Era una tarde en el mes de Septiembre, mi cabello estaba húmedo pero en el día no había llovido. Había sido un día frió y húmedo, llegaba tarde a mí casa gracias a que el profesor de arte se había tomado mas tiempo del necesario contando detalle por detalle como había sido su verano, no estaba del mejor humor, nunca me habían gustado los días húmedos.
-¡FYE!- Alguien grito a mí espaldas-
Me di la vuelta y visualicé entre varios compañeros a Eliza que corría hacia a mi haciéndome señas con una mano al aire.
-Hola Eliza- A pesar de mi humor trate de poner mi mejor sonrisa
-¡Hola Fye! Tomaras el autobús o te iras caminando?- Como siempre hablaba mas emocionada de lo debido
-Pienso caminar- Le dije. En ese momento apareció un Ferrari rojo que se detuvo en la esquina, avanzo y se detuvo frente a nosotros
-Me vinieron a buscar, otra vez- dijo con una evidente tristeza en su voz - Yo quería caminar contigo un rato, por que quería decirte algo… importante, bueno lo dejamos para otro día.
-De acuerdo, nos vemos mañana- Se monto en el carro y lo seguí con la vista hasta que desapareció en la siguiente parada-
Eliza siempre tenia un pequeño, aunque fuera insignificante pretexto solo para mencionar mi nombre, Siempre se cohibía ante mi presencia, aunque para mí siempre había sido una gran amiga.
De repente, hundido en mis pensamientos, me di cuenta de que ya había oscurecido. Aunque no llevaba mucho tiempo viviendo en la pequeña ciudad de Stanwood, conocía muy bien el camino de vuelta a casa, las calles estaban muy oscuras debido ah una reciente tormenta que había afectado la electricidad en algunas calles de la ciudad.
Repentinamente, un relámpago me sobresaltó, me asuste un poco debido a que habían pasado muchos reportes en el noticiero de gente que había visto criaturas muy extrañas parecida a los del los de cuentos de terror a altas horas de la noche, debido a repentinos relámpagos.
En ese momento gire mi cabeza hacia la derecha, estaba pasando por la vieja plaza de la catedral, note algo extraño, ya se que me llamaran loco pero note algo muy extraño pasar, hasta rugió! Se que cualquiera hubiera pensado que solo era un perro pero yo no lo pensé así.
Escuche un grito y busque con la mirada de donde provenía y mis ojos enfocaron lo que parecía ser una escena de película de terror: Una criatura, mejor dicho un mounstro parecido a un Hombre Lobo, se estaba devorando a un pobre hombre, era una escena nauseabunda, la sangre se escurría por todos lados mientras le devoraba la yugular.
Retrocedí unos pasos y en ese momento la criatura giro rápidamente su cabeza hacia donde yo estaba, mis piernas no respondían, mi cuerpo se había congelado del pánico, lo único que sentía era un terror inmenso de morir. Lo que veía en sus ojos no era simplemente matar y comer, no, era maldad, la pura. No podía pensar en mi muerte, en ese momento estaba aterrorizado.
-Noo no… te me acerques- La criatura dio dos pasos hacia a mi...
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Sentía miles de cuchicheos de niñas hablando diciendo mi nombre, ¿Cómo rayos sabían mi nombre? Claro! Decían que era el chico raro, el que veían un día y al otro desaparecía, el que se la pasaba de negro y un azul oscuro, no lo entendía, ¿Acaso eso las atraía? Ya me habían catalogaron como el mas apuesto de mi ciudad.
Eso me molestaba. ¿Que acaso no se supone que eran aquellos príncipes de cuentos como los de Romeo y Julieta los que las atraía? Todos caballerosos, espontáneos, mas bien quería decir estúpidos, que les encantaba pavonearse frente a las multitudes haciéndose llamar “Viriles”, ja! Por dios! Eso solo existía en la mitología griega!
Estaba en ese centro comercial cerca de casa a donde solía ir siempre a pensar, mientras analizaba a las personas que me parecían interesantes, tratando de descifrar sus vidas y emociones en mi mente. Eso me entretenía, inventarme mis propias historias, ignorando la realidad.
Pero me frustraba el cuchicheo de siempre, los murmullos, los gritos ahogados, todos ocasionados por mi presencia. No entendía porque las personas se obsesionaban tanto al ver algo diferente, era como una droga el tener que hablar sobre mi, su pan de cada día y yo lo sabia, siempre había estado consiente de eso, y no solía darle importancia, todos era tan…Patéticos.
-AHHHH!! Miren!! Es Christopher Moonlight!!- Escuche gritar a mis espaldas. Inconscientemente gire mi cabeza.
-Si, soy yo…¿y que? - dije con total soltura de mi mismo.
Genial! Eran esas 3 insoportables niñas, que se la pasan viéndome y persiguiéndome. De acuerdo, se que soy muy apuesto y tengo un muy buen cuerpo pero ellas exageraban! Habían gritado mi nombre tan fuerte que llamaron la atención de todas las chicas del lugar y se las quedaron mirando para luego seguir la dirección de sus miradas hasta llegar a mi.
Las tres niñas quedaron pasmadas como estatuas de mármol ante mi respuesta, estampadas para una foto. No me importo, decidí irme, ya era hora de volver a casa, ya no soportaba las miradas aunque ya estaba acostumbrado. Demasiado diría yo.
La mansión de mis padres adoptivos se encontraba a 2 cuadras del centro comercial, cuando llegué note que de nuevo habían cambiado la cerradura de la entrada. Suspiré y brinque las grandes rejas de entrada, ya que no había ningún guardia a la vista que me abriera como debía ser.
Abrí la puerta de entrada con sumo cuidado y entré. Como de costumbre no había nadie en casa aparte de los sirvientes, los cuales tampoco percibí por ninguna parte, Pero esta vez la casa tenía una sensación más espeluznante que nunca. No le di mucha importancia, la soledad siempre había sido mutua amiga mía.
Subí al segundo piso y entre a mi cuarto, me despoje de la ropa que llevaba puesta y me dirigí hacia el baño para darme una ducha de agua tibia. Pero algo extraño me detuvo a solo unos pasos del baño: Me sorprendió ver una luz segadora, que provenía de la rendija de la puerta, era una luz blanca e inusual. No me asuste en lo absoluto, al contrario, sentía muchísima curiosidad, me acerque, vacile un momento y abrí la puerta con sumo cuidado…
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Sentía el sol quemándome la piel, comencé a escuchar gritos fuertes de un gran publico, gemidos agonizantes y espadas chocantes, la luz fuerte del sol no me permitía abrir los ojos, intente abrirlos pero solo logre mantenerlos entrecerrados y no vislumbraba muy bien el paisaje que tenia al mi alrededor.
Cuando logre abrir más los ojos y visualizar lo que tenía enfrente ahogue un grito de pánico al ver que una filosa espada se dirigía directamente hacia mi. Cerré los ojos con fuerza para recibir el impacto pero la espada nunca me llego a tocar. Abrí los ojos y note que un caballero se había interpuesto para protegerme con su gran escudo de acero. Todo pasó tan rápido y fue tan impactante que justo al instante todo se oscureció de nuevo.
Abrí lentamente los ojos y un suave y agradable aroma a te de manzana hipnotizaba mi sentidos obligándome a seguir acostado. Cuando empecé a recordar lo último que habían visto mis ojos me levante sobresaltado recorriendo rápidamente con la vista el lugar donde me encontraba. Parecía una pequeña casa humilde del siglo XIX. Me levante de la cama y salí del cuarto siguiendo el olor del Te hasta el lugar de donde provenía. El olor me llevo a la cocina, al entrar había un chico de cabello castaño de espaldas preparando algo, este se voltio al percibir mi presencia y me miro con unos hermoso y grandes ojos color miel que me hipnotizaron al instante.
Al principio quería saber donde me encontraba pero ahora lo único que quería saber era quien era aquel extraño de tan atractivo aspecto. El joven se acerco a mí lentamente mientras mi corazón extrañamente empezaba a latir demasiado rápido y más fuerte de lo común.
- Por fin despertaste bello durmiente. Llegue a pensar que estabas muerto, lo extraño era que aun respirabas – dijo el con una suave voz y arqueando una ceja.
- ¿Bello…durmiente? – Le pregunte cuando pude verbalizar algunas palabras – Pero..¿Porque creías que estaba muerto?
- Bueno, ¿Acaso piensas que dormir por dos semanas es normal? – dijo al mismo tiempo que cruzo sus brazos sobre su pecho
- No lo creo...Pero, ¿De verdad dormí tanto? – mi tono de voz era tímido y con un leve toque de culpabilidad
- Si. Incluso me di la tarea de bañarte mientras dormías – respondió el con una sonrisa y un ligero toque de perversión en su rostro.
- QUEEE?! – mis mejillas rápidamente se tornaron de un evidente color rojo. Un joven extraño y muy apuesto, cabe destacar, me había bañado mientras dormía!! Y no estaba seguro si solo había hecho eso! De solo pensarlo la vergüenza me hizo perde el equilibrio y casi me estrello contra el piso de no haber sido porque sus fuertes y rápidos brazos me sostuvieron al instante.
- Tranquilo, tranquilo. Acabas de despertar después de dos semanas de estar inconciente. No es bueno que hagas movimientos apresurados ni que te sobresaltes mucho- Pero si fue el quien me sobresalto con esos comentarios!!!
- Siéntate, toma un poco de Te – Me dirigió a una silla de madera al borde de una mesita del mismo material en el centro de la cocina y me sirvió un poco de Te.
El sabor del Te era igual de suave y delicioso que su aroma. El joven se sentó frente a mi y clavo sus ojos en mi rostro mientras se tomaba su Te. Desvié la mirada hacia la taza que tenia en mis manos para evitar chocar con sus penetrantes ojos. Después de varios minutos, el rompió el silencio.
-¿Quieres acompañarme a pescar algo para la comida de esta noche? – pregunto el con un tono amable
- Claro! – Le conteste algo entusiasmado - Pero…Me gustaría saber donde estoy. No recuerdo como llegue aquí.
- Vamos, te lo contare cuando lleguemos! – dijo al tiempo que se levanto de la silla y recogió las tazas para luego lavarlas.
Espere recostado al marco de la entrada a la cocina. El termino su labor y entusiasmado me tomo de la mano para luego sacarme de su casa. Recorrimos un largo camino de tierra rodeado de árboles de todo tipo que brindaban sombra a todo el camino. Llegamos a un amplio y cristalino rió rodeado de rocas.
- Oye, es extraño encontrar un paisaje tan hermoso hoy en…- me detuve en seco al ver que el joven estaba desvistiéndose en silencio. Lo vi quedarse solo en ropa interior y empecé a sentir como la sangre se me empezaba a acumular en las mejillas. El me sonrió y se tiro de un salto al agua. Noté que tenía un gran cuerpo, con fuertes brazos y piernas. De verdad era sorprendentemente atractivo.
- ¿Qué esperas? No esta tan fría! Vamos! Entra al agua! – grito el desde el agua antes de empezar a nadar.
Primero, me sentía fuera de lugar, trataba de comprender la situación en la que me encontraba. Lo pensé un momento y luego me desvestí y entre con cuidado al agua.
Tenía razón, no estaba fría, su roce contra mi piel se sentía muy bien. Cerré los ojos y hundí mi cabeza en el agua. Dure varios segundos sin respirar hundido en el agua y en mis pensamientos. Tratando de recordar como había llegado a ese lugar, lo último que recordaba de mi rutina normal era haber hablado con Elisa de camino de vuelta a casa. Y luego había despertado en un aparente campo de batalla para luego caer inconciente por 2 semanas seguidas.
Algo me jalo por el cabello repentinamente sacándome del agua. El joven me miraba con cara de preocupación mientras yo trataba de volver a la realidad.
-¿Tenias planeado ahogarte? Te llame muchas veces y no contestabas hundido en el agua. Me asustaste mucho! –
- Disculpa, no fue mi intención. Perdí la noción del tiempo – que irónicas palabras había acabado de expresar. Más bien “perdí la noción de mi vida” era lo que quería decir.
Su rostro de preocupación se suavizo y puso una de sus mano en mi rostro en un suave toque que me acelero exageradamente el ritmo cardiaco.
- Querías saber donde estabas no? – me dijo y me miro con dulzura al expresar estas palabras – Vamos a la orilla.
Nos dirigimos a la orilla y nos sentamos en unas rocas. El suspiro y luego me miro
- Estamos en el siglo XIX joven Sunshine. Y usted claramente no pertenece a esta época.
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Escuchaba murmullos, intenté abrir los ojos pero mis pesados parpados no me lo permitían. Me sentía débil y cansado pero no recordaba que había pasado. Sentí como alguien colocó con cuidado un pañuelo húmedo en mi frente, eso me sobresalto y finalmente pude abrir los ojos.
Veía todo borroso, solo imágenes confusas llenaban la habitación, volví a cerrar los ojos con fuerza y los abrí de nuevo con la esperanza de que mi vista volviera a la normalidad.
Lo primero que reconocí fue el rostro de una señora de penetrantes ojos verdes, la cual lucia preocupada. Tenía aspecto de no haber dormido en días, llevaba un uniforme parecido al de una ama de llaves.
- ¿Como te sientes hijo? - dijo la señora con suave tono de voz que me trajo aun más a la realidad.
- Ehh…Bien…Supongo…¿Que ha pasado? – Respondí con una clara expresión de confusión en mi rostro.
- Tranquilo, pronto te sentirás mejor, bebe un poco de esto, te ayudara – dijo un anciano con aspecto de doctor del otro lado de la cama, ofreciéndome una extraña bebida en una taza de madera.
La verdad, nunca me habían gustado las atenciones, solo quería levantarme e irme de ese lugar, aunque no tuviese idea de donde rayos me encontraba. Estaba confundido, estaba realmente confundido, mi cabeza no procesaba nada…no podía pensar en nada. Bueno, la verdad es que despertar repentinamente en una cama rodeado de extrañas personas en un extraño lugar sintiéndote como si te hubiera aplastado un camión no es algo que te pasa todos los días...
Intente levantarme pero un estallido de dolor en mi cabeza me tiro de nuevo a la cama. Decidí dejar atrás la arrogancia por el momento y seguir las instrucciones del doctor, después de eso seguro podría regresar a casa.
- Ewww!! Que es esto?! - Dije al probar la bebida con una expresión de asco en mi cara.
- Es una bebida casera a base de hierbas – Dijo el doctor con una gran naturalidad en su voz.
- Cuando se sienta mejor saldremos a caminar. Pronto estará exigiendo muchas explicaciones, así que intentaremos evitar esa molestia diciéndoselo todo de una vez, claro y simple -
Las palabras habían provenido del fondo de la habitación. En una esquina estaba sentado un joven, no se le distinguía el rostro debido a la poca luz que llegaba al rincón donde se encontraba.
Empecé a recorrer el lugar con la vista, estaba en una gran habitación de paredes de piedras y muchas velas iluminaban el lugar, como si estuviese en una época medieval. Algo no estaba bien, era un lugar muy extraño, las personas a mi alrededor vestían ropas extrañas, donde rayos estaba? Algo me decía que no estaba cerca de casa, ni siquiera de mi ciudad...
- Ok, comencemos - Empezó a decir el chico desde la oscuridad - Christopher Moonlight, el caballero de plata, los dioses lo han elegido para luchar por nuestro reino y defender el orgullo de nuestra familia real en la gran batalla de los Mil Años- Concluyo
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- De acuerdo…Escucha “Hombre Misterioso” tendrán que buscarse a otra estupida victima para sus bromitas de T.V solo para elevar el Rating de su patético programa o canal de televisión..yo ni siquiera veo T.V! Me largo de aquí…- Muy equivocados estaban si pensaban que dejaría que me convirtieran en el hazmerreír de todo el país, eso era lo que me faltaba…
No sabia como habían logrado que llegara hasta esa cama pero hasta ahí les había llegado la bromita. Me levante y fui hasta la puerta luchando contra el dolor de cabeza y el poco equilibrio que estaba empezando a recuperar. Abrí las grandes puertas de madera de un jalón y al dar solo unos pasos hacia un gran pasillo un hombre dio vuelta en una esquina y avanzo hacia mí junto con dos grandes guardias a sus costados.