Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Perderse lleva su tiempo, encontrarse también por Paz

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que actualicé... han sido más de cuatro meses en los que por uno y otro motivo no he podido escribir con la regularidad que yo hubiera deseado.Se que debería acabar de escribir todo lo que tengo pendiente, lo intento, pero, mi mente se pierde en los múltiples problemas cotidianos que tengo, impidiéndome concentrarme.

Notas del capitulo: Este fic tiene un único capítulo..., no es de reciente creación, al igual que muchos otros que tengo en proceso son del año pasado. He dejado muchos puntos de la trama en el aire, porque si no aún seguía escribiendo.En cuanto a mi fic "ni es odio, ni es amor" estoy escribiendo el lemon, supongo que no tardaré en acabarlo y podré concluir esa historia.Ahora os dejo con él ...
 

Perderse lleva su tiempo, encontrarse también

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

Aquella noche también llovía.

Los recuerdos aunque dolorosos estaban ahí. Siempre que llueve se vuelve melancólico. Nunca a dejado de preguntarse que le pasó aquella noche, los motivos que le impidieron volver a su lado, porque sabe que Hanamichi nunca se hubiera alejado de su lado por propia voluntad.

Desapareció una noche lluviosa, se habían peleado y aunque llovía torrencialmente salió para despejarse y nunca más regresó. Preocupado le esperó durante el resto de aquella noche, mirando a través de los cristales mojados. Atisbando a los escasos viandantes que desafiaban esa noche húmeda. Con la llegada del amanecer se apartó de la ventana, no tenía sentido intentar dormir, tampoco hubiera podido. Las nubes tormentosas habían sido arrastradas por el fuerte viento hacia el sur. La calma llegaba tras la tormenta. A las seis de la mañana estaba en la calle, yendo a los lugares que solía frecuentar, esperando encontrarle en algunos de ellos, dos horas más tarde se detuvo, no era porque se diera por vencido, solo le quedaba saber si había acudido a ver a sus amigos, no conocía su dirección, ni siquiera su teléfono, por lo que dirigió sus pasos a la universidad donde estaba cursando sus estudios, allí también estudiaba Mito, le preguntaría si Hanamichi había buscado refugio en su casa.

Yohei quedo muy preocupado cuando supo lo de su amigo, con él no contacto y que no hubiera regresado era más extraño todavía, aquella no era una actitud normal en él porque sus enfados no solían durarle tanto tiempo.

-Avisaré a los muchachos -dijo Mito de inmediato.

Kaede asintió, él también seguiría buscándole por su cuenta.

Sus amigos quedaron bastante sorprendidos y enseguida iniciaron la búsqueda olvidándose de sus propias ocupaciones. Pensaron si habría sufrido algún accidente y su primera preocupación fue llamar a todos los hospitales de Kanagawa, fue inútil. Nadie les dio razón de él, lo cual les alegró bastante, después pensaron que podía haber tenido la ocurrencia de marcharse por unos días sin avisar a sus amigos o a Kaede, lo que era extraño por su forma de ser, pero no querían descartar ninguna posibilidad por ese motivo preguntaron por él en estaciones de tren, en los andenes del metro, en las estaciones de los autobuses de larga distancia, en las distintas taquillas de venta de billetes, a cualquier persona que pudiera haberle visto. Todo inútil. Nadie daba razón de él. Había desaparecido sin dejar rastro.

Desde entonces han transcurrido cinco años de su desaparición.

Esa noche una llovizna le recuerda una vez más su inútil búsqueda, más no desespera de encontrarle. Su corazón le hace saber que no debe perder las esperanzas y aunque el tiempo parece dar la razón a sus inquebrantables amigos, Mito y compañía, él sigue pensando que por la razón que fuese Hanamichi no se marchó por su propia voluntad. Le ha buscado por todas las ciudades aledañas a Kanagawa, se ha desplazado hasta Tokio, preguntando por él en todas las ciudades por las que le busca. Nadie le conoce, nadie recuerda haber visto a un pelirrojo. Es como si se hubiera esfumado en el aire.

Se aparta de la ventana y durante unos minutos se queda mirando el daruma que tiene en su Butsudan y al que le falta un ojo. No ha perdido la esperanza, pero sabe que necesita una ayuda muy poderosa y por eso, año tras año tiene uno al que lleva al templo al acabar el año, allí es quemado para purificarlo, dando a entender que sigue esperando que su deseo de encontrar a Hanamichi se cumpla.

Ahora tiene casi treinta años y la soledad comienza a pesarle dolorosamente, sin embargo, sigue sin rendirse, se ha prometido a si mismo que le encontrará y seguirá buscándole aunque eso sea lo único que haga en la vida.

<9)]]]]}}><(

Una tarde, al filo del atardecer su hermano pequeño le arrastra en compañía de otros muchachos, amigos suyos hacía un nuevo local que han abierto en Shinjuku-ni-chome, la ciudad de Shinjuku posee áreas muy específicas y esa es una de ellas, ya que se trata de una de las zonas gays de Tokyo, dato que no desconoce.

Mientras se trasladan en el shinkansen primero y luego en el metro hacia ese lugar no tarda en darse cuenta que uno de los chicos le dirige continuas miradas con la clara intención de llamar su atención. Le ignora como ha venido haciendo desde que su hermanito se ha propuesta emparejarle con cuanto chico cree conveniente para él.

Más tarde cuando van caminando hacia el local, el chico persistente camina a su lado intentando llevar a cabo una conversación con él.

Contesta con monosílabos para no parecer maleducado, lo único que desea en ese instante es que le deje tranquilo, el chico no parece comprender su actitud poco sociable o acaso se hace el desentendido.

No es esa la primera vez que va a uno de esos locales, a veces como esa noche se deja arrastrar por su hermano, sin embargo, lo único que consigue es entristecerse, porque ve lo felices que se ven las parejas que allí están, en cambio él esta solo.

El ambiente se ve muy animado y a través de un micrófono se escucha una voz ronca, sumamente sensual que invita al baile. La música es muy marchosa y lúdica y las parejas se agolpan en la pista dejándose llevar por las roncas palabras del Dj que les anima continuamente a mover el esqueleto.

-Ese es el Dj... -murmuran a su lado- Comentan que es un tipo increíble. Tiene mucha marcha y más de uno quisiera tenerlo a su lado. Dicen que es él el motivo por el que se llene este local.

-Hummm... -esa voz le produce escalofríos, nunca antes le había sucedido. Llevado por un impulso siente que necesita ver el resto de esa persona. Su voz no le es conocida pero cala profundamente en él.

Se interna hacia el interior del local separándose del grupo, intentando llegar al lugar donde se encuentra el Dj. Es como si un imán le atrajera hacia ese lugar.

Chuu hace lo posible por no perderle cuando se adentra entre las diferentes parejas o grupos de hombres, sin embargo no lo consigue y tiene que volver junto al grupo.

-Dónde esta mi hermano? -preguntó Isei.

-Por ahí.... -mueve la cabeza hacia el lugar que dejo de verle.

<9)]]]]}}><(

Kisetsu Kousei estaba concentrado en su trabajo como Dj, mientras ponía en marcha un nuevo disco levantó la mirada y observó que un joven miraba insistentemente hacia donde él estaba como si pretendiera ver más allá del cristal oscurecido.

Pensó que no era el primero en querer conocerle, se sentía halagado por la curiosidad que despertaba y la admiración que veía en todos los rostro cuando se fijaban en él. Tenía que reconocer que tenía una excelente complexión física, alto, con músculos marcados, como si fuera al gimnasio, lo que no hacia, solo una cosa desmerecía en su cuerpo, una profunda cicatriz en el lado derecho de su cuello y que no podía recordar como se la hizo. No tenía paciencia para quedarse quieto haciendo duros ejercicios, lo suyo era el movimiento, la algarabía, Haruki solía decirle que había nacido para la música. Sabía que le gustaba y que disfrutaba pinchando discos, pero a veces se preguntaba que era lo que le faltaba. Sentía como si tuviera una ausencia en su vida, pero no podía recordar.

Al ver a ese chico sintió como una sacudida y la necesidad de hablar con él se le hizo imperiosa.

Se hizo sustituir durante un rato, salió al exterior de la cabina, enseguida se abalanzaron hacia él un grupo de chicos para saludarle, cuando pudo librarse de ellos ya no le encontró cerca de la cabina y aunque recorrió el local arrastrándose tras de si miradas admirativas no le vió. No le extraño, aquella noche una vez más el local estaba abarrotado. Regresó a la cabina para seguir haciendo lo que le gustaba.

-Tu novio se ha extrañado al no encontrarte aquí. -Comentó el muchacho al ver entrar al pelirrojo con una expresión de frustración en su rostro siempre alegre- Dijo que estaría en la barra.

-Gracias. Le he visto... -no comentó que no se acercó a él. Haruki ni siquiera le vió y por algún motivo que ignoraba esa noche no estaba de humor para escuchar sus reclamaciones acerca de su frigidez como él lo llamaba.

Estaba a punto de salir su compañero cuando se volvió a mirarle.

-Vino un chico preguntando por ti?

-Te dijo que quería? -pensó si sería el mismo que había estado frente a la cabina.

-No. Seguro que vuelve, me pareció muy interesado..., yo que tú cambiaba a tu novio por él, es todo un tipazo. -dijo riendo- Casi tan alto como tú, cabellos negros y unos ojos azules junto con un cuerpazo capaz se incitarte a pecar. No me importaría ser cogido por él.

-Lo haces con cualquiera... -comentó con una sonrisa.

-Contigo no..., es la primera vez que conozco a un hombre tan fiel a su pareja. Me dais envidia. -su tono de voz se hizo seria.

-Seguro que encuentras el chico adecuado... -cuando no estaba animando al público su timbre de voz era más suave para no forzar sus cuerdas vocales, lesión de la que aún no estaba repuesto por completo.

-Tu crees? -dudó.

-Seguro que anda por ahí buscándote también, ya veras como un día coincidís y sabréis que estáis hecho uno para el otro.

-¡Que Kami te oiga! -dijo saliendo definitivamente.

Se concentró en seguir amenizando la noche, su voz enronquecida por una lesión atraía a su público más que su rostro. Al principio, le preguntaba a Haruki como fue el accidente pues él no podía recordarlo. Dejo de preguntar porque le veía apenado. Tampoco era que tuviera importancia.

<9)]]]]}}><(

Tras el fiasco al no poder verle Kaede regresó junto a su grupo. En la mesa solo esta Chuu, hizo un gesto de contrariedad al verle.

-Quieres bailar? -preguntó Chuu.

-No... -dijo categórico sentándose en el extremo del asiento circular y evitando con su respuesta el movimiento de levantarse del chico. Solo lo hizo con Hanamichi y en la intimidad de su piso. Nunca ante desconocidos y menos aún en ambientes tan animados.

Su recuerdo le envolvió, la música dejó de oírse, todo pareció desaparecer ante sus ojos, solo quedo aquel instante mágico junto a Hanamichi.

Recuerdo Kaede

-Vamos... no seas así... Kitsune... hoy es un día especial -decía Hanamichi tironeando de su mano para hacerle levantarse del cómodo sofá donde se había apoltronado con la intención de echar una cabezada- No puedes ponerte a dormir.

-Especial? -preguntó para hacerle rabiar otro poco.

-¡¡¡Nooooo!!! No puedes haberlo olvidado -dijo lamentándose y mostrando un fruncimiento de labios.

-Do'aho... -tiró de él sentándole en su regazo y apoderándose de esos deliciosos labios que respondieron al instante con calor, dejándole profundizar en la caricia para hundirse en las profundidades de su boca, sintiendo la dulzura de su koi, la embriaguez que experimentaba en cada uno de sus besos, era como degustar el más fino de los licores, con el dulzor del hidromiel y la flojedad proveniente del alcohol. Una mezcla que le dejaba hechizado.

-Ahora... en castigo por querer engañarme... vas a tener que hacer lo que yo quiera -dijo con una brillante sonrisa.

-Hummm... -permitió que se levantara, le vió dirigirse hacia el equipo de música y trastear entre los diferentes estuches hasta encontrar lo que buscaba.

Una música suave lleno el ambiente, aprobó su elección.

-Ven a bailar, Kitsune... -le hizo un gesto con el dedo índice.

Se hizo el remolón para hacerle ir a su lado.

Hanamichi no se hizo esperar, sonriendo se le acercó y alargo la mano hacia él, posó la suya en ella que la estrechó con suavidad.

-Te advierto que no se bailar... soy un desastre... te pisaré. -le advirtió para que no se llevará ninguna sorpresa.

-Me arriesgaré...

Su cuerpo junto al suyo, sus brazos envolviéndole, su mejilla apoyada en su hombro, el calido aliento de su koi junto a su oído, la suavidad de sus labios rozándole apenas, la lentitud de la música y él dejándose guiar por sus pasos, apenas si se movían del mismo lugar, sintió que esos instantes eran mágicos.

-Te has dormido? -inquirió ante su quietud.

-No... -musitó con un suspiro. Tan juntos estaban que el sueño huía de él. El calor de su cuerpo, el movimiento de su mano a lo largo de su espalda, todo eso le mantenía muy despierto.

La culminación de esa velada les encontró despiertos, al amanecer de un nuevo día, en su lecho, donde se habían amado con intensidad.

Dos días después Hanamichi desapareció.

Fin del recuerdo

Sacudió la cabeza como si así pretendiera alejar ese penoso instante, cuando tras una intrascendente discusión, de las muchas que solían tener Hanamichi salió del piso malhumorado y ya no regresó.

A pesar del tiempo transcurrido el dolor que sintió entonces ha sido un compañero contumaz, obstinado en abandonarle, sabe que no siempre será así, es consciente que desaparecerá de su corazón cuando sepa que le pasó a su koi.

Las luces de colores del techo caían sobre los rostros de los que allí estaban danzando o conversando, mostrando una variedad de expresiones que les hacían parecer fantasmagóricos, habida cuenta que estaban echando niebla como parte del ambiente festivo. Su ansiedad por él era tanta que creyó verle por entre la neblina, más enseguida se espesó y dejo de verlo. Se enderezó en el asiento para ver por encima de las parejas que como él estaban sentados, de pronto, le vió emerger una vez más entre la niebla, se detenía a hablar con unos y otros porque todos parecían ansiosos de oírle dirigirse exclusivamente a ellos.

Se llevó la mano al rostro.

Chuu que finalmente había desistido de hablarle, observó que pasaba su mano por encima de sus ojos y se los restregaba,  por su expresión parecía que dudaba de lo que estaba viendo, así que se volvió para ver que llamaba su atención. No había nada que resultara llamativo, excepto un muchacho tan alto como su acompañante, que tenía sus cabellos teñidos de un rojo llameante que se hacia desagradable a la vista.

Kaede supo que era él, que el juego de luz no le engañaba, que ese muchacho que avanzaba entre los cuerpos de los bailarines era su koi, quien parecía no haberle visto por eso cuando estuvo próximo, se levantó y se cruzó delante de él.

-¡¡¡¡HANAMICHIIII!!!! -exclamó, incapaz de decir más, sintiendo que su corazón comenzaba a latir a un ritmo acelerado y su vida comenzaba a tener un nuevo sentido.

Casi se llevó por delante al hombre que le cortó el paso de manera impetuosa, Kisetsu alzó el rostro para mirar a quien así le interpelaba, no le costó reconocer al chico que instantes antes estuvo delante de la cabina, tampoco dejo de notar que se ajustaba perfectamente a la descripción del pequeño Matsuo.

-Lamento no ser la persona que crees -sonrió al decirlo porque no dejo de ver que tenía un rostro agradable de mirar, su mirada revelaba que era un tipo feliz- Me llamo Kisetsu, Kisetsu Kousei. -dijo emulando al famoso 007, espía inglés del cine, lo que hizo aparecer una media sonrisa en sus labios.

Su primer impulso fue abrazarlo, estrecharle contra su pecho y prometerle que nunca más haría nada que pudiera enojarle o ofenderlo, entonces su mirada ilusionada se apagó cuando le escuchó expresarse en esos términos, preguntándose porque negaba su nombre y fingía no conocerlo.

-Rukawa Kaede... -musitó automáticamente su nombre, mirándole a los ojos esperando encontrar en ellos una señal, un atisbo de reconocimiento, no fue así.

-Rukawa!!?? -Abrió mucho los ojos porque el nombre si le resultaba conocido- Tienes algo que ver con el encargado de la discoteca.

-Posiblemente... -no estaba al tanto de los negocios de su padre, eran sus hermanos mayores los que estaban metidos de lleno en la expansión del negocio familiar.

Entones supo lo que estaba mal, Hanamichi era la persona que poseía esa voz sensual, enronquecida, ese Dj por el que todos enloquecían. No era su voz chillona y alborotadora. Cuando le vió mover la mano, siguió su trayectoria, al mirar hacia su garganta percibió una fea cicatriz que le cruzaba el cuello en su lado derecho y que intentaba ocultar porque le vió llevarse la mano al cuello de la camisa. Comprendió que lo hacía de una manera instintiva, ni él mismo parecía darse cuenta de su gesto. Se apartó dejándole el paso libre siguiéndole con la mirada cuando él continuó su camino. Ahora que le había encontrado no iba a volver a perderlo y la imperiosa necesidad de saber lo que le había ocurrido se intensificó.

-Encantado... -se inclinó levemente ante él, luego siguió su camino.

-Rukawa... no ha sido una buena táctica para intentar hablar con él -dijo Chuu un tanto sorprendido al ver como desaparecía en un instante la apatía que había mostrado desde que le fue presentado.

Kaede se volvió a mirarlo, dirigiéndole una fría mirada que acobardó al joven que así se había expresado, deseando no haber hablado.

-Déjale..., es un aguafiestas -comentó otro joven que se había acercado a la mesa de regreso de quien sabe donde y había sido testigo de la marcha del pelirrojo- Vamos a bailar?

-Que ocurre? -preguntó Isei al ver el brillo que había en la mirada de su hermano mayor.

-Le he encontrado... -y dirigió sus pasos tras los de Hanamichi. Tenia que enterarse que le había sucedido, lo que estaba claro es que no le conocía y para eso solo tenía una respuesta, amnesia.

-Que ha pasado aquí? -Preguntó agarrando del brazo a Chuu antes que se perdiera como su hermano- Tú estabas con él...

-No tengo ni idea... se cruzó en el camino de un chico pelirrojo y le llamó... -intentó hacer memoria.

-Hanamichi... -musitó Isei.

-Si..., ese fue el nombre que dijo.

-Y...?

-Nada..., por lo visto se equivocó de persona.

Isei tuvo la certeza que finalmente Kaede había encontrado lo que tanto deseaba y buscaba infatigable.

Aunque era bastante más bajo que su hermano, fue capaz de encontrarle, estaba en un extremo del mostrador, con la mirada fija en el mismo punto. Siguió su misma dirección y no tardó en ver la cabellera rojiza.

El chico estaba de perfil, conversando con otro muchacho, como quien no quiere la cosa se acercó, arrimándose a la barra en un pequeño espacio, pidió de beber y se quedo allí escuchando sin ningún rubor.

-Marchémonos ya -pidió Haruki.

-Sabes que no puedo. Estoy trabajando.

-No necesitabas este trabajo. Te dije que mi padre paga todos mis gastos.

-Haruki... acaso piensas que soy un gigoló? Tengo mis manos para trabajar, no necesito que nadie me pague por... lo siento, no quise decir que tú.

-No es cierto... siempre me dices lo mismo... es como si me reprocharas que yo pueda tener tanto y tu nada.

-No tiene sentido lo que dices... me basta con mi trabajo para salir adelante... si piensas así porque tanto afán en seguir conmigo... te lo he dicho muchas veces, terminemos con esta relación sin sentido.

-Te amo..., te ame apenas puse mis ojos en ti... -murmuró más para si- Sigue trabajando si así lo deseas, pero no olvides lo que te dijo tu logopeda, no tienes que forzar la voz, tus cuerdas vocales no lo resistirían.

-Lo se. Tengo que dejarte... -se apartó del mostrador, al ver su respingo añadió- solo voy a la cabina.

-Volveré para recogerte -aún le quedaban tres horas de jornada.

-Aparcas dónde siempre? -preguntó.

-Si.

-Le pediré a Matsuo que me sustituya la última media hora. Me reuniré contigo en el aparcamiento.

Isei vió que su hermano se marchaba también siguiendo los pasos del pelirrojo, fue tras él para contarle lo que había escuchado.

<9)]]]]}}><(

Kisetsu se obligo a concentrarse en su trabajo, si bien, sus ojos se iban todo el tiempo hacia el muchacho que parado delante de la cabina permanecía inmutable, como si de una estatua se tratase con la mirada fija en el cristal espejado. Sabía que no podía verle, aún así sentía un desasosiego que no comprendía.

Durante un corto rato le vió hablando con un chico, había cierto parecido entre ambos lo que le hizo suponer que debían ser hermanos. Esa suposición, agitó más aún sus pensamientos, removiendo viejas preguntas a las que no encontraba respuesta en su mente. Quién soy realmente? Era la que más le inquietaba, por lo demás se había acostumbrado a vivir con los tenues recuerdos de unos rostros que debían ser sus padres, algunos momentos de su infancia y... ahí se acababa todo, había perdido los recuerdos de su adolescencia. Solo recordaba fugaces momentos de su infancia. Ese chico le llamó Hanamichi. Si ese era su nombre, se trataba del mismo que recordaba oír en los vagos recuerdos que pasaban por su mente. Por qué Haruki le dijo que se llamaba Kisetsu Kousei. Quién es realmente? Es aquel que se llama Hanamichi y del que apenas sabe nada, o es quién es ahora? Solo recuerda haber despertado en hospital, curándose de una herida que no recordaba haberse hecho, anterior a eso no tiene recuerdos propios, solo lo que Kisetsu le ha contado.

No podía pensar y trabajar al mismo tiempo decidió obligándose a dejar atrás sus interrogantes.

-Qué ocurre, Kisetsu? Ahí afuera se han extrañado, te has quedado callado.

-Lo siento. Reemplázame unos minutos... -pidió dejándose caer sentado en una silla, junto a un teclado. Tomó una botella y bebió agua hasta saciarse. Necesitaba beber bastante para mantener en condiciones sus cuerdas vocales.

Recuerdo de Kisetsu Kousei

Abrió los ojos quedándose mirando el techo blanco, a su alrededor unas cortinas le separaban del resto de la habitación, hasta él llegado una fuerte respiración, lo que le hizo saber que no estaba solo ahí. Sentía una fuerte opresión en su garganta, levantó la mano llevándola al cuello y notando el vendaje alrededor del mismo y un tubo por el que sale su respiración. Se fijo en la bolsa de suero que colgaba de un gancho curvo y la goma por donde se desplazaba el líquido hasta llegar a la aguja que tenía prendida del dorso de su mano izquierda.

Cerró los ojos y volvió a adormecerse.

Cuando despertó nuevamente ya era de día. Una enfermera se asomó y al verle con los ojos abiertos descorrió las cortinas excepto la que le permitía ver a su compañero de habitación.

-Buenos días, Kisetsu-san, has despertado... has tenido muy preocupado a tu amigo, se ha pasado dos noches sin moverse de tu lado. No hables... -posó su mano en su pecho al ver que movía los labios del que ningún sonido salía de él- Has tenido un accidente, lo recuerdas?

Sacudió la cabeza negando.

-Llegaste por urgencias, deberías agradecérselo a tu amigo que actuó muy rápido y salvó tu vida. Perdiste mucha sangre y fue necesario hacerte transfusiones para conseguir estabilizarte..., ahora solo tienes que pensar en curarte y para eso no puedes hablar... -vió su mirada interrogante- Solo el médico puede responderte. Ahora descansa... te estamos alimentando vía venosa, -le aviso, se fijo que el joven echaba hacia la cabeza, un gesto de dolor apareció en su rostro- Permanece también quieto, no muevas el cuello. También estás sondado, pero no te preocupes, con toda seguridad apenas te vea el médico dirá que te la quitemos, cualquier cosa que necesites hacer llama al timbre -lo apoyó sobre la cama al alcance de su mano libre- No te de vergüenza pedirlo.

Esa misma mañana conoció a Furusawa Haruki, al principio se mostraba muy cortés, habló lo estrictamente necesario, cuando le dio su nombre, después de eso le miraba como si pretendiera conocer hasta sus más íntimos pensamientos o se sintiera preocupado por su estado. Mucho más tarde se dijo que era lo segundo.

A media mañana apareció el médico, explicándole con palabras incomprensibles para él, teniendo en cuenta su estado, se sentía adormilado por la medicación y en su mente parecía tener una neblina que le impedía recodar quien era y que había pasado con él.

-Ingresaste por urgencias, con una herida de cuello penetrante, fue necesario garantizar la permeabilidad de la vía aérea, repusimos también la perdida de sangre y controlamos la hemorragia para la estabilidad hemodinámica. Inmediatamente, te pasamos al quirófano  la herida había penetrado en el plasmita y requería una exploración quirúrgica de inmediato. Anteriormente, evaluamos tu estado de consciencia, la existencia de signos de dificultad respiratoria, hemoptisis o heridas soplantes, escuchamos el flujo de aire a través de las vías respiratorias para detectar signos de estridor o respiración ruidosa. Cuando se te recuperes te haremos un examen para evaluar si existe daño neurológico. 

Cuando el médico se alejo cerró los ojos aliviado, dispuesto a descansar, oírle hablar le había mareado al extremo de creer que quien se dirigía a él era un habitante de otro planeta. Había entendido una cuarta parte de lo que había expresado con tanta prodigalidad de datos confusos. Solo una cosa le quedo clara, poniéndose en lo peor podía sufrir un daño permanente, cual lo ignoraba entonces. Se quedo dormido debido a su confusión mental.

<9)]]]]}}><(

-Supusimos que debido a la fuerte tormenta de la noche pasada, una astilla desprendida de alguno de los árboles te atravesó el cuello. Tu amigo fue rápido de reflejos al llamar al servicio de urgencias. -le comentó la enfermera cuando fue tomarle la tensión arterial y comprobar su estado febril.

Cuando pudo levantarse del lecho habían comenzado los controles neurológicos que su médico le había comentado. Se le efectuó un examen de sus pupilas y del movimiento de las extremidades, examen de los nervios craneanos, comprobaron si existía incapacidad para elevar el hombro y la movimiento del mentón hacia su hombro opuesto, paresia de la lengua y revisión de sus cuerdas vocales, encontraron que padecía una paralización de la cuerda vocal derecha lo que le producía cuando pudo hablar una ronquera muy característica.

A partir de entonces, siguió una rehabilitación logopédica durante dos años a razón de dos sesiones semanales, paralelamente, acudía a rehabilitación física donde le trabajaban el miembro superior y la escoliosis que había desarrollado. Su evolución como paciente fue satisfactoria sin llegar a la normalidad de sus funciones, aunque lo compensaba muy bien con los músculos sanos.

Su estancia en aquella clínica se prolongó durante cuatro semanas, no perdió el uso de sus cuerdas vocales, pero si permanecieron inmovilizadas durante un largo tiempo.

Al principio, su voz apenas se oía, intensidad era baja y se advertía que le costaba pronunciar las palabras, su disfonía estaba caracterizada por el timbre de voz más frecuente "la ronquera".

Una vez que tuvieron el diagnostico de su estado, le correspondió primero al foníatra  ponerle un tratamiento, este consistía en ejercicios de relajación, respiratorios e impostación de la voz. Cuando consiguió hacerse con los ejercicios, fue inscrito en un nuevo método de control. Un seguimiento de control mediante un laboratorio acústico, denominado así "Laboratorio acústico de la voz y el habla", de ese modo se evitaba la realización de endoscopias que más que bien podían provocarle mayores lesiones. Ahora cada vez que le toca un control, solo tiene que hablar a través de un micrófono incorporado a una computadora portátil que recibe su voz y la grafica en la pantalla, automáticamente, el software interpreta el estado de su voz.

Ha aprendido a no forzar la voz controlando la respiración, e intentando utilizar más los músculos del diafragma que los de la garganta para no forzar las cuerdas vocales. Ahora tiene nuevas habilidades por las que había perdido, para así compensar aquella que ha perdido, conseguidas gracias al tratamiento de rehabilitación adecuado, logrando así reintegrarlo a un nivel de independencia total.

Ahora, tras una larga lucha contra su deficiencia había conseguido gracias a ella, un trabajo bien remunerado y una fama que no había buscado, todo ello debido a la perdida de su voz, voz ronca, que apenas se oye por su baja intensidad.

Fin del recuerdo de Kisetsu Kousei

-Ya me siento mejor... -dijo cuando volvió a dejar sus recuerdos en el fondo de su mente- Gracias..., vuelve a tu trabajo.

Se reincorporó con nuevos ánimos y continúo amenizando la velada.

<9)]]]]}}><(

Kaede imperturbable no se movió de allí. Sabía que aquella era la única salida porque había visto entrar y salir a un muchacho, por tanto permanecía allí al alcance de su mirada haciéndole saber que no pensaba moverse, ajeno a la música solo pendiente del sonido de su voz, esperando que acabara su trabajo para  intentar hablar con él, entretanto su corazón latía acelerado, emocionado, feliz por encontrarlo, dándole gracias mentales a Bodhidharma por haber concedido su deseo, sabía que apenas llegara a su casa le pintaría el ojo que le faltaba en agradecimiento.

<9)]]]]}}><(

No podía dejar de mirar hacia donde estaba, ese tipo era persistente, llevaba mas de dos horas ahí parado, con la mirada fija en un punto del cristal, ajeno a la música, a los empujones inesperados, a los intentos de entablar conversación de algunos tipos que se le acercaban, veía la gélida mirada que les dirigía y como todos se apartaban como si temieran quedar petrificados por el frío. Tenía la sensación que podía verle porque estaba casi frente a él, a menudo se distraía en mitad de una frase, porque muy en el fondo de su mente sentía que esa mirada no le resultaba desconocida. Había algo que le era familiar, sin embargo, aquel no era el momento adecuado para hacerse preguntas sin sentido, que solo conseguían aturdirle más, ya ni siquiera se preguntaba si alguna vez había amado a Haruki. Esas dudas las había dejado en el fondo de su mente, porque no le conducían a ningún lugar, ni siquiera se atrevía a preguntarse si Haruki le había engañado desde un principio. Insidiosa una pregunta se formó en su mente. Se llamaba realmente Kisetsu Kousei? O todo era una farsa? Cómo era el nombre que había dicho ese tipo?

-Hanamichi... -su voz fue apenas un enronquecido susurro, no reaccionó en ningún sentido- No es mi nombre, si no, por qué no reacciono al oírlo? -Inquirió- Ese tipo esta más confundido que yo. -se fijo en la expresión de sorpresa que asomaba en el rostro de ese chico y entonces advirtió que estaba hablando solo con el micro abierto. Se apresuró a cerrarlo sintiéndose azorado. La sonrisa que apareció en el rostro de ese tipo le impacto más que enterarse que debido a su despiste todo el público le había escuchado por los altavoces. ¡¡Kamisama, que hermoso es!! Qué pensamientos pasaban por su mente para que esa sonrisa iluminara todo su rostro? Durante un segundo deseó conocerle mejor, inconscientemente su cuerpo le traicionó deseaba a ese muchacho, nunca antes había sentido una necesidad tan fuerte- ¡¡Kamisama!! Realmente estoy tan desesperado? -Se preguntó inquieto- Tengo que arrancarlo de mis pensamientos. -con ese propósito abrió el micro y comenzó a hablar con ese tono que arrancaba suspiros y deseos inconfesables en cuantos le escuchaban.

<9)]]]]}}><(

Al oír el apagado susurro no pudo evitar sonreír. Al parecer no le era indiferente a su pelirrojo, porque aunque no recordaba, si ocupaba sus pensamientos, saberlo le reconfortó, él tenía métodos infalibles para hacerle recordar, echaría mano de toda la artillería de la que disponía. Volvió a sonreír ante ese pensamiento belicoso, daba la impresión que se disponía a ir a la guerra.

A su alrededor escuchaba susurros y palabras sueltas. Las palabras de Hanamichi habían sorprendido a casi todos.

No estaba dispuesto a renunciar a él, iba a pelear contra ese engreído que se sentía con derecho a tenerle.

Como si tuviera el poder de materializar sus pensamientos, de pronto, a su lado vió al muchacho que estaba en la barra junto a Hanamichi. Por la expresión de su rostro supo que iba a dejarlo marchar sin pelear, verle le hizo saber que también había escuchado el comentario que se le escapó por el micro a Hanamichi. En ese instante, el hombre se volvió y le dirigió una mirada nada amistosa.

<9)]]]]}}><(

Furusawa Haruki apagó el motor del coche. Sacó una cajetilla de tabaco y su mechero, estuvo fumando pensativo durante unos minutos, al cabo de un rato decidió no esperarle allí, apagó el cigarrillo sin terminar de consumirlo, sentía una desazón que no podía comprender y eso le tenía nervioso.

Sin embargo, antes que su mano alcanzara a asir la apertura de la portezuela sus pensamientos se trasladaron a otro lugar, a otra ciudad, a una noche tormentosa cinco años atrás. La noche que había conocido a Kousei, la noche que se enamoró de un chico.

Recuerdo

Llovía torrencialmente y estaba calado esta los huesos, pero tampoco se atrevía a moverse del lugar que había elegido, aquel parque era un buen sitio para esperar. Se preguntaba cuanto más tendría que hacerlo. Aunque solo eran las siete de la tarde, los negros nubarrones habían oscurecido la claridad del día, hasta que llego la noche sin que dejara de llover.

Aquella circunstancia era la que le mantenía allí. Tenía que estar lloviendo muy fuerte, el viajero que pasara por allí tenía que tener unas características insólitas que le hicieran destacar sobre las demás personas, Tomei no perdonaba errores y si se marchaba dejando su juego inconcluso era capaz de hacerle pagar caro su osadía al desafiarle.

Temblaba bajo la capa de agua que caía sobre él, su mano húmeda aferraba el trozo de madera que había preparado para llevar a efecto el juego, no tenía que hacerse con otro objeto, tenía que ser ese exclusivamente. Tomei había insistido mucho sobre eso, aunque no podía ver a sus compañeros, les imaginaba agazapados al otro lado del camino, esperando la presa.

Ese maldito juego iba a ser su perdición. ¿Cómo se había dejado enredar de ese modo? Ahora que estaba solo, tiritando de frío, con las ropas empapadas, se daba cuenta que la paranoia de su compañero de juego le había arrastrado esa noche llevar el juego a la realidad? En qué estará pensando Ihara? Al menos Ihara estaba acompañado y no solo como él. Apretujado contra el tronco de un árbol para resguardarse de la lluvia, vano intento porque se había empapado igual. Cuando ese mañana salió de casa lucia un sol esplendoroso, fue por la tarde cuando nubes tormentosas cubrieron el cielo y Tomei les convenció que esa noche era la ideal para trasladar el juego de rol a la realidad, y ejecutar a un viandante como parte integral del juego.

A pesar del sonido intenso de la lluvia y del viento no dejo de escuchar unos pasos que se acercaban cada vez más, se asomo apenas, vislumbrando una alta figura que avanzaba por el paseo del parque donde aguardaba. Cuando paso por debajo de una luz de una farola pudo ver que era muy alto, no llevaba paraguas, solo se cubría con una zamarra, llevaba las manos dentro de los bolsillos, caminaba muy erguido y pensó que iba a serle imposible alcanzar su objetivo, Tomei les había asignado el lugar exacto donde golpear, a él le había correspondido el cuello, Ihara que era más bajo, el vientre y Tomei había elegido un golpe directo al corazón. Si no titubeaban estaría muerto antes de poder preguntarse que pasaba.

El cumplió. Apenas llegó a su altura, dio un salto al mismo tiempo que alzaba su brazo, no hubo titubeos por su parte, la afilada astilla que sostenía en la mano alcanzó el cuello de su víctima, escuchó el desgarro que producía al alcanzar su objetivo, el grito que estaba pronunciando se convirtió en un gorgoteo balbuceante.

Tembloroso quedo a escasos centímetros del rostro de su victima, trago saliva con dificultad ante eso rostro demudado por el dolor, solo entonces se dio cuenta que no había rastro de sus compañeros, le habían engañado, Tomei le había preparado una trampa y él había caído en ella. Debía apresurarse si no deseaba verse implicado en esa muerte.

Hizo intención de levantarse para escapar de ese lugar, cuando inesperadamente, vió los ojos abiertos de su víctima que le miraban implorantes, sin saber exactamente porque lo hizo sacó su móvil y llamó al servicio de urgencias dejando constancia que se trataba de una herida profunda en el cuello.

Unos minutos después un medico y dos asistentes hicieron la primera revisión allí mismo, luego le inmovilizaron, cabeza y cuello y le trasladaron al hospital más cercano, desde su escondite vió como llegaban y se lo llevaban. No le resultó difícil enterarse a que hospital le habían llevado.

Cuando una hora después consiguió llegar al hospital al preguntar por él nadie pudo decirle su nombre porque estaba indocumentado. También supo que no podría hablar durante el tiempo que permaneciera hospitalizado porque le habían pasado al quirófano para operarle de urgencia.

No sabía por qué actuó así. Cuando le preguntaron si le conocía dijo que creía que podía ser su amigo Kisetsu Kousei. Le llevaron hasta donde estaba para que lo identificara. Cuando pudo verle a través de un cristal en la UCI se sintió impactado, a pesar de los rasgos pálidos de su rostro se dio cuenta que era hermoso y en aquel instante se enamoró de él. Dijo que si, que era su amigo Kisetsu Kousei, pensó que más tarde podía decir que lo hizo para ayudarle mientras no dijera su nombre real. Circunstancia que no llego a producirse porque debido al shock había perdido la memoria. Mas tarde cuando supo que padecía amnesia le indujo a decirle que eran pareja y que vivían juntos.

Mientras el estuvo en el hospital se ocupó de mantener sus palabras, transformando un apartamento que alquilo exclusivamente para él, en un hogar de los dos, llenó armarios y cajones con ropa y complementos acorde con la talla de su novio, siempre que pensaba en él, lo hacia en esos términos y así nunca cometió ante él ningún error que pudiera hacerle pensar que no era quien le dijo que era. Tampoco sospechó nada cuando algunas de las prendas que compró para él le iban bien, siempre encontraba la excusa perfecta para justificarlo, él se tomó la molestia de meterlas en la lavadora varias veces para que parecieran usadas.

Se traslado a vivir en un barrio ubicado en el distrito tokiota de Ropongi Hills, más tarde Kousei encontró trabajo en un local de Shinjiku-ni-chome, que es una de las zonas gays de Tokyo pensando que así le evitaba pasar por los lugares que le podían resultar conocidos.

Durante el primer año Kousei pasaba más tiempo con médicos que junto a él, pero lo acepto como un mal menor, porque Kousei era muy receptivo a sus muestras de amor, además considerando que era por el bien de su koi, tampoco se mostraba muy exigente, eso cambio el segundo año de vivir juntos, Kousei tenía más tiempo libre, sin embargo comenzó a mostrarse evasivo, pretextando cansancio o dolores imaginarios, ante su protesta le pidió que le tiempo para acostumbrarse a su nueva situación, comprendió que aunque no recordara quien era, en el fondo de su mente, debía sentir que no estaba haciendo lo correcto, se mostró firme con él, haciéndole hizo saber que no iba a esperar más, sus razones parecieron hacerle comprender que tenía razón y esa noche fue la mejor de su vida, prometiéndose a si mismo que nunca se separaría de él y hasta esa noche así había sido, sin embargo, tenía el presentimiento que algo había ocurrido, aunque ignoraba que.

Fin del recuerdo.

Salió del coche y se dirigió hacia el local, estaba internando entre la muchedumbre que llenaba el local, cuando un susurro ronco se dejo oír. "Hanamichi... No es mi nombre, si no, por qué no reacciono al oírlo?"  Supo que sus peores temores estaban próximos a cumplirse.

Se abrió paso a empujones con la clara intención de llegar hasta el cubículo donde Kousei amenizaba la velada para hacerle saber que estaba allí, cabo de unos segundos se apercibió que no era el único que mostraba un claro interés por Kousei, se volvió para ver quien era y no le gusto lo que vió, un muchacho, de veintitantos años, cabellos negros, sus ojos de un color azul se asemejaba al mar en calma, también él estaba con la mirada fija en el cristal polarizado de la cabina donde trabajaba su koi. Cuando el muchacho respondió a su mirada poco amistosa, cambió de idea, esa mirada ya no era calma, ahora parecía que una tormenta se había abatido sobre ella.

-Qué buscas? Acaso no sabes que no sale con nadie... -le interpeló convencido que era uno de tantos moscones que rondaban alrededor de Kousei.

-Ah si..., me alegro saberlo. -le avaluó con una rápida mirada, cuando se fijo en él en la barra del bar no pudo verle bien, ahora supo que no era rival para él.

Furusawa parpadeo confuso.

-Quién eres? -preguntó al verle tan tranquilo.

-No recuerdo haber oído tu nombre....

-Me llamo Furusawa Haruki, soy el novio del Kisetsu, por eso no esta disponible para nadie.

-Rukawa Kaede... -se presentó a su vez.

-Qué pretendes?

-Recuperar a la persona que perdí... -y al decirlo miró hacia Hanamichi que estaba junto a ellos.

-Kousei es mío... -dijo tomándole del brazo y tirando de él contra su costado.

-Kisetsu Kousei..., me dijiste que ahora te llamas así.

-Si... -sin saber porque no pudo apartar la mirada de él, un zarandeo por parte de Hiraku le hizo parpadear confuso.

-Vuelvo a preguntarte, que pretendes?

-Parece que no quieres comprender -murmuró sin levantar la voz Rukawa.

-Este no es lugar para discutir... -comentó Isei haciéndole un gesto hacia el publico que permanecía cerca de ellos, muy atentos a la discusión.

-Quiero saberlo, aquí y ahora... -exigió.

-Si pretende alterar el orden, mis hombres gustosos le acompañaran hacia la puerta -se escuchó tras Furusawa.

-Este tipo... -no hizo caso de los suaves tirones que Kousei efectuaba para llamar su atención y acallarlo- Esta molestando a mi novio.

Rukawa-sama entrecerró los ojos ocultando así lo que pasaba por su mente, Isei le fue a buscar apenas se dio cuenta del encuentro de ambos.

-Vengan conmigo... todos -añadió cuando se fijo que parecía no darse por aludido.

Cuando los cinco quedaron solos en el lujoso despacho, Rukawa-sama se sentó en el cómodo asiento tras el escritorio. Era un hombre que se mantenía en buena forma física, alcanzaba la cincuentena, sin embargo, cualquier al verle podía darle diez menos. Toda su atención queda fija en el joven Dj, mirándole con curiosidad, aunque trabajaba para él, nunca sintió interés por verle, le bastaba con saber que atraía suficientemente a los jóvenes que acudían a escucharle o verle todas las noches. Su hijo mayor hablaba con entusiasmo de la atracción que su voz producía en todos.

-Es él? -preguntó mirando a su hijo Kaede.

-Si.

-Cual es el problema?

-No recuerda quien es....

-Y que vas a hacer? -sabía que su hijo era tenaz y no se rendiría. Era consciente de ese hecho porque llevaba buscándole en el transcurso de esos cinco años sin dejarse llevar por el desanimo.

-Tengo mis métodos...

-Que significaba todo esto? -intervino Furusawa que no toleraba ser ignorado.

-Dices que se llama Kisetsu Kousei...

-Así es... -se apresuró a contestar dejando a un lado a su koi.

-... y que eres su novio.

-Si....

-Pues yo digo que se llama Sakuragi Hanamichi, tiene veintitrés años y desde los quince años ha vivido solo...

-Eso no es cierto... su nombre es.... -le interrumpió una vez más.

Kaede le acalló con un gesto brusco de su mano.

-No importa lo que digas, sino lo que sepas de él.

-Qué quieres decir?

-Hagamos unas pruebas para confirmar quien de los dos le conoce mejor... -murmuró con una mirada fría que se dulcificó cuando se volvió a mirar a Hanamichi.

-Pruebas... no estoy dispuesto... -protestó el pelirrojo, esa palabra le recordaba el tiempo que pasaba con médicos y especialistas.

-De acuerdo... -se apresuró a aceptar sin tener en cuenta el deseo de su pareja. Se sentía tan seguro del amor de Kousei que no dudaba que ese tipo no tendría ninguna oportunidad con él. Además los médicos le habían confirmado que con toda seguridad podía pasar toda una vida sin recordar quien era. Basándose en eso aceptó- Qué pruebas?

-No serán ni difíciles ni complicadas... Solo serán tres...

-En que consistirán? -preguntó Furusawa.

-Decirle una palabra, presentarle a una persona y darle un beso... -dijo Kaede ocultando la risa que burbujeaba en su garganta al ver la expresión de shock en el rostro de Hanamichi, tenía que resultarle insólito todo eso.

-Que palabra y que persona? -inquirió un tanto perplejo, el beso era la prueba más fácil.

-Si tan bien le conoces deberías saberlo -murmuró Rukawa.

Su padre que permanecía escuchando aprobaba con una leve inclinación de cabeza.

Kisetsu le miraba asombrado, era la primera vez que se encontraba en una situación tan perturbadora, ninguno de sus anteriores pretendientes habían sido tan persistentes para conseguirle. Que se le estuvieran disputando era más de lo que el deseaba, porque evitaba en lo posible las peleas porque pensaba que su accidente provenía de una. Aunque los ánimos estaban muy calmados, el ambiente se notaba muy caldeado.

-Esto es una tontería, Haruki, marchémonos y olvidemos esta discusión, no te pelees por mi. No valgo tanto.

-Te equivocas... eres lo más importante que me ha pasado y no voy a renunciar a ti ahora que te he encontrado -dijo con firmeza Kaede- Todo estos años sin ti no he sido nada.

-Es cierto, hermanito, has sido un alma en pena... -dijo para aliviar la tensión que se mascaba en el aire.

Kousei pretendía marcharse, alejarse de ese joven de cabellos negros, alborotados y de mirada azulina que conseguía provocarle un desasosiego que le hacía dudar de lo que hasta entonces conocía como una existencia tranquila al lado de Haruki. Al oírle decir que era tan importante le embargo una intensa emoción que no fue capaz de ocultar porque la mirada del chico se posaba en él como dándole ánimos.

-Cuándo quiere que lo hagamos y donde? -preguntó deseando quitarse de en medio a ese molesto competidor, era la primera vez que se le resistía uno, a los otros les bastaba una mirada para apartarlos de su pelirrojo, este en cambio no se inmutaba y parecía tan seguro de si mismo que tuvo un segundo de inquietud, y si realmente era la persona que decía conocer?

-Que sea mañana a las doce, -añadió para hacerle ver que se preocupaba por él- no deseo hacerle madrugar -pensó que aunque no deseaba prolongar más esa situación, Hanamichi necesitaba descansar, él le haría recordar con sus tácticas y si no eran suficientes, un buen golpe en la cabeza le haría saber quien era. Esa idea le hizo sonreír- El local es un buen lugar, puedo hacer uso de él, padre?

-Por supuesto..., daré descanso al personal.

Furusawa Haruki abrió muchos los ojos al comprender que no eran ningún embaucador, vió como Kousei quedaba estático ante la mirada que el joven le dirigía, le agarró del brazo y tiro de su brazo para que volviera a la realidad.

Kisetsu parpadeó confuso. Su sonrisa le dejo alelado.

-Mañana, a esta misma hora estarás conmigo -sentenció Kaede dejándole marchar.

-Que tipo más desagradable -dijo Isei apenas quedaron solos.

-Hummm... -estaba de acuerdo con él.

-Le pediré a Jin que nos diga todo lo que sepa de él. -dijo su padre mencionando a su segundo hijo.

-Gracias... -sacó su móvil e hizo su primera llamada de muchas otras, mientras dejaba el despacho- Akagi? Tienes la tarde libre de mañana? -preguntó- He encontrado a Hanamichi -hasta el pasillo no llegaba la música de la sala -le escuchó unos segundos, una nueva sonrisa asomó al su rostro, al levantar la mirada, fijándose en un renuente pelirrojo a marcharse, había girado la cabeza al sentir el ruido de la puerta abrirse, le dirigió una dulce sonrisa sabiendo como perturbaba a Hanamichi verle sonreír.

Alterado se apresuró a seguir los pasos de Hiraku. Que tenía esa sonrisa que conseguía trastornarlo, sentía como un escalofrío le recorría la espalda.

Toshima-ku, es un barrio de Tokyo, la mitad del área es residencial, debido a la actividad comercial de la otra mitad, sobre todo el distrito de Ikebukuro, es allí donde tiene su hogar cuando no esta en su apartamento.

Decide tomar el JR para pasar la noche allí, sabiendo que su madre se alegrará al verle llegar y que decir de sus hermanas pequeñas.

<9)]]]]}}><(

A la mañana siguiente, durante el desayuno, su hermano mayor le puso al tanto de lo que había averiguado respecto a Hanamichi, supo que vivía en Roppongi Hills, según los vecinos la relación que mantenía con su pareja no era muy cordial, aunque a él no solían escucharle, ni tampoco le oían quejarse, las discusiones se sucedían a menudo.

Su hermano había investigado hasta el momento mismo en que apareció herido en un hospital de Kanagawa. Fue entonces cuando apareció Furusawa Haruki y dio el nombre de Kisetsu Kousei al indocumentado joven. También se enteró que su padre poseía una considerable fortuna, aunque no podía compararse con los bienes que poseía su padre.

-Furusawa pagó todos los gastos de hospitalización, también los tratamientos médicos, desde un principio dijo que era su amigo.

-O sea que esta con él porque se siente en deuda.

-Posiblemente.

-Por qué a mentido? Que le llevó a darle una identidad falsa?

-Amor? -Intervino Isei, sofocándose al ver la mirada fría que Kaede le dirigió- Lo digo porque se le nota muy posesivo.

-En eso no te confundes... -dijo Jin- Cuando le contrate, con el beneplácito de Saisuke -miró a su hermano mayor- Fue él quien hizo poner una cláusula en su contrato. Nada de citas.

-Debía creer que el local era un prostíbulo encubierto.

Kaede fue quien se sofoco al oírle expresarse con total libertad.

Isei ignoró las miradas de Saisuke y Jin.

-Lo que necesitamos saber es que le pasó aquella noche a Hanamichi...

-Por lo que he podido averiguar, hubo una llamada anónima comunicando que había un herido en el parque central. -le pasó un fajo de hojas- Ahí esta todo su historial médico.

-Lo leeré mientras espero que llegue el momento de encontrarnos. -dio las gracias por la comida y se levantó.

-No vas a preparar tu estrategia? -preguntó curioso Jun al verle tan tranquilo.

-Ya lo hice... -y salió de la sala yendo a su dormitorio.

<9)]]]]}}><(

Todo estaba dispuesto para la prueba que se iba a llevar a cabo esa mañana. Hanamichi estaba durmiendo en tanto él pensaba en lo que iba a hacer, estaba convencido que iba a derrotar a su rival.

Aquel lugar era tan bueno como cualquier otro, además Hanamichi estaría tranquilo al serle conocido.

Faltaba un par de minutos para la hora fijada cuando llegaron al local, no lo hacían solos, con ellos iba un hombre mayor.

Desde su asiento, de cara a la entrada del local, con todas las luces encendidas, permanecía Rukawa.

-Ha venido solo? -interrogó sorprendido Hikaru al verle sentado junto a una mesa sin compañía.

-No..., no me gusta dar a conocer mi baza antes de tiempo -respondió imperturbable.

Hikaru se sintió inquieto, preguntándose si había cometido un error al hablarle a Kousei de su intención de presentarle a su padre, aunque llevaban juntos bastante tiempo, siempre había separado su vida privada de su vida familiar, sin sentir la necesidad de llevarle a conocer a sus padres y hermanos, la noche anterior no quiso que le tomara por sorpresa esa decisión y le habló de su padre. Ahora lo lamentaba pues como decía ese tipo había mostrado su juego antes de tiempo, comprendió que debido a su deseo de ganarle actuó precipitadamente.

-Quién empieza? -preguntó deseando acabar pronto.

Janken-pon -propuso.

Así lo hicieron, y durante algunos minutos ninguno de los dos conseguía ganar, finalmente Hiraku dejo escapar un grito de jubilo cuando se fijo que al sexto intento ganaba.

-¡Gané!  -se fijo en el rostro imperturbable de su contrincante, su frialdad le producía escalofríos, él nunca se fijaría en alguien así, por eso, tenía la seguridad que iba a ganar todas las pruebas, era imposible que alguien pudiera amarle, seguro que por ese motivo se había encaprichado con Kousei. Seguro que se inventó todo ese rollo de que le conocía porque a pesar de todo lo que había dicho Kousei no dio signos de reconocerle. Kousei era suyo, le pertenecía por derecho, pude dejarle morir pero salvo su vida. Solo por eso era suyo. Consideró que había llegado su momento y decidió no retrasarlo más.

-Kousei... debí hacer esto hace mucho, por lo que te pido disculpas por demorarlo.

Kisetsu le miró indeciso, la expresión de su mirada no denoto ningún interés, como si no deseara pasar por ese trance.

-Mi padre...

El hombre mayor se adelanto un par de pasos e inclinándose levemente habló despacio, como si tuviera dificultades en hablar.

-Mi nombre es Furusawa Fuu, Hiraku-kun nos ha hablado ha menudo de ti, te aprecia -cualquier otra palabra se le atragantaba en la garganta. Su madre y hermanos lamentaban la relación que mantenía con ese muchacho- Nuestra familia desea conocerte y estaremos encantados de recibirte en nuestra casa.

-Gracias... -las corteses palabras que salían de sus labios no llegaban a su corazón, aún así no le costaba nada mostrarse agradecido. Hiraku habla con orgullo de su padre y su hermano mayor, pero no le fue difícil comprender que sus palabras eran falsas, inconscientemente su mirada interrogante se volvió hacia el hombre moreno, esperando ver cual era su jugada.

-Capitán Akagi -dijo sin demorar su encuentro al observar la reacción de Hanamichi, se le notaba incomodo.

Kisetsu sintió un golpe en su pecho al mencionarse ese nombre, sin que ninguna imagen apareciera en su mente, se volvió sin dejar de sentir esa opresión, se llevó la mano al corazón como si quisiera dejar de sentir esa emoción que no identificaba. Los pasos recios se detuvieron y todos pudieron ver a la persona que entraba en la sala.

Se trataba de un hombre de singular altura y complexión, una mole humana capaz de derribar a alguien con una leve presión, enseguida desvió su mirada hacia el balón naranja que sostenía en su mano derecha, que en ese instante lanzaba, su mirada siguió la trayectoria del balón, pasó por encima de todos, yendo a parar a la mano del joven sentado, quien sin inmutarse la recibió.

-Slam Dunk.... -murmuró enviándola hacia él con excesiva fuerza.

-Apártate!! -gritó sobresaltado Hikaru.

-Por qué? -preguntó con un brillo inusitado en su mirada.

En ese instante, se encendió un foco de luz iluminando un panel de basquetball. Hikaru desorbitó la mirada al ver como recibía la pelota, e inmediatamente comenzaba a botarla por la sala en dirección al aro, le vió llegar a su altura, dar un impresionante salto y con un ligero movimiento de su mano la pelota entro en tanto él quedaba colgado del aro durante unos segundos antes de dejarse caer.

-Cómo... cómo has hecho eso? -preguntó atemorizado por primera vez.

-No lo se...  -estaba tan perplejo como su compañero. Una nueva emoción surgía de lo profundo de su corazón.

Al oírle la sonrisa que empezaba a distender sus labios se congeló durante unos segundos, al fijarse que Hanamichi le miraba le sonrió sin saber que Kisetsu se sentía perdido en el interior de sus pupilas.

Se preguntaba porque su corazón latía tan apresurado al verle sonreír. Cómo era posible que supiera que hacer con ese balón en las manos? Cómo supo lo que tenía que hacer apenas escuchó esas palabras, cómo supo que significaba Slam Dunk, por qué sentía que su sangre circulaba tumultuosamente por sus venas, haciéndole experimentar un entusiasmo que ignoraba poseer. Y las antiguas inquietudes volvieron a su mente. Quién era antes del accidente? Tenía familia? Qué vida llevaba? Por qué si no era deportista supo como hacer un Slam Dunk? Qué cosas o a quienes había dejado en el olvido? Miró con inquietud hacia esos ojos azules que le atraían como un imán. Realmente se conocían? Acaso no era un truco más para conquistarlo?, No sería el primero ni el último en intentarlo. No..., su mirada se veía sincera, con un atisbo de preocupación, pero también amor. Y comprendió entonces que eso era lo que echaba en falta, ver ese mismo amor en Hiraku, le oía decir cuanto le amaba, cuanto había hecho por él, sin embargo, percibía que ese amor no procedía de su corazón, que sus ojos no tenían el brillo que veía en esos ojos azules, tímidamente le devolvió la sonrisa.

Fue entonces que una exclamación sorpresiva le hizo ser consciente de su distracción, su mirada se paseo por entre los asistentes, Hiraku tenía la mirada como desorbitada en él, dándose cuenta que cuando recogió del suelo el balón, sin darse cuenta se acercó al grupo haciéndola girar en su dedo y eso era lo que provocaba el sobresalto de Hikaru, el padre de este permanecía con expresión indiferente, el tal capitán Akagi y Rukawa-san no parecían sorprendidos por esas muestra de habilidad que no sabía que poseía.

-Ya nos recuerdas? -preguntó el gigante acercándose a él.

  Al ver su rostro más de cerca se le escapó una exclamación de sorpresa.

-¡Pareces un gorila!!

-¡Qué no me llames así!! -gruño estrellando su puño derecho sobre su cabeza con contundencia.

-¡¡Ouch!! -le dolió y aún así no se sintió molesto, pensó que aquella reacción era como un ritual. Acaso también la conocía? Sacudió la cabeza, no para despejarse del golpe si no porque le resultaba muy familiar.

-Es esto lo que considera una prueba? -preguntó ásperamente Hikaru saliendo en defensa del pelirrojo.

Rukawa ni se digno contestarle, pero si le apremio a continuar con una fría mirada. Exasperado por esa actitud se volvió a mirar a su koi, su mirada se dulcificó al posarse en él.

-Kousei, te he dicho muchas veces lo importante que eres para mí, sabes lo mucho que te quiero y que nunca me cansaré de decírtelo. ¡¡¡Te amo!! Te amaré siempre no lo olvides.

-Qué entiendes por una palabra? -preguntó Rukawa fríamente.

Hiraku le dirigió una mirada de odio, ese tipo es exasperante.

Kisetsu forzó su mente a recordar, a sentir algo, si era el novio de Haruki antes de su accidente porque no se sentía emocionado. Seguía teniendo la misma impresión, que estaba ante un desconocido, una persona que no conseguía llegar a su corazón.

Kaede veía el desconcierto en su mirada. Se levantó con presteza atrayendo todas las miradas, no le importó. Se acercó a Hanamichi que le miraba expectante, como preguntándose que iba a decirle.

-Do'aho... -su voz tenía un tono áspero, desabrido.

Haruki al oírle sonrió, el mismo se había condenado, Kousei tenía un genio terrible cuando se sentía insultado y ese insulto había sido muy directo. Su sonrisa triunfal se borró de su rostro al no escuchar el estallido de su koi. ¡Por Kami!! Qué estaba pasando?  Por qué no le estaba golpeando haciéndole pagar su insulto?

Kisetsu también sentía el mismo desconcierto, esos mismos interrogantes se estaba haciendo. Por qué me insulta? Por qué no se lo devuelvo? Su tono de voz no es amistoso y sin embargo no puedo tomarlo a mal. Es acaso por sus ojos? Son gélidos cuando mira a otras personas, pero no para mí, los siento calidos, amorosos y cuando me ha insultado, sus ojos brillaban con amor y no he podido sentirme ofendido.

Se debatía en sus dudas, no deseaba lastimarlo con su negativa, pero esa situación no tenía ningún sentido.

-Lo lamento... -musito bajando los ojos al suelo, volvió a levantarlos fijándose en los dos hombres- Decís que me conocéis, yo... no os recuerdo. Creo que estáis confundidos. Mi nombre es Kisetsu Kousei.

-Aun no hemos terminado -arguyó Rukawa al ver su clara intención de marchar, no iba a permitirlo, no iba a perderlo por segunda vez.

Hikaru feliz con ese desenlace se ubicó junto a su koi dispuesto a seguirle hacia la salida.

Rukawa tomó del brazo y le hizo volverse con cierta brusquedad. Al momento, vió miedo en su mirada. Se apresuró a soltarle.

-Discúlpame... no quise... -su mirada parecía pedirle que callara- Falta el beso... -estuvo tentando en soltar una carcajada al ver el desconcierto en su rostro.

Furusawa al oír que pretendía continuar con aquella farsa, le apartó de su lado.

-Es mi turno -le miró con fiereza.

Rukawa le respondió con una gélida mirada, haciendo un gesto para que llevara a cabo su acción, podía soportar verle besándose con otro porque no le cabía dudas respecto a los sentimientos de Hanamichi, si con su beso no conseguía despertar sus recuerdos, un buen golpe en esa cabeza dura le haría reaccionar, al pensar en ello sonrió.

Al distraerse en sus pensamientos no vió el beso que se dieron, pero si fue consciente que todas las miradas estaban sobre él.

-Ya? -preguntó con un tonillo insolente, consiguiendo con su actitud que la actual pareja de Hanamichi apretara los puños con rabia contenida.

Se acerco a él.

Sus manos se alzaron hasta tocar su rostro, moviéndolas acariciantes, la delicadeza de sus caricias fueron conscientes del temblor que le acometía. Consiguiendo que su mirada quedara presa de la suya, viendo en él cierta expectativa, sus labios se abrieron apenas dejando salir un ahogado suspiro.

Sus ojos muy abiertos no se podían apartar de esa mirada azulina en la que el amor estaba presente. Dejo salir el aire contenido en sus pulmones. A su contacto se sentía estremecer y solo era sus manos acariciantes las que le dejaban ansioso de más.

Como si comprendiera lo que deseaba sus labios se posaron en los suyos que receptivos se plegaron bajo su caricia.

Su corazón vibró al sentirlo, su respiración se aceleró cuando se movieron, prensándolos y humedeciéndolos, haciéndole sentirse exaltado, deseando que esa caricia no cesara, sus manos se alzaron como ajenas a su voluntad para rodear su nuca, buscando el contacto de sus dedos con esos cabellos que sintió suaves como la seda, ajeno al secreto mensaje que su mente envió a sus manos. Sus labios se entreabrieron por la presión de esos labios que le estaban enajenando, el contacto de su lengua recorriendo sus dientes fue suficiente para separarlos, permitiéndole el acceso a su boca, al instante una lengua húmeda, calida invadía su cavidad y se movía con apasionamiento por todo su interior, caldeando sus sentidos, consiguiendo que  sus rodillas se doblaran, sus brazos le sostuvieron amorosos, sin dejar de besarlo, su lengua también quiso participar y salió a su encuentro, iniciándose una deliciosa unión, fusionándose como si fueran una sola.

La apasionada respuesta de Hanamichi era todo lo que necesitaba para saber que volvía a la normalidad, estaba preparado si fracasaba en sus anteriores intentos, un beso entre ellos no podía fallar. La ardiente replica, la suavidad de su lengua batallando con la suya, sus manos presionando en su nuca para prolongar el beso le hicieron saber que Hanamichi estaba nuevamente allí. Solo la falta de aire les hizo separar el contacto.

-Kaede... -susurra junto a sus labios y al momento su propio tono de voz le hizo llevarse la mano a la garganta, advirtiendo la cicatriz que cruzaba su cuello. Le miró sin llegar a entender que pasaba- Qué¡¡¡? -recordó el terrible dolor que sintió cuando se produjo el ataque, alguien le apuñalo, la lluvia y la oscuridad solo le permitieron ver una sombra que saltaba delante de él, instintivamente, actuaron sus reflejos y se movió, pero fue mente estaba en la reciente discusión y no suficientemente rápido para esquivarle, sintió la punzante presión, oyó el desgarro de sus músculos, en ese mismo instante, mientras caía, un repentino rayó iluminó la noche, permitiéndole ver un rostro amoratado, unos ojos que brillaban con un furor asesino. Lo último que recordaba era la lluvia cayendo sobre su rostro.

-Tranquilo..., ya ha pasado..., -musito bajito, acariciándole con ternura para tranquilizarle porque estaba temblando en sus brazos.

-Cuánto tiempo ha transcurrido? -no recordaba nada después de aquella noche hasta el momento que Kaede le beso.

-Cinco años... -murmuró estrechando más su abrazo.

Hanamichi dejo escapar un gemido al oírle, luego frotó unos segundos su mejilla en su hombro para acabar hundiendo su rostro en el calido hueco de su cuello.

-Nunca más te dejaré salir solo -musitó Kaede en su oído, la sofocada risa de Hanamichi le confortó.

La actitud de abandono del pelirrojo en los brazos del moreno le soliviantó, había intentado separarlos cuando el beso se prolongó interminable, pero una mano férrea se apoyó sobre su hombro y le mantuvo inmovilizado.

Cuando escuchó esas palabras no pudo evitar que la cólera le infundiera la fuerza necesaria para desprenderse de un tirón de la sujeción del gigante para dar unos pasos hacia ellos gritando.

-¡¡Apártate de su lado!! Kousei es mío, me pertenece, no salve su vida para que se fuera con cualquiera -manifestó exaltado llevado por la rabia sin percatarse de las imprudentes palabras que pronunciaba.

-¡¡Nani!! -exclamó Hanamichi, mirando hacia el tipo que airado iba contra ellos- Quién es este tipo? -preguntó mirando al resto de las personas que allí estaban- ¡¡GORI!! Qué haces aquí? -sabía que vivía en Tokyo, al instante ignorando al tipo que se había quedado unos minutos inmovilizado al escucharle- Qué local es este?

-Es bastante largo de contar -dijo Rukawa que no había pasado por alto el comentario de ese tipo- La versión reducida es que estamos en Tokyo, lugar donde has vivido estos años, con este sujeto y que tú trabajas en este lugar.

-¡¡Yo!! -Su voz enronquecida mostraba la misma sorpresa que su mirada- Tienes que contármelo.

-No es mucho más lo que sé... -le acarició con ternura, luego volvió su atención hacia Furusawa, podía pasar por alto su exaltado sentido de la propiedad, no así el resto de sus palabras, por lo que implicaban. Daba a entender que sabía más de lo que decía- Tiene muchas cosas que explicar. -Comentó- Cómo fue que salvaste su vida? -le interrogó adoptando un tono que no admitía dilaciones.

Comprendió demasiado tarde que había cometido un desliz al hacer tal declaración e intentó rectificar haciéndose el desentendido.

-No tengo ninguna obligación de explicarme, pero lo haré... me refería al tiempo que paso conmigo... a mi lado pudo salir adelante. Su lesión le tuvo deprimido durante mucho tiempo. -Por lo que oyó Kousei no recordaba el tiempo que pasaron juntos, y no podía rebatir lo que él dijera- Yo conseguí que fuera a ver a los especialistas, le acompañaba siempre porque él se negaba a ir.

Hanamichi oyéndole expresarse en esos términos no podía creerle, porque su carácter no le permitía deprimirse, podía no recordar quien era, pero su personalidad era algo que no podía evitarse y él era como era, si la brusca muerte de sus padres no le hundió síquicamente, tampoco una herida de la que afortunadamente sobrevivió. No, no podía creerle. Alzó la cabeza para mirarle de frente, al hacerlo supo que Kaede tampoco le creía.

Le miró, su rostro le resultó vulgar, como él de muchas otras personas con las que hubiera podido cruzarse, ni siquiera se hubiera molestado en mirarle dos veces, a no ser que su trabajo así lo exigiera. No recordaba nada de esos años, por lo que solo vió un desconocido, que apretaba los puños con fuerza y cuya mirada destilaba rabia.

Inesperadamente, su mente retrocedió a aquella fatídica noche, volvió a verse caminando bajo la lluvia, aquella noche tormentosa, mientras cruzaba el parque desconsolado porque Kaede había olvidado una vez más su aniversario, se sentía frustrado y no escuchó sus razones para justificar su ausencia. Salió de casa con excesiva prisa y solo cuando sintió la lluvia cayéndole encima pensó que le ayudaría a despejarse para volver más calmado a los brazos de su koi.

Ahora sabía que no pudo ser porque alguien se interpuso en su camino, a pesar del tiempo transcurrido todavía podía recordar el dolor que sintió, el rasgar de la carne y el crujido de sus huesos, una sombra le atacó en el parque. Se llevó la mano a la garganta, como si volviera asentir aquel mismo sufrimiento y así pudiera evitarlo.

Cerró los ojos porque los recuerdos eran dolorosos. Instintivamente dio un paso atrás al ver la sombra que se alzaba delante suyo, intentó sacar las manos de los bolsillos para protegerse, fue entonces que un relámpago le permitió ver el fulgor de unos ojos llameantes..., una mirada que nunca olvidaría, una mirada que a pesar del tiempo transcurrido había vuelto a ver, solo con pensarlo todo su cuerpo se estremeció y comenzó a temblar espasmódicamente.

-¡¡Hanamichi...!! Que te pasa? ¡¡Por Kami!! No me asustes -pidió Kaede abrazándole para intentar tranquilizarle sin saber que provocaba ese estado en él.

Quiso dejar de temblar, pero no podía, su mirada se posó en la persona que le reclamaba, levantó su mano y tembloroso, roncamente pudo balbucear unos palabras que durante unos segundos dejo a todos paralizados.

-Tú... tú... me... atacaste... esa... noche..., llovía... aún... así... te... ví.

Tras un instante de estupor, siempre estuvo seguro que no podía identificarle, se defendió atacando.

-Está loco. Cómo puede decir tal locura? -le miró como si sintiera lastima de él- Me voy... creí que eras diferente... me equivoque. Vamonos, padre -e hizo intención de dirigirse hacia la salida. Su padre le siguió con expresión de incomprensión. No entendía que pasaba allí.

-¡¡Un momento!! -la voz de Kaede se alzó con resolución- No he venido solo... -avisó- Mi instinto me dijo que necesitaba refuerzos. -Seguía cobijando entre sus brazos a Hanamichi cuyos temblores se iban calmando- ¡¡Mito!! -llamó con energía.

Al instante, cuatro hombres hicieron su entrada al local. Uno de ellos, iba un paso por delante de los demás.

Al ver interceptada su salida, se volvió sobre sus pasos, conocía la puerta de atrás y hacia allí se dirigió.

-Va a escapar... -dijo Hananichi al verle retroceder y atravesar la puerta que comunicaba con los aseos y más allá la puerta trasera.

-No, no lo hará, todas las salidas están cubiertas.

-Cómo supiste que él fue mi atacante?

-No lo sabía, se traiciono a si mismo al confesarlo. -vió la mirada interrogante de Hanamichi- El capitán Akagi se comunicó con sus hombres y les hizo venir. -y como seguía sin comprender aclaró- Es el capitán de la policía de Tokyo.

Hanamichi abrió los ojos muy sorprendido, volviendo su rostro hacia su antiguo capitán y vió que seguía hablando con su móvil.

Asintió.

-Por qué dijo que le pertenecía? -esa actitud le resultaba incomprensible, recordó lo que Kaede le dijo- De verdad que viví con él?.

-Si.... -unos gritos y forcejeos se dejaron oír- Tal vez nunca conozcamos sus motivos..., tendremos que investigar a fondo todo, si no habla, solo tendremos conjeturas de sus motivos para actuar como lo hizo. Lo que más bronca me da es que tengo que estarle agradecido... -al ver que le miraba sin entender, le aclaró- También salvó tu vida, sus motivos fueron egoístas, pero lo hizo. -el atractivo de su koi era capaz de ablandar el corazón hasta de un despiadado, Furusawa Haruki había demostrado serlo.

-Ya le tenemos. Se lo han llevado a comisaría para interrogarlo.

-Ha dicho algo?

-No..., al principio, fue preciso reducirlo para detenerle.

-Que hay de Furusawa-sama?

-Ookus esta con él. No creo que este involucrado... -dirigió entonces una mirada hacia su amigo que tumbado en uno de los asientos, su cabeza reposaba en el regazo de Rukawa- Tiene que ser muy duro enterarse que la persona con la que has estado viviendo ha sido la misma que le ha producido esa lesión, toda su vida va a estar marcada por ese recuerdo constante. Siempre recordará quien se la hizo.

-Si. Demasiadas emociones en tan poco tiempo... -dijo posando su mano suavemente sobre su cabeza, sus dedos mesaron sus cabellos con delicadeza, con cuidado para no despertarlo- Bien..., dejarle marchar -volvió al asunto que les interesaba- pero antes que os cuente todo lo que sepa de su hijo, como es, que cosas le gustan, todo aquello que nos pueda ser útil.

-Quieres que le llevemos a la comisaría? -preguntó.

-No..., hazlo de forma que parezca más informal, podría asustarse y cerrarse en banda.

-Le diré a Kakei que se encargue él, con su carita de adolescente podrá sonsacarle todo lo que deseamos saber.

Asintió aprobando, Himura Kakei, acababa de salir de la academia y como bien dijo Mito, su aspecto era el de un adolescente que todavía estaba en el instituto.

-Cuando sepáis algo, estaré en casa -dijo levantándose, llevando en brazos su preciosa carga, Hanamichi dormía profundamente.

Cuando la portezuela de la limusina se cerró tras él, Kaede acarició la mejilla de Hanamichi y como si respondiera a lo dicho por Mito murmuró antes de posar sus labios con dulzura en los suyos.

-Yo estaré a tu lado para que lo olvides...

En los siguientes minutos solo se escuchó el ronroneo del motor al arrancar.

Kaede, una vez más pensó en el ojo que debía pintar.

Fin

26 de enero de 2009

Paz

<9)]]]]}}><(

Tokyo: posee veintitrés barrios especiales, la mayoría de ellos creados el 15 de marzo de 1947 uniendo pueblos y aldeas. Entre esos barrios destaca Shinjuku-ku, que fue creado con la unión de los barrios de Yotsuya, Ushigome, Yodobashi dando lugar a la actual ciudad. Al igual que los restantes barrios que rodean a Tokyo, Shinjuku posee el status de ciudad.

Shinjuku es la zona de Tokio que concentra más rascacielos, hoteles de lujo y edificios comerciales, con una población flotante de un cuarto de millón de personas. En 1960, la zona fue apodada fukutoshin (segundo corazón de la ciudad); y en 1991 el apodo cambió a shin toshin (la nueva capital), pues el gobierno metropolitano había trasladado sus oficinas al nuevo edificio diseñado por el arquitecto Kenzō Tange (extraído de un articulo titulado "23 Barrios Especiales de Tokyo" en Wikipedia)

Daruma: es una figura japonesa que no tiene ni brazos ni piernas que representa a Bodhidharma (Daruma en japonés) fundador y patriarca del budismo zen. Es una figura ovalada con bigote y barba, hay de varios colores pero el rojo es el más común. La particularidad del Daruma es que tiene los ojos en blanco para que sean pintados. Los Daruma sirven para pedir deseos, cuando se pide un deseo se le pinta un ojo a la figura y cuando el deseo se cumple se le pinta el otro. Se dice que la figura se esforzara por conseguir su otro ojo así que intentara realizar el deseo. Mientras el deseo no se cumple el Daruma se exhibe en casa, normalmente en alguna zona importante como puede ser en el altar budista de casa (Butsudan). Si el deseo se cumple se llevara al templo budista donde se dará como ofrenda. En cambio si no se cumple será quemado en el templo en una ceremonia de purificación que se lleva a cabo a finales de año, mostrando así que no se renuncia al deseo. Solo se puede tener un Daruma al mismo tiempo y muchas personas suelen escribir en los darumas los deseos o nombres de personas. (extraído de un blog)

Butsudan: se explica en el punto anterior.

Janken o Janken-pon: es el juego de piedra, papel, tijeras.

Notas finales:

Estoy teniendo problemas para actualizar... espero que esta vez lo consiga...

Algunos puntos de la trama pueden resultar repetitivos, es para reafirmar la situacion. Un saludo.Paz


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).