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LAST SORROW PAIN. por Yoru Morino

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Notas del capitulo: Segundo capitulo de este original XS, disfrutad.
Last sorrow pain: Chapter 2: “Bacio di Veleno”         

El tiempo nunca fue bueno con nosotros Xanxus, ni tampoco la vida. Se podría decir que solo nos ha dado bandazos.

Pasaron muchas cosas, demasiadas y algunas de ellas fueron terribles. Cada vez te veía más inhumano, con más ira dentro tuyo…Y no llegué a saber de donde provenía ni sus razones hasta que fue demasiado tarde para salvarte.

        

Cuando lo oí todo…en una imagen borrosa…No pude hacer otra cosa que sentir un dolor que me desgarraba las entrañas, un dolor tan enorme que no podía hacer nada por contenerlo. En medio de la neblina de aquellos recuerdos, un dolor indescriptible me arrancó de ellos.

Xanxus no era hijo del noveno capo.

Tragué saliva… todo cobró un sentido nuevo para mí. Todo tenía sentido ahora. La rabia de Xanxus, la frialdad entre ellos dos…Un padre y un hijo que nunca lo fueron, una verdad escondida…

“Dios mío…” Eso me dije.

Al despertar…Xanxus estaba muy lejos de mí, demasiado lejos…

  

Días antes el estaba eufórico, muchísimo. Su rabia le daba energías para planear el golpe que teníamos pensado los Varia. Hasta allí habíamos llegado, íbamos a cargarnos toda la mierda que nos rodeaba y por primera vez ser dueños de nuestro propio destino. Destruiríamos todo lo que hasta la fecha nos había oprimido, el imperio del noveno capo Vongola.

Cuando el me contó su plan, yo me sumé sin pensármelo dos veces. Era justo lo que había estado anhelando siempre, sabía que Xanxus sería capaz de llevarnos a la libertad, todo sería nuestro. Porque nunca, jamás en mi vida había tenido nada mío… Siempre había estado subordinado a cosas mayores que yo y ni siquiera parecía que mi talento de la espada, en muchas ocasiones, me perteneciese. No, mi talento era de la mafia, no mío, pero sabía que se Xanxus se apoderaba de todo, nunca más me tendría que someter a nadie, podría matar y luchar cuanto quisiese.

 

Meses antes, yo había dejado los Varia en manos de Xanxus… Ahora que lo pienso…si que es cierto que en muchos aspectos estaba ofuscado y ciego de admiración por el. Me embelesaba, me embelesaba su figura y porte, su ira, su ambición y sus ganas de destrozar todo ese maldito mundo prediseñado que nos rodeaba. Todo esto, eran aspectos de Xanxus que yo creía inmejorables y que me llevaron a convertirme en su mano derecha gustosamente.

Pero dentro suyo…había un gran dolor. Un dolor que aún desconocía.

 

Aquel día, estábamos aburridos, aparentábamos estar pacíficos antes de atacar… pero la munición ya estaba lista para el motín contra el día siguiente. Todos andaban medio felices, ya entonábamos la victoria en silbidos y melodías, que recorrían todo el castillo de los Varia.

Hasta el príncipe Belphegor tarareaba no se que de destrozar y cortar al noveno. Mammon contaba el dinero pero lo hacía con más ímpetu que nunca y Levi a than sacaba brillo a sus pararrayos. Todos parecíamos sacados de una escena de cuento con final feliz o en su defecto, de happy ending de un shonen.

 

Que ilusos fuimos, celebrando la victoria antes de poder saborearla. Y yo, también fui un inconsciente, lo fui mucho.

-Ven aquí.-no me sorprendí cuando Xanxus me llamó a solas a su habitación, supuse que tendría unas cuantas cosas que decirme sobre el ataque del siguiente día, eso creí.

-¿Qué ocurre?-pregunté. El estaba sentado en su mesa y pude observar que también celebrara confiado su victoria, pues sobre esta había varios vasos de alcohol ya consumidos.

-Me aburro.-me soltó sin más.

-¿Otra vez empinando codo?-inquirí escéptico, ya estaba acostumbrado a sus caprichos.

-Cállate, basura, yo hago lo que me da la gana.-repuso.

-Ja,ja,ja, voii Xanxus, tu “papaíto” se enfadaría si te viese beber siendo menor de edad.-solo quise hacer una broma, para romper el hielo..pero supongo que como siempre la cagué bastante.

-Mi padre….¿Mi padre dices? Ese viejo está muerto para mí. ¡¡Está muerto!!- se levantó con tal furia que tiró la mesa al suelo y los vasos que estaban en ella se rompieron en mil pedazos. Yo abrí los ojos de par en par, y me aparté para no cortarme con los cristales. El suspiró y parecía calmarse repentinamente, para mi sorpresa. Salió a fuera, al balcón.

-No se que hace una basura de mierda como tu con los Varia, pufff, me arrepiento de no haberte matado cuando pude.-me dijo con desprecio. Yo lo seguí al exterior y sonreí.

-Voiii Xanxus, hagamos una promesa, hasta que no hallamos logrado crear nuestro propio imperio no nos cortaremos el pelo. Promételo tu también va.-No sé porque dije eso…las palabras brotaron de mí, sinceramente aquel día, quizá por el ambiente optimista que flotaba en el aire, me permití ser idealista y utópico, soñar.

-Puff…vaya gilipollez.-Me dijo el con expresión de asco.-¿El pelo largo? Así si que parecerás una mujer , ja, ja, ja.- yo le sonreí, estaba acostumbrado a sus comentarios despectivos, bueno, los dos teníamos una relación así, estábamos acostumbrados a las gilipolleces del otro, supongo.

-Ríete lo que quieras, pero algún día te alegraras de tenerme en tu camarilla de aliados.-enuncié ampliamente orgulloso de mi mismo. Realmente…ese día el ambiente festivo nos influencio, en circunstancias normales, jamás le habría dicho nada semejante a Xanxus.

 

Habían pasado algunas horas, muchas botellas rodaban por el suelo de la habitación. Xanxus y yo…la verdad ya no estábamos mucho en nosotros mismos, puesto que ha esa edad casi no aguantábamos en alcohol.

Los dos estábamos sobre el amplio sofá de la sala, situado en el centro mas o menos y aunque no lo recuerdo demasiado se que estábamos fantaseando de cómo seria nuestro imperio. Cuan ilusos fuimos entonces.

-Me cargaré a ese viejo de mierda y todo será nuestro, lo primero que haré será cargarme a esa mierda de alianzas de los Vongola que tanto asco me dan, nosotros no necesitamos esa mierda para ser los mejores.-dijo el.

-Voiiiii, no te falta razón! A mí me dan asco sobretodo esos aliados del norte que son unas sanguijuelas, matémoslos!- convine yo.

-Ja,ja,ja…Si…¿Ya se ha acabado?-preguntó al tiempo que miraba el contenido de su botella de Whisky.

-Pufff…vaya mierda de botella, deberías comprar algunas de más calidad.

Un  corto silencio se hizo entre los dos, antes de que el lo rompiese:

-Qué aburrimiento…-suspiró.

-Si.-estuve de acuerdo yo.

-¿Tu también te aburres? Pues matemos el aburrimiento.- estaba borracho, eso seguro, y aunque no recuerdo mucho de ese día, se que momentos después de decir esto, nos estábamos besando fogosamente e iniciando una suerte de pelea en la cual participaban besos, mordiscos y lametazos por igual, con alguna que otra caricia adosada. Xanxus me cogió por la nuca y me obligó a abrir la boca para enroscárseme largo rato. Yo no hice nada por resistirme, es más, bien gustoso tomé partido en su juego, supongo que también motivado por el alcohol.

No se en que momento fue, pero nuestras camisas volaron lejos de nuestros cuerpos y le siguieron nuestros pantalones.

 

Aquella fue la primera vez y última que me emborraché. Ja,ja, aunque parezca extraño, recuerdo ese día con cariño. Al despertarme, estaba encima de Xanxus, y este aun dormía, me dolía la cabeza y ya se me había ido la tontería bastante. Miré a mi alrededor desorientado, no me acordaba demasiado de lo que había pasado y me llevó largo rato entenderlo todo. Me quedé con la mirada fija, recorriendo la figura de Xanxus sin saber como reaccionar ante aquello… Enrojecí un poco y me sentí extraño. Cuando logré salir de mi ensimismamiento corrí al baño agarrando mi ropa en el camino. Me miré al espejo. Estaba con los cabellos alborotados, y el rostro ruborizado, bajo mis ojos encontré unas pequeñas ojeras, cortesía de unas horas fatídicas sin dormir. Y di un respingo al encontrarme con algunas marcas sospechosas en mi cuello y en mi pecho.

-Dios…¿Qué diantres…?-dejé la frase colgada.- ¡Qué…cojones! ¡¡Joderr!!- la sangre me ardía en las sienes. Tenía chupetones hasta en las piernas. Salí del baño echo una furia con la cabeza hecha un bombo y el corazón a mil.- ¡¡¡VOIIIIIII XANXUSSSS!!!-grité desde el otro extremo de la habitación. El se movió con pereza y me miró con los ojos entreabiertos.

-¡Cállate joder me duele la cabeza! ¡Basura de mierda tengo resaca!- dijo.

-¡Oye explícame esto!-le dije señalando mi torso desnudo.

El se apoyo en un brazo y se rascó una pierna, con parsimonia y como si tal cosa me soltó:

-¿No estabas tu también aburrido? Pues nada, no te quejes.- Volvió a tumbarse.

-¡Joder! ¡Me cago en todo! ¡Voiiii repóndemeee!!! ¡¡Te he preguntado…!- insistí, cada vez más violentado.

-¡Cállate ya basura de mierda! ¡¡No hiciste nada por pararme y yo me aburría, te jodes!! Además…anda que no gemías, como una mujerzuela pagada, JA,JA,JA, ¡Y ahora te quejas!

Tu lo que necesitabas es que alguien te diera un repaso, eres un desgraciado, con la mierda de la espada no te comes ni un rosco, agradéceme el favor que te he hecho.

-¡Qué mierda tienes en la cabeza Xanxus!-le grité fuera de mí.

-Cállate ya o te mato, no te he hecho nada. No me digas que he herido tu orgullo de hombre o algo así porque no me creo que tengas de eso, maricón de mierda, ala, lárgate antes de que se me acabe el buen humor o te hago trizas.-espetó clavándome una mirada poco amistosa.

Yo suspiré y me puse la camisa, algo avergonzado por mi escenita, si que había parecido una jodida adolescente desvirgada, si.

El se tumbó en el sofá y se acomodó tranquilamente.

-Besas jodidamente bien, capullo. Pero la próxima vez no tomes esa mierda de Whisky que sabe a mierda.-tras soltarle esto cerré la puerta dando un fuerte portazo, al otro lado, pude oír las risotadas de Xanxus…

   

Aquel día, un día antes de que se iniciase nuestra pesadilla, antes de que supiera que…Xanxus no era hijo del noveno… En la solitud de mi habitación, preparándome para el ataque…No podía dejar de pensar en lo que había acontecido tan solo unas horas antes… Si bien es cierto que yo no recordaba gran cosa, aún así, las cosas que han sucedido, los actos son tienen regresión posible.

 

Yo admiraba en sobremanera a Xanxus, lo quería…era mi jefe…lo apreciaba…pero…¿Había algo más? Si, siempre lo pensé, yo no era de los que seguían a cualquier tipo fuerte cegado por su poder, nada más. Yo no era así de simple.

Pero lo que había sucedido con Xanxus…iba más allá…

 

Quizá desde un principio sentí que éramos algo así como almas gemelas. Se que suena absurdo del todo, pero si, quizá fuese así. Aunque no me di cuenta de ello…hasta tiempo después.

  

El fuego, el crudo fuego me abrasó, el brazo, yo solo no pude derrotar a lo que atormentaba con Xanxus, la vista se me nublaba…Sentí un aliento cálido en mi cuello y después como me elevaba del suelo.

-Gilipollas, el es mi presa.- Xanxus me trasportó en brazos y me dejó tras una viga, situada en aquel sótano. El ambiente presenciaba muerte.

Gimoteé algo, pero el no podía oírme, le increpó al noveno, lo insultó, y entonces lo dijo…

-¡Porqué yo no soy tu verdadero hijo! ¡¡Me has estado engañando todo este tiempo!

Intenté tragar saliva, pero no pude, me quedé ahí, sin ser capaz de reaccionar ante lo que había escuchado…

 

Y como una suerte de revelación, pude entender desde el principio todos los sentimientos de Xanxus…Todos.

 

Le esperaba, esperaba que matase a ese hijo de perra que tantos años le ocultó una verdad tan dolorosa como aquella…Rogué al borde de la inconsciencia por ver a Xanxus entronizado como décimo y pisoteando el cadáver de ese sucio noveno Vongola.

Pero…eso jamás pasó.

 

Recuerdo bien como al despertar tuvieron que sedarme durante semanas. En mi despertar colérico clamé el nombre de Xanxus, grité, maldije, intenté matar a cualquier médico que se me acercó.

¿Qué le habían hecho a Xanxus? Dios mío…¿Qué nos habían hecho a todos?

 

El desconsuelo y la desilusión se adueñaron de mi aquellos días que pasé en cama. Meditabundo, dolorido…mis sueños se desvanecieron en un cúmulo de químicos anestésicos, todo se llevó mi vitalidad; los días solitarios, atado a aquella apestosa camilla que exudaba olor a cloroformo.

 

Tuve tiempo de reflexionar largamente, pensé en todo; en mi vida, en mi miserable y apestosa vida, en la de Xanxus…y en las circunstancias que nos habían unido.

 

Hubo un día, en que me encontraba especialmente lúcido y tranquilo, un día soleado, no recuerdo exactamente que mes ni que semana eran, pues había perdido la cuenta del tiempo estando allí encerrado, entre aquellas paredes blancas. Solía asistirme una chica joven, era enfermera y no supe bien si por compasión o simpatía con los Varia, me fue bajando la dosis de anestésicos hasta que pude estructurar mis pensamientos de forma coherente.

 

-¿Cómo está hoy?-inquirió la muchacha.

Yo normalmente jamás podía responder, ya que apenas entendía vagamente que me estaba preguntando; pero aquel día si pude.

-Xanxus…¿Dónde está? Quiero hablar con el.-fue lo primero que dije en meses, y creo que me costó un esfuerzo monumental enlazar una palabra con otra, como si fuese la primera vez que dictaba una frase ordenada y completa en mi vida. Ella se sorprendió primero, y luego bajó la mirada. “Mal síntoma” pensé.

-Él…está dormido…-se giró hacia la ventana y puso flores en un jarrón…flores negras.

Sentí que me descomponía por dentro, me dolía la garganta, algo dentro mío de destruyó del todo en aquel preciso instante.

-¿Está…estará…teniendo…buenos sueños?-yo quería creer que al menos se había ido en paz.

-…No lo creo señor Superbia, el destruyó con su ira mucho. Los que viven de ira no pueden dormir en paz.-fue muy cruel lo que dijo aquella mujer….probablemente debido a que alguien que conocía había muerto a manos de los Varia, y aún así…fue gentil en su trato conmigo, no se mostró recriminatoria, simplemente expuso algo que yo me negaba a contemplar.

 

Al oír lo que dijo me cayó agua, una gota resbaló por mi mejilla. Y yo no supe de dónde salía, en primera instancia creí que había goteras en la habitación. No supe hasta más tarde que aquella agua…salía de mis orbes.

-No entiendes nada…tu no lo entiendes…-musité con la voz rota. Toda la vida de Xanxus era una gran mentira, una miserable y abyecta mentira, nadie podía entenderle…

Ella se aproximó a mí y me secó la cara con una sonrisa nostálgica.

-No sé…porque te ayudo, debería odiarte, pero no se porque, me recuerdas mucho a mi hermano pequeño, que ya está muerto, el también sabía entender los sentimientos de la gente que se equivocaba, y ello…lo llevó a la muerte. No te mueras tu.-tras decir esto abandonó la habitación. Nunca más volví a verla por allí.

 

Los días pasaron lentamente y se me permitió, aunque muy vigilado por varios hombres que me apuntaban con armas continuamente, disponer de mi propia silla de ruedas para desplazarme.

 

Poco a poco me fui recuperando, hasta que logré hasta cierto modo, recuperarme de todo lo sucedido. Los Vongola me mandaron misiones. Pero yo jamás desistí en desvelar lo que todos habían intentado encubrir durante tanto tiempo. Quería saber la verdad completa; y a eso me dediqué, busqué incesantemente hasta lograr llegar a la verdad oculta, el pasado completo de Xanxus.

 

Al leer el mismo diario que Xanxus había leído, el mismo del cual el sacó su realidad, me invadieron unos sentimientos muy similares a los de el.

Juré venganza.

 

No me corté el cabello…dejé crecerlo, aferrándome a aquella promesa que hice con Xanxus, lo único que me quedaba de el. Juré que no me lo cortaría hasta que lo cortase su apestoso gaznate al viejo cabrón ese, el que me había robado a Xanxus.

Cuando fui consciente de la miseria en la que siempre había vivido Xanxus, en su infancia, también entendí su manera de obrar. Incluso el hecho de que fuera aficionado al beber. Para alguien que ha pasado tanto frío en la calle desde que tubo memoria, el calor de la bebida lo confortaba.

 

Pero un hecho me desesperaba inevitablemente, un hecho que me desgarraba hasta lo más profundo de mí ser: Él ya no estaba. Y ni siquiera sabía donde había ido a parar su cuerpo. Quizá ya lo habían eliminado.

Busqué, pero todo fue en mi contra para encontrarlo. Se nos prohibió a los miembros de los Varia estar en contacto, supongo que todos temían una venganza por nuestra parte, pero nadie se atrevió a eliminarnos puesto que éramos sumamente útiles y necesarios para los Vongola. Malditos cerdos, eso pensé. Pasó un año, me volví mucho más fuerte…pasó otro…mis ansias de venganza no decrecieron…Y otro más hubo de pasar para que me diese cuenta de que no había ni un condenado día en que dejase de pensar en Xanxus. Que no había ni un asqueroso día en que no soñase con él. Que no había ni un jodido día en que no me maldijese mil veces por haber sido incapaz de ayudarlo.

Por no saber hacer nada del derecho. Incluso alguna vez lloré de rabia y de impotencia, destrozando todo cuanto me rodeaba así como el lo hacía. Me sumergí tanto en aquel tipo  de empatía enfermiza por el que algunas noches me parecía consumir su ira, su tristeza, en un espiral de alaridos que me sacudían hasta el amanecer.

 

Mi vida era la vida de Xanxus. Yo iba a vivir por el. Lo decidí en aquel preciso instante. Xanxus sería yo y yo Xanxus…

 

Muy lejos de ahí…en el frío eterno…dormía el, ajeno a mis sentimientos.

  

Fin del capítulo 2.

 
Notas finales: Continuará...dejad vuestros reviews. Atte: Yoru.

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