“Si me amarás”
“Si me amarás,
Corresponderías a mis besos,
A mis caricias.”
Un nuevo y espantoso día, mostraba su telón abierto; y un rubio comenzaba a despertarse. Ya muy pronto todo acabaría, llegaría el final de su historia, el final de su propio corazón.
“Si me amarás,
Mi horizonte seria el tuyo,
Y el tuyo seria el mío.”
Su deseo, su anhelo, su razón de vida…Todo eso no tenía motivo; agarrarlo y hacerlo una bolita de papel, para luego botarlo a la basura. Era lo quería hacer con la poca cordura que le quedaba.
“Si me amarás,
Hubieses sido mi tesoro,
Y yo el tuyo.”
Se levanto como tantas veces lo hizo en el pasado, antes de conocerlo, antes de tocar sus labios y perder su razón de máquina.
“Si me amarás,
Me dirías—te quiero—
Sin importar el momento.”
Tomo desayuno, se arreglo y volvió a partir de su “hogar”; un lugar que no merecía ese nombre, aunque fuera al único donde lograba regresar.
“Si me amarás,
Tú serias mi refugio,
Y yo el tuyo.”
Partió como tantos días pasados, con su cordura quebrada y su mete vacía. Nada le hizo querer detenerse, ni el viento que lo amenazo con furia, ni esas gotas gruesas y tristes que le reprocharon su caída.
Nada, su mente en blanco y su corazón inseguro, en busca del apego de alguien, de él.
“Si me amarás…
El sol nos bañaría
Y nos cubriría en bendición.”
Al llegar a clases, fue en dirección del último trabajo de ese año.
Lo saco con cuidado, lo observo; era muy diferente a los que había hecho antes… era lo que su corazón deseaba y rogaba… Y no lo comprendía que era aquello, sufriendo en su pecho.
“Si me amarás…
No habría mentiras,
Solo verdades.”
Y mientras duro las clases, se mantuvo quieto en un mundo distante y torcido de pesimismo.
Hoy y mañana ¿Cambiarían?
En cierta forma, lo sabia, pero con astucia pensaba que debía de cambiar, no él, no Ritsuka, solo el mañana.
“Si me amarás,
No tendría dudas,
Te regalaría mil besos y caricias.”
Un día más acababa, se perdía en una página que nunca se escribiría. Despedidas falsas y educadas era lo que recibía de todos aquellos que lo rodeaban. Pero solo quería una dulce despedida del…Solo del, para retener la imagen y guardarlo con su pincel.
“Si me amarás,
No habría dolor
Y mi cordura volvería a ser la de ayer.”
Y mientras volvía a casa y la lluvia le acompañaba, la necesidad de escuchar su voz se hizo presente. Marco el número y espero:
—Si
—Ritsuka
—Ahora, no. Tengo que cortarte.
—Rit…
La llamada se enmudeció. Solo eso, ya no era útil, ya no servia. Quizás era solo un objeto para los demás, que cuando se hartaban del, lo abandonaban.
Ritsuka lo quería, a su modo, pero estar esperando las sobras le dolía.
“Si me amarás,
Me lo demostrarías,
En palabras dulces y gestos inocentes.”
Al regresar, vio nuevamente su cuarto, esas paredes y esos objetos. Y dolió.
Permanecer mucho tiempo solo…Cansa; permanecer indiferente, aburre…
“Si me amarás,
Seria tuyo
Sin objeciones.”
Y los días continuaron, volvieron a pasar como los anteriores y ya no, había persona que lograra pasar la barrera. Saludaba, se despedía carente de sentido.
—Sou-chan ¿Qué pasa?
—Nada.
—Pero…
—Adiós
Ya no tenía razón, no había una milésima de comprensión por parte del pelinegro. Se burlaba del, de su sentido.
“Si me amarás,
Me dirías— ¡basta!—
Y acallarías mis ruegos.”
Debía de volver a ser una máquina sin sentido, debía de volver a lo que era con Semei, no un desastroso humano, como se encontraba ahora.
Ritsuka, le mostró un mundo en el cual no pertenecía y no lo quería adentro.
Ritsuka, le mostró la amabilidad que no deseaba y sentía.
Ritsuka, le mostró —algo—que había perdido en su infancia.
Ritsuka, le mostró un mundo real, donde nada era igual o perfecto.
“Si me amarás,
Ya no sentiría dolor,
Solo la amargura de no verte.”
Y su corazón dolía, se retorcía en palabras y gestos muertos del pasado.
Ya nunca más seria parte del pelinegro. No era importante para él, solo alguien que lo rodeaba…
Y se sentía vació, el amor lo consumía.
“Si me amarás,
Me regalarías tu alma
Y yo la mía.”
No soportaba ese estado deplorable, en el cual se encontraba. Llorar y sufrir por alguien, quien lo diría. Era el mejor luchador, pero ahora era un simple humano herido. Un humano celoso del pasado y celoso de si mismo.
“Si me amarás,
Te construiría mil castillos
Y mil lunas.”
Quería volver a ser lo de antes, a ese sujeto de órdenes, para así no pensar, ni buscar respuestas a sus sentimientos… Solo una máquina.
“Si me amarás,
El mañana seria de nosotros
Y nuestros ojos jamás se separarían…
Seriamos tú y yo.”
Lo anhelaba y lo perseguía. Volvería y no tendría esos sentimientos que se arremolinaban en su ser…
La maquina volvería y ya no sufriría.
“Si me amarás,
Me alcanzarías con tus manos.
No me dejarías aquí…”
Y así fue; los días como espina lo azotaron y nunca recibió una llamada, por parte del pelinegro… Nunca….
Y sus sentimientos se congelaron y ya nada los derretiría…Seria un ser sin emociones, solo la maquina de Ritsuka, solo eso…
“Si me amaras,
No me hubieses dejado ir…
Me hubieras detenido”
Y el teléfono sonó:
—Soubi.
—Si
—Ven al parque, por favor…
—Enseguida.
La llamada se corto. Hoy le mostraría que era un luchador perfecto, dejaría sus sentimientos, su amor los guardaría muy en el fondo de si mismo.
“Si me amas,
Demuéstramelo.”
Y partió en busca del encuentro. La maquina serviría a su amo. Ya no habría corazón…
“Si me amas,
Dímelo,
Pero no ocultes la verdad”
Llego al parque y encontró a Ritsuka en la banca de la primera vez juntos, es ese lugar. No quería ya sus sentimientos, debía de ser correcto. Todo aquello no se lo enseñaron, merecía un castigo.
“Si me amas,
Dímelo…”
—Ritsuka…
—Soubi… yo— se quedaron mirando…
“Si me amas,
Regálame un beso,
Una caricia y un gesto.”
Los árboles fueron removidos suavemente por el viento y las nubes teñidas, comenzaron a llorar. No había palabras, no había nada…
“Si me amas,
Demuéstramelo,
Solo dilo.”
—Yo te…
Y no lo soporto, no podía ser maquina, no podía mentirle a su corazón. Y lo abrazo…
—No importa. Te amo…
Y agarro la barbilla del menor, se acerco y junto sus labios. Lo beso, le demostró que tenia y sentía amor por él, no era otra cosa, no lo era…Lo amaba y quizás nada, absolutamente nada cambiaria ese sentimiento.
Y sintió que le correspondían a la caricia.
“Si me amas,
Gracias.”
Continuará