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Young lovers por sainthyuga

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Notas del capitulo: 2º cap!! ^////^

Volví a casa a paso lento. La idea de que Hikaru viniera a mi casa para hacer el trabajo me alegraba, pero saber que mañana tendría a mis amigas persiguiéndome para que les cuente que tal me fue no me agradaba. Y mucho menos las torturas a las que me someterían las psicópatas seguidoras que tiene.

Por fin llegué a mi casa. Era un edificio de dos plantas bastante grande. Mis padres eran grandes empresarios, pero murieron en un accidente de avión hace 6 años. Desde entonces vivo con mi hermana mayor, Sakura, de 24 años. Pero ella no suele estar en casa, ya que heredó la fortuna de nuestros padres y las responsabilidades de la empresa, así que suele estar de viaje. A mí no me importa quedarme solo, sé todo lo que tengo que saber para ello.

Lo primero que hice fue ir a mi habitación, que estaba en el piso de arriba, dejé los libros sobre la cama y me fui a duchar. Al sentir el agua caer por mi cuerpo, me acordé del sueño de la noche anterior. La verdad, había soñado muchas veces con Hikaru, era algo a lo que estaba acostumbrándome todavía.

Salí de la ducha dispuesto a prepararme para recibir a Hikaru de la mejor manera posible, es decir, sin quedarme hipnotizado como siempre.               

Todavía quedaban quince minutos para que fuera la hora que acordamos y yo cada vez estaba más nervioso en mi habitación. Por fin, alguien llamó a la puerta. Bajé corriendo las escaleras. Bueno, lo que se dice bajar, en el tercer escalón tropecé y caí rodando por culpa de los nervios. Por suerte no sufrí ningún daño, y pude abrir la puerta sin volver a tropezar.

-          ¡Hola!- dijo sonriendo al verme

-          ……- la única respuesta fue el sonrojarme

-          ¿Daisuke? ¿Estás bien? ¿Tienes fiebre?- Se acercó y puso su frente sobre la mía para comprobarlo.

-          …… - “Está… está… está…” Me tambaleé y casi caigo de no ser porque él me agarró fuertemente de la cintura

-          Creo que deberías descansar un poco- La preocupación se le notaba en la voz

-          No, tranquilo – dije escapando de su agarre- Ha sido solo un mareo, estoy bien- dije sonriendo

-          Bueno, espero que no sea nada. – dijo entrando en la casa- Para el trabajo necesitaremos el ordenador… ¿Dónde está?

-          Pues está en… - paré de hablar y pensé: “Los dos únicos ordenadores que hay en mi casa son el portátil de mi hermana y el ordenador de mi habitación. Si mi hermana está de viaje y tuvo que llevarse el ordenador, significa que… “- …en… mi habitación.

-          Vale, ¿dónde está?

-          Sígueme – le dije

Hikaru me siguió hasta mi habitación. Allí, el desorden era algo que destacaba bastante al compararlo con la casa, que siempre estaba impecable.

-          Vaya, se parece mucho a mi habitación- dijo él algo sorprendido

-          ¿Ah, sí?

-          Sí, el desorden es idéntico – Dijo entre risas

-          ¿Y por qué te sorprende tanto? – le pregunté sonrojado mientras encendía el ordenador

-          Pensé que alguien como tú, tan callado y de una familia tan rica, sería perfecto en todo, pero veo que no.

-          Tú también eres de una familia rica, te recuerdo. Yo también pensaba que tú eras perfecto, pero me acabas de confesar que no – Dije con una sonrisa, ya que por fin me conseguía controlar.

-          Bueno… - dijo sonrojándose ante mi comentario- Será mejor que empecemos a hacer el trabajo

-          Tienes razón- dije manteniendo la sonrisaEmpezamos a hacer el trabajo.

Era bastante sencillo, la señorita Aiko debió de marcarlo solo  para obligarme a quedar con Hikaru, no sé si agradecérselo o hacer que se lo coma después de entregárselo. Lo segundo era más tentador, pero mejor no hacerlo.

Mientras yo estaba enfrascado en mis pensamientos, el destino quiso que Hikaru quisiera algo para comer. Decidimos tomarnos un descanso para tomar algo de helado que había en la cocina, en el piso de abajo. Serví el helado en dos copas, una para él y otra para mí, aunque no tenía muchas ganas.

Hikaru comenzó a comer, mientras que yo, comiendo muy lentamente, seguía con la mirada cada movimiento que hacía; el de su mano, el de su boca, el de sus ojos. La imagen del sueño volvió a mi mente. Al comparar al Hikaru del sueño, con el que estaba delante de mis ojos, tan adorable, me parecía incomprensible a ver soñado eso.

El sonido de Hikaru levantándose de hizo volver de mis pensamientos. Dejé el helado, que casi ni me lo había tomado, y volvimos a mi habitación a trabajar. Tardamos una hora más en acabar el trabajo, así que nos sobraba bastante tiempo. Empezamos a hablar sobre cómo nos iba en clase, sobre los profesores, amigos… Yo casi ni hablé, me resultaba imposible al tenerlo delante de mí, lo único que podía hacer era mirarle y escucharle.

-          ¿Te puedo hacer una pregunta?- yo asentí  – ¿Qué relación tienes exactamente con Hina? – Yo empecé a reírme - ¿Qué es tan gracioso? – preguntó algo molesto

-          Perdona – dije intentando evitar la risa – A mi Hina solo me gusta como amiga. La persona por la que siento algo  no es ella.

-          Ah… ¿Quién es esa persona?- dijo acercándose a mi cara-          Esto… - yo me puse rojo ante ese acercamiento – verás, yo… - “¿Debo decírselo?”

Pero la suerte me sonreía. El móvil de Hikaru empezó a sonar. Él se puso a hablar mientras yo volvía a mi color de piel natural.

-          Eran mis padres, me tengo que ir – dijo después de hablar, yéndose

-          Eh… adiós – no me dio tiempo, él ya se había ido

Como siempre, ya es costumbre, no pude tener mi tarde tranquila ya que Hiyori me llamó por teléfono para que la acompañara de compras. Acepté, pensando que así me distraería un poco.

Quedamos en la estación de Tokio. Fui allí rápidamente esperando llegar el primero, pero Hiyori ya había llegado.

-          ¡Por fin llegas!- dijo riéndose- ¿Qué tal tu tarde con Hikaru?

-          Bastante mejor de lo que pensé

-          ¿En serio? Entonces habrán…

-          Hiyori… eres demasiado pervertida como para ser mi amiga

-          Habló el de los sueños

-          Calla – dije, pero de repente, vi algo que me hizo abrir la boca de asombro.

-          ¿Qué te pasa? – miró hacia donde yo miraba.

Delante nuestra estaba Hikaru, pero no solo, sino con una chica que acababa de salir de la estación.

-          Hiyori – dije intentando controlar las lágrimas – me vuelvo a casa, si no te importa…

-          Tranquilo – dijo muy seria – No te preocupes, lo entiendo.


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