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Seres de la oscuridad por devil may cry

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Notas del capitulo:

Bueno, allá va el siguiente capítulo. La verdad es que odio cómo me ha quedado, pero de momento no puedo dar más de mí. ¡¡Siento la tardanza!!

Capítulo 5: sudor, sangre y jadeos

 

Maldito Uchiha bastardo, venir a mi casa solamente para esa mierda… no sé qué coño pensará ahora Deidara de mí, qué vergüenza por favor… éramos pocos y parió la abuela, no me hace ninguna gracia que ahora los tres estén por mí… ¿por qué demonios los vampiros son animales tan sexuales? Si como mínimo hubieran encontrado a su pareja de por vida… suerte que son monógamos, que sino… joder estoy en un buen lío –Naruto conducía su Chevy de camino al instituto un lunes por la mañana. Jiraiya le había ayudado a recomponer el hechizo para que los Uchiha no pudieran entrar en la casa, y había advertido a Deidara que no dejara entrar a ninguno de los tres. Iba bebiéndose el café del desayuno porque había vuelto a levantarse tarde–, ¿qué demonios haré si me encuentro a Sai? ¿Salgo corriendo? No podré mirarle a la cara, por favor qué vergüenza… no sabía que esa feromona la tenían ilimitada, joder cómo me temblaba todo, el cuerpo no me obedecía… maldito Jiraiya si es que nunca me cuenta una mierda, ¡¡¡¡joder!!!!! Tengo que aprender a controlarme, y preguntarle a ese estúpido que se hace llamar sensei si hay alguna manera de que esa estúpida feromona no me afecte… maldita sea, ¡todo es estúpido, no quiero ir al instituto! ¿Por qué tengo que ir?

 

 

 

Acababa de aparcar su camioneta al lado del colegio cuando acabó con estos pensamientos. Cogió la mochila y cerró la puerta de un portazo, aseguró el coche y se quedó ahí de pie, empanado, sin hacer nada.

 

 

 

– Hola preciosa, ¿sigue en pie el plan de la otra noche? –apareció Sai inesperadamente por la derecha.

 

– ¿Pero qué coño…? ¿Qué haces tú aquí? ¿No deberías estar siguiendo el culo de tus hermanos? –dijo el rubio de mal humor, recordando la embarazosa situación de la noche anterior.

 

– Vaya, mi princesa está de mal humor –rió falsamente.

 

– ¿Es que los pura sangre sólo veis muñecas hinchables por todas partes o qué? Olvídate de mí, payaso –dijo yéndose del aparcamiento.

 

– ¿Sabes? Bueno, aparte de que sí –Sai le siguió, caminando a su lado y Naruto rodó los ojos– porque tenemos más hormonas que liberar que los vampiruchos normales, no te entiendo. Un día tienes todo el valor del mundo y otro estás acojonado con nosotros. ¿Me lo explicas? –sonrió.

 

– Simplemente, hoy no estoy de humor –le miró–. Piérdete –entró en el instituto y se fue directo a su clase, se sentó en su pupitre, miró la hora y vio que faltaban cinco minutos para que empezara la clase.

– Oye Naru –Sai entró a la clase con él y los alumnos le miraron estupefactos–, ¿quieres quedar conmigo esta tarde?

 

– ¿Estás loco? ¿Pero qué demonios pasa contigo? –Naruto no sabía cómo reaccionar– Y no me llames Naru.

 

– ¿Por qué no? Tu hermano lo hace, me gusta –rió falsamente–. ¿Sabes? Cada vez que te resistes me apetece más acabar lo del otro día, ¿qué te parece? Pero sin mordeduras y malos rollos, ya sabes, sólo por placer, ¿qué me dices?

 

 

 

Naruto estaba estupefacto con este Uchiha. Parecía completamente amigable y no paraba de sonreír. Cada vez que hablaba se quedaba sin palabras porque no se esperaba lo que iba a decirle, era impresionante.

 

 

 

– A ti se te ha secado el cerebro –dijo Naruto aún sorprendido por la proposición.

 

– Jajaja qué gracioso eres, Naru –rió Sai–. Piénsatelo y luego me dices algo, ¿vale? Nos vemos, chao –le dio un beso en la mejilla sin que el rubio pudiera evitarlo y salió de la clase tarareando una canción.

 

– ¡¿Pero qué…?! –pero no le dio tiempo a terminar la frase puesto que el Uchiha ya había salido de la clase. El profesor llegó, cerró la puerta, se puso tras el escritorio y puso en orden sus papeles mientras Naruto se sobaba la mejilla en la que el chico le había besado intentando quitarse el rastro.

 

 

 

Flipando. Ésa era la palabra para describir el estado en el que estaba tanto Naruto como el resto de la clase que presenció el acto del moreno. La chica del pelo rosa estaba furiosa, ¿cómo podía pasar algo así? Estaba verde de envidia; ese chico llegaba nuevo al colegio y ya tenía la atención de los tres Uchiha cuando ella llevaba una vida entera intentando conseguirla. Se las pagaría muy caro.

 

 oOoOoOoOoOo

 

Era la hora del patio y Naruto estaba con Kiba, sentado debajo de un árbol alejado del resto de la gente. A ambos les gustaba relajarse durante esos cuarenta y cinco minutos de descanso que se les proporcionaba entre clases.

 

 

 

– Oye, me han dicho que Sai Uchiha ha ido a verte esta mañana y te ha besado, ¿es eso cierto? –dijo molesto.

 

– ¿Cómo? Sólo ha sido un beso en la mejilla, y porque me ha pillado desprevenido, pienso darle una paliza en cuanto lo vea por haber hecho eso –dijo enfadado comiéndose su bento. Kiba se sintió algo más relajado.

 

– Vaya, pues van diciendo por ahí que te ha besado –dijo antes de comerse una gamba. A Naruto se le cayó la comida de los palillos de la impresión.

 

– ¿Que van diciendo qué de quién? –se puso de pie, alterado.

 

– Tranquilo hombre, no te pongas así –Kiba intentaba calmarlo.

 

– ¿Tranquilo? Es lo que me faltaba, maldita sea –echó a andar hacia quién sabe dónde y su amigo no pudo detenerlo.

 

 

 

Naruto, con una muñeca rota y lleno de vendajes caminaba firmemente hacia delante, entre el pequeño bosque que había en la escuela cuando notó una presencia amenazante entre los árboles. Se alejó rápidamente de un gran salto lateral y se puso en guardia.

 

 

– Vaya, es que ahora resulta que no sólo tienes que ir con cuidado con dos, ¿sino que añades otro al pastel? –la voz resultaba amenazante, ansiosa y enfadada– ¿Que os habéis besado? Eres patético, ya me contó lo de la otra noche, sólo eres una nenaza con ganas de follar y te encanta que te vayamos detrás, ¿no? Pues esto no va conmigo –Sasuke salió de entre las sombras–, si quieres follar puedes hacerlo cuando quieras sólo tienes que pedírselo a mis estúpidos hermanos, están deseándolo.

 

– Oye, ¿quién te has creído que eres? –le gritó indignado– Ni tengo ganas de follar con un vampiro ni tengo ganas de estar cerca vuestro, ¿es que no lo entendéis? Dejadme en paz de una vez, recuérdaselo al pesado de tu hermano, y dile que no me llame Naru. Estoy harto de vuestra altanería, vuestra palabrería y esa sensación que tenéis de superioridad.

 

–Si eso es cierto ¿por qué le has besado? –dijo furioso abalanzándose contra él.

 

– Yo no le he besado –dijo esquivándolo como pudo, adentrándose en el bosque sin darse cuenta–, ha sido el estúpido de tu hermano el que me ha dado un beso en la mejilla, ¿pero quién coño va diciendo por ahí que le he besado? –se cabreó más, elevando el tono de voz.

 

– ¿Esperas que me crea esa tontería? –Sasuke apretó los puños, se puso en posición de ataque y se le pusieron los ojos rojos mientras enseñaba los colmillos. Naruto empezó a notar un viento helado y miedo en el cuerpo– Mi hermano nunca sería capaz de hacer algo así, nunca se ha interesado sexualmente por nadie, para de mentir.

 

– ¡No estoy mintiendo! Un momento, has dicho que te contó lo de la otra noche, ¿qué te contó? –dijo retrocediendo mientras Sasuke avanzaba.

 

– Me contó que fue a avisarte de que te largaras de aquí, ¿qué tiene eso que ver?

 

– ¡Pues mucho! ¡No te lo ha contado todo! Me dijo literalmente que me deseaba, además qué más da, vosotros sois muy sexuales, ¿qué tiene que ver que tenga deseos o no?

 

– Estúpido, ¿es que no lo entiendes? El coito es el primer paso para la transformación; la transfusión de fluidos corporales, significa deseo de unión, o como mínimo deseo de estar junto a esa persona por un tiempo aunque no sea tu pareja.

 

 

 

Naruto se sorprendió enormemente por el comentario del Uchiha, creía que la única manera de convertirse en vampiro era bebiendo su sangre. Atónito, miraba a Sasuke sin moverse, mientras que éste, furioso, se acercaba a él haciendo círculos a su alrededor. Naruto le seguía con la mirada.

 

 

Dándose cuenta de su situación, intentó no sentir pánico y calmarse como podía, miraba a su alrededor y se veía envuelto por hojarasca, árboles y naturaleza. A pocos metros de allí se encontraba la salida. Sudando, decidió rápido y echó a correr hacia el lado contrario en el que estaba Sasuke. Éste, al ver a Naruto correr decidió seguirle y rápidamente le paró los pies cogiéndole de la muñeca rota y rompiendo el yeso con su fuerza bruta, apretando la muñeca y haciendo gritar de dolor al rubio. Sasuke rápidamente le tapó la boca con la otra mano y estrelló su cabeza contra el frío suelo.

 

 

 

– No juegues conmigo, porque te vas a quemar –le dijo poniéndose en el lado izquierdo del rubio de rodillas.

 

– Mierda –se cogió la cabeza con la mano izquierda y vio que estaba sangrando. Sasuke cogió su mano y la lamió gustosamente. El rubio, indignado, le profirió una patada que se dirigía directa a su cabeza pero que esquivó de un salto. Se levantó tan rápido como pudo, mareándose pero sosteniéndose.

 

– ¿Estás mareado? Es lo que tiene –sus ojos pasaron de ser rojos a amarillos–. No vas a jugar más conmigo.

 

 

 

Dio un salto tan amplio que llegó al rubio en un momento y ambos cayeron al suelo, enzarzados en una pelea de patadas, puñetazos y demás golpes. El rubio se puso encima y cogió una piedra, dándole en la cabeza a Sasuke y provocando que éste sangrara. Lo apartó de encima de él de un golpe en el abdomen que lo mandó a un árbol que estaba a tres metros y se puso de pie. Naruto, apoyándose en su rodilla, no alcanzó a ponerse de pie cuando Sasuke ya estaba allí agarrándolo del cuello y levantándolo cinco centímetros del suelo.

 

 

 

– Tú, asqueroso gusano, no me llegas ni a la suela del zapato –le dio un puñetazo en la barriga que hizo a Naruto toser sangre–. ¿Por qué lo estás haciendo? –su cara cambió repentinamente.

 

– ¿Hacer qué? –preguntó con un hilo de voz.

 

– Tu olor –golpeó la cabeza del rubio contra el árbol–, tu olor es demasiado… –lo tiró al suelo y se tapó la nariz.

 

– ¿Pero qué estás diciendo? –preguntó aturdido. Su visión era borrosa, pero aún así lo miraba fijamente. Se incorporó y se sentó, apoyado en el árbol. Sasuke se arrodilló, quedando cara a cara.

 

– Sé que lo haces a propósito –sus ojos se volvieron rojos de nuevo, se destapó la nariz, se acercó y le besó. Naruto, sorprendido, intentó apartarlo con la mano izquierda, pero el moreno se la apartó, lo cogió del pelo y lo tiró al suelo. Se puso encima de él y le besó ansiosamente. El rubio, excitado y, aunque sabiendo que era por las feromonas que desprendía el vampiro, siguió el beso. Ambos, fundidos en un fogoso beso, se tocaban sus cuerpos. La sangre de Naruto que corría por su frente fue lamida por Sasuke sensualmente, y Naruto le lamió el cuello al moreno. Éste se quitó la camiseta y se la rasgó al rubio. No había tiempo.

 

 

 

Sasuke se fue incorporando junto con Naruto y acabó sentado, apoyado contra el árbol. El rubio se sentó encima y empezó a besarle el torso desnudo. La mano de Sasuke acompañaba su cabeza en todo momento, y jadeaba roncamente por las caricias del otro. Sasuke le hizo volver a su boca mientras le quitaba la venda del cuello y del hombro con la otra mano. Le besó agresivamente y fue a su cuello, mordiendo donde mordió la otra vez. Naruto gimió fuertemente haciendo que Sasuke se pusiera más cachondo. Dejó de morderle por un momento se abalanzó sobre él y, en el suelo, le quitó los pantalones y la ropa interior, rompiendo la cremallera y los botones, se quitó entonces sus pantalones y ropa interior, se puso entre sus piernas y entró sin esperar más.

 

 

Naruto gritó de dolor, pero Sasuke le tapó la boca con la mano, le mordió el cuello de nuevo, jadeando de placer, y empezó a embestirle una vez tras otra sin esperar. Al rubio se le saltaron las lágrimas, pero sus quejidos se ahogaban en su garganta lamida por el moreno. Entonces Sasuke apartó la mano de la boca del rubio y le besó con su sangre aún fresca en sus labios. Naruto le besaba placenteramente y gemía con cada embestida, con la que sentía un dolor y un placer indescriptibles.

 

 

 

– Oh sí, sigue, más rápido, más… –Naruto echó la cabeza y el torso hacia atrás mostrándose ante el mayor, lo que excitó más al moreno. Sasuke le cogió de las caderas y lo giró, poniéndolo a cuatro patas, pero como tenía mal la mano derecha, el rubio tuvo que apoyarse en los codos, lo que le daba a Sasuke una mejor imagen de su trasero. Y agarrándolo de las caderas fuertemente le embistió de nuevo con renovadas fuerzas. Ambos gemían bruscamente entre sudor, sangre y jadeos. Sasuke cogió del pelo al rubio y apoyó su cabeza en su espalda mientras le embestía fuertemente. Mirando su hombro izquierdo vio la mordedura de su hermano, lo que le enfureció y le hizo embestirle con más fuerza, haciendo que el rubio sangrara. No contento con eso, mordió su hombro izquierdo, sobre la mordedura de su hermano, asegurándose de quitar todo rastro de ese imbécil hermano suyo.

 

 

 

Naruto gritó por el dolor, excitando más al moreno, por lo que decidió volver a girarlo y volver a ponerse entre sus piernas. Volvió a entrar en él y le cogió fuertemente de las caderas, provocándole marcas.

 

 

 

– Me corro –dijo Sasuke entre roncos jadeos.

 

– Yo también –Naruto gimió con fuerza llegando al orgasmo contrayendo su entrada, haciendo que se corriera a su vez el moreno, que ahogó sus gemidos en los labios del rubio.

 

 

 

Una vez ambos acabaron, Sasuke se quitó de encima y se dejó caer a su lado derecho. Ambos hiperventilaban y asimilaban lo que acababa de pasar. Se miraron a los ojos sin saber muy bien qué decir. El moreno se vistió y el rubio hizo lo que pudo con los restos de ropa que le quedaban. Volvieron a mirarse y habló el moreno.

 

 

 

– Un placer –sonrió y se fue dando saltos entre los árboles.

 

– Estúpido –murmuró. Casi no se mantenía en pie de lo que le dolía el culo, pero aún así se puso a caminar como pudo y se dirigió hacia la Chevy lo más rápido que pudo sin que nadie lo viera. Una vez dentro, cerró la puerta y puso las llaves en el contacto, encendiendo el motor, pero no arrancó. Se quedó mirando el volante, aturdido, sin asimilar aún lo que acababa de pasar. Definitivamente esto no se lo iba a decir a su sensei. Moriría antes. Se vio en el espejo retro visor cubierto de sangre, con las mordeduras y se avergonzó de sí mismo. Puso los brazos sobre el volante y se puso a llorar desconsoladamente–. Es verdad que soy una nenaza, joder.

 

  oOoOoOoOoOo

 

            Al llegar a casa tuvo suerte de que Deidara estuviera trabajando. Había decidido saltarse las clases, como era lógico, y pasarse el resto del día encerrado en casa. Subió las escaleras se quitó lo que quedaba de ropa, la puso en una bolsa que ató y puso debajo de su cama y se metió en la bañera. Se dio un largo baño y, en el agua recordó todo lo que había pasado. Aún no entendía cómo habían llegado a eso. Se puso rojo recordando la cara de Sasuke jadeando, pero borró de inmediato ese rostro, puesto que éste estaba manchado de sangre; su sangre.

 

 

            Salió de la bañera y se miró en el espejo. Las mordeduras estaban enrojecidas, tenía hematomas en las caderas bastante visibles, de un color morado oscuro con las formas de las manos de Sasuke, y arañazos por el torso y la espalda. Se curó todas las heridas que vio, además de la herida en su frente y en la nuca, se aseguró la muñeca derecha como pudo y se dio cuenta de que en el lóbulo de su oreja derecha también le había mordido. No supo en qué momento pasó eso, pero igualmente se curó la herida.

 

 

            Se fue desnudo a su habitación y se puso rápidamente el pijama de manga larga y pantalón largo por si llegaba Deidara y encendió la televisión. Se metió en la cama, acomodó los cojines para que no le dolieran las heridas y se sentó, pero entonces un dolor agudo le subió desde el trasero hasta la columna haciéndole saltar, por lo que le dolió más. Maldijo por lo bajo y se acomodó de medio lado.

 

 

 

– ¿Te duele? –se oyó una voz burlona al otro lado de la ventana. Naruto se sorprendió y se destapó rápidamente para dirigirse a la ventana.

 

– ¿Ahora eres un mirón? –se cruzó de brazos, enfadado por el comentario.

 

– Bueno, si te refieres a lo de antes, no os he visto, porque no lo dudes, habría matado a mi hermano antes de que esto pasara –sonrió amablemente.

 

– ¿En serio matarías a tu hermano por un polvo? ­–preguntó el rubio sorprendido.

 

– Estás hablando con Itachi Uchiha, maté a mi padre porque me dijo que no podía hacer lo que yo quisiera…

 

– Lo sé, mataste a todo tu clan excepto a tus dos hermanos –se miraron fijamente– lo que indica que les quieres o que como mínimo sientes algo hacia ellos, si es que las bestias como tú lo sienten –Itachi rompió a reír.

 

– Me gustas mucho, y si él ha podido, yo también puedo. ¿Sabes? Nunca he visto a un cazador convertido, tendría su gracia, ¿no? –sus ojos se tornaron rojos.

 

– Aquí me tienes –abrió los brazos, provocándole–, alcánzame si puedes.

 

– Jajaja –Itachi le miró pícaramente–. Sabes que no puedo y por eso te creces, pero sal aquí fuera y veremos si acabas hoy con dos polvos o no.

 

– Lo siento, pero no estoy de humor para seguir hablando contigo –cerró la ventana y corrió las cortinas, bajó la persiana y se volvió a estirar en la cama, como antes. Pero no le dio tiempo a acomodarse cuando llamaron a la puerta–. Si crees que voy a dejarte pasar vas listo –no hubo contestación y volvieron a llamar a la puerta repetidas veces–. Mierda –volvió a levantarse de la cama y salió de su cuarto, bajó las escaleras sigilosamente y se acercó al salón. El timbre dejó de sonar.

 

 

 

           Naruto, extrañado, se acercó a la puerta y miró por la mirilla y no vio a nadie. Seguro que el Uchiha le estaba tomando el pelo. Y encima le dolía el culo al andar. Desanduvo lo andado y volvió a su habitación. Al entreabrir la puerta vio la persiana destrozada y la ventana abierta, con las cortinas ondeando con el viento. Asustado, retrocedió dos pasos pero se armó de valor y entró en la habitación y la inspeccionó con la mirada. Como no vio nada se asomó por la ventana, pero no había rastro del vampiro por ninguna parte. El corazón le iba a mil. Cogió el móvil que llevaba en el bolsillo del pijama y llamó a su sensei para que viniera, y entonces la puerta de la habitación se abrió dando un fuerte golpe que le hizo retroceder hacia el armario. El móvil comunicaba. Colgó y esperó. Sabía que no podía entrar pero aun así estaba asustado.

 

 

 

– Uchiha deja de hacer el cafre, no te tengo miedo –dijo el rubio cruzándose de brazos.

 

– No lo parece –escuchó en un susurro en su oreja. Se apartó rápidamente y miró hacia atrás pero no vio nada. Miró hacia todas partes pero seguía sin verlo. El móvil sonó y lo sobresaltó, era su maestro, contestó rápidamente.

 

– Tienes que venir ya, no sé por qué no vives aquí, ¡¡¡soy un blando de menos de un año de caza que se está enfrentando a tres sangre pura y tú no estás conmigo!!! –dijo apresurado y gritando. La conversación no duró mucho más tiempo y colgó el teléfono después de asegurarse de que no podían entrar si estaban los hechizos colocados.

 

  oOoOoOoOoOo

 

            – No lo entiendo, Naruto –el rubio se lo había explicado todo al mayor exceptuando ciertas escenas subidas de tono.

 

            – ¿Qué es lo que no entiendes? –estaba nervioso, metido en la cama.

 

            – Bueno, según lo que dices Sasuke está muy enfadado contigo por haber estado con su hermano menor e Itachi lo está porque… ¿has peleado con Sasuke? –se sentó en la cama, a los pies del rubio– ¿Seguro que no me estás ocultando nada?

 

            – Claro que no –sonrió poniéndose nervioso–, ¿qué iba a esconderte?

 

            – Mmm… entonces lo mejor será que te inventes una enfermedad para esta semana y entrenemos tú y yo, estoy harto de que te den palizas, es vergonzoso –el rubio agachó la mirada–. No me malinterpretes, Naruto. Estoy orgulloso de ti, pero los sangre pura puede decirse que son totalmente distinto a lo que nos habíamos enfrentado antes, y necesitas entrenar tu mente.

 

 

 

 

          Dicho y hecho. El rubio se la coló a Deidara en un momento, cuando el mayor le preguntó por su huida en medio de las clases. Cenó en la cama y después se dispuso a entrenar lo que su maestro le había enseñado. Se sentó sobre la cama como un indio, juntó las manos y cerró los ojos. Empezó a concentrarse en la respiración, y diez minutos después abrió las manos como si estuviera sujetando una pelota e intentó concentrar toda su fuerza en las palmas.

 

 

          Así siguió durante toda la noche, sin que Deidara se diera cuenta. Por la mañana se había quedado dormido en la cama, y cuando Deidara entró sonrió al verlo. Le puso dentro de las sábanas y le tapó. Se sentó a su lado y le pasó la mano por el pelo.

 

 

 

– Naruto, deberías haber ido con más cuidado, entrena lo que tengas que entrenar, yo me ocuparé de que esos o se acerquen a ti –le besó tiernamente la frente y se fue de la habitación.

 

  oOoOoOoOoOo

 

          Deidara iba al colegio en su moto cada mañana, y como cada mañana aparcó el coche en su plaza de profesor. Entró a la clase dispuesto a hacerlo bien, y una vez allí todos le adoraron desde el primer día; tanto alumnos como profesores. Cuando salió del colegio se dirigió directamente a un coche negro aparcado cerca del bosque de la escuela y se apoyó en el mismo, esperando. Los dueños no tardaron mucho en aparecer.

 

 

– Ah, hola –se puso enfrente del coche ajustándose la bandolera–. ¿Vosotros sois los Uchiha, no es así?

 

– Tú eres el hermano de Naruto –dijo el mayor sorprendido de encontrárselo allí.

 

–Correcto –sonrió dulcemente–. Espero pues que entendáis la grave situación en la que me encuentro –hizo un pucherito y ninguno de los tres no dijo nada–. Veréis, es que últimamente mi hermano acaba siempre hecho polvo por una cosa o por otra –se cruzó de brazos–. Yo sé que no quiere preocuparme, pero es que veréis, cuando un hombre ve así a su hermano pequeño, su deber es protegerle.

 

– ¿A qué te refieres?  –el mayor iba entendiendo por dónde iban los tiros.

 

– Me refiero a que os alejéis de Naruto o voy a tener que mataros a los tres –se puso serio y los hermanos se sorprendieron–. Veréis, no os he matado hasta ahora porque no hacíais daño a nadie, pero estoy empezando a cabrearme, no me gusta que uséis a mi hermano como si fuera un saco de boxeo.

 

– ¿Pero sensei, qué está diciendo? –Sai se adelantó– Nosotros no hacemos daño a Naruto –sonrió falsamente.

 

– Uchiha, deja de fingir –se cruzó de brazos–. Os lo advierto a los tres, os mataré si os vuelvo a ver cerca de mi hermano.

 

– Resulta que tú eres también un cazador –sonrió Itachi–. Eres más duro de lo que creía, Uzumaki –sus ojos se volvieron rojos–. Me pregunto si tu sangre sabrá igual que la de tu hermano –pero no puedo acabar la frase porque Deidara le había cogido por el cuello.

 

– No os lo volveré a repetir –el Uchiha se soltó–. Si os acercáis, acabaré con vuestras vidas –cogió su maletín y se fue para su moto–. Que paséis un buen día.

 

 

          Itachi sonrió ampliamente. Tenía mucha fuerza, y no les tenía miedo. Sasuke simplemente se lo quedó mirando hasta que desapareció de su vista, y Sai seguía sonriendo falsamente. Los tres se miraron sin mediar palabra y se subieron al coche. Itachi pensó durante el resto del camino en Deidara y en su mirada amenazante. Le había gustado.

 

 

CONTINUARÁ

 

 

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado, ¡ahora voy a por los demás fics! :D


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