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Ponta de Pomelo por Kurenai Mido

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Notas del capitulo: Les dije que lo iba a hacer y lo hice!! Lo q paso entre Atobe y Jirou a lo largo de todo este fic!!
Parte 1 (Cap 4)- Atobe vio a Jirou durmiendo a un costado del camino y bufó de rabia: ¿como podía ser tan holgazán? Se acercó, dispuesto a darle una sacudida que lo mantuviera despierto por una semana, pero no pudo. En cuanto vio su mirada somnolienta y perdida, los hoyuelos que se le formaron en las mejillas cuando bostezó, su fragilidad por el exceso de sueño… fue superior a el. Fue más que la lógica, la razón y el autoconvencimiento. En esos momentos, Jirou le pareció la criatura más adorable del mundo entero.

“¿Pero que… que me pasa?”, pensó Atobe, desconcertado. Soltó al castaño, que cayó al pasto con un suave ronquido, y se paró con las manos aun temblándole. No podía creer que había pensado en su compañero de esa forma sentimental, y salió corriendo de allí, tratando de borrar de su mente toda esa repentina dulzura.

Parte 2 (Cap 5)- Un par de días después, Atobe jugaba contra Kabaji desde bien temprano en el club. Había estado evitando a Jirou y esforzándose al máximo en las prácticas para no tener que pensar, y le estaba funcionando bastante bien. No quería examinar ese pensamiento que amenazaba con apoderarse de toda su conciencia.

De repente vio pasar a Shishido y Ootori, agarrados de la mano, y se sintió bastante intrigado. Los había visto besarse con pasión y los había enfrentado, en nombre de la moral del equipo, y contrario de lo que esperaba no lo habían negado, sino que se habían confesado pareja y bien contenta. Atobe no entendía como dos chicos podían gustarse entre si. ¿No lo entendía o no lo quería entender? Sin darse cuenta despidió a Kabaji y se puso a caminar por los terrenos del colegio, con una gran confusión mental encima. Shishido y Ootori juntos. Había oído también rumores acerca de Yuushi y Mukahi, y no le parecía difícil de creer, a juzgar por las miradas que cruzaban la Dirty. “Ellos lo disfrutan. No tienen miedo que los señalen. Tu… ¿tu podrías ser como ellos?”.

Atobe se dio cuenta que había tomado un sendero alejado del edificio principal, y pronto oyó voces. Se acercó con curiosidad, y vio algo que lo dejó pasmado. Ryou y Ootori estaban sobre un banco, tan pegados que costaba distinguir donde terminaba uno y empezaba el otro. Una parte de el se horrorizó, y la otra se quedó observando fascinado como el moreno masturbaba a su pareja. Sin querer se imaginó a si mismo haciéndole esas cosas a Jirou, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. Entonces Ryou lo oyó y se escondió tras un árbol, pensado en que excusa poner si lo descubrían, pero por suerte la Silver no lo vio.

Mas tarde, durante el entrenamiento, Sakaki sorprendió a Atobe ordenándole que jugara contra Jirou para sacudirle la modorra. El capitán se atragantó con la gaseosa ante aquella orden.

-Pero, pero, ¿por qué yo? Jirou juega bien sin ayuda, entrenador Sa…

-Está durmiendo más que de costumbre, por si no se nota. Creo que como capitán del equipo es tu deber ponerles disciplina a los jugadores. Así que ve y hazlo reaccionar. Confío en ti, Atobe.

El peligris se acercó al bello durmiente con el corazón en la garganta, porque no lo había tenido tan cerca desde la otra vez, y no quería correr riesgos. Sin embargo, una vez que se sentó junto a el, todo cambió: sus dudas se diluyeron ahogadas en un mar de atracción que no supo controlar. Lo sacudió con delicadeza, mirando con embeleso como el castaño se despertaba bostezando y lo miraba de forma somnolienta.

-Despierta, Jirou- dijo con voz suave- Sakaki quiere que juguemos un partido.

-¿Ah? Bueno, ya voy…- Atobe estiró una mano para acariciarle el pelo, preparado para recibir un cachetazo de Jirou, pero nada de eso pasó. El muchacho volvió a bostezar y se alisó los pelos revueltos, se levantó por su raqueta y entró a la cancha, totalmente ajeno a la repentina bondad de Atobe.

Parte 3 (Cap 5)- Aquella noche, Jirou se introdujo en los sueños del capitán de la Hyoutei. Atobe se removió inquieto, pues de ahí no podía escaparse tan fácil: si de verdad era eso lo que quería hacer…

Se despertó sobresaltado y más inquieto que nunca. Había soñado que despertaba a Jirou y este, en vez de irse, lo enlazaba por el cuello y lo besaba, arrastrándolo al pasto para poder acariciarlo. Atobe se acaloró solo de recordar lo bien que se había sentido, pues la única verdad era que había disfrutado enormemente el sueño y deseaba con fuerza que se hiciera realidad. “Yo… yo quiero probar… que se siente besar un chico”.

Esa idea se fue apoderando de su mente, así que cuando volvió a ver a Jirou no lo hizo con aprensión sino mas bien con alivio: después de todo el era Keigo Atobe, y una vez que se proponía algo lo hacia sin miedo. Pero el problema estaba en cuando hacerlo. El no iba a ser tan obvio como sus amigos, si iba a intentar algo con el castaño prefería que fuera en privado. La oportunidad le vino cuando aquel se fue hasta la maquina de gaseosas, solo. Keigo lo siguió y lo alcanzó.

-Ah, capitán Atobe, ¿también tienes sed?

-Si, claro. Saca una Ponta de Limón por mí.- Aunque no pidió por favor, Jirou igual sacó su gaseosa. Atobe lo miró de atrás, con el corazón un tanto agitado por lo que pensaba hacer.

-Mejor nos sentamos, ¿no? Aunque supongo que tu tienes otras cosas en que ocuparte.

-No en realidad. Me quedaré contigo un rato.- Atobe se sentó en el pasto junto a Jirou y vio como este daba rápida cuenta de su Ponta. “…l parece tan… inocente… y tan lindo. Bueno, Keigo, aquí estas, no lo estropees todo. Respira hondo, vamos, no seas cobarde”.

-Eh… Jirou, yo quería… preguntarte algo…

-Atobe, ¿estás bien? Luces algo nervioso.

“Te diste cuenta… ¿Te preocupas por mi? ¿Es eso, Jirou-kun?”

-No es nada, solo un poco de cansancio. Dirigir este club no es tarea sencilla.- Atobe advirtió que su interlocutor estaba algo ido, así que decidió apurarse.- Mira, no es de mi incumbencia, y si quieres mandarme al diablo lo entenderé, pero quería saber… si hay algo que te este preocupando últimamente.

Jirou parpadeó y bajó la vista, así que el peligris continuó.- Sakaki dice, y yo estoy de acuerdo con el, que estás mas distraído de lo normal y que duermes mucho. Realmente me preocupa, así que me gustaría que confíes en mí y me digas que pasa. Quiero ayudarte, Jirou.

El castaño dejó su lata casi vacía a un costado y se quedó en silencio, tal vez meditando una respuesta. Atobe esperó con paciencia y, como quien no quiere la cosa, se sentó bien cerquita de su compañero, tanto como para ver sus lindos labios de cerca. Se sintió liviano como el aire y con muchas ganas de robarle ese beso prohibido que tanto ansiaba. Estaba juntando fuerzas para hacerlo, cuando oyó pasos que se acercaban. Se levantó de golpe, balbuceó una disculpa y huyó a esconderse tras un árbol. Entonces Ryou y Ootori aparecieron en la periferia de su visión; vio que el moreno levantaba su Ponta, le compraba una a su novio y le daba un beso lánguido en la mejilla. Cuando se fueron el se acercó sigilosamente a Jirou y se dio cuenta que estaba dormido de nuevo.

-Maldita sea- dijo en voz baja- Jirou, yo quería decirte… que… me gustas…

Atobe sacudió la cabeza y se alejó del castaño con aire abatido. Había fallado miserablemente.

Parte 4 (Cap 6)- Atobe no era de los que se deprimen fácil. En cuanto se le pasó la bronca por su fallido intento de llamar la atención de Jirou, empezó a planear una nueva estrategia para acercarse a el. El frágil y adorable castaño estaba cada vez mas metido en su corazón, y ya no tenia como negar que le atraía.

Decidió salir y estirarse un poco. Contrario a su costumbre llevó sus raquetas, pensando en jugar un partido nocturno contra algún jugador. Al llegar a las canchas públicas encontró bastantes personas para ser la hora que era. Algunos chicos eran de Hyoutei y se le acercaron, deseosos de un poco de atención por parte de su capitán, pero el los rechazó a todos. Un instante después se alegró de haberlo hecho: Jirou se acercaba con su andar distraído habitual, al parecer también en busca de algún rival al que enfrentar.

-¡Jirou, aquí!- lo llamó. El castaño lo saludó alegremente con la mano y se le acercó.

-Que raro encontrarte aquí a estas horas, capitán Atobe. ¿Está todo bien?

-Claro que si, solo tenía ganas de probar algo diferente. Ven, sentémonos un rato.- Los dos muchachos se apartaron para dar paso a los jugadores que habían llegado antes que ellos y se sentaron en un costado.

Keigo estaba feliz de tener a Jirou solo para si. La conversación entre ellos surgió de forma espontánea y natural, y el peligris pensó que era el momento perfecto para decirle lo que sentía. Estaba disfrutando mucho, y quería al fin liberar esos sentimientos que le llenaban el corazón…

-¡Ey, Atobe, mira!- exclamó el castaño- ¡Es Syusuke, de la Seigaku!

Al capitán de Hyoutei se le cayó el alma a los pies cuando vio a Fuji, junto con Kikumaru y Oishi, los tres muy alegres y con la evidente intención de quedarse un largo rato. Notó con tristeza y rabia que Jirou se había olvidado de el por completo y había ido corriendo a saludar al prodigio rival. Se sintió enfermo solo de ver como Jirou se deshacía en sonrisas ante Syusuke. Sin que ellos se dieran cuenta se acercó un poco para oír de que hablaban.

-Eres un chico simpático- decía Fuji- ¿Quieres tomar una Ponta con nosotros?

-¿De verdad? ¡Claro que quiero! Y seria un placer si aceptaras jugar conmigo también.

-De acuerdo, Jirou-kun, jugaremos un rato. Acércate, no seas tímido.

Esas palabras, y el hecho que Jirou se sentara junto a Syusuke con cara de felicidad, lastimaron profundamente a Atobe. Agarró su bolso y huyó de la cancha, conteniéndose para no llorar como una chica de primaria. Otro precioso momento con “su” Jirou frustrado, y esta vez por culpa de Syusuke Fuji. Odiaba a Syusuke. Igual que sucedía con Marui de la Rikkaidai. Con ellos, Jirou se olvidaba del mundo, porque los quería mucho a ambos. La prueba acababa de verla y sufrirla.

Parte 5 (Cap 7)- El líder de Hyoutei se levantó de pésimo humor, como podía atestiguar la numerosa prole que formaba al equipo. Les gritó tanto a todos que parecía que iba a quedarse afónico. El hecho que Jirou y la Silver no aparecieran solo empeoraba las cosas: Atobe tenia que descargar su ira con alguien y eligió para eso a Mukahi, que estaba calentando solo en un rincón. Se le acercó hecho una fiera. Le gritó aun más fuerte. El pelicereza no pudo evitar sentirse intimidado, y empezó a temblar. Por suerte Yuushi los vio y se acercó.

-¿Qué se supone que esta pasando acá?- exigió saber al ver lágrimas en el rostro de su novio adorado.

-Mukahi-san tiene que aprender a ir al ritmo de los demás…- empezó Atobe, antes de tener que callarse por la mirada furiosa de Yuushi.

-Nada te da derecho a gritarle así a un jugador. Nada. Y no pienses que voy a permitir que lo maltrates, ¿oíste? No quiero volver a ver a Mukahi llorando por tu culpa, Atobe, y lo digo en serio.

Atobe bufó pero se tranquilizó un poco. No iba a ganar nada peleándose con Yuushi.- Muy bien, ya veo como es esto. Hazme el favor (nótese el tono irónico) de ir a practicar con Kabaji, y tu Gakuto, busca a Jirou, a Shishido y a Ootori. Llámalos o haz lo que se te ocurra, pero los quiero aquí ahora.

Ryou y Ootori llegaron, y el los agarró de la oreja por llegar media hora tarde, les gritó un poco y los amenazó para que se pusieran a correr ya mismo. Pero Jirou no apareció, lo que lo enfurecía más. Quería verlo y decirle de todo menos lindo, castigarlo por ser tan… por ser…

“¡Por ser tan rematadamente tonto de no darse cuenta que lo quiero, y que no soporto que prefiera estar con Syusuke a estar conmigo! ¿Qué tiene Fuji que yo no? ¡Nada! ¡Nada en lo absoluto!”

Más tarde les advirtió a todos que implementaría un entrenamiento mas severo y riguroso, y el que no cumpliera se atendría a las consecuencias. Su malhumor se acentuó al entrar al salón y comprobar que allí tampoco estaba Jirou, el cual no apareció en toda la clase. Estaba decepcionado.

Durante el receso Atobe salió a averiguar si alguien sabia el paradero del bello durmiente, y entró en tensión cuando le dijeron que lo habían visto por allí buscando a Sakaki. Salió tras el con enojo y lo vio, hablando con Ryou y Ootori, con su carita de ángel de siempre. Ahora, el amor que le tenía era proporcional a su frustración.

-Le avisé al director que tenia una cita medica, pero creo que se me olvidó decirle a Atobe y a Sakaki- decía Jirou.

-Si, se te olvidó- contestó Atobe con una voz cargada de rencor. Se paró frente al castaño en actitud imperiosa, y aguardó hasta que la Silver se hubiera ido para echarle la bronca que cargaba encima.

-Atobe, lo siento mucho en verdad, no quise causarte problemas…

-¿De verdad tenias una cita medica? Porque yo anoche te vi bastante bien.- Jirou parpadeó asombrado ante el tono rencoroso de Atobe.- ¿No seria mas bien una excusa para faltar hoy?

-¡No, claro que no!

-No te creo- espetó el peligris- me parece que ya no te interesa pertenecer a Hyoutei.

La mirada dolida de Jirou lo sacudió hasta lo mas profundo, pero no tuvo tiempo de contestarle porque justo llegaba Sakaki; mientras le explicaba su tardanza, Atobe dio media vuelta y se fue.

Parte 6 (Cap 7)- Atobe optó por ignorar a Jirou durante las practicas de la tarde, causando asombro entre sus compañeros titulares. Esa gélida indiferencia contrastaba notablemente con la amabilidad que le había profesado en los últimos días. Jirou se entristeció mucho, porque no le gustaba estar peleado con nadie, y menos sino sabia porque. Trató de recordar si había hecho algo que pudiera ofender al capitán, y lo único que se le ocurrió fue su encuentro de la noche anterior. Lo había dejado plantado para irse con los chicos de la Seigaku, y tal vez eso lo había molestado.

Atobe sufría el doble por esa situación absurda que el mismo había creado, pero no lo podía evitar. ¿Y si la admiración que Jirou sentía por Syusuke se transformaba en algo mas profundo? Esa posibilidad lo angustiaba, y mostrarse como un enajenado era la única vía de escape que le se ocurría. Ryou y Yuushi le preguntaron que le pasaba, y el les gritó cuatro frescas, por entrometidos, armando tal escándalo que Sakaki tuvo que intervenir y reprenderlo.

-Tómate un momento para reflexionar y calmarte, Atobe.

El capitán asintió con una inclinación y salio de las canchas sin mirar atrás, pues tenía los ojos empañados de lágrimas y no quería que nadie viera su dolor. Más tarde vio a Jirou (en compañía de la Dirty y la Silver) un poco mas animado, y sonrió patéticamente. Le alegraba verlo bien, pero hubiera preferido que fuera por su causa.

Parte 7 (Cap 8)- “Tal vez es mejor así”, pensó Atobe. El nunca se había enamorado, y cuando por fin lo hizo fue de un chico, un amigo a quien estimaba y no quería herir. No podía controlar sus celos para con el, y Jirou no era alguien que se mereciera sus desplantes e histerismos. Entonces concluyó que tal vez lo mejor era dejarlo en paz, no volver a buscarlo ni intentar acercarse a el más de lo estrictamente necesario. Iba a lamentarlo, pero era lo correcto.

Al día siguiente inició sus prácticas solo, tratando de vaciar su mente de todo pensamiento ajeno al tenis. Ootori llegó solo y entró al vestuario, pero el lo ignoró. A los cinco minutos el peliplata se le acercó con timidez y le preguntó si había visto a Ryou, a lo que el negó cortante. “Tiene tanta suerte de tener a su novio con el. Me pregunto si lo sabe”.

-Atobe-senpai, ¿estás bien? Luces algo tenso, ¿puedo ayudarte?

Atobe se mordió el labio, tratando de contener su angustia, pero no pudo. Se volvió hacia Ootori y lo abrazó, con los ojos húmedos, triste y con una sensación de derrota que nunca había conocido. Solo podía pensar en Jirou, en sus ojos, en su sonrisa, en su carita de ángel dormilón. ¿Por qué no podía tenerlo?

-¡Ah, Jirou-senpai, buenos días!- exclamó Ootori algo nervioso. Atobe se volteó para que su castaño no lo viera llorando, avergonzado que lo hubiera encontrado en brazos de otro. Por primera vez en su vida oyó a Jirou sarcástico, preguntándoles que hacían. Se dio cuenta que había malinterpretado el abrazo que estaba dándole a Ootori y se sintió aun peor. Lo miró de reojo y no lo reconoció, porque ahora era el castaño el que irradiaba enojo. “Jirou, no te enfades conmigo, no pienses mal, yo solo te quiero a ti… te quiero, te quiero…”, pensó desesperado.

Parte 8 (Cap 9, principio)- La agresión que había sufrido Ryou tuvo una única consecuencia beneficiosa (para el): le devolvió la serenidad y el temple que le hacían falta. Keigo Atobe no podía andar por los pasillos de Hyoutei hecho un trapo de piso, este era el momento de ponerse los pantalones y retomar las riendas de su vida. Es cierto, Jirou aun lo miraba con desprecio, pero tras examinar ese hecho con profundidad le pareció algo bastante significativo. ¿Acaso no se había puesto así al verlo abrazado con Ootori? “Eso significa”, se dijo a si mismo, “que tal vez, aunque sea un poco, se sintió celoso; ¿Por qué otra razón iba a enfadarse si no?” Esa teoría le levantó un poco el animo, y pensó en que podía hacer para confirmarla. Por suerte no tuvo que hacer nada. Ootori andaba muy preocupado por Ryou, y el decidió dejarlo irse antes de la practica, porque al fin y al cabo no era un ogro y comprendía lo mal que se debía sentir. El kohai lo abrazó para agradecerle, y Atobe se dio cuenta que Jirou los estaba mirando: y, si no lo engañaba la vista, no parecía nada feliz. De hecho, pegó media vuelta y se alejó de ellos.

“Jirou está celoso”, pensó feliz. “¡…l está celoso de Ootori y de mi!”

Parte 9 (Cap 9, implícito)- Atobe se fue a las duchas pensando en como abordar a Jirou, y nuevamente el destino le tendió una mano. Los otros titulares desaparecieron rapidísimo del vestuario, a excepción de Jirou, que dormía apaciblemente sobre una banca. …l se acercó y se quedó mirándolo por un largo rato, con una expresión muy dulce en su rostro.

-Es tan precioso- susurró- lo eres, Jirou, eres hermoso… eres el chico mas adorable que conocí en mi vida. Me gustas tanto, que ahora mismo estoy sintiendo muchas ganas de besarte.

“¿Y por que no?”, pensó. Estaba dormido, no le diría nada si lo besaba. O tal vez si. En cualquier caso, si a la bella durmiente la habían despertado con un beso, ¿por que no iba a funcionar el truco con Jirou? Se arrodilló junto a el para que sus rostros quedaran a la misma altura. Se acercó despacito, muy despacito, hasta que pudo sentir su respiración encima. Vistos de cerca, esos labios infantiles le parecían aun más deliciosos, y ya estaba que se moría por probarlos. Colocó su mano sobre la mejilla de Jirou y se acercó, se acercó…

-Uh… ¿Atobe?- murmuró el castaño medio dormido.

-Jirou…- el peligris unió ambas bocas con un beso tan suave, tan ligero, que casi no se sentía. Fue más que suficiente para que Jirou recuperara toda la lucidez en un segundo. Atobe le acariciaba la mejilla, sin dejar de rozarle los labios con los suyos… lo único que podía hacer en esa situación era lo que su corazón le indicaba desde que lo había visto abrazado a Ootori: dejarse llevar. Enlazó a Atobe por el cuello para enderezarse y le devolvió el beso. El capitán de Hyoutei, tan sorprendido como feliz, lo abrazó bien fuerte y le tironeó el labio superior, haciéndolo soltar un quejido, que el aprovechó para dejar pasar su lengua al interior del dulce castaño. Atobe sintió que una nube de mariposas le revoloteaban dentro del cuerpo, era una sensación infinitamente placentera que deseaba extender para siempre. Sin embargo, al oír las voces de jugadores que se acercaban el castaño rompió el contacto y se paró, con el rostro encendido.

-Tendríamos que hablar- dijo, antes de agarrar su bolso y salir del vestuario apresuradamente.

Parte 10 (Cap 9)- Apenas salió del club Atobe echó a correr, correr hasta cansarse, pues estaba eufórico: ¡al fin lo había hecho! ¡Había besado a Jirou, y este lo había correspondido! En esos momentos, lo único que lo entristecía era no haberse dado cuenta antes de lo mucho que lo quería, y todo por unos estúpidos prejuicios.

A la mañana siguiente llegó al colegio al mismo tiempo que Ootori y la Dirty, pero ni los miró. Se dirigió directo a las canchas y allí, cual ángel caído del cielo, estaba Jirou, durmiendo sobre las gradas. Se acercó a el con un suspiro y le puso una mano en el hombro.- Jirou, dulce, despierta. Vamos, mírame.

Jirou se restregó los ojos con un gran bostezo y sonrió al ver que era Atobe quien lo llamaba.- Hola, Atobe… oh, espera…- dijo, sentándose derecho y atusandose el pelo.- ¿Todo bien?

-Estoy bien, y ahora que te veo mejor- deslizó impulsivamente. Jirou enrojeció otra vez.

-Gracias… yo también te extrañé… ¡ay, perdón! Quiero decir que me quedé con ganas de hablar contigo.

Antes que pudiera replicar Atobe fue abordado por Ootori y Jirou se puso a correr por orden de Sakaki. El peligris negó su permiso al kohai para salir antes, pues aunque se sentía muy feliz no dejaba de lado sus obligaciones como capitán del equipo. Y para dar el ejemplo se puso a correr, preferentemente cerca de Jirou.

Parte 11 (Cap 9, implícito)- La hora del almuerzo era sagrada para todos los jugadores, así que las canchas quedaban vacías; Atobe escogió ese momento para reunirse con su compañero. Se sentaron juntos en las gradas, y el capitán tomó la manita de Jirou entre las suyas, solo para ver como se ponía colorado. “Adorable”, sentenció.

-Ahora si podemos hablar tranquilos, ¿no te parece?- Jirou asintió con timidez- hace rato que quería estar a solas contigo. Para serte sincero… en los últimos días no he hecho nada más que pensar en ti.

-¿Estás diciéndome que yo te gusto?- preguntó el dormilón de golpe.

-De hecho, si.- Atobe le agarró la otra mano.- Eso es exactamente lo que quería decirte. Tú me gustas mucho, Jirou, y puedo decir con certeza que ayer fue el día más feliz de mi vida.

-Ah, vaya… Atobe, a mi también me gustó que nos besáramos, en serio, fue…- el peligris no lo dejó seguir y le plantó un beso en la boca que lo dejó paralizado. Los dos se quedaron así pegaditos un buen rato, sin saber exactamente como actuar, aunque por instinto sabían que querían tenerse cerca. Al romper el contacto Jirou tenia una mirada muy dulce que enterneció profundamente a Keigo.

-Jirou, te quiero- confesó al fin el muchacho- te quiero mucho mas de lo que te imaginas. Ahora que te lo dije, no sabría como seguir sino es contigo a mi lado.

-¿Qué me estás diciendo?- preguntó el castaño con el corazón en la boca.

-Que quiero que seamos novios, pareja, o como quieras llamarle. ¿No entiendes? No puedo estar sin ti. Ya no más. Por eso te lo propongo en serio, Jirou. Se mi novio, y te prometo que te haré el chico mas feliz del mundo. Yo…- respiró hondo- yo te amo. Te amo y no quiero perderte.

-Nunca pensé que oiría eso de ti- murmuró Jirou- pero, si me amas como dices, ¿Por qué me trataste tan mal?

-Jirou, bonito, ¿es que no te diste cuenta?- aquel negó con la cabeza- simplemente no soporté que te olvidaras de mi tan fácil para irte con Syusuke, la otra vez en la calle.

-¿Estabas celoso de Syusuke?- preguntó Jirou repentinamente divertido. Atobe asintió y entonces el castaño se acostó sobre su pecho, enlazándolo por la cintura.- Ay, Atobe, si me lo hubieras dicho antes… lo que siento por Syusuke no es mas que admiración. Es a ti a quien yo quiero.

-¿De verdad?- preguntó el peligris, a quien se le iluminó el rostro de la alegría.

-Claro que de verdad. ¿Por qué piensas que me molesté tanto al verte abrazado a Ootori-kun? No vuelvas a hacerlo, no me gusta para nada.

-No lo puedo creer…

-Tal vez esto te quite las dudas.- Jirou alzó un poco la cabeza y besó a su amigo, quizá con algo de torpeza, pero eso no le importó nada a Atobe. Le colocó una mano en la cintura y la otra en sus sedosos cabellos claros y procedió a comerle esa delicada y hermosa boquita, sin ningún tipo de vergüenza. Jirou sintió que se derretía todo al sentir la lengua de Atobe jugando con la suya, y pronto empezó a sentir un calorcito que le recorría todo el cuerpo.

-Atobe te amo…- murmuró extasiado al sentir como lo acariciaba con lenta sensualidad.- Quiero ser tu novio, quiero que me beses así todos los días, quiero que me toques…

El capitán tuvo que evitar gritar como un histérico, en vez de eso lo besó más profundamente y lo recostó sobre el escalón de las gradas. Una vez que lo tuvo debajo suyo procedió a tocarlo con más confianza, a besarlo en el cuello para oírlo gemir, absolutamente maravillado con su cuerpo tan puro y hermoso.

-Yo te voy a hacer feliz toda la vida, Jirou- le susurró al oído- te lo juro.

Parte 12 (Cap 10)- Atobe y Jirou fueron los últimos en irse del club ese día. Los dos estaban tan emocionados que querían congelar esos momentos para siempre, así que se quedaron dando vueltas por ahí hasta bien entrada la noche.

A la mañana siguiente Atobe le robó el auto deportivo nuevo (y mas caro que una Ferrari) a su papá y pasó a buscar a Jirou por su casa. Naturalmente lo encontró durmiendo, y fue todo un placer despertarlo a besos y caricias.

De camino a la escuela el castaño se recostó contra Atobe, pasándole un brazo por los hombros mientras con la otra mano jugueteaba con su cabello gris. Aun le parecía increíble que fuera suyo, su novio, el más popular del colegio.

Su mirada embelesada hizo sentir sumamente orgulloso a Atobe, quien tampoco podía creer en la suerte que había tenido al conocer a un chico tan dulce y bueno como Jirou.

Durante las prácticas, Atobe solo jugó con Jirou, y entendió porque la Dirty y la Silver solo querían jugar entre ellos: por amor. Ahora el también estaba enamorado y no quería compartirlo con nadie. Advirtió las miradas curiosas de sus compañeros y les gritó para que se ocuparan de sus propios asuntos, provocándole una sonrisa a Jirou. Mas tarde el castaño le contó que sus compañeros le habían preguntado acerca de ellos, y se quedó pensativo.

-¿Tu quieres que los demás sepan de lo nuestro? Si es eso lo que quieres a mi no me importara decirlo.

Jirou se le acercó mimoso y le dio un beso en la mejilla.- Que las cosas se den, Atobe. Simplemente pasará lo que tenga que pasar.- Atobe asintió y lo abrazó, mirándolo con deseo.

-Ayer se me olvidó decirte algo, Jirou. Soy muy celoso, más que tu. Te lo digo porque no quiero que andes de amigo con Syusu…- el castaño se rió con ganas y lo calló con un beso espectacular, demostrando que no era tan inocente como parecía.

-Teniéndote a ti, ¿te parece que necesito a otro hombre?

Atobe lo enlazó con fuerza por la cintura, aliviado y muy expectante con todo lo que podrían hacer juntos ahora que sabia que era solo suyo.


Notas finales: Solo espero q concuerde con lo q habian imaginado, pero por ahora sin lemon, jaja sino me quedaba una novela en vez de un capitulo. El proximo es el definitivo final de Ponta de Pomelo, el extra 2 con la Dirty a la cabeza.

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