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Emociones en el verano de Konoha. versión amoryaoi. por XimeB

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Notas del fanfic:

Naruto obviamente no me pertenece y no gano un cinco escribiéndola.

De momento me siento tan frustrada por haber perdido los comentarios que no se ni que poner.

Notas del capitulo:

Este es el capìtulo de la discordia por lo que todo empieza.

Tambien es el capítulo que hizo que la historia tuviera que borrarla para volverla a subir.

Emociones en el verano de Konoha.

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Kakashi, ¡sorpresa!

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Luego de los sucesos ocurridos en los exámenes chunnin la vida de Kakashi otra vez necesitaba de un acomodo para sentirse en paz consigo mismo.

Era más que evidente para él que había sido una buena idea no tomar a ningún genin bajo su supervisión y luego de que había roto esa regla las cosas habían empezado a ir de mal en peor.

No en cuanto a las misiones, después de todo era un ninja de élite y como tal estaba acostumbrado a que sus misiones fueran siempre de un nivel elevado o que cambiaran de nivel, siempre hacia arriba.

Era el verse de nuevo afectado cuando alguien cercano era lastimado.

Cosa que por experiencia sabía que ocurría con frecuencia, pero era diferente cuando le sucedía a otro jounin o a un shinobi experimentado a cuando le sucedía a alguien por quien él se sentía responsable directamente.

Otro jounin no necesitaba ser guiado y protegido.

Otro jounin sabía habitualmente a lo que se enfrentaba y tenía la experiencia para encarar a los enemigos.

Otro jounin había vivido y disfrutado de las experiencias que venían con los años.

Otro jounin no hacía que se sintiera culpable cuando algo malo le sucedía.

Ahora Sakura estaba siendo entrenada por la nueva hokage, y no la veía con frecuencia como para compensarle el haberle fallado al no haber conseguido evitarle a Sasuke un destino que podía ser peor que la muerte.

Sabía que aunque lograran traer de vuelta al chico Ushiha las experiencias y jutsus prohibidos que por fuerza tenía que estar aprendiendo con Orochimaru le dejarían cicatrices, visibles o no, por el resto de su vida.

La cual corría el riesgo de que fuera muy corta.

El único de los genins que habían estado bajo su supervisión por el que no se sentía demasiado culpable era Naruto, el cual se había marchado a entrenar con Jiraiya y por lo tanto no sabía de él con mucha frecuencia.

Y dado que sabía también que aunque Naruto no se comunicara con él lo más probable era que de alguna manera sí le dejara saber a su maestro de los primeros años como estaba yendo su vida, supuso que talvez Umino Iruka compartiera con él esa información.

Tenía que reconocer aunque fuera sólo a él mismo, que esos tres niños se habían colado en su vida y ya no le era posible seguir sin interesarse por ellos.

Ahora que estaba el inconveniente de que el antiguo maestro de Naruto posiblemente no le tuviera en gran estima, luego de su, eh, desacuerdo en los exámenes chunin y reconocía que la manera en que le había respondido no había sido la más amable, pero nunca le había gustado que pusieran en duda su autoridad y mucho menos al haber ocurrido en presencia de todos los shinobi de nivel alto.

Sin embargo, ahora que las cosas se habían enfriado no sabía como acercársele para pedirle ese favor.

Nunca había sido muy bueno para relacionarse con la gente, desafortunadamente el sharingan obsequiado por Obito no le ayudaba para nada en las habilidades sociales a pesar de que estaba casi seguro de que su amigo se lo había dejado por eso tanto como por cualquier otra cosa.

Su amigo de la infancia había conocido muy bien en donde estaban sus deficiencias y se había preocupado de actuar para él como el lubricante social que hacía que las cosas fluyeran graciosamente cuando estaban con otra gente o como traductor tanto para las otras personas como para él cuando no sabía que querían decir los demás con sus acciones o simplemente lo detuviera cuando iba a hacer o decir algo que fuera a ser socialmente inaceptable.

Luego de su muerte había sido afortunado de convertirse tan rápidamente en jounin, después de todo era conocido por todo el mundo que no eran el grupo más sano mentalmente que pudiera encontrarse, por lo que sus deficiencias para relacionarse con los demás se vio solo como una excentricidad de las muchas encontradas entre ellos.

Y por cierto no la peor.

Pero aún así una muy incómoda en tiempos de paz, era mucho más fácil tratar con un enemigo o con un compañero de batalla que con un civil, después de todo no hay mucho de interacción social cuando alguien está tratando de matarte, y no hay ninguna razón para tratar de ser amable.

Y dado que debido a una misión especialmente difícil tenía licencia para reponerse de sus lesiones por un par de meses, entiéndase que la hokage le había obligado a quedarse en Konoha y no usar su sharingan, se encontró rondando al maestro en sus actividades diarias hasta que llegó a aprenderse su rutina semanal mientras decidía como sería la mejor manera de acercarse a él y preguntarle por su antiguo alumno.

A las 650 de la mañana salía corriendo de su apartamento para llegar a tiempo a la escuela.

De 700 a 1100 clases.

De 1100 a 1200 descanso para almorzar, el cual lo tomaba en el cuarto de maestros junto con sus colegas con el alimento que él había llevado preparado de su casa o de vez en cuando iban todos juntos a comer en algún pequeño establecimiento cercano.

Esas salidas no parecían planearse de antemano pues no había logrado encontrarles un patrón previsible.

De 1200 a las 1500 más clases.

De las 1500 a las 1550 se quedaba siempre hablando con algún alumno o padre de familia que llegaba con su retoño para aclarar alguna duda.

Al ser tan amable el chunin solía quedarse más de lo que debería atendiendo a sus alumnos por lo que solía salir de nuevo corriendo para llegar a tiempo a su otro trabajo en la torre del hokage atendiendo labores administrativas al recibir los informes de las misiones llevadas a cabo por los shinobi.

Allí se quedaba de las 1600 a las 2000, a menos que llegara alguien a última hora y siendo con los ninja casi tan amable como con los padres de sus alumnos se quedaba un poco más mientras revisaba los papeles del shinobi retrasado.

Después de eso solía rechazar amablemente la invitación a comer del ninja retrasado en turno o de alguno de los shinobi que trabajaran con él para irse, con mucha menos energía que en la mañana hacia su apartamento.

Imaginaba que comería algo allí.

Y así cada día de la semana.

Con excepción de algunos de los días en que no recibía invitaciones para cenar en que tal parecía que aprovechaba para ir solo o comer ramen al establecimiento al que le gustaba ir a Naruto, suponía que lo extrañaría por su mirada triste y suspiros melancólicos mientras comía lentamente cuando estaba allí.

Luego de varios días Kakashi empezó a preguntarse si efectivamente su vida, a puertas cerradas sería tan aburrida como su vida pública y decidió tomar parte de su tiempo nocturno para averiguar más del joven maestro.

Después de todo su convalecencia no le dejaba hacer gran cosa aparte de entrenar un poco, pero solo taijutsu, saludar a Obito y la salida de rigor con los otros jounins los viernes en la noche, en caso que hubiera alguno que hubiera regresado de las misiones.

O sea se aburría como una ostra.

No había mucha cosa que añadir a sus observaciones diurnas aparte de que el hombre parecía que podía cocinar muy bien por el aspecto de sus platillos y por el aroma que ha veces le llegaba.

Extraño hobby para un shinobi.

Decidió empezar a seguir al hombre de la cicatriz graciosa en el fin de semana también, después de todo no tenía mucha cosa más que hacer, la gente con la que solía compartir su tiempo libre, ya fuera entrenando o tomando, estaban todos en alguna misión y no tenía ningún interés en hacer amistades nuevas.

Se enteró que el maestro se levantaba casi igual de temprano los fines de semana que cualquier otro día y se dedicaba a hacer compras de mercado, imaginaba que efectivamente él cocinaba a menudo por la cantidad de vegetales y pescado que compraba, además tal parecía que todos los vendedores lo apreciaban tanto como los padres de sus alumnos.

De hecho parecía que toda Konoha lo adoraba tanto como Naruto.

Curiosamente el darse cuenta de ese hecho le hizo sentirse algo incómodo, el tal Umino parecía no enterarse de la devoción que despertaba en la gente en general, él tan solo seguía su camino sonriéndole a todo el mundo, o sonrojándose ante los halagos que recibía de manera habitual o gritando al pobre ninja que lo sacara de sus casillas o al monstruo infantil que hubiera querido pasarse de listo en alguna de sus clases, sin que la humanidad entera pareciera poder escapar a su influencia.

No lo entendía.

Obito posiblemente con la primera vez que se hubiera puesto en contacto con el maestro podría haberle dicho donde radicaba su habilidad para aparentemente hechizar a la gente.

En cambio su mente lógica necesitaba más información.

Pero era evidente de cualquier manera que era indispensable entender donde radicaba su habilidad, después de todo no sería la primera vez que alguien se volvía un traidor de repente y la influencia que ese hombre siendo tan solo un chunin tenía en muchísima gente era demasiada como para pasarla por alto.

Ha pesar de su poco nivel como ninja había sido muy cercano a ya dos hokage en fila, cosa muy poco común.

Era increíble que no lo hubiera notado antes.

Luego de indagar suficiente por ese día acerca de los hábitos sabatinos de Umino, Kakashi se refugió en su libro y sumergiéndose alegremente en la trama del último volumen de Icha Icha, decidió dirigirse hacia el bosque para terminar de leerlo sin interrupciones.

Mientras caminaba por le pueblo con la mirada en su libro no solía preocuparse gran cosa por donde caminaba, una de las ventajas de su fama era que la gente en general le tenía el  suficiente respeto o temor como  para quitarse de su camino si veía que iba en dirección a ellos.

Por eso, el encontrarse de repente con que alguien no se había retirado le molestó lo necesario  como para detenerse apartando la vista de su lectura y dirigir una mirada molesta al desconsiderado que había osado no apartarse de su camino.

No había terminado de levantar la vista cuando el sonido de una voz que había llegado a conocer muy bien le heló la sangre.

-Kakashi-sensei, le molestaría decirme porqué me ha estado siguiendo...

¡Demonios!.

Notas finales:

perdón a la gente que me había puesto comentarios para este capítulo y se le borraron, nadie puede estar más triste qeu yo por eso.

¿me los pondrían de nuevo?

Porfa, porfa, porfavorcito!!!!


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