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Mi representante. por Aniki-sama

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Notas del fanfic:

 

Disclaimer:
Naruto es de Masashi Kishimoto, sólo he tomado a sus personajes para crear esta historia… eso y solo eso.

Notas del capitulo:  espero que les guste.

 

Mi representante”

By: Aniki-sama

Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto, sólo he tomado a sus personajes para crear esta historia… eso y sólo eso.

La tarde era lluviosa, igual como había sido el resto de invierno. Era terriblemente frío, pero eso no impedía que los antros de moda estuvieran hasta reventar de jóvenes bailando y bebiendo. El famoso antro “Shidori” estaba lleno de gente ya que esa noche se presentaba uno de los grupos más famosos de el momento “Ransengan”. Su vocalista Sai de apellido desconocido cantaba perfectamente la letra de la canción, acompañado del guitarrista Gaara Sabaku, el bajista Neji Hyūga y el baterista Kiba Inuzuka. La gente que los escuchaba estaba enloquecida. En cuanto el grupo terminó de cantar la última canción de la noche, bajaron del escenario muy agitados entre multitudes de gente que gritaba sus nombres.

-Lo hicieron excelente chicos, como siempre la gente se quedo con ganas de más. Estoy orgulloso de ser su representante. – Gritaba animado un rubio de 23 años llamado Naruto Uzumaki.

-Naruto, necesitamos hablar de un tema muy importante contigo, Ya lo hemos discutido todos los del grupo y estamos de acuerdo en esta decisión.- Hablaba tranquilamente el vocalista del grupo mientras pasaba su brazo por los hombros de rubio.

-Sai no creo que este se el mejor momento para decírselo, esto puede esperar.– Dijo seriamente el pelirrojo.

-No, Gaara, lo mejor es decírselo de una buena vez. Ya está decidido, ó ¿van a cambiar de decisión? – Preguntó Sai mirando de manera amenazante a los demás integrantes de Ransengan.

Naruto notó la tensión que se había formado en el ambiente en esos momentos y decidió acabar con eso de una buena vez.

-Ya chicos lo que me tengan que decir díganlo de una buena vez que me estoy desesperando.- Dijo Naruto algo nervioso.

-Bueno Naruto, lo que te queremos decir era que… ¡estás despedido! – Habló Sai con una perturbadora y tranquila sonrisa en su pálido rostro.

Naruto estaba con los ojos totalmente abiertos y la quijada desencajada a más no poder, Gaara mantenía la mirada baja, Neji estaba con la mirada fría de siempre, Kiba estaba mirando hacia otro lado y Sai mantenía esa extraña sonrisa en su rostro.

-¡¿Qué?! – Gritó Naruto nervioso, quería creer que lo que había escuchado había sido una mala broma de los que hasta ese momento él consideraba sus amigos.

-Lo que oíste Naruto… ¡Estás despedido!– Pronunció lentamente, arrastrando cada sílaba con malicia la ultima palabra.

-Pero ¿por qué?-

-Hemos decidido que ya no te necesitamos. Pero no pienses que somos unos malagradecidos, al contrario, te agradecemos todo lo que hiciste por nosotros pero creemos que es momento de empezar una nueva etapa para el grupo y esperamos que tú lo entiendas. –Mencionó otra vez Sai.

-¿Pero como quieren que lo entienda? Yo les conseguí la oportunidad de tocar en los mejores lugares de la ciudad y eso fue lo que los ayudo a llegar a donde están ahora y ahora, así de repente me despiden. ¿Qué quieren?, ¿que me ponga a bailar la macarena? – gritaba furioso el rubio y sin más, salió rápidamente del lugar.

-Creo que no se lo tomó muy bien. – Dijo Gaara con algo de preocupación en la voz.

-Voy hablar con él. – Dijo Neji.

-No te preocupes, voy yo. – Se adelantó Sai y se dirigió a la salida donde momentos antes había salido Naruto.

-¡Naruto! ¡Detente, necesito hablar contigo!- Le gritaba el moreno, pero Uzumaki sólo aceleraba el paso. Como el de ojos azules no se detenía, el pelinegro lo alcanzó, lo tomó fuertemente del brazo y lo jaló hacia él.

-Te dije que te detuvieras. -

-¿Qué quieres Sai? Ya me despediste, ¿qué más quieres de mí? – Habló lentamente Naruto. – ¿Qué crees Sai? Sé por qué lo hiciste. Sé que tú convenciste a los demás de que me despidieran y todo sólo por despecho. Porque no me quise acostar contigo. – Hizo una pausa. – Eres simplemente patético. – Terminó por decir Uzumaki.

-Pues tienes razón. Todo lo hice por despecho, pero todavía estás a tiempo de rectificar tu error, Naru-chan. – Mientras lo tomaba de la cintura y lo acercaba a su cuerpo. – Por aquí cerca hay un buen hotel te aseguro que tela pasaras muy bien. Te haré gemir mi nombre.

Naruto estaba tan indignado no podía creer que Sai fuera tan cínico, pero ya nada lo podría sorprender de él, le acababa de confesar que lo había despedido por que no acepto abrirle las piernas. Pero en ese momento una gran idea le pasó por la cabeza.

-Tienes razón, Sai. Fui muy tonto al no aceptarte. Estoy seguro que eres genial en la cama. – Le dijo mientras pasaba sus brazos por el pálido cuello del contrario y se relamía sensualmente los labios muy cerca de los de él.- Pero como dijiste todavía puedo rectificar mi error, ¿verdad Sai?- Terminó diciendo en un susurro el nombre del pelinegro.

Tan sólo escuchar su nombre saliendo de esa pequeña boca, lo excitó de sobremanera haciendo que cierta parte de su anatomía empezara a despertar. Con fuerza sujeto las caderas de Naruto acercando sus hombrías. El rubio pensó que eso ya era suficiente. Se empezó acercar lentamente a los labios de azabache y justo cuando los iba a besar, golpeó con su rodilla la parte baja de Sai y mientras este se encorvaba por el dolor, él se alejo lo más rápido que pudo de ese lugar dejando al pelinegro maldiciendo a todo santo conocido.

Naruto empezó a caminar hacia la calle esperando un taxi, ya que el había venido con los chicos y estaba más que claro que no iba a regresar con ellos después de como dejó a Sai. Una sonrisa casi imperceptible se mostró en su rostro. En cuanto vio un taxi acercándose le hizo la parada y se subió rápidamente ya que la lluvia había parado por un momento, pero parecía que iba a volver.

-¿A dónde joven? – Le preguntó el taxista.

La verdad era que no quería regresar a su casa. Quería pasar a tomar algo, pero no en otro bar. Entonces decidió ir a un pequeño lugar que parecía cafetería. En ese lugar casi nunca había gente y era muy tranquilo. Justo lo que necesitaba en ese momento. Le dio las indicaciones al conductor y se acomodó en el asiento esperando llegar pronto.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Gracias a mi beta-reader: Yoana-Capricornio por corregirlo. Buen trabajo.

 


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