Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ponta de Pomelo por Kurenai Mido

[Reviews - 65]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

como q me re tarde en subir este capitulo, no? Bueno...no me maten, era una pregunta con respuesta obvia, pero no es mi culpa, sino de mi apretado presupuesto q no me deja venir tan seguido como kisiera.

Aqui al fin la Silver Pair concretara su amor como se debe... ya me entienden.

Mientras Ootori hacia un bolso con su ropa de dormir y otras cosas, su madre entretenía a Ryou en la sala. La señora era astuta y sospechaba que los muchachos estaban ocultando algo, pero el moreno estaba firmemente decidido a no ofrecerle ninguna pista. El peliplata no s4e oponía a los juegos inocentes que practicaban en el colegio y levantaban sospechas, pero era muy distinto hacerlo en sus casas. Habían acordado no decir nada a sus familias por ahora de su relación, y Ryou representaba muy bien su papel del mejor amigo.

 

-Ya estoy listo, Shishido- dijo una voz cantarina desde las escaleras.

 

-Choutarou, déjame ver- pidió su madre. Le arreglo la corbata e intentó atusarle el pelo, pero Ootori se resistió.

 

-Basta, mama, estoy bien- el peliplata se sonrojo porque no quería que su novio lo viera como un hijo de mama. Le arrebató de nuevo la gorra a Ryou y se la puso para ocultar sus cabellos alborotados.

 

-Te portas bien, y no se desvelen, ¿si?

 

Mas tarde, camino de la casa de Shishido, Ootori le pasó un brazo por la cintura y le apoyó la cabeza sobre el hombro, poniendo en juego toda su inocente sensualidad con la expresa intención de atraerlo.

 

-Aprovechado, me quieres volver loco aquí porque sabes que no puedo responderte como quisiera, ¿verdad?

 

-Ya podrás cuando lleguemos a casa. Mientras tanto te doy un adelanto…

 

El menor se le paro enfrente, le agarró el rostro con ambas manos y lo besó, usando su pequeña lengua para abrirle los labios cerrados y degustarle la boca a un sorprendido Ryou. Casi siempre era el quien tomaba la iniciativa, pero este beso le dejó bien en claro que Ootori tenia tanta carga erótica dentro suyo como el mismo. Tal vez por su apariencia tranquila lo había juzgado erróneamente: ¿y si resultaba ser la bomba sexy y audaz que sugería la foto que le había mandado? Esa posibilidad le desató una serie de fantasías altamente lemon en la cabeza.

 

-¿En que te quedaste pensando, Ryou?

-Que si no nos apuramos soy capaz de violarte aquí mismo- respondió el moreno con voz perversa.

 

Ootori le dirigió una miradita simplemente irresistible y luego se soltó y echó a correr, logrando que el viento le alborotara la camisa, dejando entrever destellos de su suave y hermosa piel. A Ryou se le hizo agua la boca y lo siguió, deseando más que nunca quedarse a solas para hacerle un montón de cosas tan pervertidas como agradables.

 

Ryou abrió la puerta de su casa pero no permitió que Ootori entrara así nomás. Hizo que el menor lo enlazara por el cuello y luego lo levanto por los muslos, alzándolo como si fuera una novia en su noche de bodas.

 

-Agarrate fuerte, precioso- instruyó el moreno a un divertido Ootori.

 

-¿No te importa que nos vean tus vecinos y piensen que estés borracho?

 

-En lo mas mínimo.- Ryou lo cargó hasta su habitación, abrió la puerta de una patadayluego lo depositó sobre la cama; Ootori no lo soltó y el le cayó encima, cada vez mas excitado.

 

-¿Es mi impresión, o estas muy apurado por iniciar nuestra luna de miel?

 

-No bromees con eso, Shishido- pidió el menor con los ojos brillantes- nosotros no estamos casados.

 

-Aun- finalizo el mayor con una sonrisa juguetona. Se inclino sobre Ootori para darle un beso simplemente divino, y luego se levanto y arrojo su bolso por ahí. Ootori lo imitó y se quedo sobre la cama en la posición del loto, aflojándose la corbata y despeinándose aun más de lo que ya estaba.

 

-Estas mas lindo que nunca, Choutarou- dijo Ryou con admiración.

 

-Eh… gracias.-El peliplata abrazo más a Osito y luego preguntó:- ¿Qué hay para comer?

 

-Tú dime. Tengo los números de todos los deliverys de la ciudad, así que escoge lo que mas te guste.

 

Los chicos terminaron pidiendo dos pizzas grandes con extra queso, además de la caja con 6 latas de Ponta que Ryou guardaba en la heladera. Acomodaron todo en la habitación del moreno, para aprovechar la televisión que este tenia allí. Ootori estaba fascinado con el santuario de Shishido, estaba lleno de sus cosas favoritas y a el le parecía todo encantador. Ryou lo miraba de reojo, observando su perfil de modelo y planeando ya lo que haría cuando acabara la película que habían puesto. Su novio lucia estupendamente; cuando aquel fue a tomar un trago de Ponta se le escurrió un poquito por la comisura de los labios, y se tornó aun más apetecible.

 

-¿Por qué me miras tanto, Ryou? ¿Tengo salsa en la boca?- pregunto con inocencia Ootori.

 

Ryou ahogó un gemido de deseo y le saco la lata de entre las manos, entonces le cubrió la boca por completo para poder saborear su dulzura natural mezclada con la acidez del pomelo. Ootori dejó que lo reclinara contra el suelo y que lo besara y acariciara a su gusto: sabía que no llegaría virgen al alba, y una vez que acepto esto se decidió a disfrutar al máximo de las atenciones de Ryou.

 

-¿Tu aun tienes hambre, cariño? Porque yo estoy satisfecho…

 

-Comí bastante, Shishido.

 

-Entonces… vamos a mimarnos un poco… y a dejar que la naturaleza siga su curso.

 

Ootori asintió radiante y dejo que Ryou le sacara la corbata y le desabrochara todos los botones de la camisa. Los besos del moreno eran siempre muy pasionales, pero ahora tenían un extra, podía sentir su aliento tan ardiente que parecía que iba a quemarle la piel. Hizo un movimiento involuntario con el cuerpo y termino sintiendo el bulto de su compañero. Cuando Ryou se dio cuenta repitió el movimiento una y otra vez, gimiendo de gusto con el roce entre su inflamado órgano y la inocente virilidad de Ootori.

 

-Ah, Ryou, por Dios, eso me gusta mucho… para…

 

-¿Cómo se te ocurre? Si te gusta tengo que hacértelo mas, no menos.

 

Ryou le desabrocho el cinturón y le bajo un poco los pantalones, lo suficiente como para entreverle las partes nobles. Se levanto y se saco su propia camisa y corbata, relamiéndose a propósito solo para ver la mirada alucinada de Ootori. Se agachó de nuevo y termino de sacarle el pantalón, y empezó a besarle y lamerle el pecho con ganas, con las manos bien puestas en su cinturita de uke. Cuando no aguanto mas Ootori se levanto y se le colgó del cuello, sacándole la camisa en un arrebato de éxtasis. Los dos se arrastraron a la cama, entre forcejeos y besos húmedos, entre jadeos y caricias. Terminaron de desnudarse con impetuosidad, hasta que solo les quedaba la ropa interior. Ootori agarró a Osito, que había quedado sobre la almohada.

 

-¿Te vas a poner a jugar con el oso ahora?- pregunto Ryou con incredulidad.

 

-¡Claro que no!- negó el menor.- Solo iba a dejarlo sobre la mesa de luz. La cama es toda nuestra.

 

“Las palabras mágicas”, pensó Ryou. Se sentó en el borde de la cama y se sacó el bóxer, que cayó sobre la caja de pizza. Ootori enrojeció por completo al ver por primera vez la hombría de su novio, que estaba notablemente erguida e hinchada. Cuando se acostó sobre el la sensación fue distinta que hacia un rato: ahora no había ningún retorno posible. Ambos lo sabían.

 

Ryou le agarró la mano y la apoyó en su propio sexo.- Siente como te deseo, Choutarou.- Empezó a moverla, sintiendo un espasmo de voluptuosidad importante.- Es toda tuya.

 

-Ha…- cuando Ryou lo soltó Ootori siguió masturbándolo por su cuenta, extasiado de comprobar como se endurecía por su contacto. Movía sus dedos con ligereza de arriba abajo, jugueteaba con la punta sin tomar conciencia de todo el placer que le estaba dando a su compañero. Ryou hizo una mueca y echó la cabeza atrás; tanto preliminar le estaba haciendo doler la erección, que se moría por recibir un trato mas adecuado.

 

-Choutarou- susurró- házmelo ya…

 

Ootori comprendió a que se refería, y se agacho hasta quedar a la altura del miembro. Acercó su boquita despacio a la punta y le dio un beso húmedo, haciéndolo soltar un gemido fuerte. Enseguida le dio una lamida, dos, tres, lo masajeó y volvió a lamerlo como si fuera un chupetín gigante.

 

-¡Por favor, Choutarou!

 

Ootori se rió y volvió a besárselo, haciendo que temblara. Decidió quitarle el sufrimiento y empezó a chuparlo, despacito, tratando de asimilar el tamaño y la forma de aquel pene que, según Ryou, era todo suyo. Cuando se acostumbró un poco se lo tragó en toda su extensión, ejerciendo presión con su lengua para aumentar la sensación de placer. Se lo sacó de la boca un instante y lo mordió, sin importarle su quejido; todo lo que quería era devorarlo. Ryou le puso las manos en la cabeza y lo obligó a continuar: el menor se la sujetó con las dos manos y se comió la punta, chupándosela hasta dejarla enrojecida, saco una mano y succionó, saco la otra y terminó de devorárselo.

 

-Chupame mas fuerte- pidió el mayor- quiero acabarme en tu boca.

 

Ootori atendió el pedido; empezó a succionar el pene como si su vida dependiera de ello, saboreándolo como si fuera el postre más delicioso del mundo. Antes que se diera cuenta, Ryou había soltado un suspiro lánguido y le había llenado la boca de un líquido caliente y pegajoso. Ootori se tragó un poquito, impresionado, hasta que vio la mirada profunda de Shishido. Entonces se fue tomando el resto despacio hasta limpiar todo, sin avergonzarse, pues al fin  al cabo eso era parte de su novio, la respuesta al placer que le había dado.

 

-Lo hiciste muy bien- elogió el moreno- gracias.

 

-Shishido, me gustó mucho- dijo Ootori con voz repentinamente temblorosa. Ryou lo abrazó de costado y le susurró al oído que se tranquilizara, y para coronar sus palabras le tironeó el lóbulo de la oreja con su propia boca.

 

-Escucha lo que voy a decirte, precioso: se que es tu primera vez, así que es lógico que estés nervioso, pero como acabas de ver, esto no es nada doloroso ni desagradable. Debes relajarte.

 

-Shishido-senpai, te amo- susurro Ootori con voz cargada de lujuria.

 

El mayor sonrió y se le acostó encima. Con extrema delicadeza le sacó el bóxer y lo dejo caer al suelo, mirando su virilidad con cierta sorpresa.

 

-Esto que te voy a decir no me favorece- observó- pero la tuya es más grande…

 

A Ootori le dio tal ataque de risa que tuvieron que esperar cinco minutos hasta que se le pasó. Ryou se acurrucó junto a el y se entregó a la placentera tarea de lamerle el cuello mientras su inquieta mano se posaba sobre su miembro, acariciándoselo hasta que adquirió una considerable erección. Le separó las piernas con el corazón palpitante y se lo metió en la boca, chupándoselo con más o menos fuerza según los jadeos de Ootori le indicaban el nivel de excitación que tenia.

 

-¡Senpai, te amo, te amo!- gritó el menor en un momento en particular, cuando sintió que lo mordía: ahí ya no supo controlarse y se derramó, con más intensidad que Ryou, dejando que este lo limpiara de forma oral.

 

-Eres rico- lo dijo Shishido- eres muy rico, mi querido Choutarou…

 

Ootori permaneció con los ojos cerrados mientras Ryou volvió a echársele encima, besuqueándolo y susurrándole cosas atrevidas. Aprovechando su aparente distracción, el moreno deslizó una mano hasta la entrada virgen del menor, acariciando con toda la suavidad de la que era capaz. Todavía la tenia húmeda con el fluido de Ootori, así que el primer dedo entró con suma facilidad. Tras ver que resistía le metió un segundo dedo, excitándose con los gemidos de Ootori y con la forma en que se arqueaba al sentir aquella intrusión en su cuerpo. Su miembro volvió a ponerse rígido al sentir sus dedos atrapados en el interior del novio.

  

-Ryou, no me metas mas… por favor- rogó Ootori cuando el moreno le metió un tercer dedo pegajoso.

 

-Pero mi amor, si no te dilato todo lo posible te dolerá- dijo Ryou con voz suave- tienes una entrada muy estrecha, y al hacerte esto será más fácil penetrarte… tu solo relájate y disfruta, precioso.

 

Ootori sentía como esos dedos lo acariciaban por dentro, por así decirlo, y eso le estaba dando tanto placer que dolía. Su propia cosita se endureció, dando testimonio de la terrible calentura que lo dominaba. Ryou se dio cuenta que si seguía así iban a acabarse antes de tiempo, así que le retiro los dedos y lo dio vuelta, todo muy rápido y sin problemas. El súper excitado moreno le mordió la oreja mientras acomodaba su miembro en donde se debe, abrazándolo por detrás para juntar sus cuerpos todo lo posible.

 

-Haaaa… Ryou…

 

A Shishido los gemidos de Ootori lo volvían loco; sentir como se arqueaba ante su empuje lo excitaba; y sentir como su pene quedaba atrapado en la estrecha cavidad del jovencito era la realización fiel de todas las pervertidas fantasías que lo habían dominado hasta entonces.

 

-Que cosita mas hermosa y sexy… que bien que se siente estar dentro tuyo…

 

Ootori se mordía el labio para no gritar, pero cuando sintió que Ryou le había metido más de la mitad de su miembro adentro se le escapó un alarido de dolor.

 

-No voy a aguantar, Ryou, me duele…

 

-Tranquilo, mi amor, respira profundo- lo aconsejó el moreno, dándole un beso en la mejilla- si te pones tenso te dolerá mas, tienes que relajar todo el cuerpo.- Con una pequeña dosis de besos inocentes y caricias suaves Ootori logró  controlar los espasmos que lo sacudían.

Ryou sonrió satisfecho de su logro y bajo una mano hasta la cosita de Ootori, acariciándola como si fuera el Osito.

 

-He querido hacer esto desde que me mandaste la foto- confesó Shishido.

 

-Mmm… Ryou- jadeó el peliplata- me mentiste, la tienes bien grande…

 

Shishido soltó una risita. Liberó el miembro de Ootori para poder tomar mejor sus caderas ahora que tenía todo dentro suyo. Empujó con fuerza, metió y sacó quien sabe cuantas veces, mientras Ootori se movía a su mismo ritmo (¿qué diría Kamio de esto?). El vaivén se fue haciendo mas violento y Ryou empezó a maldecir, impaciente. Ootori le agarró las manos y las deslizo de sus caderas a su pecho, haciendo que lo acariciara.

 

-Tienes que relajarte, senpai…

 

Shishido asintió y siguió penetrándolo con calma; ahí pudo sentir como chocaba con algo blandito que se esforzó por seguir rozando, solo que entonces fue Ootori el que retomó los gritos.

 

-¡Jesús mío!- exclamó el menor, extasiado.

 

Junto con ese grito Ryou le dio en el punto exacto y se derramó en su interior con fuerza volcánica. Choutarou se vino aun más que en las ocasiones anteriores, empapándole las manos y el vientre con su semen. Los dos jadearon, se dijeron obscenidades, se acariciaron. Tenían la piel caliente y resbalosa y no les importaba.

 

Ryou se salio del interior de su chico con un suspiro, cosa que Ootori aprovechó para cambiar de posición y frotarse el trasero adolorido. En cuanto pudo se acurruco junto a Shishido, apoyó su cabeza contra el pecho del moreno y lo rodeo por la cintura, jadeando aun. Ryou le alborotó el cabello y lo besó en la frente, con una sonrisa enorme en su rostro. Le paso un brazo por los hombros para que el abrazo fuera reciproco, deseando tomar ese cuerpecito y no soltarlo nunca jamás.

 

-Y bien, mi querido Choutarou…

 

-Shishido-senpai, tu eres lo máximo- dijo Ootori con la voz quebrada por la emoción.

 

-Iba a preguntarte si te gusto y si te sientes bien, pero creo que ya me respondiste, ¿Te duele?

 

-Me duele un poco, pero estoy bien… y si, me gusto muchísimo (con énfasis en la ultima palabra). Aunque tenía miedo que te arrepintieras.

 

-¿Estas loco? ¿Arrepentirme? ¿Con todo lo guapo y sexy que estas, arrepentirme?- Shishido se rió- Tienes una cara hermosa, un cuerpo increíble, una personalidad súper dulce, una voluntad por aprender que supera todas mis fantasías, y es por todo eso y mas que yo te amor, kohai de mi corazón. Antes de arrepentirme de estar contigo me tiro al río. Te amo más que a nadie, y me siento feliz y halagado de haber sido tu primera vez.

 

-Ay, Shishido, yo… te quiero tanto…

 

Al menor se le empezaron a caer algunas lágrimas, y Ryou lo abrazó aun mas fuerte, conmovido, llenándolo de elogios para hacerlo sonreír. Estiró un brazo hacia la mesa de luz y agarró a Osito, apretó el corazón magenta y una musical voz resonó en toda la habitación diciendo “te amo”.

 

Ootori abrazó a Osito y Ryou abrazó a Ootori, lo besó en la mejilla otra vez y le acaricio el pelo, despacio, hasta que una respiración sibilante le indicó que se había quedado dormido.
Notas finales:

No se xq me parece q me qdo algo cursi, pero bueno, yo queria q lo hicieran de una buena vez , asi q...

valio la pena la espera? la verdad, ¿eh?

sayounara hasta la proxima


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).