarse como decente, algo digno de un Crabbe o un Goyle, no de Draco Lucius Malfoy Black

Te paras y das dos pasos atrás, ahora recuerdas todo. ¿Por qué a ti? Te preguntas… 

 

Todo comenzó en el año de 1996, cuando el idiota de Potter padre rechazó tu mano, sí, ése engreído descuidado mocoso excesivamente blanco de ojos hundidos y una bola negra por pelos se atrevió a rechazarte, ¡un vergonzoso rechazo! Claro, como los ‘don nadie’ tienen que defenderse entre ellos prefirió al inútil pobretón de Ronald Weasley antes que a ti.

En aquel momento la guerra comenzó. Durante los siguientes 5 años trataste de hacerlo pagar por todas las lagrimas que derramaste, bueno, no derramaste ninguna pero si hubieses sido menos fuerte habrías llorado, y mucho, como él al descubrir que sus padres habían muerto por culpa de Voldemort, o cuando la sangre sucia fue petrificada, y la estúpida Ginevra Weasley casi muere por hacer pactos con él-que-no-debe-ser-nombrado, o cuando en el tercer año conoció a su padrino y la esperanza nació para él (esas fueron lágrimas de alegría), y que decir en cuarto cuando mataron a Diggory (siempre sospechaste que ahí había algo más); en quinto cuando Sirius Black murió en el ‘velo’, por cierto que hubiera esperado más de Sirius pero bueno… demasiado tiempo con Gryffindor. 

Ahora que lo analizaba, Potter era una nenaza y de hecho ya no le sorprendía haber descubierto a Potter hijo sujetando… Mejor no pensar en eso.

Luego, recuerdas que pensaste que debía sufrir, debía pagar por el desprecio y la humillación, así que le diste una que otra idea al Lord para que lo hiciera por ti. Al fin y al cabo lo quería muerto de por sí.

Con el tiempo te diste cuenta de algo importante, el ‘señor tenebroso’ era un estúpido. Tanto así que no sabes ni como llegó a ser Lord Voldemort, lo único que haría era actuar. Todo lo quería exagerado.Se encontró con Potter  solas Varias Veces, ¿y lo mató? ¡No! Y no por falta de empeño, lo que pasaba era que en cada ocasión quería dar su discursito y pelear con ‘honor’, como si un ser como él pudiera tener mucho honor que cuidar, o como si Potter quisiera escuchar la historia de la patética vida que lo llevó a la maldad. 

Trabajaste con él un breve tiempo, le abriste las puertas de Hogwarts, y cuando pensaste que por fin tu honor sería vengado, el muy idiota va y se muere, y todo por que no sólo no se le ocurrió un lugar mejor en donde guardar los pedazos de su alma, No, ni siquiera se fijo que estuvieran bien cuidados ¡Por Merlín! 

¿Acaso todo lo tengo que hacer yo?- te dijiste. Viendo a tu alredor te percataste de que tu supuesto bando estaba cas reducido en su totalidad, la mayoría muertos o en prisión. Fastidiado y sin más remedio, buscaste a Potter.

Te metiste en la sala de los menesteres simulando estar en aprietos esperando que Potter llegara a salvarte con su blanco corcel, las cosas hubieran salido como querías si Crabbe no se hubiera metido a salvarte, intentas explicarle todo, pero en ese instante llega Potter.Miras de un lado a otro, tiras a tu amigo para fingir que lo ayudas a salir, piensas: “que parezca real”, y la sala te lo concede.

Logras salir apenas y estás confundido, ¿mataste a Crabbe, lo hizo el cuarto, o fue su estupidez? Te preguntas si Potter está muerto, al girar te das cuenta que no, lo ves con su tonta cara de salvador llena de falsa preocupación por ti. ¡Demonios, casi quemas tu costoso abrigo y Potter sigue vivo! ¡Es inmortal o qué! 

Eres juzgado y encontrado inocente, gracias a Potter… de nuevo… Por desgracia no sales tan limpió como hubieras querido (obviamente no creyeron en ti) y te dan un ‘correctivo’ restringiendo tu magia. Ahora eres huérfano, casi pobre y tachado por la sociedad, lo último no te importaría si pudiera usar libremente su magia, ¡pero no! “un ex mortífago podría usarla mal” ¡Olvidaban que todavía podías estrangularlos! 

Caes en depresión debido a tus pocos o casi nulos logros, te concentras en forjar un imperio, uno más grande que el anterior, para poder gobernar, no, doblegar, no, controlar… Reformar el mundo mágico, sí eso. En tu largo recorrido tuviste que crear lazos para que creyeran en ti, Astoria estaba disponible y desde que era niña la supiste enamorada de ti. Te disfrazaste del esposo fiel y a ella en la sumisa y encantadora esposa, juntos formaban un matrimonio perfecto. 

Sobrellevas los estragos de la guerra, la ruina casi completa, tu ‘matrimonio’ y de paso sabotear al gobierno. Por desgracias el mundo entero esta lleno de cobardes-besa-traseros-de-Potter, así que casi nadie se te une en tu noble causa. Con todo continuas, pues sabes que la perseverancia conduce a la gloria.  

Luego, llega  algo de luz en tu vida con la llegada de Scorpius. Seguramente el haría amistades, las cuales se unirían a ti, cada uno de ellos tiene dos padres, y posiblemente hermanos, y en un dos por tres acrecentarías al triple a tu ‘equipo de trabajo’. Bien dicen que los niños son una bendición. 

Claro que nadie, ni tú, contabas con que años más tarde tu hijo se fuera al otro lado y no precisamente al de Potter… más bien sí, con su hijo y otros que cambiaba casi cada noche y te lamentaste, por que tú más que nadie sabes lo poco conveniente que es que tus amantes se maten entre ellos. 

Un día llega un vociferador, lo abres automáticamente y te anuncia con vigor que Harry Potter ha sido nombrado jefe de aurores, y tienen la esperanza de que pronto se convierta en ministro de magia. Sientes un balde de agua fría caer sobre ti. 

Despiertas sudando y muy agitado, esta oscuro y estas en tu habitación, te das cuenta que sólo era un sueño, suspiras aliviado antes de acostarte, agradecido y despreocupado te acurrucas para dormir otra vez.

-¿Estás bien Draco?-  ¡No puede ser! Te incorporas enseguida, está en Tu habitación, en Tu cama, invadiendo tu espacio personal, es Astoria Greengras-… mejor llamó al medimago- y se levanta hacer quien sabe que. 

¡Cómo es que seguía allí? Amenos… amenos que no haya sido un sueño, amenos que todo haya sido real, una espantosa realidad:¡

El mundo es horrible, espantoso, Potter sigue siendo aclamado y tú no tienes un buen ejercito con que evitarlo, no puedes matarlo y estas casado con Greengras! ¡Por si fuera poco, el hijo del cararajada ha pervertido a Tu hijo! ¡Por que a ti! 

Y en la oscura soledad de tu cuarto, gritas de desesperación…  

 

Parpadeas, has salido del trance en el que estabas, miras la bola de cristal, ¡la maldita bola que te mostró el futuro! ¡Por fin abres tu ojo interno y lo único que te muestra es desgracias! ¡Un mal rayo parta a la maldita bola y quien haya inventado la clase de adivinación! ¡Maldita Trewlaney! 

-¿Sucede algo señor Malfoy?- y todavía se atreve a preguntar la desgraciada, ¡si todo es su culpa! De no haberte obligado a hacer el ridículo ejercicio de adivinación seguirías viviendo en la dulce ignorancia, ¡maldita, mil veces maldita! Ahora sabes que tu destino es oscuro y espinoso, a no ser… que lo cambies. Sí, cambiarlo estaría bien, que sea diferente, pero deberás hacer lo impensable, todo lo contrario a lo que harías normalmente, lo que No harías, ¿qué es aquello que no harías? 

La bruja loca con lentes de fondo de botella te mira esperando una respuesta, todos te ven, puedes saberlo aún teniendo la cabeza gacha. Levantas la cabeza y la miras antes de decir: 

-Harry Potter y yo somos pareja y mataré a cualquiera que se le acerque-  

Todos te miran, tú los ves, demasiado presión. Sales corriendo del aula, apenas y tienes tiempo de coger tus útiles, has cometido una locura, lo sabes de sobra, pero todo es por un bien mayor.

Corres por los pasillos, por escaleras, llegas al patio y lo ves, viene solo y se ve tan desaliñado como siempre, no te importa, tampoco lo que vas a hacer, la desesperación te consume. Tomas a Potter de la mano y corres, él se jala, grita, no le haces caso, tienes un objetivo y no descansarás hasta lograrlo. 

La puerta de la sala de los menesteres se abre y ustedes entran, lo empujas contra la pared y entonces lo besas. Potter ya no se mueve, te separas y lo ves, la confusión se a apoderado de su rostro, tampoco te importa, lo vuelves a besar antes de que tu valentía recién descubierta se vaya. Te desnudas, lo desnudas, no se opone… ¿Por qué no se opone? Se besan, se restriegan, se lamen, se tocan, se masturban y se corren juntos. Le dices a Potter que ahora es tuyo mientras te vistes, das la vuelta y te marchas.

Al salir abres la boca sorprendido, acabas de darte cuenta que estabas con Potter, corres al baño, necesitas vomitar… 

Te lavas la cara y te enjuagas la boca, te reconforta la idea de que desnudo Potter no está tan mal, y que peor sería si tuvieras que hacerle a Astoria lo que le hiciste a Potter. Todo sea por distorsionar como sea ése futuro de mierda. 

Suena la campana anunciando el cambio de clases

-¡Malfoy!- te llama Potter, caminas sin detenerte pero él te alcanza y te da un puñetazo en la mejilla. Los que están cerca voltean a mirarlos-¿¡Por qué me pegas!?

-¿Todavía lo preguntas? ¡Eres un maldito, acabas de arruinar mi vida! ¡Cómo pudiste decirle a todos que somos pareja!

-¡Es por el bien del mundo!

-¿Qué?

-¿Y al que se le acerque lo mato!- amenazas a la multitud, luego te acerca a Potter- Y si te atreves a engañarme te mato- y lo besas ‘apasionadamente’ frente a todos.

Potter se muestra tan consternado que ni se mueve, no lo culpas, después de todo te sorprendes que tu mismo puedas seguir en pie, ¡Acabas de besar a Potter frente a media escuela y fue peor que ser un hurón y estar en los pantalones de Crabbe! Fingiendo un control que no sientes, das la vuelta y dejas a Potter parado como idiota en medio del pasillo. 

Te preguntas que más puedes hacer para librarte de aquel terrible futuro, tal vez matar a Voldmort, al fin que ya sabes su punto débil. Tu padre se enfadará contigo pero es algo nimio comparado con todas las desgracias que se ahorraran. Es por su propio bien, por el de tu hijo, el tuyo y hasta del mundo mágico. Potter deberá agradecerte después semejante favor. Quizá también debas matar a la Weasley, por si acaso. 

Vas a tu habitación, necesitas descansar y recobrar fuerzas para lo que viene, sabes que se burlaran de ti, y que claro, tú les responderás, y como no se callaran, tendrás que hechizarlos y bueno… estas cansado sólo de pensarlo. 

Snape sale a tu paso y te pide lo sigas, no quieres pero piensas que entre más rápido lo hagas más pronto podrá descansar. En el vestíbulo te encuentras con tu padre ¡Joder, olvidaste que iba a venir para lo de tu iniciación! 

-¿Estás listo Draco?- te dice discretamente apenas te ve

-…Eh… Sabes padre, en este momento no me siento muy bien, y he estado pensando que soy muy joven para eso, y tú sabes…

-Pero has esperado esto durante años- “Si como no”, piensas-¿Cuál es el problema?

-Pues verás…- los adultos te observan fijamente, ¿Qué decir? ¿Qué hacer?

Volteas y miras a Potter, viene con las sanguijuelas esas, una idea brillante se enciende en tu cabeza, es descabellada pero perfecta. 

-Estoy enamorado de Potter- le dices

-¡Qué?- gritan Sanpe y tu padre

Te duele en el alma ver esos rostros, y más todavía lo que estás apunto de decir, pero para llegar a la gloria hay que hacer sacrificios.Caminas a donde esta el trío dorado, le das un empujón a un paralizada Comadreja y tomas a Potter del brazo.

-No se cómo pasó, pero lo amo… - Merlín me perdone, piensas- Nos amamos y vamos a casarnos.

-¡Casarnos?- pregunta Potter con cara de susto

-Después de lo que pasó entre nosotros es lo menos que podemos hacer

-¡Qué hiciste Harry!- preguntó la incrédula Granger. Weasley se desmayó.

-¡Potter!- rugió tu padre y se lanzó contra en aludido- ¡qué le has hecho a mi hijo!

-Se equivoca, yo no… Es un malentendido  

Tu padre esta horcando a Potter, Granger trata de apartarlo, Snape no la deja hacer mucho. Por un momento sonríes, como no se te había ocurrido antes, encargarle a tu padre deshacerse de Potter y no al bueno para nada de Voldemort. Luego reaccionas, si tu padre se convierte en asesino lo llevarán a Azkaban y todo terminaría igual. Tienes que salvar a Potter. 

-¡Papá, no lo hagas! ¡Por favor déjalo!- iekk, que asco, tú suplicando por Potter- ¡Bastaa!- terminas gritando. 

La pelea se detiene, tu padre se endereza y Potter se aleja unos pasos tosiendo y tocándose la garganta. 

-¡He dicho que me voy a casar con Potter y se acabó!

-¡Yo no me quiero casar!- contradijo Potter

-¡No pienso dejar que mi hijo sea un bastardo, así que te aguantas!

-¿¡Un hijo!?

-No Hermione, yo no…- no termina de hablar, tu padre lo sostiene otra vez del cuello. Esto será más difícil de lo que pensaste.  

 

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El momento ha llegado, el juez esta frente a ustedes. Potter mira hacia donde esta tu padre y Snape con las varitas bien sujeta. La sabelotodo y el pobretón están en una esquina le dan ánimos, bueno, la comadreja no, él está atado a una silla con un hechizo en la boca.

Es la hora te pones nervioso, tal vez esto es muy radical, entonces vez a Weasley. Te das cuenta que de algo importante: puedes vivir siendo pobre, puedes casarte con Greengras, soportar incluso que tu hijo esté con el de Potter, la restricción de tu magia, pero lo que no puedes soportar es un futuro donde Weasley valga más que tú. Eso nunca. 

-Aceptamos- contestas enseguida. Potter iba a protestar, no le diste tiempo, lo tomas de la cabeza y cierras los ojos. Sabes que con esto sellarás tu condena, lo besas. 

Ahora estas seguro, has salvado la vida de muchas personas: la tuya, la de tu padre, la de tu hijo y muchos más. Potter no tendrá hijos pervertidos que osen querer emparentarte con los Weasley, no serás pobre, Potter no será el eterno héroe, y no dedicarás tu vida entera intentando matarlo… eso tal vez sí… Como sea, todo iría bien. Habías ganado la batalla contra el destino 

 Lo que no sabías y nunca supiste es que las cosas no fueron como tú pensaste… o imaginaste… 

 

La profesora Trawlaney guardaba con cuidado las bolas de cristal en acolchonadas cajas de madera, cuando tocaron a la puerta.

-Adelante

-Hola querida

-Profesora Sproud, ¿qué la trae por aquí?

-Me preguntaba si te apetecía tomar té y  pastel

-Me gustaría mucho, gracias profesora

Ambas se sentaron frente a una de las pequeñas mesas de la clase, la profesora Sproud comenzó a servir el té 

-¿Y qué hacías?

-Guardaba las bolas de cristal

-¿Algún buen augurio?

-No, hoy tenían que visualizar sus miedos y pesadillas

-¿Y pudieron?

-Creo que no- tomo un bocado un poco deprimida

-No te preocupes, algún día alguien lo hará…

 

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Notas finales:

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Espero les haya gustado ;)


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