Había oído hablar en varias ocasiones a su hermana sobre este momento, el día de tu boda, siempre vio a Temari muy entusiasmada por casarse jamás llego a entenderla.
La rubia decía que el acto del matrimonio era para unir dos vidas de por vida, que esa ceremonia era para mostrarle al mundo su gran amor y dejar en claro que nada les separaría.
Nunca le tomo importancia al asunto después de todo eso del amor no se le daba, aunque no por eso el no tenía a quien amar; todo lo contrario.
Estaba profundamente enamorado.
En algunas ocasiones llego a fantasear con el día de su boda, no le importaba si era sencillo u ostentoso; que importaban esas banalidades cuando tienes a la persona que amas a tu lado.
Y ahora estoy aquí frente a este gran espejo comprobando que mi apariencia sea la adecuada.Vestía una elegante yutaka de color vino con finos bordados negros y dorados; la delicada prenda delineaba perfectamente su perfecta figura, el oscuro color contrataba con su pálida piel, sus rojiza cabellera esta perfectamente acomodada, ni un cabello fuera de su lugar, y su blanca dermis era adornada por una preciosa gargantilla de oro con el símbolo de la arena gravado. Sin duda era una pieza única y muy valiosa, pero para el pálido chico era un collar con el cual dentro de poco le amarrarían una corta cadena, se sentía vacio, jamás pensó que su vida terminaría en esto.
Lucho mucho para convertirse en kasekage, se esforzó por ser reconocido y aceptaba; trabajo duro por su gente y su aldea, y así fue como le pagaron.
Ya no había vuelta atrás, no tenia mas salida, tal vez ese chico Hyuuga tenía razón; cada persona nace con un destino predeterminado y no se puede hacer nada por evitarlo.
El consejo de la arena había arreglado todo esto, creían que el kasekage debía casarse lo más pronto posible. Cuando Gaara se rehusó y expuso que a él no le agradaban las mujeres; los ancianos no se mostraron ni molestos ni desconcertados, todo lo contrario parecía que esperaban esa respuesta.
A las pocas semanas se le aviso que dadas sus preferencias, se desposaría con el hijo del señor feudal del país del viento; en todos su país era bien conocido el nombre de Sabaku no Gaara el gran acecino del desierto, kasekage de la aldea de Suna; pero también era bien sabida la gran belleza del joven kage. El poder de Gaara solo podía ser comparado con su belleza innata.
El joven Takao, el hijo del señor feudal, estaba más que complacido con el compromiso. Y el consejo se vería beneficiado por las nupcias de su líder. Gaara estaba acorralado, pero no por ello cedió en ningún instante. Solo que los “sabios” se jugaron su última carta: El puesto de kasekage.
Una jugada muy sucia pero les dio el resultado que esperaban; amenazaron al pelirrojo con revocarlo de su cargo, por ser una amenaza, y si algo no estaba dispuesto a perder el de ojos aguamarina era eso.
Se miro nuevamente al espejo, para darse los últimos detalles. Se veía precioso, no había duda pero en sus ojos se marcaba todo el dolor que sentía.
-Estoy listo-se dijo tratando de convencerse a sí mismo, pero lo que más deseaba en esos momentos es salir corriendo
-No tienes porque hacerlo mocoso, si bien quieres puedo salir para darles su merecido- la voz de Shukaku retumbo en su cabeza
-No- contesto fríamente, el perro mapache se agito furioso, y no era por la actitud de su contenedor; bueno en parte si.
-Maldito mocoso, no puedo creer que te estés dejando hacer esto- pensaba frustrado el demonio, aunque no lo pareciera al bijju le importaba su contenedor, incluso llegaba a apreciarlo. No soportaba verlo de esa manera, tan dolido, triste, vulnerable –Es que no ha sufrido lo suficiente??, donde está el ninja escandaloso cuando se le necesita
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No le cabía en la cabeza el hecho de que estaba por perder a la persona que mas amaba. Simplemente no podía aceptarlo.
Sus puños ya le dolían, pero no encontró otra forma de desahogarse, desde muy temprano se había levantado; a decir verdad, no había podido conciliar el sueño desde el día que se entero de la boda… no podía hacer nada más que pensar en cómo impedir dicho evento.
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Ideo todo tipo de plan, desde los más elaborados, a los más descabellados, pero todo se fue a la basura cuando se entero de que Sabaku no Gaara aceptaba el compromiso. No hay que decir que en ese momento si que exploto, Kakashi-sensei y el capitán Yamato tuvieron que intervenir, ya que el manto del zorro demoniaco comenzaba a manifestarse.
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Todos estaban en contra de la ceremonia y más de uno tenía un plan para impedirlo; pero gracias a una más que sensata amenaza por parte de la hokage, vieron sus planes frustrados.
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Las lágrimas se escapaban de las brillantes turquesas del rubito.
-Porque siempre le toca lo peor a Gaara??- cuestiono a la nada.
Su mente no dejaba de torturarle con la visión de su pelirrojo, con el alma sangrante.
No se podía sacar de la cabeza la imagen de Gaara llorando desconsoladamente sobre su pecho. Incluso aun sentía el calor que emanaba su cuerpo, aquel aroma a lilas blancas y jazmines que desprendía, aun veía aquellas hermosas gemas aguamarinas derramando un sinfín de gotas saladas; jamás se imagino ver al pelirrojo en un estado tan vulnerable, tan frágil, tan humano… y aun así igual de bello.
Sentía si corazón desgarrarse al escuchar entro sollozos su nombre, acompañado de una súplica muda de ayuda. No supo qué hacer solo… se quedo callado dejando que se desahogara.
********FLASH BACK***********
El sol se imponía en lo alto de la villa de Suna, la gente continuaba con sus rutinas diarias sin prestar mucha atención a las demás personas. Un joven rubio corría desesperado por las calles, se movía ágilmente para evitar chocar con algún transeúnte.No tardo en llegar a la mansión del kasekage.
-GAARA- grito desesperado.
-Naruto, que diablos te pasa; no puedes venir a gritar como loco a la mansión del kage- reclamo el marionetista, pero el rubito ni si quiera se detuvo a escucharlo… sino que comenzó a subir las largas escaleras para llegar a la oficina principal.
El pelirrojo había escuchado el grito, y sabía perfectamente de quien se trataba, con parsimonia se levanto de su asiento, acomodo los papeles que momentos antes estaba revisando y se poso en la ventana contemplando su aldea.
-Gaara- el rubio ya había llegado- me puedes explicar que significa esto???- arrojo al escritorio un pergamino con el sello del kage del viento
-Sabes leer supongo- contesto sin si quiera voltear a verlo, sabía que no soportaría, no podría mantener su semblante neutro ante el ojiazul
-Claro que se leer, pero quiero que me expliques que significa eso de que te casas –espeto molesto
-Pues eso, me caso en dos días y como mi amigo, quise que estuvieras presente- respondió con voz calmada
-NO, ESO NO ES POSIBLE-grito el kitsune perdiendo lo poco de compostura que aun tenía – NO PUEDES CASARTE, TEBAAYO
-Porque no – se volteo el kage con el seño fruncido, le molestaba que su amigo le creyera tan poca cosa, que ni si quiera lo creía capas de casarse.
-PORQUE YO TE AMO- contesto al borde del llanto el rubito; los ojos del pelirrojo se abrieron a más no poder, su corazón latía a fuertemente, sentía que la sangre se le subía a las mejillas.
No pudo mas, no pudo mantener la máscara de frialdad, y se desplomo.Naruto, estaba sorprendido de si mismo. Hacía tiempo que ya se había dado cuenta de sus sentimientos hacia el portador del Shukaku pero nunca se creyó capaz de confesárselos; se imaginaba cualquier reacción de Gaara pero ni en sus más hermosos sueños se imagino verlo así.
El Sabaku no lo tenía fuertemente abrazado, su rostro estaba oculto en su pecho, y fue hay que se permitió desahogarse. Las lágrimas mojaban el pecho del rubio, el cual solo se limitaba a abrazarle sin saber que decir.
********FIN DEL FLASH BACK********
Tenía que encontrar una forma de salvar a Gaara, ya le había fallado una vez, no lo haría de menos. Costara lo que costara impediría esa boda
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-Rayos, Karin tu sabes a dónde diablos vamos –Suiguetsu estaba hecho una furia, y quien no, si te despierta con un golpe –cortesía de Sasuke- y te arrastran a un viaje de dos días sin parar.
-No lo sé, Sasuke-kun no me dijo nada pero se nota que necesita ir hay –la de gafas se veía tan frustrada como el albino. Y es que su líder no les dijo nada, solo los arrastro a ese viaje.
Más adelante iban el Uchiha y el peli naranja; el rostro del moreno era una completa mascara de indiferencia, pero para alguien como Juugo eso jamás serviría; conocía al ojinegro y sabía que estaba angustiado. Desde su acelerado paso, las ligeras muecas de su rostro, y que de momentos a otro apretaba inconscientemente el mango de su katara.
-Sasuke que pasa, a mi no me engañas algo te preocupa- sentencio el más grande
-Lo que me pase no es de tu incumbencia- tajo el moreno. Esa repuesta intrigo al peli naranja, era más que conocedor de que el Uchiha tenía mal carácter pero habitualmente se dignaba a explicar sus planes
El ojinegro se centro en sus pensamientos –“Tengo que hacer algo, no permitiré que me quiten lo que es mío"-la furia recorría su cuerpo, por el simple hecho de que le arrebataron lo que el consideraba de su propiedad, tanta era su furia que inconscientemente activo el sharingan.
Lo cual no paso desapercibido por el equipo Hebi