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Bokura no love style por Draconifors

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Notas del capitulo:

AAAAY.

Siento haber tardado tanto. Exámenes, notas, celebración de las notas... la dura vida de una estudiante de secundaria xDDD.

En fin, no voy a aburriros más, que sé que estáis deseando leelo, malditas pervertidas! (y si hay algún tío, bienvenido sea al vicio xDDD).

 

El mayor de los gemelos dudó. Cogió con suavidad la barbilla de su hermano y depositó un beso efímero sobre sus labios.

 

- ¡Hikaru! ¡Así no! - se quejó Kaoru, sonrojado -. Como... antes - añadió, antes de volver a unir sus bocas con desesperación.

 

Una fuerza desconocida hasta entonces para él arrastró a Hikaru hacia la cama doble que tenían en su dormitorio, llevándose también al pequeño, que quedó entre las suaves - y carísimas - sábanas y el cuerpo de su hermano, que le daba un agradable calor.

 

En la habitación no se podía oír más que las respiraciones aceleradas de ambos y el sonido acuoso del húmedo beso que compartían.

 

- Hika... ah... ru... - gimió al sentir como su cuello era besado y mordido de manera tan provocativa por su gemelo.

 

Hikaru se separó un momento de él y le observó cuidadosamente unos segundos. Se veía hermoso así, sonrojado, con el pelo alborotado, los ojos fuertemente cerrados, la respiración alterada y los labios entreabiertos para conseguir la mayor cantidad de aire posible. Apoyó la cabeza sobre su pecho, sintiéndolo subir y bajar a trompicones, y, al fondo, el veloz latido de su corazón. El pequeño abrió los ojos y le miró. Sonrió y le dio un beso en la mejilla.

 

- Hikaru, ven.

 

Le agarró y le sentó en la cama, subiéndose sobre él y rodeándole con las piernas.

 

- ¿Qué...?

 

Se calló cuando su hermano hubo lanzado lejos su chaqueta y su corbata y comenzó a desabrochar cada uno de los botones de su camisa. Intentó atrapar sus labios, pero no lo consiguió, porque antes de darse cuenta ya besaba y mordía suavemente sus hombros desnudos.

 

- ¿Crees que esto está bien, Kaoru? - preguntó el mayor.

 

- No lo sé... y, sinceramente, no me importa.

 

Le abrazó y le besó con ternura cuando alguien llamó a la puerta.

 

- Hikaru, Kaoru, ¿estáis ahí?

 

- ¡Es mamá! ¡Corre, métete en la cama! - susurró Kaoru antes de ir a abrir -. Hola, mamá.

 

- ¿Y Hikaru?

 

- Está en la cama - se giró y señaló a su hermano, que les miraba con carita de cordero degollado -. Se empezó a encontrar mal y pensé que lo mejor sería volver a casa.

 

La madre entró, apartando a su hijo, y se sentó en la cama.

 

- Hikaru, cariño, ¿quieres que llame al médico? - preguntó, sacando el móvil.

 

Hikaru se lo quitó en seguida.

 

- Tranquila, mamá, solo fue un mareo. Se me pasará con una siesta. Kaoru cuidará de mí - añadió con una sonrisa.

 

Yuzuha suspiró.

 

- De acuerdo. Pero si necesitáis algo, yo estoy abajo, hoy tengo el día libre.

 

- Sí, mamá - contestaron al unísono los gemelos.

 

Cuando la mujer hubo salido de la habitación, el pequeño cerró de nuevo la puerta y fue hasta su hermano y se metió entre las sábanas a su lado.

 

- Dios... que cerca estuvo - dijo, abrazándole.

 

Hikaru rodó sobre él hasta quedar encima, y lo miró serio.

 

- Quiero hacerte el amor, Kaoru. Aquí. Ahora.

 

El aludido abrió mucho la boca, sorprendido - y a la vez complacido - por oír a su hermano decir aquello tan directamente. Se sonrojó violentamente y apartó la cabeza, azorado.

 

- Mamá está abajo, no podemos...

 

Le calló con un suave beso en los labios.

 

- ¿Por qué no?

 

Al darse cuenta de que no tenía nada que responder a esa pregunta, y del hecho de que le preocupaba más que les oyeran que hacerlo con su hermano, solo dijo:

 

- ¿A que estás esperando?

 

Le puso las manos sobre su pecho, y estas comenzaron, temblorosas, a desabrochar su chaqueta. Hikaru no había retirado sus palabras, pero empezaba a dudar de si estaría a la altura. Y no cubrir las expectativas de su hermano - que, por primera vez, no sabía - y las suyas propias era algo que le daba mucho, mucho miedo. Además, nunca se había acostado con nadie, y mucho menos con un hombre. La teoría la sabía - y lo que no, lo imaginaba -, y tampoco debía ser tan complicado darle placer a alguien que es exactamente igual que tú y a quien conoces perfectamente, ¿no?

 

Cuando hubo retirado suficiente ropa, rodeó su cuello con los brazos y le dio un rápido beso en los labios. Pasó las manos por su torso desnudo en delicadas caricias.

 

- Eres... hermoso.

 

- Soy como tú - respondió, sonrojado por el cumplido.

 

Hikaru agachó la cabeza y lamió uno de sus pezones. Un sensual gemido salió de la boca de su hermano. Satisfecho, continuó repartiendo suaves besos a lo largo de su piel, hasta llegar al límite de su pantalón. Sonrió y se sonrojó al descubrir un bulto en él.

 

Se tumbó a su lado y rodeó sus hombros con el brazo.

 

- Hikaru, ¿qué...? - empezó a preguntar, pero se calló al sentir como las manos de su gemelo desabrochaban su pantalón, y se colaban dentro de su ropa interior -. Hikaru... ah.

 

Atrapó sus labios y le besó con lujuria. De su boca salían gemidos ahogados mientras Hikaru le masturbaba, y su otra mano se enredaba en su pelo, marcando el ritmo de aquel beso. Cuando se separaron, Hikaru esbozó una traviesa sonrisa que le sacó los colores al menor. Le apoyó con suavidad en la almohada y dirigió sus labios a través del cuerpo de su hermano. Besó su vientre y le dio una tímida lamida a su miembro.

 

Kaoru tuvo que aferrarse a las sábanas y morder la almohada para evitar proferir los fuertes gemidos que surgían de su garganta cada vez que veía - y sentía - la suave y húmeda lengua de su hermano repasando sin pudor aquella zona tan sensible de su anatomía. Había pensado en esconder la cabeza, pero no era una opción. Aquello era demasiado morboso como para no mirar.

 

Por su parte, el mayor continuaba repartiendo besos y saliva a lo largo de su miembro. Mordió suavemente su glande y esbozó una sonrisa pícara al oír un agudo grito ahogado por la almohada procedente de su hermano antes de internar la virilidad de su hermano gemelo en el calor de su boca. De nuevo la voz de Kaoru se escuchó en el dormitorio.

 

- Hikaru, me voy a correr - jadeó.

 

Al mayor no le hacía demasiada gracia la idea de que el pequeño terminase en su boca, así que le dio una suave lamida a su miembro y se recostó a su lado, mientras seguía propinándole esas electrizantes caricias que hacían que gimiera descontroladamente una y otra vez. Observó un rato el semblante de placer de su hermano antes de coger su barbilla y besarle en la boca. La respiración agitada de Kaoru a penas daba para cubrir su necesidad de oxígeno en medio de aquel apasionado beso, exhaló un gemido, atenuado por su hermano, al alcanzar el clímax. Dejó caer la cabeza sobre el hombro de Hikaru, extenuado. Besó con suavidad la piel del mayor y le miró con ternura.

 

- Más.

 

Tomó la mano de Hikaru y lamió sus dedos con avidez. Cuando hubieron quedado bien húmedos, se la tendió de nuevo. No había que ser un genio para saber en qué estaba pensando. Tampoco para saber que Hikaru no se haría de rogar. Tomó a Kaoru de la cintura y le dejó de cara a las sábanas. Aún sin moverse de su lado, paseó su mano simulando un par de piernas por toda su espalda y lo que ya no era espalda. El pequeño alzó las caderas, a fin de facilitarle la tarea; la oportunidad fue aprovechada por su hermano para penetrar con uno de sus dedos aquella entrada, hasta entonces virgen. Kaoru levantó la cabeza para suspirar y besar los labios de su amante.

 

- ¿Qué tal? - preguntó el mayor.

 

- Se siente...  - musitó el pequeño, en busca de la palabra correcta - bien.

 

Adivinando las intenciones de su hermano menor, comenzó a moverlo con suavidad e introdujo otro cuando pensó que ya se había dilatado lo suficiente. Kaoru se movió, incómodo, pero luego gimió. En medio de los jadeos que eran expulsados por su boca mientras Hikaru metía y sacaba sus dedos con velocidad, pero con cuidado de no dañarle, dijo, casi sonando autoritario:

 

- Ya, Hikaru.

 

Obedeció sin reparos y sacó los dedos de su cuerpo, deleitándose con el dulce suspiro de su hermano.

 

Tras terminar de quitarse la ropa, se posicionó detrás de él y dio suaves besos a su espalda. No estaba muy seguro de aquello, al fin y al cabo... debía doler. Sí o sí, vamos. De hecho, debía de doler bastante, y se sintió culpable por ser Kaoru quien estaba debajo. Un movimiento demandante de su hermano le bastó para darse cuenta de que seguramente también lo había pensado, pero no le importaba.

 

Lentamente, comenzó a introducirse en su interior. Kaoru se mordió el labio con fuerza, tratando de reprimir las lágrimas que afloraban de sus ojos.

 

- Kaoru... ¿te duele? - preguntó su hermano, apoyando su pecho sobre la espalda del pequeño.

 

- No - mintió, pero sollozó cuando Hikaru trató de comenzar a moverse.

 

Al verse descubierto, se incorporó - haciendo una mueca de dolor - y se sentó sobre su hermano con sumo cuidado. De sus ojos brotaron cristalinas lágrimas, y de su boca un quejido de lamento al notar la virilidad del mayor completamente dentro de él. Se abrazó a su cuello e inició un lento vaivén, intentando acostumbrarse a la sensación. Hikaru apoyó la cabeza en su hombro y abrazó el cuerpo tembloroso de su hermano.

 

- ¿Cómo estás? - preguntó, mordisqueando con delicadeza su piel.

 

Como respuesta, Kaoru emitió un suave gemido. Se levantó y volvió la misma posición en la que se encontraba.

 

- Hikaru...

 

El mayor negó con la cabeza y le dio la vuelta.

 

- Quiero verte.

 

Kaoru se sonrojó, pero no dijo nada. Se limitó a suspirar cuando sintió de nuevo la intrusión de su hermano y a acercarle a él para besarle en los labios.

 

- ¿Puedo? - preguntó el mayor.

 

Asintió levemente. De su boca salían adorables sonidos cada vez que sus movimientos dudosos e inciertos provocaban la fricción entre sus cuerpos.

 

- Hikaru - pidió -. Más. Más.

 

Las embestidas, cada vez menos tímidas, del mayor hacían que Kaoru perdiera totalmente la cordura y buscase desesperado cualquier cosa para contener sus gemidos. Ya fuera la almohada, las sábanas o los dulces besos de su hermano, si así podían ser considerados los rápidos roces de sus bocas. Cuando Hikaru, además, comenzó a masturbarle otra vez, ni siquiera sus labios eran capaces de apaciguarle. Escondió la cabeza en la almohada y tuvo que morderse la mano para acallar sus crecientes gemidos. Por ese motivo, los casi gritos de placer de Hikaru se convirtieron en forzados y roncos jadeos que no tenía donde descargar. Al fin y al cabo, nadie que estuviera en la casa en ese momento, salvo ellos dos, debía saber que se lo estaban montando.

 

- Kaoru... - intentó hablar, pero temía que no fuera capaz de contenerse si abría la boca lo más mínimo.

 

- Dentro... - contestó el pequeño, antes de soltar una sarta de palabras incoherentes.

 

Cogió de los hombros a Hikaru y le atrajo contra sí, en un lujurioso beso, mientras deslizaba sus manos a través del cuerpo de su gemelo. Gimió en la boca del mayor al sentir el espeso líquido en su interior, y él mismo se corrió en las manos de su hermano.

 

Se quedaron un rato así, abrazados, y luego Hikaru salió con suavidad del interior de su hermano. Se tumbó junto a él y le tapó con suavidad con las sábanas, dándole un beso en la frente.

 

- Abrázame - le dijo el pequeño, y Hikaru obedeció -. ¿Qué va a pasar ahora?

 

- No lo sé - murmuró, acariciando su pelo.

 

- Porque... esto... está mal. Y en el Host Club nos preguntarán. Y mamá y papá no pueden enterarse... ni los de verdad ni los del colegio - bostezó -. Nadie puede enterarse.

 

Hikaru asintió y le besó tiernamente en los labios.

 

- Ya lo pensaremos. Ahora duerme.

 

Los ojos de Kaoru se cerraron y enterró la cabeza en el hombro de su gemelo.

 

- Yo... te quiero mucho, hermanito.

Notas finales:

Creo que voy mejorado, ni son dos niños violando a otro ni una historia ñoña xDD.

 

Ah, y creo que ya sabéis lo que me gusta que me mimen, así que... si os ha gustado - y si no, admito y pido, por favor, críticas constructivas -... dejadme un reviewcito para que me ponga contenta n_n (qué mal suena... maldito castellano xD)


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