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No sin ti... por AkasunaNoDeidara

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfic así que agradeceré cualquier consejo y/o correción de fallos (que seguro que habrá y muchos). 

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.   

Notas del capitulo:

Este capítulo es una introducción para ver como transcurrirá la historia en los próximos capítulos. No os asustéis porque no haya demasiado romance y mucho menos lemon en él, sólo es para situaros.


Todo quedó iluminado unos escasos segundos. Sobre el suelo yacían siete cuerpos inertes que habían sido victimas de sus pequeñas obras de arte. El camino había sido fácilmente despejado, así que las dos figuras que se habían detenido para poder eliminar aquellos insignificantes obstáculos recomenzaron la marcha. Ambos vestían una capa negra decorada con nubes rojas. Uno de ellos era de estatura mediana, esbelto, con una larga cabellera dorada que cubría su ojo izquierdo dejando sólo visible un cristalino ojo tan azul como el mar. En sus manos tenía unas extrañas bocas que usaba parar crear aquellos explosivos que habían eliminado a los ninjas que estaban de guardia. El otro caminaba de forma curvada, era corpulento, su escaso pelo era marrón oscuro, su cara estaba cubierta por un pañuelo negro dejando sólo visible unos intensos ojos oscuros. El rubio dirigió una mirada a su compañero y dibujo una inocente sonrisa en su cara:

- Pronto podremos llegar a la cueva donde están los demás, hum
- Deidara no seas imprudente – Le replicó con una voz grabe y un tono severo – aún queda un largo camino por delante y es probable que nos aguarden algunos mosquitos más.
- Hum… Como siempre te preocupas demasiado, Sasori no Danna – Dijo Deidara con una mueca de despreocupación. Danna era el calificativo que usaba siempre para referirse a él, jamás gozaba de llamarlo sólo por su nombre.– Además siempre puedo deshacerme de los enemigos que se interpongan en nuestro camino con una de mis explosiones.

Sasori le dirigió una contundente mirada a su joven alumno. Este se percató de ella y dejó ir una floja risita que, afortunadamente, pasó por alto a los oídos del pelicastaño.
Caminaron durante una hora a través de los frondosos bosques del País del Té, el cielo se iba oscureciendo dando paso a la noche. Hasta el momento no habían encontrado rastros de enemigos por la zona no obstante Sasori detuvo su marcha y apuntó su mirada en Deidara que curioso se había volteado hacía él.

- Deidara crea uno de tus pájaros de arcilla y comprueba que el perímetro de la zona está despejado.
- Hum – fue la única respuesta que el rubio le ofreció.

Este se desabrochó un poco la capa e introdujo una de sus manos en ella. En cada uno de los lados de la cadera tenía una riñonera llena de arcilla, metió su mano en una de ella. La boca de su mano empezó a comer una porción de la arcilla que luego masticó. Pasaron un escaso minuto hasta que la mano escupió una escultura de pájaro.

- Listo, hum – Afirmó Deidara haciendo un movimiento de confirmación con la cabeza.

Soltó la figura y con las manos hizo un rápido gesto. La extraña escultura aumentó repentinamente de tamaño y cobró vida, o más bien la capacidad de moverse a la orden del rubio. Deidara se abalanzó sobre su pájaro quedando encima de la espalda de este.

- Sabes que odio que me hagan esperar, Deidara – Soltó de golpe Sasori mientras observaba como su alumno ejecutaba su técnica.

Al oír la grave voz de su pareja de equipo Deidara se giró para mirarlo y dedicarle una de sus encantadoras y inocentes sonrisas. Acto seguido el pájaro se alzó en vuelo y empezó a recorrer el cielo. Dio varias vueltas por el área de la zona.

“Nada… – pensó mientras observaba el paisaje desde el aire – Como siempre Sasori no Danna se ha preocupado de más, hum. Aquí no hay nadie ni nada.”
Dio una vuelta de reconocimiento más y se dispuso a aterrar. Sonrío para sí, desde lejos había reconoció la corpulenta figura de Sasori que lo contemplaba con su fija mirada.

- Danna – gritó – no he visto la presencia de na-

Fue interrumpido de golpe. Cuando casi estaba a ras del suelo un grupo de unos veinte anbus salió a su encuentro.

- Mierda – exclamó Deidara pues estaba totalmente desprevenido y un fuerte puño le impactó de inmediato en su rostro.

Con poca sutileza pudo esquivar los dos siguientes ataques y con rapidez introdujo sus dos manos en las riñoneras y para que las bocas de las palmas de sus manos empezarán a comer y masticar la arcilla para poder crear algunos de sus explosivos. Intento hacer que su pájaro alzará el vuelo para poder así tomar el control de la situación pero los Anbus previniendo ese movimiento colocaron unos sellos explosivos en él y se alejaron con rapidez. El rubio se percató y salto del pájaro para ponerse a salvó.

- Tssk – salió con rabia de sus labios.

Su pájaro explotó dejándolo totalmente inutilizable. Deidara ya tenía preparados los esculturas en forma de pájaros con tres colas. Un grupo de cinco Anbus se abalanzaron sobre él pero el rubio soltó de golpe sus figurillas y cuando lo vio oportuno hizo un movimiento con sus manos y gritó:

- ¡Katsu!

Las esculturas que habían cogido desprevenido a ese grupo de Anbus explotaron acabando así con sus vidas. Deidara soltó un suspiro que no se prolongo demasiado ya que por su espalda había aparecido otro de los Anbu que ya tenía su katana desvainada. Intentó esquivar el ataque pero este, que iba dirigido con una gran fuerza, colisiono con su brazo cortándolo y provocando un grito ahogado de dolor por parte del chico de ojos azules. Sacó la mano de la riñonera, le tiró una figura en forma de araña y la hizo explotar.

“Mierda,¡mierda! Tendría que haber hecho caso a Danna. ¿Danna? – recordó que desde que aterrizó no lo había vuelto a ver. Sintió un punzante dolor en el pecho – No, tranquilízate, Sasori no Danna los habrá derrotado, ellos no pueden contra él...”

- ¡Te dije que aseguraras la maldita zona! – gritó una voz con un tono muy frío y seco. Esa voz que se hacía tan reconocible… - ¡Deidara has bajado la guardia. Te lo advertí, mocoso!

Deidara volteó para encontrarse con la mirada de su apreciado Danna, iba a dedicarle otra de sus aparentemente despreocupadas sonrisas cuando sintió la presencia del último Anbu con vida puestos que Sasori se había encargado de eliminar a los demás. No le dio tiempo a reaccionar el ataque iba a impactar de lleno contra él pero una afilada cola de escorpión de metal interceptó el ataque y elimino de un solo golpe a aquel Anbu.

- Inútil – gruñó el dueño de dicha cola, es decir, Sasori. – ni siquiera has podido contra unas moscas como estás.
- ¿A quién crees que estás llamando inútil? – refutó Deidara al instante sin pensar siquiera en lo que iba a decir. Estaba enfadado.
- ¿Cómo te atreves a hablarme en ese tono? Estúpido mocoso – Sus miradas se confrontaron de forma violenta – la próxima vez dejaré que te maten. – dejó ir secamente.

Dicho esto, el pelicastaño se dio la vuelta sin mirar a su compañero al que se le había escapado un gesto de dolor, pero no por el brazo sino por aquellas frías palabras que acababa de oír, y rehizo la marcha sin esperarlo. Con dificultad se levantó, fue a buscar el brazo que le había sido amputado y siguió el paso de su pareja.

“¿Por qué? ¿Por qué me siento así? Sasori…”

Aún quedaban unas horas de viaje hasta llegar a la cueva, unas horas que se prevenían silenciosas. Sasori desvió cuidadosamente su mirada hacia el rostro de Deidara.

“Este estúpido mocoso sólo va a causarme problemas. – pensó todo lo fríamente que pudo mientras contemplaba su visible ojo azul – si sólo pudiera deshacerme de esta molesta sensación que tengo cuando él está cerca de mí. Tengo que alejarlo.”

- Sasori no Danna, hum – Dijo débilmente el rubio al ver la mirada de su maestro.
- ¿Qué? – Contestó fríamente e indiferentemente
- Yo sólo… Siento haber bajado la guardia. – sus palabras golpearon su orgullo pero si está era la única forma de obtener el perdón de su maestro no dudaría en pegarle una paliza a ese orgullo suyo.

“No quiero perderte, Danna…”

Esta vez fue Sasori quien estaba desprevenido y sintió que sus mejillas empezaban a quemarle. Sabía que Deidara no podría notar su enrojecimiento así que optó por no responderle nada y aparentar esa frialdad tan característica de él.

“Cuando lleguemos tengo que ir a hablar con el líder. – resolvió – definitivamente tengo que alejarlo de mí”


Notas finales:

Pues hasta aquí llega el primer capítulo. Me costó mucho y mucho ponerle un punto a la introducción mis manos acabarón moviendose solas u.u

En fin, a los que hayan podido soportar y llegado hasta aquí: Gracias. 

 

[01.09.10] Lamento las numerosas faltas de ortografía pero no me es posible editar los capítulos anteriores a Febrero del 2010.

 


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