"Goodnight my angel"
La ejecución estaba fijada para las 8 de la noche. Los primeros curiosos llegaron a las primeras horas de la tarde y aseguraban sus lugares, llevando consigo sillas, cojines, comida y a sus hijos.
-¡¡Pobre niño!!- exclamaba la gente al verle pasar -¡La inocente criatura!- Entonces el niño volteó... volteó a ver la gran figura de su eterno amo. Sus ojos eran de un color indefinido, el 'niño' tuvo la impresión de que aquellos ojos le veían.
La gente sentía temor y asco al ver aquella figura pasar; había llegado la hora de que pagara por todo lo que había hecho... por todos aquellos pecados que cometió ...¿Amar? ¿Amar es un pecado?
"Goodnight my angel"...
-¡Kuso!- esa frase no lo dejaba concentrarse. Rechazó el idilio sentimental de padre e hijo, no lo podía aceptar... el NO era su padre. Quedó rota la agradable y acogedora fantasía que había tejido entorno a sí mismo y a su amo. Sintió como en sus rodillas yacía un ser extraño, aquel demonio estaba a punto de pagarlo... pagarlo muy caro.
Las personas se ponian de pie. El momento se acercaba... el final estaba por llegar.
-...- el chico de apariencia dudosa quería deshacerse de aquello lo más de prisa posible. Mientras tanto en medio de un ruido ensordecedor, el corpulento 'demonio' alzaba la vista una vez más a su fiel herramienta.
La estúpida gente festejaba a medida qeu se acercaba su final. Una muchedumbre de muchos miles de personas, congregada en aquel puente acompañaba el espectáculo con entusiasmo, como si se tratase de una boda, y no de una trágica muerte.
Zabuza nuevamente alzó la mirada... No podía creer la posición en la que se encontraba: atado de pies y manos, siendo golpeado por algunos mienbros del escuadrón ANBU, siendo humillado por todas aquellas personas que disfrutaban de aquella representación.
El joven de pália piel, cual objeto de porcelana, siguió con el corazón palpitante a su ser querid, a aquel asesino que lo había hecho prisionero y ahora le atraía irrevocablemente hacia sí mismo.
"...my angel..."
Zabuza vió con claridad que su vida ya no tenía sentido sin la posesión de su amado.
Habían pasado el suficiente tiempo para conocer todas sus particularidades, hasta el más íntimo y sutil de sus pormenores... pero lo dejó ir.
El joven shinobi de cabellera larga dejó escapar algunas lágrimas, lágrimas qeu resbalaron por cada centímetro de sus mejillas sonrosadas.
El jounin volvió a mirarle... esta vez vió la razón del por qué se aferraba a la vida con tanta determinación y terquedad, tenía frente a el su razón de su existir.
-Ya no volverás a sufrir- le decian con cinismo al joven ninja. ¿Sufrir? ¿Cómo se atrevían a decir eso?
Poco después de las 7:30 apareció el Mizukage con sus ayudantes. Aquello estaba por comenzar. El ambiente adquirióo solemnidad. Un viento templado soplaba atrayendo consigo la pura fragancia del joven shinobi.
Sintió su corazón frenético. No podía ver aquello, no podía. No podía ver como el objeto de su amor se desvanecía ante sus ojos y él, sin poder hacer algo... ¿Cómo diablos iba a pagarle su vida? ¡¿Cómo?!.
La gente reclamaba con exaltación que la ejecución diera inicio, querían verlo muerto, deseaban con todas sus fuerzas verle sufrir y agonizar, así como sufrieron sus demas víctimas.
-No puedo verle sufrir...no puedo...- exclamaba dentro de sí mismo.
El Mizukage dió inicio a la ceremonia. El joven shinobi cerró lo más fuerte que pudo sus ojos. Sólo podía escuchar las palabras provenientes del señor Rey... nada más.
Miró los ojos del asesino... de 'su asesino'... luego se volvió y observó cuidadosamente la palma de su blanca mano, la mano que anteriormente había tocado la piel ceniza de la mejilla de su señor, tocaba con la yema de sus dedos un poco de piel de sus labios rosados, los cuales ya habían tenido contacto con los de su amo. Lo podía sentir... sentir un poder mayor que el poder del dinero o el poder del terror o el poder de la muerte...
La mano que había tocado con tanta delicadeza a su amo se la llevó a la nariz y la olfateó. Se sintió melancólico.
-¿Hay alguien en especial de quien desea despedirse?- cuestionó el señor Rey, deseaba cumplirle un último deseo al demonio asesino.
Zabuza le vió, en realidad no había nada que decir... el lo sabía ya.
-...No...- dijo con dolo.
-Bien, sin más preámbulos, demos inicio a la ejecución-
La gente gritaba de la emoción... Pobres tontos... pobre gente que se divierte a costa de los sentimientos de los demás.
Dicho esto, el joven dió la media vuelta y se alejó del lugar.
"angel... no me abandones..."
Mientras más se alejaba de aquel sitio menos escuchaba los gritos de alegría por parte de la gente... los fuegos artificiales... el baile... todo.
En su alma tenebrosa se insinuó de repente una alegría muy agradable y en su rostro brillaba un resplandor de felicidad suave. Él también lo sabía ya, conocía sus sentimientos... fue correspondido. Tal vez fue por eso que no se decidían a levantar la mirada y verse mutuamente.
Haku estaba felíz. Estaba extraordinariamente orgulloso. Sabía que, desde donde quiera que se encontrara, Él le estaría cuidando... por segunda vez había hecho algo por amor.
F I N