Esta historia que os voy a contar, no es una historia común de piratas, no empieza en la cubierta de un barco en alta mar, ni en una oscura y sucia taberna de un maloliente puerto.
Esta historia comienza un soleado día de Junio, en una paradisíaca isla tropical del caribe, donde el sol pega con fuerza sobre las cabezas de aquellos que no tienen mas remedio que salir a la calle, pues bien, la persona clave de esta historia se encuentra en estos instantes en una oscura cueva de la parte norte de la isla, descansando, aguardando…
Durante todo el día se nota una gran actividad en el pequeño pueblo cercano al puerto, el ir y venir de gentes cargados con las mas variadas cosas que uno puede imaginar no seria extraño si hubiese un barco en el puerto, pero en esta ocasión no hay ninguno, observando bien se puede ver que todas estas cosas están siendo descargadas de carros, que están vigilados por soldados, pues todo esto no tiene otro motivo sino que en un día como este 55 años atrás nació aquel que gobierna la isla y por este motivo, un día tan caluroso como este se convierte en la antesala de una gran fiesta en esta misma noche.
Cuando ya el sol empezaba a esconderse en el horizonte y los fuegos y sus improvisados cocineros se ponían en marcha, la gente se veía por doquier allá unos bailando, otros bebiendo y la mayor parte comiendo, formaban tal algarabía, que ni siquiera la pequeña orquesta se oía por encima de tal estruendo, pero como si de algo marcado se tratase cuando las campanas de la iglesia dieron la hora de las brujas, ya todos estaban sentados en la plaza, esperando, aguardando.
No se hizo de rogar aquello que esperaban y justo en que el sonido de la última campanada tañía el aire una luz apareció entre las sombras, se trataba de una pequeña y oscilante luz, que se movía en torno a las gentes allí reunidas acercándose y alejándose como si de una danza se tratase hasta que en uno de sus ir estando ya próxima a la zona iluminada por las hogueras, la luz se extinguió mientras una figura aparecía de entre las sombras, con esta aparición todas las risas y cuchicheos cesaron, todos los ojos estaban fijo en aquella figura, la cual seguía inmóvil en el punto en el cual se había hecho visible, de pronto la figura avanzo un paso y luego otro en su camino hacia el centro del corro, a cada paso que daba se podían observar mas y mas detalles de su vestimenta, su capa parda vieja y raída además de polvorienta le cubría desde la cabeza hasta un poco mas debajo de las rodillas, bajo la cual mostraba unos pantalones en el mismo estado sol que en estos era imposible determinar de que color fueron en algún momento, así mismo la extraña figura caminaba descalza. La tétrica figura siguió avanzando sin hacer caso al escrutinio al que era sometida su persona, o al menos sin dar muestra de ello.
La gente comenzaba a impacientarse, quien era aquel extraño y que pretendía, cierto era que los soldados les habían dicho que el gobernador tenia preparada una diversión para esa noche mas jamás imaginaron que fuese algo tan extraño, los rumores no tardaron en aparecer, subiendo cada vez mas y mas el tono de sus voces, rompiendo la magia del momento. Sin embargo la figura seguía avanzando, hasta que llego al centro del corro, lugar en el cual se sentó tras sacar un arrugado trozo de pergamino el cual tras observar unos instantes guardo de nuevo entre sus ropajes.
Con una larga mirada dirigida a sus oyentes, la figura dio un pequeño suspiro y comenzó a hablar, lo hacia con una voz profunda aunque bastante ambigua, no se presento, no dijo nada sobre si mismo, simplemente comenzó a contar una historia…