CAP 2: PREAMBULOS parte 2
El ojinegro se centro en sus pensamientos –“Tengo que hacer algo, no permitiré que me quiten lo que es mío-la furia recorría su cuerpo, por el simple hecho de que le arrebataron lo que él consideraba de su propiedad, tanta era su furia que inconscientemente activo el sharingan.
Lo cual no paso desapercibido por el equipo Hebi
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El sol se colaba por el gran ventanal, signo inequivocable de que la hora de la ceremonia se aproximaba, toda la aldea de Suna se movilizaba a marchas forzadas; todo tendría que salir perfecto después de todo…
Era la boda de su kasekage…
-Tráiganme otra botella –ordeno la rubia, alzo una pequeña botella vacia, sus mejillas estaban teñidas de un color rosáceo y sus movimientos era bruscos y algo torpes.
-Tsunade-sama, no cree que ya es suficiente?-cuestiono su asistente, la pelinegra estaba muy preocupado por su jefa, esa ya era la novena botella que se tomaba en un lapso de 30 minutos; y ni si quiera había dado comienzo la ceremonia –Yo creo que…
-Pero que te pasa Shizune, si esto es una fiesta- se levanto, tomando la botella recién traída, alzándola sobre su cabeza… tambaleante se adentro al centro del salón. El salón donde se llevaría a cabo el banquete estaba elegantemente decorado, por finos tapices color crema, unos grandes arreglos de rosas, orquídeas y gardenias, el suave perfume que las flores emanaban, embriagaban el ambiente, las mesas perfectamente distribuidas por lo largo y ancho de la sala; cada silla, mesa incluso el más pequeño cubierto estaba acomodado perfectamente, nada fuera de su lugar, la marmolada vajilla combinaba perfectamente con los manteles carmesínes. Todo era perfecto, la pista, las luces y hasta le mesa de regalos –la cual estaba repleta de grandes cajas, forradas de brillantes papeles de colores, sin duda era regalos muy costosos.
La hokage se posiciono en el centro de la pista levanto la botella para brindar –Brindo por Gaara un joven kage que ha dado todo por su aldea, hasta su felicidad. Y también brindo por el consejo de Suna un grupo de viejos pe”#$% que han obligado a un buen muchacho a casarse para su propio beneficio, salud –toma la botella para empinarla hasta beberse todo el contenido.
-Por favor Tsunade-sama, contrólese –suplico la pelinegra
-Porque Shizune??? Si esto es una fiesta- grito la rubia –Si estamos celebrando la boda de Gaara, o mejor dicho el funeral de Gaara. Porque esos desgraciados están a punto de cagarle la vida al muchacho
-YA BASTA TSUNADE-SAMA- grito furiosa la asistente –yo también estoy molesta
-Shizune –la hokage estaba sorprendida por la actitud de la ojinegra
-Yo también estoy molesta, no puedo creer que le estén haciendo esto a Gaara-kun- soltó una lagrimas, le dolía verdaderamente toda esta situación –porque siempre le toca lo peor??
-no lo sé, pero no podemos hacer nada- decreto la sannin con una voz cargada de dolor, estaba frustrada a más no poder. No solo por el destino del kasekage sino también el de su querido rubito.
Sabía que Naruto estaba enamorado del jinkuurichi del desierto; y también sabía lo que sufriría por esta boda. Solo le quedaba rogar a kami-sama por un milagro.
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-Si me escabullo antes de que empiece la ceremonia, y si creo el chidrori podre destruir el templo… así se cancelara la ceremonia- reflexionaba el peliblanco mientras que elaboraba una nada creativo plan.- Es perfecto
-Que tanto dices Kakashi… que es “perfecto”- el moreno veía algo molesto a su albino amante. Sabía lo que tramaba y una buena parte de él quería apoyarlo, pero eso solo sería darles a todos ilusiones vanas.
-ahhhhh, este… Irukita que haces aquí jejeje- se excusaba el ninja copia
-Que hago aquí?? Pues escuchando todas las estupideces que dices –reclamo molesto- sabes perfectamente que se nos ha prohíbo hacer algo para intervenir
-Lose, pero Iruka no podemos permitir que le hagan esto a Gaara- se explicaba, mientras abrazaba tiernamente al castaño
-recuerda que si hacemos algo esto podría interpretarse como una ofensa diplomática –paso sus brazos por el cuello del más alto, enterrando su rostro en el cálido pecho del ninja copia –No entiendo porque le hacen esto.
-Yo tampoco, yo tampoco –tomo el rostro del castaño, besando suavemente sus labios. No quería pensar en nada y menos en la desgracia que se aproximaba. Solo quedaba esperar
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-Jutsu, Grandes hoces de viento- grito la rubia agitando su gran abanico, estaba furiosa, frustrada, colérica… y no encontrando mejor forma de desahogarse decidió destruir gran parte de unas antiguas ruinas. Le dolían las manos, pero ese dolor no era nada comparado a la presión que sentía en su pecho.
Había fallado de nuevo, otra vez le falló a Gaara…
La rabia aumento aun mas, al recordar al consejo –Esos malnacidos si los tuviera enfrente…
-Sabía que no te lo tomarías muy bien- una voz la atrajo a la realidad, se volteo dispuesta a encajarle un buen golpe a cualquiera que hubiese osado interrumpirla. Hay delante de la maestra de los vientos se encontraba Nara Shikamaru, con la misma expresión de vago de siempre, pero con una mirada cargada de preocupación.
-Que hace aquí??- bajo su abanico, ya que por inercia lo había levantado preparada para golpearle.
-Vine a verte- bajo también los brazos, ya que al ver la reacción de su novia trato de protegerse –Creí que necesitarías algo de apoyo
-¿YO?-cuestiono incrédula –porque habría de necesitar tu apoyo?- le dio la espalda al shinobi de las sombras, el cual solo le veía con seriedad –Solo porque mi hermano está a punto de casarse contra su voluntad, solo porque no puedo hacer anda para evitarlo, solo porque de nuevo le falle –las lagrimas afloraban en las turquesas de la konuichi –Porque me siento una inútil que no ha podido hace anda por su pequeño ottoto… solo por eso crees que necesito de tu apoyo?? –grito dándose vuelta apara encarar al joven Nara
El de coleta le miro compresivamente, sabía que tan temperamental era su rubia, sabia el dolor que sentía. Y ahí estaba la fuerte Sabaku no Temari, la orgullosa y valiente konuichi de Suna. Tan vulnerable, tan frágil. La tomo entre sus brazos para permitir que se desahogara
-No es justo, no es justo –recitaba contra el pecho del de Konoha –No puedo hacer nada por Gaara
-Ya, tranquilízate… lo sé –la abrazo aun más fuerte, permitiendo que llorara, que desahogara todo lo que quisiera
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Las calles estaban desoladas, solo un joven rubio caminaba con la cabeza gacha; sus ropas estaban llenas de polvo y traía manchas de los que parecía ser sangre, sus puños estaban muy lastimados, y sus ojos estaban rojos e hinchados.
Caminaba sin si quiera saber a donde sus pies le llevaban, lo que más deseaba en esos momentos era alejarse de Suna, de la boda… de su miseria. Pero en contra de su propia voluntad su cuerpo le llevo a la mansión del kage de la arena. Sabía que a esa hora Gaara ya estaría arreglándose, su corazón latió fuertemente ¿Cómo luciría Gaara?
Seguramente igual o mas hermoso que de costumbre-penso tristemente
-Vamos mocoso, se que te mueres por ir a verlo- la profunda voz del zorro de las nueve colas retumbo en las profundidades de la mente del rubio –no te culpo el pelirrojo está…
-Cállate- gruño el ojiazul, no estaba de humos como para soportar los pervertidos comentarios del bujuu
-Vaya no andas de muy buen humor ¿cierto?- se burlo aun más el kiuuby –No será porque te ganaron al contenedor de Shukaku –como respuesta el rubio solo apretó los puños a pesar que le dolían a horrores –jajaja vaya te ganaron, que lastima estoy seguro que era virgen hubiera sido muy divertido ser el primero en su cama
El kitsune se quedo estático, no había pensado en eso… en que Gaara, su Gaara estuviera con alguien mas; que otras manos le tocasen, que otros labios le besaran y que alguien marcara como suyo el cuerpo de el kasekage. La mera idea le llenaba de furia. Y eso lo sabia el rey de los bijuus esa era de las razones por la que lo provocaba.
Pero solo una.
Entro corriendo al edificio, estaba más que decidido… no permitiría que nadie ni nada alejaran al pelirrojo de su lado. Aunque eso significara convertirse en un traidor y renunciar a su sueño.
Si era necesario lo haría. Por la persona que amaba… por Gaara.
Corría como poseído por los pasillos sin reparar con las personas que se topaba ni a las que golpeaba (n/k: eso me pasa cuando voy a llegar a la clase de hist eco. tarde Jajaja) Solo tenía una cosa en mente. Pronto llego a la alcoba del Sabaku menor, indeciso entre tocar o no.
Un sutil sonido le hizo centrar toda su atención en la pieza, se escuchaban…
De inmediato abrió la puerta
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Había llegado antes de lo que pensó. El moreno recorría velozmente los techos de las casas teniendo cuidado no ser detectado por ningún shinobi, mejor para ellos sino se metían en su camino… porque les mataría.
No tenía tiempo que perder, todo tenía que salir de acuerdo al plan.
Había enviado a Karin y Suigetsu a preparar una distracción para no ser detectado, en estos momentos sus compañeros debían tener toda la atención de los AMBU, Juugo los esperaría en la entrada, el se encargaría de lo más importante.
Gaara
Haciendo honor al apellido Uchiha se infiltro en la mansión del kage sin ser detectado. Según la información que tenia la ceremonia no se llevaría a cabo sino hasta cerca de las 6 de la tarde, apenas eran las 4. Tiempo suficiente para hacer su maniobra
Dentro del edificio todo estaba muy callado, por un momento creyó que era una emboscada o que sus informes estaban mal.
Deshizo sus dudas al sentir un chakra familiar, y el que esperaba encontrar. Las ansias se apoderaron de su cuerpo, deseaba verlo, tenía que verlo. Sin pensar en otra cosa, abrió la puerta…
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-No tienes porque hacerlo mocoso, si bien quieres puedo salir para darles su merecido- el pelirrojo no dejaba de recordar las palabras dichas por el perro mapache, se oía… ¿preocupado?
Sacudió su cabeza tratando de despejar su mente. Había tomado una decisión, y así lo haría. Como un rayo paso en la imagen de Naruto Uzumaki confesándole su amor.
Su corazón comenzó a latir con rapidez, sentía que de un momento a otro se le saldría del pecho. Contrajo su rostro en una mueca de amargura y tristeza; le dolía… la persona que le devolvió su humanidad, que le salvo de la soledad, le amaba.
Sonrió con tristeza, alguien lo amaba y él le rompía el corazón. De sus ojos escaparon unas cuantas lágrimas, jamás había llorado tanto, pero es que no podía evitarlo.
El sonido de la puerta llamo su atención. Una figura se colaba en su alcoba.
-Que haces aquí…-pregunto completamente sorprendido
CONTINUARA...