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Al fin entre nosotros... por chigirosento

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Notas del fanfic:

xd

Notas del capitulo: los personajes son de masashi kishimoto
 

 

 

 

 

Las mejores cosas están enfrente de uno mismo...sólo hay que abrir más lo ojos y saber donde estamos parados...

 

 

 

 

 

Era un día monótono como muchos otros, típico día de invierno donde apenas se ven algunos rayos de sol. Muy pronto va a empezar a llover, se notaba por la humedad del aire y a la vez su misma calidez en el ambiente. Muy pocas personas se dan cuenta de esto y una de ellas era un chico que era discípulos de un famoso artista, el nombre del muchacho era Deidara, su edad era de unos 18 años, era joven de apariencia delicada y con tono algo femenino ya que tenía una cabellera dorada larga como la de una muchacha y unos bellos ojos azules que era parecidos a dos zafiros.

 

Deidara estaba en la casa de su maestro, ayudándole con una enorme escultura en que unos días tenían que terminar para enviarla a una exposición. Deidara le gustaba ayudar a su maestro en todos sus trabajos, encontraba divertidos esos momentos con él ya que siempre aprendía algo nuevo. El nombre de su superior era Akasuna no Sasori, un reconocido artista por su distinguido arte de lo eterno. Sasori tenía 24 años, una desordenada cabellera roja como las rosas en pleno Octubre y sus ojos eran de un color avellana combinado con un tono de rojizo.

 

- Deidara... - El maestro y su discípulo estaban en pleno trabajo cuando el pelirrojo se decidió a hablar

 

- ¿Sí Danna? - Deidara llamaba a su maestro ´´ Danna``, en forma de cariño.

 

- Has estado muy callado últimamente ¿Te pasó algo? - El ojiazul siempre cuando trabaja con Sasori le habla de cualquier cosa, pero esta vez él no había dicho ni una palabra.

 

- Mm...  - Bajo la mirada el rubio - Bueno, es que... he terminado con Itachi... - el superior lo miró perplejo.

 

- ¿Y por qué fue? - Deidara tomó aire profundamente y dijo:

 

- Porque peleábamos por sus estúpidos celos, me sentía tan presionado cuando compartíamos con otras personas - Dijo el rubio con tono de asqueado - Incluso empezó a tener celos de ti, Danna - Sasori miró a su discípulo con ojos de sorpresa.

 

- ¿De mí?

 

- Sí - asintió con la cabeza el  rubio - Él te odiaba profundamente, ya que yo pasaba más tiempo contigo que con él - dijo con una sonrisa el ojiazul, pero hubo algo que desconcertó al superior

 

- Dei... - dijo con tono conciliador - Siento que me ocultas algo más... - Deidara puso los pelos de punta.

 

- ¿Yo, pero cómo crees? - dijo con un tono falso el rubio dejando notar que estaba mintiendo, aunque el pelirrojo lo dejo pasar... por ahora.

 

 - Ah... - suspiró el maestro - Cuando quieras contarlo me lo dices ¿vale?... - dijo para terminar aquella conversación el pelirrojo.

 

- Danna... - susurro para sí el rubio al ver la comprensión de su maestro - Como me gustaría contarte la verdadera razón de que por qué termine con Itachi...- Pensó melancólico el ojiazul mientras seguía trabajando, pero de repente su maestro interrumpe sus pensamientos una vez más golpeándole con un pincel en la cabeza.

 

- Deidara - dice en voz alta el pelirrojo haciendo que el ojiazul suba su mirada - ¿Quieres ir a tomar algo después de esto? - el ojiazul lo miró desorientado, ya qué nunca en la vida su maestro lo había invitado a juntarse con él después del trabajo.

 

- Yo... - dudó un poco el rubio - C-Claro - dijo un poquito nervioso al aceptar.

 

- Bueno - su superior empezó a sonreír complacido - Entonces vámonos ahora antes de que empiece a llover...

 

Ese día ya no era tan monótono para Deidara gracias a su maestro. Iban a ir a un pequeño bar que estaba cerca de la casa de Sasori. Nuestro pequeño rubio estaba emocionado al salir por primera vez con su superior, ahora el ambiente entre ellos dos era mucho más grato.

 

- Gracias por invitarme Danna... - le agradecía el menor por a verle traído hasta allí, a  un lugar tan hermoso, ya que se podía ver las luces de los autos resplandeciendo en la fría noche, pero por suerte no se escuchaban sus ruidos molestos.

 

- No te preocupes, además hace tiempo que quería invitarte a alguna parte... - El rostro del rubio se sonrojo levemente, mientras que el pelirrojo tomo una de las manos de su discípulo.

 

- Danna... - El corazón del rubio estaba latiendo muy rápido, de pronto su sonrojo se volvía cada vez más notorio.

 

- Dei... - habló suavemente el maestro - Te traje aquí porque tengo algo importante que decirte... - los ojos del pelirrojo empezaron a brillar.

 

- Decirme que... - decía el rubio emocionado por las palabras de su maestro.

 

- Que yo te... - hubo un breve silencio entre medio - Te agradezco mucho que seas mi aprendiz - Y Sasori soltó la mano del menor para beber un  poco, dejando al rubio totalmente desilusionado ¿Pero por qué Deidara estaría desilusionado?

 

- Gracias Danna... - se limitó a sonreír el ojiazul sin hacer notar su decepción - También agradezco que tú seas mi maestro... - Su sonrisa se intentaba no apagar para no hacer crecer dudas en su maestro - ¿Por qué me siento tan decepcionado? Debería estar feliz, al menos él me valora... como su aprendiz... - Deidara por dentro estaba muy triste, en realidad se había desilusionado, el esperaba un poco más que unos simples ´´ Gracias``...

 

 

Los dos jóvenes al terminar sus bebidas se fueron del hermoso bar para irse a sus respectivas casas, hablaban en el camino muy amenamente, mientras que el ojiazul sólo intentaba olvidar lo sucedido como una simple equivocación suya. Pero de la nada sale de una calle un tipo de apariencia fría, cabello largo y negro amarrado por una coleta y unos ojos desgarradores de color rojo sangre.

 

- ¡Deidara! - Dijo agresivamente acercándose al menor - ¿Qué haces con ese tipo? - se refería a Sasori.

 

- ¡Itachi tú y yo ya terminamos! - dijo en forma defensiva el rubio ante su ex-novio.

 

- ¡Yo no he terminado contigo! - dijo eufórico el pelinegro mientras miraba asesinamente al pelirrojo - ¡Y no pienso hacerlo sólo porque tú amas a otro!

 

Hubo un silencio perturbador, Deidara le había dicho a Sasori que fue por celos, nunca menciono que era porque... amaba a otro.

 

- ¿Amas a otro? - le dijo su maestro con mirada confusa.

 

- Yo... - No alcanzó a mencionar nada el ojiazul. Ya que Itachi le mando un golpe al pelirrojo en centésimas de segundo.

 

- ¡Estoy seguro que tú eres ese! - el golpe del pelinegro mandó al suelo al pelirrojo, este enseguida se reincorporó para devolverle el favor. Por varios minutos los dos se devolvían los golpes, ya tenían varias heridas, lo mejor era para antes de ser gravemente lesionados.

 

- ¡YA PARÉN! - Dijo el pobre ojiazul mientras veía la carnicería - ¡Es verdad, yo amo a Sasori, pero no él no tenía idea de eso! - el desconsolado  pelirrubio lloraba y lloraba - Perdóname Itachi... pero por favor te pido que pares esto... - El pelinegro se quedó callado e inmóvil, hasta que suavemente se fue del lugar dándole la espalda al pelirrojo y a Deidara, al fin dejándolos en paz.

 

- Deidara... - decía entre gimoteos el pelirrojo perplejo ante las palabras de su discípulo.

 

- Perdóname Danna, pero... - seguían saliendo varias lágrimas de sus ojos azules - Tenías que saberlo... - Deidara bajo su mirada y cerró sus ojos para irse de ese lugar, se fue corriendo lo más fuertemente posible.

 

- ¡Espera Dei!

 

Lo siguió persiguiendo el pelirrojo por varias cuadras, poco a poco Sasori se acercaba más a Deidara, hasta que el cansancio le ganó al ojiazul, dejándolo agotado en un pequeño parque, donde la noche ya se hacía presente.

 

- Deidara... - decía agotado el pelirrojo que alcanzó a atrapar al ojiazul gracias a un abrazo.

 

- ¡NO DÉJAME! - Se quejó el pelirrubio al sentir como su maestro rodeaba sus brazos alrededor de su frágil cuerpo.

 

- Cálmate yo... - Deidara se intentaba zafar, no hacía caso en nada.

 

- ¡Por favor suéltame yo...! - De repente el pelirrojo voltea al pelirrubio dejándolo frente a él, mientras lo agarra por los brazos, Deidara se quedó callado ante los ojos tan serenos del pelirrojo.

 

- Todavía no has escuchado mi respuesta... -  el ojiazul dejó de llorar por un momento.

 

- ¿Qué?

 

- Dei... - sonreía el mayor - Yo te amo... - Los labios del pelirrubio empezaron temblar, no podía creerlo - Siempre lo he hecho, pero soy tan idiota de nunca habértelo expresado de buena forma... no sabía como hacerle y sobre todo cuando estabas con Itachi - el mayor hizo una pequeña pausa para tomar aire - Perdóname...

 

- Danna... - De repente Deidara sintió que su maestro le dejaba un casto beso en sus finos labios, de pronto aquel beso se volvía cada vez más profundo, los brazos del ojiazul se aferraron al cuello del mayor, mientras que este presionaba aquel cuerpo tan frágil contra el suyo, haciendo ver lo más hermoso del ser humano... el amor...

 

 

 

 

- Danna... - Los nuevos enamorados fueron directo a la casa de Sasori, tenían que demostrarse aquel amor tan artístico y apasionado.

 

- Nunca pensé que llegaría a probar a aquellos labios tan perfectos - Sasori recostó a su discípulo en su cama de sabanas de color vino, mientras que uno de sus dedos se posó en los labios del pelirrubio - Deidara, desde que te vi en mi casa, yo me enamoré de ti.

 

El ojiazul no podía creer lo que estaba viviendo, la persona que más quería en el mundo le decía sus sentimientos de forma tan plena, y lo mejor de todo que los dos estaban muy concientes de lo que estaban haciendo. Sin duda era lo mejor que le podía a ver pasado.

 

Los dos se amaban de forma tan apasionada y desgarradora que accidentalmente en el momento de desvestirse a veces se llegaban a romper sus vestimentas, ¿Pero que importaba ahora? Pues eso en ese momento no significaba ni lo más mínimo. Sus bocas se entrelazaban de una a la otra, como si sus lenguas fueran un hermoso y sobre adornado carrusel de cielo sobre esa noche tan fría.

 

- Ah... - dijeron al unísono aquel gemido por falta de aire.

 

- No quiero que esta noche termine nunca... - susurro en el lóbulo del pelirrubio.

 

- Yo tampoco... - se dejaba seducir el menor borracho de total frenesí.

 

El pelirrojo dejo al descubierto el bello cuerpo que escondía su amante, sus bellas piernas firmes, su pecho desnudo y perfecto y sus caderas excitantemente estrechas. Ambos se besaban con total locura que apenas podían respirar, pero el rubio se dio cuenta que su dominante aún estaba vestido, entonces lujuriosamente empezó a desabrochar botón por botón, mientras sus labios se escapaban por el cuello de su maestro para provocarlo un poco más.

 

- Ya no puedo aguantar más... - Sasori agarró de la espalda al ojiazul, haciendo que este soltará un alarido de sorpresa, mientras que el pelirrojo se deleitaba con el delicioso sabor del cuerpo de Deidara, bajaba cada vez un poco más, mordiendo, saboreando y degustando aquel sabor tan extraño y adictivo, hasta que llegó a la ansiada parte privada del menor...

 

- ¡Ah! - soltó un pequeño gemido el ojiazul al sentir sensación tan extravagante.

 

Sasori jugaba un poco con el miembro del menor, sus dedos lo masajeaban con delicadez, hasta que se puso duro como una piedra y obviamente este soltó aquel liquido blanquecino, manchando los dedos del pelirrojo, pero este enseguida los lame con un tono indescriptible de lujuria. Deidara lo queda mirando por unos segundos, sus pómulos estaban llenos de incandescente rojo escarlata y ese color aumenta cuando el pelirrojo se le acerca de nuevo a sus labios para hacerle probar un poco de aquella sustancia. Tenía un sabor extraño, pero no era desagradable, en realidad era como una droga.

 

- Danna... - decía entre suspiros el rubio que enseguida se aferró al cuello de su maestro - Te quiero dentro de mí...

 

Al escuchar palabras tan incitantes, el pelirrojo no aguanto más y abrió las finas piernas de su discípulo con mucha rudeza, dejando libre su entrada solo para él. Deidara, de pronto sintió una desgarradora embestida, con la que se hizo escuchar un crujido en el interior del rubio totalmente borracho de placer.

 

- Am... - se quejaba de manera tan sutil el menor, dejándose poseer por su maestro.

 

- Dei... - Las paredes del ojiazul eran tan estrechas y dinámicas, el pelirrojo se quemaba en su interior, cada movimiento que hacía era rozado por la pequeña entrada de su amante, estaban en el clímax de la situación. De a poco empezaron a subir la velocidad, Deidara se aferró a las caderas de su dominante enredando sus piernas en ellas; quería sentir un orgasmo memorable.

 

- ¡Ah! - seguía gimiendo el ojiazul.

 

Sasori subía y subía su profundidad, cada quejido, cada crujido de aquel interior que le quemaba, estaban apuntó de tocar el cielo, de sentirlo por primera vez en sus vidas, pronto ambos ya estaban viniéndose, esa sensación de placer en sus interiores no puede guardarse más, tenía que ser expresada en un himno a la amor que se conoce como orgasmo. De pronto ambos explotan en un fugaz espasmo, dejando el mismo líquido blanquecino en la entrada del ojiazul.

 

- Oh... Danna... - se sonroja al sentirse tan pleno, por primera vez en su vida se sintió lleno de placer al combinar el sexo con el verdadero amor entre amantes.

 

- Nunca me había sentido tan bien... - el pelirrojo delicadamente recostó al menor en su pecho, dejando que descansará por tan placentera situación.

 

- Yo tampoco, Danna... - el rubio tiernamente le planta un beso casto y dulce en sus finos labios - Esto parece un sueño - lo vuelve a besar de la misma forma tan inocente.

 

- Mas bien parece un sueño húmedo... - ambos ríen por el comentario del mayor.

 

- Te amo... - dice seriamente el ojiazul sin perder aquella candidez que lo caracteriza.

 

- Yo también te amo... - Sasori aprisiona a su discípulo entre sus brazos y lo sube más a su pecho, para darle un simple beso en la nuca, mientras ambos sienten que este sueño esta por terminar...al no darse cuenta que el amor siempre estuvo al frente de ellos... siempre...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

espero ke les haya gustado

para ke me comenten y si no les gusto

comenten para criticar ^^^

esooo

xaoooppp


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