“Frío…
Hace demasiado frío…”
“Esta…cayendo una nieve de sangre sobre mío.”
No había conocido más que una vida miserable. O matas o te matan, este era mi máximo precepto, el que la vida me había enseñado a duros golpes y desgracias. Me gustase o no, para alguien como yo que no sabe más que vagar hambriento de sangre y lucha no hay más respuestas para la vida que seguir caminando, aplastando lo que se ponga en ese camino.
Aún no se como, pero sin darme cuenta acabe rodeado de gente como yo. Quizá porque los que estamos poseídos por la sed de sangre…tenemos algo que nos hace toparnos de cara con nuestros semejantes. Aún no lo sé del todo…
Pero acabé ingresando en los Varia.
Lo que más me apasionaba era el sonido de mi espada contra un hueso, el sonido al destrozarlo, al hacer pedazos todo su cuerpo. El del enemigo.
Y cuando eres de los Varia, casi todos…son tus enemigos.
Cuando le conocí yo solo tenía catorce años, y la cabeza repleta de delirios de grandeza por satisfacer. Me pareció un gilipollas en un principio, y no pasó mucho hasta que le reté, cuando vi que se le daba mínimamente bien la esgrima.
Pero me dio una paliza. Y desde entonces me empecé a interesar por él, se puede decir…que quizá nos hicimos amigos. Cuando miraba sus ojos…su mirada, me veía a mi mismo. Teníamos la misma mirada de miseria y soledad. Sentía que podía entender la clase de vida que había llevado con tan solo mirarle a los ojos. Creo que el es el único que me puede sostener la mirada y yo soy el único que se la puede sostener a él.
-Voii, Xanxus, no entiendo porqué te quieres unir a los Varia. ¿Acaso no vas a ser el próximo Vongola?
-No seas estúpido, basura. Ese viejo no tiene intención de darme nada, lo noto.
Estábamos en el último año de escuela, con 16 años. La noche estaba estrellada, y en aquella mansión, se habían reunido muchos para celebrar la graduación de aquella promoción, casi todos, éramos jóvenes prometedores, que garantizaríamos la supremacía de la mafia sobre el resto de poderes del estado. El futuro estaba en nuestras jóvenes manos.
En aquella amalgama de mafias, aquella celebración multitudinaria que muchos mafiosos capofamiglia aprovechaban para sus negocios, nosotros permanecíamos en el exterior, en una explanada que se extendía más allá de los jardines de la mansión…del noveno Vongola.
-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar ahí a dentro?-le pregunté tomando sitio a su lado. El me miró con desprecio y apartando la mirada de mí me dijo:
-No me da la gana. …Ese viejo asqueroso…no me mira a la cara desde hace mucho.
Yo tragué saliva, siempre había visto esa extraña sensación de rigidez entre el noveno y Xanxus, y desde hacía un tiempo a esta parte…cada vez tomaban más fuerzas nuestras sospechas.
-¿Y a ti qué coño te pasa?-me espetó.-¿Qué diantres haces aquí?
-Pues…-la pregunta me pilló desprevenido.-Ahí me aburría, no hay más que gordos hablando de negocios y los estúpidos de clase intentando ligar con niñas mimadas de la mafia.
-Ja,ja,ja!-rió él.-Pues…¿Porqué no te tiras una de esas niñatas para matar el aburrimiento? Quizá si le gusta puedas hacerte con alguna portentosa herencia de alguno de esos cerdos que tanto criticas.
-…-yo enrojecí, me sentí insultado. Yo no era como esos criajos.
-¿Qué pasa? ¿Se te ha comido la lengua el gato, eh, basurita?-pese al tono de burla de sus palabras yo sabía que estaba de buen humor, eso se daba en pocas ocasiones, y ese estado era efímero.
-¡¡JODER!!-chillé casi histérico.-¡¡No me compares con esos niñatoss!! ¡¡LOS MATARÉ A TODOS!
-ja, ja,ja ya…pues avísame que yo también me divertiré un ratito. No son más que perros de sus familias y no piensan por ellos mismos, la verdad, sino fuera porque el viejo me suelta siempre discursitos cuando digo de matarlos ya lo habría hecho hace mucho.-me dijo entre risas maliciosas.
Yo no sabía que ese sería el último día en mucho tiempo que lo oiría reír así.
Arrugué la nariz y le miré un tanto inseguro, quería preguntarle algunas cosas que me rondaban la cabeza…desde hacía bastante.
-Oye, y el Vongola…¿Porqué no te ha nombrado aún su sucesor oficial? ¿no eres su hijo? Además ya tienes 16 años…-el se giró y me miró con rabia. Mierda, sabía que no debía decir eso…
-Estás muy hablador hoy, basura, porqué no cierras la boca?-mas que una petición…era una orden.
-¡¡NO ME DA LA GANA!!-le chillé, me ponía de malhumor que me dijeran que debía hacer y por aquel entonces…no entendía nada…
-¿Qué no te vas a callar?-inquirió con un tono que no sonaba precisamente desenfadado.
-No, tu no eres quién para mandarme callar, te he preguntado, podrías responder, capullo.
No es que tuviese afición por la bebida pero ese día había corrido bastante, y supe más tarde que el buen humor de Xanxus había estado importado desde Francia, concretamente des de unas botellas de coñac.
-Que te calles, joder, no te metas donde no te llaman.
-Cobarde, respóndeme…quiero saber que coño está pasando aquí.-inquirí.
-¿He de hacerte callar por la fuerza?-me preguntó con rabia.
-Ja, vamos hazme callar, porque por mi cuenta no pienso callarme…a ver si…
Accediendo a la provocación me cerró la boca…con la suya. Se había incorporado con rapidez y me había agarrado por el cuello de la camisa atrayéndome hacia el. Yo me quedé estático, incapaz de reacción frente a ese beso. Hasta que me soltó.
Yo lo miré perplejo y el se empezó a reír a carcajadas.
-JA,JA,JA ¡Menuda cara que pones! ¿¡Era tu primer beso?! JAJAJAJA no me jodas…jajajaja, ¡¡vaya si te has callado!! Jajajaja- y siguió riendo un buen rato, agarrándose el vientre en alguna ocasión. Yo estaba azorado y no sabía bien como reaccionar. Me sentí repentinamente estúpido.
-¡¡ANORMAL!!-le ladré. Esa clase bromas ya las había visto hacer a los del colegio, entre buenos amigos, cuando querían meterse con el tonto del grupo, o el que aún no tenía novia, lo besaban delante de la chica que le gustaba para dejarlo en ridículo. Pero siempre que había visto eso…no se…me había parecido sucio y patético. No me esperaba que Xanxus hiciera ese tipo de bromas.
Y…si, era mi primer beso. Esto me dio aun más rabia.
-ja,ja,ja ahora ya se como hacerte callar cuando me jodas más de lo que debes, pedazo de mierda!
-Xanxus, el coñac de Francia es una basura. –le respondí yo poniéndome en pie. Sentía que allí no tenía nada que hacer, me sentía molesto por alguna razón, además, si no tenía pensado decirme nada de lo que estaba pasando perdía el tiempo allí; más valdría esperar a que me lo dijese mutu propio cuando quisiese.
-Al menos no es mierda rusa como la que bebes tu de vez en cuando.-me dijo secamente.
-Bueno, yo me largo…-empecé, el bostezó ajeno a todo.-Pero…-dije antes de irme.-Ya sabes…que si llegase a pasar algo…yo y unos cuantos estaríamos contigo, ese estúpido pacifista de tu viejo…a mi también me cae gordo.
El no respondió. Y cuando yo hube estado lejos de ahí, pensé que quizá…esa noche estaría bien probar un poco de ese coñac importado, en la fiesta.
Ese día aún no tenía ni idea…de cómo acabaría todo aquello.