La habitación era oscura, el olor a cigarrillos y alcohol inundaba todo, un pequeño rayo de sol se asomaba a través de un pequeño espacio entre las cortinas del gran ventanal, la clara muestra que era de día, aunque el lugar reflejara una completa noche que nadie se atrevería a contrariar.
En un rincón, al lado del sofá, sentado en el piso, rodeado de latas de cerveza y colillas de cigarrillo por montón, se encontraba el famoso escritor japonés, Yuki Eiri, el rubio escritor conocido como uno de los más guapos mundialmente, tenía un aspecto que ahora se podía describir como todo lo contrario, las ojeras de una mala noche se acentuaban en su rostro pálido, sus cabellos rubios ya sin brillo estaban algo desaliñados, sus ropas antes elegantes estaban totalmente ajadas , su camisa abierta por completo y él en un completo trance mientras lágrimas saladas salían por si solas de sus ojos dorados ya hinchados por llorar toda la noche…
-Yuki: Shu…
Era el único sonido que salía de sus labios, hace tan poco estaba con su amado pelirrosa sin embargo una escena de celos más por parte el rubio, esa desconfianza excesiva ante su inocente amante fue el peso extra que detono la bomba, el pequeño pelirrosa no pudo aguantar más, tomó lo último que le quedaba de dignidad y amor propio, y con todo el dolor de su corazón dio por terminada la relación con su amado escritor luego de tres años.
Antes de salir de esa casa esperó un poco para ver si el escritor decía una sola palabra para retenerlo, esperó mientras metía unas cuantas cosas en su mochila preferida, esperó mientras las lagrimas caían presurosas de sus ojos amatistas atravesando sus hermosas mejillas, pero no hubo sonido alguno, el escritor ni siquiera se molestó en mirarlo, se encerró en su estudio sin alguna señal de querer retenerlo, después lo único que se escuchó fue el cierre de la puerta principal, fuera del departamento los pasos débiles del pelirrosa no pudiendo aguantar más esa situación, ni una sola muestra de cariño por parte del rubio, nada de amor, solo una rutina y sexo, en eso se resumía su relación, si es que a eso se lo podía llamar relación, porque no pudo evitar pensar que él solo era el juguete que el rubio siempre tendría en casa para follárselo cuando quisiera.
Tres años, si en tres años él no había aprendido a amarlo, si en tres años el rubio no supo confiar en él, qué cambiaria si le diera una nueva oportunidad??, nada, eso pensaba el pelirrosa, que todo el amor que le tenía al rubio no sería suficiente para sacarlos adelante a los dos, su amor por mas grande que fuera no iba a cambiar a su frío escritor y lo único que lograba a cambio era que su ya maltratado y golpeado corazón sufriera más y se rompiera por completo, que se muera por completo, y antes de que sucediera eso, cobijando lo último que quedaba de su agonizante corazón decidió salir de la vida del escritor.
El escritor orgulloso esperó, fumando un cigarrillo esperó paciente frente a su laptop, que aunque prendida no escribía nada y solo veía la imagen de su amante junto a él en esa ocasión en el que fueron al parque de diversiones que estaba como protector de pantalla, según él era un berrinche más de su amante, se iría a casa de Hiro y al día siguiente vendría llorando pidiendo que lo disculpase y que quería entrar nuevamente en su vida, el escritor adoptaría una postura superior y luego de hacerse rogar un poco dejaría que el pelirrosa volviera.
Triste fue su realidad al día siguiente, Shuichi no volvía y ya había pasado su tiempo límite, momentos desesperados pasó a continuación, dura era la realidad, él amaba a su amante pero nunca se lo logró decir, tal vez por orgullo, tal vez por miedo, pero nunca se lo dijo y ahora la realidad lo abofeteaba de la peor manera, había perdido a su amado pelirrosa.
Ahora se encontraba solo, enfrentando su triste destino, solo como estuvo alguna vez, nuevamente era carcomido por esa obscura soledad, desvalido ante la vida.
El “clic” de una llave abriendo la puerta lo hizo salir momentáneamente de su trance…
-Yuki: Shu…
Se apresuró a decir ante el sonido, una sonrisa esplendida se dibujo en sus labios al comprobar que aquella persona que entraba en casa era su amado pelirrosa.
Aún no puedo creerloQue haces aquí?,
no te esperaba
Pero por favor no te quedes en la puerta pasa
Da una vuelta que te mire
No has cambiado estas igual
A pesar de que va a hacer un día que te fuiste.
El niño tenía un semblante triste, una mirada decidida a pesar de su dolor, en cuanto vio a su ex- amante corrió a “socórrelo” al verlo en ese estado tan deplorable.
-Shuichi: Yuki… pero qué pasó?
Acercándose al escritor lo sostuvo en sus brazos y apartando unas cuantas latas logró hacer un espacio para sentar al rubio en el sofá, inmediatamente sintió unos brazos que lo aprisionaban en el pecho del otro.
Dime dónde has estado
Para haberte acordado
De que existe este pobre mortal
Que no para de pensar
Que sin ti, mi vida, nada será igual.
De este pobre mortal
Que no para de pensar
Que sin ti, mi vida, nada será igual.
Que sin ti, mi vida, nada será igual.
-Yuki: Shu… regresaste… no sabes cuánto te he extrañado
-Shuichi: pero qué ha pasado Yuki? (preguntaba aun en los brazos del rubio y viendo el total desorden de la habitación)
-Yuki: me alegro de que hayas vuelto
-Shuichi: no Yuki… yo no he vuelto
Que mal llevo tu ausencia
Me cuesta tanto reconocer mi torpeza
Y admitir al fin que es una pirueta del destino
Tú presencia.
Y que me hace tan feliz
Que de nuevo estés aquí.
Sácame de mi desastreDime que te quedas.
-Yuki: qué? … entonces qué haces aquí??
-Shuichi: solo vengo por mis cosas Yuki (bajó la mirada para no ver al rubio)
-Yuki: qué? (no podía ser… no podía ser que su Shu le estuviera diciendo eso)
-Shuichi: Yuki… lo nuestro ya no tiene arreglo
-Yuki: pero por qué dices eso??... Shu… yo … yo te amo (dijo casi en un susurro en su último intento por detener a su amante)
-Shuichi: eso no es verdad (dijo con una sonrisa triste), lo único que quieres es no quedarte solo, me dirás que me amas cada vez que me quiera ir… y yo te amo tanto que no quiero verte sufrir más… así que es mejor que lo dejemos Yuki…
Ya lo sé, no digas nada
Con mirarte me doy cuenta
Que has venido a llevarte tu maleta.
Que pasaría ahora??... su último esfuerzo no dio resultados, tanto había hecho sufrir a su niño que no podía espera una oportunidad más??, que debería hacer ahora para no perder al amor de su vida y a la vez no dañarlo más??, haría lo que él creía conveniente…
-Yuki: entonces vete de una vez… que esperar… (dijo arrojándolo de sus brazos.)
Shuichi se quedó sorprendido, esa era la imagen que siempre espero inconscientemente de Yuki, sabía que no lo amaba, sabía que algún día su rechazo seria tanto que lo mataría completamente, su corazón ya agonizaba y mientras el dolor volvía a su alma sus ojos expresaron su sufrimiento con las lágrimas.
-Yuki: qué esperas?? (dijo sin mirar a Shu a la cara) recoge todo lo tuyo y lárgate de una vez, no quiero ver nada tuyo en MI departamento, no quiero volverte a ver en mi vida, solo fuiste un estorbo y ahora estaré más tranquilo ya que estarás fuera de mi vida.
Shu entendía, entendía que nunca fue nada para el escritor, con las fuerzas que tuvo y aun con lágrimas salió corriendo a la habitación, cogió todo lo suyo en una maleta, desde su ropa y sus videojuegos, hasta su taza favorita y CD’s, recorrió el pasillo jalando la gran maleta, dio un último vistazo al rubio, aún seguía sentado en la posición en que lo dejó, mirando hacia las cortinas sin darle la cara, que miraría?? se preguntó, por un momento quiso despedirse con un último beso, pero eso sería peor, peor para ambos, porque el escritor lo quería fuera de su vida y porque a él se le rompería lo último de su corazón si era rechazado una vez más por la persona que amaba.
Lentamente se acercó a la puerta, con una sonrisa triste y una última lágrima, vio por última vez a la persona que más amó en esos tres años.
-Shuichi: Adiós Yuki
Se escuchó por última vez la voz del cantante en ese departamento, un adiós definitivo para ambos.
Por un momento había pensado
Que te habías acordado
De que existe este pobre mortal
Que no para de pensar
Que sin ti, mi vida, nada será igual.
De este pobre mortal
Que no para de pensar
Que sin ti, mi vida, nada será igual.
Que sin ti, mi vida, nada será igual.
Que sin ti, mi vida, nada será igual.
Shuichi iba rumbo a la casa de su mejor amigo, con los últimos retazos de su corazón, su siempre carácter feliz estaba algo apagado, había terminado con su escritor, sabía que el rubio nunca lo amó, pero camino a casa de Hiro y pasando por el parque donde conoció al amor de su vida aun le quedaba una duda, por qué Yuki lloraba y estaba en una estado tan deplorable como en el que lo encontró??... esperando no albergar una nueva esperanza en su corazón dejó volar esos pensamientos para que se alejaran definitivamente de él.
En el departamento del rubio todo seguía como Shu lo había dejado, Yuki se paró del sofá y se dirigió a la cocina con su semblante serio, al poco rato regresó con una bolsa negra donde comenzó a meter toda la basura que recogía, luego de que quedara casi limpio el lugar tiró la bolsa, regresó a la sala y cerró completamente las cortinas, ese diminuto rayo de sol que entraba ya no tenía por donde pasar, ya no tenía forma alguna de albergar vida en ese departamento.
Tras cerrar las cortinas fue nuevamente a la cocina y cogió una de sus últimas cervezas, fue a su habitación y abrió su closet, solo la mitad estaba ocupado, la mitad que le correspondía al rubio, la otra mitad donde alguna vez estuvieron las cosas coloridas y llamativas del pelirrosa estaba vacía, salió del cuarto y se dirigió al estudio, se sentó frente a su laptop que aun permanecía prendida con el protector de pantalla de su foto favorita, aquella donde estaba con su amante.
-Yuki: fue lo mejor… lo mejor para los dos… lo mejor para ti…
Orgullo??.... amor??... dicen que cuando amas a una persona haces lo que fuera necesario para que esta sea feliz, pero acaso uno sabe lo que hará feliz verdaderamente a la persona que amas??... nadie te puede decir que es lo correcto en este caso… dejarlo ir para que sea feliz y no seguir haciéndolo sufrir, o retenerlo a tu lado a que aguante tus malos ratos y el poco amor que pudieras intentarle dar… quién te lo dirá??... nadie… nadie te dirá eso, solo depende de ti la elección, solo tú decides si arriesgarte o no por una idea de la cual aun dudas.
Yuki Eiri, escritor de novelas románticas conocido mundialmente, comenzó a escribir nuevamente en su laptop, ya no con la inspiración de siempre, pero con la esperanza de que la persona que amaba sea feliz, aunque no fuera a su lado. Total el solo era un pobre mortal que no merecía el amor ni las lágrimas de un ángel.